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ARTICULO CRÍTICO

LOPE DE AGUIRRE: REBELIÓN Y CONTRAIMAGEN DEL


MUNDO EN PERÚ
Lope de Aguirre nació entre 1511 y 1515 - 27 de octubre de 1561 fue un
conquistador español de Sudamérica que protagonizó un episodio de cruentos
asesinatos selectivos para erigirse en líder de una expedición en la búsqueda de
El Dorado.
Para muchos, Lope de Aguirre es la sublimación extrema del carácter español,
capaz de lo mejor y de lo peor, de las más gloriosas gestas y las más abyectas
infamias, concediendo un valor absoluto al Honor: no perdona ni olvida ninguna
ofensa y el no vengarse es para él una ofensa en sí; mata a su hija para
salvaguardar su honor. Es fuertemente paranoico, lindando con la psicopatía;
mata con facilidad a sus enemigos e incluso a sus seguidores poco entusiastas.
Se le atribuyen, directamente o por orden suya, 72 asesinatos: 64 españoles, tres
sacerdotes, cuatro mujeres y un indio, lo que indica su falta de miramientos por
sexo o condición. Duerme vestido y armado, rodeado de sus fieles, desconfía de
todos. Respeta a las mujeres decentes pero desprecia a las que no lo son. Pero
también fue un hombre que combatió a todo un Imperio cara a cara. Que realizó
una prodigiosa singladura a través de Sudamérica. A su manera, pedía justicia.
Su carta de rebeldía dirigida al rey Felipe II es más una carta de un súbdito
desencantado que la arrogante misiva de un tirano. Y que además concedió la
igualdad de derechos a negros e indios. Dijo una vez Aguirre "Aquí el que dice la
verdad es tratado de loco". Aguirre dijo lo que creía y actuó en consecuencia.
verdad es tratado de loco". Aguirre dijo lo que creía y actuó en consecuencia.
Cuando Francisco Pizarro volvió de Perú con las noticias de los fabulosos tesoros,
Aguirre, entonces de 21 años, se encontraba en Sevilla. Las noticias de las
grandes cantidades de oro lo animaron a alistarse en una expedición de 250
hombres, bajo el mando de Rodrigo Buran. Llegó a Perú hacia 1536 o 1537, y
pronto fue conocido por su violencia, crueldad y tendencias sediciosas.
Se enroló junto con Cristóbal Vaca de Castro y en 1538 participó entre otras en
la Batalla de las Salinas. En 1544 estaba del lado del primer virrey del Perú,
Blasco Núñez Vela, que llegó de España con órdenes de implantar las Leyes
Nuevas, acabar con las encomiendas y liberar a los nativos. A los conquistadores
que ya estaban en Perú no les gustaron estas leyes, que les prohibían explotar a
los indios. Esto llevó a que Gonzalo Pizarro y Francisco de Carvajal organizaran
un ejército con la intención de suprimir estas leyes y derrotaron a Núñez en 1546
en Cuzco. Cuenta la leyenda que Aguirre persiguió a Esquivel a pie durante tres
años y cuatro meses, durante los que recorrió unos 6.000 km. Finalmente,
Aguirre consumó su venganza en la biblioteca de la mansión del magistrado en
Cuzco. Aguirre fue condenado a muerte por este asesinato; sin embargo huye y
logra refugiarse en Tucumán. Fue perdonado en 1554 por Alonso de Alvarado,
que reclutaba tropas para combatir al encomendero rebelde Francisco
Hernández Girón. Participó en la batalla de Chuquinga resultando gravemente
herido en el pie derecho, lo que provocó una cojera permanente, y sus manos
resultaron quemadas al disparar un arcabuz defectuoso.
EL VIAJE DE LOS MARAÑONES A LA CONQUISTA DE EL DORADO
En 1560, poco antes de ser relevado en el cargo, el virrey Andrés Hurtado de
Mendoza organizó una expedición para la conquista del mítico El Dorado en el
territorio de los omaguas. Pensaba que era la forma de alejar del Perú a los
numerosos soldados y mercenarios, que resentidos tras las recién acabadas
guerras civiles, pudieran causar nuevamente problemas o alterar el orden ahora
vigente. Suponía el virrey que las expectativas de pronta riqueza animarían a
muchos de ellos a alistarse en la empresa.
Al mando del veterano Pedro de Ursúa, el 26 de septiembre de 1560 partieron
los expedicionarios navegando por el río Marañón (por ello adoptaron el
sobrenombre de marañones). Eran algo más de 300 españoles, algunas decenas
de esclavos negros y unos 500 sirvientes indios, embarcados en dos bergantines,
dos barcazas chatas y unas cuantas balsas y canoas. Entre ellos figuraban Lope
de Aguirre y su joven hija mestiza, llamada Elvira.
Un año más tarde Aguirre participó en el derrocamiento y asesinato de Ursúa, y
poco después de su sucesor, Fernando de Guzmán, al que posteriormente
sucedería Aguirre. Aguirre y sus hombres alcanzaron el océano Atlántico. El 23
de marzo de 1561, Aguirre instó a 186 capitanes y soldados a firmar una
declaración de guerra al Imperio español que le proclamaba príncipe del Perú,
Tierra Firme y Chile. Le mandó una carta a Felipe II explicándole sus planes de
libertad y autogobierno firmada con el sobrenombre de el traidor. Se deshizo de
Inés matándola, al haber disputas entre sus hombres por estar con ella. En julio
de 1561 tomó la isla de Margarita, donde hizo saber a sus habitantes que portaba
un cuantioso tesoro de los incas y aquellos, incluyendo el gobernador don Juan
Villadrando, codiciosos, cayeron en el engaño. Aguirre hizo presos al gobernador
y a miembros del Cabildo. Después se apoderó a sangre y fuego de La Asunción
y pueblos vecinos. Enteradas las autoridades de tierra firme, enviaron a
Francisco Fajardo a combatirlo.

Pese a que, en la carta, Aguirre hizo una amenaza a Felipe II con “la más cruda
guerra”, fue muy poco lo que podía hacer ante las tropas realistas. Hallándose
en las cercanías de Barquisimeto de Venezuela, los soldados del Felipe II le
dieron caza después de que la mayoría de sus hombres le abandonara con el
intento de lograr el perdón real. Según algunos cronistas, antes de caer, Lope
mató a su hija Elvira, diciéndole: “Mejor morir ahora como hija de rey que
después como hija de traidor y como puta de todos”. Un poquito después, le
alcanzaban dos disparos de arcabuz. Uno de sus hombres, Custodio Hernández,
le dividió la cabeza de un certero tajo. Como castigo ejemplar, los hombres del
rey mutilaron el cadáver de forma cruel y horrible: le cortaron las manos y la
cabeza, quedando ésta expuesta por días como castigo público a posibles
imitadores.
Pues la vida de Aguirre terminó de esta manera y con ella llegó el final a una
desquiciante expedición que había partido en búsqueda de nuevas
tierras, riquezas y oro, sin embargo, sólo cosechó sangre y dolor.

Melany Hashly, PINO CONDOR

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