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EL PURGATORIO

El Purgatorio es un estado intermedio previo al cielo. Vamos al Purgatorio cuando morimos en


gracia, pero no estamos listos para ver a Dios “cara a cara”, o sea, cuando no tenemos todavía
el máximo grado de santidad necesario para ese nivel de gloria.

El Purgatorio no se trata de una segunda oportunidad para salvarse después de la muerte. ¡No,
por favor! Después que estiramos la pata hay solo 2 opciones: el cielo o el infierno. En el
Purgatorio están los que murieron en gracia de Dios, o sea, salvos. Sin embargo, algunos que
mueren en gracia de Dios no llegaron a esa excelencia, santidad y perfección absoluta sin la
cual nadie verá a Dios (Ap 21, 27). Porque hay ciertos pecados que no conducen a la perdición
eterna (1 Jn 5, 16). Esos hermanos, de camino para el cielo están en un estado intermedio
mediante el cual se purifican totalmente hasta llegar al ideal de perfección y de amor a Dios
óptimos, y así pueden ser admitidos ante la majestad tremenda de Dios.

Usemos el sentido común. Imagínate que vas a entrar al palacio presidencial, todos pendientes
de ti para recibirte con mucha pompa (como será en el cielo). De camino para allá te
despeinaste, te calló algo de polvo en los hombros del vestido, se te arrugaron las medias y
ensuciaron los zapatos. Para eso tienen un espacio allá fuera del palacio, con cepillos,
aspiradoras, alfombras y espejos para recomponerte; te sacudes, peinas, subes las medias y
sacas el sucio del calzado. Y ya, tan tan… ¡estás listo para entrar al Palacio Presidencial! —Aquí
entre tú y yo, ¡qué bueno que existe el Purgatorio!

Algunos textos bíblicos de los que me acuerdo ahora, y que ustedes podrían verificar: Mt 5,26;
Mt 12,36; 1 Co 3,10-15; 2 Mc 12,43 ¡San Pablo lo deja ver también, cundo desea la
misericordia de Dios en el día del juicio para su fiel amigo Onesíforo: “Que el Señor le dé hallar
misericordia en aquel día” (2 Tim 1,18).

Para un resumen de la doctrina de la Iglesia al respecto, ver el Catecismo, números 1030-1032.

Para una actitud cristiana de amor y misericordia: PONTE A ORAR POR ESOS HERMANOS
NUESTROS PARA QUE ALCANCEN PRONTO LA VISIÓN DE DIOS QUE TANTO DESEAN. Por las
benditas almas del Purgatorio vamos todos a rezar…

En un mismo Espíritu,

FERNANDO CASANOVA
EL BAUTISMO

Introducción: Vayamos a la premisa que esgrimen en contra del Bautismo de bebés.

(1) Se debe a la forma en que entendemos la salvación.

-Alguien le pide permiso a su hijo para vacunarlo. …

(2) Se debe al poco conocimiento que ellos tienen de la Reforma de la que han salido, ya que
las principales y más antiguas iglesias protestantes bautizan niños pequeños.

(3) Se debe a la práctica irresponsable de algunos católicos.

O.T. ¿Cómo sustentar esta práctica?

El Bautismo es necesario para la salvación.

Es un Sacramento.

Jn 3, 3-5.

Mt 28, 19.

Hch 8, 26-40 (Felipe y el Etíope)

En ningún sitio dice la Biblia que los infantes no puedan bautizarse.

2. Jesucristo dijo que dejáramos que los niños fueran a Él (Mt 19, 13-15; Lc 18, 15-17).

En el texto de Mt 19, 13-15, la palabra gr. que se utiliza para niños es paidía: una palabra
genérica para designar a niños en general, sin especificar la edad.

Sin embargo, en el paralelo de Lc 18, 15-17, a la palabra paidía se le añade bréfe, que significa
infantes: que están demasiado pequeños para caminar, bebés.

Eso hacemos nosotros, llevamos nuestros niños al B. para que Jesús toque sus almas.

3. S. Pablo nos dice, en Col 2, 11-15, que en el Nuevo Pacto, el Bautismo remplaza a la
Circuncisión.

4. En el N.T. se manda a bautizar a los grandes porque sencillamente comenzaba el


cristianismo.

Hch 2, 38-39, dice Pedro, “Arrepiéntanse, y háganse bautizar en el nombre de Jesús, para que
sus pecados sean perdonados… Porque este don de Dios es para ustedes y para sus hijos…”

5. En la Biblia hay casos en los que se bautizaron familias completas:

Hch 16, 14-15, Lidia aceptó la fe y se procedió a bautizar a toda su familia.


Hch 16, 30-33 tenemos el caso del carcelero:

-“Señores, ¿qué debo hacer para salvarme? Le respondieron [Pablo y Silas]: “Ten fe en el Señor
Jesús y te salvarás tú y tu familia”… El carcelero, sin más demora, les lavó las heridas y se
bautizó con toda su familia a aquella hora de la noche.”

6. La Biblia nos enseña que la fe de uno puede ser aplicada a beneficio de otros

Gn 18, 16-33: Abraham intercede a favor de los de Sodoma.

Mt 8, 5-13: el siervo del centurión es sanado por la fe de su amo.

Mt 15, 21-28: la hija de la mujer cananea fue sanada por la fe demostrada por su mamá.

Lc 5, 17-26: tenemos el relato del paralítico que hacen bajar por un tejado hasta Jesús:

-v. 20: “Viendo Jesús la fe de estos hombres, dijo al paralítico: …tus pecados te son
perdonados.

7. La historia temprana de la Iglesia nos demuestra que nuestra práctica es correcta.

Orígenes dice (s. III): “la Iglesia ha recibido de los apóstoles la tradición [costumbre] de
bautizar también a los infantes.”

Juan Crisóstomo dice: “Por esta razón bautizamos a los infantes, aunque no tengan pecados,
para que les sea dada la santidad, la justicia, adopción, herencia, hermandad con Cristo, y
puedan ser así sus miembros.”

El Concilio de Cartago (¡252!): habla de la probidad del bautismo de bebés.

8. Por último:

Si el bautismo de infantes fuera opuesto a las prácticas de los primeros cristianos, ¿por qué no
existen escritos de aquella época que condenen tal práctica?
Conclusión: Es correcto bautizar niños pequeños. Y además debe hacerse con la conciencia y el
conocimiento correcto de parte de los papás y adultos involucrados.

También hay que seguir inculcándole a los niños sobre la excelencia del sacramento del
Bautismo, y lo que conlleva ese beneficio.

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