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Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación

Facultad de Historia, Geografía y Letras


Departamento de Historia y Geografía
Desarrollo Regional de Chile

Regiones ganadoras y perdedoras en


Chile en el contexto neoliberal
Análisis comparado sobre la Región Metropolitana y la Región de
Antofagasta

Integrantes:

Karina Muñoz Castillo


Iván Pasmiño Muñoz

Fecha de entrega: 21/04/2019

Profesor: Gino Sandoval


Introducción:
Chile, a partir de la dictadura cívico-militar y la incorporación al mercado mundial, a ojos del
escenario internacional se ha posicionado como uno de los países con mejor estatus dentro
de Latinoamérica. Esta visión tan optimista ha sido creada por el sostenido crecimiento
económico que vivió Chile desde que se comenzaron a implementar los principios
neoliberales. Tales principios propios del neoliberalismo, en primer lugar, permitieron el
ingreso de capital extranjero en la producción nacional, a tal punto que actualmente la mayor
parte de las mineras están bajo el control de empresas extranjeras y, en segundo lugar,
incentivaron la competencia en todos los niveles, tanto a nivel internacional como a nivel
nacional, incluyendo por lo tanto la competencia entre las propias regiones del país. Por
consiguiente, en este modelo de mercado hay regiones que saldrán beneficiadas, las
llamadas regiones “ganadoras” y otras que se ven suprimidas por el modelo, las “regiones
perdedoras”.

De acuerdo a lo anterior, es posible observar que la Región Metropolitana -pese a no poseer


una producción significativa de bienes con valor para el mercado internacional- se posiciona
como la región con mayor cantidad de ingresos, con la economía más estable, la mayor
concentración de servicios básicos y con el monopolio del poder ejecutivo, judicial y
legislativo. Mientras que, por otra parte, existen regiones al norte del territorio que, pese a
tomar gran importancia al ser regiones ricas en minerales, el crecimiento económico no se ha
traducido en políticas sociales que permitan el desarrollo interno de la región de forma
significativa como en Santiago. Tampoco es permitido por este modelo que cada región pueda
tomar sus propias decisiones políticas, en función de las necesidades de sus habitantes.

En la actualidad, se han generado diversas discusiones teóricas en torno a temáticas


referentes a la desconcentración, la descentralización o al regionalismo, sin embargo, aún
cuando se ha demostrado lo perjudicial que es el centralismo para las regiones, la
dependencia de éstas con respecto a la Región Metropolitana (más específicamente, con
Santiago) sigue siendo muy alta. La situación planteada por lo tanto, debe seguir estando en
el debate cotidiano de las autoridades políticas y regionales, hasta lograr que cada región
crezca y pueda tomar decisiones en función de sus propias problemáticas y necesidades.

En el presente ensayo, que está basado en el fenómeno de las regiones ganadoras y


perdedoras en Chile, se buscará validar la hipótesis propuesta. Para lograr este fin, en primer
lugar, se hará una exposición de algunos antecedentes generales de la historia nacional para
generar un contexto. Posteriormente, se evidenciará la problemática utilizando el caso de la
región de Antofagasta, por medio de la revisión de encuestas y gráficos realizados por
instituciones estatales y variados autores que permitan generar conclusiones fidedignas en el
estudio comparado de ambas regiones de Chile.

Hipótesis o premisa:

La región de Antofagasta, en el año 2017 aportaba un 52% de la producción de cobre a nivel


nacional, cifra que proyecta mantenerse hasta el 2029 (COCHILCO, 2018). De esta manera,
se posiciona como la segunda región que más PIB aporta a la economía nacional, superada
por la Metropolitana. Misma situación pasa con la inversión extranjera directa, pues es la
segunda región que más aporte recibe (Atienza, Cortés, Lufin y Soto; 2015).

Estos antecedentes han posicionado a Antofagasta como una región ganadora dentro del
contexto nacional e incluso a nivel Latinoamericano, sin embargo, el crecimiento económico
no es sinónimo de ser una región ganadora. Desempleo, pérdidas en inversiones e
inestabilidad para la población son algunas de las consecuencias que las crisis económicas
internacionales han producido en la región, mientras que la Metropolitana pareciera salir
inmune. A este escenario debemos sumar la incapacidad de Antofagasta para tomar sus
propias decisiones, elegir a sus máximos representantes o destinar sus recursos enteramente
hacia el desarrollo interno de la región.

A partir de lo anterior, es posible afirmar que la región con mayor aporte en minería de Chile,
a pesar de llevar sobre sí altas cifras de crecimiento económico sostenido, no es más que
otra de las regiones perdedoras frente a la Región Metropolitana y la centralización del poder.

Desarrollo argumentativo:

A partir de la dictadura cívico militar de Chile (1973-1990), se quebrantó todo el orden que
hasta entonces era conocido, desde el sistema político y económico hasta las dinámicas
sociales y culturales. De esta manera se estableció de forma abrupta un nuevo modelo
económico, el neoliberalismo, que introdujo la apertura hacia el mercado internacional bajo el
principio de potenciar las “ventajas comparativas” de cada país y por consiguiente de cada
región.

Mientras los países vencedores dentro del orden global se quedaron con el control del
comercio, de la producción de manufacturas y las industrias, Chile y Latinoamérica en
general, quedaron relegadas a la categoría de economías basadas única y exclusivamente a
la exportación de materias primas hacia los países vencedores, sin la capacidad de generar
una industria que pueda competir contra los mayores polos comerciales como son Estados
Unidos o China, por ejemplo.

Basándose en el principio de las ventajas comparativas, las regiones ubicadas al norte del
territorio se han enfocado en la actividad minera como una de las principales ocupaciones
regionales. Por lo tanto, como es lógico de pensar, al ser el elemento que genera mayor
cantidad de ganancias para el país estas regiones deberían tener un desarrollo económico y
social más elevado que el de otras regiones, como sería si se compara con la región
metropolitana, que a pesar de tener una actividad productiva minera y agrícola, éstas no son
lo suficientemente abundantes para poder obtener un ingreso per cápita tan alto,
considerando su cantidad de población. Sin embargo, la región metropolitana cuenta con uno
de los PIB más altos del país, inclusive por sobre la media, según el Observatorio Logístico,
perteneciente al gobierno de Chile. Según dicha entidad, la región metropolitana para el año
2016, representa el 46,7% del PIB nacional.

Al incorporarse los preceptos económicos neoliberales en Chile, es apreciable la tendencia


hacia un aumento en los ingresos percibidos por las regiones mineras del país, lo que para
muchos significó sinónimo de una desconcentración paulatina, como plantea Daher (1994).
Bajo esta premisa, varios autores asumieron que Chile tenía una gran cantidad de regiones
potencialmente ganadoras, que en este contexto podrían entenderse como “territorios que
han crecido por sobre la media nacional y que tienen productos per cápita también superiores
a la media nacional. Se trataría, por tanto, de territorios que se podrían considerar como los
de comportamiento más exitoso frente a los procesos de globalización” (Silva, 2003), sin
embargo esta definición es incompleta.

El aumento en los ingresos de los territorios del norte no es motivo sustancial para
denominarlas como regiones ganadoras. Chile, a pesar de adoptar doctrinas relacionadas
con la libertad económica, no aplicó los mismos principios en cuanto al poder político, el cual
se mantuvo centralizado en un único polo de desarrollo: la Región Metropolitana. De este
modo “las libertades regionales se vieron restringidas a sólo la posibilidad de contar con una
administración regional” (Szary, 1997), donde hasta el día de hoy las regiones no pueden
hacerse cargo de las decisiones dentro de su propia región, acorde a su capital y en relación
a sus necesidades locales inmediatas.

La regionalización establecida en dictadura por la CONARA tenía la finalidad de establecer


una desconcentración administrativa, pero no así política o jurídica. De esta manera incluso
la máxima autoridad dentro de la región, como es el intendente, adquiere su cargo por medio
del nombramiento presidencial. En resumidas cuentas “el presidente gobierna, los
responsables locales administran” (Szary, 1997), quitando de esta manera toda personalidad
política a la región.

Con todos estos antecedentes, es posible establecer que a pesar del aumento económico,
esto no se ha traducido necesariamente en mejoras sociales para los habitantes de las
regiones al norte del país ,o bien, como es en el caso de Antofagasta, se tiende a una mejoría
pero que es menor a las cifras presentes en la Región Metropolitana, aún cuando aporta gran
cantidad de dinero al presupuesto nacional. De esta manera, Antofagasta a pesar de
dedicarse a la explotación minera -que es el principal elemento de exportación a nivel
nacional- se posiciona como una región perdedora, con absoluta dependencia a la capital del
país.

La Región de Antofagasta:

Esta Región, limita al norte con la región de Tarapacá y al sur con la región de Atacama,
situándose en la zona conocida como Norte Grande. Su población total, según el Censo del
año 2017, es de 607.534 habitantes. En cuanto a su producción como Región, es
eminentemente abocada a la faena minera, ya que según el Banco Central de Chile, el 52,
64% total del PIB de Antofagasta, es decir 7400.55 de miles de millones de pesos, para el
año 2016 corresponden a esta actividad.

Siguiendo con los datos económicos, Antofagasta es la segunda región que más aporta en el
total del PIB de Chile, con un 14,37%, equivalente a 16,668 miles de millones de pesos (
Cuadro 1), esto en el año 2017, según el Observatorio Logístico, solamente superado por la
región Metropolitana con el 46,7% del PIB total. La importancia económica de esta región al
norte del país es tal, que aportan 52% de la producción de cobre a nivel nacional, según datos
de la Comisión chilena del cobre. Es por tanto que “la Región de Antofagasta tiene desde
hace mucho tiempo una clara vocación exportadora, con ventajas comparativas muy
explícitas en base a sus recursos naturales que le han significado una fuerte inversión
extranjera” (Silva, 2003), además según el mismo Iván Silva, esta región pasó de tener una
inversión extranjera en el área minera de 665 millones de dólares, entre los años 1974-1989,
a 5161 millones de dólares, entre los años 1990-2000.

Cuadro 1:
(Información extraída de: Observatorio Logísitco, 2017 https://www.observatoriologistico.cl/perfiles/estadisticas-
socioeconomicas/#c381)

Todos estos números cuantiosos sobre la población, se han ido reflejando en la ciudadanía
ya que según Casen, el ingreso promedio por hogar en la Región de Antofagasta es de
$1.120.899, para el año 2017, siendo la media nacional de $ 946.597. En tanto, la región
metropolitana cuenta con un ingreso de $1.220.391, superando levemente a Antofagasta,
según el mismo Casen. En cuanto a los datos de pobreza, para el año 2017, según Casen,
esta Región cuenta con solo un 1,7% en la población adulta y un 1,9% de la población de
adultos mayores, siendo el promedio chileno de un 4,5%. Estas cifras pueden ser
consideradas bajas y, en el papel, dejan en una muy buena posición a la Región de
Antofagasta.

La gran cantidad de inversión extranjera, expuesta anteriormente, por medio de empresas


transnacionales, desde 1990 en adelante debido a la vuelta a la democracia, como explica
Silva, permitieron explotar los recursos mineros de la región de forma muy eficiente, logrando
que Antofagasta creciera económicamente de forma indiscutible. Sin embargo, la gran
cantidad de capital extranjero entre 1979 y 2012, ha posicionado a Antofagasta “como la
segunda mayor receptora de inversión extranjera directa del país, con un 23% del total, sólo
superada por la Región Metropolitana, con un 39%” (Atienza, Cortéz, Díaz, Lufin; 2015), esto
ha generado al mismo tiempo que la región sea extremadamente sensible y vulnerable ante
las variaciones económicas internacionales.
El desempleo es una de las primeras muestras visibles de lo expuesto anteriormente. Durante
1997 y 1998 la economía mundial se remeció producto de la crisis Asiática, al igual que en el
año 2008, a causa de una crisis financiera global que hizo caer el precio del cobre desde los
4 dólares la libra a casi 2 dólares (Atienza, Cortés, Lufin y Soto; 2015). Ambas crisis
internacionales, ocurridas en un corto periodo de tiempo, son apreciables en el aumento del
desempleo en la región, tal como muestra el siguiente gráfico:

Cuadro 2:

( Información extraída de: Atienza, Cortéz, Díaz, Lufin; 2015 en


https://www.researchgate.net/profile/Juan_Soto_Diaz/publication/281372733_Es_la_region_de_Antofagasta_un_
caso_exitoso_de_Desarrollo_Local_basado_en_la_Mineria/links/5638ca5408ae51ccb3cc9d06/Es-la-region-de-
Antofagasta-un-caso-exitoso-de-Desarrollo-Local-basado-en-la-Mineria.pdf)

A partir del análisis del gráfico, es posible ver que la línea correspondiente a Antofagasta,
tiene mucha mayor variabilidad que la línea que representa la media de Chile, la cual se
condice con la curva de desempleo de la región Metropolitana, mostrando una estabilidad
mayor en comparación con la II Región. Esto conlleva a que la región de Antofagasta esté
demasiado expuesta a los vaivenes de la economía internacional. Cualquier crisis mundial o
caída en el precio del cobre, principal producto que exporta, hace que se desestabilice por
completo, siendo la población la más afectada por estas crisis.

Dentro de las problemáticas que se evidencian en la región -además de la vulnerabilidad al


mercado internacional- se encuentra la falta de voz frente al poder político, lo que es propio
de un gobierno centralista en donde todas las decisiones son tomadas desde la capital
nacional, la cual no se encuentra en contacto directo con la región ni en completo
conocimiento de lo que sus habitantes necesitan. Por lo anterior, el 17 de abril del 2012, se
llevó a cabo el primer Encuentro Ciudadano en Antofagasta, con la finalidad de redactar un
informe en donde se mencionaron las principales problemáticas que evidenciaba la población.
Ese informe fue entregado al intendente regional, sin embargo, siete años después el
panorama no ha cambiado significativamente.

“Mala calidad de la Salud, Educación, escasez de agua y alto costo de la vida, fueron las
principales menciones. Hubo respaldo unánime a la necesidad de un financiamiento a la
región por parte de la minería, como compensación por daños sociales y medioambientales”
(El Diario de Antofagasta, 2012). Bajo este encabezado el diario local de la región expresa
los principales puntos planteados en el Encuentro Ciudadano. La salud y la educación, no
alcanzan a tener una cobertura adecuada para la cantidad de personas que habitan
Antofagasta, donde además se destaca la mala atención que se recibe al atenderse en
establecimientos públicos de salud o educación.

El escasez de agua que afecta a la población tiene directa relación con la actividad minera
que se lleva a cabo. El uso indiscriminado de agua para llevar a cabo la extracción de cobre,
sumado a que esta actividad económica contamina miles de litros de agua en su proceso
productivo, han ocasionado grandes conflictos en torno a este recurso. Ejemplo de esto es el
caso del oasis de Quillagua, donde tanto CODELCO como SQM contaminaron y agotaron
esta fuente de agua potable (CDAyV). Ante esta problemática local que se prolongó en el
tiempo y que tuvo ecos dentro de las comunidades indígenas que habitaban el oasis, el
gobierno central no tomó las medidas adecuadas para regular la actuación de ambas
empresas en desmedro de las comunidades, mostrando su incapacidad para hacerse cargo
de las dificultades regionales.

Otro punto en cuestión fue el elevado costo de vivir en la región, por los altos precios en que
se venden productos y servicios básicos para la vida cotidiana. Este punto fue de vital
importancia dentro del Encuentro, en donde se estableció la necesidad de acordar un salario
mínimo a nivel regional, que estuviera en coincidencia con la realidad material de los y las
habitantes de Antofagasta. Sin embargo, una vez más su petición no fue escuchada por el
poder central y, lamentablemente para ellos y ellas, las autoridades locales no tiene la
jurisdicción para poder tomar medidas en favor de las peticiones ciudadanas.

Las problemáticas sociales planteadas en el año 2012 se siguen proyectando hasta la


actualidad, aún cuando el PIB muestra un crecimiento económico por sobre la media nacional.
De esta manera, es importante recapitular y enfatizar en lo expuesto por la ciudadanía: “la
calidad de vida en la región no se condice con los recursos que se extraen en la zona” (El
Diario de Antofagasta, 2012).

Conclusiones

Chile, desde su creación, se ha caracterizado por tener una economía destinada a la


extracción y posterior exportación. En la actualidad dicho procedimiento no ha variado mucho,
siendo el cobre el emblema de la economía chilena. Este mineral es extraído en mayor
medida en la zona norte del país y es ahí donde la región de Antofagasta cumple un papel
importante.

Como hemos destacado en este informe, con cuantiosos datos, Antofagasta es la segunda
región, sólo por debajo de la región Metropolitana, con la mayor economía e inversión
extranjera, con un PIB total que bordea el 14% y un aporte minero que sobrepasa el 50% del
total de todas las regiones. Además, en cuanto a cifras, en la actualidad goza bajos índices
de pobreza, un ingreso familiar per cápita altísimo y un bajo nivel de desempleo. Pero se ha
demostrado que esto no siempre ha sido así.

Al estar insertos en un sistema neo liberal, donde el Estado influye, regula e invierte poco en
el mercado y la inversión es principalmente del sector privado, cualquier cambio o crisis,
afecta en sobremanera a la población local. Ejemplificadores son los casos ocurridos en el
año 1998, con la Crisis Asiática, y en 2008, cuando el precio del cobre declinó, afectando
profundamente a la Región de Antofagasta.

A pesar de que en la actualidad se goce de una buena bonanza económica en Antofagasta,


siendo la segunda región que más aporta recursos monetarios al país, el excesivo control y
centralismo por parte de Santiago, han llevado a que la Región del norte no vea reflejada esta
ganancia, sobre todo y como ya hemos explicado, en áreas tan esenciales como la salud,
educación y un sistema de agua potable. En otras palabras, la distribución de los recursos no
está siendo óptimamente repartida.

En síntesis, para nosotros, la región de Antofagasta bajo un punto de vista económico y neo
liberal, es considerada un región eminentemente ganadora, puesto que es beneficiada
enormemente por la inversión extranjera y en los últimos años, ha tenido una estabilidad que
la ha llevado a posicionarse como la segunda Región más importante del país. Pero, bajo una
mirada social y descentralizadora, Antofagasta es una región perdedora al igual que todas.
La región Metropolitana es la que administra los recursos y maneja el aparato burocrático,
haciendo muy difícil una distribución efectiva y equivalente al nivel de aporte que hace la
región norteña.

Referencias bibliográficas

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