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EL REGRESO DEL SUJETO La investigacién social de segundo orden pr sos nae : si ie Main ine baad ricco ian et iso iin eal que semtimos ante cualger etre o lector que cone tn a vrts introductory exodacoio el caace= Tite elo de lor exerton de Jes Zn todo caso, queemos agradecer de orazén a todas as sone carats aban cuantas beers Podido Trratablement par poral, por» estimulo, ads ‘Chabon, Asbo nuestra msn pra quipo editorial de Siglo XX1 por el eidado y esmero ye Ito pest en la edcon de sos textos {JeS0S IBANEZ MARTINEZ-CONDE INTRODUCCION “Las dos lineas-eje de este libro son la investgacin social de segundo orden y Is integracién del sujeto en el proceso de investigaciOn. Segundo orden e integracion del sujeto son dos caras de lo mismo, dos perspectivas sobre un pro- ‘es0 dnico. En el diccionario Terminologia centifco-socal: altemative critics, que drigié Romin Reyes, Pablo Nave ‘ro tiene un magnifico articulo sobre tipor o niveles de rellexividad en el que explica emo pasamos del presupues to de objetividad (el sujeto esta separado del objeto, y en la investigacin del objeto no puede quedar ninguna hula dela actividad del sujeto al investigalo) al presupuesto de tellexividad (el sujeto no esté separado del objeto, y en la investigacion del objeto quedan siempre necesatlamente hhuellas del sujeto, porque el objeto es producto de la act vidad objetivadora dl sujeto), Para los psicoanaisas,espe- cialmente de orientacin lacaniana, el objeto es la parte del sujeto que él considera mala y que echa fuera de s (etimo- ligicamente: tectum, lo eseupido. El pensamicnto objetvista, que mis o menos se inspira cen la epistemologia de Newton, tenia sentido para éste por ‘que los objetos del sistema solar que él investigaba son muy ovo subjetivos, y la investigacién de Newton los afectaba ‘muy poco también: la Luna no ha cambiado nada por el hecho de que Newton ls investgara. Es Iogico que alguien ‘que investiga sistemas muy objetivos (en el rentdo clisico cle ta palabra) implicitamentesiga el principio de objetvi- du, Prine sa bs ig SLs ere oe Ee ae seen Be ae cn ace Ee fe a le Saeed na iad ee cir ‘au mene le elas? SRE a crn sf ede rad probs ana ee a ees fee ee ces ee eres ean sie he ce eee Fe se ee ec Suen are Smee ee, Se ee ee nee eet pare are a Set eg coe re eee meet A ee a Sor ere cere ee ie ee Soy ae rere Surge ee ee res bjt es determinado por la asin nventigadora del sje toy por lo que la envrgadurs de I huella que a este nivel deja el sjcto en el objeto es may grande ibe habia intentado fair en contin el engua- je matematico con el nivel metamatemstco para lograr una {cori que, ala ver que deserptivy, fuera probaiva, Como nol sali, Gadel quis echarke una mano. no solamente tampoco le sais ad sino que demos que dl proyecto de Filbert era imposible por las cnseeuengias que Hone Ie dleseipeién de'un sistema forgal udlizando como. herr tnients enuniadas del propio tstema, C principis de iacompletiud' muy siméico del de incerd. Akumbre: una teora 0 puede ser a ver consisene (que todas sus expresones sean verdadra) y completa (que To. das sus expresiones verdaderas puedan ser probads), por 4ue hab por lo menos una expresion, que shora lamas Precisamente sentencn glans, que atm sendo verde 3; no puede ser demostrada. Agu en un sistema puramen- {© formal, en el que no se mare ino que se interpret, también enconteamos una huelaprofunda indelble en objeto de In acién investigators del ue. ‘Caan se frmlgon exon princiios en I primera mitad de este siglo los centicor se quedaron perplejos. «Ahora si que la cenca ex imposible! pensaron Y hasta 1a segunda mitad dl spl (racine a pentadores como von Tocrser, Speneer-Brown, Maturana, Varl, Pash, Prigog ne, Adan y otzos muchos que stn en est linea del pen Satiento de sepundo orden) nose devon cuenta de que no S6lo a ciencia ts posble despues de Helenberg y Godel, sine de que, por primers ver en ls historia a lence posible $i hubiera una verdad objeiva a desert (ole ‘hes, como deci los repo, eicando que a verdad est teas un velo que Is oct, por tanto debe ser sdesvelar da), l pensutaiento ae acabrta enseguida. Hay una novela de Clark, Los cen mil millones de nombres de Dios que

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