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ROBLEMÁTICO
mal razonable.” Como Nietzsche,
el autor estima que el proceso
que desemboca en esa angustia es
una gigantesca devaluación de or
den m e t a f í s i c o : La muerte de
Dios. S i consideramos su evolu
ción histórica y sociológica, el
hombre ha perdido su referencia
con la divinidad: cesa de con
frontarse con un Dios del cual es
criatura e imagen. Pero Gabriel
M arcel recupera y nos muestra el
camino de la esperanza.
La segunda parte de la obra
estudia más precisamente esta in
quietud del hombre en San Agus
tín, Pascal, Kierkegaard, N ietz
sche, Heidegger, Sartre, etc. D e
este estudio resalta que la inquie
tud positiva, aquella que presenta
en sí un valor, es la disposición
que nos perm ite desembarazamos
o desprendemos del estado en el
cual nos encierra la vida cotidia
na con las mil zozobras que ter
minan por recubrir las auténticas
realidades.
E sta inquietud es un medio de
superarse uno mismo y de acceder
a la verdadera paz, aquella que
ninguna dictadura, ningún impe
rialismo es capaz de turbar.
BIBLIOTECA DE FILOSOFÍA
D IR IG ID A P O R E L P R O F E S O R JU A N A D O LFO V A Z Q U E Z GABRIEL MARCEL
EL HOMBRE
PROBLEMATICO
Traducción de
M a r ía E u g e n ia V a l e n t i é
E D IT O R IA L SU D A M ER IC A N A
B U E N O S AI RE S
P r im e r a P a r t e
E L HOMBRE PROBLEMÁTICO
IM P R E S O EN LA A RG EN TIN A
Queda hecho el depósito que pre
viene la ley. Copyright 1956, Edito
rial Sudamericana Sociedad Anóni
ma, calle Ahina 500, Buenos Aires.
T ít u l o d e l o r ig in a l e n f r a n c é s :
“L ’h o m m e p r o b l e m a t i q u e ”
El problema sobre el cual quisiera aportar algunos
elementos de solución es un problema de segundo
grado, un problema a propósito de un problema. Lo
formularía así: ¿en qué condiciones el hombre ha
podido convertirse íntegramente en una cuestión
para el hombre?
Es importante prevenir todo equívoco, e insisto
sobre las palabras que acabo de utilizar. Es evidente
que desde hace muchos siglos, y ya en la Antigüe
dad griega, el hombre se ha planteado cuestiones
sobre sus orígenes, su naturaleza o su destino. Pero
puede pensarse, me parece, que estas cuestiones,
por graves que pudiesen haber sido, se destacaban
sobre el fondo de una cierta seguridad, de una cier
ta evidencia. Lo que podría expresarse diciendo que
su espejo interior devolvía al hombre una imagen
que en sí no tenía nada de inquietante.
Pero estamos obligados a comprobar que, por lo
menos en cierto nivel de conocimiento, ya no ocurre
10 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMATICO 11
así en nuestros días: ese nivel es el de la reflexión o una actividad deliberada y casi perversa, o sólo
del pensamiento interrogativo. Por supuesto, es cla de aquello que a veces se llama la conciencia lúdica,
ro que la inmensa mayoría de los seres humanos no es decir, tal como se ejerce en el juego y fuera de
accede jamás a ese nivel, o al menos, sólo llega a toda preocupación utilitaria. Es mucho más plausi
él en raros instantes a favor de circunstancias excep ble admitir que estamos en presencia de una nece
cionales. Pero, por otra parte, conviene agregar que sidad profunda, que es la que llamaría, con un tér
esta toma de conciencia, aun si sólo corresponde a mino voluntariamente muy vago, modalidades exis-
una minoría, no puede dejar de tener repercusiones tenciales que se sitúan por debajo del nivel de la
muy extensas, y resonar aun en aquellos que no conciencia cotidiana.
parecen participar directamente. Por otra parte, de ninguna manera me propongo
Señalemos además que el arte contemporáneo, en insistir sobre el aspecto estético del problema que
algunas de sus expresiones más desconcertantes, abordo y si me refiero a él es porque tiene la ven
constituye un testimonio irrecusable de lo que bien taja de hacerlo más patente.
podría llamarse una alienación, tomando esta pa Tomaré como punto de partida de mis propias
labra en un sentido mucho más general que el que reflexiones el notable análisis con que comienza la
tiene en una perspectiva marxista. Por alienación importantísima obra del filósofo alemán contempo
entiendo el hecho de que el hombre parece haberse ráneo Hans Zeher, titulada El hombre en este mun
tomado cada vez más extraño a sí mismo, a su pro do. Apareció en Hamburgo en 1948. Se encuentra
pia esencia, al punto de poner en duda esa esencia, en ella una toma de conciencia extraordinariamente
de rehusarle al menos toda realidad original, como lúcida de la situación del hombre contemporáneo.
hemos podido verlo en las expresiones extremas del El autor concentra primeramente su atención sobre
existencialismo contemporáneo. Ocurre como si el lo que él llama el hombre de la barraca.
arte, en un Picasso por ejemplo, viniera a manifestar Ese hombre tiene alrededor de 45 años. Los ca
—es decir, a hacer manifiesta— la imagen deforma bellos grises. Podría tomarse por una sonrisa irónica
da y, por así decirlo, irreconocible que el espejo in cierta mueca de su rostro, pero poco a poco se des
terior nos devuelve. En efecto, es difícil admitir cubre que esa mueca debe tener otro significado pues
seriamente que esta deformación se obtenga en for es permanente: más bien debe pensarse en una es
ma arbitraria, que no sea más que el producto de pecie de congelación de los rasgos. Ese hombre po
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12 GABRIEL MARCEL
seyó un hogar, una casa con muebles, tierras, una mero. Sin embargo, ese hombre no es un número,
granja, animales. Tenía padres, una mujer, hijos, es un ser vivo, un individuo, y en cuanto tal nos
seres próximos habitaban su contorno. Pero ya no habla de una casa, una casa bien determinada que
posee más que lo que lleva encima. Trabaja ocho fué su casa, de los suyos que también fueron indi
horas por día, quizá en la reparación de un ca viduos, de los animales cada uno con su nombre.
mino; tiene qué comer, y aun esa comida es buena. A todo esto se refiere ese hombre cuando plantea
su interrogante sin respuesta: “¿quién soy? ¿qué
Cuando no está demasiado cansado puede conseguir
sentido tiene todo esto?” ¿Acaso otro hombre, tam
en la aldea pequeños trabajos que lo ayudan, que le
valdrán un suplemento en su alimentación, o un poco bién un individuo, podría explicárselo? Podría ha
de tabaco. No puede decirse que la colectividad no cer todos los esfuerzos necesarios para introducir a
se haya preocupado por él, y aun él no lo diría. nuestro hombre en su propia vida, en su universo,
Habla poco, lento, circunspecto. Habla de lo que hasta podría compartir con él lo que posee. Sólo
poseyó en otros tiempos, de los suyos, de su gran que esa vida, ese universo, no son intercambiables
ja y entonces se convierte en un ser humano en el y no sería una respuesta.
presente, mientras que antes lo era en el pasado; muy Cosa extraña, es justamente porque ese otro hom
pronto recae en su mutismo. Pero ya había plan bre sabe quién es y por qué vive, que no puede
teado un interrogante, siempre el mismo, y por cier responder a la pregunta del hombre de la barraca.
to no espera obtener respuesta: ¿quién soy? ¿por Sólo imperfectamente puede comprender esa pre
gunta porque no sabe lo que es haber perdido su
qué vivo?, ¿qué sentido tiene todo esto?
patria, su casa, con todo lo que ama. Y aun si hu
El Estado no puede responderle. No conoce más
biera perdido todo eso, se encontraría en la misma
que conceptos abstractos: empleo, reforma agraria,
situación, más próximo por consiguiente, pero es
etc. Lo mismo ocurre con la sociedad en general:
probable que entonces se plantearía la misma pre
lo que existe para ella es el socorro a los refugiados,
gunta, lejos de poder responderla.
las ayudas de urgencia, etcétera. Siempre abstrac
De este modo el problema se agudiza. No con
ciones. En el universo del Estado y la sociedad ese
cierne a tal individuo en particular sino a todos los
hombre ya no representa ninguna realidad viva. Es
un número en una ficha, dentro de una carpeta que hombres que viven en el mismo cobertizo. La pre
gunta es como una nube que flota por encima de la
tiene una infinidad de fichas cada una con su nú
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14 GABRIEL MARCEL
infinidad de máscaras; la del nacionalismo, de la
barraca, del campo entero, pero hay muchos otros
raza, del nacionalsocialismo, del capitalismo, del so
campos semejantes. Pesa sobre todo ese país, sobre
una parte del mundo. cialismo o del comunismo.
Sin embargo, el conocimiento científico no ha po
Nada preparaba a nuestro hombre para plantearse
dido cambiar nada de lo ocurrido, quizá hasta ha
esa pregunta. Antes sabía quién era y por qué existía
contribuido a hacer los conflictos todavía más agu
y cuando, animado por su narración se convierte por
dos. Lo mismo sucede con todas las máscaras. Se
algunos instantes en un hombre viviente, lo sabe de
puede muy bien inventar una nueva teoría, o un
nuevo. Pero los años pasan. Está atormentado, gas
nuevo culpable: el número de los que han perdido
tado por esta pregunta sin respuesta. Aunque sur
todo es demasiado considerable para que tales in
giese ante el oscuro abismo de la nada, ante el
venciones, digamos hasta tales descubrimientos, pue
vacío absoluto, ese es su destino. Un poder extraño
dan satisfacerlos. Pero, qué hueco y mezquino pa
e incomprensible le ha quitado todo lo que consti
rece todo esto en presencia de la nada.
tuía lo suyo, todo lo que le permitía adquirir forma.
¿Por qué creí que debía reproducir a grandes ras
Pero ese hombre no está allí simplemente por él
gos este análisis que para una mirada superficial
mismo, por su propia cuenta. Es también el último
parece que sólo se refiriese a un caso extremo, el de
eslabón de un desarrollo histórico, cuya última po
los desdichados a quienes se llama con un eufe
sibilidad señala. Hace 30 años que se prepara esta
mismo bastante irritante “personas desplazadas”?
cuestión para todo un continente; pronto lo será
Es que en realidad en una situación como la de
para todo el planeta.
nuestro mundo actual el nihilismo es contagioso, y
¿Quién es responsable de que esto suceda? Las
sobre este contagio centraremos nuestra atención.
respuestas son de dos tipos: se dirá que esos acon
Si me encuentro realmente en presencia del hom
tecimientos se produjeron por sí mismos sin que el
bre de la barraca, si me veo en la obligación de
hombre interviniese para nada, o bien se preten
imaginar tan concretamente como pueda las condi
derá que el culpable es el otro. En el primer caso
ciones en las que surgen esas preguntas trágicas y
el hombre tendrá el deber de descubrir las leyes
sin respuesta: ¿quién soy?, ¿por qué vivo?, es im
que rigen tal devenir y adaptarse a ellas. En el se
posible que no me sienta interiormente afectado y
gundo caso habrá que exigir que el culpable rinda
al fin de cuentas alcanzado por esas preguntas.
cuentas: pero ¿quién es? Lleva una máscara, una
Í6 Ga b r ie l Marcel EL HOMBRE PROBLEMÁTICO 17
En primer lugar puedo, o aun debo imaginar que forma que hoy le parece imprudente, se vacía de
ese extremo desamparo puede mañana ser el mío. significado, o al menos digamos que de pronto está
No me es difícil evocar circunstancias por conse como afectada por un signo que la hace aparecer
cuencia de las cuales yo mismo podría encontrarme con luz nueva e inquietante. Lo que creía normal
mañana en una situación idéntica a la de esos des no es decididamente tan normal como esto, quizá
dichados cuya suerte fué para mí en el primer mo sólo se realiza a favor de condiciones bastante excep
mento objeto de asombro y de escándalo. cionales, y que seguramente no presentan las ga
Esto es verdadero a la vez de hecho y de derecho: rantías de duración absoluta que muy ingenuamen
digo de derecho porque no tengo ninguna razón te dábamos por supuestas.
para suponer que esos hombres merecieron su des Es singular que a partir del momento en que la
tino y pensar que yo por el contrario estoy exento atención se concentra con fuerzas suficientes sobre
de todo reproche. Si soy inocente, lo son como yo; el hombre de la barraca o sobre el deportado, se
si son criminales, lo soy también. diría que se trasforma en un proyector permanente,
Puede decirse, en suma, que ante nuestros ojos que ilumina en forma nueva y muy inquietante otras
la falta de sentido se extiende como una mancha de situaciones humanas que se admitían abstractas o
aceite. Así se produce una extraña mutación interior globalmente porque no se había tomado el trabajo
que toma el aspecto de un verdadero desarraigo. de imaginarlas, digamos por ejemplo, la situación
Cuestiones enteramente nuevas se plantean, insisten del proletariado en países lejanos como la India, el
en plantearse allí donde hasta entonces parecía ha Irán o Egipto, y así acercándonos cada vez más has
ber un orden que contenía en sí mismo su propia ta que llegamos a los que están a nuestras puertas
justificación: ese orden mismo al que pertenecía el y cuyas condiciones de existencia hemos admitido
hombre de la barraca cuando era todavía un ser durante tanto tiempo, sin hacer jamás el esfuerzo
vivo o cuando estaba en el presente. oneroso, o hasta peligroso, de imaginar concretamen
Aquel para quien reflexionar se ha convertido en te lo que pueden ser.
un menester, en una necesidad primordial, toma ¿Al menos tendremos el recurso de refugiarnos
conciencia del carácter precario y contingente de en una interpretación clave como el marxismo? No
las condiciones que constituyen el marco mismo de su es difícil comprender la especie de comodidad psi
existencia. La palabra “normal” que usaba en una cológica que sin ninguna duda experimentaríamos
18 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMÁTICO 19
instalándonos en ella. No sólo nos suministraría una del marxismo, o al menos de una interpretación qui
explicación al menos aparente de la miserable con zá abusiva pero que se quiere ortodoxa de esta doc
dición en la que se encuentran las innumerables trina, innumerables seres han sido colocados en
víctimas cuyo insoportable destino se nos ha hecho condiciones que les quitan toda realidad concreta.
visible; no solamente nos permitiría —lo que es có Parece que cierto corazón sangrante del ser hu
modo— dividir a los seres humanos en dos catego mano, de la existencia humana, se ha puesto al
rías, opresores y oprimidos; sino que aun nos pon desnudo en nuestros días en condiciones que vuel
dría en condiciones de conferirnos a nosotros mismos ven profundamente sospechosas para un espíritu lú
una especie de certificado de excepción por el cual cido toda tentativa para recubrirlo, para disimularlo.
tendríamos la seguridad de “estar del buen lado”. A propósito utilicé esa expresión aparentemente muy
Por supuesto, lo que podría llamarse la “pertenencia imprecisa: un cierto corazón. En efecto, no se trata
marxista” no implica de por sí nada que se asemeje de algo que con todo rigor puede llamarse una
a ese fariseísmo. Pero sólo es efectiva, respetable esencia. En la perspectiva que se nos ofrece, el
cuando se traduce en un compromiso concreto, en problema de la esencia puede parecer, al menos en
una participación en cierta lucha. primera instancia, secundario y casi insignificante:
Salvo que la reflexión, si arbitrariamente no se por ejemplo ¿cuál es nuestra reacción si se nos re
coloca un seguro, muestra con bastante rapidez que cuerda que el hombre, como lo dijo Aristóteles, es
tal interpretación no es más que un refugio, que no un animal racional? No se me ocurre decir: “esta
da cuenta de lo que está en cuestión y que, por fórmula es falsa”, pues, sobre todo si colocamos el
otra parte, como ya lo hemos podido presentir, im acento en la relación entre razón y lenguaje articu
plica, o entraña invariablemente, esta substitución lado, 110 puede discutirse seriamente. Mas bien es
de lo concreto por lo abstracto, del individuo por la taríamos tentados de decir que nos parece posada
ficha, que es precisamente el mal que tratamos de sobre una realidad a la que no estamos seguros de
comprender. que se adhiera estrechamente, hasta podríamos de
Además, si volvemos a la situación de donde par cir que nos parece menos significativa que a nues
timos, la del hombre de la barraca, ¿cómo el mar tros antecesores. La justificación profunda de las
xismo, o algo que se le asemeje permitiría enfren filosofías de la existencia quizá consista sobre todo
tarla? Por el contrario comprobamos que en nombre en el hecho de que han mostrado la imposibilidad de
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considerar un ser existente sin tener en cuenta su exis EL HOMBRE PROBLEMATICO 21
tencia, su modo de existencia. Pero sobre esta existen nerse en la forma tradicional de concebir las rela
cia misma las palabras “animal racional” no nos ciones de esencia y existencia, y admitir que ésta,
proporcionan ninguna verdadera aclaración. A lo la existencia, viene como a sobreponerse de una
más, podría introducirse la noción hoy corriente manera inexplicable o irrepresentable a una esencia
de proyecto y decir que entra en el proyecto del que se bastaría a sí misma.
ser humano el comportarse como animal racional. No Volvamos ahora a las preguntas que se plantea
obstante podría preguntarse si esta noción no es ba al hombre de la barraca: ¿quién soy?, ¿qué sen
equívoca. A primera vista parece presentar un sig tido tiene mi vida? Es evidente que estas cuestiones
nificado psicológico, pero en la reflexión esta apa no se resuelven respondiendo a ese hombre (o a
riencia se disipa. Psicológicamente es sin duda falso mí mismo si las tomo por mi cuenta): eres un ani
decir que todo ser humano tiene el proyecto de com mal racional. Respondiendo de esa manera se sos
portarse como un animal racional. Además quizá laya la pregunta. Dije más arriba que la falta de
tengamos razón al poner en duda la validez de una sentido se expandía como una mancha de aceite: es
proposición que se aplica a todo ser humano: quizá decir que yo que tengo una profesión, una patria,
por su forma misma implica una negación de lo medios de existencia, etc., no puedo menos que vol
específicamente humano. Quizá substituye, sin que ver en cierto modo esas preguntas hacia mí mismo.
lo sepa el mismo que la enuncia, cierta natura ¿Por qué es así? Por el contrario, razonemos y su
leza, cierto complejo definido biológicamente, a esa pongamos que me encierre a mí mismo prudente
realidad misteriosa, el ser humano de quien, des mente, celosamente, en la categoría favorecida de
pués de todo, quizá no se pueda hablar con propie aquellos para quienes esas cuestiones no se plan
dad más que en singular. tean. Pero si por un esfuerzo de imaginación he lle
Las filosofías de la existencia a que me referí, por gado realmente a colocarme en el lugar del hombre
otra parte, no postulan necesariamente la prioridad de la barraca, por sus propios ojos habré llegado a
de la existencia con relación a la esencia; por el considerar el movimiento por el cual me he coloca
contrario, es una afirmación cuyo único responsable do de una vez por todas en la categoría de los pri
es actualmente Jean Paul Sartre. Lo que esa filosofía vilegiados que saben quiénes son y por qué viven.
pone en evidencia es la imposibilidad de mante En otros términos, por la acción conjunta de la ima
ginación y la reflexión he podido operar un cambio
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que no sólo se refiere al objeto sino al sujeto mismo, siglo xix una conjunción del nacionalismo por una
al sujeto que pregunta. parte, de la revolución industrial por otra, cuyos
Pero en esta nueva perspectiva, a partir de esta efectos fueron muy nefastos en el plano de lo huma
nueva subjetividad, mi manera de tomar como dadas no. Pues ni siquiera puede decirse que el nacionalis
mis propias condiciones de existencia aparece como mo haya contribuido a hacer más soportable el yugo
una simple impudicia. En otros términos, me he de la industria o de la máquina; muy al contrario.
despegado de esas condiciones que espontáneamen Pero en realidad no habría que detenerse aquí.
te trataba como algo que cae por su peso y la con Sería necesario investigar por una parte cómo el na
secuencia de este despegarse es que bruscamente cionalismo y el industrialismo se han desarrollado
yo ya no sé quién soy. Observamos además —y esto conjuntamente, y por otra qué consecuencias tuvie
es muy importante— en el punto donde he llegado ron para la imagen que el hombre se ha hecho de
que la pregunta ¿quién soy? se ha profundizado sí mismo y del mundo en el cual arraiga. Es difícil
hasta alcanzar al sujeto mismo que se la plantea. discutir, en particular, que el nacionalismo bajo su
¿Quién soy yo que me pregunto por mí mismo? Que forma moderna y posrevolucionaria sea el produc
no se me diga que de esta manera me comprometo to de una ideología que se desarrolló en el siglo
x v i i i y se combinó, en condiciones muy difíciles de
a una regresión infinita. Esta regresión sería vana,
no cambiaría para nada la pregunta esencial. precisar, con un preromanticismo cuyos orígenes pa
Pero quizá a partir de este punto haya que volver recen situarse en Rousseau. Abandonada a su pen
hacia atrás, remontarse al pasado, en suma pregun diente natural, esta ideología llevaba más bien a
tarse cómo se ha creado históricamente la situación un cosmopolitismo de la razón. El nacionalismo sur
que hace surgir esta pregunta y su propio redobla gido de la Revolución Francesa se ha construido
miento. Se podría, pues, en esta etapa de la reflexión, en gran medida sobre la ruina de las comunidades
preguntarse de inmediato qué acontecimientos his de base que habían persistido hasta el final del An
tóricos pudieron producir los cambios de población tiguo Régimen, pero que el individualismo de la F i
o las deportaciones en masa que han llevado a la losofía de las luces contribuía inevitablemente a di
aparición del hombre de la barraca. No insistiré en solver. Por otra parte no se puede negar que haya
este aspecto puramente histórico del problema. Pero una conexión estrecha entre este hecho general y
ciertamente se puede notar que se produjo en el la desvitalización de la religión que se produjo en la
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misma época. Pero la Revolución Industrial, al me Pero lo esencial está en otra parte, o más exacta
nos durante la primera mitad del siglo xix, debió mente, debe buscarse en un plano que no es el
contribuir a agravar considerablemente esta tenden del desarrollo visible de los acontecimientos. Me
cia, por otra parte debida sobre todo a la influencia atrevería a decir, por mi parte, que el proceso que
de un liberalismo que en el plano económico, como concluye en el hombre de la barraca y en la ansiosa
bien sabemos, debía engendrar las consecuencias más interrogación alrededor de la cual gravitaban todas
inhumanas, al reducir al individuo a una condición sus reflexiones es una verdadera necrosis cuyo prin
cada vez más parcelaria, bajo la máscara de un op cipio es metafísico.
timismo que hoy nos parece el colmo de la hipocre En general, se puede decir que el hombre, si con
sía. Pero es de notar que el propio marxismo, a pesar sideramos la evolución histórica y sociológica tal
de la diferencia y aun la oposición de los postula como se ha desarrollado desde hace dos siglos, ha
dos, ha contribuido a prolongar el error liberal, es perdido su referencia divina: deja de confrontarse
decir que no hizo casi nada para instaurar el adve con un Dios cuya criatura y la imagen sería. La
nimiento de la persona. Como el liberalismo, perma muerte de Dios, en el exacto sentido que Nietz
nece a fin de cuentas tributario del espíritu de abs sche dió a esas palabras ¿no sería el origen del hecho
tracción, en lo que se distingue profundamente del de que el hombre se haya convertido para sí mismo
socialismo proudhoniano que por el contrario es en una pregunta sin respuesta?
hondamente respetuoso de lo concreto. Sin duda conviene precisar aquí, en la medida de
Todo esto no son más que algunas referencias, por lo posible, lo que debe entenderse por la expresión
otra parte, indispensables. Desde luego faltaría mos “la muerte de Dios”. Se ha observado que se encuen
trar cómo se han hecho posible las guerras totales. tra ya en un escrito de la juventud de Hegel, pero
Esas guerras por razones evidentes debían contri en un contexto que no permite atribuirle el sentido
buir a debilitar aun más el sentido de la dignidad preciso que tendrá para el autor de Zaratustra.
personal, y preparar el camino de manera paradó Sobre todo hay que referirse al célebre texto de
jica a un tipo de socialización que ya no tenía nada Gaya Ciencia y a su desarrollo en Zaratustra.
que ver con los pensamientos generosos que habían “Habéis oído hablar de ese loco que encendió
animado a los primeros reformadores socialistas a una linterna en pleno día y se puso a correr en una
mediados del siglo xix. plaza pública gritando sin cesar: ¡Busco a Dios,
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busco a Dios! Pero como allí había muchos de aque agua podría lavarnos? ¿Qué expiación, qué fuego
llos que no creen en Dios su grito provocó gran risa. sagrado nos veremos obligados a inventar? La gran
¿Se ha perdido como un niño?, decía uno. ¿Se ocul deza de ese acto es demasiado grande para nosotros.
ta? ¿Nos teme? ¿Se ha embarcado? ¿Ha emigrado? ¿Hay que transformarse en dioses simplemente para
Así gritaban y reían en confusión. El loco saltó en tener el aspecto de ser dignos de ella? No hubo
medio de ellos y los atravesó con la mirada. ¿Dón jamás acción más grandiosa, quienesquiera sean los
de se ha ido Dios?, exclamó. Voy a decirlo. Lo que puedan nacer después de nosotros, pertenecerán
hemos m atado.. . ¡Vosotros y yo! ¡Nosotros, todos por ella a una historia más alta que lo que fué hasta
nosotros somos asesinos! Pero ¿cómo lo hicimos? aquí ninguna historia.” (§ 125.)
¿Cómo pudimos desagotar el mar? ¿Quién nos ha En el libro V, escrito 4 años más tarde, en 1886,
dado una esponja para borrar todo el horizonte? Nietzsche se expresa de la manera siguiente:
¿Qué hicimos al desatar la cadena que unía la tierra “El mayor de los acontecimientos recientes —la
al sol? ¿Adonde va ella ahora? ¿Adonde vamos nos muerte de Dios, en otras palabras: el hecho de que
otros? Lejos de todos los soles ¿no caemos sin cesar la fe en el Dios cristiano haya sido despojada de su
hacia adelante, hacia atrás, al lado, de todos lados? plausibilidad— comienza ya a arrojar sus primeras
¿Hay todavía arriba y abajo? ¿No vamos errantes sombras sobre Europa. . . En general se puede decir
por una nada infinita? ¿No hace más frío? ¿No vie que el acontecimiento es demasiado grande, dema
nen siempre noches, cada vez más noches? ¿No siado lejano, demasiado alejado de las concepciones
hay que encender las linternas desde la mañana? de la multitud para que sea lícito considerar que la
¿No escuchamos todavía el ruido que hacen los se noticia de este hecho haya llegado a los espíritus,
pultureros que entierran a Dios? ¿No sentimos nada para que haya el derecho de pensar, con más razón,
todavía de la descomposición divina?. .. ¡Los dioses que mucha gente ya se da cuenta precisa de lo que
también se descomponen! ¡Dios ha muerto! ¡Dios ha ocurrido y de todo lo que se va a derrumbar
permanece muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado! ahora que se encuentra minada esa fe que era la
¡Cómo nos consolaremos nosotros asesinos entre los base, el apoyo, el suelo nutricio de tantas cosas;
asesinos! Lo que el mundo poseía de más sagrado y la moral europea entre otras. . . Debemos esperar
poderoso hasta ese día sangró bajo nuestro cuchi amplias consecuencias, gran abundancia de demoli
llo .. . ¿Quién nos limpiará de esa sangre? ¿Qué ciones, destrucciones, ruinas y conmociones: ¿quién
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28 GABRIEL MARCEL en el cénit de su fama, cuando fué recibido por los
podría adivinar bastante en nuestros días para com periodistas en Ginebra al día siguiente de la libera
prender esta enorme lógica, convertirse en el pro ción, les declaró a boca de jarro: “Señores, Dios ha
feta de esos inmensos errores, de esas tinieblas, de muerto.” ¿Cómo no ver que el sonido existencial es
ese eclipse de sol que sin duda la tierra todavía aquí absolutamente distinto, precisamente porque
no ha conocido nunca?” (§ 343.) ha desaparecido el terror sagrado y ha sido reem
Sería imposible acentuar demasiado la significa plazado por la satisfacción de un hombre que pre
ción o el alcance existencial de las fórmulas nietz- tende establecer su doctrina sobre las ruinas de algo
scheanas. Quiero decir que tienen una resonancia en que nunca creyó? Sin embargo, puede decirse
sin duda personal pero no exclusivamente subjetiva. que ya en Nietzsche la afirmación de la muerte de
Es cierto que Nietzsche en su juventud era creyen Dios presenta un carácter preliminar en el sentido
te, que Dios vivía entonces para él, pero también de que ese acontecimiento trágico prepara la venida
que más tarde estuvo como retirado de él. Es quizá del superhombre; ésta es posible sólo a partir del
justo señalar una analogía entre lo ocurrido en este acto por el cual el hombre afronta la muerte de Dios
sentido y la evolución trágica de las relaciones entre y se reconoce en cierto modo responsable.
Nietzsche y Wagner. Es muy característico que Nietz Heidegger, en el estudio consagrado a la muerte
sche no se haya limitado a ver en todo esto un acon de Dios según Nietzsche, en Holzwege, recuerda
tecimiento de su vida personal: este eclipse, que que con la conciencia de la muerte de Dios comien
juzga definitivo, tiene para él un alcance universal, za la de un trastrocamiento radical de los valores
y en ese sentido se puede hablar legítimamente del considerados hasta entonces como los más altos. El
profetismo de Nietzsche. hombre mismo pasa entonces a una historia dife
Pero no es todo. Nietzsche, como vimos, no se rente y más elevada, porque la voluntad de poder
limita a decir “Dios ha muerto”, en el sentido en se experimenta y reconoce como principio de toda
que Pascal, recordando un pasaje de Plutarco, decía: posición de valores. De esta manera —nunca se in
“el gran Pan ha muerto”. La afinnación nietzscheana sistirá demasiado sobre ello— Nietzsche pretende
es infinitamente más trágica puesto que dice que superar el nihilismo al que nos encontraríamos re
nosotros mismos hemos matado a Dios y sólo esto ducidos o condenados si nos mantuviéramos en la
puede explicar el terror sagrado con que Nietzsche muerte de Dios, si nos estableciéramos en esta com
se expresa. Me han asegurado que Jean Paul Sartre,
30 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMÁTICO 31
probación trágica, aun si deriváramos de ello una Según Nietzsche, el nihilismo proviene de haber
especie de goce perverso, en lugar de comprender pretendido aplicar con carácter absoluto al mundo
que no puede ser más que un punto de partida, algo las categorías de sentido y de totalidad. Aparece
así como un trampolín para el salto prodigioso, para cuando, después de haber supuesto en todo aconte
el impulso creador sin el cual el superhombre, la cimiento una totalidad y una organización tales que
superhumanidad es impensable. el bien del conjunto exigiría el sacrificio del indivi
Se desconocería pues totalmente la intención pro duo, se percibe al fin que no hay ningún conjunto.
funda de Nietzsche si no se pusiera en primer plano La idea de valor no podría sobrevivir a la desapari
su voluntad de superar el nihilismo. Para él, está ción del Todo, que le confería un carácter infinito.
ligada a la descomposición del cristianismo y quizá, Así Nietzsche podrá decir en La voluntad de poder:
aun más en general, del pensamiento idealista. Como “El nihilista es el hombre que del mundo como es
observa muy bien Jaspers, para Nietzsche el nihilis juzga que no debe ser, y del mundo como debe
mo proviene de la interpretación moral. “El cristia ser, juzga que no existe: en consecuencia la realidad
nismo ha creado un mundo simulado cuya no-ver empírica no tiene sentido.” (XVI, p. 84.)
dad es finalmente reconocida gracias a los instintos Pero precisamente el superhombre no es un ejem
de verdad que él mismo ha suscitado, y de manera plar particular de la especie humana en quien las fa
tal que ahora ya no queda nada. Porque en el cris cultades del hombre corriente estuvieran delibera
tianismo todo lo que tenía consistencia y valor era damente acrecentadas; no es tampoco una especie
simulación, desde el momento en que esto se reco de hombre que sólo surgiría por la aplicación de la
noce, la vida se hunde en una nada tal como el filosofía nietzscheana: es el hombre nuevo en su
hombre jamás ha visto. Ahora viene el tiempo en que plenitud, cuya humanidad consiste en el hecho de
debemos pagar por haber sido cristianos durante que la voluntad de poder se hace determinante con
dos milenios. Ya no tenemos el grave peso que nos relación a la realidad.
hacía vivir, durante algún tiempo no sabemos qué Por supuesto será necesario mostrar aquí que la
h a c e r... Ahora todo es completamente falso.” voluntad de poder, considerada como la esencia más
(Nietzsche, Werke, edición Nauman, XV, p. 160. íntima del ser, trata de realizar en un plano supe
Citado por Jaspers en Nietzsche, p. 248 de la tra rior lo que es ya en la vida; por tanto es aquello
ducción francesa.) que siempre debe superarse a sí mismo. Lo funda
32 GABRIEL MARCEL
EL HOMBRE PROBLEMÁTICO 33
mental aquí es la idea misma de superación. De
manera que el ser, que es voluntad de poder, domi degger está hasta cierto punto acertado, en particu
na la vida, como algo a lo cual está siempre dis lar en su último libro 1 al pretender que el pensa
puesto a abandonar por el ser verdadero. En estas miento nietzscheano se centra en una metafísica,
condiciones —aunque muchas expresiones que Nietz mejor dicho en una ontología, no explicitada.
sche utiliza a menudo desgraciadamente favorezcan Todas estas cuestiones presentan por sí mismas,
el contrasentido —es, sin duda, un grave error inter filosóficamente, la mayor importancia. Pero, en el
pretar la voluntad de poder como algo puramente terreno en que me he colocado lo que conviene re
biológico. Pero debe reconocerse que de esta mane conocer de hecho es que la fe en la venida del
ra lo que la doctrina gana en profundidad lo pierde superhombre, tal como se expresa en particular en
en claridad. Por mi parte estaría bastante inclinado Zaratustra, queda como un dato casi exclusivamen
a creer que Nietzsche, muy influido en cierto pe te nietzscheano en tanto que la afirmación de la
ríodo de su vida por el pensamiento de los natura muerte de Dios ha encontrado en una infinidad de
listas, y en particular de Darwin, llegó a servirse de espíritus una resonancia trágica y casi definitiva. Po
un lenguaje, de un equipo de nociones tomado ori dría reflexionarse largamente sobre las razones por
ginariamente de Schopenhauer y ulteriormente de las cuales esto ha ocurrido, como también sobre los
las ciencias de la vida, para traducir una intención motivos por los cuales la idea del eterno retorno
profunda muy difícilmente reductible a lo que ese que presenta para Nietzsche en la época de Zara
lenguaje podía vehiculizar. Esta disparidad, por otra tustra un valor tan eminente no constituye para nos
parte, debía entrañar históricamente consecuencias otros más que un elemento, por otra parte, muy sig
nificativo, de su temática personal.
desastrosas, puesto que los teóricos contemporáneos
del racismo y del nazismo, que en realidad se sitúan Mas lo que nos interesa sobre todo comprobar
en las antípodas del pensamiento nietzscheano, no aquí es que el trastrocamiento anunciado y exigido
dejaron de reclamar un parentesco, reproduciendo por Nietzsche, no sólo no se ha efectuado sino que
tal o cual fórmula que separada de su contexto po nos parece actualmente tan irrealizable como una
reforma monetaria que pretendiera cumplir un in
día justificar aparentemente las monstruosas empre
dividuo solo por más genial que fuese. Pero lo más
sas que conocemos.
grave es que hemos podido ver desarrollarse ante
En estas condiciones se podría pensar que Hei-
1 Was heisst Denken?, Niemeyer-Tübingen, 1954.
34 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMÁTICO 35
nuestros ojos una odiosa caricatura de ese trastroca gencia superior de inteligibilidad surge en nosotros,
miento, caricatura de la que se puede afirmar sin exigencia ante la cual las respuestas de la ciencia no
temor a equivocarse que hubiera sido para el autor pueden aportar ninguna satisfacción real. ¿Cómo
de Zaratustra objeto de indignación y horror. Para no sentirnos inclinados a ver en la locura de Nietz
estar seguro de ello basta referirse por ejemplo al sche la manifestación fatal y trágica de un espíritu
admirable capítulo IX de Más allá del bien y del de desmesura que se unía ya en cierto modo al
mal que se titula “¿Qué es lo noble?”, en particular profetismo de Zaratustra y a la concepción misma
los parágrafos 250 y 251 que trata de los judíos. del superhombre? Después de todo tal vez sería
Entonces la obra de Nietzsche nos aparece como imposible que aquel que se atrevía a presentarse
afectada por un verdadero signo de contradicción, como el anunciador del superhombre no reivindica
de manera que se puede presentar simultáneamente ra para sí mismo ciertos atributos de la sobrehuma-
como infinitamente peligrosa e infinitamente salu nidad y, por el peso de esta reivindicación, ¿no era
dable; y esta ambivalencia, más manifiesta todavía normal que un débil organismo humano terminara
que en Dostoievski por ejemplo, corresponde, sin finalmente por destruirse?
duda, a un rasgo general profundamente caracterís Sea lo que fuere, me parece bastante evidente
tico de nuestro tiempo. que en la hora actual es sobre todo el diagnóstico
Aun el destino personal de Nietzsche puede consi nietzscheano y también su pronóstico (en tanto po
derarse significativo, sintomático, si bien haya que damos disociarlo del profetismo propiamente dicho)
mostrarse al respecto extremadamente prudente y cir lo que puede y debe retenerse.
cunspecto. Pero en realidad parece muy difícil, cuan Lo que se ha producido casi ante nuestros ojos
do uno piensa en el naufragio final de Nietzsche, es una gigantesca devaluación en muchos aspectos,
limitarse a explicar desde el punto de vista de la comparable a la que tuvo lugar en tantos países en
medicina una tara fisiológica o una lesión. No se el plano monetario. Esta devaluación puede inter
trata por cierto de negar al médico el derecho de pretarse de diversas maneras, según se acentúe el
proceder a un tipo de investigación o aun de ex hecho de que ciertos valores ya no se reconocen
plicación que le pertenece; pero en presencia de un absolutamente, o bien sobre la forma en que se
gran espíritu, que más que nadie en su tiempo con pulverizan, es decir que dan lugar a apreciaciones
tribuyó a renovar el horizonte espiritual, una exi anárquicas e incoherentes.
EL HOMBRE PROBLEMÁTICO 37
36 GABRIEL MARCEL
En esas condiciones es totalmente comprensible una primera hipótesis quedamos reducidos a lo que
que muchos filósofos lleguen a la conclusión de que llamé una pulverización, una atomización, incom
el Yo crea los valores, lejos de estar dotados de una patible con la intención o la exigencia implicada en
realidad independiente. Hay que agregar que el Yo la idea misma de Bien. Por otra parte esta atomiza
de que se trata debe concebirse en un sentido em ción sólo puede engendrar un estado de guerra al
pírico; estamos en las antípodas del pensamiento de que únicamente la victoria puede poner término,
un Fichte que seguía siendo rigurosamente univer aunque sólo provisionalmente, pues la victoria pro
salista, aunque la experiencia haya probado que era voca el resentimiento de los vencidos y prepara así
susceptible de deslizarse peligrosamente por la pen el trastorno también provisional de lo que sólo era
diente del nacionalismo, o el imperialismo. Pero ac una situación de hecho. Pero es evidente que desde
tualmente en las filosofías existencialistas no se con el punto de vista mismo de la historia y la sociolo
cibe nada parecido. Más bien corren el riesgo de gía, esta idea de un Bien pulverizado o atomizado
concluir en la anarquía, o para evitar de perderse es indefendible, puesto que el Bien no se define
en ella, tratarán de concluir con doctrinas surgidas jamás sino en relación a un grupo, a una colectivi
dad. De esa manera, el problema se complica singu
de Hegel —preferentemente con el marxismo— los
compromisos más audaces. larmente y vemos aparecer la otra cara del dilema,
donde la sociedad substituye al yo. Pero tampoco
En realidad, como lo vió profundamente Nietz
éste es el camino por el cual podemos esperar esca
sche, el plano de los valores es aquel donde pode
parnos de un relativismo fatal. Ahora bien, la histo
mos captar mejor lo que significa la muerte de Dios.
ria, siempre que la consideramos en suficiente pro
En tanto se identifica con el orden suprasensible en
fundidad, nos enseña que la conciencia individual,
tero —agregaré por mi cuenta en la medida en que
en tanto portadora de valores universales, puede le
se organiza alrededor de una presencia inefable— se
nos hará imposible referirnos, por ejemplo, al Bien vantarse contra la colectividad y oponerle una justi
absolutamente hablando; el Bien aparecerá como cia verdadera —entendemos por esto afirmada como
inseparable de una decisión existencial que se reali verdadera— a la pretendida y engañosa justicia que
za en ciertas condiciones. la sociedad pretende imponerle. Pero es evidente
que todo el problema consiste en saber en qué con
De lo que acabo de decir resalta que el pensa
miento se encuentra abocado a un dilema fatal: en diciones podemos conferir sentido y valor a seme
38 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMÁTICO 39
jante oposición. El sociólogo, librado a sus solos que la experiencia y la historia oponen un desmen
recursos, quedará reducido a rechazar pura y sim tido formal, puesto que existen decadencias, deterio
plemente lo bien fundado de esas distinciones, o a raciones innegables, sino también —y en consecuen
declarar que ese individuo, ya se llame Sócrates cia— que fatalmente estaremos obligados a efectuar
o Cristo, no es más que el precursor que anticipa una selección entre los fenómenos o los aconteci
un orden que la sociedad ha de instaurar ulterior mientos que se suceden, para reconocer dónde se
mente. Pero no hay en esto nada que pueda consi sitúa el progreso. Pero ¿cómo podría efectuarse esta
derarse ni siquiera como el esbozo de una solución, selección sin recurrir a uno o varios criterios que en
pues quedaría por saber sobre qué se pretende fun sí mismos son trascendentes en el sentido que hemos
dar esta jerarquía entre el orden de una sociedad definido? Por tanto, parece que no hay términos me
llamada primitiva y el de la sociedad del mañana. dios: o bien se renuncia a toda valoración para en
Evidentemente, con la simple distinción temporal cerrarse en un subjetivismo radical, pero ya no será
entre el antes y el después no podemos fundar nada cuestión de progreso en ningún sentido; o bien se
que se asemeje a un juicio de valor. Únicamente po mantendrá un juicio de valor, pero sólo será posible
demos salir de esta situación inextricable declaran haciendo intervenir otra dimensión.
do que el individuo profeta es portador de cierto En esta perspectiva habrá que considerar de nue
mensaje que traduce una verdad trascendente. La vo la situación de que partimos, la del hombre de la
palabra “trascendente” tiene aquí un significado so barraca, así como el poder de contaminación de
bre todo negativo que importa aclarar. Queremos que, según vimos, está casi inevitablemente dotada.
decir que el valor de que se trata no puede ser re Es muy cierto —y tuve cuidado de insistir en ello—
conocido o saludado sino por una mirada que no que el hombre, reducido a un despojamiento tal que
se oriente por un eje puramente temporal, según su vida carece para él de sentido, conserva el re
una línea que una simplemente el antes y el des cuerdo de una vida distinta que presentaba todavía
pués. Sólo podríamos escaparnos a la necesidad de un carácter de plenitud. Se trata entonces de saber
introducir esta dimensión que bien que mal expresa qué apreciación de esa otra vida, de ese otro mundo,
la palabra “trascendente” estableciendo en principio es posible a partir de una situación que es la de un
que la evolución en sí es un progreso. Pero debe hombre totalmente desposeído. Podemos preguntar
mos responder no sólo que éste es un postulado al nos si esa experiencia de la nada —pues así pode
V
40 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMATICO 41
mos definirla grosso modo— no roerá retrospectiva te de saber si algo muy profundo en nosotros no re
mente como un ácido ese pasado feliz. Esto en un chaza esta especie de fragmentación cuando se trata
primer momento puede parecer absurdo, pues po de seres, del ser. Esto es tan verdadero en el ejem
dría decirse que ese recuerdo es lo que es y no plo particular que tomé como punto de compara
debería ser afectado por el presente, cualquiera sea. ción como en la situación general a que apunta toda
Pero es de temer que esta objeción sólo repose en esta investigación. Lo que llamé intimidad no se re
la idea, completamente ilusoria, según la cual el ducía a la comprobación de un estado agradable:
recuerdo sería asimilable a una efigie en cierto implicaba espera, confianza en un porvenir que ven
modo objetiva que guardaríamos como guardamos dría a confirmar y sin duda hasta profundizar la
un álbum de fotografías en un cajón. Pero el recuer experiencia actual. Ahora bien, esta espera justamen
do es otra cosa, es una cierta manera de revivir una te ha sido defraudada. Entonces la intimidad misma
experiencia anterior, podríamos decir que es una ex se presenta como habiendo sido mentirosa.
periencia de segundo grado, y si es así, el contagio En realidad, es casi lo mismo para quien se creía
del pasado por el presente se hace posible y casi establecido en cierto modo de existencia donde todo
inevitable. Como ocurre a menudo, en este caso las parecía colmado. También aquí, cierta confianza tal
imágenes más fecundas son las que provienen de vez implícita, quizá inarticulada, ha sido traiciona
la teoría de la luz: esta plenitud que caracterizaba da, pero no por alguien en particular sino por algo
a la experiencia pasada corre el riesgo de aparecer que no se sabe realmente cómo llamar y que parece
ahora bajo una luz que la presenta como irrisoria. ser el elemento mismo en el cual existimos. Por otra
Es casi lo que le ocurriría a un hombre que, descu parte es evidente que esta preposición en traduce
briendo que su mujer o su amigo acaban de traicio en forma muy inexacta una relación infinitamente
narlo, evocara la intimidad en que antes vivió con más íntima, y comparable en todo a la que liga al
una u otro: será como si esa intimidad en la que ser vivo con la atmósfera que necesita para respirar,
creyó de pronto comenzara a hacerle muecas. Se es decir a un elemento que no sólo lo rodea sino que
podrá responder que es injusto, y tal vez absurdo, lo penetra. Ahora bien, es este elemento casi inde
hacer resonar así un acontecimiento posterior en un signable el que de pronto se presenta como traición,
momento de la vida que, considerado en sí mismo, y tanto más cuanto justamente en él el hombre había
presentaba un valor positivo. Pero se trata justamen depositado esa confianza en sí misma informulable
42 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMATICO 43
pero que parecía confundirse con la vida misma. rente de la de Nietzsche, que muchas soluciones, pa
No vacilamos en decir que el nihilismo, en tanto es liativos en los que el espíritu se detiene, en particu
vivido, es decir cuando no se reduce a una simple lar en las filosofías idealistas, son como etapas de
afirmación teórica, se presenta siempre como la pro un camino que conduce al nihilismo.
longación, el desarrollo de este descubrimiento ele Pero aquí se impone una observación de funda
mental del que podría decirse también que es algo mental importancia: un proceso auténticamente es
como una convulsión: esa unidad que creíamos indi piritual no puede, en verdad, ser asimilado al que
soluble entre la vida y la confianza en la vida era se desarrolla en el plano de la vida orgánica, por
mentira; también pasa lo mismo con los valores, la intervención de la libertad, y es ella, sólo ella la
pues, como ya lo dejé entender, éstos se organizan que interviene en el acto mismo que consistiría en
alrededor del sentimiento inefable de esta unidad. negarla.
¿Quizá convendría expresarse con más rigor y decir Retomemos nuestros ejemplos, y en primer lugar
que cuando los valores se dejan disociar de esta afir el que nos sirvió de ilustración, el del hombre trai
mación central, desde ese momento se fragmentan y cionado por su mujer o su amigo. Si me identifico
al mismo tiempo cada uno de ellos parece desvitali por el pensamiento con ese hombre podré razonar
zarse, reducirse a su propio esqueleto, reducirse a de la siguiente manera: es verdad que lo que se
algo que sólo se reconoce como una idea? En otros me presentaba retrospectivamente como mi felici
términos, el valor ya no se adhiere a la realidad, dad comportaba una esperanza implícita y es verdad
cualquiera sea, por otra parte, la verdadera natura también que esta esperanza ha sido defraudada.
leza de ésta. Pero ¿debo concluir por eso que todo haya sido
Habría que ver, pues, en el nihilismo el límite mentira en esa experiencia que entonces fué mía?
de un proceso de descomposición que se opera a Sólo puedo afirmarlo por una libre decisión tomada
partir del momento en que, de una forma u otra, la desde el momento en que estoy, y esta decisión to
plenitud original de la experiencia vivida se deshace, mada en el sentido de la negación o de la nada po
y debemos pensar en la decadencia y en la muerte dría muy bien constituir un acto de infidelidad o de
pues allí encontramos la expresión más visible, más ingratitud, puesto que llega a declarar nulo un don
significativa, de este proceso. Por otra parte, habrá sin embargo efectivo. Puesto que de todas maneras
lugar para mostrar, en una perspectiva no muy dife debo decidir, la verdad no estará más bien en el acto
44 GABRIEL MARCEL 45
EL HOMBRE PROBLEMATICO
por el cual reconozco la realidad de ese don, po puede producirse por razones evidentes pues no se
niendo el acento sobre esa realidad, no sobre las trata aquí de un desarrollo fatal o mecánico. Esa
condiciones, por dolorosas que sean, en las cuales participación en lo mejor puede parecerme algo de
ese don me fué retirado, es decir sobre la decaden lo que no puedo decir sin mentir que simplemente
cia operada en el ser que amaba. Esto se aplica aun pertenece al pasado. Notemos de paso la analogía,
más al caso tan frecuente en que nos rebelamos tan significativa, entre la idea de la que decíamos
contra el destino que nos ha quitado prematuramen que no era más que idea y un pasado del que se
te un ser querido, hiriendo así con una especie de diría que no es más que un pasado. Puedo llegar a
maldición retrospectiva la felicidad que ese ser nos descubrir que desde el momento en que testimonio
había dado. Aquí, en la forma más clara posible, la fidelidad proclamando el valor infinito de esa par
vemos que nos pertenece la decisión por o contra el ticipación, no obstante lo que haya podido ocurrir
ser; y esto quiere decir que en un caso afirmamos la luego, sucede como si una corriente que pudo pare
primacía del ser y en el otro la de la nada. cer interrumpida se restableciera, como si una fuen
Quizá nos sentiremos inclinados a observar, es te que parecía agotada volviera a correr, como si
verdad, que esta pretendida decisión consiste sólo la privación que me fué y continúa siendo tan cruel
en palabras que no cambian en nada la substancia perdiera su carácter definitivo, como si lo que yo
de las cosas. Pero justamente esto es falso porque lo hubiera perdido en cierto modo se me restituyera.
que cuenta no son las palabras sino la actitud inte Trataré de explicarme diciendo que si llego a adop
rior con respecto a la cual las palabras no son más tar la actitud interior que corresponde a la afirma
que el signo o el símbolo. Afirmando la primacía de ción de la primacía del ser, doy oportunidad a la
la nada, me repliego sobre mi desesperación, me en gracia, es decir, me coloco en posición para acoger
cierro interiormente, y en la medida de lo posible la, sin tener, por supuesto, la pretensión de provo
encierro a los otros en esta especie de prisión; en carla, lo que sólo tendría sentido si se tratara de
cambio es a la inversa si proclamo que lo que debe una potencia natural o física.
contar ante todo es esta participación en lo mejor que No dejemos de observar que todo lo que acabo
me fué acordada, aunque por muy poco tiempo. de decir se refiere al ser, no a esos valores separados
Pero en el segundo caso puede producirse algo del ser de los que dije que jalonaban el camino que
extraño y frente a lo cual todo cuidado es poco. Dije lleva al nihilismo.
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Ahora bien, todo esto podría ser de gran impor una parte en que cada uno de nosotros está conde
tancia para el problema que no ha dejado de preocu nado a esa mutilación, pues es la condición para lle
parnos desde el comienzo. gar a ser uno mismo, pero también en que está obli
Decir que el Yo crea los valores es desnaturali gado a rescatar esa falta, si lo es, por una especie
zar de la manera más peligrosa una verdad mucho de acción compensadora que en el fondo consiste
más profunda que se refiere no sólo a la libertad en la restauración de la unidad que ha contribuido
sino a la significación que le es inmanente, y hasta a romper por medio de su elección. Podemos pre
tal punto que si se la despoja de ella la libertad se guntarnos si este valor compensador no conferirá su
transforma en una absurda y gesticulante caricatura sentido más profundo al acto religioso tal como se
de sí misma. realiza en la oración o en el recogimiento, pero tam
Es mucho más verdadero decir que si el Yo inter bién en el poeta o en el artista. Fórmulas a prime
viene es como factor de descomposición del ser con ra vista tan desconcertantes como la de Heidegger
siderado en su plenitud, o, para emplear el lenguaje cuando define al hombre como el pastor del ser to
de Simone Weil, como principio de descreación. Si man ahora un significado profundo. Me esforzaré
el Yo está en el origen de los valores es en tanto que aquí por elucidarla un poco, sin preocuparme dema
éstos, como ya lo indiqué y como lo dijo perfecta siado de saber si mi pensamiento coincide perfecta
mente Heidegger, corresponden a un menos ser, es mente con el del filósofo alemán; me guardaré, en
decir, a una reducción operada en el ser. Esta reduc efecto, de adoptar su terminología que, por otra par
ción es, por otra parte, la condición previa de una te, es difícilmente transportable a nuestra lengua.
acción cualquiera sea, en tanto ésta presupone un Decir que el hombre es el pastor del ser es atri
proyecto. Podría decirse que el valor es como el buirle cierta responsabilidad ontológica. Pero esto
horizonte sobre el cual se destaca ese proyecto o esa no tendría propiamente hablando ningún sentido si
acción. Pero al mismo tiempo hay que reconocer, concibiéramos al ser dotado de existencia en sí, a la
como lo vió André Gide desde los comienzos de su manera de la naturaleza, al menos como acostum
carrera aunque sin llegar hasta el final de esta com bramos concebirla. Por otra parte, no sería cuestión,
probación, que toda acción, en tanto es una elec para que la fórmula tenga sentido, de reducir al
ción, es una mutilación, y hasta podría decirse una ser a modalidades del sujeto pensante, a la manera
injuria a lo real. La tragedia humana consiste por de cierto idealismo. Habrá, pues, que seguir un es
48 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMÁTICO 49
trecho canal entre dos concepciones opuestas, pero wortgerausch, a que se reduce entre los bárbaros
que deben, una y otra, ser descartadas. La extrema contemporáneos. Puede decirse que la palabra está
dificultad de la última filosofía de Heidegger pro expuesta a un doble peligro en tanto se algebriza ( en
viene justamente en gran medida del hecho de que particular por el abuso de iniciales y por las pala
trata de navegar entre dos escollos, y se diría que el bras obtenidas por yuxtaposición, U. N. O., U. N. R.
lenguaje le rehúsa en cierto modo sus servicios. Por A., etc.) o se degrada en un dejarse ir que se parece
otra parte, esto es tanto más paradójico cuanto que a una expectoración.
nadie como él ha mostrado tan fuertemente que hay E l verdadero problema consistirá en saber qué
una especie de santidad original en el lenguaje. “El relación hay entre la palabra cuando es pronuncia
lenguaje —escribió al comienzo de la Carta sobre da en su verdad, rigurosamente, y el ser propiamen
el humanismo— es la casa del ser, en él el hombre te dicho. Habría que reflexionar profundamente so
ha establecido su morada. El pensador y el poeta bre la esencia de la designación. A primera vista
son guardianes de esta habitación.” Pero hay que pareciera que consiste simplemente en la elección
agregar que el lenguaje no ha podido conservar su de un signo convencional destinado a servir de subs
pureza original, y que tiende, ante nuestros ojos, tituto a la cosa designada. Evidentemente no se
a convertirse en un sistema de signos, cuyo valor es puede decir que sea falso, pero esta interpretación
puramente instrumental y técnico. Así se explica el exclusivamente funcional parece que a pesar de todo
esfuerzo constante del filósofo alemán por ponerse deja escapar lo esencial, precisamente en tanto no
en contacto ya sea con poetas como Hólderlin, ya es funcionalizable. Podría ser interesante referirse
sea con filósofos presocráticos, que eran al mismo aquí a los casos, desgraciadamente cada vez más
tiempo poetas, como Aanaximandro, Parménides y frecuentes, en que un ser se designa por un número
Heráclito. El peligro consiste en que demasiado a de orden; no sólo pienso en la prisión, sino en el
menudo procede a una reconstrucción abstracta hospital y hasta en el gran hotel. En todos esos casos
a partir de sus propias intenciones en lugar de pre se elimina ese residuo no funcionalizable que por el
guntarse lo que esos pensadores quisieron decir contrario está tan misteriosa y realmente presente
efectivamente. Sin embargo es difícil acusarlo en cuando se da nombre a un niño que acaba de nacer.
principio. Max Picard también distingue entre la Pero es de notar que nuestro pensamiento corriente
palabra y la especie de ruido confuso inarticulado, a tal punto tiende a moverse en lo funcional que
50 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMÁTICO 51
tiene mucha dificultad para medirse con esta espe Estos diversos ejemplos se aclaran mutuamente.
cie de núcleo íntimo de la designación. Y sin em Si volvemos ahora al problema de la designación,
bargo, es manifiesto que estamos aquí ante la raíz cuando se refiere a un ser individual descubrimos
común de cierta magia y de toda poesía. Si, por otra que sólo puede comprenderse realmente en un sen
parte, pudimos decir con Heidegger que el hombre tido suprafuncional como un acto de amor. Elegir
es el pastor del ser, es evidente que esta fórmula un nombre para mi hijo no es sólo, y aun esencial
tampoco puede interpretarse en un sentido funcio mente, obedecer a cierta convención: es en reali
nal. Sería el último de los absurdos decir que la dad una forma de conferirle su identidad y como
función del hombre es guardar el ser como se guar de poner cierto sello sobre el acto mismo de la pa
da un rebaño, y si pude hablar de responsabilida ternidad. Por otra parte se comprende muy bien
des es en un sentido en sí mismo suprafuncional, por qué durante tanto tiempo y en países tan dife
el sentido en que soy responsable de mis propios rentes el niño era colocado, por el nombre que se
hijos. Podemos referirnos a la diferencia sutil que le daba, bajo la protección de un santo o de un
separa esta responsabilidad de la de la nurse a quien antepasado. Su identidad perdía con ello todo ca
los confío. Si nos colocamos en el plano de la fun rácter arbitrario o simplemente formal. En el sen
ción en cuanto tal esta diferencia ya no es percep tido más profundo de la palabra, el acto de nombrar
tible, pero desde el punto de vista espiritual es evi tenía un valor o un alcance religioso: era una con
dente; aquello en lo cual mi hijo me es verdadera sagración. Pero en un mundo donde el sentido de
mente consubstancial es lo que no existiría en el la comunión universal, a pesar de ciertas aparien
caso de la nurse. La experiencia de la vida contem cias engañosas, está en vías de desaparecer, el nom
poránea nos muestra, es verdad, que todo va siendo bre se dará bajo la influencia de la pura fantasía, lo
considerado cada vez más según la categoría de la que quiere decir que pierde su resonancia supra-
función, y así pudimos ver a tal político reclamar individual. Vemos claramente que la designación
una remuneración para las madres de familia. El metafísica en principio, puede degradarse ya fun-
hecho de que el absurdo intrínseco de tal proposi cionalizándose, ya reduciéndose a la expresión de
ción pueda no reconocerse inmediatamente y con un capricho.
independencia de toda explicación muestra clara Pero podríamos preguntarnos si tales observacio
mente que el sentido del ser está por desaparecer. nes no proyectan cierta claridad sobre el misterio
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del lenguaje en general. No pretendamos formular en tanto el mundo se convierte para él en su casa.
una hipótesis cualquiera sobre el origen del lengua En realidad se trata de una doble incorporación pues
je, limitémosnos a señalar que el problema del ori se puede decir a la vez que el niño trata cada vez más
gen parece cada vez más obscuro, que se confunde al mundo como una prolongación de su propio cuer
con el de la aparición del ser humano, algunos dirán po, pero también que llega a considerarse a sí mis
de la hominización, pero de todas maneras, las pseu- mo en cierto modo como el cuerpo de un mundo
doexplicaciones naturalistas revelan aquí su radical que sería su alma; y aquí habría que tratar de com
insuficiencia. Lo que importa es más bien tener pre prender el oficio misterioso que desempeña el en
sente la conquista del lenguaje tal como se opera sueño en el crecimiento del niño.
en el niño; es claro que en principio sólo puede efec Quizá comenzamos a entrever confusamente cómo
tuarse al calor de un hogar y que no se realiza sin esos pensamientos a la vez difíciles y sin embargo
una especie de deslumbramiento continuo al con tan próximos a lo más íntimo y a lo más ardiente
tacto con las cosas. Como contraparte se concibe fá en la experiencia en formación, nos permiten orien
cilmente lo que llega a ser el lenguaje en un ser tarnos con relación a la cuestión planteada inicial-
que no es amado, que vive en medio de despojos mente, la que surgía en el hombre de la barraca.
humanos, y corre el riesgo de convertirse en un Se presenta, en suma, como en la situación límite
deshecho. Así aparece a la vez directamente y a de un ser colocado en condiciones a tal punto deshu
contrario la relación, tan íntima que apenas puede manizantes que su propia humanidad le parece que
pensarse, entre la eclosión del lenguaje y las condi estuviera separada de él, flotando como un sueño
ciones, humanas o no, en las que esta eclosión se en el que ya no cree y que sin embargo despierta en
realiza. Humanas o no, significa penetradas o no de su alma una invencible nostalgia. La verdad es que
amor. A medida que aprende a hablar donde esas el hombre de la barraca es víctima de un crimen sin
condiciones son positivas, el niño participa de una nombre, pero que presenta la particularidad atroz
especie de recreación del mundo. Pero, como tuve de no ser imputable a nadie en particular. Encon
ocasión de repetir a menudo, crear no es nunca pro tramos aquí desde luego, los temas tratados profé-
ducir; no caigamos en los absurdos del idealismo ticamente por Kafka en sus novelas y en sus cuentos.
subjetivo. Si el niño recrea el mundo, es en un sen Pero hay que declarar que el anonimato en el cri
tido muy íntimo y además muy difícil de expresar men no suprime el crimen, simplemente denuncia
54 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMATICO 55
su carácter metafísico. El error más fatal que po cosas a su simple constitución material. Para el espí
dríamos cometer consistiría en imaginarnos que este ritu de seriedad en efecto el pan es deseable por
anonimato es el signo de una necesidad histórica ejemplo porque hay que vivir (valor escrito en el
en nombre de la cual el crimen podría o debería cielo inteligible) y porque es nutritivo. . . El hom
absolverse. Ahora bien, el intelectual de hoy está bre busca al ser a ciegas, ocultándose el libre pro
expuesto a una tentación que debe ser denunciada yecto que es esa búsqueda, se hace tal como es
implacablemente por el filósofo. Existe el peligro esperado por las tareas colocadas en su camino. Los
de que se establezca una especie de convergencia objetos son exigencias mudas y no hay en sí nada
muy peligrosa entre una filosofía de la historia de más que la obediencia pasiva a esas exigencias”.
esencia marxista y un existencialismo centrado sobre ¿Pero qué es lo que se opone aquí al espíritu de
la nada, o sobre la anulación que define la condición seriedad sino una exaltación de la libertad humana
humana a partir del acto en sí ininteligible e injusti a partir de la afirmación de un vacío absoluto que
ficable por el cual el hombre sería arrojado al mun es como su contraparte?
do (Geworfenheit). Recordemos lo que dice Sartre Lógicamente semejante posición implica un ab
de la realidad humana ( L’étre et le néant, pág. 516). soluto anarquismo pues es imposible ver sobre qué
“Para la realidad humana ser es elegirse: nada le principios podría basarse una jerarquía de los va
viene de afuera ni tampoco de adentro que pueda lores o de los modos de expresión de la libertad.
recibir o aceptar. Está enteramente abandonada, sin ¿Cómo al instaurar esta jerarquía no se ha de sa
ninguna ayuda de ninguna clase, a la insostenible crificar de nuevo el espíritu de seriedad? Sin em
necesidad de hacerse hasta en el menor detalle. Así bargo, merece tenerse en cuenta el hecho de que
la libertad no es un ser. Es el ser del hombre, es desde la publicación de L ’étre y le néant en 1943, y
decir, su nada de ser.” Desde este mismo ángulo a pesar de las críticas muy pertinentes que poco des
Sartre en la conclusión de su gran obra (pág. 721) pués dirigió al materialismo dialéctico, Sartre no ha
declarará que debemos renunciar al espíritu de se cesado de aproximarse a los marxistas y, sin afiliarse
riedad “que tiene por doble característica considerar todavía al partido comunista, de alzarse contra todo
los valores como datos trascendentes, independien anticomunista, cualquiera sea. Esta evolución que ló
tes de la subjetividad humana y transferir el ca gicamente parece totalmente injustificable, se explica
rácter 'deseable’ de la estructura ontológica de las probablemente desde el punto de vista de un psico
56 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMÁTICO 57
análisis existencial que pone al desnudo las inten mismo como un dato evidente. Y ese carácter estric
ciones profundas, el proyecto inicial del autor. No tamente problemático que el hombre desde ahora
puede dejarse de reconocer que el espíritu de serie está obligado a reconocerse va más allá de las cues
dad que ataca el autor de L ’étre tj le néant se con tiones particulares que se plantean en la perspectiva
funde para el en cierto modo, y por otra parte muy de disciplinas especializadas, tales como la paleon
arbitrariamente, con el espíritu burgués, como si cier tología, la biología o la antropología científica. Me
ta clase tuviera el monopolio de ese idealismo contra sentiría inclinado a expresarme aquí como lo hice
el cual se desencadena. Además no olvidemos que a propósito de las técnicas: es una ilusión, de
la palabra idealismo en este caso, como casi siem cía, imaginarse que el hombre, aterrado por las con
pre, es bastante engañosa pues se trata de hecho secuencias que puede engendrar el desarrollo de
de la creencia en la realidad intrínseca de los va la técnica, debería prohibirse a sí mismo el uso
lores, de suerte que ese idealismo podría muy bien de poderes cuyo terrible carácter ha reconocido. La
llamarse un realismo: ¿pero un realismo bastante técnica es algo que desde ahora debemos llevar,
diferente no está implícito también en el marxismo? asumir, bajo pena de negarnos a nosotros mismos.
No vemos bien cómo éste podría de alguna manera No es un fardo del que se puede prescindir para
identificarse con una filosofía de la libertad de tipo aligerar la marcha. Ocurre lo mismo, en un plano
sartriano. Si hay un denominador común es el ateís muy diferente, en lo que se refiere al angustioso
mo, y podríamos preguntarnos si no es ésta en parte problema que se le plantea tan pronto como deja
al menos la razón por la cual el marxismo ejerce de tomarse a sí mismo como algo acordado. Pero
tal atracción sobre Sartre. este podría ser el sentido profundo del descubrimien
Me parece que pueden sacarse algunas conclu to, digamos más precisamente: de la toma de con
siones de las reflexiones precedentes, si se consi ciencia nietzscheana. Quizá no sea ilegítimo pensar
deran en conjunto. que lo que ha muerto, perecido, es cierto modo de
La primera, quizá la más importante, podría for concebir ya sea a Dios mismo, ya sea más preci
mularse del siguiente modo: samente al modo determinado de relación que se
No está en nuestro poder, y ni siquiera en nues me une a ese Dios al cual en tanto hombre me re
tras posibilidades, retroceder hasta un estadio his fiero. Dije el modo de relación; pero no considero
tórico en el que el hombre podía aparecer ante sí toda relación, toda referencia cualquiera sea.
58 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMÁTICO 59
Pues una segunda conclusión a la que parece ción desde luego, sobre todo para el segundo, de
llevar nuestra búsqueda es que el hombre a partir abandonar la letra de la doctrina — pienso en el for
del momento en que trata de colocarse a sí mismo malismo en todo aspecto, en particular en el ético.
como un absoluto, es decir, de liberarse de toda Yendo de inmediato a lo que me parece esencial,
relación, de toda referencia a otro que no sea él creo que habría que terminar con la idea de un Dios
mismo, no puede en última instancia sino destruirse, Causa, de un Dios que concentre en sí toda causa
o bien, lo que finalmente viene a ser lo mismo, des lidad, o aun en lenguaje más riguroso, con todo uso
embocar en una idolatría que toma por objeto una teológico de la noción de causalidad. Justamente
abstracción tal como la clase o la raza, es decir algo aquí Kant nos ha mostrado el camino sin ir quizá
incomparablemente inferior a aquello de lo cual hasta las últimas consecuencias de su descubri
creía liberarse. miento. Diría, para reanudar el hilo de mi argumen
Pero, por este camino se nos presenta una ardua tación, que el Dios cuya muerte anunció verídica
investigación sobre las condiciones en las cuales es mente Nietzsche es el dios de la tradición aristoté-
tas referencias del hombre a algo distinto de sí, lico-tomista, el dios primer motor. Pero en esta línea
mayor que sí mismo, pueda mantenerse sin que el de pensamiento ¿qué significa el hecho de que el
pensamiento recaiga en los errores de los cuales, hombre se haya convertido, de una vez por todas,
por medio de la reflexión, ha intentado liberarse en cuestión para sí mismo? Veamos en primer lu
desde hace siglos. En lo que sigue me limitaré a gar lo que esto no significa. Como ya lo dije, es
algunas indicaciones cuya insuficiencia reconozco, contrario a toda razón conferir al hombre algo que
pero que al menos permitirán ver cuál es la direc se asemeje a la aseidad, al hecho de ser su propia
ción que debería seguir, en mi opinión, una filo causa, lo que es un puro absurdo. Quiere decir que
sofía bastante valiente para no dejarse intimidar por si pretendemos hacer un uso trascendente de la idea
ninguno de los dogmatismos que se enfrentan actual de causa, llegamos a una situación sin salida o lo
mente, tanto por el lado del ateísmo como del de que viene a ser lo mismo, nos perdemos en un labe
una teología todavía tributaria de categorías tradi rinto. Las palabras “uso trascendente” tienen aquí
cionales. Y me pregunto, no sin asombro, si a pesar un sentido muy preciso: significan un uso que des
de todo este camino no debería buscarse en la pro borda el plano de la instrumentalidad propiamente
longación no sólo de Platón sino de Kant, a condi dicha —es decir, donde el hombre ejerce su domi
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nio— o cualquier otro plano concebido, arbitraria su adhesión. Únicamente deberá guardarse del otro
mente o no, como análogo al primero. Pero el hom error, que es precisamente aquel en el que sucumbe
bre, principio de los instrumentos, sin duda no puede generalmente el idealismo, y que consiste en tratar
pensarse a sí mismo como producto de una acción como absoluto a ese yo de quien se ha establecido
instrumental trascendente. Si es cuestión para sí previamente que no puede asimilarse a una cosa y
mismo, quizá lo es ante todo en la medida en que que en consecuencia no puede prestarse al tipo de
le corresponde reconocer que en tanto agente está investigación o encuesta que se refiere a las cosas.
en el centro de toda representación causal. En efec Pero, se diría, negarse a tratar el sujeto individual
to, es de temer que la idea de causalidad, a pesar como un absoluto; ¿no es inevitablemente integrarlo
de los esfuerzos de los filósofos modernos para es en un nuevo sistema que sería en cierto modo deifi
piritualizarla, para desligarla, para separarla de sus cado, o al menos que tendría a Dios como centro?
anclas primitivas, sea inseparable de la existencia Justamente aquí se sitúa el punto crucial de toda
de un ser provisto de poderes instrumentales: es nuestra investigación: en tanto me trato a mí mismo
en suma bioteleológica. como problema debo rechazar esta solución que no
Pero desde este punto de vista la problematiza- puede ser sino ilusoria sin caer por eso en el error
ción del hombre por sí mismo se presenta bajo un de un idealismo subjetivo. La invocación, o la ple
nuevo aspecto. Para convencerse de ello conviene garia, que es la única relación viviente del alma
proceder a la interiorización, es decir, a la transpo con Dios, sólo es posible, sólo puede encontrar su
sición en el plano de la reflexión de un problema auténtico lugar en el estrecho canal que separa esos
que en principio estamos tentados de plantear en errores que, desde el punto de vista religioso deben
lenguaje objetivo. En tanto me trate a mí mismo juzgarse mortales: uno lleva a un fatalismo que des
como una cosa, no puedo dispensarme de una en truye la libertad, el otro al solipismo y al delirio.
cuesta sobre los determinismos que han concurrido Sin embargo —se preguntará, sin duda— ¿mi ple
a la producción de esa cosa. Pero las filosofías idea garia no se dirige fundamentalmente a aquel que
listas desde Kant están acordes en mostrar que no llamo mi creador? Pero habrá que responder que te
puedo, sin traicionarme, identificarme a esa cosa o nemos que realizar una distinción indispensable en
aun a una cosa cualquiera sea. Y en este punto aun tre el acto de crear y el acto de producir. Pensarse
una filosofía de orientación diferente debe acordarle como producto de nuevo sería pensarse como cosa.
62 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMATICO 63
El pensamiento cristiano más profundo siempre Por otra parte, es bastante claro que los términos
afirmó que Dios me ha creado libre: pero esto no espacio y vacío no deben tomarse literalmente. Es
es verdad sino en la medida en que él ha asignado como si, por una operación cuya intención sólo po
un límite a su poder de producción. Y justamente demos presentir, pero cuya naturaleza no podemos
sobre este límite —y no sobre este poder— debo fi concebir en manera alguna, un poder superior y sin
jar mi mirada a partir del momento en que concentro ninguna medida con lo que somos, por una limita
mi atención sobre mi ser y sobre las condiciones ción voluntaria y parcial de sí mismo, hubiera alqui
metafísicas de su posibilidad. Pero si no me engaño lado a cada ser vivo el terreno de su propio des
con las palabras debo reconocer que no concibo aquí arrollo. No dejemos de recordar que semejante forma
nada positivo, pues toda concepción positiva implica de presentar las cosas es muy inadecuada en tanto
sin duda una tentativa de reproducción imaginaria. parece implicar la idea espacial de un territorio que
En realidad me limito a circunscribir una suerte de sería repartido entre cierto número de beneficiarios,
espacio o de vacío en el cual descubro o decido es decir, en el fondo la idea de catastro. Se podría
que tengo mi ser. No es a mi conocimiento al que decir que la marcha de la conciencia religiosa, como
corresponde llenar este vacío sino, más bien, a mi la de la reflexión filosófica, consiste justamente en
acción, a lo que llamo mi vida. Lo mismo que se liberarse progresivamente de esta representación y
requiere cierta calidad de atmósfera para que sea orientarse en planos diferentes hacia la afirmación
posible la respiración —y si no respiro muero— dis espiritual según la cual cada uno de nosotros debe
cernimos aquí el elemento espiritual sin el cual nues reconocerse o encontrarse en todos los demás, sin
tra existencia se niega. Sólo que la comparación es perder nada de lo que constituye su originalidad
en cierta medida engañosa pues la atmósfera es algo íntima.
todavía definible objetivamente, un dato accesible Sin poder dar, por supuesto, ninguna imagen, de
si no a nuestros sentidos al menos a instrumentos todas maneras tenemos que concebir algo como un
que vienen a llenar las lagunas de la experiencia sen lugar donde se hace posible el encuentro de la liber
sible. Aquí, por el contrario, toda determinación ob tad y la gracia. En esta perspectiva la idea de gracia
jetiva debe considerarse imposible o destructora de debe considerarse fundamental y hasta diría que
sí misma, y nuestra situación fundamental implica sólo a partir de ella podemos, aunque sea torpe
que debe ser así. mente, elevarnos hacia la afirmación, no diría de la
64 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMÁTICO 65
existencia pero sí de la presencia de Dios. Sólo que la filosofía consiste precisamente, estoy convencido,
la casi insuperable dificultad que encontramos pro en forjar de nuevo categorías que se armonicen más
viene de que si no nos contentamos con las determi directamente con sus exigencias. Y, cuando hablo de
naciones demasiado abstractas y a veces verbales con filosofía, pienso evidentemente en primer lugar en la
las que el teologo se satisfacía tan a menudo en el ontología. Vuelvo a lo que indicaba precedente
pasado, estamos casi inevitablemente expuestos a la mente: si podemos de alguna manera, no digamos
tentación de naturalizar la gracia, es decir, a interpre hacernos una idea de la gracia, pero si orientarnos
tarla como una fuerza o como un suplemento de hacia aquello que, en condiciones de experiencia di
fuerza que emanaría no se sabe de qué misteriosa ferentes de las nuestras sería tal idea, parece que
central y a la que se asimilaría la potencia o la vo tendríamos que hacerlo considerándola como un fluir
luntad divina. Si tenemos que ser rigurosos, como he del ser. Pero para que estas palabras cobren una
dicho, en el rechazo de la objetividad; es que para significación concreta pienso que tenemos que re
salvaguardar lo que podemos llamar la santidad currir al método de aproximación concreta que traté
misma de Dios justamente tenemos que prohibirnos de definir hace ya más de 20 años. Estas aproxima
toda figuración de esa clase. Es cierto que en se ciones concretas se sitúan en la perspectiva de lo que
mejante tema la filosofía y la teología misma no luego llamé “la intersubjetividad”. Quizá no haya
pueden sino balbucear; y aquí la teología tiene con nadie, aun aparte de toda práctica o de toda convic
relación a la filosofía la ventaja de referirse direc ción religiosa precisa, que no haya tenido la experien
tamente a los testimonios que Dios ha dado de sí cia directa de esta afluencia de ser que puede emanar
mismo en la Revelación. Pero por otra parte se pue para cada uno de nosotros de una palabra escucha
de admitir que hasta una época relativamente re da, o a veces de una sonrisa o de un gesto. Estamos
ciente la teología ha tomado demasiado a menudo más allá de toda psicología, pues esta palabra o
su equipo conceptual de filosofías que por sus prin ese gesto son esencialmente portadores de algo dis
cipios no eran de ninguna manera acordes a las exi tinto que seguramente no se deja encerrar en una
gencias de la conciencia religiosa y por otra parte fórmula o en un concepto. Lo significativo es que
estaban ligadas a una epistemología y a una cosmo aquel que nos dirigió esa palabra o esa sonrisa se
logía altamente superadas. Una de las tareas más presenta ante nosotros, sin quererlo o aun sin tener
importantes y que actualmente pueden asignarse a conciencia de ello, como el testigo de cierta realidad
66 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMÁTICO 67
trascendente. Por supuesto este reconocimiento pue nuevas categorías y Bergson es quien ha abierto el
de ser en lo que nos concierne lo más inarticulado camino.
posible y esta realidad trascendente no sólo no puede Podría parecer que en los desarrollos que han
ser designada, sino que a menudo permanece como ocupado gran parte de esta conferencia me he ale
algo simplemente sentido. Si insistí tanto sobre el jado de mi propósito inicial. Sin embargo, creo que
hecho del encuentro, considerándolo investido de un no es así, porque a partir de la problematización del
valor espiritual imposible de sobestimar, es porque hombre por sí mismo o de que lo que algunos lla
ese hecho se sitúa exactamente en la misma pers man el pensamiento interrogativo, y únicamente a
pectiva, está afectado por un signo ontológico, lo partir de allí, la reflexión puede progresar en la
que quiere decir que ningún análisis psicológico dirección que acabo de indicar. Por otra parte, con
permite agotar su significado. ese espíritu, y oponiéndome a los que han tratado
Contrariamente a una tendencia que prevalece artificialmente de integrarme en lo que ellos llaman
hoy día en numerosos filósofos, extraños a toda ex existencialismo, declaré que la expresión neosocra-
periencia, diría que hasta a toda preocupación reli tismo parecía convenir mucho mejor al camino, a
giosa, sigo convencido que sólo con referencia a la veces vacilante, que emprendí desde la época en
gracia puede definirse en profundidad la libertad que empecé a pensar por mi cuenta. El pensamiento
humana; y que si se la considera en sí misma se interrogativo se opone en última instancia a todo lo
corre el riesgo de convertirla en su contrario o aun que se presenta como aserción o, para emplear un
de reducirla a una especie de analogía irrisoria y término inglés que no tiene equivalente en francés,
caricaturesca de los atributos de que previamente como statement. Lo propio del statement es ser o
se ha despojado a un Dios juzgado inexistente. En pretenderse sin réplica; presenta un carácter de fi-
otros términos, la libertad es esencialmente, sin du nalitij, y ello es verdadero para un extenso registro
da, la conformidad o el rechazo que adoptamos con de proposiciones que van de “dos y dos son cuatro”
relación a la gracia. Por otra parte ese rechazo siem hasta una afirmación tal como “Napoleón murió en
pre puede disfrazarse de falsa neutralidad. Lo im Santa Elena”, a pesar de las profundas diferencias
portante es sólo reconocer que la libertad, como la de modalidad que separan a ambas proposiciones.
gracia, no se deja traducir en un lenguaje de cau Por otra parte podría mostrarse sin dificultud que
salidad. También en este caso deben establecerse hasta una proposición hipotética del tipo: si es ver
68 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMÁTICO 69
dad que A es B es verdad al mismo tiempo que C interrogación. Así probablemente resulte absurdo
es D, se presenta también como un statement. Pero esperar de la prehistoria una respuesta completa y
lo que llamé la problematización del hombre por sí definitiva a la pregunta por el origen del hombre,
mismo presenta el carácter singular de no desem o de una cosmología científica, cualquiera sea, una
bocar into a possible statement: o quizá sería pre solución al problema de su naturaleza. De ninguna
ferible decir que esta problematización se extiende manera se trata de discutir los resultados obtenidos
al mismo tiempo a todo statement referente a los por las disciplinas particulares. Sólo debemos reco
orígenes, la esencia o el destino del hombre. Ade nocer que si sabemos más cosas sobre el hombre,
más, pienso que hay que cuidarse de confundir se estamos cada vez menos claros sobre su esencia. Has
mejante posición con el agnosticismo prevalente en ta me preguntaría si esta profusión de conocimien
el siglo xix, por ejemplo en Spencer. De hecho ese tos particulares en definitiva no es cegadora. Con
agnosticismo, por lo menos en Inglaterra, me parece ello quiero decir que parece excluir la posibilidad
que sigue siendo tributario de la idea desarrollada de esa respuesta una y simple, en suma de esa luz
por Hamilton según la cual el conocimiento sólo a la que algo en nosotros aspira invenciblemente.
consiste en establecer relaciones entre elementos da Hay que agregar que el hecho mismo de ese acre
dos, y como el ser absoluto está más allá de toda re centamiento o proliferación de la ciencia positiva
lación escapa necesariamente a sus redes y permane tiende a poner en duda la legitimidad de esta aspi
ce, como por definición, incognoscible. Pero el idea ración. Es muy fuerte la tentación de quedarse en
lismo crítico, y sobre todo hegeliano, ha mostrado de un positivismo que declararía no insolubles sino des
una vez por todas que esto implica una noción total provistas de sentido esas cuestiones fundamentales
mente abstracta del ser absoluto, a la que es imposi de la esencia o el destino del hombre sobre las que
ble acordar un valor último. Mi línea de pensamiento la ciencia no puede dar ninguna respuesta. Esta
es absolutamente distinta. El punto crucial me parece tentación puede y debe ser superada por el acto
el siguiente: un ser cuya originalidad más profunda mismo de una libertad que se reconoce irreductible
consiste tal vez no sólo en preguntar por la naturaleza a todos los datos del saber positivo. Pero aquí surge
de las cosas sino en interrogarse sobre su propia esen una nueva tentación, la del orgullo idealista, que
cia, se sitúa por ello más allá de las respuestas inevi erige esa libertad en absoluto, y concluye si no en la
tablemente parciales en que podría concluir esta negación expresa del ser, al menos en su debilita
70 GABRIEL MARCEL EL HOMBRE PROBLEMÁTICO 71
miento indefinido. Corresponde a la libertad llegada el cuerpo débil, la inteligencia, esa inteligencia de
al punto en que accede a la más alta conciencia de la que enorgullecía tanto, fuertemente disminuida.
sí liberarse en cierto modo de sí misma, quiero decir El temperamento gastado. ¿Qué puedo en realidad?
de su disposición perversa a afirmar su autosufi Mi valor profesional como estudiante de filosofía es
ciencia, y esta liberación no puede ser más que un muy débil, estoy muy por detrás de mis camaradas
acto de humildad por el cual se inmola ante la gra en cuanto a conocimientos, entrenamiento para ha
cia. blar o componer, autoridad para dirigir una clase. . .
Vemos así como la problematización o la interro Y bien, ese ser miserable que soy será, lo siento,
gación sobre sí mismo se transmuta al límite en un justificado si lo ofrendo. Lo es ya, puesto que hay
llamado que es en el fondo el acto único de la con seres a quienes doy cierta confortación. Pero, oh
ciencia religiosa, y que sólo en forma ficticia podrá carne, no te glorifiques. No quiero ser más que un
convertirse en una afirmación o en un statement. Es servidor.” 1
lo que yo siempre llamé la invocación, esa invo
cación cuya fórmula podría enunciarse así: tú que
eres el único que posees el secreto de lo que soy y
de lo que puedo ser.
Quizá esta final trasmutación sea, en última ins
tancia, obra de la gracia, siempre que acepte abrir
se ante ella quien ha sentido operarse en sí mismo
su misterioso trabajo.
Para terminar no podría hacer nada mejor que
citar algunas líneas tomadas del admirable testimo
nio, publicado hace algunas semanas, de un joven
israelita estudiante de filosofía que se convirtió al
catolicismo y murió en el infierno de Auschwitz:
“Me miro tal como aparezco a mí mismo. Una cria
tura malsana y quimérica, enamorado del bien en
intención, pero sin vigor cuando se trata de luchar; 1 Lettres d e Jacques Levy, pág. 152, ed. André Borre.
Segun da P a r t e
LA INQUIETUD HUMANA
í
todo pudo ocurrir por debajo, no digamos de toda duda, aquí como siempre, hay que responder que la
consciencia, sino de la consciencia reflexiva o sim realidad psicológica es mucho más compleja y fluida
plemente articulada. de lo que se creería a primera vista. En realidad
Desde luego no he considerado hasta ahora más puede haber inestables que no son inquietos, cuan
que un aspecto, por otra parte muy importante, de do la inestabilidad va unida a cierta ligereza como
la psicología del inquieto. La simple reflexión mues la que se encuentra en los seres muy superficiales.
tra que la inquietud es susceptible de irradiar en las Si el inquieto puede ser llamado inestable, lo es en
direcciones mas diversas. El celoso, por ejemplo, sentido muy particular y en tanto busca un equi
puede ser considerado como un inquieto, y en cier librio que sin embargo rechaza. Encontramos pues
tos casos también el avaro, aunque no puede decir al final de este análisis la contradicción interior que
se que la avaricia en sí exista a base de inquietud. llega a minar en cierto modo la existencia misma
Pero aquí pienso muy particularmente en la que se del inquieto.
relaciona con el temor de carecer de lo necesario. Conviene, pues, establecer en principio que no
Tales ejemplos contribuyen a mostrar el papel que hay ni puede haber una diferencia absolutamente
desempeña casi invariablemente en la inquietud cier tajante entre el inquieto y el ansioso. No estaría con
ta proliferación imaginativa que se desenvuelve siem forme al propósito general que persigo aquí dedicar
pre en la misma dirección. Creo que se podría com largos desarrollos a la psicopatologia propiamente
parar sin exageración esta proliferación malsana con dicha. Sin embargo, puede ser útil recordar muy rá
el desarrollo histológico anormal que se observa en pidamente cuál es la concepción de la angustia de
ciertas afecciones, en particular en las afecciones un maestro de la psicopatología como Pierre Janet.
cancerosas. Vemos como el inquieto puede ser tan Fiel a su método objetivo, se propone considerar
a menudo un obsesionado y de nuevo aquí observa siempre los sentimientos mismos como conductas.
mos distintamente el paso de lo normal a lo patoló “La angustia -d ic e —, acompaña siempre una reac
gico. De paso haré notar que estamos aquí en pre ción de fracaso que se produce a propósito de cual
sencia de una paradoja. Pues en principio podríamos quier acto, y es mayor o menor según la importan
sentir la tentación de suponer que la inquietud es cia del acto detenido por la reacción de fracaso.
ante todo una falta de estabilidad. Pero ¿cómo un Libramos una gran batalla para defender el suelo
inestable podría convertirse en un obsesionado? Sin patrio, la batalla está perdida. El sentimiento que
oo GABRIEL MARCEL LA INQUIETUD HUMANA 89
experimenta el soldado, que experimentan todos los tiende la inquietud cuando pasa del estado difuso
hombres del país, es una gran angustia. Prepara a lo que podría llamarse el estado concentrado.
mos un examen, realizamos las pruebas, sabemos Dejaré a un lado aquí la interpretación propia
que nos han rechazado: sentimos angustia. Lucha mente psicoanalítica y sobre todo la idea muy dis
mos a la cabecera de un niño enfermo, ensayamos cutible según la cual la angustia comenzaría en el
todo y la muerte se acerca: estamos angustiados.” individuo con el trauma del nacimiento, correspon
Pero podemos pensar con Juliette Boutonier que el diendo a una ruptura de la situación biológica de
lenguaje carece aquí de rigor y que, por ejemplo, equilibrio en la cual se encontraría el feto. Por inge
el candidato rechazado siente no angustia sino tris niosa que sea, esta idea presenta un carácter casi
teza, humillación, etc. La angustia sólo parece in mitológico, está más allá de toda verificación posi
tervenir antes del fracaso, cuando éste se presenta ble. Por mi parte pienso que no tenemos que tener
como una amenaza. Si hacemos un llamado a nues la en cuenta cuando tratamos de comprender en qué
tros recuerdos, lo comprobaremos; creo haber expe consiste la inquietud o la angustia.
rimentado un sentimiento de auténtica angustia
cuando, en el curso de una composición escrita que
implicaba una traducción o un problema a resolver,
veíamos que pasaba el tiempo, se acercaba el mo
mento de entregar la prueba, sin que hubiéramos
resuelto todavía la traducción o el problema. Es
muy característico el papel que desempeña el sen
timiento de estrechez temporal en la creación del
sentimiento de angustia, con la inminencia de un
final temido. Creo que debo llamar la atención par
ticularmente sobre ese punto, pues, en mi opinión
es allí donde la angustia se presenta más claramente
en lo que tiene de específico. Pero vemos también
que la angustia, hablando con propiedad, no es la
inquietud, sino que es como un estado límite al cual
LA INQUIETUD HUMANA 91
Os digo que éste bajó a su casa justificado, el otro cunda, cómo puede convertirse en el principio ac
no, pues quien se ensalza será humillado, quien se tivo de un dinamismo espiritual orientado hacia la
humilla será ensalzado.” trascendencia.
E l fin de la parábola del hijo pródigo no es me De todas maneras este aspecto, por esencial que
nos significativo. Cuando el hijo mayor, volviendo sea, no puede separarse sin abuso de un aspecto di
del campo, escuchó músicas y danzas, preguntó a ferente pero complementario: “No os acongojéis por
un servidor que era todo aquello. Él le respondió: vuestra vida pensando en lo que comeréis —leemos
'Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado al no en San Lucas—, ni por vuestro cuerpo, en lo que ves
villo cebado porque lo recobró sano.’ Enojóse y no tiréis. Porque la vida es más que el alimento, y el
quería entrar. Su padre salió a pedírselo. Pero él cuerpo más que el vestido. . . Mirad los lirios del
respondió a su padre: 'He aquí que hace tantos años campo: ni hilan ni tejen. Yo os digo que ni Salomon
que te sirvo sin jamás haber transgredido ninguna en toda su gloria se vistió como uno de ellos. Que
de tus órdenes y jamás me diste un cabrito para hol- si en los campos Dios piensa en la suerte de la
garme con mis amigos, y vuelve ese hijo después hierba que es hoy y mañana será arrojada al horno,
de haber devorado tus bienes con malas mujeres y cómo 110 lo hará por vosotros, hombres de poca fe.
haces matar para él el novillo cebado.’ Pero él le dijo: Tampoco andéis buscando lo que comeréis o bebe
‘Tú hijo mío, estás siempre conmigo y todas mis réis ni estéis con ansias. Pues todas esas son cosas
cosas son tuyas. Pero había que holgarse y regoci tras las cuales andan las gentes del mundo, y vues
jarse porque tu hermano estaba muerto y revivió; tro Padre sabe que necesitáis de ellas. Buscad su
estaba perdido y fué hallado.’ ” reino y todo lo demás se os dará por añadidura.
Desde luego se podrían multiplicar los ejemplos. Mirando de cerca, lo que aquí no sólo se desacon
Coloquémosnos ahora en la conciencia del que es seja, sino se proscribe, es más bien el cuidado que
cucha las parábolas. ¿Cómo no se sentiría incitada la inquietud. Pero bien sabemos que en la vida co
a desprenderse de la satisfacción a la que está na tidiana el cuidado y la inquietud casi no pueden
turalmente inclinado quien se siente acorde con separarse. Un texto como el que acabo de citar
cierto orden establecido? Pero esta insatisfacción parecería recomendar una especie de quietismo;
con respecto a sí mismo no es otra cosa que inquie pero no sería una interpretación legítima. En el fon
tud. Y aquí vemos claramente cómo puede ser fe do, lo que se nos afirma es que no debemos in
104 GABRIEL MARCEL LA INQUIETUD HUMANA 105
quietarnos por las condiciones materiales de nues tibie es que en la perspectiva evangélica hay un
tra existencia, sino exclusivamente de hacer la vo sentido y uno solo en el que la inquietud encuentra
luntad de nuestro Padre celestial. Desde el momento su justificación, a condición desde luego de que no
en que nos comportamos como servidores fieles, po degenere en escrúpulos morbosos y en obsesiones.
demos tener seguridad, se nos dice, de que no nos Existe una psicopatología de la conciencia religiosa
faltará lo indispensable justamente para desempe que precisamente denuncia esas enfermedades: Pero
ñar nuestra tarea. ¿Nos engañaríamos adelantando sería contrario a toda verdad no distinguir aquí entre
que en suma lo que aquí está sobreentendido es la la inquietud propiamente dicha, en tanto está fun
noción de cierto pacto entre el Creador y la cria dada en el ser mismo de la criatura,, y sus expresio
tura? Sería impío suponer que cuando ésta se mues nes deformadas o aberrantes.
tra fiel, Dios pudiera no responder a la confianza
depositada en él por su servidor. No me apresuro
por otra parte respecto a este punto y seré el pri
mero en reconocer que los textos evangélicos rara
mente pueden interpretarse en un sentido contrac
tual. Es claro que por su gracia Dios excede siem
pre lo que razonablemente podríamos esperar de
él, puesto que no podemos asignar ningún límite
a su misericordia. En cambio, ¿no sería sacrilego
admitir que su justicia pudiera estar en falta, y
éste sería justamente el caso si quien ha colocado
en él su esperanza se encontrara abandonado? Re
conozcamos, sin embargo que ésta es una idea que
no debe ser demasiado explicitada, sino más bien
quedar como en suspenso en la atmósfera espiritual
donde se desarrolla a lo largo de la historia cristiana
el destino de los Hijos de la Luz.
Lo que de todos modos continúa siendo indiscu-
(
LA INQUIETUD HUMANA 107
para Vos y nuestro corazón está inquieto hasta que
reposa en Vos.”
Pero inmediatamente después San Agustín se in
terroga por el sentido y hasta la posibilidad de se
mejante invocación. “¿Hay en mí —pregunta—, un
V lugar para que Dios pueda venir?” “Puesto que yo
soy, ¿por qué pediros que vengáis a mí que no sería
LA INQUIETUD EN SAN AGUSTIN si no estuviéseis en m í?. . . ” “No sería, oh Dios mío,
no sería absolutamente si no estuviérais en mí. O más
Pudimos darnos cuenta que, en una perspectiva bien yo no sería si no estuviera en Vos, de quien,
cristiana, no sólo es posible sino sin duda indispen por quien y en quien todas las cosas son.” Y pronto
sable encontrar una justificación interna a la inquie se multiplican cuestiones que nacen de la aparente
tud considerada como el movimiento por el cual el contradicción entre la ubicuidad divina y el hecho
alma humana denuncia toda complacencia consigo de que parezco pedir a Dios que venga a mí como
misma y con el mundo sensible, se separa de sí y se si no estuviera en mí.
dirige en cierto modo al encuentro de la gracia. En Estamos pues en presencia de un interrogante que
este sentido, por supuesto, debe entenderse la fa merece el nombre de inquietud metafísica o religio
mosa frase de la Invocación que abre las Confesio sa, pues en manera alguna se trata de una simple
nes de San Agustín. “Sois grande, Señor, e infinita curiosidad especulativa. La cuestión planteada im
mente digno de alabanza; grande es vuestro poder porta del modo más esencial, más íntimo, a la vida
e incalculable vuestra sabiduría, y a Vos quiere ala misma de mi alma.
bar el hombre, mezquina parte de Vuestra creación, En realidad, como dice Étienne Gilson en su In-
el hombre que lleva consigo su mortalidad, que troduction á Tétude de saint Augustin, el fundamen
lleva consigo el testimonio de su pecado y la prueba to de esta inquietud reside en la insuficiencia radi
de que resistís a los soberbios. Y sin embargo quie cal, en la privación esencial que sufre el hombre en
re alabaros, ese hombre, mezquina parte de Vues tanto criatura sacada de la nada. “No bastándose
tra creación. Sois Vos quien lo lleva a buscar su ale en el orden del ser, no puede bastarse en el orden
gría en Vuestras alabanzas, pues Vos lo habéis hecho del conocimiento ni en el orden de la acción: pero
LA INQUIETUD HUMANA 109
108 G A B R IE L M A R C E L
tamente insuperado sobre ese hecho capital de la
esa misma carencia que sufre lo orienta hacia Aquel
conversión que, en una perspectiva racionalista, per
que es el único que puede colmarlo. De allí la fe
manecerá siempre ininteligible, y que quienes lo
cunda inquietud que estremece sin cesar al hombre
aborden desde fuera estarán fatalmente inclinados a
pero que lo salva porque, hecho por Dios, sólo en
desnaturalizar o aun a negar. No hay ni puede haber
Dios le permite encontrar la paz y el reposo.” San
ninguna medida común entre la experiencia vivida
Agustín observará en La ciudad de Dios que si nues
del converso y la manera con que se esfuerza por
tra naturaleza fuese nuestra propia obra, habríamos
dar cuenta de ella quien, no participando de esta
podido engendrar nuestra propia sabiduría: “Nues
experiencia, tiende a substituirla por otra cosa. No
tro amor partido de nosotros mismos y referido a
creo engañarme al decir que la reflexión sobre esta
nosotros mismos bastaría para asegurarnos la beati
inevitable disparidad constituye uno de los puntos
tud, y no necesitaríamos de un bien extraño a nos
de partida de la Filosofía de la existencia tal como
otros mismos para gozar; pero puesto que nuestra
se ha desarrollado en los modernos. En ese senti
naturaleza tiene a Dios como autor de su ser, está
do se ha podido ver, no sin razón, en San Agustín
fuera de duda que para ser iniciados en la verdad
un precursor de lo que se ha llamado con un nom
(ut vera sapiamus), tenemos necesidad de ser ins
bre bárbaro que por mi parte rechazo: el existen-
truidos por Él.” A É l corresponde dispensarnos lo
cialismo.
que San Agustín llama Suavitas intima (yo traduci
¿Estas observaciones nos alejan de nuestro tema?
ría de buen grado esas palabras por “ese bálsamo
Es evidente que no. Pues debemos recordar siem
íntimo o interior” ) que es el principio de nuestra
pre que la inquietud toma valor positivo ante la mi
beatitud.
rada de una consciencia que ha reconocido en sí
Creo que es muy importante observar en este con
misma la operación de la gracia, y por supuesto
texto que la originalidad tan evidente del pensa
esto habrá que repetirlo a propósito de Pascal.
miento agustiniano está ligada por una parte al
Por otra parte, observemos desde ahora que la re
hecho de que San Agustín fué un converso, y que
cíproca no es verdadera, o al menos no parece verda
llegó así, reflexionando sobre esta conversión, a to
dera y que puede haber casos en que la inquietud
mar una conciencia extrañamente precisa de la
es valorizada sin que quien la siente y reconoce sus
Gracia, del trabajo de la Gracia en nosotros. Las
beneficios aparezca en manera alguna como visita
Confesiones constituyen un testimonio de valor cier
110 GABRIEL MARCEL LA INQUIETUD HUMANA 111
do por la gracia. Pero en San Agustín y en todos los inquietud que mueve al alma humana haciéndola
que están en su línea esta conexión es evidente. pasar sin cesar de objeto en objeto (cito aquí a Gil-
Debe agregarse que la conexión con los temas son) como si la plena satisfacción que un conoci
evangélicos que mencioné el otro día es inmediata, miento no le ha dado pudiera dárselo otro, mientras
por ejemplo cuando en el libro V III de las Confesio que, en realidad, en todo el tiempo que dura esa
nes San Agustín se expresa de la siguiente manera: búsqueda, aun suponiendo que nos conduzca de ver
“Dios bondadoso, ¿qué ocurre en el hombre para dad en verdad, no hay paz para el conocimiento, ni,
que se alegre más de la salvación de un alma cuan por consiguiente, beatitud. Pero ¿qué es la beatitud
do desesperaba de ella y cuando se libra de un gran sino la presencia en el alma de una verdad última
peligro, que si hubiera conservado siempre alguna que al mismo tiempo es el Bien único puesto que es
esperanza o el peligro hubiese sido menor?. . . ¿Qué Dios? Pero ese Bien que codiciamos, esa Verdad a la
ocurre pues en el alma para que sienta más alegría que aspiramos en cierto modo está ya en nosotros,
en encontrar o recuperar lo que ama que en guar y recurriendo a la reflexión sobre la memoria San
darlo constantemente? Otros muchos ejemplos lo Agustín intenta hacernos vislumbrar cuál puede ser
atestiguan; todo está lleno de testimonios que nos la naturaleza de esta inmanencia de Dios en quien lo
gritan: ¡es así!. . . Un ser querido está enfermo; su busca. Debemos referirnos ahora a las admirables
pulso revela que está en peligro; todos los que desean páginas del libro X de las Confesiones, donde San
su curación están enfermos en el alma al mismo Agustín, en presencia del misterio de la memoria,
tiempo que él. Llega la mejoría. He aquí que se es preso de un deslumbramiento específicamente re
pasea sin haber recuperado sin embargo las fuer ligioso. “Aun cuando mi lengua calle, mi garganta
zas de antes, y ya es una alegría tal como no existió permanezca silenciosa, canto tanto como puedo, y
jamás nada parecido cuando antes caminaba con las imágenes de los colores están ahí, no intervienen
plena fuerza y salud.” ni interrumpen, mientras manejo el otro tesoro que
“¿Qué significa esto, Señor Dios m ío ? .. . ¡Ah sí, debo a mis oídos. Así repaso a voluntad las impre
que sois sublime en las alturas y profundo en los siones que los otros sentidos han traído y acumula
abismos! ¡Jamás os alejáis de nosotros, y sin embar do en m í.. . Todo eso ocurre en el interior de mí
go qué dificultad para llegar hasta Vos!” mismo, en el amplio palacio de mi m em oria...
Aquí se reconoce, pues, el valor eminente de esa ¡Grande, oh Dios mío, es este poder de la memoria;
112 GABRIEL MARCEL LA INQUIETUD HUMANA 113
oh sí, muy grande! Es un santuario inmenso, infini Amor, y ha podido decirse con justicia que una doc
to; ¿quién penetró jamás hasta el fondo? Sin embar trina es agustiniana en la medida en que tiende a
go no es más que un poder de mi espíritu, ligado a organizarse alrededor de la Caridad.
mi naturaleza: pero no puedo concebir íntegramente Es muy claro, por lo tanto, que la inquietud no
lo que soy. ¿El espíritu es, pues, demasiado estrecho es aquí más que un fermento o, si se quiere, una
para contenerse a sí mismo? Entonces, ¿adonde re levadura, sin la cual el alma, a decir verdad, no po
fluye lo que no puede contenerse en él? ¿Será fuera dría convertirse, puesto que esa levadura es el tra
y no dentro de él? Pero, ¿cómo no lo contiene? Este bajo que Dios opera, que opera la Gracia en las
pensamiento me confunde de asombro y me siento profundidades de la criatura.
presa del estupor.”
Soy pues esencialmente desigual a mí mismo, soy
demasiado grande para mí. Profundizando este mis
terio San Agustín llegará a reconocer primero que
Dios mismo está de alguna manera en nuestra me
moria, pero esto sería naturalmente inconcebible si
nuestra memoria fuera una especie de receptáculo.
Es necesario que la memoria sea en nosotros más
que nosotros mismos, de suerte que finalmente en
Dios encontramos a Dios. En el De Trinitate, San
Agustín llegará a afirmar que cuando el alma se
acuerda de su Señor porque ha recibido el Espíritu,
se da cuenta de que está instruida por el magiste
rio interior que ejerce sobre ella. Porque Dios está
en todas partes en su totalidad el alma vive y se
mueve en Él y así puede acordarse de Él.
Así pues no amaríamos a Dios si Él mismo no nos
amase primero. No existe doctrina que esté más
absolutamente dominada por la idea de que Dios es
LA INQUIETUD HUMANA 115
el desconocimiento total de lo que busca. Los fan
tasmas de su corazón son para Vos abominación
como los ídolos. El alma os ama, tal como os conoce
por la fe, pero el espíritu no puede veros. Ardiendo
en el deseo de ver Vuestra faz, a la que ofrece el
VI sacrificio de su piedad y de su justicia, sus ofrendas
y sus holocaustos, se turba más porque tarda en
LA INQUIETUD EN PASCAL ver Vuestra faz. Y como no recibe todavía la ilumi
nación de Vuestra fe, a veces se turba al punto de
Con toda seguridad sería posible, si tuviéramos pensar casi que no cree en Dios, y al punto de odiar
tiempo, prolongando lo que dije a propósito de San se porque le parece que no os ama. No debe te
Agustín, mostrar por múltiples ejemplos cómo toda mer en Vos, esta alma que está angustiada por el
una forma de espiritualidad cristiana, y no la menos deseo de Vos, de no amaros, esta alma que os desea
alta seguramente, no se deja separar de cierta in hasta despreciar todo lo que existe, hasta despre
quietud, que, lejos de presentar algún carácter mor ciarse a sí misma. ¿Hasta cuándo, Señor, hasta
boso o patológico, no hace más que traducir la situa cuándo?”
ción del alma creyente en presencia de un Dios tras Podría decirse que la inquietud no es sólo inevi
cendente al que aspira unirse. Sólo citaré un texto table sino hasta saludable, en la medida en que co
tomado de las Oraisons méditatives de Guillaume de rresponde a la impaciencia del alma creyente que,
saint-Thierry, uno de los más grandes espirituales viviendo todavía en la oscuridad de la fe, sufre de
del siglo xh: estar privada aún de la Visión.
“El alma temerosa y turbada se prepara para orar Es esencial subrayar que una inquietud semejante
a su Dios, teniéndose siempre en sus propias manos, no es, propiamente hablando, angustia.
como para haceros ofrenda de sí misma; siente temor En la misma época, el Tratado de San Bernardo
ante lo que conoce, está turbada ante lo nuevo; para sobre el Amor de Dios expresa con singular intensi
encontraros lleva el signo de la fe, pero ese signo dad concepciones análogas que se relacionan direc
todavía no puede serle útil; buscando Vuestro ros tamente con el agustinismo. Denuncia el círculo en
tro, Vuestro rostro, Señor, está en la ignorancia, en que se mueven los impíos que desean por una ten
116 GABRIEL MARCEL
LA INQUIETUD HUMANA 117
dencia natural satisfacer su apetito y desdeñan como kegaard, cuya importancia sólo se reconoció en nues
insensatos lo que podría acercarlos a su fin, no al tros días) repito que nadie supo analizar mejor las
fin que consume, sino al que consuma. “La volun raíces de la inquietud considerada como modalidad
tad, falseada en su ejercicio por el pecado, no se esencial y primaria de la experiencia humana.
preocupa sino por lo que puede satisfacerla, la va A este respecto conviene tener en cuenta el Dis-
nidad se mistifica, la iniquidad se miente a sí mis cours sur les Passions de VAmour1 que parece datar
ma. Pero Dios es quien nos busca, quien se nos ade del período mundano de Pascal (1652-1653). Re
lanta.” Pero San Bernardo quiere mostrarnos cómo, produzco las primeras líneas:
por qué caminos, orientada interiormente por ese “El hombre ha nacido para pensar; por eso no
Dios que es Amor, el alma humana se elevará, del deja un momento de hacerlo; pero los pensamientos
estadio inferior d'onde sólo puede amarse a sí misma puros que podrían hacerlo feliz si siempre pudiera
por sí misma a aquel donde ya no se ama más que sostenerlos lo fatigan y lo abaten. Es una vida uni
por Dios y accederá finalmente a la perfección del taria a la que no puede acomodarse; necesita del
amor que no será sino la suerte de los bienaventura cambio y de la acción, es decir es necesario que a
dos después de la Resurrección. veces esté agitado por pasiones cuyas fuentes tan
Aquí, como en el caso de San Agustín, debemos vivas y profundas siente en su corazón.” Pascal nos
repetirlo, no aparecen caracteres de angustia. dirá luego que las pasiones más convenientes para
En Pascal, por el contrario, la diferencia entre el hombre, las que encierran muchas otras, son el
inquietud y angustia tiende a menudo a desapare amor y la ambición. Pero ¿cómo no ver que en rea
cer, aun si no se quiere acentuar demasiado, como lidad éstas se presentan como modalidades de la
lo hacen algunos modernos, lo que podría llamarse inquietud en el sentido más fuerte del término? En
el carácter prerromántico de la experiencia pasca- el fondo, Pascal nos introduce en el cor irrequietum,
liana. el “corazón sin reposo”, de que hablaba San Agustín.
En realidad, para quienquiera reflexione sobre la Únicamente que hay que agregar de inmediato que
inquietud es imposible no colocar a Pascal en el el corazón no es separable del pensamiento que cons
centro de sus reflexiones. Creo que se puede afirmar, tituye verdaderamente al hombre en cuanto tal. En
en efecto, que nadie antes de nuestros contempo los Pensamientos, Pascal dirá: “Nuestra naturaleza
ráneos (entre los que incluiré de buen grado a Kier-
1 Algunos niegan que esta obra sea de Pascal.
118 GABRIEL MARCEL LA INQUIETUD HUMANA 119
po que esta filosofía se encuentra colocada, desde kegaard— una cautivante ansiedad que nos fascina
su origen, bajo el signo de la angustia. Es un hecho como la mirada de la serpiente y nos precipita fi
que a primera vista puede parecer desconcertante. nalmente en la realidad del mal.”
A decir verdad se podría tratar de explicarlo recu Pero quien dice posibilidad en cierto sentido dice
rriendo a las particularidades de la vida misma de libertad. La angustia es el vértigo de la libertad;
Kierkegaard. ¿No dijo en particular que la rígida pero como ésta está prisionera de sus propios lazos
educación que le dió su padre debía precipitarlo y en cierto modo es cautiva de sí misma, podemos y
en la tristeza y la angustia? Encontramos esta an debemos decir que somos a la vez libres y determi
gustia en toda su vida, en particular en el drama nados, a la vez inocentes y culpables. De suerte que
de su noviazgo que se rompió finalmente, y de cual Kierkegaard hace resaltar, antes que Dostoievski,
quier manera que se interprete la expresión tomada la ambigüedad profunda que está en el corazón del
de San Pablo y que tanto utilizó, “una espina en ser humano considerado —repetimos— no en su esen
la carne”, es muy cierto que se trata de una forma cia, como en el caso de la filosofía clásica, sino en
particular de la angustia. Sin embargo, esta expli su existencia, en tanto existe. Esto también podría
cación biográfica es, con toda evidencia, insuficien expresarse diciendo que la reflexión sobre la angus
te. A lo más puede ilustrarnos sobre las condicio tia, es decir sobre esta relación con la nada, con la
nes particulares en que hizo su aparición en el casi nada, que es característica del espíritu, nos pre
individuo Kierkegaard un pensamiento que debía para a comprenderlo no como substancia sino como
contribuir a renovar el horizonte filosófico. Como proceso creador, como advenir, como actividad.
dijo Jean Wahl en su nota sobre la angustia que La dialéctica que le es propia se desarrollará a
colocó como apéndice de su reciente libro sobre través de tres esferas de existencia distintas. En el
las filosofías de la existencia, “las ideas de angustia estadio estético, la existencia consiste en ir a la caza
y posibilidad están íntimamente ligadas. Hay en nos de los momentos de placer que permiten acceder a
otros un saber —dice— que no sabe que es saber, cierta plenitud sentida. Don Juan —muy particular
pues la posibilidad es a la vez ignorancia y ciencia, mente el Don Juan de Mozart— constituye como
es ser y no ser, es vivida como una angustia”. Ahora el prototipo de esta existencia estética; y ya se ma
bien, esta presencia de posibles buenos y malos es nifiesta en él la pasión del infinito, pero en un mundo
la causa misma de la tentación. “Hay —dice Kier- que es aún del juego, la mentira y la infidelidad.
128 GABRIEL MARCEL
Quien se aleja de este mundo para buscar la rea
lización de sí mismo accede a la existencia ética, y
esta vez Sócrates constituye el modelo, porque es
el modelo, porque es el hombre del “conócete a tí
mismo”. Sin embargo, no es aún más que un testigo
de la verdad, y su doctrina debía fijarse en sistema VIII
o en actitudes puramente cínicas.
Pero en el tercer estadio, el estadio religioso, el DE KIERKEGAARD A NIETZSCHE Y A HEIDEGGER
hombre se niega a sí mismo ante la presencia de
Dios. Esa desesperación es una enfermedad mor Quizá no nos engañaríamos completamente si cre
tal; pero esta enfermedad mortal, por una paradoja yéramos poder descubrir en el pensamiento de Kier
muy misteriosa, no termina en la muerte: muy al kegaard una ambigüedad que lo torna bastante in
contrario, por la desesperación el yo se salva a sí mis quietante. Sin duda nadie, ni aun Pascal, analizó con
mo, accede a lo eterno y a lo indestructible, preci tanta profundidad las condiciones a las que debe
samente porque esa desesperación es un salto mortal o debería responder quien se atreva a llamarse cris
en presencia de Dios en el abismo de la fe. Cuanto tiano; pero, ¿hasta qué punto alguien, incluyendo al
más débil es el hombre tanto más fuerte es Dios en mismo Kierkegaard, puede decir que llena esas con
él. En la fe, lo trascendente irrumpe en la realidad diciones? En suma, entre el pensamiento que se
humana que se transfigura en existencia absoluta. concentra sobre la condición cristiana y esta condi
ción misma subsiste un intervalo que sólo puede fran
quearse por lo que el filósofo danés llama, como lo
vimos, un salto. Sólo que a los ojos de la reflexión
este salto presenta el riesgo de parecer aventurado
e ilegítimo, y al mismo tiempo que desde el punto
de vista cristiano, que se mantiene del otro lado del
foso, es obligatorio. De allí algo así como una bre
cha que parece abrirse en medio de lo que podría
llamarse el campo de la experiencia humana. En
130 GABRIEL MARCEL LA INQUIETUD HUMANA 131
realidad, todo parece ocurrir en una tierra que hu arraiga en un suelo previamente trabajado por el
biera sido sacudida por una conmoción sísmica. Des pensamiento de Nietzsche. Por tanto es necesario pre
de la venida de Cristo vivimos en un mundo agrie guntarse en primer lugar hasta qué punto el autor
tado. de Zaratustra puede ser considerado como un filó
Por eso podemos comprender muy bien que a la sofo de la angustia. La respuesta no es sencilla. De
luz de la historia de la filosofía y de la teología más buen grado diría que sólo un psicoanálisis del pensa
reciente, la teoría kierkegaardiana de la angustia se miento nietzscheano podría mostrar el papel que
presente como situada en una bifurcación. A partir desempeña una angustia no simplemente reprimida,
de ella se han desarrollado ciertas doctrinas teoló sino dominada, y, por así decirlo, heroicamente do
gicas recientes de la Iglesia reformada, y especial meñada. Desde luego que aun más que en Kierke
mente las de Karl Barth, que acentúan, por oposición gaard los datos biográficos son a la vez muy impor
al protestantismo liberal surgido de Kant y Schleier- tantes e insuficientes, y en particular que el proble
macher, la trascendencia absoluta de un Dios que ma de la soledad vivida como una prueba está en
se yergue ante el creyente como lo Absolutamente el corazón de la tragedia nietszcheana. Pero en la
Otro. Estas teologías pudieron terminar, al menos perspectiva que he adoptado me parece esencial re
en la primera fase del barthismo, en una humilla cordar que la afirmación de la muerte de Dios de
ción radical de la razón ante la Palabra de Dios, única pende en Nietzsche de la conciencia trágica, lo que
portadora de salvación. Puede agregarse que aun teó probablemente no es el caso en Sartre, por ejemplo.
logos cristianos como Prszywara o Guardini han su Creo que se puede subscribir lo expresado por Jas-
frido en cierto grado la influencia de este pensa pers en el último capítulo de su hermosísimo libro
miento. No insistiré sobre todo esto que está fuera consagrado a Nietzsche. 1
de mi propósito, y consideraré por el contrario aten El ateísmo de Nietzsche es la inquietud progre
tamente la otra dirección, aquella en la que se han siva de una búsqueda de Dios que quizá ya no se
alistado, a partir de Kierkegaard, las filosofías lla comprende. La expresión dada por Nietzsche a su
madas existenciales, y ante todo la de Heidegger. ateísmo revela un sufrimiento indecible: la necesidad
Este último ha reconocido explícitamente la impor de renunciar a Dios se traduce por frases tales como:
tancia de la concepción kierkegaardiana de la an
* De próxima aparición en la “Biblioteca de Filosofía” de la Edito
gustia. Pero habría que decir, me parece, que ésta rial Sudamericana. (N. del E.)
132 GABRIEL MARCEL LA INQUIETUD HUMANA 133
ya no orarás, ya no reposarás en una confianza in sol?” Y Heidegger muestra que ese horizonte, ese
finita, te prohibirás detenerte ante una sabiduría, sol, evocan el mundo inteligible, el de las ideas pla
un bien, un poder supremo y salmodiar tus pensa tónicas, si se quiere, o en lenguaje moderno, ese
mientos. . . Hombre del rechazo, ¿serás capaz de mundo que proyectaba su luz trasfiguradora sobre
un rechazo universal? ¿Quién te dará fuerzas? ¿Tie la vida de los hombres. Pero, ¿Nietzsche no declaró
ne alguien todavía esa fuerza?” . . . “Ahora —escribe de una vez por todas la guerra a esos trasmundos?
Nietzsche a Overbeck, el 2 de agosto de 1886—, mi ¿No denunció la ilusión metafísica que se expresa
vida está atravesada por el deseo de que las cosas en ellos y de esa manera creyó preparar el camino
sean distintas de como las concibo, que alguien torne a un trastocamiento de valores, es decir, a una revo
mis propias verdades indignas de creer.” “Tenéis el lución que logrará su consumación en la venida
coraje —pregunta en otro lugar—, no el coraje frente del superhombre?
a testigos, sino el coraje del solitario, del águila que No pienso que Heidegger se haya adherido jamás
ningún Dios mira ya?” por su cuenta a la concepción del superhombre o a
Así la muerte de Dios de ninguna manera se la del eterno retorno. Pero lo que me parece que
puede considerar como un hecho objetivamente com retiene de Nietzsche es la idea del consentimiento a
probable por un historiador. En cierto modo podría la finitud, del abandono al que estamos librados en
decirse que se trata de una decisión que tenemos un mundo donde aparecemos como literalmente arro
que tomar, asumir, haciendo violencia a una nos jados. Sólo que, como lo dice muy justamente Al-
talgia de la infancia que permanece en el fondo de phonse de Waelhens, viendo que la violencia de la
muchos de nosotros como un fuego mal extinguido. negación se trasforma en Nietzsche en afirmación,
Comprendemos así el comentario de Heidegger quiso ser aquel cuyo no no testimonie sobre el sí y
en su libro Die Hozwege, “Los caminos del bosque”. estimó que la instauración de un pensamiento radi
Recuerda que para Nietzsche hemos matado com calmente liberado de la idea de Dios no podría con
pletamente a Dios, vosotros y yo; todos somos sus cebirse por la negación de esta idea, sino que requiere
asesinos; y de allí las preguntas: “¿Cómo pudimos ser formulado sin referencia a ella. Observaré de
beber el mar? ¿Quién nos ha dado la esponja capaz paso que, según confesión del mismo Heidegger —y
de borrar el horizonte entero? ¿Qué hemos hecho aquí me refiero a lo que conversé con él hace algu
desatando la cadena que unía a esta tierra con su nos años en Friburgo— no conviene clasificarlo entre
134 GABRIEL MARCEL LA INQUIETUD HUMANA 135
los ateos, o mirar su doctrina como un ateísmo. Su ticulares el mundo se dirige a nosotros. Así, para un
pensamiento, me dijo, está como en suspenso sobre campesino ese mundo se confunde con su granja y
el problema de la existencia de Dios. Por lo demás, su campo, para el obrero con la fábrica, etc. Pero
no es seguro que haya pronunciado su última pala sería un error ver en el mundo la suma de los obje
bra. Pero es cierto que en sus últimas obras, sea tos que contiene; por el contrario, hay que explicar
en la Caña sobre el humanismo o la Introducción los objetos a partir del mundo. El existente que soy
a la Metafísica aparecida en 1953 y donde, por otra se define por la multiplicidad de posibilidades o de
parte, retoma lecciones ya antiguas, insiste expresa acciones posibles que están en mí; ellas constituyen
mente sobre el carácter sagrado del Ser y, en suma, una red o un haz que confiere sentido a las cosas
sobre la necesidad de restaurar ese sentido de lo y las coloca en cierta totalidad que llamamos mun
sagrado que el desarrollo de la filosofía ha tendido do. Este es el sentido global que mis posibilidades
en cierto modo a falsear o a abolir. proyectan sobre el fondo oscuro y desprovisto de sen
Pero esto no impide que en su análisis o su inter tido de las realidades brutas. Observemos que en
pretación de la condición humana, de su situación esta perspectiva el problema tradicional de la reali
en el mundo, Heidegger prolongando la línea de dad del mundo exterior cesa aun de plantearse. Por
Kierkegaard haya llegado a ver en la angustia una mi parte diría que Heidegger ha mostrado en forma
categoría de la existencia cuya importancia es funda probablemente definitiva que es absurdo aislar el su
mental e irreductible. jeto existente y preguntarse a partir de él si el
Recordemos, en primer lugar, que en su filosofía mundo existe o no. Pues de hecho ese sujeto exis
yo no soy yo sino en tanto estoy en relación con una tente no es tal sino en relación al mundo.
exterioridad que, una vez organizada, será lo que ¿Pero cómo interviene la angustia en este contex
llamo el mundo de mi experiencia. Resumiendo, no to? Como Kierkegaard, Heidegger la distingue pro
soy sino en tanto estoy en el mundo. Pero esto fundamente del miedo, que siempre tiene un objeto
110 quiere decir sólo ni aun esencialmente que estoy determinado. Por el contrario, la angustia jamás es
en el mundo como cierto contenido en cierto conti provocada por un existente determinado o determi-
nente. La noción fundamental es la de preocupa nable. Cito de nuevo a de Waehlens, que por otra
ción. Todo objeto se define en relación a cierto tipo parte se limita a reproducir las fórmulas mismas
de preocupación, y por tales o cuales objetos par de Heidegger: “En la angustia todos los objetos
136 GABRIEL MARCEL
amo, y por vosotros he matado. Por vosotros. Ahora •miento- viene a nosotros desde fuera y nos tras-
soy uno de los vuestros, oh mis súbditos, estamos desde fuera. En el fondo no se distingue en
fo r m a
ligados por la sangre y merezco ser vuestro rey. manera alguna del nacimiento, y es la identidad
Pero no tengáis miedo, gentes de Argos, no me sen de nacimiento y muerte lo que llamamos facticidad
tare, cubierto de sangre, en el trono de mi víctima: lop. cit. pág. 630 de la ed. francesa). No se pue
un dios me lo ha ofrecido y he dicho no. Quiero de marcar más claramente esta voluntad de desa-
ser un rey sin tierras y sin súbditos. Adiós, mis hom cralización de las condiciones de existencia que es
bres, tratad de vivir: todo es nuevo aquí, todo está característica de toda la empresa sartriana, y que
ahora por comenzar. Para mí también la vida co naturalmente tiene por contraparte una cierta exal
mienza.” tación de la libertad humana. Además, su pensa
Este texto, tan cargado de significado, requeriría miento en este punto es ciertamente ambiguo, puesto
un largo comentario. Pero me parece que lo que que pudo escribir que estamos “condenados a ser
salta a la vista es no solo que toda angustia ha des libres”, lo que haría pensar que la libertad no es
aparecido sino que, en realidad, el sentimiento de en modo alguno una conquista, sino que más bien
culpabilidad deja lugar a una especie de fanfarro corresponde al hecho de que estamos, como ya lo
nería que sólo es posible porque Orestes, alias Sar- dije, cargados de nada.
tre, ha perdido toda piedad — entiéndase: todo sen Ciertamente, puede parecer singular y hasta quizas
tido de las leyes divinas. Pero en esas condiciones un poco escandaloso intelectualmente abordar ahoia
lo trágico mismo queda abolido. sin transición, a un hombre de genio con quien po
Igualmente podría mostrarse que la idea heigge- demos estar seguros que Sartre no ha sentido ja
riana de ser para la muerte, de ser librado a la muerte, más la tentación de reclamar parentesco y no me
sufre aquí una profunda alteración. Sartre, por otra sorprendería saber que siente por el una particular
parte, marca muy claramente su desacuerdo con el aversión, puesto que Goethe, pues de el se trata,
filósofo alemán cuando declara en El Ser y la Nada difícilmente puede considerarse como un pensador
que: lejos de ser la muerte mi posibilidad propia, “comprometido”. La única transición reside en el
es un hecho contingente que, en cuanto tal, me es hecho de que en Goethe, si puede hablarse de cierta
capa en principio y surge originalmente de mi facti- forma de inquietud, no me parece que pueda en
cidad. . . La muerte es un puro hecho como el na- manera alguna encontrarse algo que se asemeje a la
148
GABRIEL MARCEL
angustia, ni aun a la angustia superada de la qUe LA INQUIETUD HUMANA 149
.hable a proposito de Nietzsche. retratista muy mediocre. Por mi parte, quiero con
En su notable libro sobre la Tragedia del huma servar de mis amigos una imagen más animada que
nismo Heinrich Weinstock observa la reacción, tan la de su máscara mortuoria. . . No os ocultaré que
significativa, de Goethe al saber la muerte de Winc- esto es precisamente lo que más me gusta de la
kelmann, asesinado en circunstancias atroces en forma en que Schiller nos ha dejado. Llegó a Wei-
Trieste en 1768. En la memoria que consagró al gran mar sin anunciarse y se fué sin ruido. La ostentación
estético en 1805 reducirá en forma muy reveladora con la muerte, eso sí que no es de mi gusto.”
el horror de este final en la pieza de un sórdido al Por supuesto podría alegrarse que bajo esta preo-
bergue, diciendo al contrario que hay que consi ocupación de evitar todo contacto con lo horrible,
derarlo feliz de no haber conocido la vejez ni las con lo repugnante, se disimula una angustia que, ha
enfermedades y en suma por haber sido atrapado blando con propiedad, es reprimida; y es muy posi
por la muerte en la cima de su existencia: algunos ble que sea así. Sin embargo, lo que importa esen
instantes de sufrimiento y de espanto casi no cuen cialmente en un caso como el de Goethe, es la forma
tan, parece pensar Goethe frente a esta oportunidad como el personaje se ha construido a sí mismo a lo
suprema. Con este mismo espíritu Goethe se adhiere largo de su vida y a través de su obra. Ahora bien,
plenamente al texto de Lessing donde estudia la for me parece que sería muy difícil, muy arriesgado., pre
ma en que los antiguos se figuraban a la muerte, los tender asignar en el personaje un lugar a la angus
felicita por haberla visto como un dulce genio, her tia. ¿Ocurre lo mismo con la inquietud? Todo de
mano gemelo del sueño. pende de la manera en que la definamos, y ejemplos
En virtud de la misma disposición de ánimo, Goe como Goethe o Gide —del que hablaré la próxima
the, después de la muerte de Wieland, reprochará vez— nos obligan a proceder a discriminaciones más
a Falk haber querido ver el cuerpo del poeta: “¿Por precisas que las que hemos utilizado hasta ahora.
que me dejaría estropear los atrayentes recuerdos Existe una palabra, muy difícilmente traducible
que conservo de mis amigos y amigas por la altera por otra parte, pero que para Goethe y los románti
ción cadavérica que sufre su rostro?... Tuve buen cos alemanes expresaba una experiencia profunda,
cuidado de no ver en sus ataúdes ni a Herder, ni a es la palabra Sehnsucht, que puede traducirse por
chiller, ni a la duquesa Amelia. La muerte es un aspiración o nostalgia o aun por aspiración nostál
gica. Observo, sin embargo, que etimológicamente
-1'50 GABRIEL MARCEL LA INQUIETUD HUMANA 151
la palabra nostalgia implica la idea de un retorno
deseado y que la estructura de la palabra Sehnsucht Nulle distance ne te rebute
no implica tal cosa. Pero podría responderse seria Tu accours en volant, fasciné,
mente, creo, que el término Sehnsucht designa cierta E t enfin, amant de la lumiére,
orina de inquietud, mientras el término “nostalgia” Te voilá, ó papillon, consumé.
se aplica a cierta insatisfacción. Citaré un poema
E t tant que tu n’as pas compris
muy significativo de Goethe que figura en el Diván
Ce: Meurs et deviens!
Occidental Oriental y que se titula Selige Sehnsucht.
Tu n’es qu’un hóte obscur
He aquí la traducción, inevitablemente muy apro-
ximativa: * Sur la terre ténébreuse.
dijo a Riemer en una conversación cuya fecha exac fase, la que debe suceder a la fase inicial en que el
ta desconocemos: “En todo lo que vive y debe vivir sujeto, la subjetividad, prevalece.
es necesario que el sujeto prevalezca, quiero decir Así se define la relación a la vez tan íntima y tan
que sea más fuerte que el objeto. Debe triunfar particular que une a Goethe con el romanticismo.
sobre el objeto a la manera como la llama consume Por una parte no se puede decir realmente que
la mecha.” Esta idea de la prevalencia del sujeto Goethe sea un romántico, pero por otra, y quizá con
sobre el objeto es evidentemente el tema romántico más profundidad no puede discutirse seriamente la
por excelencia. Entre los filósofos, Fichte es quien existencia en él de componentes románticos. Hay un
lo desarrolló en forma más completa dándole una dinamismo goetheano que, por supuesto, encuentra
significación principalmente ética; entre los poetas y su expresión más completa en Fausto y que, en pro
los místicos se presenta con matices muy diferentes. fundidad, comunica directamente con el pensamien
Pero hay que señalar de inmediato que en Goethe to romántico; pero ese dinamismo no se consume en
esta prevalencia del sujeto no constituye más que sí mismo, sino que tiende a la constitución de la
un primer tiempo, una primera fase que debe ser obra de arte por un lado, a la de la personalidad
superada. Cuando los objetos llegan a faltarle, la como obra de arte por otro, y creo no engañarme al
llama no puede sino consumirse a sí misma; esta decir que la inquietud, tomada en sentido positivo
autodestrucción se expresa en el personaje mismo es como el resorte interno que hace posible esta
de Werther. O mejor aun, como lo dice muy bien constitución.
Charles Du Bos en sus Apergus sur Goethe: “Wer
ther no es un personaje, no es una aventura, no es
un libro, es, en toda su profundidad, una situación
humana fundamental, es el polo negativo de aque
llo cuyo polo positivo es la realización de Goethe:
Werther es el sujeto, la fuerza motriz bajo presión
que se consume por falta de objeto.” Pero la hazaña
única de Goethe será, como lo dice Du Bos siguien
do a Berdiaeff, hacer acceder a lo objetivo todo lo
subjetivo de su ser, y en ello consiste la segunda
LA INQUIETUD HUMANA 155
bre de qué principio puede tratarse a la inquietud, son de una orquesta que interpreta Tchaikovski o
sea lo que fuere, como un dato patológico. Rachmaninoff corresponde a una preocupación aná
Observemos que esta condena ya no se basará, loga. Se trata de no ensombrecer a los vivos y para
como en los antiguos, en una moral aristocrática de ello de reprimir o disfrazar ciertas realidades sinies
la impasibilidad sino en una perspectiva biosocioló- tras cuya conciencia podría hacerlos menos aptos
gica de la eficacia. Se partirá del hecho, juzgado para la vida. Aquí tenemos, cosa curiosa, una especie
indiscutible, de que un ser presa de la inquietud de traducción que parodia y caricaturiza el famoso
no se encuentra en las condiciones que permiten a teorema de Spinoza según el cual “no hay nada en
cualquier trabajador producir un rendimiento satis que los hombres deban pensar menos que la muerte”.
factorio. Para poder dedicarse a una tarea, cualquie En un clima moral marxista se presentará una ac
ra sea, hay que entregarse a ella de todo corazón. titud, comparable en el fondo, bajo un aspecto bas
Pero esto es justamente lo que la inquietud no per tante diferente. La mezcla de jazz y de repugnante
mite. Desde el punto de vista psicopatológico se dirá sentimentalismo que nos produce un legítimo horror
que es quizá algo bastante parecido a una esquizo en ciertas costumbres norteamericanas falta, cierta
frenia naciente. Esto entraxla especialmente conse mente. Tiende a establecerse una mentalidad según
cuencias muy precisas en lo que concierne a la acti la cual un ser que ha concluido su tarea, que ha
tud frente a la muerte. Preocuparse por ella, me cumplido su función, deba ceder el lugar sin angus
ditar sobre ella y sobre su significado será mirado tia, hasta sin tristeza, a aquellos que están llamados
como el resultado de una conciencia mórbida. Me a sucederle, a aportar a su vez una contribución a
contaron hace unos años que una dama norteameri la edificación de la sociedad nueva. La inquietud
cana, que venía a Europa con su hija, murió durante será considerada sobre todo como una especie de
la travesía y los amigos ocasionales de la joven no residuo de creencias infantiles, burguesas y en suma
cejaron hasta que aceptó bailar con ellos para arro malsanas, que el pueblo ya no necesita desde el
jar los pensamientos tristes, los pensamientos mórbi momento en que se ha emancipado.
dos que esta muerte podía desarrollar en ella. Los Agregaré que*-'. partir del instante en que se con
funeral-parlours donde se acostumbra exponer los sidera al hombre como una simple unidad funcional,
cuerpos de los difuntos de la clase acomodada, agra esta concepción parece perfectamente lógica y hasta
dablemente adornados en una atmósfera de lujo al irrefutable. Todo está en que pueda ser aceptada.
LA INQUIETUD HUMANA 171
que está evidentemente conectada con esos domin
gos ciudadanos en que los paseantes dan la sensa
ción de ser jubilados de la vida. . . Pero no es sólo
la tristeza de ese espectáculo para quien la mira;
está también el sordo, el intolerable malestar del
que se ve reducido a vivir como si se confundiera
efectivamente con su función; y este malestar basta
CONCLUSIÓN para demostrar que hay un error o un abuso de in
terpretación atroz que un orden social cada vez más
Para saber lo que debemos pensar en última ins inhumano y una filosofía inhumana también han
tancia de la inquietud, conviene preguntarse si el tratado igualmente de arraigar en inteligencias sin
ser humano puede ser considerado como una simple defensas. . . La vida en un mundo centrado sobre
unidad funcional. En efecto, nadie podrá discutir la idea de función está expuesta a la desesperación,
que si se adopta esta perspectiva, la inquietud, aun porque en realidad ese mundo es vacío, porque sue
la más alta, debe considerarse como un defecto o na a hueco; si resiste a la desesperación es única
como ligada a un defecto. He dicho aun la más alta, mente en la medida en que actúan en el seno de
pero debe agregarse de inmediato que esa forma esta existencia y en su favor ciertas potencias secre
de expresarse implica una jerarquía de valores cuyo tas que 110 está en condiciones de pensar o de re
principio no puede descubrirse sino con indepen conocer . . . ”
dencia respecto de cualquier funcionamiento. El ser que se encuentra incorporado a ese mundo
Traté de mostrar hace mucho tiempo en un texto de funciones, ya se trate de funciones orgánicas,
que ha sido reeditado hace algunos años que en un psicológicas, profesionales o sociales en el sentido
mundo donde lo funcional triunfa en todos los pla más amplio, experimenta en el fondo de sí mismo
nos el sentido del ser queda casi inevitablemente la necesidad de que haya ser, es decir, que todo no
suprimido. Citaré algunas líneas de ese texto. “Una se reduzca a un juego de apariencias sucesivas e
impresión de asfixiante tristeza se desprende de un inconsistentes, o retomando la célebre frase de Shake
mundo centrado sobre la función. Basta evocar speare “un cuento contado por un idiota”.
la imagen desconsoladora del jubilado y también la Pero creo poder establecer en principio que la in
172 GABRIEL MARCEL LA INQUIETUD HUMANA 173
quietud y la aspiración al ser son hoy estrechamen del santo es porque allí donde la fe es absoluta pa
te solidarias. Es posible que no siempre haya sido rece que debiera haber inmunización contra la in
así. Pienso en civilizaciones de tipo sacral como la quietud. Esto sólo es verdadero en los casos límites:
Francia del siglo xm, donde los valores fundamen primero porque no hay ciertamente fe que no co
tales que regían la estructura misma de las institu nozca algunos eclipses, pero también y sobre todo
ciones eran todavía valores religiosos. Esto podría porque el santo no se presenta a sí mismo como un
provocar objeciones de orden histórico y quizá sería santo y la santidad sólo puede ser reconocida por
más prudente mantenerse en una formulación hipo la Iglesia o por una posteridad que hace función de
tética y entonces podría decirse: admitiendo que Iglesia. Pero la humildad que es uno de los atri
sea posible una civilización de tipo sacral parece butos del santo no puede existir sin cierta inquie
que no implica la unión entre la inquietud y el sen tud sobre sí mismo. Podemos generalizar: un alma
tido del ser que surge, por el contrario, allí donde, para quien toda inquietud de sí es extraña es un
como en nuestro mundo, los valores esenciales se alma anquilosada.
presentan como objeto de discusión. Observaré por Casi no puede discutirse que las razones que cada
otra parte que los estados totalitarios nos presentan uno de nosotros tiene al estar inquieto no se hayan
una espantosa contrafigura de las civilizaciones de reforzado considerablemente en la época contempo
tipo sacral. La inquietud, como hemos visto, es pros ránea. A la luz del psicoanálisis, o de lo que se llama
crita y a veces perseguida; pero en una civiliza la psicología de la profundidad, debemos reconocer
ción sacral sería tan posible como la formación de que no estamos en claro sobre nuestro ser íntimo y
nubes en un país de clima seco y soleado. sobre nuestras posibilidades.
En esta perspectiva se puede discernir bastante Es claro, por otra parte, que es lo mismo en lo
bien cuál es el juicio que conviene dar sobre la in que respecta a los otros, al menos en la medida en
quietud. No llegamos hasta decir que es buena en que los consideramos como objeto de conocimiento.
sí y sobre todo no lo decimos de la angustia. Podría Debemos observar por cierto, que cuando se trata
haber en ello un diletantismo contra el cual por mi de seres próximos, de aquellos con los que tenemos
parte me declaro formalmente. Pero es exacto, en relaciones íntimas, o sobre los cuales nos incumbe
principio, que la ausencia de inquietud, salvo quizá una responsabilidad, es dudoso que tengamos no
en el santo, es un síntoma grave. Si exceptúo el caso digo el poder sino el derecho de adoptar la actitud
174 GABRIEL MARCEL LA INQUIETUD HUMANA 175
estrictamente objetiva del que trata simplemente de miedo se apodera de nosotros pensando en los mons
conocer. Esto no quiere decir que debamos ignorar truosos instrumentos que pueden destruir mañana
la verdadera naturaleza de nuestro prójimo o com todo lo que constituye nuestra razón de vivir. Si
placernos en alguna ilusión cualquiera. Simplemen este miedo se interioriza en inquietud es, me pare
te significa, como el cristianismo lo comprendió ma ce, en la medida en que cada uno de nosotros tiene
ravillosamente, que en este caso las relaciones reba el oscuro sentimiento de que debiera poder impedir
san el plano de la pura inteligencia y si no fuera así un cataclismo que se origina en el hombre mismo y
la noción misma de responsabilidad carecería de que todos tenemos una especie de responsabilidad
sentido. No concluyamos que la inquietud pueda imponderable en el acontecimiento que rechazamos.
eliminarse aquí, sino más bien que ella debe trasmu Este sentimiento, por otra parte, no debe ser artifi
tarse en una disposición activa que participa de la cialmente aumentado. Pienso que cada uno de nos
fe: pienso por ejemplo en la inquietud que cada otros debería velar en la forma más estricta posible
uno de nosotros puede experimentar frente al des para no decir o hacer nada que contribuya por poco
arrollo físico y moral de sus hijos. Pero quisiera que sea a acrecentar las posibilidades de guerra.
agregar que la fe en ningún caso puede concebirse Desgraciadamente, la experiencia nos enseña que
en un sentido quietista; por el contrario debe susci existe cierto pacifismo a base de ilusiones que de
tar una especie de invención continua, pero no es el hecho actúa en favor de la violencia y esto ya lo
caso en que la inquietud se transforma en angustia: vimos en tiempos del hitlerismo. Quizá sólo tratan
pues la angustia, a pesar de lo que se ha dicho —e do siempre de ver la realidad actual en una luz ver
insistiré en ello para terminar— no puede menos dadera, es decir, tan objetivamente como sea posi
que paralizar al que la siente, sobre todo cuando se ble, podremos luchar eficazmente por la paz. Es un
complace en ella. hecho que el equívoco y la ambigüedad sirven siem
Estas consideraciones se aplican en gran medida pre a los propósitos de las potencias de la guerra y
a la inquietud en tanto está en relación con los acon lo inverso es verdadero para cierta lucidez intrépida.
tecimientos exteriores. Cuando evocamos las posibi Por otra parte, no dejaré de recordar que es en
lidades catastróficas que parecen amenazar nuestro otro plano —el de la fe, esperanza y caridad, el de
horizonte, la angustia puede parecer inevitable, y la plegaria— donde quizá solamente se pueda servir
agregaré que casi se confunde con el miedo. El a la paz instaurándola en primer lugar dentro de sí
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mismo. Pero todo lo que vimos anteriormente nos En mi opinión, y lo digo sin vacilar, las filosofías
muestra también que en este plano la inquietud no de la existencia fundadas sobre la angustia han te
puede ser eludida sino únicamente superada. Seré nido su momento y es de temer que lleguen a una
más explícito aun a riesgo de asustar algunos de mis impasse. Si pueden renovarse es, estoy convencido
lectores. Al mismo tiempo que luchamos por la paz de ello, por una meditación sobre la esperanza y la
con medios humanos pienso que debemos asegurar alegría. Dije la alegría, y no la satisfacción que se
nos cada vez más íntimamente de la realidad del refiere al tener y que sin duda está ligada a lo que
mundo invisible. Y esto me lleva a lo que ya señalé. hay de más perecedero en nosotros. Pero la alegría,
La inquietud positiva, la que presenta en sí un va piénsese lo que se quiera, no excluye la inquietud,
lor, es la disposición que nos permite liberarnos de tal como la hemos visto definida en particular por
los muros en que nos encierra la vida cotidiana a un San Agustín, ya que es después de todo, la aspi
través de mil preocupaciones que terminan por re ración de un menos ser a un más ser, y es muy pro
cubrir las verdaderas realidades; esta inquietud es bable que sólo pueda encontrar su término, más allá
un principio de superación, es un camino que de de los estrechos límites entre los cuales se desarrolla
bemos escalar para acceder a la verdadera paz que nuestra existencia aparente, en una contemplación
ninguna dictadura, ningún imperialismo puede tur amorosa que no puede ser sino una participación.
bar, pues en el sentido más preciso la paz no es de Si el hombre es esencialmente un viajero, está en
este mundo y es de creer que de esta paz los podero camino, como dice uno de mis personajes de L’Emis-
sos no podrían tener la menor noción. Dije inquie saire, “hacia un fin del que puede decirse a la vez
tud y no angustia, pues a fin de cuentas creo que y contradictoriamente que lo ve y no lo ve”. La
personalmente me pronunciaría en contra de las afir inquietud es como el resorte interno de esta progre
maciones kierkegaardianas: me parece que la an sión y digan lo que quieran aquellos que en nom
gustia es siempre un mal, puesto que se cierra sobre bre de un ideal tecnocrático pretenden proscribirla,
sí misma y al mismo tiempo presenta el riesgo, como el hombre no puede perder este aguijón sin inmovi
vimos, de dar nacimiento a una especie de goce sá lizarse y morir. Sin duda se concederá de buen gra
dico, tengan o no razón los psicoanalistas que ven do, es verdad, que aun el progreso técnico supone
en ello algo así como la manifestación de la nece un cierto estímulo de este tipo, y esto es indiscuti
sidad de autocastigo. ble. Pero tenemos que recordar en nombre de una
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