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Sobrexplotación minera

La minería y en consecuencia las explotaciones mineras han ido evolucionando a lo largo


de los siglos, pasando de pequeñas actividades artesanales a las grandes multinacionales
mineras que existen en la actualidad, si bien, aún hoy coexisten ambos métodos de
explotación minera. Así, podemos encontrarnos con graveras donde pueden llegar a
trabajar sólo una o dos personas, a compañías mineras en las que el número de puestos
de trabajo puede ser de cientos o miles.

Resulta un sector estratégico a nivel mundial. No hay más que darse cuenta de que
absolutamente todo lo que nos rodea en nuestra vida cotidiana procede de la minería,
bien directamente o bien después de haber sufrido algún tipo de transformación
metalúrgica. Las dos materias primas más consumidas en el mundo son productos
mineros, el agua y los áridos para construcción, obra civil y obra pública.

No obstante, a pesar de la relevancia a nivel mundial del sector, es una actividad no


exenta de polémica y con unos condicionantes que verdaderamente dificultan cualquier
tipo de explotación minera. Los recursos minerales no pueden moverse de sitio, por lo que
a veces su localización afecta a determinados espacios protegidos, bien sea
medioambientalmente, culturalmente, etc., lo que hace que sea una actividad, en
ocasiones, socialmente controvertida; por este motivo, en las últimas décadas las
empresas mineras están centrando sus esfuerzos en obtener resultados globalmente
sostenibles, aunando las mejoras en la producción, con las mejoras sociales y ambientales,
reforzado todo ello por la normativa que regula el sector, encaminada a aunar la actividad
con el entorno que la rodea de la forma más apropiada posible para todos los actores
relacionados.

Otro condicionante que presenta el sector minero, son precisamente las enormes
necesidades de financiación que tienen que afrontar las grandes empresas mineras; este
se debe a los altos costes de investigación de recursos que tienen que afrontar, los
elevados costes de diseño y producción, los costes del proceso metalúrgico, etc.

Todo ello redunda en una certeza, se trata de un sector imprescindible para el ser
humano, pero no por ello exento de dificultades cada vez mayores para su desarrollo, por
lo que puede aseverarse que nuestra forma de vida, hoy por hoy, depende íntegramente
del sector minero.

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