Está en la página 1de 6

Una mujer desnuda y en lo oscuro

Una mujer desnuda y en lo oscuro


Tiene una claridad que nos alumbra
De modo que si ocurre un desconsuelo
Un apagón o una noche sin luna
Es conveniente y hasta imprescindible
Tener a mano una mujer desnuda

Una mujer desnuda y en lo oscuro


Genera un resplandor que da confianza
Entonces dominguea el almanaque
Vibran en su rincón las telarañas
Y los ojos felices y felinos
Miran y de mirar nunca se cansan

Una mujer desnuda y en lo oscuro


Es una vocación para las manos
Para los labios es casi un destino
Y para el corazón un despilfarro
Una mujer desnuda es un enigma
Y siempre es una fiesta descifrarlo

Una mujer desnuda y en lo oscuro


Genera una luz propia y nos enciende
El cielo raso se convierte en cielo
Y es una gloria no ser inocente
Una mujer querida o vislumbrada
Desbarata por una vez la muerte.

Si dios fuera mujer


¿Y si Dios fuera mujer?
Juan Gelman
¿Y si dios fuera una mujer?
Pregunta juan sin inmutarse

Vaya, vaya si dios fuera mujer


Es posible que agnósticos y ateos
No dijéramos no con la cabeza
Y dijéramos sí con las entrañas

Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez


Para besar sus pies no de bronce
Su pubis no de piedra
Sus pechos no de mármol
Sus labios no de yeso

Si dios fuera mujer la abrazaríamos


Para arrancarla de su lontananza
Y no habría que jurar
Hasta que la muerte nos separe
Ya que sería inmortal por antonomasia
Y en vez de transmitirnos sida o pánico
Nos contagiaría su inmortalidad

Si dios fuera mujer no se instalaría


Lejana en el reino de los cielos
Sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno
Con sus brazos no cerrados
Su rosa no de plástico
Y su amor no de ángeles

Ay dios mío dios mío


Si hasta siempre y desde siempre
Fueras una mujer
Qué lindo escándalo sería
Qué venturosa espléndida imposible
Prodigiosa blasfemia.

BELLA
BELLA,
como en la piedra fresca
del manantial, el agua
abre un ancho relámpago de espuma,
así es la sonrisa en tu rostro,
bella.

Bella,
de finas manos y delgados pies
como un caballito de plata,
andando, flor del mundo,
así te veo,
bella.

Bella,
con un nido de cobre enmarañado
en tu cabeza, un nido
color de miel sombría
donde mi corazón arde y reposa,
bella.

Bella,
no te caben los ojos en la cara,
no te caben los ojos en la tierra.
Hay países, hay ríos
en tus ojos,
mi patria está en tus ojos,
yo camino por ellos,
ellos dan luz al mundo
por donde yo camino,
bella.

Bella,
tus senos son como dos panes hechos
de tierra cereal y luna de oro,
bella.

Bella,
tu cintura
la hizo mi brazo como un río cuando
pasó mil años por tu dulce cuerpo,
bella.

Bella,
no hay nada como tus caderas,
tal vez la tierra tiene
en algún sitio oculto
la curva y el aroma de tu cuerpo,
tal vez en algún sitio,
bella.

Bella, mi bella,
tu voz, tu piel, tus uñas
bella, mi bella,
tu ser, tu luz, tu sombra,
bella,
todo eso es mío, bella,
todo eso es mío, mía,
cuando andas o reposas,
cuando cantas o duermes,
cuando sufres o sueñas,
siempre,
cuando estás cerca o lejos,
siempre,
eres mía, mi bella,
siempre.

Cien sonetos de amor


Desnuda eres tan simple como una de tus manos:
Lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente.
Tienes líneas de luna, caminos de manzana.
Desnuda eres delgada como el trigo desnudo.
Desnuda eres azul como la noche en Cuba:
Tienes enredaderas y estrellas en el pelo.
Desnuda eres redonda y amarilla
Como el verano en una iglesia de oro.
Desnuda eres pequeña como una de tus uñas:
Curva, sutil, rosada hasta que nace el día
Y te metes en el subterráneo del mundo
Como en un largo túnel de trajes y trabajos:
Tu claridad se apaga, se viste, se deshoja
Y otra vez vuelve a ser una mano desnuda.
Unos versos muy lindos que tratan sobre la belleza de una mujer que le atrapa. Le atrapa
en su más pura intimidad, en el que recorre su cuerpo la memoria. En cada palabra
describe con fineza las cualidades de la persona que ama en los que cada verso expresa
sus sentimientos y pensamiento sobre ella.
Balada En Honor De Las Musas De Carne Y Hueso
A Gregorio Martínez Sierra

Nada mejor para cantar la vida,


y aún para dar sonrisas a la muerte,
que la áurea copa en donde Venus vierte
la esencia azul de su viña encendida.
Por respirar los perfumes de Armida
y por sorber el vino de su beso,
vino de ardor, de beso, de embeleso,
fuérase al cielo en la bestia de Orlando,
¡voz de oro y miel para decir cantando:
la mejor musa es la de carne y hueso!

Cabellos largos en la buhardilla,


noches de insomnio al blancor del invierno,
pan de dolor con la sal de lo eterno
y ojos de ardor en que Juvencio brilla;
el tiempo en vano mueve su cuchilla,
el hilo de oro permanece ileso;
visión de gloria para el libro impreso
que en sueños va como una mariposa
y una esperanza en la boca de rosa.
¡La mejor musa es la de carne y hueso!

Regio automóvil, regia cetrería,


borla y mucera, heráldica fortuna,
nada son como a la luz de la luna
una mujer hecha una melodía.
Barca de amar busca la fantasía,
no el yatch de Alfonso o la barca de Creso.
Da al cuerpo llama y fortifica el seso
ese archivado y vital paraíso;
pasad de largo, Abelardo y Narciso.
¡La mejor musa es la de carne y hueso!

Clío está en esta frente hecha de Aurora,


Euterpe canta en esta lengua fina,
Talía ríe en la boca divina,
Melpómene es ese gesto que implora;
en estos pies Terpsícore se adora,
cuello inclinado es de Erato embeleso,
Polymnia intenta a Calíope proceso
por esos ojos en que Amor se quema.
Urania rige todo ese sistema.
¡La mejor musa es la de carne y hueso!

No protestéis con celo protestante,


contra el panal de rosas y claveles
en que Tiziano moja sus pinceles
y gusta el cielo de Beatrice el Dante.
Por eso existe el verso de diamante,
por eso el iris tiéndese y por eso
humano genio es celeste progreso.
Líricos cantan y meditan sabios:
por esos pechos y por esos labios.
¡La mejor musa es la de carne y hueso!

Autor: Rubén Darío

Es la mujer del hombre lo más bueno

De Lope de Vega

Es la mujer del hombre lo más bueno,


y locura decir que lo más malo,
su vida suele ser y su regalo,
su muerte suele ser y su veneno
Cielo a los ojos cándido y sereno,
que muchas veces al infierno igualo,
por raro al mundo su valor señalo,
por falso al hombre su rigor condeno.
Ella nos da su sangre, ella nos cría,
no ha hecho el cielo cosa más ingrata;
es un ángel, y a veces una arpía.
Quiere, aborrece, trata bien, maltrata,
y es la mujer, al fin, como sangría,
que a veces da salud y a veces mata.

También podría gustarte