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MONÓLOGO DE HUMOR: “SER MADRE ES LO MAS HERMOSO”.

¿Nunca se han preguntado “Cómo está tu familia?”


Sí. Cuando ves a un amigo, o conocido, o lo que sea te para y te pregunta: ¿Qué tal está tu familia? Y lo que
siempre preguntamos es: ¿La familia? Pues bien, gracias.
¿Pero por qué decimos gracias? ¿Qué gracias tiene una familia?
La verdad es que mucha.
Hoy en especial empezaré hablando de nosotras las madres.
¿Se han fijado en que todas las madres del mundo hacemos y decimos exactamente las mismas cosas? Yo
creo que nos dan un cursillo, o algo así, en el que aprendemos esas conductas que llamamos “cosas de
madre”. ¿Nunca han oído la frase: tú hazle caso a tu madre, que tu madre sabe mucho de esto?
¿De dónde crees que ha podido sacar una madre una frase así? Pues del cursillo. Por eso todas las
madres decimos las mismas cosas. Seguro que si vas a Tanzania, allí las madres dicen: Hazcumba tumami,
que tumami sabe mucho de esto.
En el cursillo nos dan clases de lenguaje y las madres aprendemos a incluir en todas sus frases el “mi” y el
“me”.
“Mi niño no me come”, “Mi niño no me duerme”, “Mi niño no me estudia”.
Somos tan posesivas, que en la agenda de teléfonos, ponemos a todos nuestros hijos en la letra M: Mi
David, Mi Nico, Mi Juanjo…
Gracias al cursillo, las madres somos capaces de dos temas a la vez, incluso tres:
– Mamá, quiero hablar contigo.
– ¿Qué te pasa hijo mío? ¡No arrastres los pies!
– Es que estoy pensando en dejar de estudiar.
-¡No te entretengas en los granos! ¿Pero cómo vas a dejar los estudios?
– Es que estudiar es un rollo. No me gusta.
– ¡Por Dios! hay tantas cosas que no me gustan a mí y tengo que hacerlas. ¡Ponte derecho, que vas
jorobao´!
Y concluye:
– Pero, ¿cómo vas a tener ganas de estudiar si no arreglas tu habitación? Ven que no hay quien entre… ¡y
estudia!
Además todas las madres tenemos una bola mágica dentro, somos tan videntes que:
– Niño, que te vas a caer…
Y te caes.
– Niño, no comas tan deprisa que te vas a atragantar…
Y vas y te atragantas.
– Hijo, ten cuidado con ésa que de seguro de engaña…
¡Y te engañan!
Con el paso de los años, nosotras vamos enseñando todos los conocimientos aprendidos en los cursillos:
Enseñamos religión:
– Reza para que esta mancha salga de la alfombra, porque si no ombeeee ya sabes lo que te espera.
Enseñamos a ser razonables:
– ¡Porque lo digo yo, por eso… y punto!
También a ser previsores:
– Asegúrate que llevas los calzoncillos limpios, por si tienes un accidente.
A decir siempre la verdad:
-¡Te he dicho un millón de veces que no seas tan exagerado!
¡Incluso técnicas de odontología!
– ¡Me vuelves a contestar y te estampo los dientes contra la pared!
¡Hasta contorsionismo!
-¡Mira lo sucia que tienes la nuca! ¡Vuélvete y límpiate!
En fin, una vez explicado cómo somos las madres, he llegado a una conclusión: Todas las madres sabemos
mucho, todas las madres hacemos el mismo cursillo, pero ¿qué hay algo que decir? Para mí, lo mejor del
mundo es ser madre, somos la bendición más hermosa que existe en la tierra.

FELIZ DÍA PARA TODAS.

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