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Monólogo de la Muerte

Nunca nadie ha sabido como soy, de dónde vengo y como aparezco. En realidad,
ni yo lo sé, sólo sé que me encargo de hacer…”el trabajo sucio”, aquel que ni los
ángeles pueden hacer. Ellos se llevan las almas y yo me encargo de sacarlas del
cuerpo.

Todos me odian, me temen y me maldicen. Sin embargo, hay algo que la mayoría
no sabe, yo soy una ayuda para aquellas que quieran descansar del dolor, soy el
paso a una nueva vida, soy el camino al renacimiento de un alma. ¿Nadie me
quiere entender, acaso?

¿Por qué soy tan repudiada? Todos y cada uno de ellos dicen que la muerte llega
de repente y sin avisos, yo no me llevo a las personas de puro gusto. ¡NO! es mi
deber. Primero debo revisar sus vidas y escoger a los mejores, los más buenos,
para sacarlos de la Tierra y enviarlos a donde se encuentra Dios.

Dios, un ente amado y adorado por todos, es él quien me envía a buscarlos para
crear el paraíso eterno, allá en los cielos. Yo nunca he entrado allí y creo que
jamás iré, eso no me corresponde.

Yo no siento olores, no veo colores ni tengo sentimientos. Me han dicho que soy
cruel, mas qué saben ellos de crueldad. El mundo se destruye a causa de la
crueldad de sus propios habitantes y todos lloran si retiro a alguien y dicen que
nunca debió haberse ido. Me gustaría que todos ellos se miraran y reflexionaran
un poco, cosa que no he visto en la humanidad.

¿Qué es esto? ¿Qué hacen con las vidas que les han sido otorgadas? Yo les diría
que las están contaminando, ya que cada día que pasa existe más odio, rencor,
envidia, engaños, mentiras y otros.

¿Por qué no se miran ellos primero? ¿Por qué me culpan a mí por ayudar a las
personas? Es, acaso, que ellos aún no comprenden que no existe infierno bajo la
Tierra, es acaso que no saben que el infierno lo crean ellos con sus acciones y
que por eso es un infierno la Tierra.

Deberían todos y cada uno de ellos agradecerme por lo que hago porque, si en
algo no se equivocan, conmigo…”pasan a mejor vida”.

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