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Pedro Varela
Esa idea de crear una única identidad nacional nació con la republica que a fuerza
quiso crear una misma historia, una uniformidad y eliminar los elementos que son
parte del alma hispana (la monarquía, la fe católica, etc.), creando una identidad
artificial que nunca ha correspondido con los pueblos de México.
En realidad no existe tal cosa como la identidad mexicana, existen la identidad
yucateca, la identidad regimontada, veracruzana, tapatía, chiapaneca, etc.
Cada uno de estos pueblos tiene su propia idiosincrasia, sus propias tradiciones y
raíces. Me explico, no es lo mismo la idiosincrasia del yucateco que la del
regimontano o la del michoacano, si visitas cada uno de los estados veras que su
gente, sus costumbres y formas de pensar son muy diferentes.
Nos une el español y la herencia hispana pero en si somos muy diferentes unos
de otros.
Una de las principales razones del estancamiento del país es debido a que
estamos atados al gobierno capitalino, una ciudad cosmopolita y liberal que no
respeta y somete la cultura y diversidad de otros estados.
Con el fin del imperio de Maximiliano, Juárez reafirma y hace más fuerte el
sistema republicano y desde ahí se estableció una misma identidad (liberal y anti-
tradicional), una misma historia oficial, un mismo sistema de gobierno. Todo ello
artificial.
Así el temprano cine mexicano impuso la imagen del charro, del mexicano cantor,
pícaro y tramposo.
La figura del charro es auténtico de Jalisco, es una expresión cultural propia de los
tapatíos pero no de los otros pueblos. Pasa lo mismo con la música de mariachis
que es propia de Jalisco, Colima y Michoacán, es música folklorica de esos
estados pero a mí como yucateco y neoleonés no me representan.
Las figuras del charro y el mariachi son propiamente hispano-criollas y resulta una
contradicción muy grande que sean parte de una identidad nacional artificial que
ve a los españoles como invasores y genocidas.
Otra imagen de falsa identidad nacional es el pachuco, imagen importada por los
chicanos de Estados Unidos, el pachuco es una figura relacionada a ambientes
barriobajeros, criminales y marginales, el cine y la televisión se han encargado de
hacer del pachuco otra cara de México a través de figuras como el cómico Tin Tan
y la música de la Maldita Vecindad.
El cine mexicano (cada vez más sórdido y repulsivo) importa esta imagen, el
chilango viviendo ya sea en su faceta de “naco” viviendo en barrios, delinquiendo,
siendo oportunista y tramposo o en su faceta de “mirrey” drogándose en elegantes
vecindarios, conduciendo autos lujosos y diciendo “wey” en cada línea, se han
convertido en dos caras de la misma moneda, arquetipos decadentes de una
identidad artificial cada vez más repulsiva.
Todos estos elementos mencionados son celebrados cada “mes patrio” como
símbolos de la identidad mexicana, una identidad que resulta ser un monstruo de
Frankenstein cultural.
Los pueblos que conforman México tienen cada uno su propia identidad, su propia
cultura y tradiciones que no se acoplan a una única identidad, compartimos
valores como la herencia europea y la fe católica, la hispanidad es tan diversa y en
el entendimiento y respeto de esta diversidad puede haber un avance.
Frida Kahlo comunista y feminista podrá representar a la muy liberal CDMX pero a
mí no me representa, a mí me representan los Montejo los fundadores de la
ciudad de Mérida y don Luis de Carvajal y de la Cueva fundador de la ciudad de
Monterrey.