Charles Darwin descubrió que, a lo largo de la evolución, el
medio ambiente selecciona aquellos rasgos de los seres vivos que son más útiles para su supervivencia. El cerebro (podríamos decir que el sistema nervioso en general) aporta numerosas ventajas a quién lo posee. Por ejemplo, permite percibir el mundo y elaborar respuestas y estrategias para reaccionar a sus estímulos, conseguir alimento o mantenerse a salvo. Los seres vivos que tienen cerebro son mucho mejores haciendo estas cosas que los que no lo tienen. Por eso el medio ambiente los ha seleccionado positivamente y han evolucionado con mayor eficacia. Los seres humanos tenemos la versión más sofisticada de cerebro. De ahí que seamos una de las cumbres de la evolución, aunque no la única.