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El amor, deseo y el goce

El amor es “Dar lo que no se tiene a quien no es” llllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll


-Jaques Lacan-
Partiendo de lo anteriormente escrito, el amor, según el punto de vista de Lacan, es
colocarse en falta. Pero, ¿qué quiere decir con esto? Para él, para que una persona
pueda amar a otra, debe de mostrarse en “falta” y reconocer que se necesita al otro,
colocar eso que le falta, en el otro. En otras palabras, el “requerimiento”, por así
decirlo, que es fundamental para poder amar, es estar “castrado”. Cuando se habla
de “castración”, no hace referencia a lo de cortar una parte de la anatomía, sino, de
experimentar aquella falta que se tiene.

Amar, es el acto de dar la falta al Otro (así con mayúscula, puesto que este Otro es
algo significativo), aun sabiendo de que ese Otro es alguien incompleto, además
sabiendo de que, a ese otro tampoco le puedo complementar ni satisfacer sus
necesidades. El amor no es algo innato, sino que esta se da por medio de
transformaciones pulsionales. Un elemento esencial que obra en el cambio de una
pulsión sexual al sentimiento del amor, es la interdicción del incesto (donde “se
establece la ley”, la prohibición del padre al niño).

Existe una cierta ventaja en la mujer, en lo que respecta del amor, a diferencia del
hombre. Esto es debido a que, la mujer ya es consciente de su falta por propia
naturaleza. Es decir, donde ya reconoce que no tiene el falo, reconoce que le falta
algo. Es por esto, que se le hace más fácil amar, ya que ella se da cuenta y acepta
su falta como algo innato de su ser. A diferencia del hombre, que es a quien se le
hace difícil poder aceptar dicha falta, y que, a lo contrario, no quiere saber de ello.

El amor y el deseo tienen algo que comparten, esto es que ambas nacen de una
falta. Además, estas tienen una correlación, aunque sean diferentes. A diferencia
del amor, el deseo, no es un sentimiento, más bien es una “tendencia”.

Lo que diferencia al amor y al deseo es que se ama a un sujeto y se desea a un


objeto. El amor y el deseo no tienen una búsqueda igual, puesto que el deseo
procura la satisfacción, a diferencia del amor que le da importancia a aquel vínculo
con el otro (donde ve al Otro como realmente es y no como el deseo que lo divide).

El deseo tiene una inclinación hacia la parcialidad de los objetos: por ejemplo,
sobrevalorar una parte del cuerpo de la mujer, ver algo llamativo en ella, lo cual solo
despierta su deseo sexual, así como se da en el carácter fetichista.
Partiendo de la idea de que el deseo es “el deseo del Otro”, se dice que el amor
siempre es recíproco. Esto es debido a que, el signo de amor, siempre exige una
reciprocidad del signo de amor del otro. Aquí la típica pregunta que se plantea:
“¿Qué soy yo para el Otro?” el querer ser aquello que le “falta” a ese Otro (esto solo
va a nivel de signo).

Por otra parte, otro punto que se ha de mencionar dentro de esta relación, es el de
la demanda, pues todas las demandas son de amor. La demanda es aquello que
“pasa” desde la necesidad, esta se da por medio de un significante y es dirigido al
Otro. El amor demanda amor, lo pide sin cesar. Pide más porque la demanda
siempre es insaciable, es algo que no se puede responder.

En la demanda, no se quiere un objeto, sino una respuesta, una respuesta del Otro
a quien se dirige. Se dice que el deseo “está más allá” de la demanda, debido a que
este es imposible. Es imposible porque se desconoce el deseo que queremos
reconocer, ya que a este se le atribuye un objeto, cuando no es así.

El goce es la satisfacción de las pulsiones sexuales, este siempre está marcado por
una falta. Según Lacan, “no hay una relación sexual”, al decir esto no hace alusión
al acto coital, sino que es imposible que haya una complementación, a nivel de goce,
entre el hombre y la mujer, puesto que, ellos tienen un goce completamente distinto.

Él plantea dos goces: el “fálico” y el “goce del Otro”. Mientras que para el hombre el
goce se posa en todo el cuerpo (es un goce netamente fálico, es decir de su pene),
para la mujer no es solamente algo fálico, sino que va más allá de aquello. Es un
goce Otro, que es algo difícil de localizar dentro del cuerpo y algo difícil de nombrar.

Por último, lo que relaciona al amor, al deseo y al goce, es aquella falta que se tiene.
Es la demanda que se le es dirigida al Otro. Aquello que es imposible de satisfacer.
Dado de que el amor, exige una demanda y esta demanda jamás se satisface. El
deseo, por su parte, no se puede satisfacer porque no se conoce realmente aquello
que se cree conocer, puesto que, no se conoce el deseo del otro y, por último, en el
goce, aquello que jamás se podrá dar, por lo que no se puede complementar lo
masculino con lo femenino.
Referencias bibliográficas
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