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Estrategias de afrontamiento ante el cyberbullying.

Una
mirada cualitativa desde la perspectiva de las escolares

Strategies to cope with cyberbullying. A qualitative ap-


proach from students’ perception

Ana M. Giménez Gualdo


Facultad de Educación, Universidad de Murcia

Resumen.

Los jóvenes de ahora hacen un uso diario de las tecnologías de cuya relación, a ve-
ces no tan positiva y responsable, puede derivarse el consumo excesivo, la ciberadicción,
acceso a contenidos inapropiados o el cyberbullying (acoso online entre iguales). A par-
tir de la metodología de análisis cualitativo, el presente estudio describe las estrategias
de afrontamiento que escolares de primaria, secundaria y bachillerato de la Región de
Murcia afirman desarrollar ante su posible implicación en cyberbullying. Los resultados
indican que los menores no solo son conocedores de múltiples estrategias, sino que entre
aquellas que llevarían a término destacan las de carácter proactivo frente a otras que con-
llevan la devolución de la agresión o actitudes pasivas e indiferentes. Ante este tipo acoso
y sus peligrosas consecuencias, la familia y la escuela deben establecer pautas claras de
uso responsable de las tecnologías y educar a los menores a evitar los riesgos existentes
en la red.
Palabras clave: Cyberbullying; estrategias de afrontamiento; estudiantes; análisis
cualitativo

Summary.

Youth use technologies daily but this relationship which is not always as positive and
responsible, can cause excessive use of, online/internet addiction, access to inappropriate
webs or being involved in cyberbullying (online bullying among peers). Using a qualitative
approach, the present study describes the coping strategies reported by primary, secon-
dary and high school students from Murcia to deal with cyberbullying in case they were
involved in. Results show that students not only are aware of several coping strategies,
but they would develop these proactive instead of negative ones which include getting the
aggressive act back to the bullie or passive/indifferent behaviours. Considering this type of
bullying and its dangerous consequences, families and schools should establish clear rules
for responsible use of technologies, and teach children to avoid online risks.
Keywords: Cyberbullying; coping strategies; students; qualitative analysis

Campo Abierto, vol. monográfico, pp. 49-65, 2015 49


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INTRODUCCIÓN del primer acceso a dicha tecnología. IN-


TECO (2011), declaraba que los menores
El fenómeno bullying ha pasado de acceden de forma cada vez más intensiva
sucederse en el patio del colegio o los a los servicios que ofertan estos móviles
alrededores de la escuela, a los aparatos donde el acceso a las redes sociales se si-
electrónicos como el teléfono móvil y el túa entre los principales usos. Además, el
ordenador permitiendo estar presente en 80.3% lo utiliza sin la supervisión de un
cualquier tiempo y lugar. Ello permite adulto. Con datos aún más actuales, Tuen-
que los menores queden expuestos, con ti Móvil (2014) apunta que la conexión
mayores posibilidades, de convertirse en a internet se hace cada vez con más asi-
posibles agresores, víctimas o testigos de duidad vía móvil entre los usuarios de 16
acoso en la red entre iguales o cyberbu- y 35 años (84%), siendo los principales
llying (“ciberbullying” en su traducción usos el hacer fotos (62%), ligar (55%) y
anglosajona al castellano). Sin embargo, estudiar (40%).
como previo a acercarnos a describir esta De esta breve descripción puede des-
forma de acoso entre escolares, realiza- prenderse la idea de que no solo el acceso
mos un breve repaso por algunos ante- a las TIC está más generalizado, sino que
cedentes relacionados con el panorama con ello los menores quedan más expues-
actual de uso de las tecnologías por los tos a posibles riesgos entre los que des-
menores y los numerosos peligros a que tacan: el consumo excesivo de las TIC,
se enfrentan en la red. conductas de adicción o “ciberadicción”
Es innegable la utilización y consu- (Llinares y Lloret, 2008), acceso a con-
mo diario que niños y adolescentes hacen tenidos de índole sexual e inapropiados
de las diferentes tecnologías (en adelan- a su edad, sexting, grooming, contac-
te TIC). El estudio de Livingstone et al. to con desconocidos, uso indebido y/o
(2011) confirma el uso excesivo y desme- apropiación de datos, y cyberbullying,
dido que los jóvenes europeos hacían de del que nos ocupamos en el presente es-
Internet donde el 60% accede de forma tudio (Choo, 2009; Fajardo et al., 2013;
diaria o varias veces por semana. En Es- Garmendia et al., 2011; INTECO, 2009;
paña, los últimos informes del Instituto 2011; Tsitsika et al., 2013). Estos y otros
Nacional de Tecnologías de la Comuni- riesgos han conllevado a generar una es-
cación (INTECO, 2009), destacan que pecie de pánico moral (Marciales y Ca-
el 50.9% de los menores entre los 10-16 bra, 2011) en varios sectores como la fa-
años se conecta todos los días a Internet milia y la escuela.
una media de 1.4 horas/día, y 2.1 horas/ En una clasificación más general pro-
día los fines de semana. Además, el 75% puesta por Garmendia et al. (2012) los
de los encuestados sostiene su preferen- riesgos queda agrupados como:
cia al acceso a Internet frente a otros me-
dios. • Riesgos comerciales: publicidad,
En cuanto al teléfono móvil o los spam, apuestas, descargas ilegales,
smartphones, es cada vez mayor el por- • Riesgos agresivos: contenidos violen-
centaje, y cada vez más temprana la edad tos, cyberbullying,

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• Riegos sexuales: grooming, conteni- de la vida cotidiana, intereses personales,


dos pornográficos, conocer extraños, trabajo, obligaciones académicas, favore-
• Y riesgos relacionados con los valo- ciéndose su aislamiento personal y social.
res: participación en grupos de ideo- Datos actuales (Tsitsika et al., 2013) si-
logía racista, homofóbica, y páginas túan en un 12% los jóvenes europeos en-
con consejos e información perjudi- tre los 14-17 años que presenta conduc-
cial para la salud mental y/o física de tas adictivas a internet, y alrededor de un
las personas 13% en riesgo de padecerlas. Por países,
España, Rumanía y Polonia aparecen en-
En el caso concreto del móvil, desta- tre los de mayor tasa de jóvenes con estos
can fenómenos como el happy slapping comportamientos, donde además mayor
(Smith et al., 2008), consistente en la es el acceso, consumo de juegos online
grabación de vídeos donde se agrede, hu- con apuestas, redes sociales y juegos de
milla y violenta a una víctima para pos- ordenador multiplataforma.
teriormente subirlos y compartirlos en la Punto y aparte merecen las redes so-
red; y el phubbing (Tuenti Móvil, 2014) ciales. En España, son más del 55% de
entendido como la pérdida de relación los menores entre 11 y 16 años que con-
social y atención a la persona que nos firman tener al menos un perfil en algu-
acompaña y entablaba comunicación para na red social, destacando sobre todo la
prestársela al móvil u otros aparatos. afinidad a Tuenti que cuenta con más de
Sobre el consumo, en ocasiones exce- 13 millones de usuarios registrados (Gar-
sivo, que la juventud realiza de las TIC, mendia et al., 2011). A nivel europeo, la
en los últimos años se han acrecentados cifra asciende al 92%, donde la presencia
los estudios que analizan los motivos, de chicas es mayor que la de los chicos
factores desencadenantes y perfiles psico- (Tsitsika et al., 2013). Aparte de las ven-
lógicos y comportamentales de estos suje- tajas que ofertan como el compartir inte-
tos que muestran determinadas conductas reses, ocio, información, interactuar con
adictivas, etc. Garmendia et al. (2011), en personas o incluso búsqueda de trabajo,
una muestra de menores europeos entre también son múltiples sus desventajas:
los 11-16 años, encuentran que el 16% re- posibilidades de suplantación de identi-
conoce realizar un consumo excesivo de dad, expropiación de material colgado,
Internet, mostrándose disgustado por no pérdida de habilidades sociales, laxitud
pasar menos tiempo conectado, relegando del lenguaje, propagación de virus, ad-
a un segundo plano aspectos fundamen- hesión a grupos ultra, fundamentalistas e
tales como la comida y el sueño (4%), o ideológicos (Caldevilla, 2010). Colás et
prefiriendo Internet frente al disfrute de al. (2013), han encontrado incluso dife-
la familia (8%). Según Echeburúa y de rencias por género en el uso de las redes
Corral (2010), esta situación supone la sociales, siendo los chicos los que las uti-
dependencia patológica a las TIC y con- lizan bajo una motivación más emocional
cretamente a Internet caracterizada por la y para reforzar su autoestima, mientras
pérdida de control, donde se le resta liber- que las chicas las usas principalmente
tad al sujeto, y se restringen actividades para relacionarse.

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Otro riesgo a considerar y del que Sin embargo, la potencialidad que


damos cuenta en el presente estudio, son ofertan las TIC dotan al ciberacoso de
las dinámicas de cyberbullying entre los características que le dan entidad propia
escolares, fenómeno también conocido como (Calmaestra, 2011; Cowie, 2013;
como “acoso cibernético” (Garaigordo- Patchin y Hinduja, 2006; Tokunaga,
bil, 2011), “acoso electrónico” (Kowals- 2010):
ki y Limber, 2007), o ciberacoso (Smith,
2006). Esta circunstancia se caracteriza • El anonimato, que aumenta la sensa-
por la utilización malévola (Maquilón et ción de inseguridad de la víctima a la
al., 2011) y malintencionada de las TIC vez que complejiza la labor de afron-
por parte de un individuo o grupo para tamiento
violentar, humillar, vejar y/o acosar a una • Mayor desequilibro de poder entre los
víctima que no puede defenderse por sí implicados, debido a ciertas diferen-
sola de forma repetida y continuada en el cias como puede ser el nivel compe-
tiempo (Smith, 2006; Smith et al., 2008). tencial de uso de las TIC mayor gene-
Según Mendoza (2012) supone un claro ralmente entre los agresores
ejemplo de crueldad social en línea, el • Escasa supervisión parental y sensa-
cual está aumentando de forma preocu- ción de impunidad en la red
pante en los últimos años (Garaigordobil, • El acoso se alarga más en el tiempo
2011; Smith, 2006) situándose como tema (24horas/día, 7 días/semana)
prioritario de las agendas educativas por • Escaso feedback entre los implicados
los numerosos problemas psicológicos, que dificulta que el agresor empatice
físicos, sociales y de salud que se derivan con la víctima (Calmaestra, 2011) y
del mismo (Garaigordobil, 2011; Gradin- conozca de la repercusión de sus agre-
ger, Strohmeier y Spiel, 2009; Hinduja y siones.
Patchin, 2010; Cowie, 2013; Patchin y
Hinduja, 2006; Tokunaga, 2010). De lo descrito, puede deducirse que
El cyberbullying comparte caracte- la prevención del cyberbullying es com-
rísticas con el bullying tradicional como pleja y difícil, aunque ante tales circuns-
son: la intencionalidad de causar daño a la tancias se ponen en marcha estrategias de
víctima, repetición en el tiempo del acoso afrontamiento para tratar de lidiar con el
y desequilibrio de poder entre las partes mismo. Investigaciones al respecto han
(Kowalski y Limber, 2007). También se ha comprobado que, determinadas estrate-
comprobado un mantenimiento en los ro- gias de tipo tecnológico como ajustar la
les de ambas formas de agresión, donde las privacidad de los perfiles, cambiar la con-
víctimas de bullying tienen mayores posi- traseña o eliminar la cuenta, son las más
bilidades de serlo en cyberbullying, igual utilizadas por los menores ante el cyber-
para los agresores, o incluso pasando de bullying (Smith et al., 2008; Tokunaga,
uno a otro rol entre ambas formas de acoso 2010) aunque no siempre las más eficaces
(víctima de bullyingaagresor/a en cyber- (Sleglova y Cerna, 2011).
bullying, etc.) (Gradinger et al., 2009; Or- Ante su notable extensión entre los es-
tega et al., 2008; Tokunaga, 2010). tudiantes, son cada vez más los estudios

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que tratan de conocer las actuaciones que de género siendo más las chicas que los
víctimas, agresores o incluso espectado- chicos quienes utilizan la estrategia de la
res llevan a término para hacerle frente, comunicación sobre todo a algún fami-
aunque la mayor parte de ellas han centra- liar. En un análisis más general de las ac-
do la mirada en las víctimas o en los tes- tuaciones y la percepción de su efectivi-
tigos de las ciberagresiones. En este se- dad, Mora (2006) encuentra que dialogar
gundo caso, estudios como el de Quintana con el agresor e ignorar el problema son
et al. (2009) aprecian diferencias entre las las más valoradas, mientras que pelear-
distintas estrategias de afrontamiento y se con el agresor la menos considerada.
los distintos tipos de espectadores (indi- En el caso del cyberbullying que aquí
ferente, amoral y prosocial). nos ocupa, Ortega et al. (2008), clasifi-
Una clasificación actual sobre estas can las conductas de acuerdo al tipo de
estrategias es la que diferencia entre es- víctima (moderada, agresor-victimizado
trategias positivas (asertivas y de bús- moderado, severa y agresor-victimizado
queda de ayuda) y negativas (reciproci- severo) y el medio utilizado. Entre sus
dad negativa y pasividad) (de la Caba y resultados, las cibervíctimas modera-
López, 2013; López y de la Caba, 2011). das tienden más a ignorar la agresión,
Las estrategias asertivas irían ligadas a las severas acuden a los amigos y los
dialogar con el agresor sobre sus acciones ciberagresores-victimizados a devolver
y para que pare la agresión, entre otras, la agresión cuando son diana vía móvil.
y las de búsqueda de ayuda a la comuni- A través del ordenador (Internet), la ma-
cación del hecho recurriendo a otra per- yor parte de los implicados suelen igno-
sonal (familiar, compañero/a, profesor/a). rar el acoso como primera estrategia de
Las actuaciones pasivas van referidas a afrontamiento, seguido de no contestar
“no hacer nada”, “callarme”, “pasar del y devolver la agresión (más común entre
tema”, “ignorar la agresión”, mientras los agresores-victimizados). En un estu-
que las de reciprocidad negativa incluyen dio posterior con una muestra amplia de
básicamente el devolver el acoso ya sea estudiantes andaluces, Calmaestra (2011)
utilizando los mismos medios tecnológi- observa diferencias en las estrategias de
cos o incluso, enfrentándose cara a cara afrontamiento de las víctimas en función
con el agresor. Otra clasificación es la del medio por el que se recibe el acoso.
apuntada por Campbell (2005, citado en Cuando el acoso se recibe vía móvil las
Price y Dalgleish, 2010), que distingue cibervíctimas tienden a ignorar la suce-
entre estrategias de tipo individual, esco- dido (39.1%) o a decírselo a un amigo
lares, comunitarias y legislativas. (33.3%). Por Internet, la estrategia más
El estudio de Naylor, Cowie y Del reportada es igualmente ignorar lo su-
Rey (2001) sobre las estrategias de afron- cedido (35.3%), seguido de bloquear
tamiento ante el bullying tradicional, ya al agresor (27.6%). Por su parte, Smith
advertía que la primera opción entre las et al. (2008) encuentran un pesimismo
víctimas es la comunicación del acoso, generalizado entre los jóvenes quienes
seguida de ignorar o resistir la agresión piensan que no se puede hacer nada para
recibida. Aparte, se aprecian diferencias prevenirlo o evitarlo. En tal caso, las es-

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trategias más señaladas fueron las de tipo MÉTODO


técnico como bloquear los mensajes o la
identidad (75%), cambiar la dirección de Participantes
email o número de teléfono (57%) y co-
municarlo a alguien (73%). Por último, De total de la población estudiantil
en una muestra de estudiantes australia- participante (N= 1914), se obtuvo una
nos, Price y Dagleish (2010) analizan las muestra final representativa de 1705 es-
estrategias de mayor uso y su efectividad tudiantes (89.1%) con edades comprendi-
en víctimas de cyberbullying diferen- das entre los 11 y los 21 años (M= 13.83,
ciando entre estrategias offline y online. D.T.= 2.03). Estos fueron los que con-
Entre las primeras, enfrentarse al agresor testaron a las preguntas del cuestionario
(44.2%) fue la más elegida seguida de relacionadas con las estrategias de afron-
contárselo a un amigo (39.4%) y como tamiento ante el cyberbullying. La distri-
último recurso, contactar con un servicio bución por nivel educativo: 6º de educa-
de ayuda especializado (9.1%). Entre el ción primaria (n = 455), ESO (n = 1092),
segundo grupo de estrategias aparecen de y 1º de bachillerato (n = 158). La selec-
mayor o menor uso: bloquear al agresor ción de la muestra se realizó atendiendo
(71.4%), eliminarlo de la lista de amigos a los criterios del muestreo aleatorio es-
(45.9%), cambiar el avatar/cuenta/núme- tratificado (Casal y Mateu, 2003), siendo
ro de teléfono (23.2%) y otras (24.7%). las unidades de muestreo los centros de
De lo aportado hasta el momento se educativos de infantil y primaria (CEIP)
deduce que a pesar de los múltiples ries- e institutos (IES) de titularidad pública,
gos que rodean a los menores en su rela- concertada y privada de la Región de
ción con las TIC, ante el cyberbullying Murcia (España).
los escolares ponen en marcha múltiples
estrategias de afrontamiento para tratar Instrumento
de combatirlo y prevenirlo. Con esta
idea y considerando los estudios previos Se utilizó el cuestionario de autoin-
en la Región de Murcia que confirman forme “Cyberbull” diseñado ad hoc por
de la existencia de cyberbullying entre el equipo investigador para la recogida
los escolares (Giménez, Arnaiz y Ma- de información. Su diseño partió de la
quilón, 2013; Giménez, Maquilón y Ar- revisión exhaustiva de otros instrumentos
naiz, 2014; Maquilón et al., 2011), esta previos (Calmaestra, 2011), y la valida-
investigación contribuye a describir las ción de su contenido a partir de la método
estrategias de diversa naturaleza que los Delphi con la colaboración de seis exper-
escolares de primaria, secundaria y ba- tos de reconocido prestigio nacional en la
chillerato de la Región de Murcia, lle- materia de violencia escolar (Universidad
varían a cabo para afrontar este acoso, de Córdoba, Sevilla y Murcia), y de la
estando o no implicados de forma directa disciplina de Métodos de Investigación y
en el mismo. análisis estadístico en Ciencias Sociales.

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Los análisis y recomendaciones resultan- de apoyo educativo (necesidades especí-


tes de este proceso, permitió generar la ficas de apoyo educativo –NEAE), nacio-
estructura final del instrumento dirigido a nalidad y nivel educativo de los padres.
conocer de las relaciones de los menores El cuestionario combina preguntas
con las TIC y las experiencias de bullying abiertas con preguntas cerradas (Sí/No),
y cyberbullying desde los tres principales de opción múltiple y otras valoradas con
roles de implicación (agresores, víctimas una escala tipo Likert de cinco puntos
y espectadores). El instrumento consta siendo 1 = nunca y 5 = siempre.
de un total de cinco secciones: “Relación
de los menores con las TIC” que incluye Procedimiento
preguntas relacionadas con: el acceso a
medios tecnológicos, consumo diario, lu- Tras el contacto telefónico con los
gares de conexión, supervisión parental centros educativos, se recibieron las no-
y conductas de uso problemático y cibe- tificaciones y se establecieron las fechas
radicción; “Experiencias de bullying”; de visita a los centros para la cumplimen-
“Experiencias de cyberbullying”: inclu- tación de los cuestionarios por parte del
yen las mismas preguntas que el apartado alumnado. Las sesiones se desarrollaron
anterior aunque adaptadas a este tipo de en horario lectivo con una duración de
acoso y diferenciando entre el cyberbu- 20-30 minutos con una explicación previa
llying a través del teléfono móvil y el por parte del investigador. Revisados los
ordenador. También incluye preguntas cuestionarios, se generó la matriz de da-
referidas al impacto emocional que se de- tos con la información cuantitativa y para
riva de estas situaciones, y las motivacio- la información de carácter cualitativo se
nes (causas) que determinan la ejecución utilizaron las estrategias propias de esta
o padecimiento del ciberacoso; “Espec- metodología (Colás et al., 2009; García y
tadores de la violencia escolar” donde se Martínez, 2012): reducción de los datos,
pregunta de la existencia de bullying y el descripción de la información, compara-
cyberbullying a los testigos de la misa ción de los datos, e interpretación. Para
y sus actuaciones ante tal conocimiento; la reducción de los datos se codificó la
y un apartado específicos sobre “Estra- información y crearon unidades de signi-
tegias de afrontamiento”, que es el que ficado/categorías. De esta forma se pudie-
aquí se analiza. A partir de dos pregun- ron agrupar las aportaciones de acuerdo a
tas abiertas, se les insta a los escolares a conceptos de similar contenido. Estas ca-
que numeren estrategias que pondrían en tegorías resultantes cumplen con las con-
marcha ante el padecimiento (víctimas) diciones de exhaustividad y clasificación
de ciberacoso, con independencia de es- que además parten de los diferentes tipos
tar o no implicados de forma previa en de estrategias de afrontamiento de esta-
el mismo. Por último, al final del cues- blecidas en estudios previos (de la Caba
tionario se incluyen las variables socio- y López, 2013; López y de la Caba, 2011;
demográficos de estudio como el género, Ortega, et al., 2008).
curso, edad, participación en programas

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Análisis valorada ni a nivel global, ni por niveles


educativos donde además se comprueba
Para explorar las estrategias de afron- una reducción del porcentaje de elección
tamiento se ha llevado a cabo un análisis a mayor edad del alumnado.
descriptivo de frecuencias y porcentajes A la hora de “ayudar/defender a la
una vez reducidas las categorías de que víctima” nuestros resultados la sitúan en
aglutinan todas las aportaciones según tercer lugar en el análisis general (9.9%),
cuatro tipos de estrategias (asertivas, bús- en segundo puesto para los estudiantes de
queda de ayuda, reciprocidad negativa y ESO (9.8%) y 1º de bachillerato (12.3%),
pasivas). Debido a la naturaleza cualitati- y en cuarto lugar para los más pequeños
va de la información recogida y el tipo de (8.5%). Un ejemplo de aportación al res-
preguntas planteadas no han podido rea- pecto dicta que “lo primero sería mos-
lizar análisis de asociación y/ contrastes trarle mi apoyo a la víctima, luego buscar
de medias. pruebas fehacientes de que es cierto que
sufre ese acoso e ir con él/ella a hablar
RESULTADOS con un adulto, profesor” (estudiante de
1ºESO).
Todas las categorías referentes a las Otra de las opciones más asertivas es
estrategias que los estudiantes conside- la de comunicar y hablar con el agresor
ran para lidiar con el cyberbullying que- sobre su comportamiento, estrategia que
dan expuestas en la Tabla 1, aunque para supone un porcentaje de elección global
facilitar el discurso de la descripción de y por niveles educativos entre el 7.3%-
las mismas se ha optado por dividirlas en 9.24% respectivamente en el mejor de
estrategias positivas y negativas conside- los casos, mientras que “restringir el ac-
rando las frecuencias y porcentajes glo- ceso a las TIC” asciende en gran acepta-
bales. ción entre los alumnos de 6º de primaria
A nivel global del conjunto de todas (11.6%) y por encima de todo el conjunto
las estrategias resultantes, “evitar a los de estrategias para los alumnos de 1º de
desconocidos”, como ejemplo de estra- bachillerato (18.7%). Con un 8.4% de las
tegia de tipo pasivo, es la más señalada opiniones, “preservar la privacidad” es
tanto a nivel global (13.4%), como para otra estrategia señalada sobre todo por los
los estudiantes de la ESO y en segundo y escolares de ESO (9.4%) y bachillerato
tercer lugar para los de 6º de primaria y 1º (12.5%), ya sea mejorando la privacidad
de bachillerato, respectivamente. De for- del perfil en las redes sociales, no facili-
ma sorprendente, dentro de las estrategias tando contraseñas a nadie o limitando la
asertivas, recurrir a la policía para denun- información personal visible a otros (“Ce-
ciar el acoso es la segunda opción más rrar las cuentas de correo electrónico y
votada por el alumnado (10.6%) y la pri- hacerme otra, cambiar de teléfono móvil
mera para los menores de último curso de y bloquear al acosador de mis cuentas de
primaria (13.6%). Por el contrario aunque internet”, estudiante, 1ºbachillerato).
en la línea de la denuncia, “denunciar en Respecto a las estrategias que impli-
la red social”, no parece una opción muy can la búsqueda de ayuda, la opinión de

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los estudiantes se divide entre comunicar delante de los compañeros de primaria y


el hecho o acudir a profesionales con por- de bachillerato. En esta circunstancia, su-
centajes de elección relativamente bajos cede que la persona que recibe el acoso
respecto del total de aportaciones. Por ni- se convierte en agresor (agresor victimi-
vel educativo no se aprecian diferencias zado), siendo más propio este hecho entre
porcentuales muy amplias aunque sí au- los chicos que entre las chicas.
sencia de elecciones en la comunicación De entre las estrategias de naturaleza
a las amistades tanto en primaria como pasiva, aparte de “evitar a los desconoci-
en bachillerato. Son los padres/madres dos” ya comentado en líneas anteriores,
o tutores el primer referente al que acu- la evitación del contacto con el agresor o
dir (5.4%), descendiendo esta opción de tratar de ignorarlo, es la segunda estrate-
afrontamiento a mayor nivel educativo gia de afrontamiento más señalada tanto a
(primaria: 6.5%; ESO: 5.3%; bachille- nivel global (6.8%) como por los meno-
rato: 2.2%). En segundo lugar aparecen res de 6º curso de primaria (6.3%), ESO
otros adultos de confianza (4.7%), sobre (6.8%) y en mayor medida, los de bachi-
todo en alumnos de la ESO (5.4%), mien- llerato (7.5%). En tercer lugar, a nivel ge-
tras que los amigos quedan relegados a neral aparece que más del 3% de los estu-
posiciones más lejanas (0.3%), incluso diantes consideran que no hacer “nada” es
por detrás de acudir en ayuda de los pro- lo mejor para hacer frente al ciberacoso lo
fesores (1.5%). De forma concreta, acudir que implica una total pasividad e indife-
al orientador del centro educativo es de rencia ante el mismo, por delante de “no
entre estas estrategias la menos valorada, lo sé” (0.85%), y otras acciones de tipo
a pesar de ser los profesionales quizás más técnico como “eliminar/quitar mi
más preparados para lidiar con las situa- cuenta” (0.6%) o “borrar las conversacio-
ciones de bullying y cyberbullying. nes” (0.4%). Por nivel educativo, no ha-
En el extremo opuesto se analizaron cer “nada” ocupa el mismo tercer puesto
las estrategias de afrontamiento negativo dentro de estas estrategias para los alum-
donde las acciones de reciprocidad nega- nos de la ESO (2.4%) y la cuarta posición
tiva son elegidas en menor porcentaje a para los más mayores (1.7%); mientras
nivel global (4.8%) respecto al conjunto que los estudiantes de primaria señalan
de actuaciones pasivas (28.9%), y desta- como tercera opción el “evitar conflictos”
cando entre las tres opciones de respuesta como medida eficaz ante el cyberbullying
la devolución de la agresión (3.4%) sobre y en cuarto lugar manifiestan no saber qué
el hecho concreto del enfrentamiento físi- hacer (1.6%). Otras opciones como “eli-
co (1.5%). Al considerar el nivel educa- minar la cuenta”, “desconectarse” o “bo-
tivo, “devolver la agresión” es la opción rrar las conversaciones” a pesar de no ser
más señalada sobre todo por los escolares muy valoradas en la muestra estudiada, sí
de la ESO (4.6%), como también cuando parecen ser de entre las opciones a tener
la respuesta es pegar al agresor (1.6%) por en cuenta para prevenir futuros ataques.

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Tabla 1. Estrategias de afrontamiento ante el cyberbullying. Porcentajes globales y por


nivel educativo

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DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES portamientos indiferentes o amorales que


no hacen más que justificar la violencia y
La presente aportación realiza un su mantenimiento en el tiempo (Quintana
acercamiento cualitativo exhaustivo de et al., 2009). Entre escolares americanos
las múltiples estrategias que escolares se encontró que mostrar apoyo y defender
de primaria, secundaria y bachillerato a la víctima era la propuesta más extendi-
llevarían a término para hacer frente al da aunque no siempre la primera opción
cyberbullying, con independencia de su de afrontamiento (Agatston et al., 2007).
posición como ajenos (no implicados) Respecto a la comunicación del cibe-
o implicados en sus diferentes roles. La racoso, los estudiantes dan importancia al
principal conclusión apunta en la línea de hecho de compartir y hacer públicas estas
que los menores conocen de actuaciones a situaciones, aunque por detrás de otras
desarrollar mostrando una actitud proacti- estrategias tal y como ha quedado expli-
va ante el ciberacoso frente a un compor- cado. A este respecto existen opiniones
tamiento de índole negativa que supone contrapuestas en los que sostienen la pre-
la devolución de la agresión o comporta- sencia de comunicación de la violencia
mientos de tinte pasivo e indiferente. entre iguales y aquellos otros para los que
A pesar de nuestras ideas previas, de las víctimas no suelen buscar ayuda ni en
entre las estrategias asertivas los menores los padres ni en los docentes (Hoff y Mit-
conciben como primera medida acudir chell, 2009; Ortega et al., 2008, Tokunaga,
a la policía denunciando la situación de 2010). También ha quedado constancia
cyberbullying, lo que contrasta con la rea- de que suele ser menos común comuni-
lidad obtenida de en otras investigaciones car la implicación en cyberbullying que
donde acudir a las fuerzas de seguridad en bullying tradicional (Paul et al., 2012;
policiales es si cabe la última opción Smith et al., 2008), lo que puede ir ligado
(Staksrud y Livingstone, 2009). En cam- al miedo a reprimendas o restricciones en
bio, denunciar en la propia red social a los uso de las TIC (Kowalski y Limber, 2007;
administradores de la misma no se consi- Juvonen y Gross, 2008). Un hecho impor-
dera una estrategia tan útil, tal y como re- tante es el caso del profesorado. Aunque
portan estudios previos (Juvonen y Gross, nuestros menores apuntan que acudirían
2008; Sleglova y Cerna, 2011). Por su ellos por delante de sus amigos, la reali-
parte, ayudar y defender a la víctima si dad indica que es el colectivo que menos
está más generalizado entre los estudian- confianza ofrece a los menores para com-
tes encuestados, aunque ello no siempre partir tales experiencias, contribuyendo
es lo más común (Agatston et al., 2007). a su vez con que sea el profesorado los
Según Li (2010) solo un 35.1% de los es- que menor conocimiento tienen de estas
colares intentaría ayudar o hacerse amigo situaciones (Agatston et al., 2007; Dehue
de la víctima para ayudarle a salir de esta et al, 2008).
situación. Si bien, en el caso concreto de De forma similar a otros estudios (Ju-
los espectadores, las actitudes prosociales vonen y Gross, 2008; Price y Dalgleish,
donde tiene cabida ayudar a la víctima y 2010; Smith et al., 2008), nuestros resul-
defenderla es más notable frente a com- tados muestran estrategias de tipo aserti-

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Campo Abierto, vol. monográfico - 2015 Ana M. Giménez Gualdo

vo y/o pasivas que pueden ser cataloga- rar al agresor y con ello la agresión como
das como estrategias de carácter técnico estrategia de autodefensa, siendo este
donde se incluyen: eliminar la cuenta, comportamiento bastante común entre
desconectarse, guardar las conversacio- las víctimas de cyberbullying (Dehue et
nes, restringir el uso de las TIC, borrar al., 2008; Juvonen y Gross, 2008; Price y
las conversaciones, bloquear al agresor, Dalgleish, 2010; Smith et al., 2008).
etc. Incluso para muchos estudiantes és- Al considerar el nivel educativo de los
tas se consideran la primera respuesta estudiantes encuestados, observamos que
al ciberacoso (Parris, Varjas, Meyers y estos difieren en priorizar unas u otras en
Cutts, 2012), sobre todo en el caso de las según en qué curso se encuentren, siendo
cibervíctimas para prevenirse de futuros más común entre los más pequeños el de-
ataques (Sleglova y Cerna, 2011). nunciar a la policía las situaciones indica-
De las estrategias negativas, el con- tivas de ciberacoso o recurrir a los padres
junto de categorías pasivas supera al de para comunicar la situación y en búsque-
reciprocidad negativa. El “ojo por ojo, da de ayuda. Sin embargo, los estudian-
diente por diente” no es precisamente la tes de edades adolescentes optan más por
mejor forma de hacer frente al cyberbu- otras opciones como ayudar y defender a
llying, siendo de las estrategias menos la víctima, preservar la privacidad, o evi-
reportada por los escolares aunque tres tar el contacto con el agresor y los desco-
de cada cien menores así lo entienden. nocidos. Las diferencias señaladas dejan
En este caso sucede que las víctimas se entrever que los estudiantes discrepan en
convierten en agresores (agresores-vic- según qué acciones desarrollar para lidiar
timizados) (López y De la Caba, 2011; con el cyberbullying, estimando sus prio-
Ortega et al., 2008), existiendo además ridades en unas u otras, quizás también
diferencias en función del sexo donde hay por su desarrollo madurativo, percepción
más presencia de chicos que de chicas de los riesgos a los que se pueden enfren-
(De la Caba y López, 2013), o incluso por tar en la red, como también su nivel de
nacionalidades (Staksrud y Livingstone, competencia tecnológica para evitarlos y
2009). En el caso de las respuestas que hacerles frente.
infieren comportamiento pasivo, “evitar a En conclusión, partimos del conven-
los desconocidos” no sólo es la estrategia cimiento que si bien el cyberbullying es
más señalada en este subgrupo sino la pri- difícil de manejar, son múltiples las estra-
mera opción de afrontamiento respecto al tegias para hacerle frente que además los
global de las categorías resultantes. Esto propios menores educados o no en ellas
contradice los datos que aportan diversos pondrían en práctica ante estas situacio-
estudios donde la práctica de establecer nes. Sin embargo, el respaldo de contar
contacto con extraños está cada vez más con unas pautas familiares y escolares
generalizada entre los adolescentes (Mar- claras en torno al uso de las TIC, no se
tínez et al., 2013), alcanzando un 34% en encuentra a veces tan manifiesto, espe-
el contexto europeo y un 21% en el caso cíficamente las referidas al control y su-
de los menores españoles (Garmendia et pervisión parental. En 2009, la Fundación
al., 2011). Por otro lado aparece el igno- Pfizer apuntaba que casi en el 50% de los

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Estrategias de afrontamiento ante el cyberbullying.
Una mirada cualitativa desde la perspectiva de las escolares

hogares españoles existía un ordenador ducen los riesgos cuando sí la limitación


en la habitación del hijo/a que además expresa de interacción del menor con otro
no compartía con el resto de miembros, menor/usuario.
mientras que sólo un 26.7% de los orde- En cualquier caso y ante el riesgo con-
nadores se encontraba en un lugar común creto de implicación en cyberbullying,
a todos. Sureda et al. (2010), encuentran queda claro que familia y escuela tienen
que las principales actuaciones de los mucho que hacer ante esta problemática
padres sobre los menores se restringen a y no deben volver la mirada ante unos
limitar el tiempo de conexión y no tanto escolares nativos digitales y otros au-
a las actividades que el menor desarro- todidactas para los que las TIC son una
lla en la red, lo que los aleja del conoci- herramienta imprescindible de su día a
miento de los múltiples riesgos existentes día como herramienta de ocio, estudio y
para intentar protegerlos. Otros estudios socialización. Para ello deben establecer
apuntan la relación existente entre estilos tiempos de educación sobre las oportuni-
parentales y uso de internet, donde a ma- dades y los riesgos que encubren las TIC,
yor permisividad parental, mayor uso de como en el uso de estrategias positivas y
internet en escolares de primaria (Valc- de defensa asertiva (López & de la Caba,
ke et al., 2010). Respecto a estrategias 2011), que favorezcan el logro de actitu-
concretas, Livingstone y Helsper (2008), des empáticas con los demás y la cons-
encuentran que incluso estrategias de trucción de un ambiente de convivencia y
mediación y restricciones técnicas no re- de bien común para todos.

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Campo Abierto, vol. monográfico - 2015 Ana M. Giménez Gualdo

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