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1. Introducción
El trascurso el tiempo produce la consolidación o pérdida de determinados derechos.
Así, la prescripción como figura jurídica fija la consolidación de una situación de
hecho por el sólo transcurso del tiempo, y produce la extinción de un derecho o la
adquisición de este.
Por otro lado, existen las llamadas pretensiones imprescriptibles entendidas como
aquellas en las que el trascurso del tiempo no hace que pierda su vigencia ni puede
perecer. Así, pues, no existe un límite temporal para que pueda ser planteado o
propuesto; no pierde su validez nunca.
2. El abandono
2.1. Definición
Constituye una de las formas anormales de conclusión del proceso surgido como
consecuencia de la inactividad o inacción de las partes en el proceso durante
determinado lapso de tiempo que determina la perención de la instancia. Sin embargo,
debemos señalar que esta misma figura es recogida en otras legislaciones bajo la
denominación de caducidad de la instancia.
Existen dos elementos esenciales en esta figura que conllevan a una sanción por parte
de la norma procesal que declara la no continuación del proceso: el tiempo y
la inactividad procesal. De esta forma lo que se busca es evitar la existencia de
procesos judiciales adormecidos en las que por falta de interés, desidia o negligencia
lleven a que se determine la conclusión del proceso.
Para nuestro Tribunal el abandono “es una de las formas especiales de conclusión
del proceso que extingue la relación procesal y que se produce después de un periodo
de tiempo en virtud de la inactividad de las partes.”[1]
De conformidad con el artículo 346° del Código Procesal Civil, tenemos:
Cuando el proceso permanezca en primera instancia durante cuatro (04) meses sin que
se realice acto que lo impulse, el juez declarará su abandono de oficio o a solicitud de
parte o de tercero legitimado.
2.2. Naturaleza
Aun cuando una de las partes en el proceso esté conformada por el Estado o una de
sus dependencias, ello no impide que el proceso pueda ser declarado en abandono si
se cumple con lo previsto en la norma procesal. Por ello se ha señalado que no existe
privilegio para el Estado y, por tanto, opera también cuando este interviene.
Así, “estando a los fines concreto y abstracto del proceso, contemplados en el artículo
tercero del Título Preliminar del CPC, perpetuarlo por la negligente actividad de una
de las partes, resultaría contradictorio, por lo que el abandono como una de las formas
especiales de conclusión del proceso, resulta también aplicable para el propio estado,
en aras del favorecimiento de la seguridad jurídica, pues caso contrario todo derecho
subjetivo permanecería incierto…”[3]
La norma procesal señala que el plazo legal que debe transcurrir para la declaración
del abandono (que puede ser de oficio o a petición de parte) es de cuatro meses. Este
plazo empieza a transcurrir desde el día siguiente a aquel en que tiene lugar el
último acto de impulso procesal, que, para dicho efecto puede ser hábil o no y en el
cual se incluye los días feriados o no laborales. En ese sentido, el plazo final se
cumple en el mes de vencimiento y en el día de éste correspondiente a la fecha del
mes inicial. Si el mes de vencimiento faltara tal día, el plazo se cumple en el último
día de dicho mes.
“El abandono opera por el sólo transcurso del plazo desde la última actuación procesal
o desde notificada la última resolución.
De conformidad con el artículo 350° del Código Procesal Civil no hay abandono en:
La resolución que indique el abandono del proceso debe estar motivada, y es apelable
con efecto suspensivo.
3. La prescripción
3.1. Definición
Para el maestro Vidal Ramírez, la prescripción “es un medio o modo por el cual en
ciertas condiciones, el transcurso el tiempo modifica sustancialmente una relación
jurídica”[4]. Como señala Ferrero Costa, el fundamento jurídico del instituto reposa
en la necesidad de fijar un límite de tiempo al ejercicio de los derechos, el derecho que
se deje inerte, se consumó por sí mismo.[5]
La conclusión por mayoría señaló que “la acción sobre desalojo no prescribe porque
es una acción inherente al derecho de propiedad y, consecuentemente, la
imprescriptibilidad de que goza la acción reivindicatoria puede aplicársele por
analogía o interpretado extensivamente el artículo 927° del Código Civil.”
La primera postura (que se aprobó finalmente) precisa que las pretensiones que tienen
la calidad de imprescriptibles como el derecho a la propiedad y los derechos derivados
de él, deben ser susceptibles de declaración de abandono procesal debido a la inercia
del impulso procesal a cargo de la parte interesada. Precisa que no existe vinculación
alguna entre la prescripción imprescriptible y el hecho que no pueda caer en
abandono.
4. Nuestra postura
[1] Casación 2573-99, Lima. Sala Civil Permanente Corte Suprema de Justicia,
Publicado en el diario oficial El Peruano, 28 de agosto de 2000, p. 6073-6074.
[5] FERRERO COSTA, Augusto (1980). Derecho Procesal Civil. Excepciones. 3ra
edición, ausonia, Lima p 172.