EL ASOMBRO COMO INDICIO DE VERDAD

Con el tiempo el hombre pierde la capacidad de asombro, su búsqueda de verdad queda

limitada al ejercicio de su propia vida cotidiana pensando que no podría encontrar la verdad
en lo que ya conoce limitando su curiosidad, sin darse cuenta de la presencia de las cosas,
pasando a formar parte de una realidad sin asombro, ya nos dice Bersanelli y Gargantini
(2006); darse cuenta de la presencia de las cosas es la primera y fundamental tarea del
hombre que indaga. Es de esta extraña pasividad de donde nacen la curiosidad, las
preguntas y el deseo de investigar. Por esta razón que en el fondo de todo científico hay
algo que, como en un niño, mantiene sus ojos abiertos de par en par y sedientos de realidad.

Si nosotras como maestra en nuestra práctica educativa dejamos que este asombro que tiene
el niño por conocer toda su realidad se pierda no tendrá esa iniciativa de investigador de
buscar la verdad, Alrmarza; Calzada (2001) la cuestión de la verdad va con el hombre como
un ser cognoscente y por condición de hombre racional, este es capaz de conocer. El
hombre inicia su vida terrena con esta capacidad de apertura, pero sin cocimientos. La
capacidad de conocer hace del hombre un ser en busca de la verdad y hace de la verdad la
cuestión central del ser humano, esto nos hace preguntar ¿Por qué es importante el asombro
como indicio de la verdad?
Es importante entender que el asombro es parte de la experiencia del hombre en cuanto al
nuevo conocimiento que desea adquirir, ya que esta manifestación se expresa por medio de
la sorpresa al cautivar nuestra completa atención; Petrocino (2001) nos dice que, el
asombro no se da solo aparece, sino también, la animación de lo que aparece, su mismo
aparecer, es un avanzar que determina una invasión inesperada de la dirección habitual que
del sujeto va hacia el objeto una inquietud del acercamiento a la realidad. Por lo mismo
decimos que el asombro es importante en nuestra labor educativa que por ello podemos
despertar este deseo por conocer más allá de, despertando esa curiosidad que tiene todo
niño y llevarlo a campo de la investigación.