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Filosofía y humanidades

Gabriela Isabel Castro Reynel

Septiembre 25 de 2018

Reseña

Abstract

En el libro “Sobre la República”, Cicerón se propone desarrollar el tema de la República.

Para esto, narra varias conversaciones llevadas a cabo por diferentes personajes ilustres de

la ciudad, en las cuales se expone: la importancia de la actividad política, tres formas de

gobiernos, sus características y sus degeneraciones, una cuarta, considerada como la mejor

y que consiste en una mezcla de las tres previamente expuesta, y la ejemplificación de esta

forma en el manejo real de Roma desde su origen hasta ese momento histórico.

En primer lugar, introduce Cicerón el tema de la república y refuta la idea de que son los

hombres prácticos, movidos por la necesidad, y no los hombres sabios los que deben

participar de la política. Cicerón dice que la ciencia de constituir las repúblicas debe

desarrollarse en todo momento por los hombres cultos, quienes deben prepararse por si surge

la necesidad de ejercer un cargo en la república, porque frente a una necesidad, es más

probable que puedan hacerlo quienes están preparados, que aquellos se creen capaces de

gobernar solo cuando ocurra un problema apremiante. Aclarado un punto sobre la necesidad

a la dedicación política, Cicerón se propone el recuento de las ideas de algunos hombres

sabios de la ciudad, interesados en la política. (Se omitirán a continuación los nombres de los

participantes en la discusión para facilitar la exposición de las ideas).


La primera conversación que se presenta en el libro gira en torno a una historia: se decía que

recientemente se había presenciado en el cielo la aparición de dos soles. Había muchas

personas interesadas en intentar explicar este supuesto suceso, hasta que alguien pregunta

sobre cuál es la importancia de investigar sobre los asuntos celestes, si nadie se pregunta por

el estado del senado o de los pueblos que constituyen la república. A continuación se indaga

sobre cuál es la mejor forma constitucional de la ciudad, y para ello se da, primero una

definición de república, y luego se exponen tres formas de gobierno.

Se dice, que la república es “la cosa pública”, es decir, lo que pertenece al pueblo, este

entendido como multitud asociada por un mismo derecho, y toda república para poder

perdurar debe regirse por un gobierno. Este gobierno puede ser:

Monarquía: cuando pertenece a una sola persona, se rige bajo la medida de uno solo, a quien

se llama rey. Sin embargo, el resto de los ciudadanos quedan excluidos de toda actividad en

el derecho.

Aristocracia: cuando pertenece a un grupo selecto de nobles. Pero la multitud no participa de

la libertad, se vuelve este como una servidumbre.

Democracia (ciudad popular): cuando todo el poder reside en el pueblo y por ello se crea una

igualdad injusta que no distingue grados de dignidad.

Cada una de estas formas, en su pureza, tiende a una degeneración. Puesto que del rey puede

surgir un déspota, de los nobles, una facción, y del pueblo, una turba. Las formas degeneradas

son las siguientes:

Tiranía: corresponde a un rey que pasa a ser injusto.

Oligarquía: cuando se somete la república al capricho de unos pocos.


Anarquía: cuando la potestad absoluta de un pueblo degenera en locura y libertinaje.

Más adelante se dirá que estas formas no deberían ser consideradas como repúblicas en lo

absoluto.

Antes de presentar la que se considerará como la mejor forma de gobierno, se dice que la

más tolerable entre las presentadas es la de los reyes. Porque, al comparar el gobierno con el

alma, se dice que así como en el alma es la prudencia la que gobierna, de igual manera en el

gobierno de la república deberá haber un poder supremo que gobierne.

Sin embargo, esta opinión se suaviza más adelante al considerar como la mejor de todas a

una cuarta forma de gobierno, que consiste en la combinación moderada de las tres anteriores.

Esta forma se compone de la autoridad de los jefes y la participación voluntaria de la

multitud.

Se muestra entonces cómo esta última forma de gobierno se ejemplifica en una república

real. Para esto se presentan los orígenes de la monarquía romana, para probar que la

constitución de dicha república no se formó en una generación, ni responde a un solo

momento ni al ingenio de un solo hombre, sino a la diversidad de ideas útiles que añadió cada

rey en varios siglos de continuidad.

El nacimiento de la república romana se remonta a Rómulo, quien después de haber sido

abandonado a orillas del río Tíber, se educó y volvió a matar al rey Amulio, su padre, quien

lo había abandonado. Mucho después fundó Roma, en una ubicación privilegiada por su

relación con el mar. Rómulo formó un consejo, una especie de senado, con personas a las

que llamó “padres”, y comprendió que las ciudades se gobiernan mejor si el mando se uno

solo se acompaña por la autoridad de los mejores.


Más tarde, el rey Numa Pompilio introdujo ritos y demás celebraciones para humanizar y

aplacar las ansias de guerra, confirmando dos cualidades para la estabilidad de la república:

religión y clemencia.

Estos reyes atribuyeron algunas funciones al pueblo, por ejemplo, Tulo Hostilio no usò las

insignias reales sin autorización del pueblo.

La influencia de la educación en las artes griegas en esta ciudad, se dice que se ve marcada

por la aparición de Demarato de Corintio, un hombre que huyendo de la tiranía llegó a ser

admitido como ciudadano Tarquinial, se hizo luego partícipe de las decisiones políticas y

luego fue nombrado rey por el voto unánime del pueblo.

El rey Servio Tulio, por su parte, distribuyo los votos para que no estuvieran en poder de la

mayoría, sino solo de los más ricos. Sin embargo, no se impedía que nadie ejerciera el

derecho al sufragio, pero tenía más valor quien tenía más interés en que la ciudad fuera mejor.

Estas descripciones de la república muestran una forma triple de gobierno que se compone

de: rey, noble, pueblo.

Muchos años después, el pueblo liberado de reyes, consiguió más de derecho, con la

construcción de una república más estable, con un equilibro entre derecho, deber y poder. Es

decir: magistrados con potestad, un consejo de hombres nobles con autoridad y un pueblo

con libertad.
Citas textuales

“Acerca de la mejor forma de gobierno descubrí, en primer lugar, los tres tipos de ciudades

más aceptables, y los degenerados que son sus opuestos, y cómo ninguno de aquellos tres

tipos es el mejor, sino que les aventaja a cada uno de ellos por separado el tipo que combina

armónicamente los tres. Y, […] me he valido del ejemplo de nuestra ciudad […] para que en

la realidad de la ciudad principal pudiera verse lo que el discurso racional describía” (pp. 33).

“La verdadera ley es una recta razón congruente con la naturaleza, general para todos,

constante, perdurable, que impulsa con sus preceptos a cumplir el deber” (pp. 39)

“Allí donde hay un tirano hay que reconocer que no existe una república defectuosa […] sino

que como ahora la razón obliga a decir, no existe república alguna”. (pp. 40)

“Si es la prudencia la que gobierna una república ¿qué más da que sea la prudencia de una

que la de varias personas? (pp. 42)

“Un gobernante ideal de que hablamos se dedicaría a conocer el derecho y las leyes […] para

poder administrar la república” (pp. 47).


Glosario
República: Por oposición a los gobiernos injustos, como el despotismo o la tiranía, forma

de gobierno regida por el interés común, la justicia y la igualdad.

Monarquía: Organización del Estado en la que la jefatura y representación supremas son

ejercidas por una persona que, a título de rey, ha recibido el poder por vía hereditaria y puede

transmitirlo del mismo modo.

Aristocracia: En el mundo clásico, forma de gobierno según la cual el poder político es

ejercido por los mejores.

Democracia: Forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos.
Bibliografía

Tulio, C. M., & Cicerón, T. D. (1973). Sobre la República. México, Porrúa, 21.

Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española (22ª ed.) Madrid, España.

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