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ESCRITO Nº
SUMILLA: DENUNCIA DELITO CONTRA EL PATRIMONIO.
POR LO EXPUESTO:
Al señor Juez pido se me tenga por apersonado, por señalado el domicilio procesal.
ANEXOS:
1.- El contrato de compra venta Plla N 025626, copia amarilla, del mes de Junio de
2012, celebrado con EDICIONES AMERICANAS S.A.C.
2 La fotocopia de la carta notarial que remití a la estafadora que fue entregada
con fecha 24 de Julio de 2012, por notaría Gutiérrez Pradel al denunciado
3. La respuesta en original que la denunciada ha dado a mi pedido de resolver el
contrato de compra venta Plla, Nº 025626, de fecha 21 de agosto de 2012.
4. La fotocopia de boleta de pago que me entrega la UGEL PISCO, en la cual conste
que la cantidad de S/. 98.00 que corresponde a las cuotas pactadas con
EDICIONES AMERICANAS SAC. Se descuentan bajo el nombre “COOPSMILAG”.
5 El FUT Nº 010759, que ingresé el 26 de junio de 2012, a la UGEL, con objeto de
demostrar que pedí a la UGEL el no descuento por planilla de mis haberes según
convenio con EDICIONES AMERICANAS SAC.
6 El FUT Nº 013829, que ingresé el 09 de agosto de 2012, a la UGEL, con objeto de
demostrar que pedí a la UGEL desautorización del descuento por planilla de mis
haberes según convenio con EDICIONES AMERICANAS SAC.
7. El FUT que ingresé el 27 de agosto de 2012, a la UGEL, con objeto de demostrar
que pedí a la UGEL la RESOLUCION de CONVENIO con EDICIONES
AMERICANAS SAC.
8.- Fotocopia del D.N.I. del actor.
9.- Comprobante de pago de la tasa judicial por ofrecimiento de pruebas.
10.- Comprobante de pago de la tasa judicial por cédulas de notificación
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1. Introducción
La estafa es una especie dentro del género defraudación, toda estafa es siempre
una defraudación, pero no toda defraudación es siempre una estafa. Para que
haya estafa debe mediar siempre la artimaña, el encubrimiento de la verdad.
La estafa puede describirse, como el hecho por medio del cual una persona toma,
a raíz de un error provocado por la acción del agente, una disposición patrimonial
perjudicial, que dicho agente pretende convertir en beneficio propio o de un
tercero.[1]
2. Descripción legal
Artículo 196.- «El que procura para sí o para otro un provecho ilícito en
perjuicio de tercero, induciendo o manteniendo en error al agraviado mediante
engaño, astucia, ardid u otra forma fraudulenta, será reprimido con pena privativa
de libertad no menor de uno ni mayor de seis años.»
Lea también: Casación 421-2015, Arequipa: Supuestos de estafa con fines
ilícitos no son tutelados por el derecho penal
3. Concepto
Se debe tener presente que, en la estafa, hay una lesión del patrimonio ajeno,
mediante engaño o artificio apto para engañar y ánimo de lucro. En la estafa el
sujeto activo, empleando maniobras fraudulentas, ardides y cambiando el modo
de pensar de una persona -le induce al error-.
En el delito de estafa se sanciona al que se vale del engaño para aprovecharse del
patrimonio de otro.
Por Maña
engaño, Distracción o ausencia Fuerza bruta,
astucia, del sujeto pasivo. intimidación.
ardid u otra Apoderamiento del Actos contra la
forma bien del sujeto pasivo. voluntad de la
fraudulenta Recae sobre bienes víctima.
se indujo o muebles. (artículo 185 Apoderamiento del
mantiene CP). bien ajeno.
en error.
Ingenuidad Recae sobre bienes
del muebles (artículo 188
estafado. CP).
Acto de
disposición
del sujeto
pasivo.
Recae
sobre los
bienes
muebles e
inmuebles
(artículo
196 CP).
a) El engaño
b) La astucia
Es la habilidad, carácter mañoso y audaz con que se procede para conseguir un
provecho ilícito creando error en la victima.
c) El ardid
Soler,[5] señala que la teoría del ardid constituye el punto central de la teoría de
la estafa, y agrega: «ardid es el astuto despliegue de medios engañosos.»
5.4 Error
7. Consumación
8. Concurso
VISTOS;
CONSIDERANDO
§. HECHOS IMPUTADOS
ii. El segundo hecho está referido al “engaño” en perjuicio de Jorge Jesús Salas
Gutiérrez, Fernando Augusto Campos Pacheco, Juan Pablo Pérez Olivos, Julio
Roger Zamora Chunga, Cristian Karlo Rivero Schoster, Ana María Méndez de
Espejo, Alejandro Sayón Fetzer, María Ofelia Soriano Barrantes, Carlos
Encarnación Echevarría Cabrera, Marvin Ornar Alva Acra, Alcira Maruja Ávila
Concepción y Giancarlo Sarria Iraola; a quienes la procesada les vendió los
vehículos sin tener la condición de legítima propietaria y manifestándoles que
provenían de remates judiciales. Dichos “agraviados adquirientes”, motivados
por los precios bajos en que los vehículos eran ofrecidos procedían a adquirirlos
mediante contrato de compra-venta a plazo con reserva de Dominio de Vehículo
Usado, cuyo pago se garantizaba también con letras de cambio. Sin embargo, al
momento que estos agraviados adquirientes solicitaban la entrega de las Tarjetas
de Propiedad, la procesada les decía que estaba realizando los trámites hasta que
culminen con pagar la totalidad del vehículo; todo lo cual no constituía más que
un ardid o engaño de su parte, pues las compañías vendedoras no iban a entregar
la Tarjeta de Propiedad debido a que, en algunos casos, la procesada solamente
pagaba un adelanto e incumplía con los abonos mensuales, y, en otros casos, los
vehículos habían sido entregados solamente en alquiler; es decir, en ambos casos
la acusada no podía disponer sobre la propiedad de los vehículos. Por esa razón,
los agraviados adquirientes tuvieron, finalmente, que devolver los autos, sin que
les hayan devuelto el dinero que pagaron por los mismos.
§. FUNDAMENTOS DE LA SALA PENAL SUPERIOR
SEGUNDO: La Segunda Sala Penal para procesos con reos en cárcel de la Corte
Superior de Justicia de Lima, emitió su sentencia sobre la base de los siguientes
fundamentos:
ii. Respecto de los “agraviados adquirientes”: Jorge Jesús Salas Gutierrez, Juan
Pablo Pérez Olivos y Giancarlo Sarria Iraola, ha quedado acreditado que la
procesada Chacaltana Pacheco los engañó de forma idónea y eficaz, pues les
ofreció en venta vehículos a un precio por debajo del mercado, aduciendo que los
vehículos provenían de remates judiciales; aparentando cualidades supuestas
(bienes, créditos, comisión); provocando un error en los agraviados quienes,
viciados en su voluntad, contrataron con la procesada la compra de vehículos. El
resto de “agraviados adquirientes”, sin embargo, no cumplió con presentar los
elementos de prueba originales que acrediten sus afirmaciones en contra de la
procesada, a pesar de que ello les fue ordenado por la Corte Suprema mediante
Ejecutoria recaída en el Recurso de Nulidad N° 2372-2012, en mérito del cual se
ordenó la realización de un nuevo Juicio Oral.
iii. Existe una valoración incongruente de los hechos por parte del Superior
Colegiado; toda vez que, con respecto al caso de los “agraviados otorgantes”, ha
señalado que el hecho es atípico; mientras que, con respecto a los “agraviados
adquirientes”, ha concluido que existe delito de estafa; y ello sin tener en cuenta
que ambos hechos son similares.
QUINTO: Como antecedente del presente caso se tiene, a folios ocho mil ciento
ochenta y dos, la Sentencia de fecha veinte de diciembre de dos mil once, por la
cual la Segunda Sala Penal con reos en cárcel de la Corte Superior de Justicia de
Lima, falló condenando a Hilda Cecilia Chacaltana Pacheco, como autora de los
delitos contra el patrimonio –Estafa– y, contra la Fe Pública -Falsedad Genérica-,
en agravio de José Antonio Requejo Morales y otros. Contra dicho
pronunciamiento, la defensa técnica de la procesada interpuso el recurso de
nulidad obrante a folios ocho mil doscientos uno. Elevados los autos a la Corte
Suprema, la Sala Penal Permanente, mediante Ejecutoria Suprema de fecha
diecinueve de febrero de dos mil trece, recaída en el Recurso de Nulidad N°
2372-2012-Lima, declaró, por mayoría, la nulidad de la sentencia recurrida y –
disponiendo la actuación de una serie de diligencias– ordenó la realización de un
nuevo juicio oral por otro colegiado.
SEXTO: Una vez culminado el nuevo juicio oral, se condenó a la procesada
Chacaltana Pacheco como como autora del delito contra el patrimonio –Estafa–,
por los hechos suscitados en agravio de Jorge Jesús Salas Gutiérrez, Juan Pablo
Pérez Olivos y Giancarlo Sarria Iraola. Esta decisión del Superior Colegiado, sin
embargo, es cuestionada nuevamente por la sentenciada recurrente; quien aduce
que los hechos atribuidos son atípicos, conforme se ha expuesto en el
considerando cuarto de la presente Ejecutoria Suprema.
§. DECISIÓN
Por estos fundamentos, DECLARARON: I. HABER NULIDAD en la
sentencia de fecha once de mayo de dos mil quince, obrante a folios once mil
novecientos cincuenta y cinco, emitida por la Segunda Sala Penal para procesos
con reos en cárcel de Lima, de la Corte Superior de Justicia de Lima, en el
extremo que condenó a Hilda Cecilia Chacaltana Pacheco como autora del delito
contra el patrimonio –Estafa–, en agravio de Jorge Jesús Salas Gutierrez, Juan
Pablo Pérez Olivos y Giancarlo Sarria Iraola; imponiéndole cuatro años de pena
privativa de libertad efectiva; y, fijó en la suma de cinco mil soles el monto que
por concepto de reparación civil deberá pagar la condenada a cada uno de dichos
agraviados; sin perjuicio de devolver lo estafado; con lo demás que contiene;
y REFORMÁNDOLA, la absolvieron de la acusación fiscal por el delito contra
el patrimonio –Estafa–, en agravio de Jorge Jesús Salas Gutierrez, Juan Pablo
Pérez Olivos y Giancarlo Sarria Iraola; MANDARONanular los antecedentes
policiales y judiciales de la absuelta, que se hayan generado con motivo del
presente juzgamiento; archivándose definitivamente el presente proceso; II.
ESTABLECIERON que los fundamentos jurídicos décimo primero, décimo
segundo, décimo tercero, décimo cuarto, décimo quinto, décimo octavo,
vigésimo quinto y vigésimo sexto, de esta Ejecutoria, constituyen precedente
vinculante para todos los órganos jurisdiccionales correspondientes del Poder
Judicial. III. ORDENARON se publique esta Ejecutoria Suprema en el Diario
Oficial “El Peruano” y en la página web del Poder Judicial; y los devolvieron.
SS.
Hinostroza Pariachi
Ventura Cueva
Pacheco Huancas
Cevallos Vegas
Chávez Mella
Artículo 2012° del Código Civil (Principio de publicidad).- “Se presume, sin
[1]
admitirse prueba en contrario, que toda persona tiene conocimiento del contenido
de las inscripciones”.
séptimo.
Cfr. García Cavero, Percy, “La aplicación del tipo penal de hurto al
[3]
[4]
En la doctrina nacional, sin embargo, todavía defienden esta posición
causalista, Salinas Siccha, Ramiro, Delitos contra el Patrimonio, 5ta ed., Lima:
Instituto Pacífico, 2015, p. 266; Reátegui Sánchez, James, Manual de Derecho
Penal. Parte Especial, 1ra ed., Lima: Instituto Pacífico, 2015, p. 442.
[5]
García Cavero, Percy, Derecho Penal. Parte General, 2da ed., Lima: Jurista
Editores, 2012, p. 386.
Vid. Pawlik, Michael, «¿Engaño fraudulento por medio del envío de cartas de
[9]
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Escribe: Nelvin Espinoza Guzmán
1. Nociones generales
En ese sentido, abordaremos los elementos del delito de estafa y la forma como
aparecen de forma consecutiva en la comisión del delito, desde el momento en
que el estafador decide inducir en error a la víctima hasta el aprovechamiento
indebido o ilícito por parte del mismo estafador.
Comencemos por abordar este delito analizando su iter criminis. Esto implica la
aparición estrictamente secuencial de cada uno de los elementos para que se
produzca este ilícito penal, ya que si no se presentan en el orden que
mencionaremos, no podrá hablarse del delito de estafa, o en el mejor de los
casos, de tentativa.
Teniendo en cuenta el párrafo anterior, en caso de que uno de los elementos del
delito de estafa no aparezca de manera secuencial, el delito de estafa no se habrá
cometido.
2. El delito de estafa
Este ilícito penal se encuentra regulado en el artículo 196 del Código Penal[2] y
podemos definirlo como un delito que se perpetra a través de actos fraudulentos
(engaño, astucia, ardid, artimaña y otros), que dan una verdad aparente, que
conduce al agraviado del delito, a creerse esa falsa verdad como si fuera
verdadera. Esta mentira es utilizada para poder inducir y mantener en error al
agraviado, creándole un perjuicio para así poder obtener un beneficio o
provecho económico, ya sea para sí mismo o para un tercero.
El error para que tenga relevancia en el delito de estafa debe haber sido
provocado o propiciado por la acción fraudulenta desarrollada por el agente. El
error debe surgir inmediatamente a consecuencia del acto fraudulento. Si no hay
acción fraudulenta de parte del agente, es imposible hablar de error y menos de
estafa[3].
En esta misma idea, Bajo Fernández (2006) afirma que la estafa es un delito de
«autolesión», sobre la base de que en estos casos la víctima contraviene el
principio de autorresponsabilidad y, a consecuencia de ello, causa su propio
detrimento patrimonial. Siendo más arriesgado, aunque no por ello faltándole
razón, Pawlik (2008) sostiene que la estafa es una autoría mediata tipificada
donde el autor (el hombre de atrás) utiliza a la víctima (hombre de adelante) para
lesionar el patrimonio de esta última[4].
Para poder entender mejor este ilícito penal en la práctica jurídica, hemos visto
por conveniente crear un pequeño cuadro, que nos permita apreciar los elementos
secuenciales que el operador jurídico debe tomar en cuenta. Como criterio
personal, no digo que es lo correcto, pero sin embargo, considero que el primer y
segundo elemento del iter criminis en la estafa, necesariamente, de manera
obligatoria, debe aparecer de manera secuencial uno tras el otro.
Vienen a ser los primeros elementos que el operador debe verificar. Estos
elementos deben concurrir secuencialmente, de modo que el engaño idóneo y
eficaz precedente o concurrente a la defraudación, maliciosamente provocado por
el agente del delito y proyectado a la víctima (que se puede constituir en usar un
nombre fingido, atribuirse poder, influencia o cualidades supuestas, aparentar
bienes, créditos, comisión, saldo de cuenta corriente, empresa, negociaciones
imaginarias o cualquier otro engaño semejante), debe provocar error en el
sujeto pasivo, viciando su voluntad, cimentada sobre la base de dar por ciertos
los hechos mendaces, simulados por el agente del delito. Todo ello provocando el
desprendimiento de un patrimonio que se materializa con el desplazamiento de
los bienes o intereses económicos de la víctima, sufriendo así una disminución
de sus bienes, perjuicio o lesión de sus intereses económicos, pasando los
bienes o intereses al patrimonio del agente o a poder de un tercero, quien se
aprovecha o enriquece indebidamente[5].
3.1.1. Engaño
Este engaño debe ser anterior a todos los elementos del iter criminis del delito de
estafa. Asimismo, este medio fraudulento no es cualquier tipo de engaño, sino
que debe permitir que realmente el agraviado no tenga esa posibilidad de poder
evidenciar o conocer que está siendo engañado. En caso contrario, si el agraviado
evidencia o sospecha que los «hechos aparentes o la falsa verdad” no son ciertos,
entonces, no se estaría configurando el delito de estafa puesto que el agraviado
tenía cierto grado de conocimiento de los hechos y este debió ser más diligente
con su patrimonio y con el mismo estafador.
3.1.2. Astucia
Otro de los mecanismos o medios que puede ser utilizado es la astucia, que
consiste enciertas habilidades para engañar y evitar el engaño, inducir a error y
no ser descubierto por el agraviado que está siendo utilizado a través de una
habilidad de la que goza un sujeto.
Por ejemplo, es el caso del estafador que se viste con la misma ropa perteneciente
a un banco, portando su identidad como «trabajador» o «empleador» con
un fotochek y otros documentos aparentemente verdaderos, e ingresa a un
establecimiento comercial y se hace pasar como si fuera x, y o z. Logra hacer
creíble que es tal persona frente a los demás, pero en realidad después que
consigue su objetivo, se dan con la sorpresa que este sujeto no era trabajador o
empleador.
3.1.3. Ardid
Este medio fraudulento que se usa en el delito de estafa viene a ser el medio
empleado hábil y mañosamente para el logro de algún intento[11], utilizando
maniobras o artificios destinados a engañar. Para el engaño basta solo la
afirmación o la negación contraria a la verdad, y si la primera forma de fraude no
ofrece mayores dificultades en torno a su idoneidad típica, sí las ofrece la
segunda[12].
Los ardides son tretas o timos. La intención es provocar una confusión en otra
persona para que malinterprete una situación y haga algo que, en realidad, no
desea hacer. Tomemos el caso de una editorial que anuncia la organización de un
concurso literario cuyo premio se supone que es la publicación de un libro. Los
escritores que desean participar deben abonar una inscripción de 30 dólares para
estar habilitados a presentar sus textos. Cien autores deciden inscribirse al
certamen y la editorial, de este modo, recauda $ 3.000 dólares. Al anunciar el
fallo, los organizadores informan que el premio queda “desierto”. De este modo,
se demuestra que el concurso era un ardid para que la editorial obtuviera dinero
sin siquiera publicar una obra[13]. Así también por ejemplo, en el ardid entra
en juego la astucia de la persona que quiere cometer el engaño. Un anciano puede
recibir la visita de un hombre que asegura ser amigo de uno de sus hijos. A través
de un discurso con idas y vueltas, logra que la víctima le permita ingresar a su
casa. Una vez dentro, el delincuente le informa que necesita cobrarle una deuda a
su hijo: de este modo, el anciano, creyendo que ayuda a su descendiente a
resolver un problema, le da el dinero al estafador[14].
Por otro lado, el error en la víctima debe tener un inicio y un final, donde se
pueda dar el error completo, hasta que se desprenda de su patrimonio, porque si
la víctima se da cuenta que está siendo inducido a un engaño, sería un error
incompleto, y desaparece el delito de estafa.
En ese sentido, se deberá realizar un juicio de tipicidad de los hechos y ser muy
diligente al momento de realizar la calificación jurídica, para ver si el agraviado
ha sido inducido o mantenido en error por parte del estafador y se evidencia o no
el error que fue producido por el agente, caso contrario, el delito de estafa no se
configura. Así, pues, no se trata de cualquier error, sino de un error del cual la
víctima no tenga la posibilidad de poder salir.
Por ejemplo, es el caso del estafador que decide engañar a una persona,
utilizando un aparato de teléfono celular con su respectiva caja haciéndosela ver
al agraviado, aparato que decide cambiar por un objeto de contextura parecida
como un jabón u otro material en el interior; pero que el agraviado detecta antes
que se desprenda de su patrimonio. En ese caso no existe el delito de estafa aún,
puesto que no hubo un desprendimiento de su patrimonio y el error quedó
inconcluso (error incompleta), pese a ser un error circunstancial (en cuestión de
segundos).
Es por ello importante que el titular del bien advierta al fiscal para corroborar con
otros medios probatorios conforme a los hechos, si se ha cometido el delito de
estafa, acreditando su titularidad o la posesión del bien. Si esto no es posible, el
delito de estafa no resultaría ser típico o justiciable penalmente, porque no
tendríamos el «objeto» sobre el cuál recae el delito, pese a que exista una víctima
de este tipo de delito muy común en la modernidad, sobre todo en los «actos
jurídicos de predios». Es por ello que al delito de estafa también se le denomina
delito de «autolesión», «delito de relación», es decir, aquel donde el autor no
puede alcanzar su propósito criminal sin la «colaboración» de la víctima,
que en el caso concreto viene dado por el acto de disposición patrimonial[22].
Otro de los aspectos que debe tener en cuenta el operador jurídico es que el
estafador debe hacerse valer de actos fraudulentos para poder obtener un
beneficio ilícito, es decir, aprovechándose de la situación del agraviado, para
finamente obtener el objetivo.
Como hemos dicho, para que se pueda dar el delito de estafa, necesariamente los
actos ilícitos a realizarse deben ser desplegados por la conducta del agente
causante. Caso contrario, si los actos indebidos o ilícitos frente al requerimiento
del estafador, son realizados para fines ilícitos por parte del mismo agraviado, el
delito de estafa no aparece.
4. Conclusiones
[1] Yubero Canepa, Julio. El engaño en el delito de estafa, p. 14, disponible aquí.
[2] «El que procura para sí o para otro provecho ilícito en perjuicio de tercero,
induciendo o manteniendo en error al agraviado mediante engaño, astucia, ardid
u otra forma fraudulenta, será reprimido con pena privativa de libertad no menor
de uno ni mayor de seis años».
[3] Rojas Vargas, Fidel. Jurisprudencia Penal. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica,
1999, p. 298.
[10] Salinas Siccha, Ramiro. Derecho Penal. Parte Especial. Lima: Editora
IDEMSA, p. 803.
[14] Idem.
[16] Etcheberry, Alfredo. Derecho Penal. Parte Especial. Tomo III. (reimp. de la
3a ed. Santiago, Editorial Jurídica de Chile), 2010, p. 392.
[17] Expediente N° 2618-Lima, citado por Ramiro Salinas Siccha. Ibid., p. 272.
[18] Legis.pe (mayo del 2017). R.N. 2504-2015, Lima: Precedente vinculante
sobre el delito de estafa. publicado por Sandra Gutiérrez, disponible aquí.
[21] Idem.
[23] Donna, Edgardo. Derecho Penal. Parte Especial. Tomo II-B. Editora
Rubinzal Culzoni. Argentina, p. 329.
ETIQUETAS
actos de engaño
beneficio ilícito
estafa
iter criminis
Share
Jurisprudencia
Determinación judicial de la pena en concurso real homogéneo [R.N. 343-2018, El Santa]
Penal
¿Se debe vigilar a quien no quiere ser vigilado? Breves apuntes a la p