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La historia de los corticoides quizá empezó hace 164 años, en 1843, cuando Thomas Addison,
médico inglés, describió por primera vez algunos casos de insuficiencia suprarrenal en pacientes
que presentaban: “un estado general de languidez y debilidad, desfallecimiento en la acción del
corazón, irritabilidad en el estómago y un cambio peculiar en la piel” y que evolucionaban
indefectiblemente a la muerte (1). Las autopsias de los pacientes confirmaron alteraciones de
las glándulas suprarrenales e hicieron sospechar a Addison la existencia de una sustancia que
dependía de estas glándulas, la cual, al producirse en poca cantidad, causaba la sintomatología
clínica. Estas observaciones y conjeturas motivaron muchos años de investigación, que dieron
como resultado la descripción de la epinefrina y el cortisol 50 años después de la muerte de
Addison, a finales del siglo XIX, así como la descripción de la aldosterona, en 1929.
Más tarde, en 1929, algo más volvió a llamar la atención de Hench y fue la remisión de los
síntomas de pacientes con AR que a la vez presentaban ictericia, situación que también observó
en mujeres embarazadas con AR; fue así como postuló la relación entre estos fenómenos con
una determinada “sustancia x” antirreumatoidea, que inicialmente asoció a disfunción hepática.
Su naturaleza de clínico y los numerosos acercamientos a la investigación en cadáveres no
pudieron darle explicación a las asociaciones antes mencionadas ni determinar la misteriosa
sustancia x. (1)
En los siguientes años, los químicos Edward Kendall, PhD en química y jefe de bioquímica de la
Clínica Mayo, y Tadeusz Reichstein, químico farmacéutico y profesor de Balce, enfocaron sus
investigaciones, paralela, pero independientemente, en la glándula suprarrenal; aislaron la
cortisona de las glándulas de ganado, en 1935, lo cual sería de gran ayuda para Hench años más
adelante. Los intentos de producir cortisona a partir del macerado de glándulas suprarrenales
de ganado en laboratorio era lento y tedioso, pues se requerían 1.000 kg de glándulas para
obtener la ridícula cantidad de 25 g de la preciada hormona, cantidad que era costosa para
responder a las necesidades planteadas por los pacientes con enfermedad de Addison e
insuficiente para la realización de estudios clínicos que demostraran los efectos terapéuticos
postulados por Hench a lo largo de sus observaciones.
Para 1937, la industria farmacéutica había logrado producir una cortisona semisintética a partir
del ácido desoxicólico procedente del macerado de vesícula biliar de ganado y ovejas en su
laboratorio, pero aún el precio de producción permanecía elevado: a razón de 1.000 dólares el
gramo de acetato de desoxicortisona, lo cual impedía su comercialización masiva, sin contar con
que era relativamente ineficaz.
En los subsecuentes cinco años fue aislado el núcleo de la cortisona con sus dos radicales: cetona
en la posición 11 e hidroxilo en la posición 17, y se encontró una fuente externa para la
producción semisintética de una molécula más económica y efectiva. Con toda esta información
clara y contextualizada, los experimentos en ratones permitieron la asociación entre las
respuestas de estrés y el eje hipotálamo-hipófisis suprarrenal; adicionalmente, en estos años se
describieron y diferenciaron los glucocorticoides y mineralocorticoides por Hans Selye, hacia
1940.
FARMACOLOGÍA
CORTICOESTEROIDES
La corteza suprarrenal secreta un gran número de esteroides hacia la circulación. Algunos tienen
actividad biológica mínima y actúan sobre todo como precursores, y de otros aún no se ha
establecido una función. Los esteroides hormonales pueden clasificarse como aquellos que
ejercen importantes efectos sobre el metabolismo intermedio y la función inmunitaria
(glucocorticoides), los que tienen una actividad principal de autorretención de sal
(mineralocorticoides) y aquellos con actividad androgénica o estrogén. En los seres humanos, el
principal glucocorticoide es el cortisol y el mineralocorticoide mas importante es la aldosterona.
En términos cuantitativos, la dehidroepiandrosterona (DHEA) en su forma sulfatada (DHEAS) es
el principal andrógeno suprarrenal. La DHEA y otros dos andrógenos suprarrenales,
androstenediol y androstenediona, son andrógenos o (por conversión) estrógenos débiles. Los
andrógenos suprarrenales constituyen los principales precursores endógenos de los estrógenos
en las mujeres después de la menopausia y en las mas jóvenes con función ovárica deficiente o
ausente.
GLUCOCORTICOIDES NATURALES
CORTISOL (HIDROCORTISONA)
Farmacocinética
El cortisol (también llamado hidrocortisona o compuesto F) ejerce una amplia variedad de
efectos fisiológicos, entre ellos la regulación del metabolismo intermedio, la función
cardiovascular, el crecimiento y la inmunidad. Su síntesis y secreción se regulan de modo
estrecho por el sistema nervioso central, que es muy sensible a la retroalimentación negativa
por el cortisol circulante y los glucocorticoides exógenos (sintéticos). El cortisol se sintetiza a
partir del colesterol.
En el adulto normal se secretan 10 a 20 mg de cortisol al día en ausencia de estrés. La tasa de
secreción sigue un ritmo circadiano dirigido por pulsos de ACTH que alcanzan su máximo en las
primeras horas de la mañana y después de las comidas . En el plasma, el cortisol esta unido a las
proteínas circulantes. La globulina transportadora de corticoesteroides (CBG, corticosteroid-
binding globulin), una globulina α2 sintetizada por el hígado, capta casi 90% de la hormona
circulante bajo circunstancias normales. El resto se encuentra libre (casi 5 a 10%) o con unión
laxa a la albumina (casi 5%) y esta disponible para ejercer su efecto sobre células efectoras.
Cuando la concentración de cortisol plasmático es mayor de 20 a 30 μg/100 ml, la CBG se satura
y la concentración de cortisol libre aumenta con rapidez. La CBG se eleva en el embarazo y con
la administración de estrógenos, así como en el hipertiroidismo; disminuye en el hipotiroidismo,
ante estados de deficiencia de proteínas y en presencia de defectos genéticos de su síntesis. La
albumina tiene una gran capacidad, pero poca afinidad de unión al cortisol, y para fines prácticos
el cortisol unido a albumina debe considerarse libre.
Los corticoesteroides sintéticos, como la dexametasona, se unen en buena medida a la
albumina, mas que a la CBG. En condiciones normales, la semivida del cortisol en la circulación
es de 60 a 90 min y puede aumentar cuando se administra hidrocortisona (presentación
farmacéutica del cortisol) en grandes cantidades o cuando ocurren estrés, hipotiroidismo o
hepatopatía. Solo 1% del cortisol se excreta sin cambios en la orina como cortisol libre; casi 20%
se convierte en cortisona por acción de la deshidrogenasa de 11-hidroxiesteroides en el rinon y
otros tejidos con receptores de mineralocorticoides (véase mas adelante) antes de llegar al
hígado. La mayor parte del cortisol se fragmenta en el hígado. Casi 33% del cortisol producido a
diario se excreta en la orina como metabolitos dihidroxicetonicos y se cuantifica como 17-
hidroxiesteroides . Muchos metabolitos del cortisol se conjugan con ácido glucuronico y sulfato
en los hidroxilos de C3 y C21, respectivamente, en el hígado; después se pierde en la orina. En
algunas especies (p. ej., la rata) la corticosterona es el principal glucocorticoide. Esta unida a las
proteínas con menor firmeza y, por lo tanto, se degrada en menos tiempo. Las vías de su
degradación son similares a las del cortisol.
CORTICOESTEROIDES SINTÉTICOS
Los glucocorticoides se han convertido en fármacos importantes para el tratamiento de muchos
trastornos inflamatorios, inmunitarios, hematológicos y de otros tipos, lo que ha llevado al
desarrollo de muchos esteroides sintéticos que tienen actividad antiinflamatoria e
inmunodepresora.
Farmacocinética
A. Origen
Los esteroides farmacéuticos suelen sintetizarse a partir del ácido cólico obtenido del ganado o
de sapogeninas de esteroides vegetales. Las modificaciones adicionales de estos esteroides han
llevado a comercializar un extenso grupo de esteroides sintéticos con características especiales
que son importantes desde los puntos de vista farmacológico y terapéutico . (2)
B. Disposición
Los glucocorticoides generalmente son profármacos lipofílicos, que alcanzan una
biodisponibilidad del 60% al 100% cuando se administran por vía oral. Más del 90% de los
glucocorticoides se unen reversiblemente a dos proteínas para su distribución; éstas son la
albúmina, la cual tiene una alta capacidad de unión, pero baja afinidad por el cortisol, y la
transcortina, o también llamada globulina de unión al corticosteroide (CBG), que posee una alta
afinidad, pero poca capacidad. Sólo la porción libre de corticoide en sangre obtiene la interface
e interactúa con los receptores de membrana. El metabolismo de los glucocorticoides es un
proceso de dos pasos: en el primero, se adicionan átomos de oxígeno o hidrógeno y, en el
segundo, ocurre la conjugación, para posteriormente ser excretados por el riñón en metabolitos
inactivos hidrofílicos. (3)
Potencia
La potencia antiinflamatoria se mide como la relación entre el efecto (E) producido y la duración
de la concentración (C) del fármaco. Esta medición se realiza al observar el cambio en
biomarcadores introducidos en un medio celular donde se ha inducido la liberación de
fosfolípidos de la membrana citoplasmática, la producción de fosfolipasa A2 y, adicionalmente,
los corticoides a los cuales se desea determinar la potencia. A partir de este momento se observa
el grado de inhibición de la fosfolipasa A2 y de la ciclooxigenasa 2. El Emax (efecto máximo
conseguido) y CE50 (concentración a la que se logra el 50%del máximo efecto) darían lugar a la
siguiente fórmula :
Potencia = En la práctica clínica es importante tener en cuenta la vida media, así como la
potencia glucocorticoide y mineralocorticoide, para lograr el efecto terapéutico deseado en
cada condición y disminuir el riesgo de producir eventos adversos . (2)