Con el objeto de hacer posible un nuevo Modelo Productivo
Socialista, el estado tiene la responsabilidad de conformar y mantener el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI) a tales fines que agrupe, coordine y fomente el desarrollo de la investigación en el país, e impulsar procesos de investigación, innovación, producción y transferencia de conocimiento, con pertinencia a los problemas y demandas fundamentales que afectan a la sociedad venezolana. En concordancia con las ideas expuestas fue promulgada La Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) por la Asamblea Nacional de Venezuela el 12 de julio de 2005, siendo reformada el 18 de noviembre de 2014 según la Gaceta Oficial No. 6.151 bajo el Decreto con Rango, Valor y Fuerza, (Decreto 1.411 Consejo de Ministros. Disponible en: http://www.mp.gob.ve). Ésta surge como un mecanismo para regular y establecer lineamientos, mecanismos, modalidades y formas en lo relativo a investigaciones y aportes a la ciencia, tecnología, innovación y sus aplicaciones; a la ética en la investigación, tecnología e innovación; así como al financiamiento de actividades relacionadas con estos campos. En este sentido, la ley parte de concebir aspectos como ciencia, tecnología, innovación y conocimiento en general, como objetos de propiedad social, interés público y general, me
diante la aplicación de conocimientos populares y académicos que
organiza en el denominado sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación, idea que se infiere del contenido de los artículos 1 y 2. En síntesis, La Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) constituye la plataforma de lanzamiento, sostenimiento y avance referente a los procesos de desarrollo en los pueblos, resulta de vital importancia, debido que a través de su marco normativo constituye una estructura de apoyo del marco legal regulatorio de Venezuela, orientado a impulsar un ambiente propicio para la innovación, y fomentar esta cultura en la sociedad, la generación de los cambios necesarios para insertar al país en los nuevos paradigmas de modelos productivos instalados en un mundo globalizado. Por otra parte en su artículo 24, “Él Fondo Nacional para la Ciencia, Tecnología e Innovación (FONACIT), ente adscrito a la autoridad nacional con competencia en materia de ciencia, tecnología, innovación y sus aplicaciones, es el responsable de la administración, recaudación, control, fiscalización, verificación y determinación cuantitativa y cualitativa de los aportes para ciencia, tecnología e innovación y sus aplicaciones” (LOCTI, 2014:7) Es fundamental desatacar, la representación preponderante que desempeña el FONACIT, en todo lo que concierne a la instrumentación, gestión, fiscalización y régimen sancionatorio conexo a este compromiso, se concentran en este organismo competencia claras y definitivas para la determinación de cuáles actividades puedan ser reconocidas o no. En este sentido, la fórmula adoptada ha sido eliminar cualquier vestigio de liberalidad en la interpretación de la asignación de los fondos, pues las actividades destinadas a auspiciar o apoyar el desarrollo de proyectos de investigación y desarrollo, presentada por personas particulares o jurídicas, deberán contar con su expreso reconocimiento. Igualmente expresa el artículo 26 que “Las personas jurídicas, entidades privadas o públicas, domiciliadas o no en la República que realicen actividades económicas en el territorio nacional, aportarán anualmente un porcentaje de sus ingresos brutos efectivamente devengados en el ejercicio económico inmediatamente anterior, por cualquier actividad que realicen” (LOCTI 2014:7). Considerándose que el artículo anterior, es el más debatido por ser el que corresponde al tributo que deben pagar las diversas empresas que hacen vida en Venezuela y cómo y en qué debe usarse ese tributo, elemento altamente criticado por parte de la doctrina imperante en el país, ya que la noción de ingresos brutos no refleja necesariamente la manifestación de riqueza apta para ser gravada por parte de los contribuyentes. Dentro de ese marco los industriales han visto la ley como un potencial gasto más. Las universidades y centros de investigación la han visto como una oportunidad de obtener ingresos para financiar proyectos de investigación y el gobierno lo ve como una forma de cambio social, de desarrollo social y de democratización del uso de la ciencia y la tecnología. Con respecto a la alícuota, los porcentajes previstos son: el dos por ciento (2%) en caso de casinos, salas de bingos o máquinas traganíqueles; así como la industria y comercio del alcohol, especies alcohólicas junto al tabaco; el uno por ciento (1%) para el caso de empresas de capital privado cuya actividad económica esté relacionada con los hidrocarburos, específicamente la explotación minera, su procesamiento y distribución; el cero coma cinco por ciento (0,5%) cuando se trate de empresas de capital público cuya actividad económica sea la misma del punto anterior; mientras que se aplica también el cero coma cinco por ciento (0,5%) cuando se trate de cualquier otra actividad económica (LOCTI, 2014). Consideraciones finales Considerándose que el ejecutivo nacional a través del marco legal regulatorio impulsa la