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SOCIEDAD, ESTRUCTURA Y CAMBIO SOCIAL

Vivimos en una sociedad controlada por la economía. Las políticas públicas y las privadas que funcionan
en nuestro entorno están determinadas por la estructura económica del momento, consecuentemente, la
combinación de estos factores conlleva a fijar una serie de ideologías afines con tales sistemas de
funcionamiento. Estos factores forman un cuadro que gira en torno a la economía, la política y la ideología.
El sistema de mercado es el gran gobernador, es el que dicta las reglas de cómo tenemos que producir y de
consumir y por lo tanto como tenemos que vivir y como debemos pensar para que esta gran rueda siga
girando sin perder su fuerza. Los avances de la tecnología, que durante las últimas décadas han invadido
nuestras vidas, han fomentado que las grandes empresas nos vendan formas de vida, lo importante no es
la venta del producto en sí, sino hacerte creer que el producto que estas comprando es lo mejor, lo más
bueno. Si picamos en el anzuelo, el fin ya está conseguido, no porque saquen una insignificante suma de
dinero por este determinado producto, sino porque habrán conseguido un patrocinador más de su marca,
que promocionará su eslogan por allí a donde vaya. Mientras se esté consumiendo ese producto todo el
mundo podrá observar la marca quedándose grabada en su inconsciente, de manera que lo importante no
es la venta del producto en sí, sino la publicidad que se haga de él.
No importa si el producto es bueno o no, no importa si es el que lo produce es una gran marca que no cuida
el medio ambiente, no importa si está fabricado por un niño de la india de 6 años explotado por menos de
un euro al día, no importa… Lo importante es adquirirlo y engordar la economía bajo cualquier condición.
Los efectos de la globalización han facilitado que la economía mundial siga invadiendo nuestros espacios
y que se busquen las mejores alternativas para reducir los costes de producción, lo cual conlleva al traslado
de las fábricas a lugares menos desarrollados, donde la mano de obra tiene un coste insignificante. Existen
corporaciones que cuentan con más dinero incluso que el PNB de algunos países pobres, con lo cual pueden
controlar y gobernar el mundo a su antojo.
Además, este sistema económico no valora sus desperfectos, no ha reparado en fomentar una economía
sostenible y dirigida a proteger el medio ambiente. Por el contrario, estamos acabando con las materias
primas de nuestros países y estamos arrasando la de los demás, explotando todas las fuentes de recursos
de las que se puede sacar beneficio. Gracias a este descuido, estamos convirtiendo el mundo en un lugar
arrasado y contaminado, aumentando así los efectos nocivos para nuestra salud.
Las políticas a su vez, quedan supeditadas al movimiento de la economía y por tanto reformulan leyes y
acuerdos en función de su seguridad. Limitándose a privatizar cualquier fuente de recursos para poder
posteriormente, negociar con ella, desafiando el bienestar público. Las políticas giran entorno al mercado,
de manera que las decisiones se toman en función de las mejoras económicas, por eso ven las catástrofes
o las guerras como una oportunidad de negocio; mientras unos mueres, los demás se benefician.
Esto llega a tal punto, que las leyes han formulado acuerdos donde se permite patentar cualquier cosa
excepto una vida humana completamente nacida. ¿os imagináis hasta donde podemos llegar? Se está
permitiendo que se especule con la vida, se están desprotegiendo los genomas que cohabitan en este
planeta y que son necesarios para un entorno armónico y equilibrado.

Por otra parte las políticas para el Bienestar social, dependen directamente del PNB del país y de los
impuestos que se reciben; por lo tanto, en función del crecimiento económico varía nuestro bienestar social
de manera que cuando más se necesita, menos se te ofrece.
La ideología de nuestro país, por otra parte, se encuentra en el final de la cadena de este asunto. Nuestra
cultura, nuestros valores, nuestra manera de pensar, está dirigida por el sistema económico y
posteriormente por las leyes que se dictan al respecto.
Es cierto que ha cambiado mucho nuestra manera de vivir durante las últimas décadas, las estructuras
tradicionales han perdido su valor y su fuerza y hemos entrado en una cultura postmodernista que cambia
los significados de nuestras vidas, produciendo a seres más individualistas, preocupados por aspectos más
insignificantes y dedicados a la mera diversión, sin cuestionarse, sin preguntarse, sin revelarse contra un
sistema que lo esclaviza y lo sumerge en una burbuja de enajenación mental.
Desde nuestro papel como ciudadanos, deberíamos asumir la responsabilidad de implicarse con los
asuntos que mantienen en flujo de nuestra sociedad, que la condicionan y la guían, tratando de intervenir
en las políticas públicas, luchando para una igualdad real. Debemos contribuir al bienestar público
evitando conductas que empobrezcan el medio ambiente, sin olvidar que, aunque pensemos
equivocadamente que hay ciertos aspectos donde no podemos intervenir, tenemos el deber de actuar y
defender por vías pacíficas los derechos de los seres humanos y de todas las especies de nuestro planeta,
contribuyendo al bienestar social de todos/as. La mejor forma de intervenir no es con palabras, sino con
acciones, no importa lo que digas sino lo que hagas, porque esa actitud será un reflejo para otros. Es
urgentemente necesario estimular las relaciones entre nosotros, relaciones sanas y desinteresadas,
evitando que solo se centren en el intercambio de bienes porque una sociedad dividida y jerarquizada nos
desvincula de nuestro fin como seres humanos.
La sociedad de cada país esta formada por seres humanos que comparten fines, conductas y la diversidad
cultural, y que se relacionan entre si en una dinámica que busca generar condiciones propias para su
desarrollo y bienestar.
Hay una serie de elementos que contribuyen a facilitar ese desarrollo de la sociedad en un momento
determinado.
Dos de las corrientes teóricas que han tenido un mayor alcance e influencia han sido el estructural
funcionalismo y el marxismo.
El cambio
La sociedad es concebida como un conjunto de estructuras organizadas dentro de un sistema que es
dinámico pero estable y con tolerancia hacia el equilibrio, un cambio social es una alteración o
modificación de las estructuras sociales, incluye procesos de reestructuración y transformación.
El cambio coyuntural: transformaciones dentro de la estructura que no son permanentes si no contingentes
y cambiantes.
El cambio estructural: variación profunda de la estructura socioeconómica, modifica la relación funcional
y el orden de los componente de la estructura.

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