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Jorge Verstrynge LA GUERRA PERIFERICA Y AMEE ANRC TUT Origenes, reglas y ética de la querra asimétrica !a guetta ‘ms alld de todas las fronteras y limiraciones cues: tiona, en primer lugar, la defini y la limitacién del escenario del combate, En el Pentégono estén muy interesados en mantener log contflictos armados denero de campos de batalla determinados, Pero «30, que puede ser muy conveniente pata los BEUU, es extremada. mente indeseable para sus enemigos, La conclusidn es que ese enfens tamiento militar localizado y de altsima tecnologia no tiene porgué ser el de siglo XXI. La conflagracién rompers, por decisidn del mis Aebil, el escenario limitado. Es posible concebir una gucta sin fion teras y sin métodas para enfientarse al enorme poderio de EEUU. $i China dns neesidad de defenders debe hacerlo ma al dels ronceras y limitaciones que imponen, para su propio provecho, los EEUU. China debe evitar la eee ek oe cu cer segura la victoria de occidente,” Queda claro, en fim, que la cusstiin de la guerra asimétrica’ va refi ida a la diferencia de poderley no a wna cuetion de regs i qe es cierto sin embargo que tanto el disimétrico como el asimétvico tendrin que reurir a hacer una “querra ecient, necesidad dita menos tte tanta im embargo en el primer 9 lanamente mis vital ene euro lo Uevard fiecuentemente a practicar uma ‘guernaaliernativa” e dech clanainente diferente de la vigente. Ligco seria por lo tanta distinguir centre guerna asietrica, guerra efcente y guerra alternativa, si bio, por eritero de simplifcacién, y porque el destino navural del asimenr, 0 es buscar la efctencia a través de la alernativa, podemos agrupar ls ses conceptos en el primero, Guerne asimétrica, pues um GUERRA ILIMITADA, GUERRA TOTAL, Y GUERRA ASIMETRICA “En esta semianargula, los procagonistas del conflicto armado cambian y se dividen continuamente, formando nuevas alianzas y granjedndose enemigos ‘nuevos: sencillamente, no es posible declarar la psa” Joun Gray Al qaeds y lo que significa ser moderno, Barcelona 2004, p. 106. Para John Gray (op. cit, pp. 103 y ss), “la gran innovacién de la guerra hoy ¢s.el final del manopolio estatal de Tz violencia que hace que ahora haya que luchar contra organizaciones politics, milicias inregulares, y redes fundamentalistas que no estén sujetas al control de ningiin Estado, No obstance, eso no significa que la guerra tal y como. fuera concebida por Von Clausewitz hay desaparecido (...] Pero en la actualidad muchos de los més irrsolubles conflicts son puerras de ca- récter postclausewitziana’. Ast To qi ésulta nuevo en el tipo de gue- fra no convencional que surgié en lz década de los 90 es “el hecho de se haya desarrollado en el contexto de Estados erosionados o desmoro- nados” (p. 105). Gray insiste (op. cit. p, 106): “la guerra no conven- cional del tipo de la que predica Al qaeda encueatfa su ealdo de cul- ‘vo en las zonas de anatquia qué gencran los Estados que fracasan”. “Este planteamiento es filaz. La guerra de guerrillas, el terrorismo, ei, Gisi Siempie S hai Tlevado a cabo en dreas donde la fuerza esta- tal o habia desaparecido, o se hallaba fuercemente debilicada, Pero es0 no es ninguna novedad. No ya desde el Jevantamiento contra el ejétci- to napoleénico en Espafia y en Rusia, sino desde los orfgenes mismos del medieval movimiento iranf de los hassassins. Lo cierto es que el Estado casi siempre prefiere la guerra convencional a la guerra de B Ea guerillas dado que en la primera sigue teniendo el monopolio de la fuerza; y s6lo recurre a la segunda cuando corre el riesgo dle desapa- secer lisa y llanamente si no utiliza todos los medios, sino echa toda la came al asador. Entonces (y sélo entonces) asume el riesgo de armar a Ia poblacién. Esto es necesidads y puede tener tan peligrosas repercu- siones que la primera tarea cel mencionado Estado, si sobrevive, consistiré en... desarmar su propia guerrilla, Raramente el “poder desnudo” acepra compartirse. Podemos estar de acuerdo con Gray, sin embargo, en gue el uso por el Islam revolucionatio del teléfono via satéite, de los ordena- dores portitiles, ce Internet, de material bélico sofisticado oly alter nativo, de la “guerra como [también] especticulo medidtico”, y la eseructuracién en redes 0 en “microcosmos globales”, demuestran modetnidad en el mismo, Pero las esis de Gray no dan para mucho mas. El uso de la guerrilla, del kamikaze, la irrupcién de la guerra asimétrica (recuerdo al lector que acabamos de aceptat la convencién —forzada— de unir en el mismo concepto Asimetria, eficiencia y alternativa) forman parte de un importantisimo, vital, proceso ge- neral hist6rico que nos lleva hacia unas guerras cada vez més torales e ilimitadas. Y que por ello, no se renuncia a nada. ‘Tomemos las tesis de Martin van Creveld (en “La puissance mili- taire en question” en Politique étrangere, n° 68(1), 2003, Paris: Ins- titur des Relations Internationales, pp. 11-24); segiin dicho autor el arma nuclear considerada, desde 1945, como el “arma definitiva’, ya no es utilizable (por muchos escudos que se inventen) frente a quienes también la poseen. Cosa que ya sabfamos, pero. “paralela- mente, como los paises dotados de armamento nuclear son, casi sin excepcién, aquellos que poscen los arsenales clésicos més poderosos, no es de extrafiar que también haya declinado fuertemente la utili- dad de la guerra convencional.” Y desde luego, dice Creveld, desde 1945, la llamada “guerra total” no ha vuelto a producirse: “ningtin pats ha quedado borrado del mapa”. Més atin, la geografia de los conflictos arroja unos limites precisos: “desde el Asia del oeste y el Oriente medio hasta el este de Asia” pasando por el cuerno de Africa y el Asia del sur y del sureste, Paralelamente, “el coste del arma- 24 eee mento convencional se ha disparado y ello teniendo en cuenta que tampoco [ya, como veremos] es utilizable contra paises sin capaci dad nuclear [...] Es como si cl fuerte, incluso nuclear, viese paulati- namente reducida su capacidad de vencer al débil.” Y, zqué leccién atin sacy’Creveld de la tltima gran contienda? Pu gue la forma ms eficiente de lucha hia sido, desde 1941, la guerrilla, Asi faéron derrotados los alemanes en Yugoslavia {y fuertemente de- bilitados en el “ostfront’s y considerables medios para evitarlo pusie- ron}. Pero campoco pudieron hacer nada frente a ella ingleses y fran- ceses en relacidn con sus respectivos imperios; los norteamericanos en ‘Viernam, Egipto, Yemen; Indonesia en Timor oriental; Israel en el Ltbano; y, de nuevo los anglosajones en Somalia, Alganistén e leak fy ns vendrdn). En casi todos estos casos, medios humanos y técnicos considerables no han podido nada eficaz contra la guerrilla. No diga- ‘mos ya cuando el enfrentamienco ¢s con una entidad no estatal... Asi “no sirve de nada engatiarse, En tanto los responsables politicos y militares se nieguen a reconocer esa verdad y se lancen a guerras con ial oromo yl gue ser de Yes que el poder Filfar esa parce haber perdido una gran pate de i uid lad, bo cambign. y uerra contra Cneidades o-estarales", Ciertamente, ello no significa que toda guerrilla 0 Gainpatin Teo “venza necesariamente; pero si que es cierto que dicha modalidad de guerra ha sido la mds eficar desde los afios 50. Ha provacado la crea- cidn de docenas de nuevos estados [...] ¥ provocado el derrumba- miento de los ms poderosos imperios conocidos” (Crevelds op. cit). Sf. Pero zquién renunciarfa a poder realizar una guerra conven- ional, ¢ incluso nuclear o, al menos, una disuasién tal? En 1995, el general hindi Sunsalji, jefe del Estado Mayor del ejército de su pais afitmé que “ina de las lecciones més importantes aprendidas en Ja guerra del Golfo es que, si un estado incenca enfientarse a los EBEUU, debe evar acer a menor que ston poses dares Sadam Hussein en relacidn a la se- nucleares”. Pregiintesele si n0 gunda guerra del Golfo, o a Milosevic en relacién con el castigo a Serbia. ;Quién duda acerca de que la diferencia de trato de que se

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