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LA CIENCIA MENTAL Thomas Troward y Marta Martin PDF
LA CIENCIA MENTAL Thomas Troward y Marta Martin PDF
La Ciencia Mental
THOMAS TROWARD
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T ítulo original: The Edinburgh Lectures on Mental Science
ISBN: 978-84-616-5895-4
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autorización escrita de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede
ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sgts. del Código Penal).
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No debemos contradecir la Ley
esperando que haga por nosotros
lo que sólo puede hacer
a través de nosotros
Thomas Troward
1909
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ÍNDICE
1 INTRODUCCIÓN
2 LOS EJERCICIOS
3 THOMAS TROWARD
4 EL ESPÍRITU Y LA MATERIA
5 EL MODO MÁS ELEVADO DE INTELIGENCIA CONTROLA AL MÁS BAJO
6 LA UNIDAD DEL ESPÍRITU
7 LA MENTE SUBJETIVA Y LA MENTE OBJETIVA
8 OTRAS CONSIDERACIONES SOBRE LA MENTE SUBJETIVA Y LA MENTE OBJETIVA
9 LA LEY DEL CRECIMIENTO
10 LA RECEPTIVIDAD
11 LA ACCIÓN RECÍPROCA DE LA MENTE UNIVERSAL Y LA MENTE INDIVIDUAL
12 CAUSAS Y CONDICIONES
13 LA INTUICIÓN
14 LA CURACIÓN
15 LA VOLUNTAD
16 EN CONTACTO CON LA MENTE SUBCONSCIENTE
17 EL CUERPO
18 EL ALMA
19 EL ESPÍRITU
20 C U R S O S
TU PODER INTERIOR Y LA CIENCIA MENTAL
21 SOBRE MARTA MARTÍN
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1 INTRODUCCIÓN
¿Es posible comprender la luz? ¿Cómo traducir y comunicar esa luz? Éstas son las
dos grandes cuestiones a considerar cuando se lee a Thomas Troward o cuando,
como ha sido mi caso, se le traduce.
Este libro no ofrece un tipo de lectura convencional, sino más bien un proceso de
apertura mental, de descubrimiento de tu infinita naturaleza y de todas las
posibilidades que semejante hallazgo pone en tus manos. Te invito a participar en
este viaje ayudado de tu voluntad de seguir recorriendo las palabras que tienes entre
manos. Te lo advierto, tu ego puede insinuar: “No lo entiendo. Esto no tiene
sentido. No quiero seguir leyendo, ¿para qué? No lo necesito”. Por favor,
comprende que el tándem de la mente y el ego es el mecanismo que te mantiene
dentro de los confines de lo conocido y apartado de tu evolución personal. La
dificultad, que es posible que encuentres al comenzar esta lectura, es la voz de un
ego incómodo ante su inminente desaparición. Se rebela a perder el protagonismo en
beneficio de un poder superior que te pertenece: el de desentrañar el fantástico
enigma de la vida y tomar conciencia de que eres un creador, y creas con tu
pensamiento.
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Mental está logrando su propósito.
Marta Martín
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2 LOS EJERCICIOS
Una gota de agua del mar no puede comprender la magnificencia del océano, no
obstante forma parte del océano y en sí misma contiene todas las propiedades del
mismo. Esa gotita es muy importante, porque sin gotas no habría mar. Ésta es la
relación entre nuestra mente y la Gran Mente Universal, o Inteligencia Infinita de la
que nos habla Troward.
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3 THOMAS TROWARD
Thomas Troward nació en Punjab, India, en 1847 de padres británicos: Albany y
Frederica Troward. Su padre fue coronel del ejército en la India. Troward viajó a
Inglaterra para formalizar sus estudios y en 1865, con 18 años, se licenció Cum
Laude en Literatura. Más tarde decidió estudiar Derecho, aunque siempre se
consideró artista y pintor.
Los resultados más notables de su estudio fueron unos pequeños volúmenes que
han ejercido un profundo impacto en el desarrollo de la metafísica espiritual, en
particular en el movimiento de La Nueva Era en los Estados Unidos y Gran Bretaña,
para el que La Ciencia Mental es el legado más directo de Troward.
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4 EL ESPÍRITU Y LA MATERIA
A l dar comienzo a una serie de conferencias sobre la Ciencia Mental, resulta
difícil para el profesor decidir la mejor manera de exponer el tema ya que puede ser
abordado desde muchos puntos de vista, cada uno con sus particulares ventajas. No
obstante, tras una cuidadosa deliberación, me parece que para el propósito del curso
actual no podríamos elegir un mejor comienzo que la relación entre el espíritu y la
materia.
La distinción habitual entre ambos nos resulta muy familiar. Todos pueden
reconocerla y esto me permite utilizar los adjetivos con los que solemos expresarla:
el espíritu está vivo y la materia está muerta.
Ambos términos expresan con gran claridad nuestra impresión actual sobre la
antítesis entre el espíritu y la materia, que sin duda alguna es correcta si los
consideramos únicamente desde el punto de vista de las apariencias externas. La
especie humana está en lo cierto al confiar en la evidencia de los sentidos y
cualquier método que nos indique que no lo hagamos nunca se afianzará en una
comunidad saludable. No existe nada malo en el testimonio que los sentidos
transmiten a la mente, no obstante surge el error cuando interpretamos el significado
de tal información.
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movimiento y la muerte en su ausencia. No obstante, las últimas investigaciones de la
ciencia demuestran que esta distinción no es lo suficientemente profunda. Uno de los
hechos fundamentales de la física es que ni un sólo átomo de lo que llamamos
"materia muerta" carece de moción. En la mesa que se encuentra frente a mí hay una
pieza de acero sólido, pero a la luz de la ciencia actual sé que los átomos de esa
masa aparentemente inerte están vibrando con una intensa energía, moviéndose
activa y continuamente de un lado a otro, colisionando y rebotando unos contra otros,
o dando vueltas como sistemas solares en miniatura, con una rapidez incesante, cuya
compleja actividad sobrepasa nuestra imaginación.
La masa, como masa, puede yacer inerte sobre la mesa, pero lejos de carecer del
elemento del movimiento es la morada de una energía inagotable que mueve las
partículas con tal rapidez que la de un tren expreso no es nada en comparación.
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Vemos entonces que la vida de la Vida consiste en la inteligencia: en otras
palabras, en el poder del Pensamiento. Y por lo tanto podemos decir que la cualidad
distintiva del espíritu es el Pensamiento y, por el contrario, la cualidad distintiva de
la materia es la Forma.
No podemos concebir la materia sin la forma. Debe existir alguna forma, aunque
sea invisible al ojo físico, puesto que la materia, para ser materia, debe ocupar un
espacio, y ocupar un espacio en particular implica una forma correspondiente.
Por estas razones podemos decretar como propuesta fundamental que la cualidad
distintiva del espíritu es el Pensamiento y que la cualidad distintiva de la materia es
la Forma. Ésta es una diferenciación radical a la que siguen importantes
consecuencias y por lo tanto debe ser considerada cuidadosamente por el estudiante.
La forma implica una extensión en el espacio y también una limitación por ciertos
márgenes. El pensamiento no implica nada de eso. Por ejemplo, cuando pensamos en
la vida como algo que existe en alguna forma en particular, la asociamos con la idea
de una extensión en el espacio, por lo que podemos decir que un elefante consiste en
una sustancia viva en mayor cantidad que un ratón. Pero si pensamos en la vida como
el hecho de vivir, no lo asociamos con ninguna idea de extensión en el espacio, y por
fin nos damos cuenta de que el ratón está tan vivo como el elefante,
independientemente de la diferencia de tamaños.
La definición científica del tiempo es el periodo ocupado por un cuerpo que pasa
de un punto determinado en el espacio a otro y por lo tanto, de acuerdo a esta
definición, cuando no hay espacio no puede haber tiempo, y así, la concepción del
espíritu que le describe como desprovisto del elemento del espacio debe también
describirle como desprovisto del tiempo.
Por lo tanto nos damos cuenta de que la noción del espíritu como puro
pensamiento y no como forma concreta es la idea del mismo como algo que subsiste
perfectamente y con independencia absoluta del tiempo y el espacio. Por ello, si
concebimos la idea de que existe algo a ese nivel, sólo podemos representar a esa
cosa como presente aquí y ahora. Desde este punto de vista, nada puede estar lejos
de nosotros ni en el tiempo ni en el espacio: o la idea está totalmente disipada o
existe como una entidad que de hecho está presente, y no es algo que “será” en el
futuro, porque si no hay secuencia en el tiempo, no puede haber futuro.
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Del mismo modo, donde no hay espacio no puede existir la noción de que algo
pueda encontrarse a una distancia de nosotros. Cuando el tiempo y el espacio son
eliminados, todas nuestras ideas de las cosas deben, necesariamente, existir en un
aquí universal y en un eterno ahora.
Sin duda alguna, ésta es una concepción muy abstracta, pero yo le pediría al
estudiante que procure comprenderla completamente, puesto que resulta de vital
importancia en la aplicación práctica de la Ciencia Mental, tal y como veremos más
adelante.
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Ejercicio
Intenta lograr oscuridad total y una ausencia absoluta de ruido en una habitación.
Acuéstate cómodamente. Respira profundamente unas cuantas veces y relaja todo tu
cuerpo. Cierra los ojos.
Eres consciente de la respiración, consciente del peso de tu cuerpo en la cama,
consciente de algún tenue sonido. Eres consciente de que hay pensamientos.
Obsérvalos como un fenómeno más, como el ruido o la oscuridad.
Trata de sentir que te extiendes más allá de los límites de la piel, deja que tu
conciencia de ti mismo se abra más allá de los límites del cuerpo.
Reconoce eso en ti que sabe “yo soy” “yo existo”.
Sabes que eres, que existes. No obstante, no puedes ubicar eso en un punto concreto
de tu cuerpo. ¿Dónde está tu sensación de existir? No puedes “limitarla” a un punto
en el espacio, pero tampoco puedes alejarte de ella.
No puedes encontrarla porque no hay ningún espacio que recorrer para ello. No tiene
forma y está más cerca de ti que tu propio aliento. Está presente siempre, aquí y
ahora.
Céntrate por completo en ella y date cuenta de que aquí y ahora no existe nada más
que esto.
Aquí y ahora, sólo existes.
Aquí y ahora, dónde estás sólo es una idea, un recuerdo.
Aquí y ahora, quién eres sólo es una idea, un recuerdo.
Aquí y ahora eres, existes.
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5 EL MODO MÁS ELEVADO DE INTELIGENCIA
CONTROLA AL MÁS BAJO
Por lo tanto, si el trabajo más elevado de las más grandes mentes consiste
únicamente en el reconocimiento del orden ya existente, no podemos alejarnos
mucho de la conclusión de que debe haber una inteligencia extrema inherente al
Principio de la Vida, que se manifiesta a sí misma en la forma de este orden. Y
vemos así que una gran inteligencia cósmica subyace a todo.
Observando esta firme progresión está claro que la naturaleza del principio de la
evolución asegura infaliblemente la continua evolución de la raza. No obstante, lo
hace creando tales cantidades de cada clase que, tras permitir un amplio margen para
todos los posibles accidentes en los individuos, la raza ha de perpetuarse: “Parece
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cuidar tanto de la especie, parece despreocupada por la vida del individuo”. En
pocas palabras, podemos decir que la inteligencia cósmica opera mediante una Ley
de Promedios que permite un amplio margen de accidentes y fallos en los individuos.
Por lo tanto, vemos que existe una clara distinción entre la inteligencia cósmica y
la inteligencia individual y que el factor que diferencia a la segunda de la primera es
la presencia de la voluntad del individuo. Ahora, el propósito de la Ciencia Mental
es determinar la relación entre este poder de la voluntad y la gran ley cósmica que
garantiza el mantenimiento y el desarrollo de la raza. Y el aspecto más importante a
tener en cuenta es que el poder de la voluntad en el individuo es, en sí mismo, el
resultado del principio cósmico evolutivo en el punto donde alcanza su nivel más
alto.
Desde los tiempos en los que sólo las formas más pequeñas de vida habitaban el
planeta, el esfuerzo de la naturaleza siempre ha sido el desarrollo, que ahora ha
culminado en la producción de un ser que dispone de una mente capaz del
razonamiento abstracto y de un cerebro que constituye el instrumento físico de una
mente así. En este estadio, el principio creador de la vida se reproduce a sí mismo
en una forma que es capaz de reconocer el funcionamiento de la ley evolutiva y la
unidad y continuidad del propósito que ha prevalecido en toda la progresión hasta
ahora, e indica, sin ninguna duda, que la labor de un ser así en el esquema universal
debe ser introducir el uso de ese factor, el cual, hasta este momento, ha brillado por
su ausencia. El factor, a saber, de la voluntad del individuo inteligente.
La evolución que nos ha traído hasta este punto ha funcionado por medio de una
ley cósmica de promedios. Ha supuesto un proceso del que el individuo mismo no ha
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formado parte conscientemente. Pero debido a que él es lo que es y a que dirige la
caravana de la procesión evolutiva, si el hombre ha de evolucionar más, sólo puede
hacerlo mediante su cooperación consciente con la ley que le ha traído hasta el
estadio en el que él es capaz de darse cuenta de que tal ley existe. Su evolución en el
futuro debe ser su participación consciente en la gran obra y esto sólo puede hacerse
efectivo mediante su inteligencia y su esfuerzo individual. Se trata de un proceso de
crecimiento inteligente.
Nadie más puede crecer por nosotros: cada uno debemos crecer por nosotros
mismos. Y este crecimiento inteligente consiste en nuestro creciente reconocimiento
de la ley universal que nos ha traído tan lejos como hemos llegado, y de nuestra
relación individual con esa ley, basada en el hecho de que nosotros mismos somos su
producto más avanzado. Se trata de una gran máxima: la naturaleza nos obedece en la
misma proporción en que nosotros la obedecemos a ella. Si el electricista trata de
oponerse al principio de que la electricidad siempre debe pasar de un potencial más
alto a uno más bajo, no logrará efecto alguno. Pero si considera que todas las cosas
están suscritas a esta ley fundamental, puede realizar a voluntad cualquier aplicación
en particular del poder eléctrico.
Estas consideraciones nos muestran que lo que distingue al grado más elevado de
inteligencia del más bajo es el reconocimiento de sí mismo, y cuanto más inteligente
resulta ser ese reconocimiento, mayor es el poder. El menor grado de auto-
reconocimiento es aquél que sólo se conoce a sí mismo como una entidad separada
de todas las demás, como el ego se distingue del no-ego. Pero el mayor grado de
auto-reconocimiento es aquél que, dándose cuenta de su propia naturaleza espiritual,
ve en todas las demás formas no tanto el no-ego, o eso que no es él mismo, sino el
alter-ego, o eso que es él mismo en otro modo de expresión.
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elementos de la escena cósmica muestra la presencia de una inteligencia maravillosa
que subyace a todo, y la cuestión es: ¿dónde se encuentra esta inteligencia? En última
instancia, sólo podemos concebirla como inherente a alguna sustancia primordial que
resulta ser la base de todos esos modos más grosos de la materia que conocemos,
perceptibles a simple vista o deducidos por la ciencia gracias a sus efectos
perceptibles.
Es ese poder que, en todas las especies y en todo individuo, se convierte en eso
que “es” esa especie o ese individuo. Y así sólo podemos concebirlo como una
inteligencia que se forma a sí misma y es inherente a la sustancia última de la cual
cada cosa resulta ser una manifestación en particular.
Que esta sustancia primordial se forma a sí misma por medio de una inteligencia
inherente que mora en sí resulta evidente por el hecho de que la inteligencia es la
cualidad esencial del espíritu. Si tuviéramos que concebir la sustancia primordial
como algo separado del espíritu, deberíamos postular algún otro poder que no es ni
espíritu ni materia y que los origina a ambos; pero esto solamente situaría la idea de
un poder auto-evolutivo un paso atrás y afirmaría la producción de un grado inferior
de espíritu indiferenciado por uno superior, lo cual es una asunción puramente
gratuita y contradice cualquier idea que podamos formarnos sobre el espíritu
indiferenciado.
De cualquier modo que tratemos de alejar el punto original donde todo comienza,
no podemos evitar la conclusión de que en ese momento el espíritu contiene a la
sustancia primordial, lo que nos lleva de nuevo a la afirmación de que lo creó todo
de la nada. Así encontramos dos factores en la realización de todas las cosas: El
Espíritu y la Nada. Al añadir Nada al Espíritu sólo queda el espíritu: X + 0 = X.
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distinguir este modo de inteligencia del espíritu de su polo opuesto: la inteligencia
del individuo. Es importante puntualizar esta distinción ya que el poder del
pensamiento puede producir resultados en el plano material debido a la respuesta de
la inteligencia atómica a la inteligencia individual, como la cura de una enfermedad
por medio de un tratamiento mental, etc.
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Ejercicio
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6 LA UNIDAD DEL ESPÍRITU
Ésta no es una pregunta efectuada en tiempos remotos, sino que subsiste en cada
momento de todos los tiempos en la naturaleza más profunda de todos los seres. Así
nos damos cuenta de que la división entre una forma específica y otra contiene en sí
una profunda unidad esencial que actúa como soporte de las distintas formas de
individualidad que surgen de ella misma.
Ahora, es una verdad matemática que lo infinito debe ser una unidad. No puedes
tener dos infinitos, puesto que entonces ninguno de ellos sería infinito: cada uno se
vería limitado por el otro. Tampoco puedes dividir el infinito en fracciones.
Matemáticamente, el infinito es una unidad esencial.
Por lo tanto, sólo podemos adentrarnos más allá de la naturaleza externa del
individuo y llegar a ese principio inherente a su ser del que surge su individualidad
traspasando el concepto de la existencia individual y adentrándonos en el de la
unidad del ser universal.
Esto puede parecer una mera abstracción filosófica, pero el estudiante que quiera
producir resultados prácticos debe darse cuenta de que estas generalizaciones
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abstractas son la base de la tarea práctica que se dispone a realizar.
Ahora, el gran factor a reconocer sobre la unidad es que, puesto que se trata de
una única unidad, donde quiera que esté debe ser la totalidad de eso. En el momento
en el que permitimos a nuestra mente alejarse de la idea de la extensión en el espacio
y creemos que una parte de la unidad está aquí y la otra está ahí, hemos descendido
de la idea de la unidad a la idea de las partes o fracciones de una sola unidad, lo que
implica movernos a la idea de la multiplicidad de unidades más pequeñas, y en ese
caso estamos lidiando con lo relativo, o con la relación que existe entre dos o más
entidades, que por lo tanto están limitadas unas por otras, y nos hemos salido del
ámbito de la simple unidad que supone el absoluto.
El todo es mayor que cualquiera de sus partes y de este modo, si al reconocer esta
unidad podemos concentrar todo el espíritu en un punto cualquiera en cualquier
momento, estamos incluyendo cualquiera de sus individualizaciones con la que
queramos tratar. La importancia práctica de esta conclusión resulta demasiado obvia
como para explicarlo en más detalle.
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matriz en la que establece una relación con el tiempo y el espacio al asumir una
forma en particular.
Estos son los grandes hechos con los que trabaja el científico mental, y el
estudiante hará bien al considerar en profundidad lo que significan y las
responsabilidades que necesariamente acarrea darse cuenta de ellos.
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Ejercicio
S iéntate cómodamente en un lugar tranquilo y silencioso. Respira profundamente
unas cuantas veces, consciente de tu respiración, y a continuación vuelve a respirar a
tu ritmo natural.
Reflexiona sobre esta frase del poeta místico Rumi y deja que te revele su
significado, para comprender el capítulo anterior:
Rumi
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7 LA MENTE SUBJETIVA Y LA MENTE OBJETIVA
H asta este punto ha sido necesario establecer las bases de la ciencia afirmando
principios generales muy abstractos a los que hemos llegado mediante un
razonamiento puramente metafísico. Ahora, pasamos a considerar ciertas leyes
naturales que han sido declaradas tras una serie de experimentos y observaciones,
cuyo pleno significado e importancia quedará claro cuando consideremos su
aplicación en los principios generales que han estado ocupando nuestra atención.
Por lo tanto es conveniente que en estas conferencias hable de esta doble acción
como si procediera de dos mentes, una externa y la otra interna. Llamaremos mente
subjetiva a la interna y objetiva a la externa, ya que así suele denominarlas la
literatura sobre este tema.
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ha establecido ciertas diferencias notables entre la acción de la mente subjetiva y la
de la mente objetiva, que puede describirse brevemente de la siguiente manera: La
mente subjetiva sólo es capaz de razonar de una forma deductiva y no inductiva,
mientras que la mente objetiva puede hacerlo de ambas maneras.
Todo esto demuestra que la mente subjetiva se encuentra bajo el pleno control de
la mente objetiva. Reproduce fielmente y resuelve hasta sus últimas consecuencias
aquello que la mente objetiva imprime en ella. Los resultados del hipnotismo
demuestran que la mente subjetiva puede verse impactada por ideas de la mente
objetiva de otra persona o por las que surgen de su propia individualidad. Éste es un
punto muy importante, porque de esta predisposición a la sugestión del pensamiento
de otra persona dependen todos los fenómenos referentes a la curación (en presencia
o a distancia), a la telepatía y similares.
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Bajo el control de un hipnotizador experto, durante el periodo de hipnosis la
personalidad del sujeto se transforma y él cree ser lo que el especialista le diga que
es: un nadador sorteando olas, un pájaro que vuela en el aire, un soldado en la
batalla o un indio rastreando a su víctima. Se identifica con cualquier personalidad
que el operador imprima en él y representa su papel con una precisión absoluta.
Quizá el hecho más importante que han demostrado los experimentos hipnóticos es
que la mente subjetiva es la constructora del cuerpo. La entidad subjetiva del
paciente es capaz de diagnosticar el carácter de la enfermedad que está sufriendo y
puede encontrar los remedios adecuados, indicando un conocimiento fisiológico que
excede al de los médicos más experimentados, y también un conocimiento de la
correspondencia entre la condición de enfermedad de los órganos del cuerpo y los
remedios materiales que pueden proporcionar alivio.
Y desde aquí sólo estamos a un paso de todos esos casos en los que proporciona
los remedios materiales, y ella misma trabaja sobre el organismo de modo que tenga
lugar un restablecimiento absoluto de la salud como resultado de la perfecta
precisión que ha llevado a cabo el operador sobre el paciente mientras se encontraba
en un estado hipnótico.
Ahora, estos son hechos demostrados por cientos de experimentos conducidos por
muchos investigadores en distintos lugares del mundo y podemos sacar de ellos dos
conclusiones de gran importancia: una, que la mente subjetiva es absolutamente
impersonal y otra, que es la constructora del cuerpo o, en otras palabras, es el poder
creativo en el individuo.
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objetiva individual.
Por lo tanto, para quienes todavía no han llegado a una percepción más interna de
la ley de la naturaleza, la intervención curativa de la medicina es una ayuda muy
valiosa para aliviar los malestares físicos. El error a subsanar no es que la medicina
sea capaz de beneficiar a su manera, sino la creencia de que no haya una forma mejor
o más elevada de hacerlo.
Una vez que entendemos completamente estas consideraciones, vemos que es igual
de sencillo manifestar externamente condiciones saludables en el cuerpo, que hacer
lo contrario. El proceso se reduce básicamente a una creencia en nuestro propio
poder sobre la vida y puesto que esta creencia, de ser asimilada fielmente en nuestro
interior, producirá necesariamente el correspondiente cuerpo sano, no deberíamos
tardar en convencernos de que hay motivos sólidos y razonables para mantenerla. El
propósito de la Ciencia Mental es crear un cimiento sólido para esta convicción.
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Ejercicio
Para comprobar cómo tu mente objetiva tiene una influencia en tu mente subjetiva,
que aceptará cualquier sugerencia ‘por muy falsa que sea’, siéntate cómodamente en
un lugar tranquilo en el que nada te interrumpa.
Respira profundamente tres o cuatro veces y vuelve a respirar a un ritmo normal.
Repite la siguiente frase en tu mente sin interrupciones y sin distracciones,
escuchando atentamente lo que te estás diciendo:
Soy feliz.
Soy feliz, soy feliz, soy feliz, soy feliz, soy feliz, soy feliz, soy feliz, soy feliz, soy
feliz, soy feliz, soy feliz, soy feliz, soy feliz, soy feliz, soy feliz, soy feliz…
Tiempo recomendado: 15 minutos (mínimo).
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8 OTRAS CONSIDERACIONES SOBRE LA MENTE
SUBJETIVA Y LA MENTE OBJETIVA
Y así, como puro espíritu o como causa primordial, no puede ser nada más que
mente subjetiva. Y el hecho ampliamente demostrado por los experimentos de que la
mente subjetiva es la constructora del cuerpo, nos demuestra que la característica
esencial de la mente subjetiva es el poder de crear desde nuestro interior mediante el
crecimiento.
Por consiguiente, podemos decir que donde encontremos poder creativo en acción
estamos en presencia de mente subjetiva, bien esté operando a la gran escala del
cosmos o a la diminuta escala del individuo.
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puramente mente subjetiva y por lo tanto sigue la ley de la mente subjetiva, es decir:
es susceptible de asumir cualquier sugestión, y la llevará a cabo hasta sus últimas y
lógicas consecuencias.
En la sección final trataré brevemente las serias conclusiones que resultan de ella.
Ahora mismo será suficiente con darnos cuenta de que la mente subjetiva en nosotros
mismos es la misma mente subjetiva que está funcionando en todo el universo dando
lugar a las infinitas formas naturales que nos rodean, y del mismo modo, dándonos
lugar a nosotros mismos.
En última instancia sólo puede haber una primera causa, que es la mente universal,
pero debido a que es universal no puede, como universal, actuar en el plano de lo
individual y particular. Para hacerlo tendría que dejar de ser universal y por lo tanto
dejar de ser el poder creativo que deseamos utilizar.
Por otro lado, el hecho de que estemos esforzándonos para lograr un objeto
específico y definido implica nuestra intención de utilizar este poder universal y
aplicarlo para un propósito particular, y así nos vemos involucrados en la paradoja
de pretender realizar un acto universal en el plano de lo particular.
Queremos llevar a cabo una unión entre los dos extremos de la escala de la
naturaleza: el espíritu creativo más profundo y una forma externa determinada.
Entre ambos hay un gran abismo y la pregunta es cómo crear un puente entre ellos.
Es aquí, entonces, donde superamos la dificultad al concebir que nuestra mente
subjetiva individual es nuestra participación en la mente subjetiva universal, porque
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por un lado se encuentra en conexión directa con la mente universal y por otro lado
en conexión directa con el objetivo individual, o mente intelectual, y esto se
encuentra en conexión directa con el mundo de la manifestación externa,
condicionado al tiempo y al espacio. Así, la relación entre las mentes subjetiva y
objetiva del individuo forma el puente necesario para conectar los dos extremos de
la escala.
Por lo tanto, la mente subjetiva de una persona puede ser considerada el órgano de
lo absoluto, del mismo modo que la mente objetiva es el órgano de lo relativo, y
para poder regular el uso de ambos órganos es necesario entender lo que significan
realmente los términos “absoluto” y “relativo”.
Lo absoluto es esa idea de algo que lo contempla como algo que existe en sí
mismo, no en relación con nada más. Es decir: contempla su esencia. Lo relativo es
esa idea de algo que lo contempla en su relación con otras cosas, es decir,
circunscrito a un cierto entorno. Lo absoluto es la región de las causas y lo relativo
lo es de las condiciones.
El uso consciente del poder creativo del pensamiento consiste en lograr el poder
de pensar en lo absoluto, lo cual se consigue mediante una clara concepción de la
interacción entre nuestras distintas funciones mentales.
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Dejar de lado la concepción de las circunstancias implica borrar la idea de
tiempo, y en consecuencia debemos pensar que esa cosa ya existe realmente. A
menos que hagamos esto, no estamos operando conscientemente en el plano de lo
absoluto y por lo tanto no estamos empleando el poder creativo de nuestro
pensamiento.
El método más práctico y sencillo para crear el hábito de pensar así es concebir
que en el mundo espiritual existe un prototipo espiritual de todo lo que hay, que es la
raíz de su existencia externa correspondiente. Así, si nos acostumbramos a
contemplar el prototipo espiritual de algo considerando que es su ser esencial, y su
forma material como el aspecto en el que este prototipo se desarrolla y se expresa
externamente, veremos que el primer paso para producir cualquier hecho externo
debe ser la creación de su prototipo espiritual.
Este concepto fue elaborado por Platón en su doctrina de las ideas como
arquetipos y por Swedenborg en el tratado de las correspondencias. Y un maestro
todavía mayor ha dicho: “Todas las cosas que pidáis orando, creed que ya las habéis
recibido y os vendrán” (Marcos 11:24).
La diferencia en los tiempos verbales de esta cita es muy importante. Nos invita a
creer que nuestro deseo ya se ha logrado, que es algo que ya hemos conseguido, y a
continuación su logro llegará como un objeto en el futuro. Esto es dar una dirección
concisa al poder creativo del pensamiento para grabar en la mente subjetiva
universal, como un hecho ya existente, el objeto en particular que deseamos. Al
seguir esta dirección estamos pensando en el plano de lo absoluto y eliminamos de
nuestra mente cualquier consideración de las condiciones, lo que implicaría
limitación y la posibilidad de casualidades adversas. De este modo estamos
plantando una semilla que, de no ser perturbada, germinará infaliblemente en un fruto
externo.
Así, haciendo un uso inteligente de nuestra mente subjetiva creamos un núcleo, por
así decirlo, que empieza a ejercitar una fuerza atractiva y atrae hacia sí mismo
material de similares características a las suyas propias; y si se permite que este
proceso siga adelante sin ser perturbado continuará hasta que una forma externa
correspondiente a la naturaleza del núcleo se manifieste en el plano de lo objetivo y
lo relativo. Éste es el método universal de la naturaleza en todos los planos.
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formación de lo que ellos llamaron “anillos de vórtice” formados por una sustancia
primordial infinitamente fina. Nos dicen que si un anillo así se forma una vez en la
escala más diminuta y se inicia su rotación, entonces, como se mueve en el éter y no
está sujeto a fricción, de acuerdo a todas las leyes conocidas debe ser indestructible
y su movimiento ha de ser perpetuo.
Por supuesto, nadie ha visto nunca estos anillos con los ojos. Son una de esas
abstracciones que resultan si seguimos las leyes de la física y de las matemáticas
hasta sus inevitables consecuencias. No podemos justificar las cosas que podemos
ver a menos que asumamos la existencia de otras cosas que no podemos ver, y la
“teoría del vórtice” es una de estas contemplaciones. Esta teoría no ha sido
planteada por los científicos mentales sino por los científicos físicos como
conclusión última de todo aquello a donde sus investigaciones les han dirigido: Las
innumerables formas de la naturaleza tienen su origen en el núcleo infinitamente
pequeño del anillo de vórtice, sea cual sea el medio por el que el anillo ha recibido
su impulso inicial, cuestión que como tal no concierne a la ciencia física.
Del mismo modo que la teoría del vórtice explica la formación del mundo
inorgánico, la biología explica la formación del organismo vivo. Eso también tiene
su origen en un núcleo principal que, una vez establecido, opera como centro de
atracción para la formación de esos órganos físicos de los que está compuesto el
individuo. La embriología demuestra que esta regla funciona sin excepción en todo el
rango del mundo animal, incluyendo al hombre, y la botánica explica que el mismo
principio actúa en el mundo vegetal.
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“En su esencia última, la energía puede resultar
incomprensible para nosotros, excepto como una demostración
de la actuación directa de eso que llamamos Mente o
Voluntad”.
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Notas
Puede llevarla a cabo porque la mente subjetiva individual está unida a la gran
mente subjetiva universal, la inteligencia infinita a partir de la cual se ha creado todo
lo que existe. También porque la mente subjetiva se encuentra bajo el pleno control
de la mente objetiva: reproduce fielmente y resuelve hasta sus últimas consecuencias
aquello que la mente objetiva imprime en ella.
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9 LA LEY DEL CRECIMIENTO
Sin duda, cuanta mayor vitalidad infundimos al brote, a lo que hemos acordado
llamar el prototipo espiritual, más rápido germinará; pero esto es debido,
simplemente, a que con una concepción más lograda instalamos más poder de
crecimiento en la semilla que con una concepción más debilitada.
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Con el mismo aparato podemos comenzar con un movimiento mecánico que
generará electricidad, o podemos comenzar con electricidad, que generará el
movimiento mecánico; o podemos adoptar una actitud aritmética: si 10/2 = 5,
entonces 10/5 = 2. Por lo tanto, si reconocemos una vez que el poder del
pensamiento produce algún resultado, veremos que la ley por la que el pensamiento
negativo produce resultados negativos es la misma mediante la cual el pensamiento
positivo produce resultados positivos.
Por lo tanto, nuestra falta de confianza en la ley del crecimiento, que podemos
expresar con ansiedad y presión para lograrlo desde fuera, o permitiendo que la
desesperación asuma el lugar de una alegre expectativa, revierte la acción de la
causa original y consecuentemente la naturaleza de los resultados.
Por este motivo la Biblia, el más esotérico de todos los libros, insiste
continuamente en la eficacia de la fe y en la destructiva influencia de la
desconfianza. Y del mismo modo, todos los libros de cada rama de la ciencia
espiritual nos previenen enfáticamente de admitir la duda o el miedo. Estos suponen
la inversión del principio de crecimiento y por lo tanto constituyen el principio que
lo echa todo abajo.
47
Esto es hacer saber a Dios con agradecimiento cuáles son nuestras peticiones,
como recomienda San Pablo, y tiene su razón en la perfecta integridad de la Ley de
la Existencia que sólo necesita que la reconozcamos para poder ser utilizada hasta
donde nosotros queramos.
Por lo tanto tenemos que considerar nuestras creaciones mentales como realidades
espirituales y confiar implícitamente en que la Ley del Crecimiento haga el resto.
48
Notas
1) Tengo una idea de algo que deseo y soy consciente de que no lo tengo. Mi
conciencia de que me falta crea una sensación de separación entre eso que
quiero y yo, lo que provoca angustia y frustración, entre otros sentimientos
negativos. Esta actitud aborta el crecimiento de mi idea hasta su
manifestación en la realidad física.
2) Tengo una idea de algo que deseo y pienso en ello con la esperanza de que
algún día lo tendré. Esto provoca bienestar en algunos momentos, por la
ilusión de que llegará, e incertidumbre en otros, cuando me doy cuenta de que
no lo tengo. Esta actitud ayuda a crecer a mi idea y luego frena su
crecimiento.
3) Tengo una idea de algo. Elimino el deseo porque crea distancia. Creo la
certeza de que ya lo tengo.
Para ello utilizo mi imaginación, mi visualización, mi concentración, mis
sentidos, mis sensaciones, a fin de abrigar la creencia de que eso ya es mío.
El cambio en este último modo de pensamiento es muy sutil, no obstante es
imprescindible para permitir la ley de crecimiento y obtener resultados en la
realidad física.
Se trata de un ‘entrenamiento’ en el que utilizamos nuestra mente objetiva
para crear la certeza de que la idea ya es algo real. La sensación que esto
provoca es muy agradable y placentera, y aumenta en intensidad con la
repetición. Con la repetición, la mente subjetiva recoge el mensaje y es así
como lo reproduce hasta sus últimas consecuencias.
Cuando se siembra una semilla se la riega de forma habitual y sin ningún tipo
de duda sobre si va a germinar. Se observa su crecimiento con placer y
satisfacción, que nacen de la belleza que se adivina y de la certeza de que
está creciendo, aún en los primeros estadios en los que el brote todavía no ha
salido a la superficie.
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10 LA RECEPTIVIDAD
E l estudiante debe esforzarse por tener claro lo que significa la inteligencia del
espíritu indiferenciado para poder establecer las bases que le permitan trabajar con
todo esto de manera práctica.
Por lo tanto para esta inteligencia, reconocer que algo está fuera de sí sería una
negación de su propio ser, por lo que podemos decir que cualquiera que sea la
naturaleza de esta inteligencia, debe estar totalmente desprovista del elemento de un
auto-reconocimiento como personalidad individual a cualquier escala. Visto así
queda claro que el Espíritu omnipresente y origen de todo es el gran principio
impersonal de la Vida que da lugar a todas las manifestaciones particulares de la
naturaleza. Su absoluta impersonalidad, en el sentido de la ausencia total de
cualquier conciencia de existencia individual, es un punto en el que es no se puede
insistir lo suficiente.
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Atribuir una individualidad imposible a la Mente Universal es uno de los dos
grandes errores que han debilitado las bases de la religión y de la filosofía en todas
las épocas. El otro error es irnos al extremo opuesto y negar que la Mente Universal
disponga de inteligencia personal. Respondemos a este error con una la sencilla
pregunta: “Él, que creó el ojo, ¿no ve? Él, que creó el oído, ¿no oye?” O podemos
utilizar un proverbio popular: “De una bolsa no puedes sacar más de lo que hay en
ella”.
Debemos darnos cuenta de que este espíritu universal impregna todo el espacio y
toda sustancia manifiesta, tal y como indican los científicos que hace el éter, y que
dondequiera que esté, debe acarrear consigo y en su propio ser todo lo que es.
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para ver que tal confluencia sólo podría producir caos, y no un cosmos, entonces
nuestras concepciones se expanden hasta la idea de la Ley universal y encontramos
que ésta es la naturaleza del principio que subyace a todos.
Hemos realizado un avance inmenso desde el plano del mero accidente hasta un
mundo donde existen principios definitivos con los que podemos llevar a cabo
cálculos certeros una vez que los conocemos. Pero éste es el punto crucial: Las
leyes del universo están ahí pero nosotros las desconocemos, y sólo mediante la
experiencia que se gana tras repetidos fallos podemos vislumbrar las leyes que
hemos de usar. ¡Qué doloroso y cuán lento es el progreso!
El transcurso de eones no sería suficiente para comprender todas las leyes del
universo en su totalidad, no sólo en el mundo visible sino también en el que no se ve;
cada fallo al conocer la verdadera ley implica un sufrimiento que surge de nuestra
ignorante vulneración de la misma. Así, puesto que la naturaleza es infinita, nos
encontramos con la paradoja de que de algún modo debemos ingeniárnoslas para
seguir el hilo del conocimiento de lo infinito con nuestra inteligencia individual, y
debemos realizar el peregrinaje a lo largo de la incesante “Vía Dolorosa” bajo el
azote de la Ley inexorable hasta que encontramos la solución al problema. Pero
surgirá la pregunta: ¿No podemos seguir hasta que al final dispongamos de todo el
conocimiento? La gente no entiende lo que representa “el infinito”, porque de no ser
así no harían tales preguntas.
Para el matemático esto está muy claro. Eleva x a la potencia que quieras, y por
muy vasta que sea la disparidad entre ella y las potencias menores de x, ambas son
igualmente inconmensurables con xn. El reino universal de la Ley es una verdad
magnificente; es uno de los dos grandes cimientos del universo representado por los
dos pilares que se erigían en la entrada del templo de Salomón: es Jachín, pero
Jachín debe estar equilibrado por Boaz.
Es una verdad eterna que nunca puede ser alterada: cada infracción de la Ley de la
Naturaleza debe acarrear consecuencias castigadoras. Nunca podemos apartarnos
del ámbito de la causa y el efecto. No hay escapatoria alguna de esta ley, a
excepción del conocimiento. Si conocemos una Ley de la Naturaleza y trabajamos
con ella, encontraremos que es nuestra amiga incondicional, siempre lista para
servirnos y nunca reprendernos por los fallos del pasado; pero si la transgredimos
por ignorancia o a voluntad, se convierte en nuestro enemigo, implacable hasta que
volvemos a obedecerla.
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una expansión personal que pueda percibir la infinitud misma. ¿Cómo es posible
lograr esto? Por nuestro progreso en dirección a ello y mediante un grado de
inteligencia que nos permita comprender la “personaldad” inherente a la vida divina,
presente en todos y en todo, que es al mismo tiempo la Ley y la Sustancia de todo lo
que hay.
Los antiguos rabinos dijeron bien: “La Ley es una Persona”. Una vez que nos
damos cuenta de que la Vida universal y la Ley universal son una con la personaldad
universal, hemos establecido el pilar Boaz y su complemento necesario: Jachín. Y
cuando encontramos el punto en común en el que ambos se unen, hemos levantado el
Arco Real a través del cual podemos entrar triunfales en el Templo.
Se trata de una inteligencia sin personalidad individual, pero que para producirnos
se concentra a sí misma dando forma a las individualidades personales que somos.
¿Qué relación habría de tener tal inteligencia con nosotros? No una de favoritismo:
la Ley no puede respetar a una persona más que a otra, puesto que ella misma es la
raíz y el soporte de todo por igual. No una de negación de nuestros progresos, puesto
que al carecer de individualidad no puede disponer de un objeto personal propio que
pueda establecer un conflicto con algo nuestro, y puesto que es el origen de toda
inteligencia individual, no se puede apartar por ser incapaz de comprender.
Por lo tanto, por los términos mismos de su existencia, esta Mente infinita,
subyacente a todo y que todo lo produce debe estar lista inmediatamente para
responder a todos los que se dan cuenta de su verdadera relación con ella.
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Por lo tanto, si comprendemos la mente humana como ese estadio en la evolución
del orden cósmico en el que ha surgido una individualidad capaz de expresar, no
solamente la vida, sino también la personaldad del espíritu universal subyacente,
vemos entonces que su modo más perfecto de expresión debe tener lugar al
identificarse con estas personalidades individuales.
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Cada vez que se comprende con mayor claridad puede ser utilizada con mayor
libertad, de modo que mediante un esfuerzo inteligente y constante que se
desarrollará al continuar leyendo estas páginas, lograremos mayores grados de un
poder al que resulta imposible asignar ningún límite.
Nuestro reconocimiento de este Espíritu debe ser doble: Como la Ley, el orden, o
la secuencia necesaria y también como el principio de Inteligencia que responde a
nuestro reconocimiento del mismo.
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Ejercicio
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11 LA ACCIÓN RECÍPROCA DE LA MENTE
UNIVERSAL Y LA MENTE INDIVIDUAL
H emos de admitir que las anteriores consideraciones nos acercan a los límites de
la especulación teológica, pero el estudiante debe considerar que como Científico
Mental es su tarea observar incluso el fenómeno espiritual más exaltado desde un
punto de vista puramente científico respecto al funcionamiento de una Ley natural
universal.
Así, si simplemente aborda los hechos a medida que surgen, sin duda el verdadero
significado de muchas afirmaciones teológicas se hará evidente: pero hará bien si
establece como regla general que para el uso o el entendimiento de cualquier ley,
bien del aspecto personal o del impersonal de la naturaleza, no es necesaria una
explicación teológica.
En cada caso, en lo que se convierte para cada individuo se mide exactamente por
el reconocimiento que ese individuo tiene de él. Para todos y cada uno mantiene una
relación de apoyo a la raza; cuando el desarrollo individual es incapaz de asimilar
nada más, ese es el límite de la relación. Pero a medida que el poder de
reconocimiento del individuo se amplía, encuentra una expansión recíproca en este
poder inteligente que se despliega gradualmente hacia una conciencia de la íntima
complicidad que existe entre la mente individualizada y su fuente no individualizada.
El hombre que se da cuenta de que por la ley natural de la mente puede dirigir la
Mente Universal en una acción recíproca y perfecta con la suya propia, por un lado
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la convertirá en una fuente de instrucción infinita y por otro en una fuente de poder
infinito.
Por otro lado, cuando tenga que hacer uso de lo que así ha acumulado, debe
revertir la posición y considerar su propia mente como el elemento personal y la
Mente Universal como el impersonal, que por lo tanto puede dirigir con convicción
grabando en ella su propio deseo personal.
Me he extendido con este tema porque guarda la clave de dos asuntos muy
importantes: la Ley del Suministro y la naturaleza de la Intuición. A los estudiantes
les suele resultar más sencillo entender cómo la mente puede influir en el cuerpo,
con el que está tan íntimamente asociada, que cómo puede influir en las
circunstancias.
Lo que hace el individuo es dar una dirección a algo que es ilimitado, llamar a la
acción a una fuerza infinitamente más grande que la suya, que por ser impersonal,
pero inteligente, recibirá la impresión de su personalidad y por lo tanto puede hacer
que su influencia llegue mucho más allá de los límites que condicionan la percepción
objetiva del individuo de las circunstancias que tiene delante.
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Vida significa Poder, y por lo tanto vida infinita significa poder ilimitado; y el
poder ilimitado movido por inteligencia ilimitada no puede ser concebido como algo
que detenga en seco el logro de su propósito.
Por lo tanto, dada la intención por parte de la Mente Universal, no hay duda alguna
al respecto de su logro último. A continuación surge la cuestión sobre la intención:
¿cómo sabemos cuál puede ser la intención de la Mente Universal? Aquí se
manifiesta el elemento de la impersonalidad: no tiene intención porque es
impersonal.
Puede que esté utilizando una forma de expresarme ruda y coloquial, no obstante
mi objetivo es dar a conocer al estudiante la naturaleza del poder que puede utilizar
y la forma de usarlo, y por lo tanto puedo la situación así: Tu objetivo no es dirigir
la totalidad del cosmos sino extraer beneficios particulares, físicos, mentales,
morales o financieros para tu vida o para la vida de alguien más.
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mente propia y por lo tanto tú puedes crearle su mente. Crearle así su mente nunca
invalida su posición como poder creativo; más bien hace que empiece a trabajar de
inmediato para llevar a cabo el propósito para el que así ha sido concentrado. Y a
menos que esta concentración sea disipada por el mismo agente (tú mismo) que
primero la provocó, funcionará por medio de la ley del crecimiento hasta su
completa manifestación en el plano externo.
Al tratar con esta gran inteligencia impersonal estamos trabajando con el infinito y
debemos comprender lo infinito como aquello que toca todos los puntos, y si lo hace
no debería resultarnos difícil entender que esta inteligencia pueda reunir, incluso
desde los confines del mundo, los medios necesarios para su propósito.
62
Ejercicio
Con este sencillo pero poderoso ejercicio puedes comprobar tu unidad con la Mente
Cósmica o Inteligencia Infinita y comprobar cómo la causa que creas provoca una
condición, o resultado. La demostración vendrá en la forma de acontecimientos que
tendrán lugar en tu vida a fin de que obtengas lo que has pedido.
Piensa en alguna situación o persona sobre la que desees obtener claridad.
Busca un lugar en el que puedas sentarte cómodamente sin que nada te interrumpa.
Relaja el cuerpo.
Respira lenta y profundamente tres o cuatro veces y a continuación vuelve a respirar
a tu ritmo normal. Lleva tu atención al plexo solar.
En silencio, mentalmente, pero con toda la determinación que puedas aunar, exige lo
siguiente:
“Quiero claridad respecto a ………”
Sé breve y conciso. Una vez efectuada tu petición/pregunta, respira profundamente
tres veces más antes de terminar. Puedes levantarte y continuar con tus actividades.
No vuelvas a pensar en ello ni a darle vueltas en tus pensamientos, ya que este tipo
de disipación mental “perturba” el crecimiento de la respuesta.
Mantente atento a las señales y observa los resultados. En muy pocos días empezarás
a tener atisbos de esa claridad y reconocerás su verdad por la obviedad de la misma.
Observa cómo la Inteligencia Infinita ha movido los hilos necesarios de maneras que
no hubieras podido imaginar a fin de que el resultado que buscabas llegue a ti.
Tiempo necesario: 10 minutos.
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12 CAUSAS Y CONDICIONES
E n la última sección se ha utilizado la expresión “primera causa relativa” para
distinguir la acción del principio creativo en la mente individual de la Primera
Causa Universal y también de las causas secundarias.
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sucesión de condiciones que forman parte de un tren interminable de condiciones
anteriores que surgen del pasado y se prolongan hacia el futuro.
Desde este punto de vista nos encontramos bajo la pauta de un destino de hierro
del cual parece imposible escapar. Esto es debido a que los sentidos sólo son
capaces de tratar con las relaciones que una forma de limitación devenga en otra,
puesto que son los instrumentos mediante los cuales conocemos lo relativo y lo
condicionado.
Esta región se encuentra dentro de nosotros: es la zona de las ideas puras, y por
este motivo he insistido en los dos aspectos del espíritu como pensamiento puro y
como forma manifiesta. La imagen-pensamiento, o patrón ideal de una cosa es la
primera causa relativa a esa cosa. Es la sustancia de esa cosa no limitada por
ninguna condición previa.
Si nos damos cuenta de que todos los objetos visibles deben tener su origen en el
espíritu, entonces toda la creación a nuestro alrededor es la clara evidencia de que el
punto de partida de todo se encuentra en imágenes-pensamientos, o ideas, porque en
el espíritu no puede ser concebida ninguna otra acción más que la formación de tales
imágenes antes de su manifestación en materia.
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nuestras limitaciones resultan de haber grabado en ella habitualmente esa idea de
limitación que hemos asumido al restringir toda posibilidad a la región de las causas
secundarias.
Pero ahora, cuando las investigaciones nos demuestran que las condiciones nunca
son causas en sí mismas, sino sólo los vínculos subsiguientes de una cadena que
empezó en el plano de un puro ideal, lo que tenemos que hacer es revertir nuestra
forma de pensar y contemplar el ideal como algo real, y la manifestación externa
como un mero reflejo que debe cambiar con cada cambio en la entidad que lo emite.
Pero si nos damos cuenta de que la región de las causas secundarias es la zona de
los meros reflejos no pensaremos que nuestro propósito depende de ningún tipo de
condición, sino que sabremos que al dar forma a la idea del mismo en el absoluto, y
al mantener esa idea, hemos moldeado la primera causa en la forma deseada y
podemos esperar el resultado con alegres expectativas.
Por este motivo cada profesor que haya hablado con conocimiento sobre este tema
ha grabado en sus seguidores la necesidad de visualizar y describir el logro de sus
deseos como si ya se hubieran cumplido en el plano espiritual, puesto que esa es la
condición indispensable para su logro en lo visible y lo concreto.
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admite duda alguna.
Pero supón lo siguiente: ¿Si llegamos al punto en el que tenemos que tomar una
decisión clara y resulta que nos equivocamos en nuestra decisión? Sobre la hipótesis
de que el final ya está asegurado, no puedes equivocarte en tu decisión. Tu decisión
correcta es uno de los pasos necesarios para el logro de la meta, lo es tanto como
cualquier otra de las condiciones que te llevan a ella.
Por lo tanto, mientras que somos cuidadosos y evitamos las acciones precipitadas,
nos aseguramos de que la misma Ley que está controlando que el resto de las
circunstancias se muevan en la dirección correcta, también está influyendo en nuestro
juicio moviéndolo también en la misma dirección.
No debemos contradecir la Ley esperando que haga por nosotros lo que sólo
puede hacer a través de nosotros. Por lo tanto, tenemos que utilizar nuestra
inteligencia sabiendo que está actuando como instrumento de una inteligencia
superior, y puesto que tenemos este conocimiento podemos y debemos cesar
cualquier ansiedad respecto al resultado final.
Entonces podemos volver a dedicarnos a los asuntos de nuestra vida cotidiana con
la seguridad y tranquilidad de que las condiciones iniciales ya se han dado, o pronto
serán visibles. Si no las vemos inmediatamente, descansemos tranquilos con el
conocimiento de que el prototipo espiritual ya existe y está esperando a que empiece
a mostrarse alguna circunstancia que apunte en la dirección deseada.
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y hacerlo con calma y sin nerviosismo, a pesar de lo que parezca necesario dadas las
circunstancias. Más adelante veremos que esta actitud nos llevará hacia más
circunstancias que apuntan en la misma dirección, hasta que nos veamos conducidos
paso a paso hasta el logro de nuestro objetivo.
De seguro, esto constituye un buen aliciente para el cuidadoso estudio de las leyes
que gobiernan la relación entre la mente individual y la Mente Universal.
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Notas
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71
13 LA INTUICIÓN
H emos visto que la mente subjetiva es susceptible a la sugestión por parte de la
mente objetiva. Pero hay también una acción que la mente subjetiva efectúa sobre la
objetiva. La mente subjetiva del individuo es su ser más íntimo y su principal
ocupación es el mantenimiento de la individualidad, de la cual es su fundamento.
Puesto que es puro espíritu y tiene su continua existencia en ese plano en el que
todas las cosas subsisten en el ahora universal y eterno, puede, en consecuencia,
informar a la mente inferior de las cosas que no existen en su percepción debido a la
distancia en el espacio o en el tiempo.
Pero en los momentos en los que la urgencia del caso parece demandarlo, o
cuando por alguna razón aún desconocida, durante un momento la mente objetiva está
más compenetrada con la mente subjetiva, la voz interior se escucha con fuerza y
persistencia. Cuando éste es el caso, hacemos bien en prestarle atención. La
necesidad de espacio me impide dar ejemplos, pero sin duda el lector preferirá no
experimentarlos.
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experiencia son que a pesar de que todas las apariencias apunten en la dirección de
una cierta línea de conducta, todavía hay un sentimiento insistente de que no debería
seguirse por ahí. En la mayoría de los casos se comprobará que el argumento de la
mente objetiva, por muy correcto que sea respecto a su conocimiento de los hechos,
ignoraba sucesos que no podían ser conocidos objetivamente en ese momento, pero
que sí eran conocidos por la facultad intuitiva.
Antes de que la mente objetiva haya empezado a debatir sobre el sujeto, es como
la superficie de un lago en calma que refleja claramente la luz. Pero en cuanto
empieza a argumentar en base a las apariencias externas, éstas lanzan sus reflejos
sobre su superficie de modo que la imagen original se vuelve borrosa y ya no es
reconocible.
Sin embargo, es imposible reducir una acción tan interna como la de la intuición a
la forma de reglas rígidas y rápidas, y más allá de reconocer los casos particulares a
medida que surgen, probablemente el mejor plan para el estudiante será incluir todo
el tema de la intuición en el principio general de la Ley de la Atracción,
especialmente si ve cómo esta ley interactúa con esa cualidad personal del espíritu
universal de la que ya hemos hablado.
73
Notas
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14 LA CURACIÓN
El tema de la curación ha sido tratado en profundidad por muchos escritores y
merece toda la atención que se le ha prestado, no obstante el objetivo de estas
conferencias es más bien afianzar al estudiante en esos principios generales sobre
los cuales se basa todo uso consciente del poder creativo del pensamiento, más que
en establecer reglas formales para sus aplicaciones específicas.
Por lo tanto examinaré los principios que parecen ser comunes a los distintos
métodos de curación mental que se utilizan actualmente, cada uno de los cuales
deriva su eficacia, no de la peculiaridad del método, sino de constituir un
procedimiento tal que permite actuar a las leyes más elevadas de la Naturaleza.
Ahora, el principio que establecen todos los sanadores mentales, sean cuales sean
los términos que utilicen para explicarlo, es que la base de toda curación es un
cambio de creencia.
El conocimiento de la ley demuestra que sólo hay una causa principal: ese factor
que en nuestra individualidad denominamos mente subjetiva o mente subconsciente.
Por este motivo he insistido en la diferencia entre establecer una idea en la mente
subconsciente, es decir: en el plano de lo absoluto y sin referencia al tiempo y al
espacio, o situar la misma idea en la mente intelectual consciente que sólo percibe
las cosas en su relación con el tiempo y el espacio.
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Ahora, la única concepción que puedes tener de ti mismo en lo absoluto, o
incondicionado, es la de ser puro espíritu vivo, sin la limitación de condiciones de
ningún tipo, y por lo tanto en absoluto sujeto a la enfermedad.
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una línea tan rígida y tan marcada entre las personalidades, y las demarcaciones
entre una y otra pueden incrementarse o reducirse a voluntad, de hecho pueden
eliminarse temporalmente de tal modo que durante ese momento ambas
personalidades se funden en una. Ahora, la acción que tiene lugar entre el sanador y
el paciente depende de este principio.
El sanador le pide al paciente que adopte una actitud mental receptiva. Esto
significa que el paciente tiene la voluntad de eliminar la barrera de su personalidad
objetiva y permitir la entrada del poder mental del sanador.
Por su parte, el sanador hace lo mismo, con esta única diferencia: mientras el
paciente elimina su barrera con la intención de admitir un flujo entrante, el sanador
lo hace con la intención de permitir un flujo saliente.
Así, por medio de la acción conjunta de las mentes de ambos, las barreras de
ambas personalidades se deshacen y se determina la dirección del flujo de la
voluntad, es decir, fluye desde el sanador como la activa voluntad de dar y hasta el
paciente como una pasiva voluntad de recibir, de acuerdo a la ley universal de la
naturaleza en la que el flujo siempre debe tener lugar desde lo lleno hasta lo vacío.
Por este motivo, en cuanto el sanador se da cuenta de que las barreras externas
entre él mismo y su paciente han sido eliminadas, puede hablarle a la mente
subconsciente del paciente como si fuera la suya propia, puesto que al ser ambos
espíritu puro el pensamiento de su identidad les hace idénticos y ambos están
concentrados en una única entidad y en un único punto, sobre el que la mente
consciente del sanador puede entrar por medio de la sugestión de acuerdo al
principio universal de que la mente objetiva controla a la subjetiva.
Por eso he insistido en la distinción entre espíritu puro o espíritu que se concibe
aparte de su proyección sobre cualquier molde, y la concepción del mismo dentro de
esa proyección.
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Por lo tanto hemos de apartar nuestro pensamiento de la contemplación de los
síntomas, de hecho, de toda su personalidad corpórea, y debemos considerarle una
individualidad puramente espiritual, libre así de verse sujeto a ninguna condición y
consecuentemente manifestando externamente y a voluntad las condiciones que mejor
expresen la vitalidad y la inteligencia que es el espíritu puro.
Es importante entender que el proceso que aquí se describe tiene como propósito
fortalecer la individualidad del sujeto, no dominarla. Utilizarlo para dominar es una
perturbación que acarreará la penalización correspondiente sobre el operador.
Bajo estas circunstancias la experiencia nos enseña que una de las formas más
efectivas de sanación mental es el tratamiento durante el sueño, porque entonces todo
el sistema del paciente se encuentra en un estado natural de relajación que le impide
ofrecer ninguna oposición consciente al mismo. Y por la misma norma, el sanador
también puede entrar con más facilidad durante su propio sueño que cuando está
despierto.
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Antes de irse a dormir graba con fuerza en su mente subjetiva que va a transmitir
una sugestión curativa a la mente subjetiva del paciente y a continuación, por los
principios generales de la relación entre la mente subjetiva y la objetiva, esta
sugestión se lleva a cabo durante las horas en las que la individualidad consciente se
encuentra en reposo. Este método se puede aplicar con los niños pequeños, a quienes
no podemos explicar los principios de la ciencia, y también con personas en la
distancia.
Pero estos temas no forman parte del ámbito de un libro cuyo propósito es
establecer los principios generales que subyacen a todo fenómeno espiritual. Hasta
que sean comprendidos claramente, el estudiante no puede pretender adentrarse en el
estudio detallado de otros poderes interiores, porque hacerlo sin una base sólida de
conocimiento y sin una experiencia de su aplicación práctica supondría exponerse a
peligros desconocidos y sería contrario al principio científico de que el avance
hacia lo desconocido sólo puede realizarse desde el punto de vista de lo conocido;
de otro modo nos adentramos en una zona confusa de trabajo especulativo sin
disponer de una serie de principios claramente definidos que nos guíen.
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Ejercicios
Auto tratamiento:
Antes de acostarte, escribe tres veces la siguiente frase con gran concentración e
intención: “Durante toda la noche mi mente subjetiva va a estar trabajando para
proporcionar un estado de salud perfecto a mi cuerpo”. Haz este ejercicio todas las
noches durante una semana y observa resultados.
*La efectividad de estos ejercicios depende de la claridad del decreto, de la fuerza de la intención y de lo
frecuentemente que se practiquen.
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15 LA VOLUNTAD
L a voluntad es tan importante que el estudiante debería mantenerse atento para
evitar confusiones respecto a la posición que ocupa en la economía mental.
Esto lo demuestra claramente la ciencia física. Nadie habla de crear energía sino
de transformar una forma de energía en otra. Y si nos damos cuenta de que éste es un
principio universal, veremos que en el plano mental, así como en el plano físico,
nunca creamos energía sino que únicamente proporcionamos las condiciones
mediante las que la energía que ya existe de una forma pueda exhibirse de otra.
Por lo tanto, eso que llamamos poder creativo del hombre es la actitud receptiva
de expectación que, por así decirlo, crea un molde por el que puede fluir la sustancia
plástica y todavía indiferenciada para adoptar la forma deseada.
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Estamos intentando controlar conscientemente nuestros poderes mentales en lugar
de dejar que nos lleven de un lugar a otro sin propósito ninguno, y por lo tanto hemos
de comprender la relación entre estos poderes para poder producir resultados
externos.
En primer lugar, todo el tren de causas da comienzo por alguna emoción que hace
surgir un deseo. A continuación el sentido común determina si manifestaremos
externamente este deseo, o no. Después, el deseo que ha sido aprobado por el
sentido común avanza y dirige la imaginación para dar forma al prototipo espiritual
necesario. Y la imaginación, centrada así en un objeto en particular, crea el núcleo
espiritual que a cambio actúa como un centro alrededor del cual empiezan a trabajar
las fuerzas de atracción, y siguen actuando hasta que, por la ley de crecimiento, el
resultado concreto se vuelve perceptible a nuestros sentidos externos.
En otras palabras, o bien intentamos proyectar una fuerza, o recibir una fuerza, o
mantener una posición de inactividad en relación con algún objeto en particular.
Si mantenemos cualquier actitud mental dada, podemos contar sin lugar a dudas
con que la ley de la atracción nos va a llevar hacia esas correspondencias que
simbolizan exteriormente la actitud en cuestión.
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Uno de los principales objetivos de la Ciencia Mental es entrenar la voluntad y su
movimiento desde el plano más bajo de nuestra naturaleza hasta el más elevado. El
hombre se reduce a su voluntad. Cualquier cosa que haga por su propia voluntad es
su propio acto. Cualquier cosa que haga sin el consentimiento de su voluntad no es su
propio acto sino el del poder por el que ha sido condicionado.
Pero debemos reconocer que ninguna otra individualidad puede lograr control
sobre nuestra voluntad en el plano mental a no ser que nosotros le permitamos
hacerlo. Por este motivo todo uso legítimo de la Ciencia Mental se dirige al
fortalecimiento de la voluntad, en nosotros o en los demás, a movernos hacia el
control de una razón iluminada.
Sabiendo que la voluntad entrenada constituye una fuerza espiritual tremenda que
actúa en el plano de la primera causa, simplemente expresa su deseo con la intención
de operar en ese plano y sabe que el deseo así expresado deberá manifestarse
externamente como un hecho concreto.
Quizá nuestra visión no pueda llegar muy remotamente, pero seguro que
deducimos un principio general de lo que hemos dicho sobre las causas y las
condiciones, y es que toda la secuencia siempre participa del mismo carácter como
causa inicial: si ese carácter es negativo, es decir, desprovisto del deseo de
manifestar externamente amabilidad, alegría, fortaleza, belleza o cualquier otra clase
de bien, esta cualidad negativa se hará sentir a lo largo de todo el proceso. Pero si el
carácter afirmativo opuesto se encuentra en el motivo original, se reproducirá en la
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forma del amor, de la alegría, de la fortaleza y de la belleza con una precisión
infalible.
Por lo tanto, antes de empezar a producir nuevas condiciones con el ejercicio del
poder de nuestro pensamiento deberíamos sopesar cuidadosamente cuáles serán los
resultados probables. Y aquí, de nuevo, encontraremos un amplio campo para el
entrenamiento de nuestra voluntad, al aprender a adquirir ese auto-control que nos
permitirá posponer una satisfacción actual de calidad inferior a un bien potencial
mayor.
Siempre debemos recordar que estamos tratando con una energía potencial
maravillosa que todavía no se ha diferenciado en nada en particular y que por la
acción de nuestra mente puede distinguirse en cualquier modo de actividad
específico que deseemos.
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El otro gran principio a recordar es que la concentración tiene el propósito de
determinar la cualidad que vamos a darle a la energía que previamente era
indiferenciada, y no el de preparar las circunstancias específicas para su
manifestación. Esa es la función de la energía creativa, que construirá sus propias
formas de expresión de un modo natural, si se lo permitimos, ahorrándonos así una
enorme cantidad de ansiedad innecesaria.
Éstas son las dos reglas de oro respecto a la concentración. Pero no debemos
suponer que por tener que mantenernos alerta ante los pensamientos ociosos que se
mueven a la deriva no podamos disfrutar de reposo; por el contrario, es en los
periodos de reposo cuando acumulamos fortaleza para la acción.
Desde este punto de vista vemos que todo es Vida y que todo es Bueno y que la
Naturaleza, desde su superficie más visible hasta sus profundidades más recónditas
es un vasto almacén de vida y de bondad completamente entregada a nuestro uso
individual.
Disponemos de la llave para lograr todos sus tesoros y ahora podemos aplicar
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nuestro conocimiento de la ley de la existencia sin entrar en todos esos detalles que
sólo son necesarios para el propósito del estudio, y al hacerlo encontramos que
hemos adquirido la conciencia de nuestra unidad con el todo.
Lo que más nos atrae en un cierto momento o lugar es esa modalidad del espíritu
vivo universal con la que estamos más en contacto en ese momento. Al darnos cuenta
de esto, extraemos de ella corrientes de energía vital que harán que la sensación
misma de la vida sea toda una alegría, y que la irradiaremos como una esfera
vibratoria a nuestro alrededor que puede desviar cualquier sugerencia dañina en
cualquier ámbito.
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mente entregada a lo bueno que ve en los demás, en lugar de a las acciones
concretas, encontraremos que cultivar esta disposición abrirá innumerables caminos
para que la vida universal fluya a través nuestro, dando o recibiendo de formas que
nunca antes hubiéramos sospechado. Y esta acción y reacción fortalecerá nuestra
vitalidad y cada día nos encontraremos más vivos que ninguno de los días
precedentes.
89
Ejercicio
90
91
16 EN CONTACTO CON LA MENTE
SUBCONSCIENTE
E n cierto modo, las páginas anteriores han hecho consciente al estudiante de la
enorme importancia de nuestra relación con la mente subconsciente. Nuestro trato
con ella, en la escala de lo individual o de lo universal, es la clave de todo lo que
somos o de lo que podemos ser.
Puesto que éste es el estupendo tema que estamos tratando, la pregunta sobre cómo
vamos a ponernos en contacto de una manera práctica con la mente subconsciente es
muy importante.
Por lo tanto, para ponernos en contacto con ella hemos de encontrarnos con ella en
su terreno. Sólo puede ver las cosas desde el punto de vista de la deducción y por lo
tanto no puede asimilar el punto de vista inductivo desde el que construimos la idea
de nuestra personalidad externa.
Del mismo modo, si nos ponemos en contacto con ella no podemos hacerlo
llevándola al nivel de lo externo y no esencial, sino únicamente elevándola a su
propio nivel en el plano de lo interior y de lo esencial.
¿Cómo podemos hacer esto? Dejemos que dos famosos escritores nos den la
respuesta. Rudyard Kipling nos dice en su historia sobre “Kim” cómo el niño a
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veces solía perder su sensación de personalidad repitiéndose la pregunta: “¿Quién es
Kim?” Gradualmente su personalidad parecía desvanecerse y experimentaba la
sensación de pasar a una vida más grande y vasta en la que el niño llamado Kim era
desconocido, mientras su consciencia individual permanecía, pero exaltada y
expandida hasta un punto inconcebible. Y en la vida de Tennyson, su hijo nos relata
que a veces el poeta tenía una experiencia similar.
Entonces, para conectar con nuestra mente subconsciente debemos esforzarnos por
pensar en nosotros como puro ser, como esa entidad que apoya interiormente la
manifestación externa; al hacerlo nos daremos cuenta de que la cualidad esencial del
ser puro debe ser buena. En sí misma es Vida pura y como tal no puede desear nada
que perjudique a la Vida pura, manifiesta bajo cualquier forma.
Cada uno debe desarrollar su propio método, no obstante hay uno sencillo y
efectivo que consiste en decirle a la mente subjetiva: “Esto es lo que quiero que
hagas; ahora adoptarás mi lugar y lo harás aportando todos tus poderes y tu
inteligencia, y considerarás que eres yo”.
Esto no es mera fantasía sino una verdad de la que cada día se dan cuenta más
personas. No hemos inventado los hechos para que encajen en la teoría, sino que la
teoría se ha construido al observar cuidadosamente los hechos.
Puesto que la teoría y la práctica han demostrado que la ley de la relación entre la
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mente subjetiva y la objetiva es así, nos encontramos cara a cara con una pregunta
crucial: ¿Hay algún motivo por el que las leyes que funcionan bien para la mente
individual no funcionen bien para la Mente Universal? La respuesta es que no lo hay.
Hemos asimilado que los tres grandes hechos respecto a la mente subjetiva son:
a) Su poder creativo
b) Su disposición a la sugestión
c) Su incapacidad de trabajar de ninguna otra forma que no sea el
método deductivo
Este último método de trabajo tiene que ser necesariamente el de la Mente que lo
origina todo, porque no pudo haber un patrón preexistente del que pudiera aprender
los principios de la construcción. La necesidad de un patrón le hubiera impedido
crear nada de lo que ya existe, de haber sido su método el inductivo en lugar de el
deductivo.
94
individual, también podemos, y lo hacemos, en la Mente Universal.
Lo anterior es una mera conclusión lógica del hecho de que, como mente subjetiva,
nuestra principal relación con ella sólo puede existir en el plano subjetivo, e
indirectamente nuestras relaciones objetivas también deben surgir desde el mismo
origen. Éste es el significado de ese pasaje tan importante que se repite dos veces en
la Biblia: “Puro te muestras con el que es puro y con el tramposo te muestras
tortuoso” (Salmos 18:26 y 2 Samuel 22:27), porque el contexto deja claro que estas
palabras se refieren al Ser Divino.
Si realmente nos damos cuenta de la verdad de que la Mente Universal tiene que
ser para nosotros exactamente aquello que concebimos que es y vemos que esta
relación no es meramente imaginaria, sino que por la ley de la mente subjetiva debe
constituir un hecho preciso y la base de todos los demás hechos, entonces es
imposible sobrestimar la importancia de qué idea adoptamos sobre la Mente
Universal.
Los iletrados tienen pocas opciones, o más bien ninguna: forman una concepción
de acuerdo con la tradición que han recibido de los demás, y hasta que hayan
aprendido a pensar por sí mismos tienen que soportar los resultados de esa tradición
porque las leyes naturales no admiten excepciones, y por muy defectuosa que sea la
idea tradicional su aceptación implicará una reacción correspondiente en la Mente
Universal, que se verá reflejada en la mente consciente y en la vida externa del
individuo.
Pero aquellos que comprenden la ley no podrán culpar a nadie más que a ellos
mismos si no extraen todos los beneficios posibles de ella.
95
que sólo puede ser apreciado por aquellos que disponen de un conocimiento práctico
del mismo, Él alienta a sus aprendices, a esas personas que le escucharon
regocijadamente, a imaginar a la Mente Universal como a un Padre benévolo,
cariñoso y compasivo con todos y entregando toda la generosidad de la Naturaleza
por igual a los malos y a los buenos.
Ha de orarse al Ser invisible, no con duda o fe, sino con la seguridad absoluta de
una respuesta cierta y no hemos de establecer ningún límite a su poder o a su
voluntad de trabajar para nosotros.
Pero para aquellos que no se han dado cuenta de ello, la Gran Mente es,
necesariamente, el adversario que les aprisiona hasta que han pagado el último
céntimo. Y así, en todos los casos el Maestro grabó en quienes le escuchaban la
correspondencia exacta de la actitud de su Poder invisible hacia ellos con la actitud
de ellos hacia ello.
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Las leyes de la naturaleza no actúan vengativamente y todos los vademécum
teológicos y las interpretaciones tradicionales nos permiten darnos cuenta de que
estamos tratando con la ley suprema de nuestro propio ser. En base a esta ley natural
encontramos declaraciones como la de Ezequiel 18:22, que nos dice que si
abandonamos nuestras malas acciones, nuestras transgresiones pasadas nunca se nos
volverán a mencionar.
Estamos tratando con los grandes principios de nuestro ser subjetivo, por lo tanto
nuestro mal uso de los mismos en el pasado nunca puede hacer que cambien su ley
inherente de acción. Si nuestro método al usarlos en el pasado nos ha traído tristeza,
miedo y problemas, sólo tenemos que volver a la ley sabiendo que si revertimos la
causa los efectos también serán revertidos.
Así, lo que tenemos que hacer es simplemente revertir nuestra actitud mental y a
continuación esforzarnos por actuar de acuerdo a la nueva. El esfuerzo sincero por
actuar según nuestra nueva actitud mental es esencial, porque no podemos pensar de
una forma y actuar de otra.
97
Y si deseamos obtener algún beneficio personal en particular más allá de nuestras
inquietudes habituales, la misma regla se aplica para grabar nuestro deseo en la
Mente Subjetiva Universal. Y si nos damos cuenta de que todavía queremos algo aún
más grande y más duradero, la construcción de un carácter y el despliegue de
nuestros poderes para poder expandirnos hasta dimensiones cada vez más llenas de
una Vida plena de alegría, la misma regla es de aplicación: transmite a la Mente
Universal la sugestión del deseo, y por la ley de la relación entre la mente subjetiva
y la objetiva esto también se cumplirá.
Así los problemas más profundos de la filosofía nos llevan de nuevo a la antigua
declaración de la Ley: Pide y se te dará, busca y encontrarás, llama y la puerta se
abrirá. Éste es el resumen de la ley natural de la relación entre la Mente Divina y
nosotros; y no alardeamos en vano si decimos que la Ciencia Mental nos permite
hacer lo que deseemos con nuestras vidas.
No existen límites para esta ley. Lo que puede hacer para nosotros hoy puede
hacerlo mañana y a lo largo de toda esa procesión de mañanas que se pierde en el
horizonte de la eternidad. Creer en la limitación es lo único que crea limitación,
porque grabamos la limitación sobre el principio creativo. En la misma proporción
en la que dejemos de lado esa creencia, nuestras barreras se expandirán y una mayor
vida y mayores bendiciones serán nuestras.
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En estas conferencias mi propósito ha sido, no tanto dar reglas específicas que
practicar, sino establecer los principios generales de la Ciencia Mental que
permitirán al estudiante formular sus propias reglas. En cada etapa de la vida el
conocimiento que nos ofrecen los libros sólo es un medio para lograr un fin. Los
libros sólo pueden indicarnos dónde mirar y qué esperar, pero somos nosotros
quienes tenemos que encontrarlo. Por lo tanto, si has entendido realmente los
principios de la ciencia formularás reglas propias que te darán mejores resultados
que cualquier intento de seguir el método de alguien más, que a él le dio resultado
precisamente porque era su método.
Como dice Walt Whitman: “Tú no eres sólo lo que hay entre tu sombrero y tus
botas”.
99
Notas
100
>>O<<
>>O<<
101
102
17 EL CUERPO
A algunos estudiantes les resulta difícil comprender que la acción mental pueda
provocar un efecto real en la sustancia material, pero si esto no fuera posible no
existiría la Ciencia Mental, cuyo propósito es producir condiciones mejoradas en el
cuerpo y en el entorno, de modo que la última manifestación siempre va en pos de
ser demostrada en el plano de lo visible y lo concreto.
Una de las pruebas más convincentes que he presenciado ha sido la presentada por
el “biómetro”, un pequeño instrumento inventado por el eminente científico Francés,
el Dr. Hipólito Baraduc, que expone la acción de lo que él llama la “corriente vital”.
Su teoría es que esta fuerza, sea cual sea su naturaleza real, está presente
universalmente y actúa constantemente como una corriente de vitalidad física,
fluyendo con una mayor o menor energía a través de cada organismo vivo y que
siempre puede, hasta cierto punto, ser controlada por el poder de la voluntad
humana.
103
a una batería ni a ningún otro aparato, y sirve simplemente para condensar la
corriente. Debajo de la aguja y dentro de la campana de cristal hay una tarjeta
circular dividida en grados, para determinar la acción de la aguja.
Se sitúan dos de estos instrumentos uno al lado del otro pero sin estar conectados
de ninguna manera y quien realiza el experimento coloca los dedos de las dos manos
dentro, a unos dos centímetros del cristal. De acuerdo a la teoría, la corriente entra
por la mano izquierda, circula por el cuerpo y pasa hasta la mano derecha, es decir:
se produce una absorción por la mano izquierda y una entrega por la mano derecha,
lo cual confirma los experimentos de Reichenbach sobre la polaridad del cuerpo
humano.
Debo confesar que a pesar de haber leído el libro del Dr. Baraduc “Las
Vibraciones Humanas”, observé el instrumento con escepticismo, pero en seguida me
di cuenta de mi error. Al principio mantuve una actitud mental totalmente relajada y
me di cuenta de que la aguja correspondiente a la mano izquierda se vio atraída
veinte grados, mientras que la aguja del aparato correspondiente a la mano derecha,
la que se veía afectada por la corriente saliente, era repelida diez grados.
Tras permitir al instrumento volver a su equilibrio normal, lo abordé otra vez con
el propósito de ver si un cambio en la actitud mental modificaría en lo más mínimo
el flujo de la corriente. Esta vez asumí la actitud mental más fuerte que pude con la
intención de enviar un flujo a través de la mano derecha, y el resultado fue
sorprendente en comparación con el anterior. La aguja correspondiente a la mano
izquierda sólo se vio atraída diez grados, mientras que la de la mano derecha se
desvió unos treinta, indicando así la influencia de las facultades mentales para
modificar la acción de la corriente. Puedo mencionar que el experimento se llevó a
cabo en presencia de dos médicos que también percibieron el movimiento de las
agujas.
104
Sea cual sea la hipótesis que adoptemos, la conclusión es la misma: la mente tiene
el poder de abrir o cerrar la puerta a fuerzas invisibles, de tal manera que el
resultado de la acción mental resulta obvio en el plano material.
Del mismo modo, las distintas áreas del cerebro indican su conexión con las
actividades objetiva y subjetiva de la mente, respectivamente, y en términos
generales podemos asignar la porción frontal del cerebro a la primera y la posterior
a la segunda, mientras que la zona intermedia participa del carácter de ambas.
La facultad intuitiva se corresponde con la zona más alta del cerebro, situada entre
las secciones frontal y posterior, y fisiológicamente es aquí donde las ideas
105
intuitivas encuentran su entrada.
La corriente vibratoria que primero descendió desde la cima del cerebro hasta la
zona frontal del mismo, y así a través del sistema voluntario hasta el plexo solar,
ahora se revierte y asciende desde el plexo solar a través del sistema simpático hasta
la parte posterior del cerebro, y esta corriente que retorna indica la acción de la
mente subjetiva.
Por supuesto, debe tenerse en cuenta que aquí estoy hablando del ego-mente en esa
forma de existencia que nos resulta más familiar, que está encarnado, aunque
podemos decir mucho más respecto a otras muchas formas que tiene de actuar. Pero
para nuestra vida cotidiana tenemos que considerarnos a nosotros mismos tal y como
somos en ese aspecto de la vida, y desde este punto de vista es importante la
correspondencia fisiológica del cuerpo con la acción de la mente. Por lo tanto,
aunque siempre debemos recordar que el origen de las ideas es puramente mental, no
debemos olvidar que en el plano físico cada acción mental implica una acción
molecular correspondiente en el cerebro y en las dos ramas del sistema nervioso.
Si como dice el viejo poeta isabelino: “El alma es forma y hace al cuerpo”, está
claro que el organismo físico debe ser un arreglo mecánico especialmente adaptado
para el uso de los poderes del alma, del mismo modo que la máquina a vapor lo es
para el poder del vapor. El reconocimiento de esta reciprocidad entre ambos es la
106
base de toda la sanación espiritual o mental, y por lo tanto el estudio de esta
adaptación mecánica constituye una importante rama de la Ciencia Mental. Y no
tenemos que olvidar que es el efecto y no la causa.
De este modo los “surcos de pensamiento” son algo literal, y una vez que se
han constituido, las vibraciones de las corrientes cósmicas fluyen automáticamente a
través de ellos y, en consecuencia, reaccionan sobre la mente por medio de un
proceso que es opuesto a aquél mediante el cual nuestra sustracción voluntaria e
intencional de lo invisible provoca un efecto.
Por otro, lado este proceso reactivo puede utilizarse para confirmar modos de
pensar benignos y dadores de vida, de modo que al conocer sus leyes podamos dar
indicaciones al mismo cuerpo físico de modo que construya esa personalidad
perfectamente completa, cuyo logro es la meta y el objeto de nuestro estudio.
107
Notas
¿Cómo es posible que mis ideas hayan creado las circunstancias negativas que
estoy viviendo?
Elige qué idea desearías tener y vivir en lugar de la que ya existe en ti. Repítela
con tanto sentimiento como puedas y tanto como te sea posible. De esta manera
crearás un nuevo surco de pensamiento en tu cerebro y muy pronto las corrientes
108
cósmicas pronto empezarán a circular por él, dando lugar al tipo de experiencia y
circunstancia que sí deseas vivir.
109
110
18 EL ALMA
Ahora que entendemos la adaptación del organismo físico a la acción de la mente
debemos darnos cuenta de que, del mismo modo, la mente en sí misma es un
organismo que se encuentra adaptado a la acción de un poder todavía más elevado,
sólo que aquí la adaptación es una aptitud mental.
Al igual que con otras fuerzas invisibles, todo lo que podemos conocer sobre la
mente lo aprendemos observando lo que hace. Ahora, como nosotros mismos somos
esta mente, la nuestra es una observación interior de nuestros estados de conciencia.
111
molecular de vibraciones que se corresponden a la clase determinada de ideas en
cuestión.
Por supuesto, debemos recordar que las ideas en sí mismas no las causan los
cambios moleculares, sino que estos son el resultado de las ideas, y es en esta
traducción de acción de pensamiento a acción física donde nos encontramos cara a
cara con el eterno misterio del descenso del espíritu sobre la materia.
La pauta está en la palabra “vibraciones”. Por muy sutil y delicada que sea la
sustancia, su movimiento comienza con la vibración de sus partículas y una vibración
es una onda que tiene una cierta longitud, amplitud y periodicidad, es decir: algo que
sólo puede existir en términos de espacio y tiempo. Y en cuanto estamos tratando con
algo capaz de concebir una medida, podemos estar seguros de que no estamos
tratando sólo con Espíritu sino con uno de sus vehículos.
Por lo tanto, aunque podemos ahondar aún más en nuestro análisis de la materia (y
en esta línea todavía queda mucho conocimiento que adquirir) encontraremos que el
punto en el que el poder espiritual, o la fuerza del pensamiento, se traduce en una
vibración sutil o atómica, siempre nos eludirá. Consecuentemente, no debemos
atribuir el origen de las ideas al desplazamiento molecular en el cerebro, aunque por
la reacción de lo físico sobre lo mental de la que he hablado antes, la formación de
los canales de pensamiento en la materia gris del cerebro puede tender a facilitar la
recepción de ciertas ideas.
Creo que algunos sistemas orientales abogan por este método, no obstante
podemos confiar plenamente en que la mente regulará la acción de sus canales
físicos de una manera adecuada a sus necesidades, en lugar de tratar de manipular la
mente forzando su instrumento mecánico. En todos nuestros estudios en esta línea
debemos recordar que el desarrollo siempre tiene lugar gracias a un crecimiento
perfectamente natural, y no se consigue tensando excesivamente ningún aspecto del
sistema.
112
Sin embargo, el hecho sigue siendo que la intuición actúa con mayor libertad en la
dirección en la que normalmente concentramos nuestro pensamiento. Y en la práctica
encontraremos que la mejor forma de cultivar la intuición en cualquier dirección en
particular es meditando en los principios abstractos de esa clase de temas, en lugar
de considerar únicamente los casos particulares.
Quizá el motivo radica en que los casos particulares tienen que ver con fenómenos
específicos, es decir, con la ley que actúa bajo ciertas condiciones limitantes,
mientras que los principios de la ley no están limitados por las condiciones locales;
por lo tanto meditar habitualmente en ellos libera nuestra intuición para recorrer una
infinitud no condicionada a la idea de condiciones precedentes.
Entre tales registros que explican los misterios supremos hay tres prominentes, y
todos son testigos de la misma Verdad ÚNICA, y cada uno aporta luz a los demás. Se
trata de: La Biblia, la Gran Pirámide y la Baraja, una curiosa combinación, pensarán
algunos. Espero poder justificar mi declaración en otro volumen de esta serie. Aludo
a estos tres registros aquí porque la unidad de principio que exhiben, a pesar de la
clara divergencia en su método, demuestra claramente que la dirección que toma la
intuición está determinada en gran medida por la voluntad del individuo de abrir la
mente en esa dirección en particular.
113
La relación de la intuición con la imaginación es que la intuición capta una idea de
la Gran Mente Universal, en la que todas las cosas existen como potenciales, y se la
presenta a la imaginación en su esencia, en lugar de hacerlo con una forma definida,
y a continuación nuestra facultad para construir imágenes le da una forma clara y
definida que presenta frente a la visión mental y que luego nosotros vivificamos
dejando que nuestro pensamiento vuelva repetidamente a ella, infundiéndola así con
nuestra propia personalidad. De ese modo aportamos ese elemento personal
mediante el cual siempre tiene lugar la acción específica de la ley universal en
relación con el individuo.
Por lo tanto, la meta última del proceso evolutivo es desarrollar las voluntades
individuales, activadas por esa iluminación y benevolencia, y hacer de ellas
vehículos para la afluencia del Espíritu Supremo, que hasta ahora ha creado
cósmicamente y ahora puede llevar el poder creativo hasta sus estadios más
avanzados sólo mediante la unión consciente con el individuo, ya que ésta es la única
solución posible a la gran cuestión: ¿Cómo puede la Mente Universal actuar en su
plenitud sobre el plano de lo individual y de lo particular?
114
del cuerpo y las facultades del alma, y hay una correspondencia similar entre las
facultades del alma y el poder del Espíritu que es el Origen de todo. Y al igual que
con cualquier otra adaptación a un cierto vehículo, aquí también: nunca podemos
entender correctamente la naturaleza del vehículo y utilizarlo bien hasta que
comprendemos la naturaleza del poder para el que está especialmente adaptado.
Entonces, como conclusión, consideremos brevemente la naturaleza de ese poder.
115
Notas
116
117
19 EL ESPÍRITU
¿ Q ué debe ser, en sí mismo, el Espíritu Supremo Origen de todo? Ésta es la
pregunta que tenemos delante. Empecemos con un hecho al respecto del que no
podemos dudar: es creativo. Si no fuera creativo, nada podría existir; por lo tanto,
sabemos que su propósito, o Ley de Tendencia, debe ser hacer existir vidas
individuales y rodearlas de un entorno adecuado.
Ahora, un poder cuya naturaleza inherente actúa así debe ser un poder benévolo.
El Espíritu de la Vida que busca expresarse en las vidas individuales no puede tener
otra intención hacia ellas que ésta: “Que tengan vida y que la tengan con mayor
abundancia”. Suponer lo contrario sería una contradicción en los términos, sería
asumir que el Principio Eterno de la Vida actúa contra sí mismo, expresándose como
lo contrario de lo que es, en cuyo caso no se expresaría a sí mismo sino que
expresaría su opuesto. Por lo tanto es imposible concebir al Espíritu de la Vida
actuando de un modo contrario al de incrementar la vida.
Hasta aquí esto sólo parece imperfecto debido a nuestra comprensión imperfecta
de la situación y a nuestro consecuente deseo de una unidad consciente con la
ÚNICA Vida Eterna. Al volverse más perfecta nuestra conciencia de la unidad, la
cualidad otorgadora de vida del Espíritu se vuelve más aparente. Pero en base a los
principios la naturaleza puramente Afirmativa y dadora de Vida del Espíritu Origen
de todo es una conclusión ineludible.
Ahora, ¿qué nombre podemos dar a ese deseo inherente de aportar plenitud a
cualquier vida individual, es decir, de hacerla más fuerte, más brillante y más feliz?
Si no es Amor, no sé qué otra cosa es, y por lo tanto nos vemos dirigidos hacia la
conclusión filosófica de que el Amor es el principal poder de movimiento del
Espíritu Creativo.
Pero la expresión es imposible sin la Forma. ¿Qué Forma, entonces, debería dar el
Amor a los vehículos de su expresión? Según la hipótesis de este caso, no podría
encontrar su propia expresión en formas que le resultaran odiosas o repugnantes, por
lo tanto el único correlativo del Amor es la Belleza. La belleza todavía no se ha
manifestado universalmente por el mismo motivo que la Vida, es decir: por la falta
de reconocimiento de su Principio. Pero que el principio de la Belleza es inherente a
la Mente Eterna lo demuestra todo lo hermoso que hay en el mundo en el que
vivimos.
Estas consideraciones nos descubren que la naturaleza inherente del Espíritu debe
consistir en la interacción eterna entre el Amor y la Belleza, como las polaridades
Activa y Pasiva de la Existencia. Entonces, éste es el Poder para cuyo
funcionamiento están especialmente adaptadas las facultades de nuestra alma. Y
118
cuando este propósito de adaptación es reconocido, empezamos a vislumbrar cómo
deberían ser ejercitadas nuestra intuición, nuestra imaginación y nuestra voluntad.
Al entrenar nuestro pensamiento para morar asiduamente en esta unión dual de las
fuerzas causales del amor y de la belleza, la intuición se vuelve más y más sensible a
las ideas que emanan de esta fuente suprema, y la facultad de la imaginación se ve
entrenada para la formación de imágenes que se corresponden con tales ideas.
Nuestro reconocimiento personal más inmediato del Amor y de la Belleza que son
el Origen de todo fluirá como paz mental, salud física, discreción a la hora de
manejar nuestros asuntos y poder para llevar a cabo nuestros proyectos. Y al avanzar
hacia una concepción más amplia del funcionamiento del Espíritu del Amor y de la
Belleza en sus infinitas posibilidades, nuestra intuición tendrá un mayor alcance y
nuestro ámbito de actividad crecerá con ella, en un mundo en el que descubriremos
que nuestra individualidad se desarrolla y en el que, más que nunca antes, nos
volvemos más auténticos siendo nosotros mismos.
Sólo nos encontramos al principio del camino que nos lleva a darnos cuenta de
esta unidad en el pleno desarrollo de todos sus poderes; no obstante otros han
caminado el sendero antes que nosotros y podemos aprender de su experiencia. Uno
de ellos fue el ilustre fundador de la Fraternidad Cristiana de los Rosacruces.
Esa mente maestra que partió en su juventud con la intención de dirigirse hacia
Jerusalén cambió el orden de su viaje, se desvió y permaneció tres años en la
simbólica ciudad de Damcar, en el místico país de Arabia, a continuación se dirigió
al místico país de Egipto, donde permaneció alrededor de un año, y durante otros
dos vivió en el místico país de Fez.
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A continuación, habiendo aprendido durante seis años todo lo que se podía
aprender en esos países volvió a Alemania, su tierra natal, donde, en base al
conocimiento que había adquirido, fundó la Fraternidad Rosacruz, para cuya
instrucción escribió una serie de libros místicos. Después de ello, al darse cuenta de
que su trabajo en su estadio actual se había completado, dejó su cuerpo por voluntad
propia, sin que se haya registrado que fuera debido a una enfermedad o a una muerte
normal, sino por la dirección expresa del Espíritu de la Vida, resumiendo todo su
conocimiento en estas palabras:
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CURSOS
Tu PODER Interior y La Ciencia Mental
Este libro ofrece al lector una información exhaustiva sobre el funcionamiento de
la mente y su papel fundamental en el discurrir de nuestra vida.
Mi visión de futuro es que los hijos de nuestros hijos habrán aprendido a
desarrollar y utilizar su poder mental desde niños; para ellos este conocimiento será
algo natural e innato.
No obstante, ahora nos encontramos ante la primera generación que recibe esta
información libre y abiertamente; por este motivo nos enfrentamos a mayores
dificultades a la hora de superar determinadas tendencias mentales automáticas y de
asimilar nuevas actitudes en cuanto a la actuación de nuestra mente.
Una persona interesada en desarrollar el gran poder creador de su pensamiento
necesita estudiar frecuentemente los principios que rigen esta fuerza
inconmensurable, y debe entrenar su capacidad de creación hasta llegar a dominarla
por completo.
Con el propósito de ofrecer un mayor conocimiento y herramientas para facilitar
esta educación de nuestra mente, he diseñado los cursos La Ciencia Mental y Tu
PODER Interior, que se imparten presencialmente a distancia, a adultos y niños.
Marta Martín
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SOBRE MARTA MARTÍN
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