Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Desafios Del Pensamiento Critico TomoII
Desafios Del Pensamiento Critico TomoII
Pensamiento Crítico
Colección de Memorias
del Décimo Congreso Ecuatoriano de
Sociología, Ciencias Sociales y Políticas.
Autoridades:
Dr. Fernando Sempértegui Ontaneda, PhD.
Rector de la Universidad Central del Ecuador
MSc. Francisco Hidalgo
Decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
PhD. Rafael Polo
Subdecano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
Dr. Patricio Sánchez
Decano de la Facultad de Jurisprudencia
Consejo Editorial:
Napoleón Saltos (Director) Rafael Polo (Codirector) Francisco Hidalgo (Codirector)
Adrián López (Editor) Alicia Castellanos - México Eduardo Subirats - España
Beatriz Miranda - Holanda Benjamín Mayer - México Enrique Ayala - Ecuador
Eduarso Grunner - Argentina José Elías Palti - Argentina Luciano Concheiro - México
Francisco Rohn - Ecuador Roberto Follari - Argentina Jairo Estrada - Colombia
Francois Houtart - Bélgica Jorge Acanda - Cuba
Equipo Editorial:
Rossi Godoy Estévez • Darío Terán Pazmiño • Estefanía Carrera Apolo • Daniela Barreiro Martínez
Resumen
Abstract
This research looks at the work of several social researchers on the subject of urban
space, heritage and social struggles that have been generated from these elements,
in order to understand what has happened in the Historic Center of Quito around the
patrimonialization process.
This research highlights the importance of analyzing from a heritage critical pers-
pective as well as the, interests behind the actions to save the material heritage, and
the social impact of these.
15
Patrimonio, espacios sociales y luchas: el Centro Histórico de Quito
Introducción
David Harvey (1998) dirá que el espacio no es solo un producto del devenir histórico
sino un productor de la experiencia por la cual aprendemos quiénes somos y qué somos
en la sociedad, para este autor el espacio es un producto social con gran importancia
económica, cultural, psicológica y simbólica. En relación a este planteamiento se debe
comprender el espacio y sus distintos ordenamientos simbólicos como un territorio cons-
truido social y culturalmente, por lo tanto constantemente modificado por las prácticas de
los sujetos, sin embargo la ciudad no solo es un espacio contenedor de procesos sociales
y culturales, sino que también participa activamente en su construcción.
A partir del siglo XIX, se empezaron a generar grandes procesos de urbanización a
nivel mundial, por lo que la experiencia humana paulatinamente fue relacionada con
un territorio específico y con un tipo de experiencia calificada como urbana. Mongin
(2006) establece que el espacio urbano se ha configurado en un contenedor donde
se liberan intercambios, experiencias y prácticas específicas, las que valorizan a la
praxis, el movimiento y la actividad. En consecuencia, la ciudad será una forma que
hace posible una experiencia particular que remite a la pluralidad del espacio pú-
blico. Esto implica la posibilidad de la participación, de la igualdad y del conflicto,
el espacio es por tanto político, en este se puede experimentar una vida mediante la
deliberación, las libertades y la reivindicación igualitaria.
La intención de esta ponencia es presentar una aproximación crítica al debate que
gira en torno al tema del patrimonio y las prácticas de la vida cotidiana o los usos
sociales de estos espacios de la ciudad que son calificados como patrimoniales, ya
que se considera que este discurso1 sobre el patrimonio atenta contra la experiencia
que debe generarse en lo urbano.
Se entiende al patrimonio como “una cualidad que se atribuye a determinados bienes o capacidades,
que son seleccionados de acuerdo a jerarquías que valorizan a unas producciones y excluyen otras”
(Rosas Mantecón, 1998, p. 6). La categoría de que un elemento, una práctica, una construcción, etc.
sea patrimonial no es, por tanto una realidad que exista por sí misma, sino que es una construcción
social, por tanto histórica, que es creada a través de un “proceso en el que intervienen tanto los
distintos intereses de las clases y grupos sociales que integran la nación, como las diferencias
históricas y políticas que oponen a los países” (Florescano, 1993, p. 10).
El pasado, por tanto, al ser seleccionado como parte del patrimonio de una nación
es escogido, reconstruido e interpretado desde intereses determinados en el presente
y cuando este proceso ocurre, adquiere un sentido de naturalización y todo el proce-
so de patrimonialización queda oculto. Llorenc Prats (1997) ha llamado a este pro-
ceso “activación patrimonial”, a través de la cual se escogen determinados elementos
culturales o naturales, se les expone y sacraliza y se propone entonces una versión
de la identidad que genere adhesiones. Este autor nos dice que estas activaciones pa-
1
Entendiendo discurso como una creación de quien lo emite que surge del contexto que lo rodea y de su propio
interior, dando lugar una nueva realidad: la que construye quien hace el discurso.
16
Cultura, sociedad y poder en América Latina
trimoniales generalmente son realizadas por el Estado, sin embargo también pueden
ser realizadas desde el sector privado o la sociedad civil, siempre y cuando exista una
fuerza social capaz de activar el patrimonio.
García Canclini se refiere al patrimonio como un espacio de disputa “económica,
política y simbólica” (2005), que genera contradicciones en su uso, por tanto, las
desigualdades en la formación y apropiación del patrimonio demandan estudiarlo
no solo como cohesionador nacional o generador de identidad, sino también como
espacio de pugna y negociación social.
Para abordar este tema me interesa ver la situación que se vive en el Centro His-
tórico de Quito2, escenario donde diferentes actores constantemente ponen en juego
y disputa varios discursos y representaciones sobre un universo simbólico materiali-
zado en los usos y los significados que se atribuyen a estos espacios de acuerdo a las
diferentes experiencias e intereses.
2
Especialmente aquellos espacios que serán parte del corredor turístico planificado por el Municipio de Quito,
que iniciará en San Diego, pasará por el bulevar de la 24 de Mayo, también incluirá a La Ronda y otros espacios
“recuperados” del Centro Histórico de Quito.
3
Grandes casas o “casonas” coloniales, cuyos dueños hacen negocio alquilando los numerosos cuartos que las constituyen
a varias familias. En el sector del Centro Histórico existen varias de estos “conventillos ” dedicados al arrendamiento;
según datos tomados del estudio de Doormalen y Weerdenburg (2005), hay un aproximado de 747 casonas repartidas
entre los barrios de La Loma, San Marcos, La Tola, San Blas, González Suárez y San Roque, la imagen que se presenta de
uso del suelo de las casonas es: “la planta baja debería servir de uso comercial, el primero de uso residencial o uso mixto
[residencial y comercial] y el tercer piso se destinaría solo para uso residencial” (Ibidem: 8). En estos lugares vive gente
de escasos recursos económicos, no exclusivamente indígena, pero en la investigación de Doormalen y Weerdenburg se
determinó que un alto porcentaje de los habitantes de las “casonas” son indígenas y campesinos. (Ídem)
17
Patrimonio, espacios sociales y luchas: el Centro Histórico de Quito
Las clases medias y las élites quiteñas, produjeron distintas prácticas de separación
y aislamiento4, con la finalidad de distinguirse de los grupos que no poseían igual
capital económico, social y cultural.
El hecho más relevante y notorio a partir de esta época es el crecimiento de Quito en
su forma longitudinal (ver Mapa 1), con una connotación aparentemente segregacionis-
ta: mientras la gente adinerada se va desplazando desde el Centro hacia el Norte (en la
configuración de un Quito moderno), los barrios marginales se ubican desde el Centro
Histórico hacia el Sur de la ciudad. Todo este proceso de modernización de la ciudad
tiene como propósito fundamental borrar de su fisonomía toda huella que delatara per-
vivencias indígenas, rurales o provincianas. Kingman se refiere a que muchas ciudades
sufren un proceso de “blanqueamiento” hacia los 50 y 60, tiempo durante el cual se
fue “imponiendo un tipo de cultura y colocando al resto en situación vergonzante”
(Kingman, 1992, p. 38).
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Carrión et ál. (1978) y MDMQ (2014)
4
El aislamiento y la separación son tanto físicos como sociales (Kingman: 2006).
18
Cultura, sociedad y poder en América Latina
Es entonces cuando se instauran una serie de políticas que buscan incidir en “(…)
las zonas del Centro Histórico con un alto índice de deterioro en diferentes aspectos:
sociales, económicos, urbanos, arquitectónicos y en los que se requiera de una serie
de proyectos específicos y de gran inversión pública y privada, (…) tal es el caso
de San Roque y la Tola” (Ibíd., p. 18). Cabe señalar, que este tipo de intervenciones
no son una rehabilitación urbana sino una regeneración5, donde la comunidad no es
tomada en cuenta en las decisiones sobre las distintas intervenciones y de ninguna
manera es un agente fiscalizador sobre las intervenciones que suceden en este terri-
torio específico (Salgado, 2008).
A partir de este momento las políticas de intervención y regeneración del espacio
histórico de Quito pretenden generar nuevas dinámicas cotidianas en estos espa-
5
La Regeneración urbana, se construye a través de criterios morales, valores estéticos, y criterios de distinción
y clasificación social. En este sentido es importante señalar, que si existe la intención de regenerar un espacio
urbano, debe establecerse que espacio de la urbe esta “degenerado” (Salgado: 2008).
19
Patrimonio, espacios sociales y luchas: el Centro Histórico de Quito
cios que han sido considerados en el imaginario de la ciudad como espacios inhós-
pitos, “mal oliente[s], sucio[s], pobre[s] y peligroso[s]” (Diario Ultimas Noticias,
30/05/2005, refiriéndose al barrio de San Roque), “contaminados o contaminantes”
6
y por lo tanto espacios que necesitan ser recuperados y que justifican políticas de
seguridad y control que se encuentran ligadas a los discursos de patrimonialización
y renovación urbana7.
La renovación como búsqueda del deber ser de los espacios y sus habitantes
La palabra renovación proviene del latín renovare, que significa rehacer, reestablecer,
reparar. En el origen mismo del término se encuentra definido que el carácter de esta
acción, la que es sobre un objeto anterior o del pasado que se quiere transformar para
un nuevo fin. La búsqueda de la renovación, por tanto pone en marcha dos elementos
distintos: lo antiguo y lo moderno.
Juan Toledo (2012) señala que esta contradicción ocasionó que existan dos
corrientes opuestas de renovación. La primera privilegia a lo moderno sobre
lo antiguo (funcionalismo). Esta visión se fundamenta en que las expresiones
arquitectónicas de la modernidad son un símbolo de lo actual y del futuro, y por lo
tanto están al margen de lo tradicional. La segunda jerarquiza lo antiguo sobre lo
moderno (conservacionismo), enfatizando el carácter patrimonial de las edificaciones
de acuerdo a su relevancia estética e histórica.
Toledo explica como en el caso de la Ciudad antigua o Centro Histórico de Quito,
hasta la década de los setenta primaba la primera visión y la segunda se implementa
desde los inicios de la década de los ochenta hasta la actualidad (ibíd.).
El patrimonio, por tanto, se configurará en la selección de la vieja cultura que
determina la importancia del espacio. Es necesario mencionar que todas las ciudades
que, como Quito, fueron declaradas como Patrimonio Cultural de la Humanidad,
tienen la obligación de salvaguardar los bienes declarados como patrimoniales. De
esta manera, las urbes patrimoniales, construyen dispositivos y políticas que intentan
salvaguardar la “memoria” del lugar.
Justamente la renovación urbana pone énfasis “en el rescate de una tradición
y una memoria” (Kingman 2005, p. 97). Esta opera a través de una idea histórica
de patrimonio (la memoria), la que tiene un carácter arbitrario, tanto en su noción
como en su ejecución, lo que, a decir de Kingman (ibíd.), provoca una pérdida del
sentido histórico. Sería importante decir que este es el modelo de intervención que
se utiliza en el Centro Histórico de la ciudad, y tiene por objetivo, conservar de
6
Pese a que Kingman (2012) nos muestra que, según las estadísticas del Observatorio de Seguridad Ciudadana,
los índices de peligrosidad en la ciudad son mucho más altos en la zona norte de la ciudad que en el Centro
Histórico, en cuanto a delitos contra la propiedad y violencia sexual.
7
A la que se ve como un objetivo a alcanzar inevitable e incuestionable.
20
Cultura, sociedad y poder en América Latina
manera estática una idea de tradición o herencia cultural determinada desde unos
intereses particulares.
Estos discursos se vuelven concretos en políticas y prácticas -como el cambio en
los usos sociales del suelo y en la composición poblacional de los sectores-, y tienen
un contenido político y sociocultural, donde priman los intereses de aquellos que
hacen las políticas (Kingman, 2012). Asimismo estos discursos, políticas y prácticas
tienen un contenido étnico y de clase que generalmente no son problematizados, pero
que se evidencia en el desplazamiento y expulsión de población de sectores sociales
a los que se llama “clases populares”, de los lugares “recuperados” justificado por
una racionalidad técnica, pero sin ningún tipo de sensibilidad ante la realidad de la
población que se busca expulsar.
Los procesos de vaciamiento de ciertos barrios “modernizados” han provocado la
disminución paulatina de la población “originaria” y en muchos casos la sustitución
por grupos sociales, con mayor poder adquisitivo. Frente a estas dinámicas cabe
preguntarse, ¿cuál es el interés particular de recuperar estos espacios, recuperarlos
de qué o para quién?
Cuando desde las políticas públicas y de gobierno de la ciudad, se miran los distintos
elementos que la organizan de manera separada se tiende a desdibujar la presencia y
participación de quienes viven la ciudad en su cotidianidad, además esta presencia
se ve estigmatizada, como en el caso de barrios como San Roque, la Ronda o la 24
de Mayo, por tratarse de población indígena o mestiza pobre.
Este imaginario de los espacios “degenerados” de la ciudad se hacen eco en los
medios de comunicación, que hablan constantemente de la necesidad urgente de
“regeneración”, de espacios calificados como “decadentes”, un ejemplo de esto es
una noticia referente al barrio de San Roque y su mercado, donde se habla de la pre-
sencia de “hordas de campesinos que se dedican a libar” (Diario Ultimas Noticias,
30/05/2005), en los alrededores del mercado y otros males que afectan a los vecinos
“decentes” del sector. Resulta interesante el calificativo de “hordas de campesinos”,
ya que por un lado se hace referencia a un populacho y por otro se desconoce la
situación actual urbana de los indígenas, pues se los continúa asociando al campo.
Parecería tratarse de una forma instrumental de intervención que poco tiene que ver
con los intereses reales de conservación del patrimonio edificado y sobre todo de respeto
y mejoramiento de los habitantes de dichos espacios, por el contrario son instrumentos
que privilegian a la inversión privada. Como vemos actualmente el Centro Histórico se ha
convertido paulatinamente en un espacio de turismo de élite, con hoteles de 4 y 5 estrellas,
cuyos precios por noche fluctúan entre $150 a $300; restaurantes de lujo, cuyo costo por
plato está entre los $15 a los $50; espacios que privilegian la alta cultura y que desplazan
a la población que ha vivido y construido el Centro Histórico de Quito desde hace más de
70 años. Según el Plan integral de revitalización del Centro Histórico de Quito (2012), al
momento se cuenta con 500 camas disponibles en la zona y la idea es tener 2000 camas
para mejorar la oferta turística. También se evidencia el elevado costo de los inmuebles
21
Patrimonio, espacios sociales y luchas: el Centro Histórico de Quito
Bibliografía
23
Patrimonio, espacios sociales y luchas: el Centro Histórico de Quito
Otros documentos
Entrevistas
24
Cultura, sociedad y poder en América Latina
LA PRESENCIA DE NARCISO EN EL
CINE ECUATORIANO RECIENTE
Resumen
Abstract
1
Conocemos que por la crisis económica que atraviesa el país, los primeros recortes que se hacen al presupuesto
general del Estado van dirigidos al sector de la cultura, en este caso específico, a los aportes que el CNCine hace
a la realización de productos audiovisuales. Este recorte está previsto con más de un sesenta por ciento de sus
fondos concursables, lo cual imposibilitará la producción de varios proyectos en el sector cinematográfico para
el 2016 y los siguientes años.
2
Desde el discurso económico y geopolítico se entiende como Tercer mundo a “las naciones y “minorías” co-
lonizadas, neocolonizadas o descolonizadas cuyas desventajas estructurales han sido modeladas por el proceso
colonial y por la desigual división del trabajo internacional” (Shohat y Stam, 2002, p. 44).
3
En adelante SOSP.
4
En adelante MNHCC.
26
Cultura, sociedad y poder en América Latina
5
Cfr. Jean-François Lyotard, La condición posmoderna: informe sobre saberes. Para Lyotard, los metarre-
latos son los grandes discursos emancipatorios producidos en la modernidad occidental para legitimar el
poder. Con la idea de la muerte de los metarrelatos se abre la posibilidad de narrar las pequeñas historias,
en el cine esto tiene que ver con el advenimiento de un cierto tipo de narraciones como es el caso del no
relato y las pequeñas historias.
27
Narciso frente a la pantalla. El cine ecuatoriano postmoderno
Teniendo como base las ideas arriba desarrolladas, intentaremos mostrar como
las películas seleccionadas siguen estos patrones e incluso proponen nuevas catego-
rías. Comenzaremos con el análisis de los personajes principales, en algunos de los
casos son los narradores -utilización de la voz en off- como es el caso de Francisco
(Paco) Chávez [Interpretado por Francisco Savinovich] (MNHCC), y Lucas Franco
[Interpretado por Enzo Macchiavello] (SOSP6). También están: Miguel Hernández
(Interpretado por Francisco Baquerizo) de Saudade, y Juan Pablo (Juanpi) Landívar
[Interpretado por Juan Manuel Arregui] de Feriado. A simple vista podemos advertir
que todos los personajes son masculinos. Los tres primeros heterosexuales y el últi-
mo, Juanpi, termina aceptando su homosexualidad. En cuanto a las edades podemos
determinar entre los 16 años y 25 años, esto se muestra en el comportamiento de
estos personajes, en muchas ocasiones irresponsables, como el estereotipo de
adolescente que ha construido el cine y la televisión7.
Continuando con rasgos más específicos de los personajes, todos son mestizos
con el predominio de elementos caucásicos: blancos, altos, cabello y ojos claros.
Pertenecen a una clase social acomodada: viven en casas propias, en algunos casos
con piscina, no tiene necesidad de trabajar, y el dinero no es una prioridad para
sobrevivir. Esto determina que estas películas se alejen de los presupuestos del
Tercer cine, no es un cine de la pobreza (estética del hambre).
Existen ciertas excepciones de personajes principales en la filmografía ecuatoriana de
entre los años 2012 al 2014 que abandonan el patrón propuesto, tal es el caso de Manuela
[Interpretada por Eva Mecham] en la película En el nombre de la hija (2012) de Tania
Hermida, es una niña que mantiene los elementos caucásicos antes mencionados y es
parte de la clase social acomodada. En contraste, el personaje de Lucía [Interpretado
por Vanessa Alvario] de No robarás… (a menos que sea necesario) (2013) de Viviana
Cordero, este personaje es una adolescente, mestiza con rasgos indígenas (ojos rasgados
a lo mongólico, cabello oscuro y piel morena), perteneciente a la clase social pobre.
Podemos resumir que los aspectos que llevan a clasificar este corpus de películas
dentro de lo que se considera como cine postmoderno son: si unas de las consignas
de lucha entre los años 60 y 70 fue Tierra, patria y libertad, la postmodernidad se ha
alejado proponiendo nuevos ideales que se resumen en sexo, drogas y rock and roll.
6
Al tratarse de una película coral, en la que intervienen varios personajes, es complicado establecer si Lucas es o
no el protagonista, para efectos de esta investigación se tomará a este personaje para analizarlo.
7
El mercado del cine busca construir sus narrativas tomando como base personajes jóvenes (léase adolescentes),
pues es el grupo etario que mayor concurrencia tiene a las salas de cine, sobre todo las grandes cadenas como en
el caso de nuestro país: Multicines o Cinemark.
28
Cultura, sociedad y poder en América Latina
dad del aquí y el ahora, y esto incide no solo en los valores, sino también en la relaciones del sujeto
con lo que ha llamado los “referentes fuertes” (sexo, violencia, muerte), objetos problemáticos en
torno a las cualidades cristalizan los imaginarios sociales y que el sujeto ha integrado en su universo
cotidiano (Imbert, 2010, p. 16).
La cuota en pantalla de sexo gratuito que presentan estas películas está subido
de tono. Se vuelve usual que los personajes mantienen relaciones sexuales, que
en ocasiones se trata de una traición a sus parejas: Antonia y Martín8 (SOSP),
Paco y Lucía (MNHCC); relaciones sexuales entre hermanastros, rayando casi
en el incesto: Manuela y Miguel (Saudade), y relaciones homosexuales, que no
se muestran en pantalla: Luis y Rodrigo (MNHCC). El tratamiento estético del
cuerpo tiene que ver con su perfección, exaltando el culto a lo corporal, propio
de la postmodernidad. Por otro lado según nos muestra Imbert, en su obra Cine
e imaginarios sociales. El cine postmoderno como experiencia de los limites
(1990 2010), el cuerpo dentro de la estética cinematográfica postmoderna lo re-
presenta como producto del mal-estar y la ambivalencia, un cuerpo mal herido,
un cuerpo fragmentado, en el que las huellas de los conflictos y el paso del tiem-
po son muy marcadas.
La película Mejor no hablar (de ciertas cosas) es una alegoría a las adicciones, el
protagonista y narrador, Paco Chávez, cuenta como todos los miembros de su familia
tienen un vicio por ciertas drogas, legales e ilegales. La base de cocaína es la droga
ilegal sobre la cual gira el problema central de la película, Paco y su hermano Luis
son completamente adictos a esta droga. El consumo de drogas también es tema de la
película Sin otoño, sin primavera. Lucas, se vuelve adicto a las pastillas para dormir,
que le distribuye ilegalmente Paula. Así como los “porritos inocentes”, expresión
utilizada por Orellana y Martínez (2010, pp. 99-102), que intentan pasar como una
cuestión normal de consumo entre los adolescentes, tal como se retrata en Saudade,
nos muestran ese intento de huir de la realidad con las drogas, y crear mundos más
seguros, paraísos artificiales, en los cuales pueden ser felices estos personajes por
breves instantes.
En la actualidad el rock se ha constituido en toda una cultura. No sólo abarca la
música, sino todo un estilo de vida así como otras culturas urbanas. Tanto SOSP
8
A criterio de Christian León, “la escena de sexo entre Antonia y Martín, a mi modo de ver el mejor polvo de
toda la historia del cine nacional” (2013). Según el autor la mojigatería y la tortuosidad ha sido frecuente en las
producciones nacionales con tratamiento de lo sexual, por lo que SOSP vendría a romper con esta condición.
29
Narciso frente a la pantalla. El cine ecuatoriano postmoderno
como MNHCC giran en torno al punk9, incluso la primera es conocida como “una
balada punk”. En todas las películas que analizamos este factor común es fácilmente
identificable en escenas que presentan conciertos de bandas de estilos que van desde
el punk hasta el heavy metal, al igual que las bandas sonoras el ritmo privilegia-
do es el rock (bandas nacionales: Las vírgenes violadoras, Niñossaurios, Camareta,
Guardarraya, Naagrum, etc., y la banda internacional Los ilegales de España). Esto
enmascara la idea de que la cultura del rock (punk o heavy metal) da el espacio de
expresión apropiado a los sin voz, es otra forma de romper las reglas de la sociedad
o escapar del sistema.
La memoria histórica en varias películas es importante para reconstruir los hechos
que han marcado la vida de los personajes. La Segunda guerra mundial, en casi todos
los países de Europa, el caso de España con la Guerra civil y la dictadura de Franco,
y los golpes de Estado y dictaduras en los países de América Latina, se han conver-
tido en episodios traumáticos de la memoria colectiva que son condenados por haber
vulnerado los Derechos Humanos.
En Ecuador, su historia no ha registrado dictaduras tan represoras y supresoras de
los Derechos Humanos como otros países de América Latina (Chile y Argentina) y
España con Franco. Se puede reconocer episodios en la historia ecuatoriana que han
resultado traumáticos para sus habitantes. Un punto de referencia histórico es el Fe-
riado bancario ocurrido en 1999, bajo la presidencia del electo por votación popular
Jamil Mahuad. Este fenómeno empujó a miles de ecuatorianos a protestar en las
calles por su dinero y así Mahuad fue defenestrado. Para los primeros meses del año
2000, la crisis económica obligó a Ecuador a cambiar su moneda nacional, el Sucre
por el Dólar americano (Dolarización). Estos sucesos tuvieron como consecuencia
una gran ola migratoria hacia el destino privilegiado por varios años, los Estados
Unidos de América, y también se buscaron nuevos destinos como España e Italia.
El Feriado bancario y la dolarización agravó la condición de las clases menos
favorecidas, mientras las clases pudientes despuntaron tanto económica como políti-
camente. Un pálido reflejo de este problema lo podemos ver en la película de Víctor
Arregui, Fuera de Juego (2002). En el cine actual, dos películas han tomado el suce-
so del Feriado bancario como marco de referencia histórica de sus narraciones. Sus
personajes al pertenecer a una clase social acomodada, no sufren las precariedades
9
Uno de los himnos postmodernos que con mayor exactitud que muestra el vacío existente en estas producciones
cinematográficas ecuatorianas es la canción Simón de Los propios, de la película Mejor no hablar (de ciertas
cosas): “¿Qué nos cuenta?, ¿qué propone?, la respuesta es nada. Yo voy con Simón, tú vas con Simón, él va con
Simón, todos con Simón. Simón (x8). Yo voy con Simón, tú vas con Simón, él va con Simón, todos con Simón.
Simón (x8). Yo soy Simón, tú eres Simón, él es Simón, ella es Simón. Simón (x8). ¿Dónde está Simón? Llámalo
a Simón. ¿Dónde está Simón? Ahí está Simón. Vente Simón, vente Simón. Simón. Ya murió Simón, pobre Si-
món. Simón (x3). Yo soy Simón (x8). Pobre Simón. Valen verga, Simón”.
30
Cultura, sociedad y poder en América Latina
10
Irónicamente interpretado por el hijo del director de Fuera de juego, Víctor Arregui, Juan Manuel Arregui.
31
Narciso frente a la pantalla. El cine ecuatoriano postmoderno
11
Caso peculiar es el de Carlos Reygadas, director y guionista mexicano, que en películas como Japón (2002) y
Batalla en el cielo (2005) trabajó con actores no profesionales, con gente de aspecto común, cotidiano, que no
están dentro de los cánones de la belleza física occidental.
12
Tomando la idea de Z. Bauman sobre el Amor líquido, Orellana y Martínez explican: “Quienes practican <<rela-
ciones líquidas>> buscan sexo sin consecuencias, o mejor dicho, sin teleología, es decir, sin un fin que vaya más
allá de la pura actividad fisiológica, hermética y sin significado, a-relacional” (2010, p. 124).
33
Narciso frente a la pantalla. El cine ecuatoriano postmoderno
políticos para ser electo por votación, con el único propósito de llenar su ego y no de
trabajar por sus electores. Tal es el caso de Francisco Chávez (MNHCC) que al final
de la película se ve como está preparando su candidatura para consejero provincial,
y su voz en off se proyecta a que será candidato a diputado e incluso muchos en su
partido lo consideran presidenciable.
Líneas arriba se ha expuesto que los valores familiares se han transformado y
los valores políticos han sido demolidos. En cuanto a los valores éticos tradicio-
nales de occidente no son la excepción: “Desde queol transformado, los valores
polse han transformado, los valores pollineas trega de la propia persona, la virtud
austera, la ren nuestras sociedades entraron en la era del consumo de masas, son
los valores individualistas del placer y de la felicidad, de la plenitud íntima, los que
predominan, y ya no la entrega de la propia persona, la virtud austera, la renuncia
a uno mismo” (Lipovetsky, 2002, p. 34). Narciso practica una ética hedonista que
le lleva al autoengaño, porque la soledad siempre le recordará su miseria.
En SOSP, Paula desde niña registra en una cinta de audio13 los recuerdos felices de
gente en quien confía, pero no deben ser recuerdos “cursis”, como ella les llama, sino
momentos de felicidad egoísta. La mayoría de los personajes de estas películas están
movidos por un tipo de hedonismo, buscar el placer a través del consumo desmedido
de drogas y del placer del acto sexual sin compromiso.
Por ejemplo, Antonia (SOSP) es un personaje maduro, desahuciada por un cáncer
terminal, lo cual le lleva a buscar a la persona que realmente le ha amado. Ella se
identifica con el hedonismo en su versión más extrema: “Y bueno yo siempre he
creído que en la vida hay dos tipos de personas: los gozadores y los sufridores. Lo
rico de esto es que puedes escoger y escogí el primero, gozar. Puedes tener toda la
plata del mundo, éxito, trabajo, sexo, y sin embargo ser una sufridora”. Su discurso
se vuelve hacia ella, ya que más que sufrir por su enfermedad, sufre por estar sola,
por pensar que morirá sola.
Un sujeto del “goce” –de la frustración inmediata-, que se recrea de manera obsesiva en la repeti-
ción de lo mismo, nostálgico de un “ante” –un antes de la división, de la separación con el principio
paterno, un antes del lenguaje-, que se pierde en otros mundos (la droga, el alcohol, el sexo). No es
un sujeto del placer porque ha desaparecido el objeto del deseo (tener un objeto del deseo es ya de
por sí constituirse como sujeto): el objeto del deseo no está construido, se proyecta en “objetos tran-
sicionales” (sustitutivos o paliativos), se desplaza del otro hacia uno mismo (componente narcisista,
homosexual) o simplemente no está claro (indefinición) (Imbert, 2010, p. 41).
13
Esto nos conduce al documental Crónica de un verano (1961) de Jean Rouch y Edgar Morín, en la cual los auto-
res se platean una reflexión de la vida cotidiana en París en el verano del 61. Una de las preguntas que se plantea
es ¿eres feliz?, a lo cual la gente responderá desde varias perspectivas. Sin embargo lo que intenta saber Paula es
el sentido egoísta de la felicidad.
35
Narciso frente a la pantalla. El cine ecuatoriano postmoderno
Se puede afirmar después de este examen que el Sujeto que el cine actual en
Ecuador propone es un sujeto narcisista: 1) individualista, preocupado en su apa-
riencia física, tienen miedo a envejecer; 2) procede de familias disfuncionales, en
la que los padres han abandonado el hogar o han muerto, y por esta consecuen-
cia han sido completamente desautorizados, no tienen el papel de representar a
la autoridad; 3) las relaciones interpersonales son escasas, por lo que no hace
comunidad, en este contexto la política no es un fin para conseguir el bienestar
para todos, sino un juego para ganar logros personales, para su idolatría; y 4) el
hedonismo que practica consiste en buscar el placer por el placer, pero que esto
no acabado de satisfacerlo y se siente vacío.
Conclusiones
Los ajustes neoliberales que en América Latina comenzaron a finales de los años
ochenta y hasta el momento se mantienen, han permitido el acceso de nuestros paí-
ses hacia la Globalización, hecho que por los sectores de derecha ha sido aplaudido
y repudiado por los sectores de izquierda. En cuanto a los productos culturales,
han sido impregnados por el espíritu de la postmodernidad, existiendo una trans-
formación con los ideales de los años sesenta y setenta en el que el sentido de la
Revolución estuvo presente. Las producciones cinematográficas entre el tránsito
del siglo XX y XXI presentan estas peculiaridades. En una referencia a la obra
del filósofo colombiano Santiago Castro Gómez que realizan Joel del Río y María
Caridad Cumaná (2008), “…pensar en posmoderno el mundo significaría encon-
trar, mostrar, las “pequeñas historias” sin encasillarlas en categorías abstractas del
tipo “pueblo”, “nación”, “clase social”, o en esquemas dualistas del tipo opresor/
oprimido y centro/periferia” (p. 84).
A pesar de que en principio la postmodernidad ha abierto la posibilidad de con-
siderar otras identidades (el problema del reconocimiento del “otro”), las alteri-
dades que en el cine ecuatoriano han triunfado son las minorías sexuales (gays
y lesbianas), se han vuelto visibles frente a la invisibilidad o incluso las versio-
nes ridiculizantes o estereotipadas como se les había representado anteriormente.
Pero quienes continúan siendo excluidos, marginados, no visibilizados en su real
dimensión, son los grupos culturales indígenas y afroecuatorianos, que son utili-
zados como decorado de algunas escenas, no como sujetos que formar parte del
conjunto de la sociedad.
La representación que con mayor claridad aparece en este tipo de cine es el retrato
de la clase medio alta y sus problemas existenciales o cuasi existenciales. El cine
aquí analizado obedece a una lógica de la autorepresentación de sus directores en
36
Cultura, sociedad y poder en América Latina
Bibliografía
Referencias Cinematográficas
Andrade, J. (Director y escritor). (2012). Mejor no hablar (de ciertas cosas). [DVD].
Ecuador: Punk S.A.
Araujo, D. (Director y escritor). (2014). Feriado. [Película]. Ecuador: Luna films Audiovi-
sual/Centro de Estudios para la Producción Audiovisual (CEPA)/Ábaca Films.
Arregui, V. (Director y escritor). (2002). Fuera de juego. [DVD]. Ecuador: Bochinche cine.
Cordero, V. (Directora y escritora). (2013). No robarás… (a menos que sea necesario).
[DVD]. Ecuador: Grupo Quilago, OP_TI_KA Digital.
37
Narciso frente a la pantalla. El cine ecuatoriano postmoderno
38
Cultura, sociedad y poder en América Latina
Resumen
Abstract
The Pacific region of Colombia is a territory which has been historically populated
by ethnic groups, predominantly Afro-Colombians. These populations are caught
in the firing range, between security forces (the police and the military) and illegal
armed groups (guerrillas and paramilitary groups), which exposes them to all kinds
1
Este artículo, es parte de los resultados de la Investigación de la tesis de maestría en Ciencias Políticas de la
FLACSO- Ecuador, Titulada: “Acción colectiva y lucha por los derechos humanos del movimiento afrocolom-
biano 2002-2010. Director. Franklin Rodríguez. Financiada por la misma institución.
39
Acción Colectiva y Estrategias Transnacionales del Movimiento Afrocolombiano para la Defensa de los DH
of violence and human rights abuses. For over twenty years, the region has seen
massive displacements of population, massacres, forced disappearances – both of
individuals as well as entire groups –, sexual assaults amongst other crimes. Be-
tween 2002 and 2010, the “Democratic Security” policy sought to defeat the FARC
guerrillas militarily, which intensified the violence suffered by the Afro-Colombian
community. The Afro-Colombian movement “Black Community Process” (PCN)
together with other organizations, such as Afrodes, reached out for international help
to show the human rights situation that these communities had to endure and the lack
of response by the Colombian state
Introducción
Este concepto desde abajo, es expuesto por el marxismo y se puede resumir, si-
guiendo a Hobsbawn (2002), a un espacio destinado para los individuos del común
o de a pie, gente corriente que realizan acciones excepcionales de movilización po-
pular y que pueden propender a revoluciones. Bajo estas premisas, la noción desde
abajo está ligado a lo que Marx llamó materialismo histórico, relacionado con in-
dividuos a los que se consideran desgraciados, esclavos, proletarios, humillados y
ofendidos, es decir, los explotados y desposeídos. Aspectos fundamentales que tiene
el concepto desde abajo como la cultura popular, formas de resistencia, construcción
de contrahegemonía, luchas sociales, sectores plebeyos, ligados a la confrontación
de clases sociales e ineludiblemente desprendida de una maquinaria de dominación
(Vega Cantor, 1997) que, como señala James Scott (2004), produce lugares e inters-
ticios para la resistencia y emancipación de los dominados y ofendidos.
La noción desde abajo está ineludiblemente ligada a la noción de redes transna-
cionales de denuncia, analizada por Tarrow (2004), cuya importancia radica en el
objetivo de exponer el proceso de denuncias exteriorizadas por el PCN, orientadas
al escenario internacional. La configuración de estas redes de denuncia producidas
por las bases, que anterior y paralelamente han consolidado redes locales, regiona-
les y nacionales, labor que cumple el PCN en tanto realiza acciones que tejen y ar-
ticulan las denuncias hacia el espacio internacional en diferentes ámbitos, a través
de sus líderes, y a su vez generan importantes mecanismos de visibilización (in-
formes) para generar reacciones políticas tanto nacionales como internacionales.
Las acciones del PCN, 2002-2010, a través de las redes de denuncia, originadas
por las violaciones sistemáticas de DD.HH. a las comunidades afrocolombianas,
produjeron un vínculo directo e indirecto entre organizaciones, redes visibilizadas
a través de la difusión de las demandas e informes realizados por el PCN. El PCN
como actor local-nacional, está al frente de la lucha social que enfrentan las comu-
nidades afrocolombianas, en el contexto del Pacifico Sur. Este territorio, presenta
una intensa situación de violencia entre 2002 y 2010, provocando de tal manera
una crisis humanitaria en los municipios de Buenaventura, Suárez (corregimiento
La Toma), Santander de Quilichao y Tumaco.
En Buenaventura la desestabilización del orden público se origina por: la presen-
cia del paramilitarismo y las bandas criminales organizadas (Bacrim), que someten a
la población a asesinatos selectivos en diversas zonas y, en su mayoría, están correla-
cionados con megaproyectos y multinacionales, provocando masivos desplazamien-
tos así como una cotidianidad de terror. Así mismo, la corrupción de la fuerza públi-
ca y la élite política dirigente que, sumada al narcotráfico, convierte al único puerto
del suroccidente colombiano en un escenario siniestro de violencia y muerte para
sus habitantes. Por ejemplo, en Suárez, en el corregimiento La Toma, el gobierno
43
Acción Colectiva y Estrategias Transnacionales del Movimiento Afrocolombiano para la Defensa de los DH
niente al análisis del impacto de las situaciones de violencia en las comunidades), así
como político (que advierte la inexistencia de voluntad y dialogo político por parte
de los sucesivos gobiernos nacionales). Por último, son socializados en instancias
internacionales y difundidos a través de organizaciones como Wola y Global Rights
(GR) vía web, que sirven de respaldo a estas organizaciones internacionales para la
difusión de la denuncia o son utilizados para elaborar informes más generales en
conjunto con otras organizaciones internacionales.
Los líderes. Como aspecto fundamental en la formación de redes desde abajo,
según Tarrow (2004) para crear la acción colectiva transnacional a partir del debi-
litamiento del Estado, supone que individuos o grupos accedan a nuevos recursos
que les permitan organizarse transnacionalmente. Esta organización puede generar
viajes al extranjero por diversas causas y aumentar la comunicación entre indivi-
duos e instituciones, logrando un intercambio político transnacional (Tarrow, 2004).
Los líderes y activistas del PCN, desempeñan un papel fundamental que obedece a
que muchos son objeto de amenazas debido a su constante trabajo por la defensa a
DD.HH. Muchos de ellos han realizado giras o viajes-, ayudados por GR, para asistir
a audiencias en el CIDH y denunciar las infracciones de DD.HH. en las comunida-
des étnicas por parte de grupos armados legales e ilegales, y por Wola para visitar
diferentes espacios como universidades y entidades políticas para realizar cabildeo
o lobby en the Congressional Black Caucus (CBC), del Congreso norteamericano.
La relación del PCN, Wola y GR, visibilizó la crisis humanitaria de las comunidades
negras en el Pacífico, lo cual generó la creación de varias redes de apoyo entre ellas
la Red de defensa AfroColombian Solidarity Network ACSN.
Redes de defensa (desde arriba), AfroColombian Solidarity Network (ACSN).
La estructuración de las redes de denuncia (desde debajo), ensamblan otras accio-
nes y pasan a formar redes de defensa desde arriba en EE.UU. Este concepto, impli-
ca que partiendo de aliados influyentes y espacios de poder de decisión, se generen
acciones para buscar mecanismos de defensa Keck y Sikkink (2000) que protejan
los derechos de las comunidades. Son aliados influyentes Wola y Global Rigths, y
espacios de poder de decisión como la CIDH y el CBC. Las conexiones en EE.UU.
al PCN le permitieron acceder y agenciar la red AfroColombian Solidarity Network,
ACSN, como red transnacional de defensa (desde arriba) donde se generaron otras
estrategias, en los EE.UU. para influenciar decisiones y presionar al gobierno colom-
biano; por tal, el mecanismo generado por la red ACSN transnacional de defensa, es
realizado mediante un intenso intercambio de información que, en consecuencia y a
diferencia de la red de denuncia, permite formular estrategias de cabildeo político a
distintas entidades en los EE.UU.
Estructuración de la red ACSN. Se estructura la red comunicacionalmente al di-
rigirse y gestarse su núcleo con Wola y GR, ya las dos les llega y también difunden
la información, lo que produce un activismo binacional y transnacional, significando
45
Acción Colectiva y Estrategias Transnacionales del Movimiento Afrocolombiano para la Defensa de los DH
Conclusiones
51
Acción Colectiva y Estrategias Transnacionales del Movimiento Afrocolombiano para la Defensa de los DH
La red ASCN se estructuró desde arriba con un núcleo que lo compone dos im-
portantes organizaciones de DD.HH., quienes son las receptoras de estas acciones
colectivas de denuncia desde abajo de las organizaciones afrocolombianas. La
noción desde arriba supone todas las acciones de conexión que emplea la red como
estrategias y mecanismos que defienden el objetivo principal de la red, salvaguardar
la vida de las comunidades afrocolombianas y búsqueda de ayudas en sectores con
poder de decisión como the CBC y la CIDH. Estas estrategias constituyen acciones
como el cabildeo, sustentado en la búsqueda de aliados políticos que analicen los
impactos negativos de la política exterior de los EE.UU. en Colombia (Plan Colombia,
TLC, asesoría militar, megaproyectos, financiación contra el narcotráfico y respaldo a
la política de Seguridad Democrática) cuyas acciones repercuten en las comunidades
del Pacifico. Y de instancias de justicia transnacional como el CIDH que aboguen a la
normativa internacional de ayuda humanitaria.
La estrategia del cabildeo transnacional, permitió abrir estos dos espacios de par-
ticipación política al PCN y poder demostrar, argumentar, denunciar y defender los
DD.HH. La red ASCN se creó con todo un dispositivo de lucha y bases sociales de
las comunidades y organizaciones afrocolombianas que libraron una estrategia de
información que trascendió lo local, regional y nacional para lograr visibilizar la
crisis humanitaria a lo transnacional. Esto permitió que la red funcionara de forma
variada y múltiple, utilizando una política comunicativa transmitida por diversos es-
pacios sociales, políticos y jurídicos. Esta política de comunicación está atravesada
por un discurso de conexión manejado como dispositivo de poder que conecta los
valores compartidos y se adopta una ideología de los derechos humanos, que viajan,
se conectan y crean una transnacionalización del discurso, donde existe una serie
de mecanismos jurídicos y normativos internacionales para amparar los derechos
de las poblaciones, y a su vez este dispositivo discursivo logra permear espacios de
participación y de poder de decisión como es el congreso de los EE.UU. y la CIDH.
Todo este bagaje de estrategias dio la oportunidad que el cabildeo de la acción co-
lectiva transnacional posibilitara una oportunidad política internacional para los
afrocolombianos de defender sus derechos y sus intereses colectivos, permitiendo
mostrar un discurso transnacional que se vale transversalmente de normas internacionales
de DD.HH. Ello significa que la transnacionalidad de sus acciones políticas además
de brindarles herramientas para trabajar en sus luchas en otros espacios diferentes a
los nacionales, implica nuevos retos en la participación política de los movimientos y
organizaciones sociales, retos que los inscribe en dinámicas que exigen amoldar sus
acciones a escenarios políticos determinados con otras lógicas de participación social
y política. Esta oportunidad política transnacional permitió que el sistema político en
EE.UU. conociera de primera mano los argumentos de las comunidades de sus luchas
y exigencias como consecuencias de las políticas impuestas en EE.UU., en Colombia.
Al dirigirse el PCN y la red ACSN con toda una serie de denuncias al CBC,
52
Cultura, sociedad y poder en América Latina
Bibliografía
54
Cultura, sociedad y poder en América Latina
Resumen
1
Socióloga (Pontificia Universidad Católica del Ecuador), Magíster en Filosofía (Pontificia Universidad Católica del
Ecuador). Profesora de: Estética en la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador, Filosofía de la Ciencia,
Epistemología en la Escuela Politécnica Nacional, Semiótica de la Imagen en el Posgrado de Estudios del Arte-Facultad
de Artes-UCE, Investigación Artística y Seminario de Tesis en el Posgrado en Actuación Teatral-Facultad de Artes-UCE.
55
Los saberes negados y la dependencia cultural: la lucha por el espacio público
Abstract
The question from which this article departs wanders like a ghost around the meaning
of our peoples, not only at an academic or political-institutional level, but also at the
level of everyday life: how do we speak of cultural policies within a strange –foreign–
framework of representation, imposed in an authoritarian and violent manner?
In order to answer this question, it is necessary to refer to the problem of cultural de-
pendence that denies the fields of formation of the global cultural being –the erotic,
the poetic, the utopian and the rational–, which are disregarded by an episteme that
overestimates the instrumental rationality.
La pregunta que da inicio a esta ponencia ronda como un fantasma (Marx & En-
gels, 1848) el sentido de nuestros pueblos no solo en un nivel académico o políti-
co-institucional sino también en el nivel de lo cotidiano: ¿qué es hablar de políticas
culturales dentro de un marco de representación extraño –extranjero–, impuesto de
forma autoritaria y violenta?
Para dar respuesta a esta interrogante es necesario referirnos al problema de la
dependencia cultural que niega los campos de formación del ser cultural global –la
erótica, la poética, la utópica y lo racional– son encubiertos por hacer hincapié en
una episteme que sobrevalora lo racional-instrumental.
La dependencia cultural (Cueva, 1987) lleva consigo la imposición –obligato-
ria, no electiva– de un tipo de cultura cuya estructura es des-armónica porque pone
en movimiento discursos que conllevan la exaltación del valor por sobre la vida y
cobran forma concreta en la mercancía cuyo contendido es el consumo desmedido.
La cultura de la mercancía se volvió universal por medio de la praxis del terror que im-
plica un proceso sistemático de violencia por apropiarse de los territorios, de los saberes,
del cuerpo y del espíritu de los pueblos (Benítez, 2002). Las estrategias las conocemos
de sobra porque las hemos padecido en carne propia en la gente que sufrió la conquista,
que soportó la colonia y que hoy –silenciosamente–vive la fascinación del consumo sin
56
Cultura, sociedad y poder en América Latina
público (Arendt, 2005) donde los sentires del pueblo cobren forma, a través -por
ejemplo- de un arte liberador, de una ciencia política y de una tecnología libre.
Toda política cultural debe integrar los saberes negados, encubiertos de muchas for-
mas, sin embargo latentes, con el fin de resistir la homogeneización que pretende la
globalización donde la cultura no es sino una recurrencia a la masificación. Solamente
cuando los intereses del pueblo son disminuidos en favor de la cultura de masas es posi-
ble propagar la ideología del consumo que forma compradores alienados, compulsivos
por acumular dinero.
El arte, la ciencia y la tecnología como partes fundamentales de la cultura deben mos-
trar las dimensiones reprimidas, castradas y proponer la constitución de un “espacio plu-
ral” (Arendt, 2005) que invite al diálogo en la perspectiva de consolidar un lugar armó-
nico y hospitalario.
Por tanto, no es la acumulación de eventos artísticos, eventos científicos, eventos tec-
nológicos lo que deben perseguir las políticas culturales sino que tanto la ciencia como el
arte y la tecnología -dentro de una política cultural- deben ser propuestas distintas, éticas,
responsable con la sensibilidad, con la imaginación y la creatividad de las personas en
su ser cotidiano, popular que lleve al pueblo a tomar conciencia del saber erótico en la
exaltación del cuerpo, del saber utópico presente en la memoria histórica de nuestras
cosmovisiones ligadas a la tierra (Boff, 2000), en una poética creativa que impulse la
imaginación y en una racionalidad que haga uso de los instrumentos tecnológicos en
actividades liberadoras que equilibren las relaciones entre el campo y la ciudad.
Consecuentemente, una verdadera política cultural no puede hacer caso omiso a
las necesidades materiales y espirituales de la sociedad.
Conclusiones
El lenguaje estético debe ser considerado con la misma importancia que lo es el lengua-
je científico porque ambos son elementos esenciales de la cultura: solamente en un trabajo
conjunto pueden consolidar una propuesta valiosa para la vida del presente y la del futuro.
Referencias
59
MUNDO ACTUAL Y
PROBLEMAS DE LA
VIDA COTIDIANA
Resumen
1
Bien podría plantearse este texto como colectivo: ligado al trabajo con otros. Tanto en el espacio universitario como en
el contexto de la Escuela freudiana del Ecuador (EfE), han sido los aportes aprehendidos en estos lugares los que hacen
posible sostener las ideas del siguiente artículo.
63
El malestar cotidiano, leer la psicopatología hoy
Abstract
This article analyzes and revalues the reading of a key text in psychoanalysis
and Freud’s thinking: “The Psychopathology of Everyday Life”. It encourages
to find in Freud a question about the symptom that is far from the one raised by
medicine, psychiatry or psychology. Posed as a ‘back-hand’ of these practices,
the symptom for psychoanalysis involves the subject and the relationship to the
unconscious desire. Hence we can read the man’s discomfort in civilization as
an effect of registration of the human in the order of desire forever renounced.
Discomfort and its manifestations realize the unconscious, and the psychopatho-
logy of everyday life is the verification of its operation in daily life. Today, the
ideology of health and mental health close the possibility of its manifestation,
from the growing trend of “pathologizin”, suffering and ascribing it to the ho-
mogeneity of diagnostics which only catapult economic and political benefits by
the industrialization of supposed “cures” of the globalized era. The article reads
critically the importance of discomfort to invite to live the suffering, make it
more livable and less commodified.
única ‘especie’2 que al levantarse lo primero que hace es decir ‘buenos días’. Un
perro o un gato no tiene una cotidianidad, su vida no transcurre bajo la pauta de
‘hacer algo todos los días’, a no ser, que el humano que lo cuida lo haga parte de
la suya y le inserte en el cronograma de vida y alimentación que como amo crea
conveniente. La cotidianidad es un hecho humano sobre todo porque se trata de
una palabra, cuya etimología proviene del latín quotidianus, que a su vez se sos-
tiene del adverbio quotidie que significa ‘diariamente’, compuestas a su vez por
la raíz quot de donde las palabras ‘cuota’ o ‘cotizar’ reciben su marca. Se podría
decir que ningún animal se levanta a las 7am apurado por pagar sus cuotas o
animado por cotizar la ganancia o la pérdida que ello le significa. Ningún animal
debe nada ni tampoco se beneficia o perjudica por apegarse a las demandas que
le provienen de otro que le ha hablado. Tampoco se preguntará al levantarse por
qué me exigen que vaya tan de mañana a la escuela o al trabajo, ni se preguntará
por ese deseo que ha hecho que otro establezca ese régimen.
Sentado el hecho de que la cotidianidad enmarca un ámbito específicamente hu-
mano que lo distancia radicalmente del mundo animal y cuya definición no se asi-
mila a la percatación de ciertos ‘comportamientos’ o ‘conductas’ repetidas, como
por ejemplo las migraciones en bandadas de estorninos o los coordinados asechos
a la presa de las hienas africanas; podemos decir entonces, que el humano y su
cotidianidad no responde al instinto y su pauta filogenéticamente establecida para
las especies animales.
Para Sigmund Freud la cotidianidad implica a la ‘pulsión’3 como diferente
del ‘instinto’ en tanto este último concepto es estudiado por la biología y el
primero implica una concepción del humano regido por el deseo, que para el
psicoanálisis equivale a lo reprimido inconsciente. La compilación de ensayos
que ahora conocemos como La Psicopatología de la Vida Cotidiana configuró
para el naciente siglo XX una concepción de lo humano regido por el deseo, su
concomitante represión y las manifestaciones variadas en las que este se expresa
en cada sujeto. Con Jacques Lacan podemos leer en Freud que el humano en
tanto hablante (su humus, arcilla de la que está hecho es lenguajera4) se consti-
tuye como sujeto en su relación al campo del lenguaje y la palabra, de donde los
olvidos, los recuerdos, los actos fallidos, las equivocaciones en la lectura y la es-
2
Para el propósito de señalar la diferencia de la ‘especie’ humana respecto de la animal, cabe señalar el sintagma propuesto
por Néstor Braunstein: “especie edípica” (Braunstein, 2001, pág. 185). De donde se puede leer la radical separación del
hombre que habla y que responde a la ley del lenguaje, y por ende está atado a la deriva de la ‘pulsión’, a diferencia de lo
animal que se mueve en el orden del ‘instinto’.
3
En alemán el sustantivo Trieb se diferencia de Instinkt. Una posible traducción al español que no tropiece con la piedra
biologicista pudiera ser “deriva”, cuya contraparte anglosajona según Lacan sería “drive” (Carusso, 1976, p. 116)
4
‘Lenguajera’ que no lingüística como lo propone Néstor Braunstein en Las Lecturas de Freud, como modo de traducción
de los términos en francés langagier/langagière (Braunstein, 2002, p. 49).
65
El malestar cotidiano, leer la psicopatología hoy
critura, así como los sueños y el chiste se revelan como un “síntoma… estructu-
rado como un lenguaje”5 (Lacan, 2003, p. 258). Así, la cotidianidad que interesa
a Freud es la de las manifestaciones de lo inconsciente, esas que ningún pájaro,
perro o gato podrán producir porque no se inscriben en el orden de la cultura, de
la ley y el lenguaje. De la ley del lenguaje.
Nunca escucharemos a ningún animal decir ‘buenos días’ al levantarse y ‘buenas
noches’ al acostarse, ni veremos a algún cachorrito diciendo a su mamá ‘no me
dejes dormir sólo porque eso me da pesadillas’ o de acusar el consumir sustan-
cias por estar cansado de ‘seguir en una búsqueda para no encontrar’, simple-
mente porque no están inscritos en la cultura, en el lenguaje y sus leyes de paren-
tesco y filiación, porque no han tenido que someterse a la ley de prohibición del
incesto y, por ende no hablan, y porque en tanto no están inscritos en la represión
que supone la ley de la cultura jamás estarán jugados ante su efecto concerniente
al deseo reprimido como hombres o mujeres. De ahí que lo que nos define como
humanos hablantes sea una sujeción al devenir de la pulsión, en la cultura, como
malestar en cada uno. Y es en ese orden en el que se puede escuchar, incluso,
decir a alguien ‘¡buenas noches!’ al levantarse y ‘¡hasta luego!’ cuando recién
ha llegado6.
La cotidianidad del humano está hecha de la relación inconsciente al deseo re-
primido, de lo que se desprende una comprensión del síntoma sostenida de la pul-
sión y desligada de cualquier asimilación biologista (tan en boga en corrientes
positivistas neurocientíficas que sostienen ciertas prácticas clínicas médicas y psi-
quiátricas), comportamental o conductual (concerniente a ciertas psicologías do-
minantes en la actualidad ocupadas por la rectificación cognitiva y conductual de
la subjetividad). Para el psicoanálisis, desde Freud y con Lacan, el síntoma supone
la estructura del inconsciente como productora de manifestaciones a las que la
única manera de atenderlas será escuchándolas. Sólo por esa vía es que Freud llegó
a escribir esa compilación de ensayos en los que se reúnen los diversos modos por
los que se muestra la operación del inconsciente en la vida cotidiana.
El malestar en la cultura es un efecto de la condición de hablantes, y sus manifes-
taciones como correlativas de la relación a lo reprimido que cada sujeto establece
son múltiples y depende del cada uno, de la singularidad en juego desde la que habla-
5
El aforismo construido por Lacan en el que se sostiene de que está el “inconsciente estructurado como un lenguaje” es
fácilmente ubicable en Freud en sus primeras obras cuando está trabajando la articulación lenguaje e inconsciente. Para
ello, vale leer con atención La Psicopatología de la Vida Cotidiana.
6
La Psicopatología de la Vida Cotidiana está cargada de ejemplos similares, en los que se lee la operación del deseo incons-
ciente que irrumpe y sorprende en quien habla, como cuando teniendo la voluntad de decir hamer (martillo) dice chamer
(asno –en hebreo), ante lo que Freud se pregunta “Por mi parte, preferí preguntarme por qué, en verdad, había tomado el
diapasón en vez del martillo” (Freud, 2006a, p. 163).
66
Mundo actual y problemas de la vida cotidiana
7
Lacan señala en 1972 en el Atolondradicho: “[…] de la verdad sólo hay mediodicho” (Lacan, 2012a, p. 478).
68
Mundo actual y problemas de la vida cotidiana
8
Los ‘trastornos’ ‘mentales’ se multiplican en los dispositivos de poder y aparatos de control en que devienen las clasifica-
ciones internacionales de lo patológico y supuestamente anormal (CIE-10, DSM-5). La ‘depresión’, la ‘falta de atención’
o ‘actividad exacerbada’ de algún niño, o la dificultad de conciliar el sueño denominado ‘insomnio’, patologiza algo que
bien podría conformarse con ser escuchado y puesto a trabajar en directo concernimiento al sujeto, que seguramente tiene
algo, o mucho, para decir.
70
Mundo actual y problemas de la vida cotidiana
minos con los que la medicina, la psiquiatría y ciertas psicologías sostienen su práctica.
Para dichas prácticas les es necesario el establecimiento previo de un ordenamiento ideal
(denominado salud) que se rompe por la irrupción de la enfermedad que presenta un ca-
rácter de desvío de la norma esperada, por ende la enfermedad deviene en algo anormal.
La patología y la psicopatología como desvíos de un orden esperado están dispuestos en
la actualidad previamente en una clasificación de enfermedades o trastornos mentales
(medicina y psiquiatría respectivamente)9, y marcan una ruta establecida previamente so-
bre lo que en alguien puede estar ocurriendo y los caminos de tratamiento a seguir. Así, se
llega al diagnóstico, un saber preestablecido que define y nombra lo que alguien padece.
Freud propone una lectura del síntoma del que previamente no se puede saber nada.
Lacan refiere esa estructura cuando lee El Médico a Palos de Moliére y dice que la cura
no se produce en “creer que se puede explicar […] por qué su hija está muda, pues de
lo que se trata es de hacerla hablar” (Lacan, 2007, p. 19). El síntoma entonces es un
despliegue que marca un recorrido de la relación a lo imposible; es más, quizá es al
recorrido a lo que podemos llamar síntoma. Un recorrido en la palabra, desde la que un
humano hablante va cerniendo su relación al deseo y al goce como modos de relación a
lo imposible. Y depende de la contingencia en la que cada uno habla y trata de decir de
su malestar en la cotidianidad, en la medida en que está inscrito en la ley de la cultura,
y aunque no lo sepa, lo que dice es lo que hasta ese momento le ha sido posible decir:
eso…, habrá sido su síntoma.
9
Para el campo de la medicina existe el CIE-10 (Clasificación Internacional de las enfermedades) y para la psiquiatría el
manual lleva las siglas DSM5 (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders).
10
Neologismo que propongo para articular la ‘patologización’ como engranaje de un dispositivo de control y vigilancia
del orden social y subjetivo, y la ‘globalización’ como fenómeno del mundo contemporáneo sostenido del lazo con la
dinámica del mercado y la transnacionalización cultural. En el ámbito de la ‘salud mental’ quienes parecen dictar las
políticas de atención y tratamiento al aquejamiento humano son las grandes corporaciones de salud, muy entrelazadas con
la industria farmacéutica.
71
El malestar cotidiano, leer la psicopatología hoy
tiene una lógica global y lleva consigo cierta lectura homogeneizante del malestar.
Más aún, cuando la vía práctica propuesta se sostiene de un incentivo farmacoló-
gico y de su supuesta eficacia sobre lo que podríamos decir, no sería más que una
manifestación del malestar cotidiano, y sus múltiples, enigmáticas, sorprendentes
modalidades de manifestación.
Se podría decir siguiendo a M. Foucault en El Nacimiento de la Clínica que
hay una economía política de la enfermedad en el desarrollo de la mirada médica
a finales del siglo XVIII e inicios del XIX, cuando se compone cierta sensibili-
dad respecto a la patología en coalescencia con el aparecimiento de la idea de
la riqueza de las naciones y el trabajo. De ahí la composición de cierta mirada
respecto a la enfermedad y cierto tacto para su manejo. Históricamente estaríamos
en un momento distinto donde la productividad y consumo de mercancías tejen
el ordenamiento económico político, donde las leyes del mercado rigen a la polis
y modulan los andariveles generalizados por donde debiéramos andar, que mar-
can ciertas opciones de relación al deseo y al goce, y con ello se interconecta
con la economía subjetiva en su relación al malestar particular. El mercado es
otro modo de la relación del sujeto con el deseo y el goce, oferta modos de
satisfacción como respuestas al malestar del sujeto en la cultura. El mercado es
una modalidad de respuesta al malestar en la cultura en la que se relaciona la
economía política y la economía subjetiva11, entendida esta última como males-
tar cotidiano en la cultura.
No obstante, el mercado es imperativo y designa modos de relación al deseo
y al goce. Su lógica parecería sostenerse en dictámenes discursivos homogeni-
zantes que operan como tapones al vacío desde el que se sostiene el necesario
malestar cotidiano. Plantea un lazo social sostenido de la fetichización de la
mercancía y de los artefactos tecnológicos en boga en la actualidad (“servome-
canismos”12) producidos por un desconocido saber científico que articula los
modos de relacionamiento de rechazo a lo que falta y falla en la estructuración
del humano hablante.
El síntoma en su condición de despliegue, desde el lazo social planteado por el
mercado deviene limitado por la ilimitación a la que invita13. Traspolada esa lógica al
campo de la así denominada ‘salud mental’ y sus políticas de intervención y tratamien-
11
Sostengo lo dicho a partir del trabajo de René Lew y su texto inédito Tentativas Socio-políticas de suplencia a la función
Padre erradicada ideológicamente.
12
Néstor Braunstein construye esta nominación para los “objetos industriales tecnológicos producidos por la ac-
ción operativa del saber científico que suponen, de parte del usuario, un conocimiento práctico de sus usos y
limitaciones y una obediencia servicial, por no decir servil, a su composición material y a las instrucciones para
su manejo” (Braunstein, 2011, p. 39).
13
“Supera los límites” decía un anuncio de una entidad financiera que estimulaba el endeudamiento bajo la proposición
de no encontrar tope a la adquisición de bienes mercantiles en el mercado.
72
Mundo actual y problemas de la vida cotidiana
Bibliografía
Resumen
Ecuador ha logrado, en las dos últimas décadas, una renovación del debate sobre las
desigualdades al interior de lo público. Se han aprobado nuevas leyes hacia la defen-
sa del respeto a la igualdad y a los derechos de género. Sin embargo, se siguen repro-
duciendo representaciones discriminatorias de una hegemonía discursiva que natura-
liza la violencia contra las mujeres, mientras los medios de comunicación difunden y
perpetúan las lógicas de exclusión presentes en el sentido común. En concordancia,
el texto analiza las condiciones de reproducción discursiva de la violencia de géne-
ro, como resultado de una investigación de dos años sobre el discurso del diario El
Comercio, y desde el convencimiento de que las representaciones funcionan como
espacios discursivos para la reproducción de la desigualdad. El texto corresponde a
la ponencia presentada durante el X Congreso Ecuatoriano de Sociología, Ciencias
Sociales y Políticas, donde se expusieron las líneas de contenido de la investigación,
sus fundamentos teóricos y su orientación normativa.
Abstract
Ecuador has achieved in recent decades a renewal of the debate about inequalities in
the public sphere. New laws have been passed to the defense of respect for equality
1
El texto resume las orientaciones teóricas y normativas del informe de investigación “Aproximación crítica
a la naturalización de la violencia: reproducción de las desigualdades de género en las prácticas discursivas y
relación medios-públicos”, presentado en la Universidad Jaume I de Castellón de La Plana en julio de 2015. El
análisis de medios realizado durante todo el año 2015 se corresponde con la muestra de un monitoreo más am-
plio, que dio continuidad a esa investigación.
75
Aproximación crítica a la naturalización de la violencia
and gender rights. However, there are still frequent discriminatory representations of
a hegemonic discourse that naturalizes violence against women, while the media dis-
seminate and perpetuate the logic of exclusion present in the common sense. Accor-
dingly, the text analyzes the conditions of reproduction of gender discourse, based on
monitoring the daily El Comercio, and the conviction that representations function
as spaces for the reproduction of inequality. The violence that society exerts over
women is naturalized in the public discourse in communicative practices. Meanwhi-
le, the media are complicit in their reproduction.
Introducción
2
La selección de El Comercio se debe a diversos motivos: es considerado uno de los medios más importantes del Ecuador,
existe hace más de 110 años, se autodenomina como “el medio impreso nacional de mayor influencia y credibilidad”, en
varias investigaciones ha sido descrito como “vocero de la sociedad serrana dominante blanca-mestiza” (Pequeño, 2007,
p.13) y, con frecuencia, influye a otros medios masivos como la televisión que, en ocasiones, sigue los acontecimientos
desde sus páginas. Asimismo, la identificación de representaciones en el discurso de El Comercio ha impulsado, con
cierta sistematicidad, monitoreos y análisis (Pequeño, 2007; Pontón, 2010; CIESPAL, 2013; Diego y Diego, 2014).
3
Se escogió una muestra primaria que separaba todas las menciones sobre temas relacionados con las mujeres, desde
cuestiones como salud o deporte, hasta entrevistas personalizadas a mujeres que se han destacado en alguna labor, o in-
cluso notas de promoción de eventos, índices de matrimonios, enfermedades relacionadas con el parto y otro sinnúmero
de tópicos. Una vez realizados los análisis sobresalieron un grupo de indicadores que hicieron posible transitar hacia la
identificación de regularidades. De esta forma, la segunda selección reunió las informaciones en temas o macroestructu-
ras semánticas que permitieron analizar los argumentos estandarizados. En la selección de la muestra no se tomaron en
cuenta las informaciones sobre mujeres o género fuera del país.
77
Aproximación crítica a la naturalización de la violencia
4
A la par de la Constitución de la República del 2008 (arts.11;66;70;81), la legislación secundaria del estado ecuatoriano
cuenta con: la Ley Contra la Violencia a la Mujer y la Familia (1995); el Plan Nacional para la Erradicación de la Vio-
lencia de Género contra las Mujeres, Niñez y Adolescencia (2007); el Código Orgánico de Salud (2007), que demanda
atención integral de la violencia basada en el género; el Plan Nacional de Lucha Contra la Trata (2004), el Plan Nacional
Integral de Delitos Sexuales en el Ámbito Educativo, el Código Orgánico de la Función Judicial (2009) y el Código
Orgánico Integral Penal (2014) (Palacios, 2014, pp. 99-102).
78
Mundo actual y problemas de la vida cotidiana
5
Benhabid (2006) propone un Universalismo Interactivo, que reconozca en cualquier “otro generalizado” también a un
“otro concreto”. Así, las cuestiones del cuidado se considerarían morales y se les podría dar respuesta desde una perspec-
tiva universalista (p.212).
83
Aproximación crítica a la naturalización de la violencia
donde no quedaba lugar para “lo justo”. Por ello Benhabib (2006) enfatiza que, cuan-
do en la definición habermasiana se restringe el ámbito de la moral a cuestiones de
justicia, ya no es posible relacionarse con el “otro”, en la “integración plena de
autonomía y solidaridad” (p.182), lo que se suponía esencial según el modelo liberal
de la esfera pública burguesa.
En opinión de Nancy Fraser (1997), aunque la idea de esfera pública en Habermas
resulta indispensable para la teoría social crítica y la práctica democrática, este
nunca llega a problematizar el modelo liberal ni a desarrollar un nuevo modelo
postburgués (p.98). Fraser define como una “notable ironía” el que una publicidad
que defiende la accesibilidad, la racionalidad y la suspensión de jerarquías se
despliegue “como estrategia de distinción” (p.103). Reafirma la existencia de
contra-públicos o públicos en competencia con el modelo burgués, cuya relación
fue conflictiva, como los públicos nacionalistas, populares campesinos, de proletarios,
de negros y, por supuesto, de “mujeres de élite” (p.105). Por lo que, resume, el
modelo liberal de esfera pública se constituyó, más que como un ideal utópico
irrealizado, como una noción ideológica para legitimar el dominio emergente de
una clase y una raza, y el “vehículo institucional de una importante transformación
histórica de la naturaleza de la dominación política” (p.106) y, podemos agre-
gar, patriarcal.
En concordancia, Carole Pateman (2008) revela, precisamente, las particulari-
dades de una dominación “consensuada” en el Contrato Social, mediante la cual
se legitima el orden patriarcal. Con las relaciones jurídicas expuestas en el pacto
social se justifica la “pertenencia” de la mujer al ámbito de la esfera doméstica,
de lo privado, mientras lo social y lo público, en cambio, se definen desde lo
masculino. Pateman (2008) sintetiza esta contradicción del modo siguiente: “La
construcción de la diferencia entre los sexos como una diferencia entre libertad
y sujeción no solo es central para esta famosa historia política. La estructura de
nuestra sociedad y nuestra vida cotidiana han incorporado la concepción patriar-
cal de la diferencia sexual” (p.16).
Así, las teorías contractuales permiten la instauración de relaciones de domina-
ción y subordinación, desde una redistribución desigual de los derechos sobre la
propiedad de la persona. Esta racionalidad liberal-patriarcal se traduce en la consti-
tución de una esfera de la historia, la de la Justicia, en oposición al ámbito ahistórico
de la naturaleza, identificado con el privado/doméstico, a donde quedan conferidas
las mujeres. Pateman (2008) argumenta:
Una vez que se ha efectuado el contrato originario, la dicotomía relevante se establece entre la
esfera privada y la esfera pública civil –una dicotomía que refleja el orden de la diferencia sexual
en la condición natural, que es también una diferencia política. (…) la antinomia privado/público
es otra expresión de natural/civil y de mujeres/varones. La esfera (natural) privada y de las mujeres
84
Mundo actual y problemas de la vida cotidiana
y la esfera (civil) pública y masculina se oponen pero adquieren su significado una de la otra, y el
significado de la libertad civil de la vida pública se pone de relieve cuando se lo contrapone a la
sujeción natural que caracteriza al reino privado (p.22).
Por otro lado, la distinción entre género y sexo evidencia los condicionamientos sociales e his-
tóricos de la subordinación de las mujeres, y desmiente la visión de la naturalización del sexo que
construye al género femenino como débil “por naturaleza”. Con el concepto de género la diferencia
deja de entenderse como biológica y pasa a ser cultural y social (Reverter, 2003, p.39).
Como resultado del monitoreo del Diario El Comercio durante un año se pudo
constatar la relación orgánica entre las representaciones más frecuente de sus discur-
sos y el sentido común sobre las mujeres en el Ecuador.
Las representaciones más comunes reafirmaban la objetualización e instru-
mentalización del cuerpo, la pertenencia de la mujer al ámbito doméstico, su
perpetuación a través de otro que correspondía con su pertenencia a una unidad
familiar indisoluble –sin la cual la vida de una mujer perdía su sentido– y su
papel de madre como el propósito fundamental en tanto receptáculo de la repro-
ducción, el hogar y la tradición.
El discurso del diario calificaba un ethos de lo femenino desde la permanencia y
la delimitación a unos roles fijos: el naturalismo de la mujer como hembra o madre y
el esencialismo de una identidad común: la mujer dama; decente; preocupada por su
dieta y su belleza física; interesada en el consumo de mercancías como maquillajes,
bolsos o ropa de moda, etc.; en la búsqueda de una perfección cuya expresión última
está en los concursos de belleza; y cuya razón de ser se manifiesta en la entrega a los
demás: ‘la madre, esposa o hija ejemplar’. Estas representaciones sobresalían, inclu-
so, cuando se trataban tópicos en apariencia ajenos, como el desempeño deportivo
de las atletas o los logros profesionales. En cada caso, la grandeza estaba no en estas
acciones, sino en la capacidad para sopesar el tiempo que exigían, y además cumplir
su papel de madre o esposa modelo o, en su ausencia, el de la joven decente que
cumple todas las reglas de la ‘corrección’.
La articulación entre estos discursos frecuentes en los medios de comunicación, y
los estereotipos y representaciones que se han naturalizado en el espacio público, re-
87
Aproximación crítica a la naturalización de la violencia
Bibliografía
92
Mundo actual y problemas de la vida cotidiana
¿HOMBRES EN CASA?
BRECHAS DE GÉNERO Y VIDA COTIDIANA
Resumen
En la actualidad, parece existir una tendencia global creciente a que los hombres se in-
volucren en la crianza y el trabajo doméstico cotidiano. Sin embargo, este involucramiento
se da en el marco de los privilegios de género, étnicos y de clase. Esta contradicción entre
los cambios en los discursos sociales que estimulan la participación masculina en la vida
doméstica, y la reproducción de los cánones de la jerarquía masculina y la división sexual
del trabajo, abre la puerta a la pregunta sobre cómo en un mismo espacio social pueden
coexistir dos situaciones en apariencia tan distintas, ¿o es que tal vez no son tan distintas?
La presente ponencia tiene como objetivo abrir espacios para discutir los resultados de
una investigación cualitativa realizada con parejas de profesionales de clase media alta en
la ciudad de Quito, durante el año 2015. Esta investigación se centró en el estudio de las
representaciones y prácticas de paternidad y maternidad en la vida cotidiana con el fin de
desentramar los elementos que están en la base de la reproducción de formas de subordina-
ción de las mujeres en el espacio doméstico y de reproducción de normas regulatorias de
género relativas a la heteronormatividad, el binarismo sexual y la jerarquía masculina. Los
resultados de esta investigación sugieren que los cambios en las prácticas y discursos relati-
vos a la participación masculina en la vida doméstica son, a la vez, elementos de resistencia
al cambio y oportunidades para la transformación de los discursos hegemónicos de género.
Abstract
and class privilegies. This contradiction between the changes in social discourses,
which encourage male participation in domestic work, and the reproduction of standards
of male hierarchy and sexual division of labor inside home, opens the question about
how this coexistence is possible. This lecture opens the discussion about some
results of a qualitative research conducted with families of upper middle class in the
city of Quito during 2015. This research was focused on the study of representations and
practices of fatherhood and motherhood, in order to understand which elements are
at the basis of women’s subordination in the domestic sphere, and the reproduction
of regulatory gender standards concerning heteronormativity, sexual binarism, and
male hierarchy. The results of this research suggest that changes in the practices
and social discourses about male involvement in domestic life are both elements
of resistance to change and opportunities for the transformation of the hegemonic
discourses of gender.
Keywords: daily life, sexual division of labor, unpaid domestic work, fatherhood,
masculinity.
Introducción
Vivimos en un mundo cambiante. El mundo en que vivimos las mujeres y los hom-
bres actualmente ya no es el de nuestras abuelas y abuelos, ni siquiera el de nuestros
padres. A simple vista, parece posible afirmar que el anhelado cierre de las brechas
de género en ámbitos como la educación, la participación en la esfera pública y el
trabajo, empieza a tomar forma concreta.
De modo particular, el incremento progresivo de la participación masculina en
las tareas domésticas que se ha registrado en los últimos 30 años (Gregory y Milner,
2011), parece ser una evidencia irrefutable de tales cambios. Sin embargo, estudios
realizados en América Latina en las últimas décadas, revelan que la participación
masculina en las tareas domésticas se da en el marco de los privilegios de género,
etnia y clase (Salguero, 2009; Krimberg von Muhlen, Saldanha y Neves, 2013;
Viveros, 2009; Troya, 2001), y que la mayor parte de la carga laboral doméstica no
remunerada permanece en manos de las mujeres. Así, en Ecuador, según la Encuesta
de Uso del tiempo EUT 2012, las mujeres trabajan 31 horas semanales en labores
domésticas no remuneradas mientras que los hombres trabajan solamente 8 horas, lo
que implica que a la semana, las mujeres afrontan una carga laboral de 50,66 frente
a las 45, 92 horas que trabajan los hombres. Así mismo, existen diferencias cualita-
tivas en el tipo de trabajo doméstico que hacen hombres y mujeres, lo que pone en
evidencia la persistencia de la brecha de género. Por ejemplo, en Ecuador, las tareas
de preparación de alimentos, limpieza y cuidado de la ropa y cuidado infantil son
94
Mundo actual y problemas de la vida cotidiana
realizadas en un 69% por mujeres y apenas en un 20% por hombres, quienes realizan
mayoritariamente tareas como reparaciones en la casa y el auto, compras y adminis-
tración del dinero (INEC, 2012).
Las reflexiones que presento en esta ponencia parten de la pregunta acerca de
cómo y en qué condiciones se da la participación de hombres en la vida doméstica, y
cuáles son sus efectos en la reproducción o cierre de las brechas de género respecto
al trabajo doméstico no remunerado. Para responder, tomé como categoría de análi-
sis la paternidad, o más bien, las paternidades, a las cuales considero el enclave del
trabajo doméstico masculino por excelencia.
Con este afán, trabajé en base a la información recopilada mediante entrevistas a pro-
fundidad realizadas a parejas heterosexuales de clase media alta, con un rango de edad en-
tre los 29 y los 45 años, que viven en la ciudad de Quito. En todos los casos, ambos miem-
bros son profesionales y tienen un trabajo remunerado. El rango de edad de sus hijos está
entre los 2 y los 16 años. Las entrevistas giraron en torno a las prácticas y representaciones
de paternidad y maternidad y sus experiencias en la crianza. El análisis y los datos que
presento a continuación son un extracto de la tesis que realicé para obtener el título de
Maestra en Ciencias Sociales mención Género y Desarrollo en FLACSO Ecuador.
Los resultados de este análisis están organizados en cuatro partes: en primer lugar
un punteo sobre las consideraciones teóricas que enmarcan el análisis de la evidencia
empírica, en segundo lugar, una reflexión sobre las representaciones y prácticas de
paternidad encontradas, en tercer lugar, una reflexión sobre la naturalización de la ma-
ternidad como el eje articulador de los discursos que sostienen la división sexual del
trabajo, y finalmente, algunas conclusiones de este análisis.
El análisis del material empírico fue realizado en el marco de las de las siguientes
consideraciones teóricas:
La categoría género es una categoría analítica que permite entender cómo se orga-
nizan las relaciones de poder en función de las diferencias percibidas entre los sexos
(Scott, 2008). El poder es inmanente a las relaciones sociales y resulta de la interacción
de una multiplicidad de fuerzas que operan simultáneamente en diferentes direcciones
(Foucault, 1989), de tal forma que la hegemonía es el resultado de procesos permanentes
de cambio y acomodación, y no del ejercicio unidireccional del poder (Gramsci, 1970).
Las paternidades son construcciones de género (Ramírez, 2009; Connell, 2003;
Seidler, 2006) por lo que deben ser entendidas como procesos dinámicos e ideológicos
(Bederman, 1995) y en constante transformación, tanto en el marco amplio del contex-
to histórico, social y político, como en las particularidades de la vida doméstica y de
los rasgos personales de cada sujeto (Connell, 2003; Elias, 1994; Scott, 2008).
Los discursos sociales hegemónicos y las representaciones subjetivas que dan
forma a las distintas formas de “ser padre”, son los dos polos de un continuo en
95
¿Hombres en casa? Brechas de género y vida cotidiana
1
Utilizo el término hegemónico basado en la definición de hegemonía de Gramsci (1970).
96
Mundo actual y problemas de la vida cotidiana
Estos hombres están orgullosos de saber “cambiar pañales” y “cocinar para sus hijos”,
y se consideran a sí mismos “modernos” y “no machistas”, como lo ilustra esta res-
puesta de uno de los entrevistados.
“Antes era muy machista mi papá, mi papá no hacía nada en cuestión de colaborar
en la casa, todo le cargaba a mi mamá, prácticamente mi mamá es la que nos crió,
mi papá no asumió el rol de papá en este caso, porque pasaba afuera…yo he querido
que con mis hijos todo sea diferente.”
Esta concepción de la paternidad nos remite a la idea de que la paternidad no es
algo que surge espontáneamente del hecho biológico de la reproducción, a diferencia
de la maternidad, sino que es algo que “debe construirse”. En este sentido, “llegar a
ser” padre implica voluntad, esfuerzo y procesos de reflexión que les han permitido
a estos hombres modelar el tipo de padre que quieren ser.
Es así que la construcción de las paternidades en el grupo estudiado está estre-
chamente asociada a la hombría (Bederman, 1995). La hombría2 es un concepto
desarrollado por Gail Bederman para definir al conjunto de características relacio-
nadas con la masculinidad “honorable”. Para esta autora, la hombría es un rasgo de
distinción central para las clases medias, pues está estrechamente relacionada con el
honor, la civilización y el control de los impulsos (Bederman, 1995). Podría decirse
que la hombría refiere al aspecto domesticado de una masculinidad tradicionalmente
concebida desde la exaltación de la fuerza física, la violencia y los instintos.
En el contexto estudiado, la hombría está caracterizada como la cara opuesta del “ma-
chismo”. El “machismo” se ha convertido en una etiqueta que refiere a los rasgos violen-
tos e incivilizados de la masculinidad 3 y que en el discurso social prevalente en la clase
media, se ha caracterizado como un tipo de masculinidad marginada (Connell, 1997).
Entonces, si el rechazo a participar del trabajo doméstico, la violencia, el alejamiento
emocional, el autoritarismo patriarcal, son los rasgos centrales del “macho”; la participa-
ción en la crianza se ha convertido en una dimensión fundamental para la instauración de
los nuevos discursos de la masculinidad hegemónica, porque implica una clara oposición
al “machismo” y en consecuencia una garantía de la honorabilidad masculina.
De esta manera, se ha logrado reconciliar las dimensiones de la honorabilidad
masculina más “tradicionales”, como la solvencia y la provisión económica, con
aquellas más “modernas”, permitiendo el paso del padre-proveedor al padre-provee-
dor-cuidador como nueva representación hegemónica de la paternidad.
Sin embargo, a pesar de estos cambios en las representaciones hegemónicas de pa-
ternidad, el orden impuesto por la división sexual del trabajo permanece inalterado,
puesto que la “titularidad” del trabajo doméstico continúa en manos de las mujeres.
2
Manliness en el texto original (Bederman, 1995).
3
Un ejemplo de este posicionamiento a través del discurso mediático se puede evidenciar en los spots de
la Campaña “Reacciona Ecuador: El machismo es violencia” que ilustran al “hombre machista” como
atrasado, cavernícola, irracional, presa de sus instintos. De forma particular los spots Cavernícola y Museo
(Estévez, Vega y Perez, 2011).
97
¿Hombres en casa? Brechas de género y vida cotidiana
Así, las mujeres, desde su lugar indiscutible de “guardianes domésticos” (Sacks, 1979
[1975]) son quienes autorizan la entrada de los hombres a “su” espacio doméstico, de
tal manera que la participación masculina se convierte en una “ayuda” apreciada, un
privilegio, pero que, paradójicamente, parece jugarse más en el terreno de lo imagi-
nario que de lo real. En otras palabras, parece que tanto para los hombres como para
las mujeres entrevistadas, para ser un hombre-padre honorable, es suficiente tener la
voluntad de hacer el trabajo doméstico, aun cuando su participación real en este campo
sea limitada. Así lo ilustra el siguiente testimonio, de una de las mujeres entrevistadas:
“Yo puedo decir que tengo la suerte que él me ayude muchísimo, no sé cómo harían
antes, pero me parece que es muy duro, y al menos ahora que yo tengo ayuda, si es
más fácil. Yo creo que la motivación [de él] para participar es el amor, pero muchos
hombres pueden decir yo le amo a mi mujer pero no comparto entrar en la cocina,
pero en el caso de él, para él si significa que querernos es implicarse en hacer cosas
que quizás otro hombre no lo haría, si parte de cómo él ve darnos el cariño y amor
a nosotros.”
Siguiendo la tendencia señalada en la EUT 2012 (INEC, 2012), entre las parejas
entrevistadas la mayor parte de la carga laboral doméstica no remunerada todavía
recae sobre las mujeres, a pesar de que todas participan del trabajo remunerado.
Aunque las razones son variadas: porque la licencia de maternidad es más larga,
porque el hombre tiene un horario de trabajo más largo y extenuante, porque los
niños necesitan más a la mamá en ciertas circunstancias, etc., la participación de
los hombres sigue siendo limitada pero altamente valorada. Las intenciones son
tan valiosas como los hechos, porque implican una excepción preciosa frente al
gran mal de ser “machista”.
4
El Estado protegerá a las madres, a los padres y a quienes sean jefas y jefes de familia, en el ejercicio de sus
obligaciones, y prestará especial atención a las familias disgregadas por cualquier causa. (Art. 69, Constitución
de la República del Ecuador, 2008).
99
¿Hombres en casa? Brechas de género y vida cotidiana
sociales, y que tienen mayor reconocimiento social. En este mismo sentido, la au-
sencia de expectativas sobre sus habilidades innatas para el cuidado, les permite a
los hombres abordar la paternidad con menor ansiedad que las mujeres, puesto que
cualquier logro, por pequeño que sea, es celebrado como un evento extraordinario.
A partir del análisis de la evidencia empírica podemos decir que las representa-
ciones subjetivas y los discursos sociales sobre las paternidades han sufrido cambios
importantes en las últimas décadas, que sin embargo, no han transformado profunda-
mente los hilos ideológicos que sostienen la división sexual del trabajo y las brechas
de género en el trabajo doméstico no remunerado.
Aunque si se han producido cambios en las prácticas individuales, por ejemplo vemos
que efectivamente hay una mayor participación de hombres en la crianza y el trabajo
doméstico no remunerado, estos cambios no son suficientes para alcanzar una distribu-
ción igualitaria del trabajo doméstico no remunerado, y por el contrario, corren el riesgo
de invisibilizar y encubrir las brechas de género que persisten al interior de los hogares.
La persistencia de la brecha se puede explicar, porque a pesar de los cambios en los
discursos sociales acerca de la masculinidad y la paternidad, estos cambios se dan en el
marco de la matriz heteronormativa del género, que sostiene el binarismo de género,
la heterosexualidad obligatoria y la complementariedad masculino/femenino. Este último
punto, se traduce en la naturalización de la maternidad, que opera como sustento ideológi-
co que excluye y limita la participación de los hombres en el trabajo doméstico y la crianza.
Sin embargo, es importante señalar que en cualquier caso la introducción efectiva de
los padres en la crianza tampoco es inocua. Hay una diferencia inmensa entre crecer con
un padre idealizado-imaginario y uno real. Aunque estos “nuevos” arreglos familiares
reproduzcan en buena medida los discursos hegemónicos, también han introducido
cambios importantes en la dinámica familiar, lo que constituye una oportunidad de cambio
en los modos efectivos en que se distribuye, y se piensa, el trabajo al interior de la familia.
Bibliografía
Resumen
El presente trabajo es una reflexión crítica que da cuenta de la relación entre de-
seo, cultura, técnica y política en la sociedad moderna-capitalista. Parte del psicoa-
nálisis, que postula que el ser humano está atravesado por una estructura de falta: el
deseo, que lo constituye como tal. Esa estructura se origina en un suceso mítico que
da origen a la cultura humana: la separación radical del orden de la necesidad, de la
naturaleza, de la animalidad. Siendo así, debería pensarse que la posibilidad de tal
escisión constitutiva es la facultad propiamente humana del lenguaje; lenguaje del
que el ser humano no sólo se sirve, sino en el que vive.
Abstract
The present article is a critical reflection, which gives an account of the relation
between desire, culture, technique and politics in the modern-capitalist society.
Taking Psychoanalysis as a starting point, which states that a human being has an
internal structure of lack: the desire, which constitutes him/her as such. This structure
comes from a mythical event which originates human culture: the radical separation
in the order of necessity, nature and animality. That being the case, one should think
that the possibility of such constitutive scission is the actual human faculty of
language; language which humans do not merely use, but in which they also live.
103
Crítica a la técnica moderna. Sujeto del deseo, cultura y política
El mal, pues, no deriva de la racionalización de nuestro mundo, sino de la irracionalidad con que
actúa dicha racionalización
Theodor Adorno y Max Horkheimer
El pecado original es la hora de nacimiento de la palabra humana, en cuyo seno el nombre ya no
habita indemne
Walter Benjamin
Una piedra (así como un aeroplano) no pueden jamás elevarse exultantes hacia el sol y moverse
como la alondra; y sin embargo, ni siquiera la alondra ve lo abierto
Martin Heidegger
La humanización integral del animal coincide con una animalización integral del hombre
Giorgio Agamben
Introducción
como muchos pretenden, una tergiversación lacaniana de Freud. Eso queda explici-
tado de modo fundamental en El malestar en la cultura, donde Freud afirma que “el
designio de ser felices que nos impone el principio de placer es irrealizable, mas no
por ello se debe –ni se puede– abandonar los esfuerzos por acercarse de cualquier
modo a su realización” (Freud, 2012a, p.134). Este apunte es fundamental, ya que
justamente Freud está delineando la idea de que, en última instancia, el deseo, que
es condición de la posibilidad de felicidad, es constitutivamente inaccesible. Hay
que reconocer que Freud está pensando el problema en términos de individualidad:
“la felicidad, considerada en el sentido limitado, cuya realización parece posible, es
meramente un problema de la economía libidinal de cada individuo” (Freud, 2012a,
p.134), pero esa individualidad no deja de remitir al problema universal: ningún
individuo, puede, pues, satisfacer plenamente sus anhelos de felicidad; en última
instancia, lo generalizable aquí es que el deseo es, para todos, inaccesible. Pero lo
fundamental en Freud es que apunta a algo más que a la descorazonada fatalidad,
busca dar cuenta de una dimensión constitutiva: “no se puede abandonar los esfuer-
zos por su realización”. Los seres humanos en cuanto tal están ontológicamente im-
posibilitados de detener ese movimiento que constituye lo real, esa búsqueda de los
sujetos de lo que podría colmarlos, la felicidad definitiva: su deseo. Ese movimiento
irrefrenable va a ser el motor de todas las formas de la cultura humana.
Si tal es lo que constituye a cada sujeto, habría que preguntarse por el marco
general en el que tal imposibilidad constitutiva es pensable. Esto es, debemos res-
ponder a la pregunta de qué es para el psicoanálisis, para Freud, la cultura. Tanto
en El malestar en la cultura, como en El porvenir de una ilusión, Freud entiende
a la cultura como “la suma de producciones e instituciones que distancian nuestra
vida de la de nuestros antecesores animales y que sirven a dos fines: proteger al
hombre contra la naturaleza y regular las relaciones de los hombres entre sí” (Freud,
2012a, p.141). Por eso la importancia de pensar el proceso mítico de escisión entre
la naturaleza-animalidad y la cultura. En Freud específicamente, ese paso definitivo,
la fundación de la cultura, es expuesto en el relato nietzscheano1 de los hermanos
parricidas expuesto en Tótem y Tabú, donde se sostiene que a partir del asesinato
del Padre primordial aparece la necesidad de constituir una serie de reglas, leyes y
prohibiciones –tales son los tabús– que eviten vuelva a suceder algo como tal ase-
sinato. Son esas reglas, leyes y prohibiciones, además del retorno mítico del padre
asesinado bajo la forma material del tótem y simbólica del tabú –la prohibición–, las
que constituyen ya una cultura propiamente humana: “La comida totémica, quizá la
primera fiesta de la humanidad, sería la reproducción conmemorativa de este acto
1
Tanto sobre el relato de la muerte de Dios de Nietzsche, como sobre el del asesinato del Padre primordial
freudiano, habría que recordar la interesantísima fórmula de Lacan: la fórmula del ateísmo –de la muerte del
Padre- no es “Dios ha muerto”, no es “el Padre ha muerto”. Es: “Dios es inconsciente” (Lacan, 2001, p.67). Se
ha interiorizado como Ley simbólica generadora de prácticas en el orden de la cultura
105
Crítica a la técnica moderna. Sujeto del deseo, cultura y política
2
“Inventar” al lenguaje es una idea inexacta. Porque dicho en esos términos asumiría un sujeto constituido por
completo antes del lenguaje, que se le vendría a añadir nada más después, desde algún exterior metafísico o
desde la pura necesidad práctica. El problema es más complicado: no es el sujeto previamente constituido quien
inventa el lenguaje, sino que en un mismo movimiento es ese mismo lenguaje el que “fabrica” a sus sujetos. El
lenguaje no es por lo tanto una dimensión puramente instrumental; es una condición ontológica de posibilidad de
lo humano.
3
Para Marx, el origen del lenguaje más bien radicaría en “la necesidad, los apremios del intercambio con los
demás hombres” (Marx, 1974, p.31). Eso no es incompatible en modo alguno con la tesis del psicoanálisis. Esa
necesidad de intercambio no sería un momento originario, sino la prohibición que funda el vacío, y con ello, al
sujeto. Esa fundación sería, creemos, un simultáneo salir de la animalidad-aparecer el lenguaje-surgir necesi-
dades materiales de intercambio (trabajo).
106
Mundo actual y problemas de la vida cotidiana
Siendo así, Freud estaría diciendo que la fundación de lo humano en tanto cultura
y orden simbólico, la Ley en tanto prohibición como articuladora de las posibilida-
des mismas de la sociabilidad humana y de sus diversos tipos de comercio –econó-
mico, sexual, etc.– tiene su punto de partida en la pérdida de algo fundamental. Esta
pérdida termina por constituir en el sujeto una escisión radical y definitiva con el
orden de la necesidad y de la naturaleza, fundando como contraparte cultural más
bien el deseo: es solamente en esa escisión respecto de la necesidad natural donde
se puede comprender el concepto freudiano de Trieb: la pulsión. Es que el deseo
vendría a ser no el deseo por un algo en particular, sino una dimensión constitutiva
del sujeto, la falta como estructura que funda en el mismo movimiento al sujeto y a
la cultura. El deseo en Lacan se identifica, además, con lo inconsciente. El deseo, la
pulsión, el inconsciente, vienen a ser posibles exclusivamente en lo humano –a partir
del abandono de los códigos específicos de una necesidad natural– y se constituyen
como lo primordialmente indomeñable, lo que evita que el sujeto se pueda definir
como una totalidad definitiva, como una identidad esencial que se revelaría después
de los avatares de las formas culturales concretas. Lo que en la filosofía clásica de la
modernidad se pensó como un yo centrado aquí se piensa más bien como constitu-
cionalmente escindido, la actividad consciente deja de ser posible para comprender
a los seres humanos, y debe aparecer la dimensión de su actividad pulsional incons-
ciente. El deseo es el concepto que da cuenta de ese descentramiento, y es por ese
descentramiento y fragmentación constitutiva que aparece la estructura de ausencia
de la que venimos hablando, que es la imposibilidad de cierre definitivo y por lo
tanto la apertura de la finitud.
El sujeto aparecería sujeto a la cultura sólo en tanto hay una estructura de falta que
a ella lo ata y de la que se sostiene. Esa falta en la que se sostiene el sujeto a partir
de su escisión con el orden de la naturaleza abre en el sujeto un suspenderse en el
vacío. En efecto, el ingreso al orden de lo humano implica que “el hombre suspende
su animalidad y, de este modo, abre una zona “libre y vacía” en la cual la vida es
capturada y abandonada en una zona de excepción” (Agamben, 2006, p.146). La
vida humana como tal se juega entonces en el estar suspendida, en una estructura de
falta y en el vacío irremediable.
Esa estructura de falta y el vacío irremediable terminarían posibilitando al lengua-
je como el mecanismo de simbolización a través del cual el sujeto ingresa a la cultura
y dentro del cual el sujeto en tanto sujeto se mueve. Así, además de la estructura de
107
Crítica a la técnica moderna. Sujeto del deseo, cultura y política
2015, p.65). Es decir, por un lado cada nuevo sujeto potencial sufre un proceso traumá-
tico de arrebatamiento de la naturaleza, como si se aventase una cuerda al otro lado del
abismo que separa a la naturaleza de la cultura humana. A pesar de la aparente cercanía,
del eventual engaño de la vecindad, “saldrá a la luz que esta vecindad extrema entre las
dos constituciones esenciales es engañosa, y que entre ellas hay un abismo que no puede
ser superado por ninguna mediación” (Heidegger, en Agamben, 2006, p.115). Y esta es
una idea ya defendida por Freud en Más allá del principio de placer:
El camino hacia atrás, hacia la satisfacción plena, es obstruido por las resistencias
en virtud de las cuales las represiones se mantienen en pie, y entonces no queda más
que avanzar por la otra dirección del desarrollo, todavía expedita, sin perspectivas de
clausurar la marcha ni de alcanzar la meta (Freud, 1984, p.42).
El camino hacia la completud, hacia la totalidad de la satisfacción se ha cerrado,
Pero es imposible “clausurar la marcha” que ha dado comienzo con la cultura huma-
na, en tal imposibilidad se sostiene su movimiento.
Esto nos impone la pregunta por las maneras en que lo humano logra vivir a
pesar de esa imposibilidad de superar el vacío. Deberíamos pensar la respuesta a
partir del concepto freudiano de fetichismo. Freud entendía al fetichismo como el
acto de sustitución del objeto del deseo por otro; el acto de su desplazamiento, de
la sublimación del sustituto (Freud, 2012b, p.56), lo que lo eleva temporariamente a
la categoría de objeto del deseo, pero sólo para descubrir luego que no era tal, sino
una suerte de paliativo momentáneo. En todo caso su función es “volver a constituir
la felicidad perdida” (Freud, 2012b, p.110). Si radicalizamos esa comprensión, de-
beríamos poder decir que la cultura misma es un fetiche, un sustituto del objeto del
deseo, y que los productos de la cultura son sublimaciones de la ausencia constitu-
tiva que terminan demostrando que no satisfacen esa pulsión permanente del sujeto,
esa búsqueda inextinguible, ese preguntar incesante. La cultura misma es un fetiche.
La técnica como manifestación de la cultura humana es una forma de este fetiche.
Para Aristóteles, la techné era esa dimensión en la que lo humano podía crear reali-
dades antes inexistentes, en última instancia, toda forma de producción de la cultura.
Y eso no deja de distanciarlo de la animalidad: “Mientras que los demás animales
viven reducidos a las impresiones sensibles o a los recuerdos, y apenas se elevan a
la experiencia, el género humano tiene, para conducirse, el arte y el razonamiento”
(Aristóteles I, 2012, p.25). Huelga aquí una precisión: no debería leerse la techné
como equivalente a técnica en el sentido moderno, como fabricación destinada a
la productividad, al pragmatismo, a la ganancia del capital. Es creación del mundo
humano en explotación de las facultades creativas-artísticas mismas de los sujetos,
en todas las dimensiones de su posibilidad. Aún más, el puro pragmatismo tenía un
olor sospechoso para Aristóteles:
109
Crítica a la técnica moderna. Sujeto del deseo, cultura y política
4
Para Freud, si bien la dinámica general de la vida, tanto orgánica como individual y cultural es la lucha entre
Eros y la pulsión de muerte, habría que rescatar sin duda la particularidad de la dinámica cultural. Y justamente
esa particularidad es el hecho de que la cultura “es aquella modificación del proceso vital que surge bajo la
influencia de una tarea planteada por el Eros y urgida por Ananké, por la necesidad exterior real: tarea que
consiste en la unificación de individuos aislados para formar una comunidad libidinalmente vinculada” (Freud,
2012, p.200). Esa modificación del proceso vital es lo que Bolívar Echeverría llama la deformación-perversión
del cumplimiento de las funciones vitales en el salto de la animalidad a la cultura (Echeverría, 2011, p.131).
111
Crítica a la técnica moderna. Sujeto del deseo, cultura y política
destino, lo que pone al hombre en un camino del desocultar” (Acevedo, 1997, p.92).
Afirmación que apunta justamente a pensar cómo la dimensión histórica más radical sig-
nifica el condicionamiento y la configuración histórica de las posibilidades del sujeto de
relacionarse con la falta constitutiva. Así es que el ser es dado al hombre en una relación
paradójica: lo que es termina siendo la historicidad radical de ese no poder ser comple-
tamente nunca, porque siempre está marcado por una ausencia. Lo que el sujeto es, es el
devenir del relacionamiento con esa imposibilidad misma de ser. El no-poder-ser como
tal es la manera específica en que el hombre es, la manera en que el ser en tanto no-poder-
ser-del-todo-nunca es dado al hombre de forma histórica. Así, ese no-poder-ser como
forma de presentir el ser, para Martin Heidegger “se dona, se da o se destina al hombre
actual -y así, lo destina- en la figura de la técnica moderna” (Acevedo, 1997, p.94).
Lo que el hombre puede ser en ese buscar-ser-permanentemente y no lograrlo nunca,
porque siempre algo termina por faltar, destina al hombre moderno en la forma histórica
específica de manifestarse-el-ser-ahí: como técnica moderna.
La técnica es para Heidegger además de una “manera de destinarse el ser al hombre”,
una “modulación del verificar o estar en la verdad”, porque “el hombre devela lo que hay
de una manera técnica” (Acevedo, 1997, p. 92). Esto es, el ser es dado por los supuestos
que estructuran las posibilidades de enunciación legítima del discurso verdadero, que es
producto de la determinación técnica de ese estar-en-la-verdad; en la modernidad capi-
talista no se está en la verdad por fuera del pensar y el conocimiento técnico y utilitario.
Así entonces ese darse el ser al sujeto moderno, dentro regímenes técnicos de verdad,
configura los modos históricos de relacionarse con la estructura de falta, con la conciencia
de la finitud humana que ella provoca. Esa forma específica implica pensar entonces el
ethos fundamental que se constituye como naturalización de la relación moderna de los
sujetos sólo a través de la técnica. Ese ethos fundamental, dice Bolívar Echeverría, está
marcado en el capitalismo por el productivismo, forma técnica moderna de escapar de
la conciencia de la finitud y la contingencia. El sujeto se ve atrapado así entre dos vacíos
insorteables: el que está detrás, que lo separa para siempre de la naturaleza, y el que se abre
luego en frente de sí a partir de que existe el sujeto como humano, que le anuncia la fini-
tud y la contingencia, no sólo de sí mismo, sino de las formas desplazadas que adopta el
deseo. El productivismo es entonces un salto hacia adelante, hacia el abismo que anuncia
el final, salto que se hace con la idea ilusoria de que a través del perpetuo progreso técnico
lo humano podrá alguna vez sortear ese vacío y alcanzar la plenitud de lo infinito-total.
El productivismo es la huida hacia adelante (…) el intento desesperado de salvarse del carácter
artificial y por tanto finito del mundo humano (…) Para neutralizar la experiencia de esta carencia
de fundamento (…) el comportamiento humano se protege de ella mediante el ethos fundamental
(Echeverría, 2011, p.155).
Pero ese intento es vano, justamente porque la finitud es la verdad última de lo huma-
no, el ser-para-la-muerte es la condición de la existencia auténticamente humana, como
dice Heidegger. La angustia que provoca el estar rodeado de vacío por todos lados es lo
113
Crítica a la técnica moderna. Sujeto del deseo, cultura y política
5
Dice Bataille: “Nos asomamos al vacío, no para lanzarnos en él Lo que queremos es embargarnos de vértigo, nos
basta con la imagen de la caída” (Bataille, 2015, p.119).
6
Según Heidegger en la modernidad capitalista el hombre olvida al ser para consagrarse al dominio de los entes, al do-
minio de lo cósico: “El lenguaje también nos hurta su esencia: ser la casa de la verdad del ser. El lenguaje se abandona
a nuestro mero querer y hacer a modo de instrumento de dominación sobre lo ente” (Heidegger, 2000: 19).
114
Mundo actual y problemas de la vida cotidiana
7
Heidegger describe en su ensayo El origen de la obra de arte que al conflicto propio de la obra de arte como
conflicto entre “mundo y tierra”, que es la reactualización en lo estético del conflicto entre naturaleza y cultura
humana. La tierra es la naturaleza, lo cerrado, lo que no entra en el conflicto del develamiento. El mundo pro-
piamente dicho es el que el hombre construye en el devenir de su historia. El mundo es, pues, la cultura humana.
La idea de Heidegger es que ese conflicto no podría resolverse en la destrucción, sino en la mutua afirmación de
mundo y tierra. Es esa justamente la manera en que la técnica moderna del capitalismo no resuelve ese conflicto
constitutivo de lo humano. (Heidegger, 1992: 80-81).
115
Crítica a la técnica moderna. Sujeto del deseo, cultura y política
Bibliografía
116