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Alcaldía Mayor de Bogotá D.C.

Secretaría de Gobierno

UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA DIRECCIÓN DE DERECHOS HUMANOS Y ACCESO A LA JUSTICIA

CAPACITACIÓN A FUNCIONARIOS Y FORMACIÓN DE


CIUDADANOS DE BOGOTA COMO MEDIADORES
COMUNITARIOS PARA EL DISTRITO CAPITAL

CONFLICTO Y VIOLENCIA
INTRAFAMILIAR

Bogotá, febrero de 2002


CONTENIDOS

1: DIVERSAS NOCIONES SOBRE EL CONFLICTO 3


1.1. ASPECTO CONCEPTUAL
1.1.1. ABORDAJES DISCIPLINARIOS
1.1.2. REPRESENTACIONES SOCIALES
1.1.3. EL CONFLICTO COMO FACTOR DE DESARROLLO
1.1.4. UNA DEFINICIÓN DE BASE 4
1.4. ESTRUCTURA DEL CONFLICTO 4

2: ÁMBITOS Y DESENCADENANTES DEL CONFLICTO 7


2.1. FAMILIA 7
2.2. HÁBITAT 7
2.3. INCUMPLIMIENTO DE ACUERDOS Y OBLIGACIONES 8
2.4. TIPOS DE CONFLICTOS EN LAS UNIDADES DE MEDIACIÓN Y
CONCILIACIÓN (UMC) 8

3: FAMILIA Y CONFLICTO 9
3.1. CONCEPTO Y FUNCIONES DE LA FAMILIA 9
3.2. TIPOLOGÍAS DE FAMILIA 9
3.3. CONFLICTO FAMILIAR 10
3.4. TIPOS DE CONFLICTO FAMILIAR 10

4: VIOLENCIA INTRAFAMILIAR 12
4.1. DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS 12
4.2. TIPOS DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR 12
4.3. REPRESENTACIONES SOCIALES DE LA VIOLENCIA
INTRAFAMILIAR 13

5: EL CONFLICTO COMO FACTOR DE DESARROLLO 15


5.1. EL CONFLICTO ES HISTÓRICO 15
5.2. EL CONFLICTO ES EXPRESIÓN DE LO SOCIAL 15
5.3. EL CONFLICTO CONLLEVA RIESGO Y OPORTUNIDAD 15
5.4. EL CONFLICTO ADMITE MÚLTIPLES FORMAS DE EXPRESIÓN
Y RESOLUCIÓN 15
5.5. EL CONFLICTO ADMITE LA DIFERENCIA Y LA UNICIDAD 15

BIBLIOGRAFÍA 16

2
Atendiendo a las características específicas de los contenidos de cada capítulo de este
módulo, los dos primeros contiene un esquema común: se presentan primero los
elementos conceptuales que sirven de sustento al capítulo; posteriormente se desarrollan
algunos aspectos metodológicos y finalmente se plantean algunas acciones de tipo
procedimental a la manera de vivencias de los estudiantes que suponen una construcción
activa del conocimiento por parte de éstos. Los tres capítulos restantes desarrollan el
primero y el tercer aspecto, es decir, el conceptual y el procedimental. Las vivencias
dispuestas bajo el modo de talleres, han sido pensadas para ser desarrolladas con la
presencia de un tallerista facilitador y en ocasiones de un monitor, sin embargo, éstas
pueden ser aplicadas perfectamente por parte de grupos que autorregulen su
organización.

Aunque en esta cartilla se utiliza una secuencia temática común (conceptual-


metodológico-procedimental o conceptual-procedimental), dependiendo de los objetivos
del capítulo correspondiente, es propicio en algunos casos desarrollar primero la parte
vivencial como base precisamente de una problematización o profundización conceptual.

Mediante la apuesta del 'diálogo de saberes', los talleres constituyen una estrategia
pedagógica que enfatiza la sensibilización, el reconocimiento vivencial, el contraste de
representaciones sociales, la reflexión y la conceptualización, por parte de los y las
estudiantes, especialmente en dinámicas de grupo.

1. DIVERSAS NOCIONES SOBRE EL CONFLICTO

1.1. ASPECTO CONCEPTUAL

1.1.1. ABORDAJES DISCIPLINARIOS

Si un punto de vista generalizado es que el conflicto es inherente al ser humano, no en un


sentido negativo, sino como motor fundamental del dinamismo social, es entendible por
qué la totalidad de disciplinas de las ciencias sociales y humanas que han abordado la
comprensión de lo humano, han puesto simultáneamente su atención también en el
conflicto.

Sobre esa base, vamos a hacer una mención ilustrativa de ejes temáticos que algunas
disciplinas han desarrollado en torno al conflicto. La psicología, por ejemplo, ha abordado
en primer término el conflicto intraindividual, al estudiar las afectaciones que un individuo
experimenta a partir de tensiones entre pulsiones y normas, entre representaciones
contrarias o incluso en razón de escisiones de personalidad.

En segundo lugar, la psicología se ha preocupado por el conflicto interpersonal, al tratar


de entender, por ejemplo, las conductas agresivas, como una manifestación de nuestra
condición animal, como respuesta a las tensiones que crean las restricciones del mundo
exterior o como comportamiento instrumental que se convierte en un medio idóneo de
acción para obtener resultados.
La sociología comenzó a abordar el conflicto haciendo una crítica precisamente de las
miradas psicológicas, al considerar que éste no se crea únicamente a partir de las
personas individualmente consideradas, sino que existen unos factores estructurales
determinantes de la organización social que operan como caldo de cultivo del mismo. En
esa perspectiva, el estructural-funcionalismo, por ejemplo, ve a la sociedad tendiendo
naturalmente al equilibrio, contexto en el cual el conflicto equivale a una disfunción del
sistema, hasta cierto punto como un elemento exógeno, que debe ser superado para
recuperar el equilibrio natural.

El marxismo, entre tanto, cree que la sociedad tiende naturalmente al conflicto, es decir,
que es un elemento endógeno de la dinámica social y que, incluso, es necesario extremar
la lucha de clases para crear la posibilidad de la transformación estructural social con el
proletariado como clase única.

Corrientes más contemporáneas rompen la polaridad de posiciones al considerar que


tanto la cooperación como el conflicto son elementos consustanciales a la interacción
social y que incluyen en todo caso un juego de tensiones en torno al poder como
elemento de disputa fundamental.

La comunicación social, aunque sería más apropiado decir la comunicología, como


disciplina que se ocupa de la primera como objeto, ha estudiado los modos y niveles de
interdependencia entre las partes, la importancia de las percepciones en la construcción
del conflicto, la construcción comunicativa del poder y las implicaciones de los modos
comunicativos en los impactos residuales del conflicto.

La psicología social, que estudia la construcción social como una interacción entre los
ámbitos individual y colectivo, se ha interesado por entender las relaciones del conflicto
con las características y los mecanismos de creación de las representaciones sociales
sobre el mismo, con las emociones como construcciones culturales y con los vínculos
entre la actuación individual y las formas de la violencia colectiva.

La antropología ha intentado explicar al conflicto como comportamiento cultural, ha


examinado los niveles culturales de alta y baja conflictividad en comunidades específicas
y ha desarrollado todo un marco comprensivo para entender los contrastes interculturales
respecto del conflicto.

La filosofía, por su parte, ha abordado el conflicto como un principio dinámico de tipo


ontológico, es decir como elemento constitutivo del ser, y de tipo epistemológico, como
propiciador del conocimiento; por ejemplo, la mayéutica aristotélica como la contradicción
entre una tesis y una antítesis como bases de la síntesis, que es renovación creadora del
saber, o la dialéctica hegeliana, como el juego de los contrarios. Adicionalmente, ha
aportado un cuerpo denso de conocimiento axiológico, para encontrar en la ética una
base de regulación colectiva para los conflictos.

Finalmente, es necesario afirmar que circunscribirse a uno de los temas y disciplinas


anteriormente mencionados, o a otros, siempre constituirá una imagen recortada del
conflicto; es pertinente, entonces, desarrollar una visión interdisciplinaria del mismo con
miras a comprender su naturaleza compleja y multidimensional y a desarrollar mejores
formas de abordaje social que lo potencien como factor de desarrollo.

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1.1.2. REPRESENTACIONES SOCIALES

Las representaciones sociales constituyen lo que las personas piensan acerca de un


objeto social (por ejemplo, el conflicto, la violencia, la salud, la enfermedad, etc.). Se trata
de un conocimiento de sentido común, elaborado socialmente, compartido por los
miembros de un grupo, que orienta su conducta ante dicho objeto.

Coincidiendo con Casas (1998) y Casas y Durán (1996), quienes plantean que las
representaciones sociales sobre un objeto determinado se componen de tres vertientes
psicosociales: la representación social sobre el objeto en sí (definición), la representación
social sobre los sujetos involucrados (características personales que generan una
situación) y la representación social sobre las alternativas consideradas como adecuadas
para atender la situación o el objeto social.

Cuando se explora con grupos de personas la representación social sobre el conflicto


como objeto en sí, es decir su definición, suelen surgir tres visiones predominantes del
mismo: la primera asimila el conflicto a diferencia y alrededor de ella despliega una
connotación negativa que se expresa en términos como discrepancia, controversia,
contradicción, pelea, enfrentamiento e incluso violencia.

La segunda percibe el conflicto como una oportunidad para alcanzar nuevas formas de
comunicación y entendimiento entre las personas, lograr consensos, acuerdos y sentar
bases para la construcción de una cultura democrática.

La tercera propone una combinación de las anteriores interpretaciones, entendiendo el


conflicto como una construcción compleja que integra tanto elementos negativos como
positivos.

Respecto de la representación social sobre los sujetos involucrados en los conflictos, o


sea, las características personales que coadyuvan a su generación, aflora una imagen
negativa de las personas como problemáticas, conflictivas, intolerantes e incapaces de
mantener unas sanas relaciones de convivencia. Otra imagen plantea que son personas
que mantienen unas relaciones armónicas con quienes les rodean, y que en algún
momento pueden resolver favorablemente situaciones en las cuales sus necesidades e
intereses pueden parecer incompatibles frente a las de otras personas.

En relación con la representación social sobre las alternativas consideradas como


adecuadas para atender el conflicto, esta resulta concordante con las dos
representaciones previas. Cuando el conflicto y las personas involucradas son percibidas
de manera negativa, las alternativas son de carácter punitivo, de imposición, de autoridad
e incluso de eliminación. Por el contrario, cuando existe una percepción positiva del
conflicto y de las personas, las alternativas se orientan a la concertación, el diálogo, el
establecimiento de acuerdos y a salidas que propicien el mantenimiento de relaciones
armónicas entre las partes.

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1.1.3. EL CONFLICTO COMO FACTOR DE DESARROLLO

Si hacemos una recapitulación analítica de las representaciones sociales sobre el


conflicto, podemos calificarlas en cierta medida como bipolares puesto que legitiman y en
el mejor de los casos combinan una calificación negativa y positiva del mismo.

No obstante, es posible superar dicha binariedad y promover, en cambio, una asunción


decidida del conflicto como un factor de desarrollo, a través de la presentación y el
análisis de algunos postulados básicos:

El conflicto es histórico: las sociedades han vivenciado conflictos desde tiempos


remotos y han desarrollado formas cotidianas de resolverlas. La experiencia de cada
conflicto resuelto ha permitido el paso a un orden superior. Los conflictos se caracterizan
por evolucionar de manera distinta a través del tiempo.

El conflicto es expresión de lo social: El conflicto es inherente a la condición humana y,


como tal, forma parte de lo social, involucrando las esferas racional y subjetiva de la vida
del hombre. No constituye un hecho individual, sino eminentemente social.

El conflicto conlleva riesgo y oportunidad: El conflicto permite nuevas oportunidades


de interacción y comunicación entre las personas; pese a los riesgos que implica, también
constituye movimientos superiores hacia formas de crecimiento.

El conflicto conlleva múltiples formas de expresión y resolución: Cada sociedad


posee sus propias maneras de mantener, transformar y superar el conflicto. Dado que los
conflictos nunca son iguales, las formas de abordarlos tampoco lo son.

El conflicto admite la diferencia y la unicidad: El conflicto, al mismo tiempo que


expresa la diversidad, también es el reflejo de la unicidad de seres únicos e irrepetibles.
Hay que reconocer, por tanto, la diferencia, pero también las particularidades específicas
de cada conflicto y de las partes involucradas.

1.1.4. UNA DEFINICIÓN DE BASE

Habiendo constatado la complejidad del conflicto y, en forma consecuente, de los


abordajes disciplinarios y perspectivas sobre el mismo, se torna muy importante partir de
una definición de conflicto con un carácter integrador y general, que sirva como base de la
mediación. En ese sentido, se perfila como muy pertinente acoger una definición puesta
precisamente en la perspectiva de la mediación.

Robin Hocker y William Wilmot (1991: 12), por ejemplo, conciben al conflicto como la
“lucha expresada entre al menos dos partes interdependientes quienes perciben intereses
incompatibles entre sí, tensiones por recursos escasos, atribuciones de parte de la
contraparte e interferencias de esta última para alcanzar las metas”.

Dicha noción de base es complementada por Baruch-Bush y Folger (1996: 130), para
quienes “el conflicto es, ante todo, una ocasión de crecimiento en dos dimensiones
críticas e interrelacionadas: el fortalecimiento personal y la superación de los límites

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personales para relacionarse con otros; el conflicto enfrenta a cada parte con otro situado
de diferente modo, que sostiene un punto de vista opuesto, lo que le da a la gente la
oportunidad de desarrollar y mostrar respeto y consideración mutuos”.

1.2. ASPECTO METODOLÓGICO: ESTRUCTURA DEL CONFLICTO

Habiendo recorrido diversas nociones sobre el conflicto, es útil ocuparse ahora de la


estructura misma del conflicto, la cual puede estudiarse desde diversas perspectivas, por
cuanto el ejercicio de la mediación supone siempre hacer un diagnóstico más o menos
rápido, un mapeo del conflicto.

1.2.1. ELEMENTOS CONSTITUYENTES

Un esquema básico de la estructura del conflicto que se ha extendido bastante es el


propuesto por Lederach (1997: 32-33) (ver gráfica 1).

PERSONAS Gráfica 1
MODELO DE LAS TRES P’S

PROCESO PROBLEMA

Personas: partes del conflicto. Ello supone que aunque en todo conflicto hay siempre
otros afectados, se consideran como personas solo aquéllas en quienes radica
directamente la posibilidad de resolverlo.

Proceso: historia del conflicto. Es importante develar las situaciones y percepciones que
dan origen a un conflicto y cómo éstas se van transformando.

Problema: motivo que da origen al conflicto. El conflicto se crea a partir de la divergencia


de puntos de vista, intereses, necesidades, valores, etc. sobre un asunto más o menos
concreto, y sobre las diversas salidas posibles a dicha divergencia.

1.2.2. DIMENSIONES

Hay diversas dimensiones de orden tanto fáctico como perceptual que crean, potencian,
agravan o permiten una salida al conflicto. Las dimensiones básicas a abordar en una
perspectiva analítica son:

Sentimientos: pueden definirse como los diversos modos de la afectación interior que un
sujeto tiene a partir del conflicto. Suelen manifestarse a través de emociones explícitas
como rabia, dolor, tristeza, etc. o simplemente como sensaciones subjetivas como
frustración, desesperanza, nostalgia, etc.

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Intereses: razones por las que diversas áreas de discrepancia o de incompatibilidad
importan significativamente a una persona; pueden comprenderse también como los
objetivos, puntos de llegada o ganancias finales que una persona percibe como salida a
una situación específica.

Necesidades: aspectos mínimos, indispensables, que satisfacen a una persona en


cuanto a lo sustantivo, lo psicológico y el proceso a seguir para resolver un problema. Una
manera posible de pensarlos es como carencias.

Posiciones: salida específica que cada parte propone con ocasión de un conflicto, es lo
que cada quien quiere que se haga en esa situación determinada. Un modo
complementario de entenderlas es como el lugar de sujeto desde el cual se habla, lo cual
implica el reconocimiento explícito de las paridades o, por el contrario, de las jerarquías
existentes en una relación interpersonal, por ejemplo padre-hijo, jefe-empleado o del eje
funcional de dicha relación, por ejemplo: arrendatario-arrendador, contratante-proveedor
de servicio, etc.

Valores: creencias y principios firmemente arraigados en una persona que organizan su


visión del mundo y de las personas, y que originan su posición y su comportamiento en un
conflicto. No se entienden aquí como un conjunto de actitudes humanas y sociales
evaluadas moralmente como positivas, sino que al tratarse de creencias combinan, si se
quiere ver de esa manera, elementos positivos y negativos que constituyen la cultura
personal, como la honradez, la justificación de la corrupción, la subordinación de género,
la legitimidad de la violencia física, etc., los cuales se convierten en los reguladores éticos
de la acción personal en sociedad.

1.2.3. PROCESO

Aparte de considerar los hitos o momentos significativos que constituyen la historia del
conflicto, el carácter dinámico del mismo puede entenderse a partir de dos nociones:
fases y escalamiento, que pueden representarse gráficamente en el siguiente esquema:

Gráfica 2: FASES Y ESCALAMIENTO DEL CONFLICTO

FASES ESCALAMIENTO

Inexistente Discusión

Incipiente Polarización

Latente Segregación

Manifiesto Violencia

Destrucción

Mediación

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El proceso del conflicto se puede organizar para la comprensión en fases, que muestran
una transición en el siguiente sentido: en un primer momento las relaciones entre las
partes son cooperativas e incluso complementarias, por lo cual se considera que no existe
el conflicto, pero luego pueden desarrollarse factores causantes de la divergencia. No
obstante, inicialmente las partes pueden no tener conciencia sobre la misma, con lo que el
conflicto permanece de manera incipiente. Si las partes aceptan luego que tienen
pretensiones incompatibles, el conflicto se torna latente, y si, con posterioridad se
desarrollan comportamientos a partir de los intereses subjetivos en contraposición,
entonces el conflicto se vuelve manifiesto.

En la transición del conflicto latente al manifiesto y especialmente en este último, se sitúa


por demás la posibilidad de encontrar diversos grados de intensidad del conflicto, proceso
de gradación que puede denominarse escalamiento. Los grados van de la discusión
simple a la polarización, segregación, en ocasiones el ejercicio violento y la destrucción
sea de la relación original o a veces incluso de las partes enfrentadas, proceso en el cual
los antagonismos se agravan y las disputas se distancian de los motivos originales, se
intensifican sobre la dinámica de “no echarse para atrás” y pasan a centrarse en las
resistencias y rencores personales.

Es importante entender, no obstante, que la mediación siempre es un recurso posible, sea


en las fases iniciales del conflicto o sea durante los momentos de escalamiento del
conflicto, con miras a evitar consecuencias irremediables o muy negativas sobre las
personas.

1.3. ASPECTO PROCEDIMENTAL

TALLER No. 1

1: Diversas nociones del conflicto

Objetivo del taller:

! Reflexionar acerca de las representaciones sociales propias y ajenas en torno al


conflicto.

Tiempo:

! Trabajo individual: 10 minutos


! Trabajo en subgrupos: 40 minutos
! Plenaria: inquietudes y reflexiones: 30 minutos

Materiales:

! 24 marcadores de dos colores distintos.


! Cinta de enmascarar.

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! 12 pliegos papel periódico.

GUÍA DE TRABAJO

1. El grupo se dividirá en subgrupos no superiores a siete personas; en cada uno de ellos


se escoge un relator o relatora.
2. A partir del término "conflicto" presentado por el tallerista, cada estudiante deberá
escribir en una hoja las cinco palabras asociadas que se le vengan primero a la mente.

3. Los subgrupos se reúnen y analizan las coincidencias y divergencias de las palabras


asociadas, y redactan una frase que identifica la tendencia principal de definición.

4. Cada subgrupo elabora una cartelera con esta frase y la fija en la pared, el relator o
relatora la presenta a los otros subgrupos.

5. Se realiza una discusión en plenaria sobre los consensos y disensos entre las
carteleras de los subgrupos. Se elaboran conclusiones.

2: ÁMBITOS DEL CONFLICTO

2.1. ASPECTO CONCEPTUAL

Aunque por su espectacularidad o trascendencia, solemos identificar los conflictos con


aquellos que difunden los medios de comunicación, lo cierto es que la inmensa mayoría
de conflictos se producen cotidianamente en el nivel de las relaciones interpersonales y
son resueltos en ese mismo nivel, sin que requieran la intervención del sistema judicial.

Se producen, además, en los propios entornos de las personas, como la escuela, la


familia, el vecindario y el trabajo. Estos operan no solo como espacios físicos sino que, en
combinación necesaria con el tipo de relaciones que allí se desenvuelven, constituyen los
que pueden denominarse ámbitos del conflicto.

Reconociendo que sobre la escuela se ha construido un importante acumulado


conceptual y metodológico para la mediación, en principio el mediador comunitario
operará menos allí, puesto que el sistema educativo desarrolla con frecuencia sus propias
instancias de mediación. En concordancia con ello, se puden definir como ámbitos del
conflicto para el ejercicio de la mediación comunitaria a la familia, el hábitat y el
incumplimiento de acuerdos y contratos.

Se debe tener en cuenta que si bien en términos comprensivos es pertinente la


separación entre ámbitos diferenciados, los casos que llegan hoy en día a las Unidades
de Mediación y Conciliación de la Secretaría de Gobierno del Distrito demuestran diversos
grados de combinación de tales ámbitos. Por ejemplo, un desacuerdo en el pago o en los
términos de un acuerdo económico al interior de una familia puede desencadenar un
conflicto sustantivo en la familia o la denuncia de incumplimiento en un contrato de

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arrendamiento suele estar acompañada de un clima evidente de deterioro de las
relaciones personales entre los involucrados.

2.1.1. FAMILIA

Teniendo en cuenta que el conflicto familiar y la violencia intrafamiliar serán objeto de las
unidades tres y cuatro del módulo, respectivamente, aquí sólo se presenta una definición
general del conflicto familiar como la tensión o tensiones que se presentan entre los
miembros de la familia sobre diferentes aspectos (conyugales, parentales, domésticos,
generacionales, intergénero, etc.). El conflicto hace parte de la dinámica familiar y debe
ser entendido como algo "natural" en la medida en que no es exclusivo de una familia en
particular sino inherente a todos los grupos familiares de una sociedad.

2.1.2. HÁBITAT

El hábitat se entiende como el espacio de convivencia (habitacional, laboral o comercial)


que un sujeto apropia significativamente tanto en términos físicos como simbólicos.
Entendida de esta manera, la convivencia no alude exclusivamente a residir en una
misma vivienda, cuadra o barrio; tiene que ver también con la zona donde se comparte un
tiempo significativo por otras razones distintas de las habitacionales y sobre la cual se
hace, en consecuencia, un alto reconocimiento simbólico de pertenencia. Ese es el caso,
por ejemplo, de algunos integrantes de ‘parches’, los cuales se asumen como integrantes
de un parche ligado a una zona específica, para lo cual no se requiere que vivan en ella,
sino que en ella se sitúe su grupo de pares de referencia e identificación, con el que
realiza un alto número de sus actividades cotidianas, con preponderancia de las lúdicas
(García, 1998).

El conflicto en el hábitat se refiere a disputas que se presentan entre las personas que
residen o frecuentan un mismo vecindario o localidad en torno a intereses, principios y
recursos que se pueden percibir como antagónicos.

Algunos de los conflictos más frecuentes en el hábitat giran en torno de los siguientes
aspectos:

• Malas relaciones entre vecinos.


• Contaminación sonora: altos niveles de ruido.
• Mal manejo de basuras y desechos.
• Restricciones en el uso del espacio público.
• Uso inadecuado de las zonas recreativas.
• Mal manejo de mascotas.
• Desarrollo de actividades inadecuadas para zonas residenciales.

Una fuente adicional de conflictos surge por disputas acerca de la legitimidad o autoridad
para la representación de la comunidad; es lo que sucede, por ejemplo, entre los
fundadores y/o líderes históricos de los barrios y los nuevos moradores. En muchos casos

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las discrepancias surgen realmente más que de un cuestionamiento a la necesidad de
que haya liderazgos a las formas particulares de ejercerlo.

2.1.3. INCUMPLIMIENTO DE ACUERDOS Y OBLIGACIONES

Aunque el incumplimiento de acuerdos y obligaciones en las relaciones económicas son


un espectro sumamente amplio de relaciones y transacciones sociales, se sabe que la
mediación comunitaria tiene una relación más estrecha con disputas motivadas por
opiniones divergentes en torno a los objetos, ganancias y procedimientos de las
transacciones (comerciales), por ejemplo, el incumplimiento en la prestación de servicios,
en la entrega de bienes adquiridos, en la devolución en buen estado de bienes confiados
a la otra parte y, principalmente, en el pago en los contratos de arrendamiento.

Respecto de estos últimos, el conflicto surge en razón de una dualidad: por un lado, las
desventajosas condiciones de algunas familias que no les permite tener una vivienda
propia o ganar los suficiente para cumplir con el pago de la que habita en arriendo. Por el
otro, el derecho del propietario de la vivienda a recibir el dinero pactado por el arriendo del
bien inmueble de su propiedad. Aunque los procedimientos en esta clase de contratos
están claramente regulados por la ley, dicha dualidad es la fuente de un deterioro
progresivo de las relaciones interpersonales, asunto en el cual la mediación comunitaria
puede cumplir un papel relevante para evitar un escalamiento del conflicto y posibilitar así
el logro de acuerdos.

También se presentan disputas por las malas relaciones que surgen entre las partes por
discrepancias en torno a salarios, prestaciones, horarios, condiciones de seguridad social
(laborales), entre otros aspectos. La mediación no se aplica a los derechos laborales
consagrados por las normas, que se consideran irrenunciables, sino precisamente al
campo exclusivo de las relaciones interpersonales, con el fin de que las partes mantengan
una comunicación respetuosa y armónica para el logro de los acuerdos a los que haya
lugar al amparo de la ley y con posterioridad a los mismos.

2.1.4. CONFLICTOS MÁS FRECUENTES EN LAS UNIDADES DE MEDIACIÓN Y


CONCILIACIÓN (UMC)

Es importante contrastar la caracterización de los ámbitos diversos en los que se presenta


el conflicto con los tipos de conflictos que llegan a las UMC de la Secretaría de Gobierno
de Bogotá. Un análisis de los tipos de casos presentados en varias UMC permite tipificar
su frecuencia en orden descendente (“Una opción..., 1999-2000: 6):

Arrendamiento: los conflictos derivados de este tipo de contratos.

Otros contratos civiles: los conflictos derivados de otros contratos civiles diferentes al
contrato de arrendamiento como compraventa, contrato de obra de construcción,
préstamo de dinero y deudas, electricidad y ornamentación, entre otros.

Obligaciones comerciales: los conflictos derivados de contratos comerciales como


sociedades o compraventa de negocios.

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Conflicto intrafamiliar: diferencias y problemas entre adultos miembros de una familia
que no involucran ni afectan directamente la calidad de vida de los menores y no
requieren intervención terapéutica, de sicólogo o trabajador social.

Conflicto vecinal: los conflictos derivados de las relaciones de vecindad como propiedad
horizontal, utilización de zonas comunes, linderos, amenazas, agresiones físicas (sin
lesión) y verbales.

Laboral: los conflictos derivados de las malas relaciones, debido a las discrepancias en
asuntos prestacionales.

2.2. ASPECTO METODOLÓGICO

Los conceptos sobre la estructura del conflicto propuestos en el capítulo anterior se


disponen aquí en un formato que se puede denominar como 'mapa' de análisis del
conflicto en sus diversos ámbitos, el cual se presenta a continuación:

MAPA DE ANÁLISIS DEL CONFLICTO EN DIVERSOS ÁMBITOS


(Elementos constituyentes, dimensiones, fases y escalamiento)

1. Elementos constituyentes

PERSONAS PROBLEMA PROCESO

2. Dimensiones

Necesidades Intereses Posiciones Sentimientos Valores

3. Fases

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4. Escalamiento

2.3. ASPECTO PROCEDIMENTAL

A partir casos seleccionados en Unidades de Mediación y Conciliación, a los cuales se les


modificaron los nombres y datos personales para proteger la identidad de las partes, y
tomando como base el instrumento metodológico ya presentado, se propone el siguiente
taller:

TALLER No. 2

Ámbitos del conflicto

Objetivo:

! Analizar la estructura de conflictos en los diversos ámbitos.

Tiempo:

! Análisis de casos y elaboración de relatoría. 1 hora


! Plenaria: análisis y conclusiones. 40 minutos

Materiales:
! Mapa de análisis del conflicto.
! Descripción de casos
! Hojas de papel

GUÍA DE TRABAJO

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1. Se conforman subgrupos no superiores a siete integrantes.

2. Cada subgrupo recibe un caso y formatos de mapa del análisis del conflicto, con el fin
de discutir e identificar la estructura del conflicto.

3. Cada subgrupo nombra un relator o relatora para recoger los acuerdos del subgrupo
por escrito en uno de los formatos y presentar el caso analizado ante los demás
subgrupos.

4. Se realiza un debate en plenaria sobre el análisis de los conflictos en diversos


ámbitos. Se elaboran conclusiones.

3. FAMILIA Y CONFLICTO

3.1. ASPECTO CONCEPTUAL

Este capítulo pretende aportar al estudiante una serie de elementos básicos que le
permitan comprender la familia y los conflictos que se producen en este ámbito, por ello
se considera pertinente abordar la definición, funciones, tipologías y ciclo vital de este
grupo humano, al igual que la manera como se entiende el conflicto familiar y los tipos
que se reconocen.

3.1.1. DEFINICIÓN

Una concepción integral de la familia la define como un sistema complejo en que sus
integrantes desempeñan distintos roles y se interrelacionan para llevar a cabo una serie
de funciones importantes para cada individuo, para la familia como un todo y para
contribuir a la sociedad la que pertenece (Mejía y otros, 1990). Desde una visión
estructural (Barudy, 1998; Minuchin y Fishman, 1984), la familia es un conjunto de
miembros que mediante interacciones frecuentes se agrupan en subsistemas:

• Conyugal: conformado por los miembros de la pareja en cuanto cónyuges.


• Parental: conformado por los miembros de la pareja en relación con el ejercicio de
sus funciones como padres.
• Fraterno: integrado por los hermanos.
• Intergeneracional: compuesto en función de las diferencias generacionales al
interior de la familia.

Estos subsistemas están separados los unos de los otros por fronteras simbólicas, cada
uno contribuye con el funcionamiento del grupo familiar manteniendo su identidad
mediante el cumplimiento de roles, funciones y tareas que son necesarias para la
existencia y supervivencia de la familia (Minuchin, 1979, citado en Barudy, 1998). La
importancia de destacar estos subsistemas está relacionada con la posibilidad aparición
de conflictos en la familia cuando los roles, funciones y tareas específicas de cada uno de
estos subsistemas no se cumplen o se llevan a cabo de manera inadecuada.

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3.1.2. FUNCIONES DE LA FAMILIA

La familia está llamada a cumplir con una serie de funciones de cuyo adecuado ejercicio
contribuye al desarrollo armónico de ésta. De acuerdo con diversos autores (Páez, 1984,
por ejemplo) las funciones de la familia son entre otras las siguientes:

• Satisfacción sexual de la pareja y la reproducción.


• Apoyo mutuo entre sus miembros en momentos de dificultades y en la vida diaria.
• La crianza de los hijos.
• La transmisión de valores, normas, actitudes y estrategias para la supervivencia en un
mundo complejo.
• Brindar cariño y afecto.
• Aportar al individuo un estatus que lo define en la sociedad.

Al analizar un conflicto de tipo familiar es preciso explorar si los distintos miembros de la


familia asumen, o no, las funciones que les corresponden o si lo hacen de forma
inadecuada, ya que ello puede estar incidiendo en la situación específica del grupo
familiar.

3.1.3. TIPOLOGÍAS DE FAMILIA

Cuando se tienen en cuenta la composición la familia se puede clasificar de la siguiente


forma (Quintero, 1994):

Familia nuclear: es la compuesta por los padres y los hijos que viven bajo un mismo
techo.

Familia extensa: varias generaciones conforman el grupo familiar (padres, hijos, abuelos,
tíos).

Familia reconstituida o recompuesta: aquella donde los miembros de la pareja vienen


de uniones previas, conviven con hijos de sus relaciones anteriores y de la suya propia.

Familia monoparental:1 conformada por uno de los progenitores, generalmente la madre,


y sus hijos.

Como puede observarse cada familia puede presentar características específicas


atendiendo a la tipología en la cual puede ubicarse, ello puede incidir en la caracterización
de los conflictos, las personas involucradas y en el proceso evolutivo de los mismos.

3.1.4. CONFLICTO FAMILIAR

Más allá de una visión romántica e idílica de la familia como un lugar y un grupo humano
en el que se recibe y se expresa amor, apoyo, colaboración y ayuda, el conflicto hace su

1
Quintero (1994) no registra esta tipología pero aquí se incluye dado en predominio de esta estructura familiar
en el contexto colombiano.

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aparición en ella como una oportunidad de crecimiento y de transformaciones positivas
tanto para cada uno de sus miembros como para todo el conjunto, lo cual implica
distanciarse de una tendencia a escalar todos los conflictos y a impedir que lleguen a
situaciones de violencia.

Se entiende el conflicto familiar como las tensiones que se presentan entre los miembros
de una misma familia en torno a diferentes aspectos: conyugales, afectivos, domésticos,
parentales, intergeneracionales, intergénero, entre otros. Se trata de diferencia de
intereses, deseos, opiniones e incluso de valores.

Estas tensiones pueden aparecer en el marco del proceso de evolutivo de la familia que
se han denominado ciclo vital (véase cuadro), el cual comprende varias etapas. Estos
cambios evolutivos son transformaciones inevitables y necesarios que permiten a la
familia crecer, desarrollarse y adaptarse al contexto sociocultural en que se desenvuelve.
El paso de una etapa a otra del ciclo vital implica una crisis que puede resolverse de
manera "natural" o dar lugar a conflictos que requieran ayuda profesional o la participación
del Mediador Comunitario.

Como puede verse, la familia es un ámbito "natural" para el conflicto, en opinión de Gelles
y Strauss, 19882 ello se debe a la presencia de los siguientes factores, que también
pueden incidir en la violencia intrafamiliar:

• La pertenencia involuntaria a una determinada familia.


• El largo tiempo que los miembros de la familia permanecen juntos.
• La diversidad de actividades e intereses y la interacción de los miembros de la
familia en múltiples contextos.
• La intensidad de los vínculos interpersonales que se generan entre los
miembros de un grupo familiar.
• Las diferentes opiniones de los miembros antes situaciones y decisiones que
afectan a la familia.
• Las diferencias de género y edad que constituyen dos variables claves en el
desequilibrio al interior de la familia.
• Los roles que se atribuyen a las personas en función de las dos variables
anteriores.
• El carácter privado de la vida familiar.
• El estrés y las tensiones propias de las distintas etapas del ciclo vital.
• Los cambios socioeconómicos, laborales y demás a que se enfrenta la familia.
• El conocimiento que tienen las personas de los otros miembros de la familia:
sus fortalezas, debilidades, intereses, miedos, etc.

3.2. ASPECTO METODOLÓGICO: TIPOS DE CONFLICTO FAMILIAR

Las descripciones previas sobre la definición, las funciones y las tipologías de familia, así
como una caracterización breve del conflicto familiar, constituyen bases para construir un

2
Citado en Corsi (1994)

17
esquema analítico de las situaciones conflictivas que se presentan al interior de un grupo
familiar.

Así, de la existencia de diversos subsistemas en el grupo familiar se deriva la tipología de


los conflictos considerada en el contexto de este módulo, es decir, según los sujetos
involucrados o las tareas respectivas de cada subsistema3:

Conflicto conyugal: se presenta entre los miembros de la pareja y puede estar


relacionado con exigencias de tipo personal y afectivo, problemas individuales,
inexistencia de acuerdos para el manejo del tiempo libre, de la intimidad, encuentros con
amigos, tiempo con la familia extensa y, en general, con aquellos temas que competen
única y exclusivamente a la pareja. En algunos casos se presentan conflictos por
intromisión de terceras personas en espacios y decisiones de la pareja. La transición de
una etapa a otra del ciclo vital puede generar conflictos en la pareja, por ejemplo, tras el
nacimiento del primer hijo (manejo de la sexualidad, entre otros).

Conflicto parental: se refiere a las tensiones, dificultades y problemas que surgen entre
los padres por temas relacionados con el ejercicio de las funciones parentales. La falta de
acuerdos o la existencia de acuerdos poco claros o inadecuados en torno al manejo de la
autoridad, horarios y permisos de los hijos son fuente de conflictos entre muchos padres.

Conflicto parento-filial: es aquel que se presenta entre padres e hijos. Las diferencias y
tensiones pueden estar asociadas a modos distintos de entender las cosas, a las normas
y reglas que los padres intentan imponer a los hijos, a la aceptación de los amigos. Este
tipo de conflicto que es también intergeneracional es frecuente en la adolescencia de los
hijos o en los casos en que, aun siendo adultos, algunos hijos viven con los padres ya
mayores y no aportan para los gastos de la casa o no acatan las normas que éstos les
exigen para continuar viviendo con ellos.

Conflicto entre hermanos: son los denominados conflictos entre iguales o entre pares.
Las disputas entre hermanos giran en torno a reclamos por el afecto de los padres,
objetos personales entre otros. El manejo adecuado de los conflictos fraternos puede
constituir una oportunidad de aprendizaje para la vida adulta.

Conflictos intergeneracionales: corresponden a los conflictos que se presentan entre


personas de diversas generaciones, como los que acontecen entre abuelos y nietos,
padres e hijos, padres y abuelos, tíos y sobrinos, etc. Los conflictos entre padres e hijos,
por ejemplo, pueden generar la conformación de diferentes subgrupos dentro de la familia
y polarizar las interacciones y las comunicaciones. El conflicto parento-filial es
básicamente intergeneracional. Por otra parte, los conflictos intergeneracionales son
frecuentes en las familias extensas.

Conflictos intergénero: el género constituye uno de los ejes generadores de conflicto en


la familia. Muchos conflictos familiares están sustentados en la jerarquía y posición de
superioridad de un género, generalmente el masculino sobre el femenino.

3
Minichin y Fishman (1984) señalan que los subsistemas familiares se articulan por los integrantes (miembros
de la pareja, por ejemplo) o por la tarea que cumplen (parentalidad, por ejemplo).

18
3.3. ASPECTO PROCEDIMENTAL

TALLER No. 3

Familia y conflicto

En este taller, además de identificar conflictos familiares y propiciar la reflexión y


sensibilización sobre ellos, se pretende utilizar los diversos elementos propuestos en los
aspectos conceptual y metodológico en el análisis de este tipo de conflictos.

Objetivo del taller:

! Identificar conflictos familiares y realizar una reflexión personal y colectiva sobre la


cotidianidad de los mismos.

Tiempo:

! Reflexión personal: 10 minutos.


! Intercambio con compañeros/as: 30 minutos
! Intercambio entre grupos: 10 minutos.
! Selección de una historia y preparación de dramatización: 30 minutos.
! Dramatización: 30 minutos.
! Reflexión sobre la experiencia: 10 minutos.

Materiales:

! Guía de trabajo
! Hojas de papel

GUÍA DE TRABAJO

1. Los estudiantes conformarán grupos de trabajo siguiendo el criterio de las sesiones


anteriores.

2. Cada estudiante realiza un proceso de reflexión personal sobre los conflictos en su


grupo familiar. Posteriormente, de manera voluntaria, las personas comparten en
cada grupo su reflexión y los sentimientos y emociones, que ello le produjo.

3. Cada grupo escoge entre las historias expuestas aquella que mejor refleje una
solución positiva y creativa del conflicto por parte de las personas involucradas.
Unos. Luego, con orientación del monitor, se juntan tres grupos, comparten dichas
historias y seleccionan finalmente una, sobre la cual realizan una dramatización. Las
dramatizaciones servirán de base para la problematización, complementación y
análisis hecho por el/la tallerista, en las que se resaltará las tipologías del conflicto

19
familiar presentadas en el apartado metodológico, así como los elementos
conceptuales presentados previamente.

20
4: VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

4.1. ASPECTO CONCEPTUAL

4.1.1. DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS

La violencia intrafamiliar hace referencia a toda acción u omisión realizada por un


miembro sobre otro del mismo grupo familiar, que cause dolor o sufrimiento físico y/o
psicológico e incide negativamente en el desarrollo armónico de las personas, vulnera
sus derechos fundamentales y les afecta en los ámbitos personal, familiar y social
(Haz Paz, 2000). La violencia intrafamiliar se caracteriza por ser un fenómeno
histórico, del ámbito privado de la familia, difícil de detectar y cuantificar y, sobre todo,
porque puede ser entendida de manera distinta por diversos grupos culturales. Un
determinado comportamiento hacia un niño, un anciano o una persona discapacitada
puede ser considerado como violento en una cultura y como normal en otra4, por lo
cual es importante conocer qué se entiende en cada contexto por violencia, es decir,
las representaciones sociales de la población general acerca de este fenómeno5.

Considerando la magnitud y las secuelas de la violencia, ésta ha sido elevada a la


categoría de problema de salud en Colombia.

4.1.2. FORMAS DE EJERCICIO DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

Teniendo en cuenta que la violencia corresponde a un espectro amplio de acciones y


omisiones, siempre y cuando haya una afectación de las personas involucradas, es
pertinente revisar las distintas modalidades que aparecen en la literatura
especializada6:

Maltrato físico: toda agresión física de carácter no accidental causada a un miembro


de la familia, la cual, además de producir daño físico a la persona, puede generarle
enfermedad o colocarlo en grave riesgo de sufrirla. El maltrato físico afecta a los
distintos miembros de la familia, siendo los más vulnerables los niños y niñas, las
personas discapacitadas y las mujeres. No obstante, parece ser que el número de
hombres que padece esta modalidad de malos tratos es cada vez más creciente, lo
cual constituye una de las caras ocultas de la violencia conyugal. Los indicadores más
frecuentes de esta tipología de malos tratos se resumen en el cuadro 1 (Arruabarrena,
De Paúl y Torres, 1994; Gracia y Musitu, 1993):

Cuadro 1: INDICADORES O ACTOS DE MALTRATO FÍSICO


" Patadas

4
Korbin, 1977, 1996; Torres y Hernández, 1997; Jiménez, Moreno, Palacios y Saldaña,1995.
5
Además, siguiendo a Rubiano (1998), el Modelo Modificado de Stress Social (MOSSAVI) destaca la
importancia de entender la violencia en el contexto específico en que ésta se produce, dada la influencia
simultánea de múltiples variables socioculturales y familiares en el origen de esta problemática.
6
Arruabarrena y De Paúl, 1994; Arruabarrena, De Paúl y Torres, 1994; Cosi, 1994; De Paúl y
Arruabarrena, 1996; Dubowit, Black, Starr y Zuravin, 1991; Galvis, Bustamente y Sarmiento, 1999;
Garbarino, Gutman y Seeley, 1996; Gracia y Musitu, 1993; Haz Paz, 2000, Kempe y Kempe, 1985; López,
López Gómez, Fuertes, Sánchez y Merino, 1995; Starr, 1988, entre otros.

21
" Golpes con la mano
" Golpes con objetos o instrumentos
" Quemaduras o escaldaduras
" Raspaduras, pinchazos, cortes
" Heridas (ojos, labios, boca, encías, etc.)
" Magulladuras, moretones y hematomas
" Marcas de mordeduras humanas
" Exposición a la intemperie
" Fracturas (cráneo, extremidades, costilla)
" Torceduras o dislocaciones
" Lesiones internas (hígado, cerebros, bazo)
" Estrangulamiento
" Ahogamiento y envenenamiento

Maltrato psicológico: todos aquellos actos u omisiones que menoscaban la


autoestima de la persona y limitan sus relaciones con los demás; tales actos son
juzgados por los valores de la comunidad y por los profesionales de las instituciones
como inapropiados y dañinos para un ser humano. El maltrato psicológico se
caracteriza, tal y como señala Iwaniec (1995) es difícil de identificar. De acuerdo con
Garbarino, Guttman y Seeley (1986), los indicadores que permiten aproximarse a los
malos tratos psicológicos son los siguientes (ver cuadro 2).

Cuadro 2: INDICADORES O COMPORTAMIENTOS QUE INDICAN MALTRATO


PSICOLÓGICO

Indicadores Descripción
" Rechazar " Conducta que implica abandono, negación de ayuda y exclusión de un
niño o de cualquier otro miembro de la familia. Es decir, no se le tiene en
cuenta y se le niega la posibilidad de formarse una imagen positiva de sí
mismo.
" Aislar " Coartar las posibilidades de un miembro de la familia de entrar en
contacto con otras personas y establecer relaciones que son básicas para
su desarrollo. Con estas conductas se transmite a la persona afectada la
idea de que está sólo en el mundo.
" Aterrorizar " La persona recibe amenazas de castigos o intimidación de parte de sus
padres u otros adultos de la familia. Mediante estas conductas se crea en
torno a la persona afectada un clima de hostilidad y temor.
" Ignorar " Los padres o adultos que conviven con la persona objeto de este
comportamiento no están disponibles para atender a sus necesidades
psicológicas y afectivas. Cuando se trata de un niño, se halla en un medio
familiar donde no recibe estímulos ni respuesta a sus conductas.
" Corromper " Inducir o exponer a la persona a conductas negativas o antisociales. Por
ejemplo, se fomenta o se intenta fomentar fomentar hábitos inadecuados
en un niño que pueden conducirlo a cometer conductas delictivas.

22
Abuso sexual: Hay abuso sexual cuando existe actividad de este tipo con una
persona que no da su consentimiento, ya sea porque no lo desea o porque es incapaz
de expresarlo. Esta tipología de abuso se caracteriza por el uso de la fuerza o la
amenaza y puede incluir o no contacto sexual. El abuso sexual varía en función de la
relación entre el abusador y la persona abusada, y en función del tipo de contacto que
se da entre ambos (De Paúl y Arruabarrena, 1996), tal y como se resume en los
cuadros 3 y 4:

Cuadro 3: ABUSO SEXUAL SEGÚN LA RELACIÓN ENTRE LA PERSONA


ABUSADA Y EL ABUSADOR
Incesto El abuso es protagonizado por un sujeto con el cual la persona abusada
tiene un vínculo consanguíneo lineal, o por otro miembro de la familia, como
puede ser un tío, hermano, abuelo. Los sustitutos de los padres también
son tenidos en cuenta como protagonistas de relaciones incestuosas.
Violación El perpetrador del abuso no pertenece al grupo familiar de la persona
abusada.

Cuadro 4: ABUSO SEXUAL SEGÚN EL TIPO DE CONTACTO

Tipo de contacto Descripción


La vejación sexual Tocamientos por parte de la persona que
abusa de las zonas privadas de la persona
abusada, quien también puede ser obligado a
acariciar las zonas erógenas de quien abusa.
El contacto sexual genital Relación sexual que incluye penetración
digital o del órgano sexual masculino en la
vagina o el ano, así como también la
penetración de objetos de diferentes tipos. El
sexo oral también se incluye en este tipo de
contactos.

Negligencia: comprende aquellas situaciones en las cuales las necesidades básicas


de la persona, niño, anciano o discapacitado, por ejemplo, no son atendidas de
manera temporal o permanente por parte de las personas que conforman su grupo
familiar. Algunos indicadores de negligencia se resumen en el cuadro 5 (De Paúl y
Arruabarrena, 1996; López, López Gómez, Fuertes, Sánchez y Merino, 1995; Dubowit,
Black, Starr y Zuravin, 1991):

Cuadro 5: INDICADORES O CONDUCTAS QUE INDICAN NEGLIGENCIA

" Ausencia de cuidados en cuanto a la salud física y mental.


" Hambre permanente en el niño/a, discapacitado o anciano.
" El niño/a, discapacitado o anciano sufre frío o calor y/o la ropa que usa no es adecuada a
las condiciones climáticas.
" Falta de suministro de los valores nutricionales adecuados a la edad del niño, a la
condición de la persona discapacitada o del anciano.
" Inexistencia de condiciones sanitarias y de seguridad en el medio familiar.
" Inadecuadas condiciones de higiene personal.
" Ausencia total o parcial de supervisión del menor en cuanto a la higiene personal y a
otros aspectos en general.
" Ausencia de establecimiento de límites, normas y pautas de comportamientos coherentes

23
al niño.
" El niño/a no asiste a la escuela o se ausenta frecuentemente.
" Incumplimiento de las responsabilidades de custodia y cuidado personal del niño.

Abuso económico: Se presenta cuando la persona de la familia que posee el poder


utiliza el dinero para controlar a los demás. Los ancianos son sometidos algunas veces
a este tipo de abuso por parte de sus hijos quienes controlan sus recursos económicos
sin que ello implique el buen trato y la preocupación por sus necesidades.

4.1.3. REPRESENTACIONES SOCIALES DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

Como ya se expresó, las representaciones sociales constituyen lo que la gente piensa


o cree acerca de algo. En el caso de la violencia intrafamiliar, se refieren a lo que las
personas de una comunidad creen acerca de la violencia que se produce al interior de
un grupo familiar y, en particular, a las interpretaciones que se dirigen a las distintas
formas de ejercicio de la misma, a los niveles de gravedad que se les asigna y a las
características que se les atribuyen a los sujetos involucrados en episodios de
violencia.

De otro lado, aunque se presentan algunas variaciones en las representaciones


sociales sobre la violencia intrafamiliar de una cultura a otra, una de las ideas más
comunes en Colombia y en otros países es que el uso de la violencia constituye una
forma "normal" de corregir, por ejemplo, la conducta de un niño.

Las representaciones sociales de la violencia intrafamiliar se evidencian con


frecuencia a través de creencias como las siguientes (Gracias y Musito, 1993):

• “El maltrato es infrecuente”


• “La violencia y el amor no coexisten en las familias”
• “El maltrato es cometido por enfermos mentales o por personas con problemas de
alcohol o drogas”
• “La violencia familiar sólo se da en las clases más bajas”
• “El maltrato infantil se transmite de manera generacional”

En el caso específico de la violencia conyugal, coincidiendo con Haz Paz (2000), las
representaciones sociales más compartidas son:

• "La ropa sucia se lava en casa"


• "Si a la mujer la maltrata su marido es porque algo habrá hecho"
• "Porque te quiero te aporrio".
• "A las mujeres les gusta que les peguen".
• "Las mujeres golpeadas son masoquistas".
• "Si ésta tiene hijos, debe pensar primero en ellos y es preferible que se quede con
él".
• "Una mujer solamente es maltratada cuando el hombre tiene un problema
específico".
• "El hombre tiene el derecho de maltratar a su esposa: para eso es el marido".
• "La violencia conyugal es un problema que sólo se presenta en los barrios bajos".
• "Lo más importante es preservar la unidad familiar".
• "Si él es el único que trabaja, no se puede hacer nada".

24
• "Las violaciones se cometen en lugares oscuros y apartados, y "es imposible que
una mujer sea violada por su marido"
• "Si una mujer dice NO, quiere decir SÍ".

Visibilizar las representaciones sociales presentes en un grupo familiar, es muy


importante dado que ellas suelen constituir el piso de legitimidad de la violencia
intrafamiliar como modo de afrontamiento del conflicto.

4.2. ASPECTO METODOLÓGICO: TIPOS DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR


SEGÚN SUJETOS AFECTADOS

Teniendo en cuenta que en la unidad anterior, se clasifica el conflicto intrafamiliar en


función de los subsistemas como aporte metodológico al análisis del mismo, en esta
unidad se clasifica la violencia intrafamiliar considerando los sujetos afectados que
corresponden en general a los mismos subsistemas:

Si bien es cierto que existen diversas definiciones de violencia intrafamiliar en función


del ámbito desde el cual ésta es definida, o de los autores que elaboran dichas
definiciones, se observa cierta unanimidad en el establecimiento de las tipologías de
violencia en función de las personas afectadas, entendidas como aquellas hacia
quienes se dirigen las acciones u omisiones en el grupo familiar. Siguiendo a Haz Paz
(2000) estas tipologías son las siguientes7:

Violencia conyugal: Hace referencia a toda situación de abuso que se produce entre
los miembros de la pareja, de manera cíclica y cada vez con mayor intensidad. Un
patrón de interacción que lesiona la integridad física, emocional y sexual de las
personas que conforman la pareja (Haz Paz, 2000). Esta forma de violencia se puede
clasificar en tres categorías:

# Maltrato contra la mujer: se trata de una violencia basada en el género. Se


entiende como el maltrato (físico, sexual o psicológico) intencional provocado a
toda persona del sexo femenino por su esposo o por aquel hombre con quien ésta
mantiene una relación o vínculo íntimo (Corsi, 1994). También se puede entender
esta forma de violencia como cualquier acción u omisión basada en el género que
produzca la muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, ya
sea en el ámbito público o en el ámbito privado cuando el responsable es su pareja
(Vargas y Romero, 1999).

# Maltrato contra el hombre: hace referencia a los malos tratos, ya sean físicos,
psicológicos o sexuales, que padece el hombre en el ámbito de la relación íntima
que mantiene con una mujer. Esta modalidad de violencia conyugal es quizás la
menos visible dadas las representaciones sociales acerca del hombre, las
creencias e imaginarios sobre su poder y superioridad en la familia y en la relación
conyugal.

# Violencia cruzada o reciproca: se refiere a aquella situación en que los miembros


de la pareja se atacan física, sexual o psicológicamente de manera recíproca.

7
Aunque escuelas y autores en la literatura sobre la violencia intrafamiliar exhíben diversas posturas, se
observa cierta unanimidad en el establecimiento de las tipologías de la misma en función de las personas
afectadas, entendidas como aquellas hacia quienes se dirigen las acciones u omisiones en el grupo
familiar.

25
Maltrato contra los niños y niñas: aunque en los últimos años ha sido frecuente la
censura de diferentes sectores de la sociedad hacia comportamientos parentales
abusivos contra niños y niñas, hay que destacar que no siempre ha sido así. El
concepto de maltrato infantil es algo reciente, especialmente en países como
Colombia8.

Una definición bastante aceptada en nuestro medio define el maltrato hacia los niños
como “toda acción u omisión que interfiera negativamente en el sano desarrollo físico,
mental o emocional de un menor, causado por un adulto a cuyo cuidado se encuentra
en menor” (Vargas y Romero, 1999).

Maltrato contra los ancianos: afecta a las personas de la tercera edad. Está
representado por las acciones u omisiones que generen daño de tipo físico o
psicológico a un anciano, causados por personas que pertenecen a su mismo grupo
familiar. Muchos ancianos son víctimas de distanciamiento afectivo, rechazo e
invisibilidad en la vida familiar. Otros sufren el abandono y la explotación económica.
Datos de la Defensoría del Pueblo (1996) recogidos por Haz Paz informan que un
10.5% de la población de la tercera edad en Colombia es abusada por los miembros
de su familia.

Maltrato contra las personas discapacitadas: se inflige a los miembros de la familia,


sean niños o adultos, que padecen alguna discapacidad ya sea física o mental.
Acciones u omisiones que afecten física, psicológica o sexualmente a estas personas
suelen ser más frecuentes de lo que se cree. En el caso específico del maltrato infantil,
la evidencia empírica indica que el porcentaje de niños con discapacidad que sufren
malos tratos es superior al porcentaje de menores sin discapacidades (Goldson, 1997;
Verdugo, Bermejo y Fuertes, 1995).

Violencia entre hermanos: Esta forma de violencia también es denominada maltrato


entre iguales o entre pares. Hace referencia a aquellos actos u omisiones, ya sea de
tipo físico, psicológico o sexual, producidos por un hermano (biológico, adoptivo o de
crianza) en contra de otro.

Violencia intergeneracional: Es aquella que se produce entre personas de un mismo


grupo familiar que pertenecen a distintas generaciones: abuelos, padres y nietos.

8
Pese a la larga trayectoria del maltrato infantil en la sociedad, su reconocimiento social solo se produce
en el año de 1962 a raíz de la publicación del histórico artículo The Battered Child Syndrom, de Henry
Kempe y sus colegas. Gracias a este trabajo y al impacto del simposio en que se presentó, las
situaciones vividas por los niños, algunas de las cuales tenían carácter fatal, captó la atención de los
ciudadanos científica y de la población norteamericana. Después de lo anterior, se inició en Estados
Unidos y en muchos lugares del mundo, una movilización alrededor de los malos tratos a que eran
sometidos los niños y niñas (Arruabarrena y De Paúl, 1994; Corby, 1993; Cuadros, 2000; Díaz, 1997;
Kempe, Silverman, Steele, Drogemueller y Silver, 1992; Kempe y Kempe, 1985; Martínez-Roig y De Paúl,
1993; Ten Besbel, Rheimberg y Rabdill, 1997). En países como Colombia, el maltrato infantil ha sido
reconocido social, profesional e institucionalmente solo hace pocos años (Mejía, Melo, Rodríguez,
Morales y Martínez, 1997).

26
4.3. ASPECTO PROCEDIMENTAL

TALLER No. 4

Violencia intrafamiliar

Objetivo del taller:

! Identificar y cuestionar las representaciones sociales acerca de la violencia


intrafamiliar.

Tiempo:

! Análisis de frase: 30 minutos


! Construcción de nuevas frases: 30 minutos
! Plenaria: 30 minutos

Materiales:

! Tarjetas con frases asociadas a la violencia intrafamiliar


! Guía de trabajo
! Hojas de papel

GUÍA DE TRABAJO

1. Los estudiantes conforman grupos de trabajo siguiendo el criterio de las sesiones


anteriores y nombran un relator o relatora.

2. El monitor entrega una tarjeta con una frase asociada a la violencia intrafamiliar, por
cada grupo.

3. Los integrantes del grupo analizan dicha frase considerando los siguientes
aspectos:

- Significado de la frase.
- Nivel de frecuencia y aceptación de la situación descrita en la frase, en el
ámbito de sus comunidades.
- Creencias culturales que sirven de sustento a la frase propuesta.

4. Si el grupo plantea argumentos críticos en contra de la frase propuesta inicialmente,


deberá exponerlos y construir una nueva frase que pueda sustituir a la primera.

5. Cada grupo presentará su frase y los resultados de la reflexión realizada, en


plenaria.

6. El relator entregará la síntesis escrita de este trabajo al monitor/a.

27
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