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¿Para qué filosofar?

Haciendo un análisis de la lectura, y tratando de dar mi punto de vista basado en


esta, el hombre cada vez más va perdiendo el amor por la filosofía, sin tener en
cuenta la importancia que esta tiene en su vida cotidiana y en general.

La esencia de la filosofía va un poco más allá de solo pensar y razonar, es esta, un


amor por adquirir conocimientos lo cuales te llevan por el camino correcto a la
sabiduría, a la comprensión y la aprehensión de lo conocido, porque sólo cuando
aprehende se ostenta y se transmite conocimiento y saberes.

La historia nos demuestra que el ser humano siempre ha cuestionado las cosas que
lo rodean, ha sido y es curioso por naturaleza. A parir del asombro es que se ha
interesado por el objeto a conocer, facultad que hemos venido perdiendo a través
de las distintas generaciones por la pava inmarcesible en que vivimos.

Alcanzar una verdad absoluta en el marco filosófico es inexequible para el colectivo


o conglomerado social, pues vemos, que se habla de una verdad subjetiva, que va
de la mano con la experiencia del individuo, el medio social, cultural y religioso en
el cual se desenvuelve, que a partir de estos, forma su propio concepto, en otras
palabras, su verdad.

Cuando el sujeto cognoscente trabaja en su mente, pensamientos, ideas y con base


a lo vivido, crea conocimiento, complementados con la investigación de los datos o
fenómenos perceptibles por los sentidos, y es aquí, cundo intenta conocer al ser o al
objeto tal y como es, y trascender estos saberes al mundo real.

Para ir concluyendo, el hombre sin filosofía no diera respuestas a los interrogantes


que le nacen por la curiosidad y el asombro, como lo son: ¿Qué soy? ¿Tiene sentido
la vida? ¿Qué debo ser? ¿Existimos realmente?, entre otras. Mediante el
razonamiento intelectual, el individuo fomenta el avance y acrecenter de su
dominio, el cual nos superpone y diferencia de los demás seres vivos.

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