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UNIVERSIDAD DE MORON.

FACULTAD DE FILOSOFÍA, CIENCIAS DE LA


EDUCACIÓN Y HUMANIDADES.
LICENCIATURA EN HISTORIA

Profesora Titular: María J. Rivero

Profesora Adjunta: Nelida Catagnola

Codigo de la materia: 720 seminario 1

Alumna: Nelida Tarpin.

Matricula: 37013339.

D.N.I: 12.345.910.

Año de cursada: 2006

e-mail: nelidahistoria yahoo.com.ar


tel: 0237 4071438
cel: 1550168952
Las transformaciones económicas: la dinámica del crecimiento occidental
en el orden fordista de la posguerra y la reestruccturación en los 90
y el mercado de trabajo.

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo procurará analizar, a grandes rasgos, los procesos del capitalismo
durante el siglo XX, haciendo un breve recorrido a partir de la implementación de las políticas
Keynesianas que luego de 1930 modificaron el escenario económico-social, especialmente, las
transformaciones ocurridas a partir de la Segunda Guerra Mundial en el campo socioeconómico
internacional y argentino.
Se inauguro una etapa social (el ESTADO DE BIENESTAR O WELFARE STATE) definida
por el papel creciente de nuevos actores sociales, como los sindicatos, hasta entonces
circunscriptos a un accionar reivindicativo y contestatario. A partir de ese momento los sindicatos,
juntos a los empresarios y el Estado, desempeñaron un papel central en el diseño de una nueva
institucionalidad social (Rofman y Romero, 1998).
En el interior de las empresas, la organización “fordista” del trabajo se impuso de manera
casi generalizada en los países desarrollados o en vías de desarrollo en Occidente luego de
finalizada la Segunda Guerra Mundial, si bien su génesis se encuentra en la segunda década del
siglo XX. (Madison,1982)
El desarrollo y la generalización del derecho laboral, la aplicación sostenida de los
convenios colectivos de trabajo y el gasto público creciente se articularon con el sistema “fordista”
de trabajo y se forjo un nuevo sistema de acumulación. El contexto político de la época favoreció
la implantación y consolidación de este modelo de desarrollo, estuvo sustentado en un Estado
regulador y promotor de la economía de producción y al mismo tiempo, distribuidor con sentido
progresivo de la riqueza, en las políticas de pleno empleo y en la generalización de políticas de
seguridad social a todos los sectores sociales. Lo que produjo una etapa de crecimiento de los
indicadores macroeconómicos y el mejoramiento constante del nivel y calidad de vida de los
sectores mas postergados.(Mecle,E., 1999)
Pero hacia finales de la década de lo 60 aparecieron los primeros síntomas de
agotamiento de este modelo de desarrollo; se observan caídas importantes en los índices de
productividad y de la tasa de ganancia a la vez que aparecen dos elementos que cobraran fuerza
en el decenio siguiente: la desocupación y la inflación. (Mecle, E., 1999)
El periodo que va desde los finales de la década de los 60 hasta lo 80 constituye un
tiempo que podíamos llamar de transición. En los años 70 hubo momentos de crisis, las que se
pueden considerar mas fuertes ya que sus repercusiones sobre América Latina y Argentina
dejaron grandes secuelas: La inconvertibilidad del dólar, las crisis petroleras de 1973 y 1979, el
estancamiento con inflación y la voluminosa deuda externa de los países en desarrollo.
(Gerchunoff,1998). A partir de la llegada de M.Thatcher en 1979 y de Ronald Reagan, la teoría
neoliberal fue puesta en practica y el abandono de las practicas Keynesianas fue sostenido. El
mundo empezó a asistir a vertiginosas y profundas transformaciones (Hobsbawn, 1998).

Simultáneamente, la crisis golpeaba fuertemente en el nivel microeconmico. Las empresas,


ante la caída de la productividad y de la tasa de ganancia, reaccionaron despidiendo trabajadores
sustituyéndolos por maquinas. Esto estimulo la necesidad de mejorar los procesos productivos, su
organización, la tecnología, las estrategias de crecimiento y el diseño de políticas empresariales
agresivas capaces de sostener a las empresas en el mercado. A partir de mediados de los 80 se
inicia un vigoroso proceso de expansión en las economías mas desarrolladas del sistema
(Hobsbawn, 1998).
Durante este periodo se asiste a un espectacular avance del sector de las comunicaciones
y de la información que se convierten en el motor del desarrollo económico productivo. La caída
de las ultimas barreras impuestas a la circulación financiera permite el desarrollo de un mercado
de capitales que crece exponencialmente, otro aspecto central de esta nueva realidad económica
mundial es las megafusiones empresariales, es un constante que se repite en los años 90 y que
se acentúa en el ultimo tiempo.
La crisis acelero el avance tecnológico, en todas sus manifestaciones. Descubrimientos
realizados tiempo antes se potenciaron junto a nuevos descubrimientos e invenciones, generando
una masa critica que posibilitara el surgimiento de lo que algunos autores han dado en llamar
“tercera revolución industrial”. Lo cierto es que asistimos a una verdadera transformación
tecnológica y de la información, que ha cambiado los parámetros económicos, políticos, sociales y
culturales, (Hobsbawn, 1998).
En el campo económico y social, la articulación de las políticas neoliberales con la
revolución tecnológica ha generado un profundo cambio en los patrones de acumulación y en las
formas organizativas de la producción y el trabajo. EL llamado neofordismo ha roto con la anterior
organización del trabajo en la empresa, lo que ha tenido profundas consecuencias en el mundo
laboral. La necesidad de nuevas calificaciones de la mano de obra, de ductilidad y flexibilidad en
el desarrollo de las tareas en el puesto de trabajo, las modificaciones de ritmos y horarios, la
aparición de innumerables actividades de servicios y la proliferación de nuevas relaciones
laborales no asalariadas han producido una serie de efectos sumamente costosos para los
trabajadores, (Rofman y Romero, 1998)
Actualmente estamos viviendo, por un lado, la reestructuración del conjunto de
trabajadores, con fuerte segmentación y exclusión parcial o permanente de un alto porcentajes y,
por el otro, la perdida constante y continuada de derechos laborales tan duramente conquistados,
que han dejado a los trabajadores en un estado de vulnerabilidad externa.
En este sentido, observamos una creciente segmentación que afecta no solamente a los
trabajadores asalariados sino a importantes sectores de las clases medias. En los países menos
desarrollados, estos efectos adquieren mayor dramatismo: se destacan la precarizad laboral, la
subocupación, la informalidad y la marginación de numeroso trabajadores en condiciones de
trabajar.
El objetivo de este trabajo no es solo recorrer el comportamiento de las políticas
neoliberales en Europa y América Latina explorando el mercado laboral, también
desarrollaremos este tema para el caso argentino en la segunda parte del trabajo :
Exploraremos algunos de los principales aglomerados urbanos del interior argentino (Gran
Buenos Aires ,La Plata,, Mendoza, Paraná , Rosario, San Juan, Córdoba, y Bahía Blanca.) , el
comportamiento del mercado laboral , analizando tanto la evolución del empleo como del
desempleo, sus distintas formas de manifestación y sus transformaciones, a la luz del cambio de
modelo económico implementado por las políticas neoliberales (Rofman y Romero 1999).
Se adopta como periodo de análisis la evolución operada desde mediados de la década
del 80, hasta fines de la década de los 90, lo cual llevara en todos los casos a un análisis
comparativo de las transformaciones ocurridas entre los periodos 85/91 y 91/97, teniendo en
cuenta el año 1991 como punto de inflexión, por ser el momento que se aplica el nuevo modelo.

Contexto mundial y latinoamericano

Las décadas del 50 y del 60 constituyeron, un periodo de espectacular crecimiento


económico en todo el mundo. En los países centrales el crecimiento fue acelerado, y se baso en
los principios Keynesianos y en la implentacion –con variantes y particularidades- del Estado de
bienestar. En esta época, la confianza en la eficacia de la economía mixta fue muy grande y
existía una creencia generalizada de políticos y economistas en las posibilidades de las funciones
de regulación y de intervención del Estado en asuntos económicos y sociales. No obstante, a fines
de los 60 la situación empezó a resquebrajarse por la conjunción de múltiples factores, que
coadyuvaron a desequilibrar el sistema -aparentemente- arraigado (Maddison, 1991)
Por un lado, Estados Unidos creció, en esta etapa, en forma más lenta respecto de los
demás países industrializados. Europa se recupero vertiginosamente, acaparada por el desarrollo
de la Comunidad Económica Europea (1957), y Japón invirtió todas sus energías en el aparato
industrial, convirtiéndose en un potencial rival de Estados Unidos en industria automotriz y
electrónica (Maddison, 1991).
Por otro lado, la crisis se encontraba presente debido al crecimiento inflacionario mundial.
Desde Bretón Woods la sociedad de bienestar occidental se baso en una economía mundial libre
bajo el control del dólar convertible, desde septiembre de 1949 los tipos de cambio nacionales no
fueron modificados respecto del dólar, a pesar de que la mayoría de las economías se habían
recuperado e incluso superado a la economía estadounidense. Por lo tanto el dólar se encontraba
–a fines de los 60- sobrevalorado (Hobsbawm, 1998)
Estados Unidos presentaba en esta coyuntura una situación de debilidad en cuanto a su
déficit de la balanza comercial que repercutió directamente en un recalentamiento de su
economía, y frente al superávit de las balanzas comerciales de Europa y Japón paso a ser una
nación deudora (Hobsbawn, 1998)
Hacia 1968 los países acreedores, y poseedores de la mayor parte de los dólares,
rompieron el esquema de convertibilidad dólar-oro, y la excesiva emisión monetaria se expandió
en todo el mundo e incidió directamente en los precios.
A su vez, la clara injerencia de los sindicatos –verdaderos actores políticos en esta etapa-
obligo a que el aumento de los precios tuviera su correlato en aumentos salariales; durante el
periodo 1968-1969 la explosión salarial fue general, lo que provoco una espiral inflacionaria a
nivel mundial.
Según Eric Hobsbawm la estabilidad de la edad de oro no podía durar puesto que
dependía de la coordinación entre el crecimiento de la productividad y el de las ganancias, que
mantenía los beneficios estables, pero ante el paro en el aumento desproporcionado de los
salarios, la desestabilización era cuestión de días.
“…La explosión salarial tuvo mayor fuerza en Europa debido a que el
mercado laboral europeo reacción ante la inflación mucho mas enérgicamente que
cualquier otro. Gracias a la revuelta estudiantil de mayo de 1968 los salarios en
Francia subieron espectacularmente -lo mismo sucedió en la Republica Federal de
Alemania con las salvajes huelgas de 1969, y en Italia y Holanda. Toda una
generación de trabajadores estaba acostumbrada a que la política de pleno empleo y
la inflación constante fueran moneda corriente y, bajo el clima de la política
económica Keynesiana, la posibilidad de obtener un trabajo estaba garantizada, por
lo que aspiraba a asegurar sus ingresos mediante negociaciones salariales que
incluyeran previsiones relativas a futuros aumentos de precios. A su vez esto
coincidía con las premisas sindicales y con el comportamiento de los distintos
Estados occidentales que valoraban mas el pleno empleo que la estabilidad de sala”
(Hobsbawm, 1998)
En 1971, el gobierno norteamericano, presidido por Richard Nixon, reconoció los perjuicios
de la acelerada inflación y sobrevaloracion del dólar dentro del sistema monetario mundial vigente.
La crisis se evidencio, fundamentalmente, por la falta de confianza en el dólar a nivel mundial. El
15 de agosto de 1971 Nixon decidió suspender la convertibilidad del dólar respecto al oro, lo que
provoco un efecto domino en el sistema monetario en su conjunto, que condujo a que la mayor
parte de los gobiernos prosiguieran con su política de crecimiento basada en la expansión
monetaria y en la ampliación del crédito. En cambio, en Estados Unidos se tomaron medidas
restrictivas respecto de las importaciones, con controles sobre precios y salarios, con el fin de
reducir la inflación. (Friedman, M. 1969)
A esto se le sumo la derrota de Estados Unidos en Vietnam y la desconfianza ante el
gendarme político, económico e ideológico del capitalismo.
“Dentro del contexto de bipolaridad o Guerra Fría, la OTAN y el Pacto de
Varsovia constituyeron el principio –de cada bloque- de solidaridad máxima en caso
de ataque armado. En el caso de la OTAN el objetivo fundamental era establecer una
red de seguridad militar para contener la posible expansión soviética (recordemos
que en 1949 China protagonizo una revolución , liderada por Mao Tse Tung, de
orientación comunista apoyada por la URSS. En 1959 triunfo la revolución en Cuba,
liderada por Fidel Castro y Ernesto “CHE” Guevara). Los norteamericanos
asumieron el rol de gendarmes universales cuya misión era luchar contra el
“enemigo comunista”. Ambos pactos fueron mucho mas que alianzas militares. Los
acuerdos permanentes de colaboración garantizaban la estabilidad de los
respectivos modelos de sociedad: El capitalista y el socialista. La bipolaridad se
manifestó concretamente en la guerra de Corea (1950), la guerra de Vietnam , -que
comenzó en los 60 y finalizo en 1975-, donde tropas norteamericanas se enfrentaron
con los ejércitos asistidos por la Unión Soviética, y la llamada “Crisis de los
misiles” en Cuba “1962”. (Hobsbawm, 1998)
Paralelamente, en los años 60 tuvieron lugar las luchas obrera en Europa , las revueltas
estudiantiles en Francia, Estados Unidos y otros lugares, los movimientos de liberación en los
países periféricos y similares manifestaciones que irrumpieron de golpe en un escenario de
desarrollo y prosperidad aparentemente homogéneos para el conjunto de los sectores sociales y
de las naciones.
En este contexto, podemos decir que las luchas sociales revelaban el agotamiento
progresivo de la política Keynesiana, cada vez menos eficaz para sostener el crecimiento. La
producción industrial intento restablecer el mismo nivel después de la breve recesion de la
primavera de 1967, pero esta ya solo fue sostenida por la envergadura de los pedidos militares
suscitados por la guerra de Vietnam, y no fue capaz de frenar el aumento de la desocupación, de
restablecer la productividad del trabajo ni de contener la continua inflación (Anderson,P. 2001)
Otro conflicto parte de las reglamentaciones ecológicas que comenzaron a surgir en
Estados Unidos y Europa. Los costos de descontaminación, añadidos a los de producción,
vinieron a gravar aun mas a las empresas, provocando una “crisis de oferta”. El costo de
reparación de los daños añadió una carga inútil, un lujo inoportuno en este periodo en este
periodo problemático y de gran desocupación.
La crisis se manifestó igualmente en las relaciones internacionales. La competitividad de la
industria estadounidense descendió notablemente respecto de las Alemania y Japón, lo cual
provoco una creciente reducción del excedente comercial de Estados Unidos y condujo, a partir
de 1971, a un déficit comercial por la perdida de competitividad.
El fin de la época de prosperidad se hizo sentir también en los países europeos y Japón
A su vez la profundización del fordismo se torno mas costosa y tropezó con las
contradicciones de una parcelación acrecentada del trabajo y la descualificacion del mismo, lo que
hizo que solo pudiese lograrse un aumento de productividad por vía indirecta de maquinas cada
vez mas complejas y costosas. (Farrán Graciela, 1992)
La baja afecto al conjunto de las firmas manufactureras, pero fueron las industrias de
consumo textil, alimentación, muebles, la que registraron los retrocesos mas importantes.
Comenzaron los cierres de fábricas y los despidos masivos.
Esté aumento de la desocupación apareció en el momento en que las generaciones de
posguerra llegaron masivamente a la vida laboral. Se asistió a un vuelco demográfico, con un
rejuvenecimiento de la población activa, un crecimiento de la población jubilada y una neta
disminución de la natalidad. Esto tuvo una importante repercusión, sobre todo en el sistema de
seguridad social, de donde resultara un crecimiento muy rápido del costo social del trabajo.
(Hobsbawm,1998)
En este contexto, la resistencia de los trabajadores causo un gran impacto. En todas partes
se intensificaron las luchas obreras, protagonizadas fundamentalmente por las nuevas camadas
de trabajadores. Tanto en Francia e Italia, en 1968, como Bélgica. Gran Bretaña, Alemania y
Japón, los obreros metalúrgicos , textiles, del automóvil, de los astilleros y de las minas, exigieron
mayores porcentajes de aumento que los concedidos por la patronal.
En todos estos casos no solo se radicalizaron las metodologías de lucha sino también las
reivindicaciones. Mas allá de la batalla por el poder adquisitivo expresaron su disconformidad con
la forma de organización del trabajo: parcelado, descualificado, rutinario y con ritmos agotadores.
(Farran, G., 1992)
En Europa se acentuó el recurso a la mano de obra femenina e inmigrante, y se recurrió a
una fuerza de trabajo de carácter precario –interinos, con contratos de duración limitada- a la que
es más fácil disciplinar y despedir. Paralelamente, se desplazaron numerosas actividades hacia
países con bajos salarios (industrias como textiles perdieron en pocos años cientos de miles de
puestos de trabajo) y se reestructuro la producción, convirtiendo en filiales o subcontratistas a
sectores enteros de la producción.
Podemos decir, entonces, que las luchas sociales de este periodo desbordaron
ampliamente los lugares de trabajo y se extendieron al conjunto de las condiciones de existencia.
En torno a los alquileres, los transporte, la organización de los servicios colectivos como la salud ,
la educación, etc. Esto encareció el costo social de la fuerza de trabajo y acentuó la crisis de las
estructuras sociales establecidas durante la etapa anterior.
A la crisis del dólar y a la efervescencia social en los inicios de la década del 70 debemos
sumarles los efectos decisivos de la crisis del petróleo, en octubre de 1973. Los países
integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en 1971, en Ginebra,
aumentaron el precio del petróleo al ajustar los precios de este a la paridad dólar-oro. La guerra
árabe-Israel de Yom-Kippur permitió que la OPEP reaccionaria violentamente, en noviembre de
1973, frente al evidente recalentamiento de la economía mundial, en un contexto de petróleo
barato. La contrapartida fue la decisión de la organización de cuadruplicar el precio del barril de
petróleo, en función del deseo de estos países de luchar contra la inflación generalizada y,
fundamentalmente, contra la depreciación del dólar.
Este drástico aumento de los precios del petróleo se traslado directamente al precio de los
bienes y servicios, y los países importadores de petróleo sufrieron una fuerte recesion. Es por ello
que la repercusión fue inmediata en Occidente

“La crisis del petróleo no afecto a Estados Unidos y a la URSS, que contaban
con reservas petroleras, pero si a Europa en su conjunto y a Japón, así como
también a la mayor parte de los países periférico.” (Hosbsbawm, 1998)
Y redujo la posibilidad de compra por parte de los países afectados. La recesion que se
desencadeno fue la mas fuerte desde la debacle de 1929. La producción industrial retrocedió
alrededor de un 15 por ciento hasta mediados de 1975.
“Los sucesivos aumentos del petróleo precipitaron esta otra crisis de los 70,
aunque no la generaron, dado que el fuerte crecimiento de la parte proporcional de
los salarios –en detrimento de las ganancias- provoco una baja en la tasa de
rentabilidad del capital, lo cual determino una caída de las tasas de inversión,
verdadero motor de la recesión. Para ampliar esta explicación debiéramos recordar
que las luchas obreras desatadas en los años previos, como el “otoño caliente” en
Italia, el 68 en Paris y otras, cuestionaron (como ya dijimos) el tipo de trabajo,
parcializado y descalificado, los ritmos de producción y las estructuras
organizativas: verticalidad, supervisión, etc. Todo ello, junto con los aumentos de
salarios obtenidos, llevo a un descenso de la productividad que se tradujo en una
baja en la tasa de rentabilidad del capital y, consecuentemente, en una caída de las
inversiones.” (Hobswam, 1998.)
Las medidas que tomaron los gobiernos frente a la recesion –como incrementos salariales-
resultaron insuficientes para contener el desempleo y la inflación crecientes y asegurar en forma
duradera la reactivación de la economía .
Las industrias mas duramente afectadas fueron la automotriz, la aeronáutica, la
siderurgica, la petroquímica y la construcción, también las obras publicas. Se multiplicaron las
quiebras y algunos grandes grupos industriales (British Leyland, Citroen ) solo evitaron gracias a
la ayuda de sus gobiernos, mientras que grandes bancos (Chase Manhattan, Credit Lyonnais)
registraron grandes perdidas.
En este contexto la crisis generalizada, los países periféricos perdieron terreno en el plano
internacional. E l aumento del precio del petróleo gravito muy fuertemente en la economías de
aquellos que no lo producen, pues se encareció su producción y, por lo tanto,, acrecentaron sus
deudas mas allá de lo sostenible.
Esta persistencia de fuertes desequilibrios comerciales alimento la inestabilidad monetaria
internacional, y los medios de financiación internacionales se incrementaron fuertemente a partir
de 1974 .
El año 1974 marco un periodo de crisis económica y de reacción política en los países
centrales. Estos debieron afrontar una situación económica que se precipito en la recesion
mientras intentaron controlar las luchas sociales. En esta época accedieron al poder gobiernos
“fuertes”, capaces de hacer respetar la autoridad del Estado y de imponer un “realismo
económico”. Los nuevos equipos gubernamentales que se instalaron entre 1974 y 1976 reflejaron
este endurecimiento, tanto económico como político (Valery Giscard D Estaing en Francia,
General Ford en EEUU James Callaghan en Gran Bretaña), y pusieron a la defensiva a los
sectores obreros y populares, logrando estabilizar la situación social.
Pero esta calma fue aparente. La crisis aumento las desigualdades y por lo tanto se
exacerbaron las tensiones sociales. La estabilización social se apoyo en un reforzamiento de los
dispositivos represivos y una limitación de las libertades democráticas: reorganización de fuerzas
militares y policiales en dirección al “enemigo interior”, extensión del control social, limitación de
los derechos de defensa, prolongación de la detención preventiva, etc.
En lo que respecta a la inversión de los excedentes, producto de los aumentos del
petróleo, los países exportadores no utilizaron la entrada masiva de divisas en inversiones de
desarrollo dentro de sus naciones sino que propiciaron la “fuga” de esos petrodólares a los
centros capitalistas, a través de las inversiones bancarias posibilito el aumento de los prestamos
hacia los países –los periféricos fundamentalmente- mas afectados por la crisis, comenzando así
la etapa del gran endeudamiento de la mayor parte del mundo.
Es por eso que de 1974, el gobierno estadounidense suprimió todas las restricciones
existentes a la libre circulación de capitales, lo que permitió a sus bancos ocupar un lugar
preponderante en los mercados. El reciclaje del excedente financiero de los países productores de
petróleo y la financiación de los déficit de las balanzas de pago fueron las principales actividades
de los banco ,lo que lo llevo, a un incremento de las cuentas acreedoras sobre los países
periféricos (deuda externa).
A principios de 1976 se concluyeron en Jamaica los acuerdos sobre la reforma del sistema
monetario internacional, situando de ahí en mas los derechos especiales de giro (DGE) en el
centro del nuevo sistema. Estos derechos constituían un créditos concedido por el FMI a los
países deficitarios, en forma de divisas fuertes, y aumentaron las reservas oficiales, haciendo
posible el aumento de la liquidez internacional.
Los acuerdos de Jamaica ratificaron, igualmente, la practica de “cambio flotantes”,
poniendo fin oficialmente al sistema de paridades fijas vinculadas al oro por intermedio del dólar,
que había sido definido en Bretón Woods en 1944.
“Toda referencia al oro fue eliminada de los nuevos estatutos del FMI, pero no por
ello dejo de ser la mas importante reserva monetaria internacional, papel que
prácticamente, dejara de cumplir recién a partir de mediados de 1997.” (Hobsbawn E., 1998)
En un sistema así, donde desapareció toda referencia fija y donde el volumen de la
liquidez se adapto a las variaciones de los tipos de cambio entre las monedas pueden ser
abruptas, lo que favorecerá la inestabilidad permanente del sistema, de ahí sucesivas crisis
monetarias.

LA REPUESTA NEOLIBERAL.

Hacia fines de la década de lo 70 el conservadurismo experimento un nuevo auge. Sus


máximos exponentes fueron Ronald Reagan, dos veces presidente de los EEUU, y Margaret
Tatcher, primera ministra de Gran Bretaña. El “Estado providencia” fue el blanco principal de sus
ataques, que exaltaban la libertad de mercado frente a la intervención económica y social del
Estado. Asimismo, se intento aplacar toda posibilidad de cambio social -idea arraigada en los
sectores populares de los años 60- y se propugno el retorno a los valores tradicionales de la
familia, el trabajo y la autoridad, como garantía de la estabilidad social. Finalmente, se pretendió
restaurar el orden social necesario para lanzar una reactivación de la economía que permitiera
sortear la crisis.
En América Latina, en esta década, se intento detener el avance de los movimientos
populares y nacionalistas. Los golpes de Estado militares en Chile, Bolivia, Uruguay y Argentina
buscaron bloquear la aplicación de reformas sociales: reforma agraria, nacionalización de
recursos naturales, redistribución de la renta, etc.,. Acontecimientos similares se sucedieron en
África, los países árabes, Asia, y otros lugares, tratando de imponer un nuevo orden internacional.
En 1978 y 1979 se produjo un agravamiento de la crisis económica –uno de cuyos
elementos fue un nuevo aumento del precio del petróleo que decidió la OPEP ante el estallido de
la guerra entre Irak e Irán y que conllevo una fuerte reducción de la oferta –que suscito como
alternativa global, el retorno a doctrinas liberales.Por primera vez después de treinta años los
países occidentales renunciaron a fijarse como objetivo el pleno empleo. Estas políticas apuntaron
prioritariamente a la lucha contra la inflación, postulando la superioridad de los mecanismos del
mercado sobre el intervencionismo estatal.
En 1981 el gobierno de Estados Unidos decidió modificar sustancialmente su política
económica. A través de medidas fiscales y tributarias, completadas por fuertes recortes del gasto
social , persiguió el propósito de alcanzar en el lapso de cinco años el equilibrio fiscal. Mientras
esto no ocurriera, se opto por financiar el desequilibrio existente mediante el endeudamiento
publico. Se abandono así la anterior política de recurrir a la emisión monetaria para cubrirlo.
La idea de Reagan consistía en fortalecer el dólar y elevar la confianza en el, limitando su
emisión. Para atraer capitales y frenar el déficit presupuestario se elevaron las tasas de interés, de
manera tal que se produjo una brusca transferencia de capital hacia los EEUU y una fuerte
apreciación del dólar. Pero esto implico una fuerte elevación de los intereses que los países
deudores debían afrontar por contraídos por lo general a tasa flotantes.
“Esta decisión tuvo, a su vez, otros, efectos en el corto plazo: el primero, como
resultado de una fuerte demanda de la moneda estadounidense por la colocación de
importantes fondos financieros provenientes del exterior. El segundo, por la
mencionada suba del dólar, que encareció fuertemente las exportacionesde EEUU y,
como contracara, abarato significativamente las importaciones, disparando el
desequilibrio de la balanza comercia .” (Borón Atilio, y Naum M. 1999)
Esta aumento del valor del dólar determino que los principales países deudores –México,
Brasil y Argentina- se vieran en dificultades para pagar los servicios de sus deudas externas a
partir de 1982 .E l FMI les facilito créditos de emergencia “stand by”, es decir, créditos
condicionados al cumplimientos de ciertos requisitos. Estos en general obligaron a que el Estado
redujera gastos y sueldos, aumentara la recaudación impositiva y ajustara la economía para poder
hacer frente a los intereses del crédito y al crédito mismo.
Desde entonces el monetarismo se convertirá en la corriente doctrinaria aplicada como
alternativa global. Destaca la importancia del dinero como determinante de la actividad
económica y señala la oferta monetaria como la magnitud mas importante que se ha de controlar
los fines principales de la política económica. La política de control de la masa monetaria, la
disciplina fiscal, el control del gasto publico, constituyen las herramientas necesarias para luchar
eficazmente contra la inflación y a partir de allí generar las condiciones propicias para iniciar un
proceso de crecimiento genuino.
A su vez, mediante la suba de la tasa de interés, las autoridades monetarias (bancos
centrales, organismos internacionales) esperaban que los agentes económicos se vieran
inducidos a ajustar sus comportamientos: los bancos a conceder menos crédito , el Estado a
reducir el déficit presupuestario, las empresas a frenar las subidas salariales y a aumentar la
flexibilidad del trabajo, los particulares a consumir menos y a ahorrar mas. Esto induciría a un
nuevo circulo virtuoso que permitiría reducir la inflación, restaurar las ganancias y asegurar así
una recuperación de la inversión creadora de empleos.
En este marco la política monetarista favorece la inversión en rentas especulativas sobre
las productivas. De esta manera, las inversiones que antes se destinaban a la industria u otras
actividades generadoras de empleos y con efectos positivos sobre el conjunto de la economía,
ahora se vuelcan al sistema financiero para obtener beneficios mayores. Por lo tanto, los sectores
mas favorecidos en esta etapa son aquellos orientados a las actividades especulativas bursátil y el
mercado inmobiliario.
Al aplicar estas medidas, las tasas de interés ofrecidas por el mercado estadounidense
ejercieron una poderosa atracción sobre los capitales “flotantes” –petrodólares, eurodólares,
capitales disponibles especulativos- en busca de colocaciones remunerativas en dólares. Y
habiéndose instaurado un régimen de tipos de cambio flotantes, la afluencia de capitales del
extranjero provoco un alza sostenida del dólar sin relación directa con la productividad real de la
economía estadounidense.
Este aumento de tasas de interés y del dólar a niveles sin precedentes desde la última
guerra trastorno los intercambios internacionales e hizo que los países periféricos, fuertemente
endeudados y muy dependientes del dólar para sus compras de bienes industriales, perdieran las
pocas ventajas que obtenían del alza del precio de las materias primas y de un dólar débil. Su
crecimiento económico se interrumpió y algunos de ellos –los mas avanzados en la
industrialización México, Brasil y Argentina- debieron hacer frente a una verdadera bancarrota
financiera.
Desde ese momento, los efectos depresivos se encadenan, se acumulan y se vuelven
como un bumeran en contra de las instituciones financieras privadas, incapaces de hacer frente a
las consecuencias de la política que han impulsado. De allí la negociación de moratorias de la
deuda externa y el recurso a la intervención de las instituciones financieras internacionales como
el FMI y el Banco Mundial.
“Estos organismos, creados en pleno auge del keynesianismo, se convertirán en los
principales defensores de la nueva era: libre mercado y privatización total para los países
deudores.” ( Borón A y Naum M 1999)
En el sistema económico anterior a los 70, la regulación del crecimiento económico por
parte del estado constituía un objetivo claro. Las medidas que el gobierno tomaba incluían una
expansión generalizada del Estado de Bienestar, así como la creación directa de puestos de
trabajo en el sector publico, estimulando la demanda y contribuyendo a la reproducción de fuerza
de trabajo. Las características esenciales del Estado de entonces consistían en un grado
relativamente alto de intervención socioeconómica, una política planificada de crecimiento, de
empleo y de distribución del ingreso, así como una continua ampliación de las políticas de
bienestar. Esta regulación social organizada estatalmente fue considerada una condición
fundamental en el proceso de crecimiento económico, dirigido –sobre todo- al desarrollo del
mercado interno.
“Protegiendo relativamente las economías nacionales del mercado mundial a través
de medidas de control del trafico de dinero y capitales al cruzar las fronteras .” (Brenner, R.
1999)
Esta concepción del estado se convertirá en un obstáculo para la reestructuración
capitalista emprendida a partir de fines de la década del 70 . A partir de entonces, el contenido y
los márgenes de acción de la política nacional estatal serán determinadas, de manera mas directa
y casi sin mediaciones, por los movimientos internacionales del capital. Es decir que los interese
del capital internacionalizado condicionan fuertemente las políticas del Estado referidas a los
sistemas de seguridad social, las políticas ocupacionales, la fijación de los tipos de cambio, las
políticas de empleo, etc.
Al entrar este modelo en crisis, y como solución a ella, se plantea la liberación radical del
transito de mercancías, servicios, dinero y capital, creando las condiciones para una renovada
racionalización del proceso de producción capitalista.

Entramos en un periodo que se denomina comúnmente “globalización” porque la


producción, el consumo y la circulación, así como sus componentes –capital, materias primas,
gestión, información, tecnología, mercados- están organizados a escala global. Es importante
resaltar que solo a fines del siglo XX la economía mundial ha sido capaz de hacerse
verdaderamente global, en virtud de la nueva infraestructura proporcionada por la tecnología de la
información y la comunicación.
Estas transformaciones presupondrán, a su vez, una reformulación radical de las
estructuras sociales y políticas, que conducirá a un cambio estructural y funcional del Estado. Este
se ocupara, de ahora en mas, de garantizar las condiciones de funcionamiento libre del mercado.
Es necesario señalar que, no obstante, el proteccionismo comercial sigue existiendo en
vastos sectores de las economías de los países mas desarrollados que la presión por la apertura
de los mercados nacionales se intensifica y se orienta, primordialmente hacia los países pobres o
en vías de desarrollo.
Las nuevas formas de intervención estatal tienden a privilegiar a los grupos de inversores,
internos y externos.
La meta principal será crear, dentro de las respectivas fronteras nacionales, las
condiciones optimas de rentabilidad para atraer al capital internacional, pasando a un segundo
lugar el equilibrio interno de los intereses sociales y políticos, el bienestar material y las
demandas de los diferentes sectores.. De ahí que la prosperidad económica, el crecimiento de la
economía nacional y el bienestar del conjunto de la población, se subordinen al logro de los
objetivos de captación de capital.
En los países menos desarrollados, el fin del Estado de bienestar “social”, junto con la
adopción de políticas neoliberales, tuvo como consecuencia la consolidación de la brecha entre
ricos y pobres, el auge de las altas tasas de desempleo y la exclusión creciente de amplios
sectores sociales, aumentando así la marginalidad.
En la relación entre el poder político y la sociedad surge, por lo tanto, una creciente brecha,
al desvincularse la adopción de las políticas fundamentales del Estado de la expresión,
evidentemente, una crisis del sistema político y del Estado en su papel de articulador social, que
se traduce en una perdida de legitimidad de las instituciones tradicionales de la democracia.
Los sujetos relevantes son las grandes asociaciones y organizaciones de la más variada
especie. La determinación y el reparto de los mercados entre los grupos económicos implican que
los organismos y aparatos especializados del Estado sirven como lugar de negociación y puja
entre diferentes intereses particulares. De allí que el espacio publico se convierta en un enorme
espacio de disputa y reparto de parcelas de poder. (Barbeito, A y Lo Vuolo, R. 1992)
Señalábamos antes que se produce una liberación creciente en la circulación de bienes y
servicios, así como de dinero y capital, lo cual implica una menor capacidad del Estado para
ejercer el control del proceso económico. En consecuencia, los márgenes de acción del Estado
nacional para fijar sus políticas son condicionados, de manera cada vez mas directa, por los
movimientos internacionales del capital.
En la creciente reformulación de la concepción tradicional del Estado-nación, algunas de
las decisiones mas importantes respecto del diseño de las políticas económicas, hasta ahora
propias de los Estados nacionales, son transferidas a organismo internacionales, mundiales o
regionales: FMI, Banco Mundial, GATT, MERCOSUR, Nafta, Unión Europea, y otras son
transferidas a los niveles locales como consecuencia de procesos de descentralización:
educación, salud, administración.
“Y otras son realizadas por redes horizontales emergente –locales y regionales- que
trascienden a los Estados centrales y conectan localidades y regiones de distintas
naciones (convenios sectoriales entre ramas industriales, convenios entre ciudades –de
asistencia mutua-“.
Todo esto conlleva tensiones crecientes no resueltas. A nivel microeconómico, las grandes
empresas organizan sus políticas de salarios, de ganancia e inversión a escala internacional,
mientras que los ajustes entre demanda y producción siguen siendo nacionales. Del mismo modo,
mientras la balanza de pagos ejerce una fuerte presión a nivel nacional, el movimiento de
paridades monetarias y los tipos de interés se desarrollan en el plano internacional. Todo esto se
manifiesta en un proceso en el cual la regulación internacional todavía no existe.
Por otra parte, la formación de mercados regionales o zonas de libre comercio son
herramientas que generan grandes y poderosos espacios económicos desde los cuales se busca
intervenir con mayor fortaleza en el mercado mundial.
En el plano del comercio internacional asistimos, pues, al desarrollo de dos líneas de
acción en apariencia contradictorias: al impulso cada vez mayor de una completa apertura
económica mundial corresponde, de manera convergente, la creación de espacios económicos
integrados de carácter supranacional que parecieran negar aquel propósito. Vista desde otra
perspectiva, se comprende la lógica de los agrupamientos: en escenario mundial sometido a una
competencia feroz, solo es posible alcanzar el éxito teniendo una fuerte presencia en el comercio
internacional y en el mercado de capitales.
El derrumbe del mundo soviético –simbolizado con la caída del muro de Berlín, en
noviembre de 1989- permitió fortalecer las posiciones neoliberales a nivel mundial. Se había
alcanzado el triunfo definitivo del ideario liberal y, por ende, del capitalismo, como única ideología
legitima que impera en el mundo .
La profunda transformación del modelo productivo no solo ha cambiado las formas de
organización empresarial, los métodos de trabajo o las relaciones entre capital y trabajo, sino que
se expresa, además, en la configuración del Estado y de las políticas que de el emanan. Una
nueva configuración de las relaciones económicas se acompaña con una redefinición profunda de
las relaciones sociales existentes, siendo el mercado y el interés particular el núcleo central del
nuevo paradigma.

LOS CAMBIOS EN EL SISTEMA PRODUCTIVO.

A mediados de la década de los 80, la economía estadounidense presento un rostro lleno


de contrastes. Numerosos sectores vieron como se agravaban sus dificultades, como en el caso
de la agricultura, que soporto una fuerte caída de los precios provocada por excedentes
crecientes, y también de las industrias mas tradicionales –siderurgia, textil, electrodomésticos-,
las cuales sufrieron el impacto de las importaciones. La industria automotriz trato de modernizarse
y los sectores de la electrónica, la informática, la comunicación y la industria espacial, conocieron
un gran desarrollo, creando nuevas actividades y revolucionando las antiguas. Se construyo, una
economía renovada sobre las ruinas de numerosas empresas.
Durante becadas la organización fondista del trabajo obtuvo los incrementos de productividad por
medio de la producción masiva, la reducción de costos, la ampliación de los mercados de
consumo a partir del incremento salarial y la hiperdivision masiva y rutinizacion del trabajo. Pero
durante los 70 y los 80 se evidencio lo inadecuado de este tipo de organización: ella no podía
responder con prontitud y eficacia a los ritmo cambiantes de la demanda, que se torno mas
inestable, variable, diferenciada, exigente, y flexible. Por lo tanto, la producción en serie, al
apuntar mas a la cantidad que a la calidad, ya no tenia cabida en este contexto, y se hizo
necesario operar ciertos cambios en relación con la tecnología, la organización del trabajo y la
estructura de las empresas para poder adaptarse rápidamente al nuevo concepto de
competitividad global.
Surgió un nuevo modo de concebir y organizar la producción , una nueva forma de utilización de la
mano de obra, una nueva cultura del trabajo.: “El nuevo paradigma tecnológico: su impacto en
el sistema productivo y en la organización del trabajo” (Hirsch, j. 1999)
Como todo producto humano, la tecnología no es mas que el resultado de un vasto y permanente
proceso de interacción social, que en determinados momentos de la historia genera una nueva
masa critica de conocimiento que nos presenta nuevos caminos y provoca rupturas importantes
en las sociedades del momento.
La necesidad de superar el estrangulamiento que sufrid la economía capitalista durante la década
de los 70 y aun antes exacerbo la búsqueda de alternativas al sistema económico basado en las
teorías de Keynes. Este proceso desemboco en una importante transformación tecnológica que
estimulaba grandemente por aplicación de políticas económicas neoliberales, modifico las formas
de producir de las empresas y cambio sustancialmente la economía y la sociedad.

La clave del nuevo modelo productivo es la microelectrónica, pues es la condición material y


tecnológica que permite reorganizar la producción y el consumo, a través de la sistematización y
el procesamiento de la información. Asimismo, la microelectrónica ha permitido una reorganización
de la moneda, ya que estamos asistiendo a los comienzos de un revolución de lo medios de
pagos. La generalización de las tarjetas con memoria y de la moneda electrónica aumenta
considerablemente la posibilidad de acceso al crédito y, por lo tanto, promueven su expansión.
Todo esto trae como consecuencia la transformación del proceso de trabajo, en el cual se destaca
como elemento central la necesidad de una mayor polivalencia y multifuncionalidad de los
trabajadores para adecuarse a las nuevas exigencias impuestas por la tecnología.
La implantación de procesos altamente productivos, que recurren a sistemas técnicos complejos,
requiere calificaciones y modo de organización muy diferentes de los del fordismo. Esta mayor
polivalencia y multifuncionalidad del trabajo se necesita no solo en tareas de producción sino
también para asegurar las tareas de programación, supervisión y mantenimiento, que ahora son
centrales en la producción, dándole a esta mayor flexibilidad. (Lipietz, A. 1997)
Se trata de concebir otra organización del tiempo de utilización de las maquinas, del tiempo de
circulación de las piezas y de los materiales, pero también del tiempo de los hombres. Lo mismo
sucede con la transformación de los modos de consumo a partir de la integración de los soportes
materiales de la comunicación. La microelectrónica opera de modo similar a como lo hizo en su
momento el motor o la electricidad, puesto que no solo produce nuevos bienes de consumo sino
que provoca también una recomposición general de la vida cotidiana, un uso diferente del tiempo.
Las nuevas tecnologías, que posibilitan el surgimiento del nuevo modelo productivo, tiene
también como efecto que el mundo se achique y las distancias se acorten gracias a las redes de
computadoras que permiten acercarnos y comunicarnos con lugares distantes sin necesidad de
movernos de nuestros hogares: líneas telefónicas, fibras ópticas, cables submarinos, enlaces por
satélite , Internet, correo electronico,etc. (Castells M. 1997)
Gracias a la utilización de las redes microelectrónicas se han podido “globalizar” los
mercados en un contexto de conformación de una nueva organización económica mundial. Las
características fundamentales a las cuales apunta esta “globalización” consisten en: La
desregulación financiera, la desregulación de grandes servicios, Regionalización y Reformulación
de la competitividad.
El rasgo definitorio del nuevo modelo productivo tiene la tendencia a aumentar el
contenidote la “información” de los productos, desplazando o disminuyendo su contenido
energético o de materiales, lo cual se puede realizar gracias a la caída de los costos de la
microelectrónica y de su creciente potencial. Esto se va reflejar en: Innovación de productos,
Innovación de procesos, Innovación en la organización de la empresa. El nuevo modelo
productivo puede favorecer tanto a la gran empresa como a las mas pequeñas; lo que si cuestiona
claramente es la organización jerarquizada , es decir, la empresa organizada verticalmente, que
tiende a ser sustituida por la aparición de unidades descentralizadas, con relativa autonomía,
gracias a la multifuncionalidad y polivalencia del asalariado.
Las nuevas formas de gestión interna que se están desarrollando en los últimos años en
las empresas mas avanzadas tienden a estimular la participación del personal en la identificación
de problemas y en la sugerencia de soluciones. Se procura que el trabajador se involucre con los
destinos de su empresa. Todo ello trae como consecuencia una profunda transformación en los
sistemas de comunicaciones e informaciones que horizontalizan las decisiones. Se fomenta el
trabajo en equipos y la transferencia de responsabilidades hacia el trabajador en su puesto de
trabajo, a la vez que se estimula la creatividad y la mejora continua. La polivalencia y
multifuncionalidad del trabajador lo enriquece en el dominio de su tarea. En definitiva, se impone
en la empresa una cultura del trabajo totalmente nueva, que toma en consideración el acervo de
conocimientos y practicas que posee el trabajador. (Castells, M. 1995)
El trabajador ya no será concebido como un engranaje más de la maquina –como en la
mecanización rígida del modelo fordista que imponía un trabajo parcelado, repetitivo y rutinario y
no implicaba responsabilidad alguna por parte del trabajador-. Hoy en día se requieren
trabajadores calificados que anticipen los desperfectos de las maquinas, que se sepan cuando
ejecutar una tarea, que se sientan responsables por lo que sucede –sin necesidad de que se lo
pidan-, que sean creativos e innovadores, que sean “administradores” y optimicen la tarea en
función del calculo económico, que acepten la continua capacitación y puedan trabajar en equipo.
Esto es lo que se entiende por polivalencia y multifuncionalidad y es en este contexto donde se
opera el “justo tiempo” y el “chido-ka”. En lo que respecta al caso japonés, los trabajadores son
capacitados permanentemente por la empresa y la filiación existente entre el trabajador y la
empresa es, digamos de por vida ya que el aumento salarial depende de la antigüedad que el
empleado tiene en la empresa. Es por ello que la empresa gasta en capacitar a sus trabajadores
puesto que se trata de una inversión segura (aunque en la actualidad esta forma de
contractualidad esta entrando en crisis). Pero a diferencia de lo que sucede en Europa, no hay
negociación entre asalariado y empresa, el modelo es muy exigente en tanto y en cuanto se basa
en el esfuerzo-recompensa y en la relación de confianza reciproca que se cimienta a través del
tiempo.
A pesar de lo antedicho, hay que destacar que el nuevo modelo de producción si bien
introduce una nueva división del trabajo mas descentralizada y participativa, no obsta para que
subsista una fuerte polaridad entre ejecutivos y empleados en cuanto a la toma de decisiones
estratégicas y planificación efectuada por los mandos que es donde se sigue manifestando la
centralización.
Así mismo para la comprensión de este nuevo modelo productivo, debemos tener en
cuenta: las nuevas formas de utilización de la energía, los nuevos materiales, la biotecnología,
dentro de la producción comienza a tener menor peso el trabajo puramente manual para dejar
paso al trabajo intelectual como factor central (diseño, investigación, etc.).
La cuantía de las inversiones a realizar y la necesidad de una rápida amortización
hacen que la introducción de la moderna automatización flexible requiera un uso intensivo de los
nuevos sistemas. Es decir, que los talleres flexibles necesitan un contexto de crecimiento estable
por diversas razones: son inversiones costosas, con largos periodos de puesta a punto, con altos
costos de formación de personal, con equipos muy específicos y su costo no se amortiza en
plazos cortos pero esto, el imperativo de la flexibilidad se ha convertido en la década de los ’80 en
el eje de las estrategias de las empresas y de las políticas gubernamentales.
Frente a esté fenómeno, el mundo desarrollado no parece funcionar como una aldea
global. Las fronteras nacionales son cada vez más herméticas y en muchos países surgen
movimientos nacionalistas, xenófobos p de integrismo religioso, que desafían todo intento de
establecer una comunidad internacional. (Castells M 1998)
Esto no es una consecuencia inevitable del desarrollo tecnológico sino el resultado de
medidas económicas y estrategias políticas que –a partir de los años 80- marcaron decisivamente
las modalidades y los resultados de la introducción de la tecnología de la información en el
proceso de trabajo, ahogando la plena utilización de la capacidad productiva generada por ella.

EL MERCADO LABORAL EN LA ARGENTINA.


El nuevo modelo que consolida en la posguerra y que constituye el primer gran cambio de
sistema que se produce desde la conformación del Estado, rescata la idea de Estado Benefactor.
Se caracterizo por un fuerte rol intervencionista del Estado (keynesiano en lo económico) , una
decidida actitud proteccionista y reguladora, tanto de los mercados de bienes y servicios como de
factores productivos.
Desde lo social, se caracterizo por la formalización de la integración de las bases sociales
a la actividad económica y por el mejoramiento de los nivele de equidad en la distribución de la
riqueza.
Luego de atravesar diversas crisis, muestra signos de agotamiento irreversible a principios
de la década del 70. El crónico déficit Fiscal, la creciente tasa de endeudamiento público, tanto
externa como interna, la desvaloración de su signo monetario y acrecentamiento de la brecha
tecnológica con las principales economías mundiales, constituyeron de su signo monetario y el
acercamiento de la brecha tecnológica con las principales economías mundiales, constituyeron las
señales mas nítidas de su debilidad.
Algunos cuentistas políticos, entre ellos Cavarozzi19 identifican los años 81-82, como el
momento del colapso de dicho modelo de Estado, señalando al respecto:
“…a partir de 1982-83 se ha desplegado una matriz societal alternativa, a la que se
puede definir como una sociedad de mercado. Han aparecido nuevos actores y
algunos de los viejos se han adaptado a la desregulación y la apertura externa; se
han desarticulado comportamientos económicos, políticos y culturales y se vino
abajo…”
La reinstauración de las instituciones democráticas, de la mano del Gobierno de Alfonsín,
abre un espacio político donde los principales esfuerzos y logros están orientados a la
consolidación del modelo republicano. En lo económico, no se encuentra un camino viable para
superar los signos de debilidad del modelo vigente, Cavarrozzi afirma al respecto:
“… el proceso se torna irreversible en las postrimerías del gobierno de
Alfonsín. Se derrumbaba así el paradigma Keynesiano y el dirigismo económico que
venían funcionando desde la posguerra. En síntesis, la democracia no sólo no sirvió
para impedir el derrumbe del Estado sino que, además, durante los tres o cuatro
primeros años del gobierno de Alfonsín el encatamiento democrático actuó, en
parte, como un velo que oculto dicho derrumbe. Las reformas económicas
implementadas a partir de 1990 sirvieron para recuperar mínimos de viabilidad para
el Estado, pero también contribuyeron al derrumbe de la sociedad argentina, es
decir de la matriz societal que se había articulado progresivamente durante mas de
un siglo…”.
La etapa que se abre a postrmerías de la década del 80, constituye una nueva fase se
transición entre un Estado benefactor-intervencionista hacia un nuevo modelo, encuadrado en el
paradigma neoclásico de reduccionismo u ultranza de la funcionalidad del Estado y un deslinde de
la responsabilidad reguladora hacia los dictados del mercado.
Luis Alberto Romero, al referirse al proceso de transición, Alfonsín-Menem, que lo
caracteriza como: “la Revolución Copernicana”, dice:
“… El nuevo rumbo profundizaba las políticas de apertura y desregulación
económica, se liberaron los precios, se avanzo en la flexibilización de los contratos
de trabajo, luego de un cambio de moneda de la Ley de Convertibilidad fijo la
paridad del nuevo peso que reemplazó al austral con la del dólar, comprometiéndose
el gobierno a no emitir sin respaldo y a satisfacer cualquier demanda de divisas o de
pesos. El compromiso de no emitir obligaba al Estado a una drástica reducción de
los gastos, que se resolvió desprendiéndose de todas sus empresas: muchas fueron
privatizadas y otras, cerradas. En resumen, lo que el presidente Menem denominó
“cirugía mayor, sin anestesia” representó la culminación de tendencias que venían
esbozándose desde mediados de la década del 70, pero también una verdadera
revolución respecto de lo que habían sido las políticas intervencionistas y
benefactoras del Estado argentino, instaladas por el peronismo en los años 40…”.
El nuevo modelo económico-social, que se instaura a mas de un año asumido el poder por
parte de Menem de la mano de Domingo Cavallo, presupone significativos cambios en los
paradigmas vigentes. Sus características principales pueden sintetizarse en:
 La eliminación de todo rasgo de Estado “productor” de bienes y servicios, mediante fuertes
programas de transferencia activos o cierre de empresas y/u organismos estatales.
 El desmantelamiento de las instituciones reguladoras que durante décadas habían velado
por actividades económicas de alto impacto social o regional.
 La implementación de una nueva política monetaria y cambiaria, mas restrictiva y
condicionada normativamente que todas las precedentes.
 La apertura del comercio exterior, mediante políticas de reducciones arancelarias y
eliminaciones de restricciones al comercio internacional.
La implementación de una política fiscal que se caracterizó por la mayor presión tributaria,
tanto en términos cuantitativos como cualitativos, la cual alcanza a la mayoría de los agentes
económicos del sistema, muchos de los cuales habían nacido y evolucionado en la informalidad.
La flexibilización de las relaciones laborales, a partir de la creación de nuevos marcos jurídicos
que viabilizan menores niveles de formalidad y menor resguardo de las nuevas relaciones
laborales.
La facilitación y promoción de la incorporación de nuevas tecnologías, con miras a un
mejoramiento de la competitividad de las empresas, lo cual acarreó un incremento significativo en
la productividad de la mano de obra.
Este conjunto de medidas de política económica impactó fuertemente tanto en el sistema
productivo como en el social; varios estudios han abordado esta temática, cabiendo destacar entre
los mismos a: Barbeito-Lo Vuolo quienes analizaban minuciosamente los procesos de
transformación de la estructura productiva referenciados y la crisis del Estado de Bienestar, en un
análisis que se extiende hasta los años 90; Beccaria realiza un análisis de la evolución y
distribución del ingreso hasta el año 92; Orlansky quien analiza los procesos de transformación del
Estado, entre otros.
1. Estabilidad de precios, a partir de una brusca contención en el ritmo de desvalorización
del signo monetario.
2. Crecimiento de la Actividad Económica, manifestada en un incremento del mas del 40%
del PBI en el período 1991-97.
3. Fuertes desequilibrios en el comercio exterior, simultáneamente a una nítida
recomposición de reservas, unido a un sensible incremento en el endeudamiento
externo.
4. Cambios significativos en la estructura del Estado, a través de:
4.1. Abandono de la funciones de producción de bienes y servicios.
4.2. Descentralización por transferencia a las Provincias de funciones básicas del
Estado,
4.3. Transferencia de gran parte del patrimonio público a manos privadas, en algunos
casos en condiciones monopólicas y en la mayoría de ellos con garantía de
rentabilidad. Asimismo con un dudoso impacto en el volumen resultante de
subsidios a cargo del Estado.
4.4. Retracción en las funciones de planificación, contralor y monitoreo a cargo
históricamente del Estado. Carassai profundiza acertadamente esta afirmación al
señalar: “El Estado transfirió en muchos casos no solo los activos sino también el
poder de regulación de los precios a firmas monopólicas u oligopólicas… y por lo
tanto cedió el poder de influir deliberadamente sobre la estructura de los precios
relativos de la economía…”
5. Incremento en la productividad de la mano de obra.
6. Negativa evolución de la mayoría de las economías regionales.
7. Cambios en el perfil ocupacional, con una sensible retracción de la participación de la
mano de obra en los sectores productores de bienes (primaria y secundario).
8. Incremento en la brecha de empleo, manifestada tanto en la desocupación abierta, como
en la desocupación oculta y semiocupación.
9. Caída en los salarios reales medios de la economía.
10. Brusco proceso de concentración del ingreso, tanto en términos sociales como
geográficos.
11. Incremento de la desigualdad social y regional.
Si bien estos impactos, en términos agregados a nivel nacional, fueron analizados
pormenorizadamente por diversos autores en los cuales cabe señalar: Monza, Pessino, Iñiguez el
cual también profundiza el análisis de la distribución del Ingreso (hasta el 95) y su relación con el
mercado laboral, en el presente trabajo en particular se indaga la forma que el mismo se ha
manifestado en el interior urbano, es decir, se profundiza el comportamiento geográfico del
impacto social verificado en el proceso económico de referencia.

LA EVOLUCION DE LA POBLACIÓN Y DE LA POBLACION ECONOMICAMENTE ACTIVA


(1985-1987)

La población de los ocho aglomerados analizados, evoluciona en el período de análisis a


una tasa promedio del orden del 1,6% anual. Resulta significativo destacar los diferentes ritmos de
crecimiento que se observan entre la principal metrópoli (Gran Buenos Aires), la cual lo hace al
1,05%, y el resto de las ciudades del interior, las cuales mas que duplican dicha tasa de
crecimiento (2,47% anual).
Cabe destacar que los ritmos de crecimiento poblacional estimados por el INDEC en estos
centros urbanos parecen haberse acelerado en la década del 90, fundamentalmente en el Gran
Buenos Aires, ya que pasa de un ritmo medio de crecimiento en el período 85-91 del 0,94% a uno
del 1,15% anual, para el período 91-97.
En la mayoría de los aglomerados del interior, las diferencias entre dichos dos subperíodos
no son significativos, dado que se pasa de un crecimiento anual del 2,45% a otro del 2,49%.
Resulta relevante observar la gran disparidad en las tasas de crecimiento vegetativo que
se desprenden de los valores estimados por el INDEC para el período 85-97, solo tres
aglomerados al margen de Gran Buenos Aires, manifiestan tasas de crecimiento inferiores al 2%
anual (Bahía Blanca, La Plata y Rosario). Destacándose en el extremo opuesto y con alto
crecimiento a Mendoza con un valor próximo al 3,2%.
El detalle de estos ritmos de crecimiento se puede visualizar en el siguiente cuadro, el que
presenta los valores medios anuales para la totalidad del período analizado y subdividido en los
dos tramos característicos:

Cuadro N°. Tasa Media Anual de Crecimiento Vegetativo por aglomerado.

Aglomerados 1985-97 85-91 91-97


Gran Bs. As 1,05% 0,94% 1,15%
Bahia Blanca 1,20% 1,39% 1,01%
Cordoba 2,37% 2,90% 1,85%
La Plata 1,53% 1,85% 1,22%
Mendoza 3,24% 2,28% 4,20%
Parana 2,48% 3,22% 1,76%
Rosario 1,71% 2,21% 1,20%
San Juan 2,00% 0,98% 3,03%
Fuente: en base a datos del INDEC
Las diferencias en el nivel de comportamiento de la población (indicativo de la actitud hacia
el trabajo o la búsqueda del mismo) entre dos grandes subgrupos se ha acrecentado en el periodo
analizado ya que mientras en el año 1985 el GBA tenia TA un 5,73% superior al resto de los
aglomerados, en 1995 dicha diferencia se incremento a un 16,325.
Estas diferencias en el comportamiento de la Tasa de Actividad están dada
fundamentalmente por el heterogéneo nivel de comportamiento de la mujer en las distintas
regiones. Como en el cuadro siguiente:

Cuadro N°. Tasas de Actividad Global y para Mujeres (todas las edades), y variación en el
período 85/97.

Global: Hombres y Mujeres Solo Mujeres


Aglomerados 1985 1997 Variac 1985 1997 Variac
Gran Bs. As 38,85 45,05 15,96 25,23 21,93 -13,09
Bahia Blanca 38,65 41,8 8,15 26,6 33,84 27,23
Cordoba 38,2 40,25 5,37 25,02 28,37 13,39
La Plata 37,2 42,6 14,52 26,44 34,19 29,29
Mendoza 36,5 37,75 3,42 22,03 26,38 19,74
Parana 35,55 36,6 2,95 24,53 28,4 15,78
Rosario 39,55 39,35 -0,51 25,98 26,39 1,58
San Juan 33,25 36,9 10,98 20,03 25,4 26,8
Fuente: en base a información de EPH-
INIDEC
El progresivo achicamiento de las diferencias históricas entre la actividad laboral de la
mujer y del hombre, donde en algunos de los aglomerados se destaca un nítido crecimiento de la
tasa anual femenina por sobre la media de la localidad.
Cabe destacar también, que si bien nuestro país presenta significativas diferencias en la
Tasa Anual con respecto a otros grupos sociales de mayor nivel de desarrollo relativo estas
diferencias están solo explicadas por la baja de la tasa anual de la mujer ya que no existen
diferencias en el nivel de actividad de la población masculina. Dado que la interacción de estos
dos fenómenos “crecimiento de la población y comportamiento de la Tasa Anual” tiene su correlato
en la evolución de la Población Económicamente Activa (PEA).

1980 1983 1985 1987 1989 1991


Aglomerad. Des. Sub. Tt. Des. Sub. Tt. Des. Sub. Tt. Des. Sub. Tt. Des. Sub. Tt. Des. Sub.
Gran Bs. As 2,3 4,7 7 5,2 4,6 9,8 5,5 5,5 11 5,4 8 13,4 7,7 8,5 16,2 6,3 7,7
Bahia
Blanca 7,9 5,1 13 8,9 3,8 12,7 10,4 8,7 19,1 10,1 8,6 18,7
Cordoba 2,1 4,6 6,7 4,4 9 13,4 5,3 9,5 14,8 14,8 4,9 19,7 11,2 3,6 14,8 13,7 3,4 1
La Plata 0,9 3,2 4,1 5,2 3,7 8,9 7 6,4 13,4 6,4 13,4 19,8 7 7,5 14,5 6,7 7,9 1
Mendoza 1,4 6,3 7,7 4,5 9,3 13,8 3,6 9,2 12,8 3,6 9,9 13,5 4,4 11,2 15,6 6,6 6,8 1
Parana 2,5 5,2 7,7 7 8 15 5,5 8,9 14,4 6,7 10,7 17,4 10,4 11,9 22,3 7,7 10,3
Rosario 4,3 3,5 7,8 6,3 9,5 15,8 10,9 9,6 20,5 7,3 14,2 21,5 14,2 10,3 24,5 10,9 9,3 2
San Juan 4,9 6,6 11,5 5,2 15,2 20,4 7 7,6 14,6 7 10,8 17,8 11,6 11,8 23,4 11 17,8 2
Fuente: basada en datos del INDEC y EPH.

El cuadro anterior nos permite observar la cara social de un proceso de deterioro del
mercado de trabajo que revela diferencia en algunos aglomerados, las tasa de desocupación
abierta y de subempleo presentan niveles reducidos en la década del 80, ya que en tales
aglomeraciones predomina el denominado “Empleo Friccional”, o sea, el que se capta cuando
los trabajadores demandantes de trabajo transitan entre un empleo y otro o se encuentran
esperando ingresar a una nueva ocupación luego de haber dejado la anterior.
Tres años después (1980-1983) en vísperas del restablecimiento democrático, los recursos
estatales obtenidos mediante financiamiento externos y que se habían promovido inversiones
significativas en vivienda y obras publicas ya no estaban disponibles. Al mismo tiempo, la crisis del
endeudamiento externo había comenzado a afectar los ingresos de la población y la recesión era
una realidad insoslayable. Entonces no debe sorprender la elevación de la tasa de desempleo en
mas del 100% y la de subempleo en un 30% (Rofman y Romero, 1998).
En 1987 cuando se realiza el primer relevamiento de la encuesta de hogares, todavía el
efecto estabilizador del Plan Austral esta vigente, pese a que la dinámica del Ajuste no cambia de
signo con sus secuelas ya conocidas, el clima social se distiende parcialmente y logra detener el
incesante aumento del desempleo a nivel nacional e incluso reducir levemente sus índices con
respecto a dos años antes (Rofman y Romero, 1998).
Finalmente para cerrar la década, en 1989, que se produce simultáneamente con el
estallido hiperinflacionario y la incertidumbre política que incorpora la celebración de las
elecciones presidenciales para elegir al sucesor del Dr. Alfonsín, en solamente dos años (1987-
1989) la tasa de desempleo se eleva en un 40% a escala de todo el país.
En la distribución regional la jurisdicciones mas afectadas siguen siendo las que tienen su
estructura productiva orientada al mercado interno (Rofman y Romero, 1998).
Cuando comienza la Convertibilidad en junio de 1991 las tasas de desempleo y
subempleo a nivel global se reducen o dejan de crecer. Es por ello que la tasa de desempleo mas
la de subempleo ceden algo al reducirse sustancialmente el proceso inflacionario y comenzar a
manifestarse en su dimensión concreta el proceso de ajuste expansivo. Sin embargo, puede
observarse que en las áreas críticas el proceso de subutilización de la fuerza de trabajo no sede
marcando la fuerte discrepancia entre una economía de crecimiento global y serios desajustes
sociales en amplios sectores urbanos que son afectados por la nueva estrategia de desarrollo.
1993 1995
Aglomerado Des. Sub. Tt. Des. Sub. Tt.
Gran Bs. As 10,6 8,2 18,8 20,2 10,7 30,9
Bahía Blanca 13,9 7,8 21,7 20,2 11,6 31,8
Córdoba 6,8 8,6 15,4 15,2 6,8 22
La Plata 7,2 8,6 15,8 15,4 11,7 27,1
Mendoza 4,4 8,2 12,6 6,8 12,4 19,2
Parana 8,8 9,3 18 13,3 14,2 27,5
Rosario 10,8 11,7 21,5 20,9 13,2 34,1
San Juan 5,9 8,4 14,3 16,8 12,7 20,9
Fuente: encuesta de Hogares del
INDEC

Para apreciar la dimensión social del modelo de Ajuste vigente, evaluar el impacto del
retroceso económico de 1995 y comenzar la identificación de los ganaderos y los perdedores de
este programa de reestruccturación económica a nivel urbano regional, es útil acudir a los datos
sobre subutilización de la fuerza de trabajo.
Los datos anteriormente mostrados revelan un creciente desajuste entre oferta y demanda
laboral en los aglomerados estudiados urbanos relevadas durante el periodo bajo observación.
En el año 1995, la tasa anual promedio de desempleo es casi tres veces mayor que la verificada
al inicio de la aplicación del Plan, a la vez que prácticamente duplica la de 1993. Además, en el
último año consignado, la suma de la tasa de desempleo mas la de subempleo indica que cerca
del 30% de la población económicamente activa padece de serios problemas laborales (Rofman y
Romero, 1998).

Cuadro. Incidencia de las políticas compensatorias de empleo en los puestos de trabajo


ocupados en el sistema económico (miles)

1993 1994 1995 1996 1997


1. Puestos de Trab. Total 10647 10678 10296 10310 10858
aglomerados urbanos (a)
2. Creación anual de Puestos 31 -382 14 548
de Trabajo
3. Equivalente Puestos de trabajo existentes, 26,2 33,3 48,9 61,1 118,9
por el sistema de politicas compensatorias
(b)
4. Creación Anual de Puestos a traves del 7,1 15,6 12,2 57,8
Sistema de Políticas Compensatorias.
5. % de 3./1. 0,25% 0,31% 0,47% 0,59% 1,09%
6. % de 4./2. 22,90% Ind. 87,10% 10,54%
Fuente: a) Monza, A (ob.cit., Mayos de cada año (total nacional)
b) estadísticas laborales del MT y SS.

Cabe destacar que la aplicación de políticas de fomento de empleo tanto a través de


acciones de capacitación rentadas como de diversos programas de empleos implementados a
partir del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social actuaron como velo del impacto neto generado
por el cambio de modelo económico en la creación y destrucción de puestos de trabajo ( dichos
programas se encuentran financiados fundamentalmente con recursos provenientes del fondo nacional de
empleo a partir de una contribución patronal del 1,5% sobre la masa salarial).
La aplicación a gran escala de esta política de alguna manera no solo evito mayores
caídas en los puestos de trabajo en los periodos 93-95 sino que posibilito un cambio de tendencia
en la retracción del empleo verificada a partir de 1996.
Si bien en muchos de los Programas que se implementaron a partir de estas políticas, se
crea y/o fomenta mediante subsidios, puestos de trabajo, la mayoría de los mismos son de
carácter precario y de muy corta duración, lo cual de ninguna manera invalida a los Programas
como política compensatoria, pero resulta necesario acotar la interpretación que se da a sus
efectos en términos económicos ya que los mismos tienen impacto en el sistema estadístico, tal
cual se ha señalado precedentemente.
A los efectos de poder dimensionar la distorsión de la superposición directa de los
resultados de las políticas compensatorias con la demanda de trabajo genuinamente generada por
el sistema económico, se presenta en el cuadro anterior. Como se desprende del mismo, se
observa que en el período mayo 93 – mayo 97, en el total urbano nacional, se crearon 211000
puestos de trabajo, de éstos 92700 es decir, el 44% fue generado a partir de las políticas
compensatorias implementadas en materia de empleo.
No obstante ello, el impacto de “velo” sobre la información que produce el sistema
estadístico resulta de envergadura, dado que no haberse implementado dicha política o de
corregirse los efectos de la misma sobre los resultados que produce en el sistema estadístico, las
tasas de desocupación abierta en el Total Urbano Nacional hubiesen sido mayores a las
calculadas y publicadas por el INDEC.
Sobre el particular, Lo Vuolo34, analiza en profundidad los Programas Asistenciales de
empleo creados, las cuantías de inversión orientadas hacia estas políticas sociales, como así
mismo evalúa la efectividad de las mismas, cabiendo destacar entre sus conclusiones: “los
impactos de estas medidas no han resuelto los crecientes problemas del mercado de trabajo y por
el contrario, contribuyen a un sostenido aumento de las formas precarias de empleo…”.
Tal cual se anticipará precedentemente, un intento de cuantificación de los efectos
distorsivos que provocan las políticas compensatorias de empleo sobre el sistema de
estadisticas laborales, lleva a producir el recálculo de la Tasa de desocupación abierta,
considerando como “no ocupados”, los beneficiarios de estos programas, sustentados
básicamente a partir de diversos modos de subsisdios. Dicho cálculo y resultado se
presenta en el siguiente cuadro Corrección de la Tasa de Desocupación por impacto de
políticas compensatorias de empleo.
Puestos
Desocupacion abierta creados Desocupacion abierta
Calculada p/Politic de Corregida
Val. Absol Tasa Empleo. Val. Absol Tasa
miles - a (%) - b (miles) - c miles - a (%) - b
1993 1125 9,6 26,2 1151,2 9,82
1994 1261 10,5 33,3 1294,3 10,8
1995 2170 17,5 48,9 2218,9 17,9
1996 2074 17,2 61,1 2135,1 17,7
1997 2033 14,9 118,9 2151,9 15,8
Fuente: a) Monza, A (ob.cit., Mayos de cada año (total nacional)
b) INDEC - EPH, media de las dos ondas para la totalidad de aglomerados relevados.
c) estadísticas laborales del MT y SS, media
anual.

Cabe destacar que las presentes correcciones no se han incluido en el cálculo de la


Desocupación Ajustada, que se ha efectuado sobre los distintos aglomerados analizados. No
obstante este aspecto se reconoce como un tema pendiente a ser resuelto metodológicamente,
aspecto que se retomará en la presentación de las conclusiones.

El análisis de los datos se ve reflejado en los siguientes gráficos:


Distintas oficinas de estadísticas laborales del mundo han apelado a minimizar los desvíos
o subestimaciones en que puede incurrirse en el proceso de cálculo de la desocupación, a través
de distintos procedimientos, tales como extender el período sobre el que se inquiere si el individuo
ha buscado trabajo, a 3 o 4 semanas en vez de una, flexibilización de la requisitoria, etc.
No obstante, y dado que en nuestro país se continúa con los criterios expuestos, se han
adoptado en este trabajo para su cálculo, uno de los métodos de mayor nivel de aceptación. El
mismo consiste en estimar los métodos de mayor nivel de aceptación.
El mismo consiste en estimar los volúmenes de población desalentada que conforman esta
categoría que se ha definido como población oculta, a partir de la “identificación y cuantificación
de los desvíos en la Tasa de Actividad por debajo de esta Tasa Anual, calculada a largo plazo”13
El comportamiento social que refleja la Tasa de Actividad es que la población, como
consecuencia tanto de cambios de carácter cultural como en la matriz socio-económica de un
sistema, en sus niveles de ingresos y en el nivel de satisfacción de sus necesidades que le cubren
dichos ingresos va cambiando su propensión media al trabajo.
Este cambio resulta generalmente de signo positivo en largo plazo, influenciado
fundamentalmente por el decidido ingreso de la mujer en el mercado laboral. En nuestro país,
esta Tasa se ubicaba en un 38,2% en el año 1985, alcanzando el 42,6% en octubre de 1997,
medida para la totalidad de la población de los aglomerados estudiados 14 independientemente de
la edad.
Para posibilitar una comparación entre el nivel de actividad de nuestro sistema con otros
países del mundo, cabe señalar que la Tasa de Actividad medida no sobre la totalidad de la
población sino sólo sobre el tramo central de edad (15-64 años), que para nuestro país en el año
90, estos datos son presentados a continuación en la siguiente tabla y analizados en el siguiente
gráfico.

Comparación entre el nivel de actividad de nuestro país con el mundo mediante:


TASA DE ACTIVIDAD medida sobre el tramo central de edad (15-64 años)

Tasa de
País Actividad
Argentina 59,60%
Alemania 70,50%
Canadá 75,20%
España 60%
EE UU 74%
Francia 66,90%
Italia 59,40%
Japón 71,20%
Reino
Unido 75,40%
Suecia 81,10%
Chile 58%
Mexico 59,90%
Uruguay 67,70%
Fuente: Monza, A. (ob.cit)

Conclusión

Desde 1945, en occidente, la mayoría de los países implementaron planes de seguridad


social inspirados en el histórico informe elaborado en 1944 por Sir William Beveridge “ Full
employment in a free society” en Gran Bretaña. A partir de allí y en términos absolutamente
generales podemos decir que la economía entra en auge y se produce un crecimiento
espectacular del derecho del trabajo. . La justicia social ira tomando cuerpo en distintas
disciplinas: derecho de la seguridad social, derecho cooperativo, derecho del consumidor, etc.
Todo este movimiento político-social del periodo que cristaliza normativamente, se
consolida con la llamada Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. En nuestro
hemisferio estos contenidos se han incorporado a la Convención Americana de Derechos
Humanos, denominada Pacto de San José de Costa Rica en 1969, e incorporada a la Constitución
Argentina por la Reforma Constitucional de 1994, por lo que su predicamento tiene rango
constitucional en nuestro país.
La articulación entre el Estado de Derecho y el Constitucionalismo Social dará a luz al
Estado de Derecho por el cual se institucionalizaría la Justicia Social y de las Solidaridades
sociales.
En América Latina, el desarrollo de la justicia social, surgirá de un movimiento regional,
político y altamente movilizador conocido con el nombre de populismo; el nuevo Estado Populista,
acompañado por los movimientos obreros del Siglo XX, se convertirá en una fuerza política
decisiva que, aliado con algunos sectores de las clases medias y de la burguesía industrial le
disputaran al Estado Oligárquico su papel hegemónico.
En la Argentina, la redistribución del ingreso de la economía en crecimiento implicó una
política distribucionista que daba verdadera cuenta de la justicia social, entre 1946 y 1949 el
salario real aumento en un 53% y la renta nacional subió del 41 al 49% ; este aspecto económico
redundo en una activa integración de la clase trabajadora a la comunidad social y política; la
seguridad social fue controlada por el Estado, y las asignaciones familiares beneficiaron a
diversos sectores de trabajadores, mediante las negociaciones colectivas; la economía interna
creció vertiginosamente; provocando consecuencias inflacionarias que sumadas a acciones
externas entre 1950 y 1951, fueron progresivamente deteriorando el auge de la actividad
económica, así como la simultaneidad entre la alteración en los términos del intercambio y las
adversidades climáticas.
En síntesis, y a los fines de este trabajo, la justicia social no solo era un discurso sino una
experiencia cotidiana en practicas sociales y políticas desde el Estado y desde la Sociedad
constituyéndose en uno de los fundamentos ideológicos centrales de la Reforma del 49 en
Argentina. Esta será al mismo tiempo la vertebra movilizadota de lo que se llamo el Estado
Populista, Estado que deberá su desarrollo al creciente proceso de acumulación capitalista ya
las demandas satisfechas de los trabajadores; en conjunto se produjo un significativo proceso de
industrialización interna, que se acelero y permitió la implentacion de una Política de
Redistribución del Ingreso con una fuerte inversión estatal en Políticas Sociales Universales.
Todo este proceso político-económico y social acompaño fuertemente la Reforma
Constitucional y esta a su vez oriento la evolución de la política y de las políticas sociales. La
redistribución del ingreso, expresada en el aumento de los salarios reales y la protección al
trabajador , así como seguridad social, salud y educación, cristalizaran la nueva concepción social
de esa época (la Constitución de 1949 lo expresa en su articulo 40).
En tal sentido lo que interesa señalar la función del Estado que fue la de proteger a los
sectores económicamente débiles de la explotación capitalista .
El Estado intervendrá allí donde el sistema de la libre iniciativa produjese injusticias
sociales. La Reforma incluía, además de los derechos del trabajador, la declaración del carácter
inalienable de la propiedad nacional de los recursos no renovables, la autorización al Estado para
nacionalizar los servicios públicos y la definición de la propiedad privada como un derecho natural
limitado por la función social.
Si ahora analizamos la reforma de la Constitución de 1994, vinculada a la implentacion de
Politicas Sociales y a la Democracia en el Neoliberalismo, en la década de los 90. Dicha Reforma
tiene dos cuestiones que podemos comparar con la anterior: en la nueva Constitución, por un lado
se mantiene vigente los “Derechos sociales constitucionales históricos”. Por otro, en las dos existe
una cláusula destinada a la reelección presidencial. Ambos datos no son poco significativos.
A pesar de la observación en la que marcamos similitudes nos lleva a poner en evidencia
las notables diferencias que observamos entre las condiciones características y procesos que
acompañaron esta reforma con la del anterior. En primer término nos encontramos con un modelo
de acumulación que se centra fundamentalmente en la concentración del ingreso, en la
delegación al mercado de las reglas de juego económica y social, en la transformación del rol
social del estado y en el disciplinamiento de la sociedad.
A través del neoliberalismo se impusieron en la Reforma del Estado y de la Administración
Pública, la desregulación del mercado y la apertura sin barrera a los bienes y capitales
extranjeros, la intensiva acumulación de capitales en los sectores mas poderosos ligado al capital
financiero internacional, tuvo como resultado el desmantelamiento de la industria nacional
mediana y pequeña, quienes se encuentran hoy sin salida en un mercado interno liberalizadom
recesivo,y amenazado por la impronta de la globalización.
La ley de convertibilidad, cuyos efectos respecto a la inflación en su momento fueron
exitosos, produjo a posteriori un porcentaje altísimo de desempleo en el sector económicamente
activo de la población y paralelamente una franca recesion de la economía nacional.

La ley de flexibilización laboral fue una herramienta fundamental de este proceso que
genero precariedad, despidos, trabajadores en negro y estallidos sociales en los que tanto los
trabajadores como los desocupados exigieron y exigen aun el respeto por sus derechos y por la
conservación y o apertura de sus fuentes de trabajo. De estas luchas es producto el actual
movimiento de los llamados “piqueteros”, ex trabajadores que han pasado a ingresar el ejercito
de desocupados y que han gestado nuevas formas de reivindicación de sus derechos perdidos.
Los resultados a luz de una década de neoliberalismo, muestran la transformación de la
sociedad Argentina, objetiva y subjetivamente; por un lado se promulgaron leyes en contra de los
derechos consagrados y por otro, los jueces obligados a garantizar la constitucionalidad de las
mismas, en su gran mayoría, dictaminaron en contra del trabajador desposeído.
Si bien, al principio de todo este proceso, hubo determinado crecimiento económico este
se produjo sin progreso social, con la tendencia instalada a la exclusión de trabajadores del
mercado laboral. La recesion económica fue agravando día a día el problema del desempleo y ha
erosionado cada vez mas las bases objetivas del tejido social, poniendo en juego su cohesión.
Las consecuencias exclusotas del modelo, profundamente graves para la Sociedad en su
conjunto pusieron en tensión permanente las relaciones de esta, y el Estado, que se ha limitado a
cumplir con las imposiciones del gran capital y de organismos internacionales.
Sabemos que la propia naturaleza del proyecto neoliberal requiere la existencia de un
Estado mínimo destinado simplemente a establecer las mediaciones requeridas para vehiculizar
el modelo facilitando la incorporación del país al circuito de intercambio mundial, para lo cual se le
exigió la elaboración de marcos normativos apropiados, la articulación de los intereses en que se
sustenta el modelo y el desarrollo de acciones de consenso y represión que garanticen la
gobernabilidad, asegurando así, la estabilidad jurídica y la rentabilidad exigida por los inversores
internacionales. Esto ocurrio fundamentalmente en la empresa beneficiarias de las privatizaciones.
El achicamiento del Estado, expresado en el retiro de muchas de sus funciones sociales
históricas y fundamentalmente en la “no intervención en la economía” fue evidente. Los
organismos internacionales desde su propia concepción y desde sus condicionamientos han
orientado esta tarea. Lo que otra fueron Políticas Sociales Universales que garantizaban
proyección fueron progresivamente limitando su accionar; por un lado, por la reducción de
instancias institucionales estatales y, por otro, por la reducción presupuestaria de los recursos.
(Ministerio de Educación, Salud. Trabajo,etc.).
Creemos oportuno señalar que Argentina es un país federal, constituido por un gobierno
nacional y 24 jurisdicciones provinciales, cada una de ellas con sus propias organizaciones
gubernamentales administrativas. La crisis capitalista se ha manifestado en cada una de ellas con
muchísima dureza; entre los aspectos mas significativos podemos constatar el desarme industrial,
la crisis de los sectores agropecuarios y de las economías regionales. En este contexto la histórico
dependencia de amplios sectores sociales respecto del Estado, dan cuenta de la magnitud del
problema.
Para afrontar la grave consecuencia social, tanto en el orden nacional como provincial,
producto de esta política neoliberal, se han implementado Políticas Sociales focalizadas. Las
mismas no buscaron ni intentan combatir la pobreza sino solo atenuar la in-gobernabilidad. Los
programa sociales hoy no tienen mas posibilidades y solo se limitan a una escasa administración
de programa para pobres, agudizando la fragmentación social y escindiendo a la sociedad en una
clara división de incluido y excluidos.
La estrategia de focalizar se fundamento, en la visión de los ideólogos del Consenso de
Washington, en la necesidad de disminuir la inversión social al conjunto de la sociedad, para
redistribuirla en los sectores mas necesitados. Uno de los ejemplos de los Programas Sociales es
el llamado “trabajar”, que se implemento a nivel nacional, para dar respuestas a mano de obra
desocupada, con una asignación no remunerativa, que permite a la persona beneficiaria contar
con una inserción cuasi-laboral por seis meses máximo, brindándole al mismo tiempo cierta
capacitación que lo habilite, en el futuro, al ingreso al mercado.
Estos programas a cobrado extraordinaria relevancia en situaciones de alta conflictividad
política y social, amortiguando las demandas de grupos de trabajadores carentes de ocupación.
Es un organismo multilateral de crédito el que financio la ejecución del Programa Trabajar
de manera que sus costos se imputan a la ya existente y abultada deuda externa, la consecuencia
social de este modelo es la fragmentación, la creciente desigualdad social.
En ultimo lugar, cabe destacar que resulta necesario precisar la relación entre los
negativos impactos sociales, tanto en el mercado laboral como en la distribución de la riqueza, con
los significativos cambios en la estructura del Estado introducidos a partir de la aplicación del
nuevo modelo económico, al respecto Oszlak, señala…”los cambios producidos en los últimos
años en el papel del Estado han sido vertiginosos y radicales. Por lo menos, han sido
mucho mas veloces que el ritmo demostrado por la investigación académica para
registrarlos y evaluar sus consecuencias sociales…”.
Sin embargo, se puede afirmar ya que los “Roles del Estado” no son sino las formas de
articulación que se crean y reproducen constantemente entre las esfera “social” y “estatal”.
Retomando Oszlak, dicho el autor agrega: …”El papel articulador que justifica y legitima la
existencia del estado, busca satisfacer diversas necesidades o solucionar determinados
problemas que la sociedad no consigue resolver por si sola, se trate de la producción de
cierto bienes, la promoción de actividades, la dilucidación de conflictos, la morigeración de
inequidades, etc.…”
En síntesis, las transformaciones operadas en el mundo contemporáneo fuerzan la
reformulación de las bases para la implementación de políticas públicas. Ya no existe una
economía de pleno empleo, la cual aseguraba el reconocimiento de los individuos como
ciudadanos. Nos encontramos ante una sociedad civil desintegrada con un crecimiento desigual.
La globalización e un hecho que condiciona la adopción de las políticas nacionales exitosas
haciendo imposible los cambios en un u8nico país. Solo un Estado presente que interaccione con
la sociedad civil y enmarcado en una política regional, es el que podrá garantizar una sociedad
mas justa basada en el reconocimiento, la inclusión y la participación de todos los ciudadanos.
BIBLIOGRAFÍA

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