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a) Idoneidad
La injerencia del poder punitivo en el derecho fundamental a la libertad debe ser idónea
para realizar un fin constitucionalmente legítimo 2, lo cual supone dos exigencias: i) la
legitimidad constitucional del fin3, y ii) la idoneidad de la prisión preventiva para lograr
ese fin. La idoneidad exige una relación de adecuación de medio a fin, de donde el
medio de la prisión preventiva debe ser idóneo para alcanzar un fin constitucional4.
1
“(…) [L]a gravedad del control penal, es decir, el modo tan directo y personal del ejercicio de la
violencia estatal que él significa, impone que solo se le considere en última instancia”. BUSTOS
RAMÍREZ, Juan. Manual de Derecho Penal español. Parte general. PPU, Barcelona, 1984, p. 49.
2
La doctrina alemana con relación al principio de proporcionalidad (Grundsatz der Verhältnismässigkeit)
dispone que debe existir una adecuación entre la utilización de un determinado medio y el fin que con
aquel pretende alcanzarse.
3
En esa línea, señala Gonzáles Cuellar, citado por Cáceres Julca: consiste en “(…) determinar cuál es el
fin perseguido por la injerencia, pues si dicho fin es ilegítimo o irrelevante, cualquier otra finalidad habrá
de reputarse de antemano inadmisible por ser absolutamente arbitraria”. CÁCERES JULCA, Roberto.
Las medidas de coerción penal. Idemsa, Lima, 2006, p. 45.
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“[E]l principio de idoneidad constituye un criterio de carácter empírico, inserto en la prohibición
constitucional de exceso, que hace referencia, tanto desde una perspectiva objetiva, como subjetiva a la
causalidad de las medidas en relación con sus fines y exige que las injerencias faciliten la obtención del
éxito perseguido en virtud de su adecuación cualitativa, cuantitativa y de su ámbito subjetivo de
aplicación”. Ibídem, p. 44.
Este subprincipio de adecuación exige la concreción del fin que se procura alcanzar con
la imposición de la prisión preventiva, y tal adecuación se evalúa ex ante con carácter
técnico y no como una mera posibilidad de alcanzar su objetivo5.
b) Necesidad
Para que la injerencia en la libertad del imputado –con la prisión preventiva– sea
necesaria, no debe existir otro medio alternativo más benigno con igual idoneidad para
alcanzar el objetivo cautelar8. Es por ello que se realiza una comparación de la prisión
preventiva con otros medios coercitivos previstos en el Código Procesal Penal, y si hay
un medio coercitivo alternativo, con menor grado de injerencia en la libertad del
imputado, y este también es idóneo para el fin de evitar el riesgo de fuga u obstrucción
de la justicia, entonces no es necesaria la imposición de la prisión preventiva. Así las
cosas, la imposición de la prisión preventiva deber ser excepcionalmente necesaria en el
entendido de que no existen otras medidas alternativas igualmente idóneas.
Por otro lado, el artículo 290 del Código Procesal Penal se ocupa de hacer prevalecer la
detención domiciliaria en supuestos en los que corresponde la prisión preventiva, lo cual
es así cuando el imputado: a) es mayor de 65 años de edad; b) adolece de una
enfermedad grave o incurable; c) sufre grave incapacidad física permanente que afecte
sensiblemente su capacidad de desplazamiento; d) es una madre gestante, siempre y
cuando esta medida pueda evitar el peligro de fuga u obstaculización. Así regulada, la
detención domiciliaria es una alternativa coercitiva auténticamente sustitutiva de la
prisión preventiva.
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“Artículo 287.- La comparecencia restrictiva
1. Se impondrán las restricciones previstas en el artículo 167, siempre que el peligro de fuga o de
obstaculización de la averiguación de la verdad pueda razonablemente evitarse.
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2. El juez podrá imponer una de las restricciones o combinar varias de ellas, según resulte adecuada al
caso, y ordenará las medidas necesarias para garantizar el cumplimiento de las restricciones impuestas al
imputado”.
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Pero los jueces incurren con frecuencia en la imposición de las reglas generales como la prevista en el
artículo 287, inciso 2 del Código Procesal Penal (“La obligación de no ausentarse de la localidad en que
reside, de no concurrir a determinados lugares, o de presentarse a la autoridad en los días que se le fijen”)
sin precisar a qué localidad se refiere o no se determinan los lugares a los que no concurrirá el imputado.
Con ese tipo de restricciones generales y abstractas, en realidad no se restringe nada y el peligro de fuga
y/o obstaculización siguen inminentes.
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“Artículo 289.- La caución
1. La caución consistirá en una suma de dinero que se fijará en cantidad suficiente para asegurar que el
imputado cumpla las obligaciones impuestas y las órdenes de la autoridad”.
Con frecuencia se presentan casos concretos en que concurren todos los presupuestos
materiales de la prisión preventiva y, además, se superaron los juicios de idoneidad y
necesidad; sin embargo, de aplicarse la prisión preventiva se puede afectar la propia
vida del imputado, su integridad, e incluso otros derechos fundamentales vinculados a la
libertad del imputado. Son casos límite que se encuentran previstos en el artículo 290
del Código Procesal Penal, a efectos de la habilitación de la detención domiciliaria 13. En
efecto, es el caso de octogenarios, adolescentes de 18 años, enfermos terminales,
parapléjicos sobrevenidos, etc., circunstancias en las que, por la situación concreta de
estos imputados, el juez está en la obligación de optar por una medida coercitiva
diferente, que resulte ser menos lesiva y aflictiva, pues la prisión preventiva resulta
desproporcionada para el caso concreto, por la implicancia y afectación de otros
derechos de mayor peso que la eficacia de la tutela judicial penal.
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“Artículo 290.- Detención domiciliaria
1. Se impondrá detención domiciliaria cuando, pese a corresponder prisión preventiva, el imputado:
a) Es mayor de 65 años de edad;
b) Adolece de una enfermedad grave o incurable;
c) Sufre grave incapacidad física permanente que afecte sensiblemente su capacidad de desplazamiento;
d) Es una madre gestante”.
Circunstancia condicionada a que esta medida pueda evitar el peligro de fuga u obstaculización, por lo
que así regulada la detención domiciliaria, deviene en una alternativa coercitiva a la prisión preventiva.
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Corresponde a una concepción idealista de la ley y del Derecho, según la cual, desde esa perspectiva, se
califica de injusta cualquier solución por fuera de la legislación; es esta una de las expresiones del
positivismo.
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Señala el maestro García Amado, que el “(…) método interpretativo-subsuntivo y [el] método
ponderativo-subsuntivo son intercambiables, y que lo que acontece cuando se usa uno u otro es una
elección de método, pues cada juez (o profesor) escogerá entre ellos según más le convenga, según le
parezca en esa oportunidad más fácil justificar el fallo argumentando sobre interpretaciones de las normas
al hilo del caso o sobre ‘pesos’ de los hechos del caso”. GARCÍA AMADO, Juan Antonio. La esencial
intercambiabilidad del método ponderativo –subsuntivo y el interpretativo-subsuntivo y las ventajas e
inconvenientes de cada uno. Disponible en: <http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/libro.htm?l=3706>.