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UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MANABÍ

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANISTICAS Y


SOCIALES
PSICOLOGÍA CLÍNICA
NOMBRE: Paralelo: “A”
DOCENTE:
ASIGNATURA:

¿Qué es el apego?
El apego es un vínculo afectivo que se establece desde los primeros momentos de
vida entre el hijo y la madre (o más bien la persona encargada principalmente de su
cuidado). Su función es asegurar el cuidado del recién nacido. El apego cumple un rol
clave en el desarrollo psicológico del niño y en la formación de su personalidad.

El establecimiento del apego desde la infancia más temprana permite que se den dos
fenómenos que harán del niño un ser más o menos dependiente y temeroso; nos referimos
al sistema exploratorio y al sistema afiliativo.

¿Cómo se establece el apego?

De este modo, desde el nacimiento, el bebé observa, toca y es reactivo a todo le dice la
figura principal de apego, que por lo general suele ser la madre. Sobre los 6 meses de vida
se establece un vínculo de apego con la persona con quien tiene más contacto y aparece
el miedo ante los desconocidos.

Los 4 tipos de apego

1. Apego seguro

Este tipo de apego está caracterizado por la incondicionalidad: el niño sabe que su
cuidador no va a fallarle. Se siente querido, aceptado y valorado. El comportamiento de
los niños con apego seguro es activo, e interactúan de manera confiada con el entorno.
Hay buena sintonía emocional entre el niño y la figura de apego.

Las personas que han tenido un apego seguro en la infancia suelen interactuar con sus
iguales de forma saludable en la edad adulta. No les supone un esfuerzo unirse
íntimamente a las personas y no les provoca miedo el abandono. La dependencia es
recíproca y no les preocupa estar solos.

2. Apego ansioso y ambivalente

En estos casos el niño no confía en sus cuidadores y tiene una sensación constante de
inseguridad. Es por ello que los pequeños con apego ansioso-ambivalente necesitan la
aprobación de los cuidadores y vigilan de manera permanente que no les
abandonen. Exploran el ambiente de manera poco relajada y procurando no alejarse
demasiado de la figura de apego.

Los adultos con este tipo de apego sentirán temor a que su pareja no les ame o les desee
realmente. Les resulta difícil interaccionar de la manera que les gustaría con las personas,
ya que esperan recibir más intimidad o vinculación de la que proporcionan. Así, podemos
decir que en la edad adulta este estilo se relaciona con la dependencia emocional.

3. Apego evitativo

Los niños con un apego de tipo evitativo han asumido que no pueden contar con sus
cuidadores, lo cual les provoca sufrimiento. Estos pequeños aprenden a vivir sintiéndose
poco queridos y valorados; muchas veces no expresan ni entienden las emociones de los
demás y evitan las relaciones de intimidad.

En el apego evitativo en la edad adulta, tal y como ocurre en la infancia, se producen


sentimientos de rechazo a la intimidad y de dificultades de relación. Las parejas de estas
personas echan en falta más intimidad en la interacción.

4. Apego desorganizado

Este tipo es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo en que el niño presenta
comportamientos contradictorios e inadecuados. Tienen tendencia a las conductas
explosivas y a la destrucción de juguetes, así como grandes dificultades para entenderse
con sus cuidadores.

Buscan evitar la intimidad pero no han encontrado una forma de gestionar las emociones
que esto les provoca, por lo que se genera un desbordamiento emocional de carácter
negativo que impide la expresión de las emociones positivas.

Los adultos que han tenido este tipo de apego de pequeños suelen ser personas con alta
carga de frustración e ira, no se sienten queridas y parece que rechacen las relaciones, si
bien en el fondo son su mayor anhelo.

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