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Tras de cursar la enseñanza primaria en Tréveris, Marx estudió primeramente en la

Universidad de Bonn y luego en la de Berlín, donde perteneció al grupo de tendencia


revolucionaria de los discípulos del filósofo alemán Hegel que eran conocidos con el
nombre de “jóvenes hegelianos”. Egresado de la Universidad, escribió la tesis para su
doctorado sobre el tema: La diferencia entre la filosofía de la naturaleza en Demócrito y
Epicuro. En este trabajo tenía todavía posiciones idealistas. Marx defendió brillantemente
su tesis doctoral y volvió de Berlín a Bonn, de donde, a fines de 1842, se trasladó a
Colonia, entrando a trabajar allí como redactor jefe del diario La Gaceta Renana, órgano de
la burguesía radical.
En septiembre de 1844, tuvo lugar en París el encuentro entre Marx y Engels, comenzando
desde entonces su lucha en común por la causa de la clase obrera. En 1845 publicaron en
colaboración La Sagrada Familia, libro dirigido contra el jefe de los jóvenes hegelianos,
Bruno Bauer y consortes. En la Ideología Alemana, escrita en 1845-1846, Marx y Engels
exponen, ya formada, su nueva teoría del comunismo científico.
Filosofía Marxista
La filosofía marxista en su concepto, se ocupa de la naturaleza misma del marxismo,
excediendo el campo tradicionalmente ocupado por la filosofía. Para dar el aspecto
filosófico marxista o materialista dialéctico, es la lucha en contra de lo idealista y dualista
por ser considerados como arma de la burguesía para debilitar el poder del proletariado, en
las cuales hay varias tesis:
La existencia de una materia independiente al pensamiento, considerado como materia
consciente.
El desarrollo de la materia consciente por oposiciones o negados sucesivos.
Una extensión de ese materialismo dialéctico es el materialismo histórico, que lo pone en
orden a la vida social determinado por las contradicciones en los modos y relaciones de
producción, por lo que se desemboca en la lucha de clases, aplicado a la economía
preconizada en el socialismo científico de Marx.
Filosofía marxista soviética
En la Unión Soviética, la filosofía marxista estuvo en el proceso de construcción de la
revolución rusa y posteriormente, del estado soviético en la lucha contra los vestigios del
zarismo. Pese a ello, Lenin no solo hizo énfasis en el desarrollo revolucionario a nivel
político, sino que por el lado filosófico, ya se estaba sentando las bases del materialismo en
el seno del desarrollo del socialismo.
Con ello se implementaban el desarrollo de los temas más trascendentales de la edificación
de la sociedad socialista partiendo desde la filosofía marxista en el marco económico,
científico, filosófico, social y cultural.
Después de la muerte de Stalin y el relevo de sus sucesores, se procedió a establecer nuevos
planteamientos en el marco de la filosofía marxista de caracteres objetivos y profundos que
han ocupado un destacado papel en la herencia filosófica de Lenin, aunque condicionada
por los lineamientos del Partido Comunista que los llevaría hacia el paso del socialismo al
comunismo como la superación de problemas que ya procedían del régimen anterior y los
progresos de la clase proletaria en todos los aspectos.
El estudio de la filosofía marxista en los años posteriores a 1960 y hasta el final del
régimen soviético, se han enfatizado más que bien en las relaciones de la filosofía y el
materialismo con base al estudio del libro de Marx El Capital, la lógica, la estética, la
ciencia, el lenguaje y la moralidad en el marco de la sociedad comunista del cual en
términos realistas no se concretaría en establecer debido a los problemas del régimen
soviético en los planos interno y externo. Aun así se contribuyó a dar análisis y aplicaciones
a todas las cuestiones dirigidas a mejorar el marxismo en Rusia.

Hay diversos representantes de este campo en el régimen soviético como Nikolái Bujarin,
V.N. Sarabianov, F.V. Konstantinov, I.V. Kuznetsov, S.A. Ianoskaia entre otros para citar.

Filosofía marxista europea


La Escuela de Fráncfort, agrupada en torno a Theodor Adorno, Max Horkheimer y Jürgen
Habermas relanzan algunos aspectos del marxismo según la interpretación antisoviética,
pero quién los haría célebre es Herbert Marcuse, que condena mediante referencias precisas
al comunismo soviético, y sienta como base las oposiciones al capitalismo y al sistema
tradicional de educación estudiantil. Mediante la crítica a la sociedad y a las nuevas formas
de alienación, cosa que ha estudiado Adorno y Harheimer en el campo sociológico y la de
la personalidad autoritaria en el caso de Marcuse. Todo ello, sobre los cambios de la vida
pública occidental desde 1945, se está de acuerdo en estudiar las transformaciones de las
superestructuras típicas de la sociedad capitalista, tanto políticas como intelectuales. En el
seno de la refundación de los conceptos del materialismo histórico en la comparación y
situación de las tesis relativas entre la filosofía clásica y el marxismo.
La redefinición del marxismo como concepto filosófico-científico se debe a Antonio
Gramsci, quién de la inspiración leninista, preconiza de hecho a la constitución de un
campo interior en la historia científica marxistaalista en el Estado económico de bienestar
preconizado por John Maynard Keynes y el oriente soviético estalinista, cosa que en esta
última es juzgada como caricatura.
Ernst Bloch, de su impresión de diversidad y adhesión original al marxismo, en su
meditada renovación en el campo de lo posible y de lo utópico, postulando un marxismo
crítico contra las nuevas realidades en el campo del socialismo soviético posestalinista y el
naciente neoliberalismo. Pero además, plantea una metareligión fundada como el
pensamiento del sustrato de toda religión, mientras que el marxismo sólo sería el explosivo
en definición con el mesianismo escatológico.
La filosofía marxista europea terminó diluyéndose tras la caída del Muro de Berlín y la
desintegración de la URSS. No supo desarrollar un marxismo abierto a la religión, como
sugería el programa de Bloch, libre de la tiranía dialéctica, como pretendía Marcuse, y
distanciado del cientificismo, como resultaba de los análisis de la razón instrumental por la
escuela de Frankfurt. El marxismo europeo se anquilosó y sucumbió a la hegemonía de la
ideología neoliberal.
Filosofía marxista peruana
Sin duda alguna es José Carlos Mariátegui una de las figuras más sólidas del materialismo
dialéctico e histórico en toda América Latina. Este peruano fundó en la década de los 30,
del siglo XX, el Partido Socialista del Perú y la Central de los Trabajadores del Perú (CTP).
La izquierda peruana nacía enterrando el idealismo del 900 y sepultando políticamente a
una generación sin arrastre popular. Si la Generación Arielista aportó el enfoque peruanista
su reformismo nacionalista resultó infecundo en 1931, ante el revolucionarismo del
marxismo y del aprismo y la solución militar dictatorial de la plutocracia extranjerizante.
Mariátegui aplicó su filosofía marxista al estudio de los problemas concretos del Perú, su
obra más importante es "7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana" una obra, que
en esencia, trasciende todos los tiempos por la lucidez de su análisis y por los problemas
que, desde hace décadas atrás, se encuentran sin resolver en el Perú.
El mariateguismo también pone énfasis en el problema del indio, de la tierra y no comparte
el anticlericalismo de González Prada, reivindicando el papel del mito como categoría
revolucionaria. Postura distinta que precursa a los posteriores corifeos del marxismo en el
Perú que abogarán por una nación atea.
Desde los años 70 la filosofía marxista fue asentándose en la cátedra universitaria de las
universidades nacionales con los cursos de materialismo histórico y materialismo
dialéctico, pero a pesar de ello no afloró ninguna expresión teórica original. En San Marcos
el profesor Raimundo Prado encabezó un marxismo aburgueasado sin fibra revolucionaria
ni pasión teórica. El resultado era previsible, toda una generación enfangada en la
repetición de un dogma estéril y sin adaptación a nuestra realidad. Simplemente se siguió el
dictak moscovita, maoísta y del mariateguismo quedó el clisé. Fue toda una generación
perdida en la repetición del marxismo importado desde Pekín, Moscú u otra moda
imperante. La universidad peruana fracasó en el intento de revivir el pensamiento marxista
de Mariátegui y en su lugar generó estancamiento y retraso teórico.
En la década de los 80 y 90 el Perú también conoció la versión insurreccional del marxismo
maoísta del Partido Comunista "Sendero Luminoso", encabezado por el profesor de
filosofía Abimael Guzmán. Éste enarboló la lucha armada argumentando que reconstruía el
mariateguismo repudiando todo oportunismo, revisionismo y cretinismo parlamentario. Su
captura en 1992 coincidió con el repliegue comunista en el mundo y significó la derrota
ideológica del marxismo. Desde entonces las elecciones presidenciales en el Perú
favorecieron a candidatos de centro izquierda.
En una palabra, la filosofía marxista en el Perú ha perdido su rol original y orientador que
tuvo con Mariátegui, y hegemónico que conoció en la década de los 70. A pesar de la
presencia del postmarxismo sobrevive una versión marxista que viene de la guerra fría, y su
notorio retraso teórico y falta de autocrítica ha favorecido el avance de las filosofías
analíticas, postestructuralistas, semióticas y posmodernas.

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