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Manual de Instrucción

Prevención y métodos de
profilaxis de las enfermedades

Mayo de 2005
Dirección de Luchas Sanitarias
Dirección Nacional de Sanidad Animal
31
Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria

M a n u a l d e I n s t r u c c i ó n

Prevención y métodos
de profilaxis de
las enfermedades

Dr. Marcelo Daniel de la Sota


Dirección de Luchas Sanitarias

Dirección Nacional de Sanidad Animal


Buenos Aires
Año 2005
SENASA

Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria


Av. Paseo Colón 367 C1063ACD
Ciudad de Buenos Aires - República Argentina.
Tel. (054) (011) 4331-6041 al 49.
website: http://www.senasa.gov.ar

Coordinación General:
Dr. Marcelo D. de la Sota (Dirección Nacional de Sanidad Animal)
email: mdelasot@senasa.gov.ar

Responsable de los contenidos:


Dr. Marcelo D. de la Sota (Dirección de Luchas Sanitarias)

Revisión de contenido:
Dirección de Epidemiología y
Coordinación General de Campo.

Edición:
Lic. Cristina del Llano (Coordinación de Gestión Técnica)
Armado y diagramación: Area de Diseño Gráfico.

Buenos Aires, mayo de 2005.

2 Dirección de Luchas Sanitarias


Autoridades

Dr. Jorge Néstor Amaya


Presidente

Ing. Carlos Casamiquela


Vicepresidente

Dr. Jorge Dillon


Director Nacional de Sanidad Animal

Dr. Gastón Funes


Director de Epidemiología

Dr. Marcelo Daniel de la Sota


Director de Luchas Sanitarias

Dr. José Luis Antonelli


Coordinador General de Campo

Dr. Carlos Masciocchi


Director de Cuarentena Animal

Manual de Procedimientos / Prevención y métodos de profilaxis de las enfermedades 3


4 Dirección de Luchas Sanitarias
Indice

Prefacio .............................................................................................................. 7

Introducción ........................................................................................................ 9

Antecedentes ...................................................................................................... 9

Prevención ........................................................................................................ 10

Vigilancia epidemiológica ..................................................................................... 12

Situaciones epidémicas ....................................................................................... 13

Profilaxis ........................................................................................................... 15

Bioseguridad ..................................................................................................... 18

Cuarentena ....................................................................................................... 18

Saneamiento por medio de pruebas discriminantes ................................................. 19

Vacunación ........................................................................................................ 20

Aislamiento ....................................................................................................... 21

Control de Movimientos ....................................................................................... 23

Despoblación ..................................................................................................... 24

Repoblación ....................................................................................................... 26

Desinfección ...................................................................................................... 26

Fumigación ....................................................................................................... 27

Desinfección por agentes biológicos ...................................................................... 28

Conclusiones ..................................................................................................... 29

Referencias ....................................................................................................... 31

Manual de Procedimientos / Prevención y métodos de profilaxis de las enfermedades 5


6 Dirección de Luchas Sanitarias
Prefacio

El presente Manual de Instrucción forma parte de una serie de manuales

de similares características que tienen como objetivo el acercar a los

veterinarios locales distintos comentarios sobre los aspectos fundamen-

tales de las diferentes acciones que se encuentran contenidas en la re-

glamentación y legislación sanitaria vigente.

Este manual fue redactado por el Dr. Marcelo Daniel de la Sota, Director

de Luchas Sanitarias, y cuenta con los aportes efectuados por la Coordi-

nación General de Campo y Dirección de Epidemiología, ambas depen-

dencias de la Dirección Nacional de Sanidad Animal.

El mismo tiene además por finalidad aportar los conceptos básicos

referidos a las medidas que son aplicadas por los veterinarios locales

en la totalidad de las oportunidades en que se detectan casos o focos

de enfermedades incorporadas al Reglamento General de Policía Sani-

taria de los Animales.

El veterinario local se enfrenta cotidianamente con situaciones que lo

llevan a sospechar de enfermedades infecciosas y por lo tanto implantar

en los predios involucrados los distintos métodos de profilaxis. El con-

creto y adecuado conocimiento de las particularidades, alcances, efica-

cia de cada uno de ellos les posibilitará dimensionar adecuadamente su

implementación y pronosticar su resultado.

Manual de Procedimientos / Prevención y métodos de profilaxis de las enfermedades 7


Al mismo tiempo, se pretende resaltar la particularidad de que para casi

la totalidad de las enfermedades incorporadas a la Ley N° 3959 los mé-

todos de profilaxis son similares en su esencia y solo difieren en los

plazos de su aplicación.

8 Dirección de Luchas Sanitarias


Manual de Instrucción

Prevención y métodos de
profilaxis de las enfermedades

Introducción

El objetivo fundamental de todas las actuaciones en el campo de la sanidad animal es el de conseguir la


mayor rentabilidad de los recursos ganaderos disminuyendo los costos de producción. Dentro de este
ámbito, las enfermedades infecciosas ocupan un lugar preponderante y pueden ser controladas o erra-
dicadas a través de la prevención en su concepto más amplio mediante la implementación de los
distintos métodos de profilaxis. Estos procesos infecciosos o parasitarios inciden de manera negativa,
sobre los costos, bien por muerte, disminución de la producción, por acortar la vida media de los
animales, o por pérdidas de mercados interior o exterior.
Como cualquier programa profiláctico general emprendido por el servicio veterinario, se tiene por
objetivo reducir las pérdidas y aumentar la productividad de los animales, en colaboración con los
dueños de animales, utilizando casi siempre las mismás herramientas, que solo difieren sutilmente de
una a otra enfermedad. La mayoría de los programas se implantan casi siempre una vez detectados
los primeros casos clínicos, en muy pocas oportunidades cuando a través de los estudios de muestreo
selección(screening)se detecta la infección.
Es necesario tener presente que los tratamientos preventivos y curativos practicados en el curso de las
grandes epizootias en el siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX fueron más o menos similares y
todos fracasaron, por lo que los gobiernos de la mayor parte de los países aplicaron estrictas medidas
de prevención basadas en la legislación.
En tal sentido la Ley N° 3959 y el Reglamento General de Policía Sanitaria de los animales prevé desde
1902, la aplicación de estas herramientas.
En general el establecimiento de las medidas preconizadas desde tiempo inmemorial debería ir acompañado
de una amplia serie de medidas de otro tipo destinadas a mejorar y a dar coherencia a las restricciones que
estas imponen y que se aplica a todos los aspectos de las enfermedades en forma más o menos acrítica.

Antecedentes

Los antecedentes existentes y comprobables indican que las herramientas utilizadas desde la antigüe-
dad más remota no son distintas sustancialmente a las que actualmente se encuentran consideradas en
todo programa sanitario. Las medidas sanitarias como el aislamiento, cuarentena, inmovilización, des-
infección y sacrificio fueron utilizadas ante las diferentes epidemias que asolaron el mundo antiguo, aún
antes de conocerse el descubrimiento de Koch.
Al respecto, cabe recordar que el control italiano denominado, Ideología del Orden, instaurado ante la
epidemia de la peste bubónica en el siglo XIV en toda su dimensión consistía en cinco elementos:

Manual de Procedimientos / Prevención y métodos de profilaxis de las enfermedades 9


1. Control riguroso del desplazamiento humano entre las regiones infestadas y las regiones exentas de
peste mediante el uso de cuarentenas marítimás o terrestres,
2. Sepultura obligatoria de los muertos por peste en fosas especiales y destrucción de sus efectos
personales,
3. Aislamiento de los apestados en casas especiales y encierro de su familia en su propio domicilio o en
cabañas provisorias lejos de zonas pobladas,
4. Atención médica gratuita y alimentación de la gente puesta en aislamiento a cargo de la unidad
impositiva local, y
5. Provisión de subsistencia para aquellos cuya vida se veía arruinada por el cierre de mercados y no
tenían reservas de alimentos.

Por otra parte parece ser que las restricciones usuales en la actualidad ante la ejecución de las activida-
des sanitarias, se basan en lo que con agrio humor, un funcionario de salud de Palermo escogió como
lema, durante la peste de 1576, Oro, Fuego, Horca: oro para pagar los costos, fuego para quemar los
bienes sospechosos y la horca para colgar a los pobres diablos que cuestionaran la autoridad de la Junta
de Salud.
El aislamiento, vacunación, cuarentena, sacrificio, etc., se encuentran todos ellos previstos en la Ley N°
3959 y el Reglamento General de Policía Sanitaria, que en el articulo 9º, expresa que se podrá declarar
infectada la propiedad, la circunscripción o la provincia entera, según la gravedad de las circunstancias
y estará autorizado para aislar, secuestrar y prohibir el tránsito de los animales de las zonas infectadas,
para desinfectar y aún destruir los animales y las cosas que puedan ser vehículos del contagio y para
adoptar las medidas que, en cada caso, aconsejen la naturaleza y caracteres de la epizootia.

Prevención

En el período alejandrino, el veterinario Bolos de Mendes, indicaba que, siendo desconocidas las causas de
la mayor parte de las enfermedades del ganado, se debe dar mayor importancia a la prevención (11).
En el pasado, se ha prestado más atención a las medidas preventivas y a los de control y erradicación
en la práctica veterinaria que en la medicina humana Como señala Pugh (1965) «en veterinaria se da
más importancia a la preservación de la salud en el futuro que a su recuperación». Estos esfuerzos para
lograr esta tendencia aumenta aún más en el control de las enfermedades en los animales, y han hecho
posible la cooperación dentro de la profesión veterinaria hasta un grado que ha sido poco apreciado por
parte de aquellos a quienes concierne el problema de la participación.
La prevención en el campo de la sanidad animal tiene como objetivos los de promover y conservar la
salud de los animales, recuperarla cuando se ha perdido y reducir al mínimo las secuelas.
Estos objetivos se engloban todos ellos bajo el término «prevención», más fácil de definir en el contexto
de sus niveles, que suelen denominarse prevención primaria, secundaria y terciaria.
Los expertos no han llegado a ponerse de acuerdo sobre los límites precisos que deben trazarse entre
estos niveles, ni tampoco acerca del número de ellos que cabe admitir; no obstante, las diferencias de
opinión son más semánticas que sustanciales.
Una interpretación epidemiológica de la distinción entre la prevención primaria y la secundaria es la de

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Período s de Prev enció n

P rimario Se cundario Te rciario

Período P re -Pa to génico P erío do Pa to génico P erío do Post-Patogénico

De spués de
Ante s de la enfermeda d Durante la enfermeda d
la enfermedad

1º Nivel 2º Nivel 3º Nivel 4º Nivel 5º Nivel

Protección Protección De te cció n Avanzada


Ine spe cífica Espe cífica Pre co z

La enfe rmedad Las secuelas o


Condiciones P re sencia de Los primeros sigue su co nse cuencia s
de l individuo y fa ctores ca usales síntoma s evo lución de la enfe rmedad
de l ambie nte que que favo re cen se torna n terminando pueden se r repa ra das,
pre dispone n a la a parición de a parente s. con la cura o permitie ndo la
la enfermeda d. la enfermeda d. con secuela s. reha bilitació n.

Tria da Infesta ción Patogenia Enfe rmedad Recupe ra ción


epidemiológica Incubació n Temprana Discernible Secuela s

que aquélla va destinada a reducir la incidencia de enfermedad y de otras modificaciones del estado de
salud, mientras que ésta se dirige a reducir la prevalencia mediante el acortamiento de la duración; la
prevención terciaria tiene como objetivo disminuir las secuelas y está a cargo de la actividad privada
exclusivamente.
La prevención primaria: puede definirse como la protección de la salud por métodos aplicados con
carácter individual o colectivo, por ejemplo, mediante el mantenimiento de un buen estado sanitario,
inmunización frente a las enfermedades infecciosas y logro de un ambiente seguro. En el período de
prepatogénesis, los objetivos de la prevención son mejorar el nivel sanitario general y procurar medidas
de protección específicas.
Tales medidas son probadamente efectivas en cuanto a mortalidad y morbilidad causadas por enferme-
dades infecciosas.
La prevención secundaria: se puede definir como las medidas aplicables a individuos o a poblacio-
nes, destinadas a la detección precoz y a una intervención pronta y efectiva, para corregir las desviacio-
nes del estado normal de salud, consistente mayormente en el diagnóstico temprano de las enfermeda-
des mediante exámenes periódicos clínicos y seroepidemiológicos.
La prevención terciaria: se ocupa de las medidas que pueden adoptarse para reducir o eliminar las
secuelas e incapacidades a largo plazo, reducir al mínimo las restricciones originadas por las desviaciones
existentes del estado de salud y promover la aceptación del propietario ante las situaciones irremediables.

Manual de Procedimientos / Prevención y métodos de profilaxis de las enfermedades 11


Vigilancia epidemiológica

Por otra parte, la frecuencia de la infección y de la enfermedad en el tiempo y en el espacio es el


producto del equilibrio existente entre varios factores. Los estudios de éstos han evolucionado desde las
epidemias hasta lo que hoy se llama vigilancia epidemiológica, término acuñado en los años sesenta por
Langmuir y Raska para identificar un estudio continuo de la enfermedad en el tiempo, independiente de
cualquier importancia inmediata de la frecuencia de la enfermedad. (3)
La característica más destacable del enfoque moderno en el control de las enfermedades es la vigilancia
epidemiológica, por la que es factible reconocer lugares que presentan mayores riesgos o los grupos de
población más expuestos y da la señal de alarma contra las epidemias, lo cual aumenta la eficiencia y
eficacia de las actividades de lucha o prevención y las hace más económicas.
Es indispensable determinar los alcances de la vigilancia epidemiológica y sus procedimientos dentro de
los principios de la prevención (en el cuadro se especifica la relación existente).

Período s de Prev enció n

P rimario Se cundario Te rciario

Período P re -Pa to génico P erío do Pa to génico P erío do Post-Patogénico

De spués de
Ante s de la enfermeda d Durante la enfermeda d
la enfermedad

1º Nivel 2º Nivel 3º Nivel 4º Nivel 5º Nivel

Protección Protección De te cció n Avanzada


Ine spe cífica Espe cífica Pre co z

Control de la incidencia. Control de la prevalencia. Control del gradiente.

Vigilancia epidemiológica

Atenuación Protección Diagnóstico Diagnóstico Recuperación


del riesgo específica precoz de casos del daño

Valoración Marcadores Atención


de factores Notificación del riesgo. de casos. Curso natural
de riesgo. de sospechas. Causas de la Curso clínico. y clínico de
Causas de prevalencia. Extensión de la enfermedad.
incidencia. la enfermedad.

Control epidemiológico continuo

Alerta rápida. Tasa de Notificación Tasa de


Detección infección y de casos prevalencia
precoz. de incidencia.

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Partiendo de la vigilancia de los casos de enfermedad, el concepto ha evolucionado hacia la vigilancia de
todos los componentes relevantes de los focos naturales de la enfermedad (infección y portadores),
dentro de los cuales las cadenas y transmisión de la infección son trascendentes.
El “control epidemiológico selectivo”, es una alternativa viable y ha tenido éxito en el uso inteligente
de las medidas profilácticas basado en el conocimiento de dónde está la infección, cuándo, dónde y a
quiénes es probable que se extienda la misma, es más económico en tiempo, elementos y personal que
las acciones posteriores implementadas para controlar los futuros focos.

Situaciones epidémicas

Un brote epidémico se define como la aparición de casos de algún trastorno de salud en número mayor
al esperado, en un área geográfica determinada y en un período específico. No hay criterios universales
que puedan aplicarse para determinar qué número de casos en exceso es suficiente para justificar una
investigación y la adopción de la totalidad de las acciones preventivas.
Probablemente por la contaminación originada por los nuevos saladeros, en 1778 se declaró una epide-
mia de cólera, que se extendió hasta el año siguiente. Fueron afectados San Nicolás, San Pedro, Bara-
dero, Arrecifes, Pergamino y San Antonio de Areco. Las primeras víctimas fueron los pobres que vivían
en las afueras de los pueblos, cerca del río, pero pronto afectó a toda la población.
¿Cómo se respondía ante esas epidemias? El 10 de diciembre de 1685, ante una de estas emergencias,
se ordena oficiar rogativas para evitar la mortandad de habitantes, sin ninguna medida más concreta.
Lo mismo hacen en 1733. Es necesario esperar a 1769, durante una epidemia de disentería, para que
el Cabildo pida se haga la apertura de uno o varios cadáveres para tratar de saber algo sobre la
enfermedad. Del mismo modo, en 1781, ante una epidemia de tuberculosis, ordenan la desinfección de
habitaciones y la cremación de ropas y muebles de los enfermos.
El cólera en 1867 mató a 1.653 personas en Buenos Aires, en medio de un pánico generalizado. Llevado
por los combatientes de la Guerra del Paraguay, el cólera demostró que Buenos Aires no tenía política
para la sanidad ambiental y que el gobierno sólo podía mostrar su inoperancia.
Mariano Moreno expresa en «Un caso de abigeato», 9 de marzo de 1808, en Papeles de Archivo y
constatará en una estancia de Gualeguaychú, «que este tiempo ha estado sujeto a epidemias, que según
la exposición del capataz Leyba, llegó el caso de no encontrar una res que carnear para el alimento».
En 1899 se produjo una epidemia de aftosa que afectó la fauna, tal como describe Justo P. Sáenz en su
obra Baguales (Buenos Aires, Peuser, 1930): «las gamas y venados que poblaban todavía en gran
número algunas propiedades de desahogada superficie, perecían en cuadrillas enteras a lo largo de los
alambrados y al borde de las aguadas, y como desde esa fecha la epizootia se hizo endémica, a cada
subsiguiente recrudecimiento aumentó la mortalidad hasta salvarse contados ejemplares.»
De acuerdo a la definición, epidemia se considera a la aparición de casos de una enfermedad que
exceden claramente el número previsto; por lo que la información histórica resulta trascendente a
fin de posibilitar realizar alguna comparación predictiva y por lo tanto posibilitar construir una
respuesta adecuada y consistente.
Las epidemias resultan de un proceso de difusión de un agente causal a través de redes de interacción.
Otros factores clave son la velocidad y la intensidad con que esa difusión ocurre, y que también se

Manual de Procedimientos / Prevención y métodos de profilaxis de las enfermedades 13


refiere a la interconectividad de esas redes de interacción y sus eventuales puntos de ruptura.
En la decisión de atacar un brote epidémico influyen factores tales como la gravedad de sus consecuen-
cias sanitarias y las circunstancias particulares en que se ha producido.
La definición abarca un amplio espectro de situaciones sanitarias o de salud pública a las cuales, en
función de factores como la etiología y el lugar, se les llama epidemias, conglomerados de enfermeda-
des o riesgos imprevistos para la salud pública y veterinaria.
Cuando se identifica un brote sospechado, el foco inmediato de la investigación debe ser la elaboración
de una base racional, tanto para su rápido control como para prevenir la repetición del problema.
Por lo tanto, la rapidez con que se establecen las acciones más apropiadas de prevención y profi-
laxis es un aspecto medular. Con frecuencia esas acciones deben adoptarse cuando solo se cuenta
con información preliminar.
En un período relativamente corto después del inicio de una investigación, se intenta caracterizar la
población en riesgo; la etiología de la dolencia, la fuente del brote y el modo de transmisión del agente
causal (aéreo, por aerosol, por contacto directo, vectorial, alimentario, hídrico, etc.).
Puesto que las investigaciones de brotes se llevan a cabo en condiciones de campo, ya sea después de
ocurrir el problema o durante un brote, el enfoque para investigar suele estar sujeto a muchas restric-
ciones y consideraciones prácticas, las investigaciones de brotes se caracterizan por el limitado control
de muchos de los factores esenciales de cualquier estudio.
Por ejemplo, la publicidad puede introducir sesgos, y la presión para que se intervenga puede entrar en
conflicto con la necesidad de investigar. Por añadidura, tanto la investigación de brotes como la planifi-
cada pueden verse comprometidas por aspectos tales como el prolongado tiempo que transcurre entre
la exposición, la enfermedad y la investigación, la reticencia a participar y el hecho de que las fuentes
de datos puedan ser incompletas e imprecisas.
Las consecuencias financieras y legales de las medidas sanitarias de control pueden ser enormes.
Entre los tipos de costos en que pueden incurrir individuos o entidades involucrados en los brotes se
encuentran la responsabilidad legal, la clausura y el sacrificio, lo que genera inconvenientes y restric-
ciones a la libre disponibilidad de los bienes.
La información es de importancia crítica para hacer recomendaciones preliminares de control y profilaxis,
por ejemplo, la curva epidémica (esto es, un histograma que representa el número de casos según la
fecha de inicio de los síntomas) puede emplearse para determinar el curso temporal de la epidemia. La
curva epidémica puede también sugerir un patrón de transmisión (individuo a individuo o fuente común).
Además, la información relativa a los síntomas puede sugerir un diagnóstico que puede ser o no avalado
por datos de laboratorio que confirmen el agente.
Con el diagnóstico posible o probable y el período de incubación puede deducirse el tiempo probable de
exposición. Los datos epidemiológicos adicionales sobre los casos clínicos (enfermos) pueden permitir
también identificar a quienes estaban en riesgo de exposición en el marco temporal especificado (por
ejemplo, todos provienen del mismo lugar).
El supuesto del que se parte es que los casos son representativos de todos los enfermos y de que los
controles son representativos de todos los individuos no afectados, de modo que la comparación sea
una medida imparcial de la asociación entre la enfermedad y la exposición.
En general resulta altamente complejo definir adecuadamente la población en riesgo y sobre la cual se
deben aplicar las acciones preventivas.

14 Dirección de Luchas Sanitarias


En el curso de un brote, generalmente se redefine la definición del caso para aumentar su especificidad.
La definición inicial amplia y abarcadora se va tornando más restrictiva a medida que la epidemiología
descriptiva del brote va adoptando forma y se determinan el marco temporal y el lugar del brote.
Durante este proceso, la definición de “caso” puede subdividirse en categorías que incluyan, por
ejemplo, “definitivo” (es decir, enfermedad confirmada mediante pruebas de laboratorio), “proba-
ble” (por ejemplo, casos con signos objetivos de la enfermedad) o “posible” (por ejemplo, casos con
síntomas subjetivos o posibles contactos).

Profilaxis

Se denomina profilaxis a la implementación de un conjunto de medidas o métodos veterinarios y


higiénicos que se adoptan y aplican para prevenir la aparición, limitar su desenvolvimiento, asegurar su
eliminación o atenuar las complicaciones o secuelas de las enfermedades.
En el campo de las enfermedades infecciosas, a los distintos métodos de profilaxis es posible clasificar-
los en médicos y sanitarios. Entre los primeros se encuentran las vacunaciones, la administración de
medicamentos en forma preventiva, la castración de los padrillos positivos a arteritis viral equina, etc.
Entre los segundos, la cuarentena, aislamiento, sacrificio y desinfección.
Cada medida o método se correlaciona con los distintos periodos de prevención y su utilización prefe-
rentemente se aplica de acuerdo al nivel de cada periodo, lo cual se ve claramente en el cuadro adjunto.

Período s de Prev enció n

P rimario Se cundario Te rciario

Período P re -Pa to génico P erío do Pa to génico P erío do Post-Patogénico

1º Nivel 2º Nivel 3º Nivel 4º Nivel 5º Nivel

Métodos de profilaxis

Educación. Acciones Tratamiento Tratamiento Reparación


Información preventivas preventivo de enfermos del daño

Cuarentena Vacunación Aislamiento. Desinfección Repoblación.


Bioseguridad Sacrificio

Al mismo tiempo, los referidos periodos de prevención además se relacionan con las acciones de vigilan-
cia epidemiológica y control epidemiológico continuo, como se vera más adelante.
Los distintos y diferentes métodos de profilaxis se encuentran principalmente contemplados en el artículo
15° del Reglamento General de Policía Sanitaria de los Animales en los siguientes incisos: el 1º, que
restringe el tránsito de las personas y animales y el transporte de los objetos, el 2º, referido al aislamien-
to, vigilancia, secuestro, tratamiento, marca y recuento de los animales y rebaños, el 3º, relacionado con

Manual de Procedimientos / Prevención y métodos de profilaxis de las enfermedades 15


el aislamiento completo o parcial de la zona declarada infectada con prohibición en el primer caso, de
comunicación de personas o transporte de cosas cuando sin desinfección previa puedan ser vehículo de
contagio, el 4º, con respecto a la prohibición absoluta o condicional de celebrar exposiciones y ferias y del
transporte y circulación del ganado, el 5º, relacionado con la destrucción por el fuego o desinfección por
otros agentes, según las enfermedades u objetos, ya se trate de los establos, galpones o caballerizas,
vehículos, corrales y de todo objeto que haya estado en contacto con animales enfermos o sospechosos o
que pueden servir de vehículo al contagio, el 6º, relacionado con la desocupación (despoblación) por
tiempo determinado de potreros o campos, desinfección de los mismos por medio del fuego y prohibición
temporaria del uso de los abrevaderos naturales o artificiales y el 8º relacionado ya en esa época 1906 a
la inmunización preventiva o infección provocada de los animales cuando las circunstancias lo requieran.
Ante la detección de casos de enfermedades animales, en casi todas ellas se implantan los métodos
descriptos con resultados más o menos modestos, ya que ninguno de ellos permite evitar totalmente la
transmisión de la infección, en tanto ésta se encuentra presente con anterioridad a la observación de los
primeros síntomas, por lo tanto, la eliminación o erradicación de éstas no resulta factible.
Es adecuado recordar que entendemos como infección, a la “entrada y desarrollo o multiplicación del
agente infeccioso en el organismo animal y que esta infección no es sinónimo de enfermedad infecciosa
(perceptible clínicamente); pero siempre es previa a la expresión clínica de la enfermedad”.
Siempre que procuramos reducir la frecuencia de enfermedad, pretendemos de una u otra manera, y general-
mente mediante ataques sincronizados en muchos frentes diferentes, reducir la probabilidad del contacto
infectivo, es ilusorio y jamás necesitamos por medio de nuestra propia acción, reducir la probabilidad cero.
El concepto de erradicación implica la reducción resuelta de la prevalencia de una enfermedad especí-
fica hasta conseguir la ausencia continuada de la transmisión en una zona determinada, la que se puede
lograr por medio de una campaña de duración limitada.
El sistema epidémico del cual depende cualquier prevalencia se encuentra en equilibrio inestable. A
medida que reducimos la frecuencia de contacto efectivo, en parte reducimos la probabilidad de mayor
difusión, por lo que sí conseguimos inclinar el equilibrio a nuestro favor, el propio sistema hará lo demás
y la enfermedad se reducirá y tenderá a frecuencia cero.
El uso inteligente de las medidas profilácticas basado en el conocimiento de dónde está la infección, cuándo,
dónde y a quiénes es probable que se extienda la misma, es más económico en tiempo, elementos y
personal que las acciones posteriores implementadas para controlar los futuros focos de enfermedad.
La profilaxis se refiere a las medidas que se aplican de manera general a individuos y grupos, dónde y
cuándo la enfermedad en particular se presenta, según sea en forma esporádica, endémica o epidémi-
ca, o constituya o no dicha enfermedad una amenaza en el momento considerado.
Dichas medidas abarcan el control del caso, de los contactos y del medio ambiente inmediato: las
acciones destinadas a evitar que las materias infecciosas presentes en el sujeto infectado y en su medio
ambiente contaminen a otras personas o a otros animales y diseminen la enfermedad; también com-
prende recomendaciones sobre la debida vigilancia de los contactos para garantizar la mayor rapidez
posible del tratamiento, evitar la propagación de la enfermedad durante el período de incubación y
detectar a los portadores y tomar las medidas para reducir al mínimo el riesgo de diseminación de la
infección. El tratamiento específico figura como medio para reducir el periodo de transmisibilidad al
mínimo, así como la morbilidad y mortalidad.

16 Dirección de Luchas Sanitarias


Incluye las medidas en caso de epidemia y se refiere a las medidas de emergencia destinadas a
limitar la diseminación de una enfermedad transmisible que se haya extendido considerablemente en
un grupo o población o dentro de una zona, provincia o la nación. Algunas de las medidas son
aplicables cuando la enfermedad ocurre en forma esporádica, a intervalos muy separados, o solo en
individuos alejados considerablemente entre sí.
Todos los métodos de profilaxis por su propia naturaleza, tienen que interferir forzosamente con la libre
disponibilidad de los animales, los elementos de producción y el comercio hasta un cierto grado. Su
verdadero propósito es el de impedir la diseminación de las enfermedades a través del comercio de
animales infectados y sus productos. En vista que animales aparentemente sanos pueden también ser
portadores de los agentes causales de enfermedades infecciosas, es necesario aplicar las restricciones
a estos animales en los que la ausencia de infección no puede determinarse con seguridad.
Esto, aunque sobrepasa la finalidad esencial, debe aceptarse como inevitable. Las prohibiciones
de transportar animales y sus productos que procedan de zonas infectadas se aplican normalmen-
te no sólo al comercio internacional, sino también al tráfico interno del país, siempre que ocurra
un brote de enfermedad contagiosa.
Las repercusiones económicas de las restricciones sanitarias dependen de la extensión de la zona a la
que las mismas se aplican y del plazo durante el que se mantengan en vigor. Es un principio general-
mente aceptado que la zona bajo restricción debe ser suficientemente extensa, pero sin exceder de la
extensión necesaria para abarcar todos los rebaños que pueden haber estado en contacto con la enfer-
medad y que las restricciones deben mantenerse hasta tener la certeza de que la zona está totalmente
libre del agente causal de la infección.
La extensión de la zona y el plazo en que se justifiquen las restricciones desde el punto de vista técnico
dependen grandemente de la eficiencia y seguridad de las medidas de vigilancia y notificación epide-
miológica; no hay duda de que con medidas apropiadas las necesidades que justifican las restricciones
sanitarias pueden reducirse en tal grado que sus repercusiones dejen de constituir un obstáculo al
desarrollo constante de la ganadería e industrias derivadas.
El mejoramiento de la vigilancia y notificación epidemiológica podrían, por lo tanto, constituir un medio
importante para reducir los límites dentro de los cuales las medidas sanitarias entorpecen el comercio
internacional. Sin embargo, bajo las actuales circunstancias, la falta de vigilancia y de notificación
epizootiológica fidedigna en el ámbito nacional, que conduce a deficiencias en la información internacio-
nal, son los mayores obstáculos para facilitar el transporte internacional de animales y de sus produc-
tos. Se insiste mucho en la cuarentena y otras medidas de precaución en la frontera antes de la
importación de animales y de sus productos. No hay duda de que ello es necesario, pero tan solo de
estas medidas no puede esperarse una protección firme.
En muchos casos durante los últimos años, cuando ocurrieron graves epizootias después de la importa-
ción de animales o sus productos, la insuficiencia de la vigilancia epidemiológica interna contribuyó a la
difusión de la infección, que hubiera podido evitarse si se hubiera descubierto a tiempo.

Manual de Procedimientos / Prevención y métodos de profilaxis de las enfermedades 17


Bioseguridad

La bioseguridad es el conjunto de acciones y prácticas de manejo que tiene como objeto reducir la
probabilidad de introducción y transmisión de microorganismos patógenos y sus vectores a los distintos
lugares en que se aplica y dentro de los mismas.
Su implementación siempre es preventiva y se corresponde con el periodo prepatogénico en el 1° nivel e
incluye una efectiva desinfección y un programa de vacunación y medicación con el objetivo común de
reducir la carga microbiana a niveles no infecciosos, como así también pediluvios, rodoluvios, tratamiento
de agua de bebida, higiene general, control de roedores, insectos y aves silvestres y del tráfico, etc.
Las producciones intensivas basan la mayoría de los aspectos sanitarios en esta práctica, en razón de
que los resultados obtenidos son altamente satisfactorios para casi la totalidad de las enfermedades
infecciosas y por lo tanto, con una alta tasa de retorno económico.

Cuarentena

Es la restricción de las actividades de animales sanos que han estado expuestas a una enfermedad
transmisible durante el período de incubación, a fin de evitar la propagación de la enfermedad en ese
período, también debe ser aplicada en el periodo prepatogénico y en el 1° nivel de prevención.
Se debe diferenciar en Cuarentena Absoluta o Completa, que es la limitación de la libertad de movimiento
de animales sanos que han estado expuestos al contagio de una enfermedad transmisible durante un
período que no exceda del período más largo habitual de incubación de la enfermedad, en forma tal que
se evite que los mismos entren en contacto con animales que no estuvieron expuestas al contagio.
Es indispensable diferenciar la cuarentena de importación de animales, los que arriban con garantía de
sanidad y solo en forma preventiva se procede a la cuarentena y aquella derivada de la definición que
se adopta como parte del aislamiento extremo.
En la importación, la cuarentena es la contención y aislamiento de los animales de campo y biota
asociada, durante el período de observación, análisis y tratamiento para confirmar que se encuentran
libres de enfermedades. Por lo tanto, es la aplicación durante un período determinado, de un conjunto
de medidas preventivas, restrictivas que se desarrollan para evitar el ingreso de enfermedades que se
basa en el aislamiento, la observación, la restricción de la movilización y la comprobación diagnóstica.
El articulo 13° de la Ley N° 3959 prevé la cuarentena para todos los animales procedentes de ultramar,
por el término que establezcan los servicios veterinarios del Poder Ejecutivo al reglamentar esta ley. La
manutención de los animales durante el tiempo de la cuarentena será costeada por los propietarios.
Juan Manuel de Rosas desconfiaba de las posibles pestes que traerían los animales importados y en
1838, escribe a uno de sus mayordomos: «Es necesario que tenga Ud. grande cuidado, y tome las
medidas de precaución necesarias para que no se introduzca en esas majadas la peste de sarna que
va apoderándose de las majadas donde han comprado y echándoles carneros merinos de los veni-
dos de Europa. Yo como nunca me aficiono de las grandes novedades no quise comprar ninguno, y
van saliendo ciertos mis temores de que alguna peste habían de adquirir en su navegación, que
podría perjudicar nuestras crías».
En el siglo IV se destaca que el muermo se transmite de un caballo a otro; lo diferencia de otras
enfermedades del caballo e indica que la cuarentena es un método útil en su prevención.

18 Dirección de Luchas Sanitarias


En Milán y Venecia a veces se tomaba la medida de trasladar a los grupos familiares sospechosos a
cabañas de madera y paja especialmente construidas, alejadas de otros habitáculos. Pero, en la reclu-
sión de estas cabañas o de sus viviendas de la ciudad (como en Londres), esta gente enjaulada, que no
sufría la peste cuando la encerraron, podía ser presa de la peste propagada por pulgas desesperadas, o
del tifus, la neumonía o el hambre.

Saneamiento por medio de pruebas discriminantes

La mayoría de los programas de lucha contra las enfermedades infecciosas se apoyan en gran parte en
la detección sistemática de los sujetos infectados y no infectados los que no presentan síntoma alguno
de enfermedad, por medio de distintos test efectuados sobre la población total, grupos más o menos
numerosos de animales, predios o individuos.
La detección se efectúa en sujetos aparentemente sanos y en forma independientemente del estado
clínico del sujeto sobre el que se realizan las pruebas reveladoras de la posible infección, discriminando
entre animales infectados y no infectados, los aspectos económicos con referencia al costo de las
pruebas adquieren un peso relativo importante y en general resultan una limitante trascendental en su
aplicación masiva y sistemática, para algunas enfermedades su utilización es solo ocasional ante la
sospecha de infección.
La detección de anticuerpos humorales o celulares a través de los mencionados test específicos es de
antigua data en el país, habida cuenta que en julio de 1897 el Consejo Superior de Higiene de la
Municipalidad de la ciudad de La Plata resolvió tuberculinizar las vacas lecheras de todos los tambos
urbanos con el objeto de eliminar loe animales que reaccionaran positivamente. Los tamberos reacios
fueron compelidos con la aplicación de multas.
Concomitantemente en el Reglamento General de Policía Sanitaria en los artículos 41° a 45° inclusive se
hace mención a todos los tambos y los establecimientos donde se elabore leche podrán ser inspecciona-
dos, con el objeto de efectuar análisis tendientes a averiguar la existencia del bacilo de la tuberculosis.
El articulado también incluye a los reproductores que se destinen a ferias, mercados o exposiciones los
que podrán ser sometidos a la prueba de la tuberculina advirtiendo que los animales que den una
reacción diagnóstica, serán señalados con una marca a fuego, con el objeto de que sean sacrificados
determinando los casos de decomisos.
Las distintas pruebas de detección de infección se aplican en la prevención primaria, secundaria y
terciaria con distintos objetivos, en la primaria a fin de evitar la introducción de alguna enfermedad
como es el caso de las pruebas efectuados en los lazaretos, en la secundaria a fin de limitar la disemi-
nación de la enfermedad considerada y en la terciaria con el objeto de mensurar y distinguir la dimen-
sión de la despoblación o certificar la indemnidad de una región previamente infectada.
Tal como decíamos al inicio los programas de Brucelosis bovina y porcina, enfermedad de Aujeszky,
Peste Porcina Clásica ,Tuberculosis, Maedi Visna, Leucosis Bovina Enzoótica, etc., incluyen dentro de sus
métodos de control o erradicación la búsqueda y segregación de los animales infectados o reaccionan-
tes en forma individual, grupal a nivel de establecimientos o con aplicación en una zona determinada.
Cabe mencionar que los muestreos epidemiológicos aplicados en la vigilancia epidemiológica que se
utilizan a fin de determinar y conocer la frecuencia de la enfermedad en cuestión o también para certificar

Manual de Procedimientos / Prevención y métodos de profilaxis de las enfermedades 19


la indemnidad de una región o mantener su condición de libre, difieren de este método de profilaxis.
El Código Sanitario de la Oficina Internacional de Epizootias año a año incorpora distintas exigencias
para la determinación y certificación de la condición de libre que implica la utilización masiva y sistemá-
tica de las pruebas referidas en los que se utilizan para analizar una muestra estadísticamente signifi-
cativa de dicha población para demostrar la ausencia de enfermedad en esa población

Vacunación

En sentido estricto, el término vacunación se refiere a la inoculación (del latín moculus, en un brote) con
virus de la vacuna contra la viruela. En la actualidad, el término se utiliza ampliamente como sinónimo
de los procedimientos de inmunización contra todas las enfermedades infecciosas.
Su implementación se encuentra recomendada en el periodo prepatogénico y en el 2° nivel de preven-
ción, si bien en algunas enfermedades la vacunación disminuye las probabilidades de transmisión de la
infección y la cantidad de portadores, no ocurre lo mismo con las posibles presentaciones subclínicas.
La inmunidad adquirida, es la resistencia adquirida por un huésped a consecuencia de la exposición
previa frente un germen patógeno o sustancia extraña a dicho huésped, por ejemplo, inmunidad contra
el sarampión como resultado de una infección anterior con el virus del sarampión.
Fue en China donde se practicó la primera inmunización contra la viruela, la enfermedad denominada
«capullo del cielo»: los médicos chinos observaron que una persona que ya había sido afectada por la
enfermedad no la adquiría posteriormente y que tomando costras de casos benignos y aplicándolas a
personas sanas, se las protegía contra la enfermedad.
Después de las primeras vacunaciones contra la viruela en Puerto Rico, en la década de 1880 se había
fundado un instituto y se había organizado un programa de vacunación obligatoria. Sin embargo, como
los puertorriqueños comunes veían a los médicos como representantes de la autoridad centralizadora,
se resistían a asistir a las clínicas urbanas para vacunarse. Para fomentar el acatamiento, los represen-
tantes del gobierno español habían multado a los recalcitrantes. Este era pues el programa de medicina
estatal que despreciaban los nuevos hombres de la América del Norte continental.
En su determinación de sobrellevar aquella “parte de la carga del hombre blanco que les ha tocado en
suerte”, y para limpiar una fuente de pestilencia cercana, las fuerzas armadas estadounidenses cerra-
ron el instituto puertorriqueño de vacunación e iniciaron un programa draconiano destinado a demostrar
su convicción de que “la vacunación general y obligatoria, bien conducida, será lo único que erradicará
ciertamente la viruela de cualquier región o pueblo”.
Los artículos 32° a 40° del Reglamento General de Policía Sanitaria de los Animales, se refieren a las
acciones de prevención respecto del carbunco. Al respecto cabe recordar que en 1890 Cárcano decide
aplicar por primera vez en la Argentina la vacuna contra el carbunclo, por lo que este inmunógeno era
conocido en oportunidad de la sanción de la norma citada.
En la Argentina, la obligatoriedad de vacunar contra una enfermedad animal a nivel nacional se remonta
a la Ley 3959, que en su articulo 34°, se refiere al carbunclo y a la inmediata necesidad de vacunar ante
la observación de animales enfermos, lo cual indicaría que la vacunación no fue pensada en esa oportu-
nidad como una acción preventiva, sino como una acción sanitaria solo profiláctica, utilizada ante la
detección de casos de enfermedad. Igualmente cabe aclarar que con anterioridad a esa fecha (1860) se

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vacunaba voluntariamente; ésta se encuentra incluida en el Código Rural de la Provincia de Buenos Aires
de 1865.
En toda la historia sólo se ha erradicado en el ámbito mundial una sola enfermedad infecciosa: la viruela
humana. Actualmente, otras dos enfermedades humanas (la poliomielitis y la dracunculosis) se encuen-
tran cercanas a la erradicación. Otras enfermedades están siendo sometidas a control de modo gradual
o reducidas a un nivel gestionable dentro del sistema de salud existente (sarampión).
No existen en la sanidad animal en el ámbito mundial ejemplos comparables, si bien las vacunaciones
obligatorias y masivas son estrategias de uso corriente, la diferencia sustancial se encuentra en la
gratuidad de las vacunaciones humanas y la distribución del costo en las animales, lo cual está basado
en la misma definición de sanidad animal que implica el incremento de la rentabilidad.
Es innegable que entre los métodos de intervención, los que han dado mejores resultados hasta
ahora son los que se orientan a combatir la enfermedad, sea previniendo la propagación del agente,
sea inmunizando contra él.
Las vacunas son una medida de prevención primaria utilizado para el control de muchas enfermedades
infecciosas, sin embargo, los virus y bacterias que causan enfermedades pueden ser transmitidos a
aquellos animales que están protegidos por las vacunas. En general estas enfermedades tienen un gran
impacto económico.
Estimo probable que se abran grandes oportunidades de protección de grupos muy expuestos
mediante uso de vacunas especiales y mediante la preparación de nuevas vacunas contra enfer-
medades víricas y parasitarias.
El logro de un equilibrio entre el tratamiento, la prevención y el apoyo sectorial constituye el
meollo de la actual crisis del sector sanitario con que se enfrentan todas los servicios sanitarios de
la mayoría de las naciones.
El estudio de los problemas sanitarios de las campañas de vacunación, de soluciones viables y de la
posibilidad de poner ésta en práctica, es una cuestión cuya complejidad sé ve acrecentada en el país por
una combinación de factores sociales, culturales, económicos y políticos.
Actualmente, observaciones empíricas parecerían demostrar, aunque no está todavía claro en Fiebre
Aftosa, que una cobertura vacunal de 90% o más, inhibe la presentaciones clínicas pero no es seguro
que interrumpa la transmisión de la infección aftósica. En otras enfermedades infecciosas se ha señala-
do que cuando la eficacia de la vacuna es de 95% y la cobertura es mayor de 98%, se podría interrumpir
la transmisión al lograr una protección poblacional por encima del 90%, cuando la eficacia de la vacuna
es menor, suponiendo que la eficacia es del 80%, con seguridad la transmisión no podría interrumpirse
ni siquiera con una cobertura de 100%, ya que la protección lograda se encontraría por debajo del 90%.

Aislamiento

Es la separación de los animales infectados o con sintomatología clínica de otros, durante el período de
transmisibilidad de la enfermedad, en lugares y bajo condiciones tales que eviten o limiten la transmisión
directa o indirecta del agente infeccioso a animales susceptibles o que puedan transmitir la enfermedad a
otros. En contraste, la cuarentena rige para las restricciones en los contactos sanos de un caso infeccioso.
Su utilización se corresponde con las pautas de la prevención secundaria en el periodo patogénico y en

Manual de Procedimientos / Prevención y métodos de profilaxis de las enfermedades 21


el 3° nivel en tanto y cuanto los sistemas de detección precoz resulten eficaces.
El método de Bang y Ostertag implementado para controlar la brucelosis bovina y la tuberculosis es
claro ejemplo de este método, el que puede ser adecuado a otras enfermedades animales.
Los aspectos relacionados al aislamiento se encuentran considerados en el articulo 5° y 6 de la Ley N°
3959, expresando que sin perjuicio de la denuncia de enfermedad y aun antes de que las autoridades
hayan intervenido, desde el momento en que se hayan notado los síntomas primeros de la enfermedad
contagiosa se procederá al aislamiento del animal enfermo, separándolo de los sanos en cuanto sea
posible. El articulo 6° menciona que el aislamiento es obligatorio respecto de los animales muertos o
que se supongan muertos de enfermedades contagiosas, debiendo sus despojos ser enterrados o des-
truidos en la forma que se determine.
En forma concomitante, el articulo 7° obliga al servicio veterinario a asegurarse del cumplimiento de las
medidas anteriormente prescriptas, proveyendo lo necesario para su ejecución si no hubiesen sido
cumplidas, y disponiendo cuando sea posible, la visita y examen de los animales enfermos y de los
muertos, en su caso, por el perito que pueda disponer para verificar la naturaleza de la enfermedad.
En los casos en que la enfermedad endémica afecte a más de una provincia los servicios veterinarios están
autorizados para aislar, secuestrar y prohibir el tránsito de los animales de las zonas infectadas, para
desinfectar y aún destruir los animales (despoblar) y las cosas que puedan ser vehículos del contagio, y para
adoptar las medidas que, en cada caso, aconsejen la naturaleza y caracteres de la epizootia.
El aislamiento en general encuentra una base empírica por lo que su extensión es por demás arbitraria
y puede abarcar el predio, la localidad, etc. lo que permite deducir que cuanto más amplia es la
extensión más eficaz es el resultado de su aplicación.
El aislamiento en Fiebre Aftosa se encuentra vigente por decreto del 27 de abril de 1927, el que
modificó uno similar de 1906. El aislamiento no es levantado hasta después de 30 días de ocurrido el
último caso y una vez efectuadas las desinfecciones necesarias.
Debe recordarse que la infección siempre precede a la manifestación de los primeros signos y síntomás
clínicos, razón por la que el aislamiento en pocas oportunidades es un método que permita cortar la
cadena de infección y la presentación de nuevos casos clínicos. Este método atenúa los efectos pero no
evita la prosecución de la infección, solo atenúa en alguna medida la transmisión de la infección cuando
esta es generada exclusivamente por los casos clínicamente enfermos.
Con relación a lo anterior, la gama de alternativas ante distintas enfermedades es amplia. Por ejemplo,
merece atención el hecho de que el virus aftoso es excretado mucho antes de la aparición de lesiones
clínicas en el animal infectante (la fuente de infección). La fase prodrómica es el período de mayor excreción
de virus al exterior, constituyéndose en la principal fuente de infección. Luego de 7 a 10 Días Post Infección
(DPI) hay una fuerte caída de los títulos de virus y disminuyen las posibilidades de transmisión por contacto
entre bovinos infectados y animales susceptibles. No se ha comprobado la transmisión del virus después del
octavo día, por lo tanto, el aislamiento no es garantía suficiente para detener la infección.
En el extremo opuesto, podríamos citar a la triquinosis, enfermedad en la que el aislamiento brinda
una garantía muy superior de que la infestación no se difunda a partir del animal infestado y verda-
deramente aislado.
En el siglo X, se indica que en las enfermedades contagiosas se debe «...aislar a los animales enfermos,
tratar como sospechosos o amenazados a todos aquellos con que se sospeche han tenido contacto,

22 Dirección de Luchas Sanitarias


abandonar por algún tiempo sus lugares y en caso de muerte, sepultarlos en fosas profundas».
Un médico italiano, Girolamo Fracastoro (1478-1553), en su obra sobre el contagio indica que éste se
efectúa por el contacto directo, por fomites o por el aire a distancia, en el cual «muy pequeñas partículas
se juntan y así generan nuevas corrupciones». Recomienda, como medida preventiva, durante una
epizootia ocurrida en Venecia y en Verona en 1541, «separar prontamente los sanos de los enfermos, si
no el contagio no tardará en alcanzar todo el rebaño»
También fue el tratamiento preventivo, utilizado en tantas otras epizootias de peste como la detectada
en 1745, en el sentido de «tratar a los vacunos sanos que hubiesen habitado con los enfermos como si
ya estuviesen infectados, por lo tanto separar los sanos de los enfermos».
En las ciudades italianas y después de 1578 en Inglaterra, donde los gobiernos imponían el aislamiento
domiciliario a toda la familia de las víctimas de la peste, el nuevo autoritarismo requería tapiar las
puertas de las casas afectadas. En Inglaterra, en 1604, cualquier presunto apestado que circulara por la
calle podía ser colgado legalmente.
En tierras más autoritarias, además de aislar a las víctimas de la peste, otra técnica consistía en
aislar una ciudad entera. El primer cordón sanitario conocido antecedió en setenta y cinco años a la
Ideología del Orden de los humanistas. En 1374, Bernardo Visconti, tirano de Milán, considerado
excepcionalmente cruel por sus contemporáneos, ordenó que la localidad de Reggio nell’Emilia, 150
kilómetros al sur de Milán, fuera acordonada por tropas, lo cual tampoco fue suficiente para detener
la epidemia en tanto y cuanto la base de la cadena epidemiológica, o sea la trasmisión por las
pulgas, no se veía afectada por el aislamiento.
El aislamiento se encuentra concatenado con la consecuente restricción de movimientos, sobre todo
cuando aquel se implementa abarcando más de un predio rural. Cabe aclarar que tanto el aislamiento
como la inmovilización, en muy pocas oportunidades son totales, sobre todo en aquellas oportunidades
en que los periodos de aplicación se extienden en el tiempo.
Con anterioridad a la implementación del aislamiento e inmovilización en zonas más o menos extensas
se debería tener en cuenta:

1. El emplazamiento y la proximidad de las explotaciones afectadas.


2. Los resultados de los estudios epidemiológicos efectuados.
3. Las pruebas serológicas de que se disponga.
4. La situación geográfica y, en particular, las fronteras naturales.
5. La estructura del comercio, de reproducción, de faena y la disponibilidad de matadero.
6. Los medios de control y la naturaleza de las medidas de control empleadas.
7. La evaluación del control efectivo y eficiente.

Control de movimientos

El control de movimientos es una acción sanitaria complementaria del aislamiento, se utiliza en el


control de enfermedades desde hace muchísimo tiempo, habida cuenta de que en Europa se implantó
en la totalidad de las epidemias de cólera que padeció este continente desde el Siglo XIII.
El primer cordón sanitario conocido antecedió en setenta y cinco años a la Ideología del Orden de los

Manual de Procedimientos / Prevención y métodos de profilaxis de las enfermedades 23


humanistas. En 1374, Bernardo Visconti, tirano de Milán, ordenó que una localidad situada a 150
kilómetros al sur de Milán, fuera acordonada por tropas.
A pesar de esta precaución, la peste llegó a Milán, al parecer demostrando la ineficacia de los
cordones sanitarios, la medida milanesa, que antes se consideraba inoperante, fue adoptada por
Florencia. Bajo la gestión de la Junta de Salud, en alertas de peste era común que se emplearan
escuadrones de soldados para lidiar con las localidades subalternas; la gente que escapaba de un
lugar apestado era perseguida y muerta.
Siguiendo otro antecedente milanés, la junta norentina exigió que la gente que planeaba viajar entre
una ciudad y otra solicitara un pasaporte sanitario en su lugar de origen. En Francia se introdujo el
sistema del pasaporte sanitario, oriundo de su Florencia natal.
En Francia, el Consejo de Estado del Rey expidió diversos decretos, en 1746, 1774 y 1775, en los que
se ordena la declaración obligatoria de la enfermedades, el marcado de los animales, y se legisla
sobre transporte y comercio de animales y productos pecuarios, y sobre los problemás relativos al
sacrificio, enterramiento de cadáveres, indemnización de ganaderos, cordones de tropas y penas
impuestas a los propietarios, comerciantes o autoridades.
El control de movimientos conlleva en todos los casos la expedición de certificaciones y pasaportes,
los que también se utilizan desde la antigüedad.
El articulo 19° del Reglamento General de Policía Sanitaria de los Animales, entre otros artículos ya
referidos, se refiere específicamente a la suspensión de los movimientos a través de la no expedición de
guías mientras dure la declaración de infección, y si esta resolución no fuera cumplida, declarará infec-
tado el partido, departamento o región que creyese necesario, prohibiendo en absoluto el transporte
interprovincial de o a territorios nacionales y por ferrocarriles nacionales.
Basta un ejemplo, para clarificar el concepto, cuando expresamos condiciones de los movimientos, nosotros
no pensamos en la condición en el origen de cada animal que se moviliza con respecto a la enfermedad; si
el mismo es virgen, infectado, convaleciente, inmune e igual proceder con el animal que se contactará en el
destino, ya que según la categoría que ostente cada uno, serán los resultados esperables.

Despoblación

La despoblación como se determina en la tabla correspondiente a los métodos de profilaxis, es una


medida de prevención secundaria, aplicada principalmente en el período patogénico de la enferme-
dad, y se considera que corresponde al 3er. nivel. Se utiliza en la mayoría de las enfermedades de
gran poder de difusión y alta peligrosidad, existen al respecto las más variadas posiciones con
respecto a la relación costo-efectividad.
Su eficacia se encuentra en relación directa con el momento de su aplicación con respecto al estadio
y curso de la enfermedad. Con su aplicación se eliminan las fuentes de infección y por lo tanto la
cantidad de agentes infecciosos liberados al ambiente.
Su aplicación en todas las oportunidades genera conflictos difíciles de superar. Su máxima efectividad
se logra cuando su aplicación se realiza con anterioridad a la observación de los primeros síntomas de
enfermedad, aspecto éste que genera conflictos ya que se sacrifican animales infectados sin demostra-
ción de ninguna otra afección, por lo que a la observación de los neófitos en animal se encuentra

24 Dirección de Luchas Sanitarias


visiblemente sano y por lo tanto le resulta altamente difícil entender la necesidad de su sacrificio.
Lo anteriormente expresado se relaciona directamente con lo manifestado por Columella (42 a.C.-?),
en su obra De re rustica, refiriéndose al sacer ignis (el fuego sagrado, identificado como la erisipela),
indica: «Si se percibe el menor enrojecimiento (en la piel), para impedir la propagación del mal es
necesario sacrificar al animal y enterrarlo con su piel».
Los inconvenientes se encuentran en relación directa a la cantidad de animales y propietarios involucra-
dos, y siempre es altamente conflictivo lograr el consentimiento de los dueños y propietarios.
En numerosas ocasiones es necesario aplicar el sacrificio sanitario por distintos procedimientos que
se adecuen a la situación fáctica en que se ha detectado la enfermedad o determinado el riesgo
sanitario para los animales o la salud pública.
El primer país europeo en aplicar el sacrificio fue Inglaterra; en la epizootia de 1745 «se sacrificaron
seis mil vacunos, por lo que el contagio se extinguió en menos de tres meses». En lo que respecta a
esta práctica en la actualidad se continúa utilizando como una estrategia fundamental en la erradica-
ción de enfermedades, habida cuenta del operativo de sacrificio millonario en cabezas de ganado
llevado a cabo en la última epizootia de fiebre aftosa, con lo cual se generaron secuelas sociológicas,
económicas y ambientales que hoy continúan en discusión.
El término adecuado y correcto que denomina al procedimiento es «eutanasia», e implica que el método
usado para realizar la eutanasia (o eutanasiar) debe ser «humanitario»: es decir que debe realizarse sin
dolor, minimizar el miedo y la ansiedad, además de ser confiable, reproducible, irreversible, sencillo,
seguro y rápido. Cuando posible, debe también ser estéticamente aceptable para la persona que ejecu-
ta el procedimiento, así como también para cualquier observador.
La despoblación de un predio afectado por alguna enfermedad puede efectuarse en el lugar en que se
encuentren, o la faena sanitaria en los frigoríficos o mataderos habilitados, e incluye a todos aquellos
animales afectados por enfermedades incluidas en la Ley 3959, con el propósito de disminuir la posibi-
lidad de su difusión y preservación de la Salud Pública.
Para todos los casos debe entenderse como sacrificio de emergencia o faena sanitaria aquel que se realiza
por métodos humanitarios sin sufrimiento, para cualquier animal que se encuentre afectado o sospechoso
de estarlo de enfermedades zoonóticas o como medida profiláctica de las enfermedades propias de éstos.
La costumbre y los modismos han implantado eufemismos tales como: «sacrificar», «destruir»,
faena sanitaria, etc.
Al respecto el articulo 1° de la Ley 18.819 regula el sacrificio de los animales de las especies bovina,
equina, ovina, porcina y caprina, que se faenen en los mataderos o frigoríficos del país, la que deberá
ajustarse a los requisitos y procedimientos de insensibilización que establezca el Poder Ejecutivo.
En forma concomitante el artículo 13° de la Ley N° 3959 también prevé el sacrificio para aquellos
animales importados en los casos que sean atacados de alguna enfermedad contagiosa sin que ello
autorice la exigencia de indemnización alguna.
El artículo 14°, del Reglamento General de Policía Sanitaria de los Animales, prevé que ante la detección
de enfermedades exóticas comprendidas en el artículo 4º, o que el caso implique más de una provincia,
también está autorizado a destruir los animales y las cosas que puedan ser vehículo de contagio y para
adoptar las medidas que, en cada caso, aconsejen la naturaleza y carácter de la epizootia. En la Sección
II (medidas especiales para cada enfermedad) el sacrificio es una acción exigida.

Manual de Procedimientos / Prevención y métodos de profilaxis de las enfermedades 25


El articulo 17º también prevé además del aislamiento completo, el secuestro de los animales y el
sacrificio de los animales enfermos. Al mismo tiempo, el Decreto N° 40.571, del 26 de diciembre de
1947, entre otros, autoriza al sacrificio de los animales enfermos o sospechosos de estar afectados de
triquinosis, el que sé llevará a cabo donde la faena se cumpla bajo la inspección veterinaria.

Repoblación

La reintroducción de animales también debe considerarse como un método profiláctico en tanto y en


cuanto atiende las secuelas que la enfermedad produce en un predio; es una medida de prevención
terciaria, encontrándose en el periodo pospatogénico y en el quinto nivel de prevención. La aplicación
de esta medida pretende lograr la reparación del daño.
Con esta acción se reinicia el proceso de prevención ubicado en el periodo prepatogénico y se podrá llevar
a cabo mediando un lapso mínimo entre la despoblación ya efectuada y cuya extensión estará de acuerdo
con la enfermedad y siempre después de que hayan finalizado las operaciones de limpieza y desinfección.
Para su concreción se deberá tener en cuenta el tipo de ganadería practicado en la explotación de
que se trate y se iniciará con el ingreso de animales testigos, que hayan sido sometidos a pruebas
para detectar anticuerpos contra la enfermedad en cuestión y hayan dado resultados negativos y
procedan de explotaciones indemnes.
Los animales testigos, deberán ser repartidos por toda la explotación infectada. A los cuarenta días de
haber sido trasladados a la explotación serán objeto de un muestreo y se someterán a pruebas de
detección de anticuerpos. Si ninguno de los animales presenta anticuerpos, podrá llevarse a cabo la
repoblación plena. Ningún animal podrá salir de la explotación hasta que se disponga de los resultados
negativos del examen serológico; las muestras para dicho examen no podrán tomarse antes de cuaren-
ta días después de la llegada de los últimos animales y ningún animal podrá salir de la explotación hasta
que se disponga de los resultados negativos del examen serológico.

Desinfección

Es la destrucción, por medio de la aplicación directa de medios físicos o químicos, de agentes infecciosos
que se encuentran fuera del organismo.
La higiene y desinfección se encuentra contemplada principalmente en los artículos 5° y 11° de la Ley
N° 3959, los que habilitan a determinar las condiciones de desinfección de los embarcaderos, corra-
les, bretes y demás locales que hayan ocupado los animales, así como deben serlo las personas y
objetos que hayan estado en contacto con ellos.
Desde el punto de vista de los programas de control sanitario y de campo, la desinfección es un método
de profilaxis que propende a limitar la transmisión de enfermedades animales. Por si solo, el uso de
desinfectantes no puede eliminar una infección si las poblaciones susceptibles se encuentran en contac-
to con animales portadores de agentes patógenos.
La desinfección es apropiada en aquellas enfermedades en cuya transmisión no intervienen vectores y
que se contraen por contacto con secreciones corporales y otras materias presentes en los corrales,

26 Dirección de Luchas Sanitarias


establos, vehículos o equipos. La mayoría de estas enfermedades están causadas por bacterias que
pueden sobrevivir y reproducirse fuera del cuerpo de los animales.
En el caso de las enfermedades víricas, la desinfección puede desempeñar un papel muy importante
pues los desinfectantes modernos neutralizan la mayoría de los virus; en este tipo de enfermedades, la
desinfección de superficies es fundamental para combatir los virus que sobreviven en las instalaciones
utilizadas cuando éstas han sido desocupadas.
Por lo tanto, los servicios veterinarios deben examinar cada paso de la compleja red epidemiológica, es
decir seguir la evolución de los agentes infecciosos desde el reservorio donde sobreviven y se reprodu-
cen hasta los nuevos huéspedes sensibles.
El arte y la ciencia de la desinfección precedió, sin duda, a la teoría infecciosa de la enfermedad.
En 1716, un Reglamento del rey de Prusia, Federico el Grande, establecía que los vestidos de las personas
que habían cuidado de animales afectados de peste bovina, debían ser aireados y «expuestos a las
llamas». Los que no respetaban dichas medidas, eran castigados con graves penas como marcado al
fuego, condena a trabajos forzados a perpetuidad, no sin antes haber sido sometidos a latigazos.
En 1730, una ordenanza del Emperador Carlos VI de Francia, establecía que los comederos y abrevaderos que
habían servido a caballos afectados de muermo, debían de ser expuestos a las llamas. En 1782 Lavoisier
preconizaba la descontaminación por ebullición de los vestidos de las personas enfermas de tuberculosis.
En 1784, una disposición del Consejo del Rey de Francia obligaba a los propietarios de animales que
habían estado afectados de enfermedades contagiosas a limpiar o escaldar todos los arneses, carruajes
y en general todos los objetos que habían estado en contacto con estos animales.
En 1730, una ordenanza del emperador Carlos VI de Francia (que fue recogida en numerosos textos de
la época), estipulaba que los establos donde se habían albergado caballos afectados de muermo debían
ser repintados con cal viva.
En 1745 se prescribió, igualmente, la limpieza con soda cáustica, de los recipientes que habían servido
para alimentar animales afectados de peste bovina y el tratamiento con lechada de cal, de las maderas
y las paredes de los establos. Incluso, los objetos que habían tenido contacto con los perros rabiosos,
eran limpiados con agua jabonosa no diluida «vertiéndola en grandes cantidades sobre los restos de
saliva del animal rabioso».

Fumigación

La fumigación es un procedimiento utilizado desde hace mucho tiempo para «purificar el aire», quizás
porque se había observado que el humo atrapaba los insectos, siempre sospechosos de causar enfer-
medades humanas o animales.
En el año 429 antes de Cristo, este método había sido recomendado por Hipócrates para luchar contra
una epidemia que atacaba animales y humanos en Atenas. Consistía en hacer quemar maderas y
hierbas odoríferas en las calles de la ciudad, lo que habría contribuido a detener la epidemia.
Esta técnica, que tenía la ventaja de purificar el aire y que también podía desinfectar los objetos, vestidos,
etc., fue recomendada en el siglo V por Végèce y después en el siglo XVIII en la lucha contra la peste bovina;
precisamente, en 1745, después de la epidemia de peste bovina que tuvo lugar en Montpellier, la Facultad
de Medicina recomendó la fumigación de los establos con madera de enebro y vapores de vinagre.

Manual de Procedimientos / Prevención y métodos de profilaxis de las enfermedades 27


Pocos años después, en 1752, cuando tuvo lugar una epidemia también de peste bovina en Inglaterra,
Layard recomendó la fumigación de los establos con una mezcla de pólvora de cañón, tabaco y diversas
plantas aromáticas.
La fumigación de las jaulas contaminadas por perros rabiosos ha sido recomendada en Francia y en
Inglaterra, a finales del siglo XVIII. Chabert, en 1774, recomendó la fumigación también para luchar
contra el carbunco bacteridiano.

Desinfección por agentes biológicos

Contrariamente a lo que sucede en el caso de la desinfección química o física, la desinfección por


agentes biológicos no representa un procedimiento puro, sino que se fundamenta, en último extremo,
en bases químicas o físicas.
Desde un punto de vista histórico cabe señalar el interés del enterramiento, que constituye uno de los
métodos más corrientes de desinfección, en particular de los cadáveres (humanos o animales), como
consecuencia de un proceso biológico extremadamente complejo consistente en su degradación enzi-
mática, pero también en la variación del contenido de oxígeno, presión, pH, temperatura, etc.
Este método es, sin duda, el más antiguamente utilizado por el hombre y representa casi una reflexión
animal: desembarazarse de las materias que producen mal olor o putrescibles, enterrándolas. Es así,
que según recoge el Deuteronomio, los soldados hebreos debían ir siempre provistos de una pala con el
fin de enterrar sus deyecciones para evitar extender epidemias.
Este método pareció más eficaz, incluso que la incineración, en el caso de los romanos, si se juzga
un texto de Virgilio. Al comienzo del siglo Vº, Végèce ordena también enterrar profundamente los
caballos que morían como consecuencia de las enfermedades contagiosas, fundamentalmente en la
época de la invasión de los hunos.
En 1713, Bates preconizaba la cremación de los cadáveres de los bovinos muertos de peste bovina en Ingla-
terra, después de la desinfección de los locales y de la instauración de un régimen sanitario de 3 meses.

Conclusiones

El objetivo de los servicios sanitarios debe ser la salud de la población animal en su totalidad, y la
de sus miembros individualmente le corresponde a los propietarios, ofreciendo y llevando a cabo
unos y otros programas preventivos
Si deseamos mejorar el nivel sanitario, es necesario establecer un reordenamiento de las actuales
prioridades de la atención sanitaria, poniendo mayor énfasis en la prevención de las enfermedades
y en la promoción de la salud animal.
Una de las principales prioridades estratégicas en la mitigación del riesgo en las situaciones endémicas,
es la aplicación de los diferentes métodos de profilaxis como el medio más apropiado para satisfacer la
necesidad de garantizar un nivel elevado de seguridad epidemiológica y detener consecuentemente la
transmisión de la enfermedad en cuestión.
Por otra parte, la experiencia adquirida ha mostrado que las modalidades de puesta en práctica y
aplicación de estos métodos son muy variadas, lo que significa que nadie puede tener la certeza de

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recibir el mismo nivel de protección ante situaciones similares, lo que además de dificulta la evaluación
de la eficacia de las medidas adoptadas en cada caso.
Se propone definir un marco para el desarrollo y la gestión de los sistemás nacionales de profilaxis que aproveche
las mejores prácticas existentes y la experiencia de los servicios veterinarios que se base en criterios acordados
sobre los resultados de estos sistemas y conducirá a orientaciones claras sobre su funcionamiento.
Como complemento se deberían desarrollar procedimientos de aplicación más rápidos y fáciles de
emplear que se añadirán a los actuales procedimientos de actuación.
Convencer a los responsables de los animales de que la acción propuesta conduce a una verdadera
mejora de las normas de profilaxis exige que éstos estén bien informados.
Al mismo tiempo, es preciso facilitar a los productores información de mayor calidad sobre los proble-
mas que puedan afectar a la seguridad de sus explotaciones y de los riesgos que plantean algunas
enfermedades para determinados grupos.
En las situaciones epidémicas, los sistemas de profilaxis se han visto sometidos a presiones sin prece-
dentes durante las recientes emergencias relacionadas con alguna enfermedad en particular. Estas
emergencias han puesto de manifiesto deficiencias que exigen medidas por parte de los servicios sani-
tarios destinadas a reforzar, mejorar y proseguir el desarrollo de los sistemas existentes.
Existen numerosos métodos e indicadores para detectar los factores y determinantes del riesgo y por lo
tanto de los posibles problemas, entre los que cabe citar los datos obtenidos mediante controles reali-
zados a lo largo de la cadena productiva, las redes de vigilancia de enfermedades, las investigaciones
epidemiológicas y los análisis de laboratorio.
Las fuentes principales de información son las redes de supervisión y vigilancia de la salud pública (en
especial, los sistemás de notificación de las enfermedades transmisibles, los planes de vigilancia de las
zoonosis y los sistemás de alerta rápida) así como las actividades de investigación y las redes de
investigación asociadas. Sin embargo, los sistemas existentes se han desarrollado independientemente
los unos de los otros y, por lo tanto, no siempre está garantizada la coordinación de las diferentes
fuentes de información. Tampoco se aprovecha plenamente gran parte de la información disponible.
La integración de los sistemás de recopilación de datos y análisis de los mismos deberán ser los dos
principios rectores en esta área a fin de aprovechar al máximo los sistemas existentes de recogida de datos.
El primer objetivo debe ser la gestión permanente y actualizada diariamente de la información para
poder reaccionar de manera inmediata ante los peligros potenciales.
En segundo término, un sistema de este tipo permitirá desarrollar un papel más dinámico y antici-
pador, velando por la temprana detección de los peligros potenciales para prevenir la aparición de
las crisis, en vez de reaccionar ante las mismas. También facilitará la planificación estratégica a
largo plazo y la fijación de prioridades.
No obstante, una vez más resulta difícil utilizar de manera integrada la información, ya que estos
sistemás tienen diferentes objetivos y alcances. Además, algunos ámbitos están completamente
excluidos de estos sistemas.
Estos programas comprenden acciones indirectas (acciones de costos compartidos) y acciones directas
sus objetivos se centran fundamentalmente en la mejora de los conocimientos científicos y la contribu-
ción al establecimiento de una base científica sólida para la formulación de políticas y reglamentos.
La determinación de los riesgos depende de la disponibilidad de datos científicos exactos y actuali-

Manual de Procedimientos / Prevención y métodos de profilaxis de las enfermedades 29


zados. Entre estos cabe mencionar, por ejemplo, datos epidemiológicos, cifras de prevalencia y
datos de exposición. Es preciso establecer mecanismos de apoyo para la provisión de información
de este tipo ya que apenas existen.
Por consiguiente, se proponen mejoras en los siguientes ámbitos: la vigilancia y el control, el sistema de
alerta rápida, detección precoz, la investigación en materia epidemiológica, la cooperación científica, el
apoyo analítico y la provisión de asesoramiento científico.

Referencias

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