¿ Q U É ES LA TEOLOGÍA?
— Anselmo de Canterbury
1. Rubem Alves, La teología como juego, Buenos Aires: Ed. La Aurora, 1982, p. 9.
26 ¿Para qué sirve la teología?
1. Etimología y definiciones
2. André Dumas, Dietrich Bonhoeffer: Una teología de la realidad, trad. por Jesús Cordero,
Bilbao: Descleé de Brouwer, 1971, p. 11.
Capítulo 1: ¿Qué es la teología? 27
El orden de que habla Hodge, sí tiene que ver con la teología siste-
mática propiamente dicha. Podemos ilustrar el hecho comentando el
orden que clásicamente ha seguido la teología sistemática. En efecto,
la teología sistemática comienza con el tema de Dios, a lo que deno-
mina «teología propia», es decir, «teología propiamente dicha» porque
aborda el tema central de la teología: Dios, su existencia, sus atributos,
su obrar. Luego, la sistemática se ocupa de enfocar el tema del hom-
bre, es decir, la antropología. Allí se analiza la creación del hombre, su
naturaleza y su condición pecaminosa. Esto último, precisamente, sir-
ve de nexo para la doctrina del pecado, que técnicamente se denomina
«jamartiología» (transliterando la expresión griega jamartía, que signi-
fica «pecado»). Luego, la teología sistemática se ocupa de la persona
de Cristo, es decir, la «cristología», sus naturalezas, sus nombres y, por
supuesto, su obra. Esto último, sirve de puente para el gran apartado
referido a la salvación, es decir, la «soteriología». En las últimas sec-
ciones de la sistemática, nos encontramos con la eclesiología y la es-
catología, consagradas a la Iglesia y las cosas finales, respectivamente.
Este breve recorrido de la sistemática, tal como ha sido concebida
clásicamente, no carece de flancos débiles. Inclusive, no han faltado
quienes han criticado el planteamiento del tema teológico a partir de
Dios. Esta crítica, que a primera vista pareciera injustificada, no es tan
así. Por supuesto, el tema central de la teología es Dios. No cabe duda
de ello. Pero de lo que se trata es de saber si la primera pregunta que
naturalmente se hace el hombre es referida a un Ser superior o, más
bien, es una pregunta sobre sí mismo. Como bien señala Hans Küng:
2. Posibilidad de la teología
Por ende, este autor sugiere los elementos esenciales para la elabo-
ración científica de la teología:
13. RobertMcAfeeBrown, The Spirit of Protestantism, New York: Oxford University Press,
1961, p. 125.
14. Ibíd. p. 126.
15. Estas ideas están más desarrolladas en Wolfhart Pannenberg, Teoría de la Ciencia y
Teología, trad. Eloy Rodríguez Navarro, Madrid: Libros Europa-Cristiandad, 1981, pp. 249-
257.
Capítulo 1: ¿Qué es la teología? 35
4. La autoridad en teología
19. Karl Barth, Ensayos Teológicos, trad. Claudio Gancho, Barcelona: Herder, 1978, p. 178.
CAPÍTULO 2:
¿ C Ó M O SE HACE LA TEOLOGÍA?
— Gustavo Gutiérrez
Hay dos formas de encarar la vida, como hay dos formas de ha-
cer teología. Unos encaran la vida como meros espectadores, no se
juegan, no apuestan a nada, no se arriesgan. Esa es la posición de
quienes están en el balcón, como espectadores de un partido de fút-
bol, criticando a quienes juegan, pero nunca animándose a entrar a
la cancha y jugar ellos mismos. Otros, encaran la vida con pasión,
participando, jugándose en cada acción.
El autor que mejor ha expresado estas dos alternativas es Juan
A. Mackay, que fuera un destacado teólogo y educador presbiteriano
de origen escocés, pero enamorado de la cultura española. Radicado
en Perú, realizó una notable labor teológica y educativa y produjo
varios libros sobre teología y misión de la Iglesia. En su Prefacio a la
teología cristiana, Mackay plantea las dos formas de encarar la vida: el
balcón y el camino. Por supuesto, se trata de dos metáforas que seña-
lan dos formas de vivir: como espectadores o como caminantes. Los
primeros son «halconeros» en el sentido de que pasan la vida mirando,
observando y teorizando. Los otros, son los que se juegan en la vida,
arriesgando, actuando con pasión y decisión. Como ilustraciones de
quienes contemplan la verdad desde el balcón, Mackay cita los casos
de Aristóteles, Renán —autor francés de una famosa Vida de Jesús—
y el filósofo alemán Georg Friedrich W. Hegel. Otros ejemplos de
la misma actitud, son los fariseos y los escribas que, según aparecen
reflejados en los evangelios, fueron personas que teorizaban sobre la
Ley de Dios, desarrollando una amplísima codificación de ella, pero
no la cumplían. En contraste con esa forma de encarar la vida, están
quienes se juegan por un ideal, por un llamado o una vocación. Como
arquetipo de este modelo, Mackay presenta el caso de S0ren Kierke-
gaard, el pensador danés, representativo de quien, al oponerse a la
postura meramente contemplativa de quienes viven «en el balcón»,
opta por dar «el salto» de la fe y de la decisión. Descartando la fórmu-
la cartesiana del «pienso, luego soy», Kierkegaard prefiere el «lucho,
5. Wd.,p.69.
42 ¿Para qué sirve la teología?
6. Juan A. Mackay, Prefacio a la teología cristiana, 3ra. edición, trad. Gonzalo Báez-
Camargo, México: Casa Unida de Publicaciones, 1984, p. 57.
Capítulo 2: ¿Cómo se hace la teología? 43
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA:
12. Manuel García Morente, Lecciones Preliminares de Filosofía, 24 a edición, Buenos Aires:
Losada, 1982, pp. 108-109.
13. Hans Küng, ¿Existe Dios? Respuesta al problema de Dios en nuestro tiempo, p. 722. Este
notable teólogo, silenciado por el Magisterio de la Iglesia a causa de su pensamiento crítico,
sostiene que el filósofo que más ha influido para el descrédito más o menos manifiesto de
esas pruebas ha sido Emanuel Kant. Véase Kant, op. cit., pp. 266-311. En lo personal, Kant
no dudaba de la existencia de Dios, pero hablaba de tres clases de fe, pragmática, doctrinal
y moral. Sobre esta última decía: «la fe en un Dios y en otro mundo está de tal forma unida
a mi disposición moral, que no corro el riesgo de perder esta fe no creyendo poder ser
despojado jamás de esta disposición», ibíd., p. 358.
Capítulo 2: ¿Cómo se hace la teología? Al
14. Por ej. Luis Berkhof en su obra Teología Sistemática, trad. Felipe Delgado, Grand
Rapids: Libros Desafío, 1969, pp. 27-30 y J. Oliver Buswell Jr., Teología Sistemática l, Dios
y su revelación, Miami: Logoi, 1979, pp. 55-83. Este último autor reconoce, sin embargo,
que estos argumentos sólo «establecen una presunción en favor de la fe en el Dios de la
Biblia. Nunca debemos sostener que estos argumentos están en la misma categoría que los
procesos matemáticos.» p. 82.
15. Existe una importante obra del teólogo británico Ernst Wright titulada precisamente
El Dios que actúa, cuya traducción y publicación española fuera hecha por Fax de Madrid
(1974), en la que su autor, a propósito de la importancia de la teología bíblica, sostiene:
«la teología bíblica, aunque no se trate de la dogmática proposicional y sistemática, es sin
embargo una entidad defendible en su género, la cual debería influir en el trabajo de los
teólogos contemporáneos más profundamente de lo que hasta ahora lo viene haciendo. Es
una teología de la narración o proclamación de las acciones de Dios, al mismo tiempo que
de las deducciones que de aquéllas se sacan.» (p. 6).
16. Justo L. González, Itinerario de la Teología Cristiana, p. 18.
48 ¿Para qué sirve la teología?
21. En este sentido, cabe citar a Walter Altmann que afirma: «Lutero no sólo enfatizó
el sentido literal de la Escritura y el principio de su auto-interpretación, al tener la clara
'intuición' de que la Escritura no puede ser aprisionada por método alguno». Walter
Altmann, Confrontación y Liberación. Una perspectiva latinoamericana sobre Martín Lutero,
Conferencias Carnahan 1983, ISEDET, Vox Evangelii, 1987, p. 79.
22. Paul Tillich, Teología Sistemática, vol. 1, trad. Damián Sánchez-Bustamante Páez,
Barcelona: Ediciones Ariel, 1972, p. 84.
23. Ibtd., p. 85. Analizando la teología de Tillich, Douglas John Hall argumenta que
«Tillich insiste que la teología está inherentemente compelida hacia la totalidad, aunque
hay importantes medios de la propia corrección en la búsqueda de Tillich por la totalidad,
que evitan que el sistema llegue a ser cerrado y opresivo. Remembered Voices. Redaming the
legacy of «Neo-Orthodoxy», Louisville: Westminster John Knox Press, 1998, p. 32. Uno de
los factores que sirvió de correctivo para su sistema, fue el acercamiento existencial, es
decir, la búsqueda de correlación entre la situación humana y la respuesta cristiana. El
propio Tillich, en respuesta a sus críticos, dijo en 1952: «Aquellos de ustedes que son los
más opuestos al sistema, muestren al menos paciencia si descubren incoherencias en mi
pensamiento. La manera de organizar un grupo de ideas coherentemente es ponerla en
forma sistemática». Ibíd., p. 37.
50 ¿Para qué sirve la teología?
24. Paul Tillich, Pensamiento Cristiano y Cultura en Occidente, vol. 1, trad. María Teresa La
Valle, Buenos Aires: La Aurora, 1976, pp. 179-180.
25. Jürgen Moltmann, Trinidad y Reino de Dios, trad. Manuel Olasagasti, Salamanca:
Sigúeme, 1983, p. 9.
26. Ibíd.
27. Ibíd.,p. 10.
Capítulo 2: ¿Cómo se hace la teología? 51
28. Clodovis Boff, Teoría do Método Teológico, Petrópolis: Vozes, 1998, p. 269. A modo de
resumen de su argumento, Boff agrega: «Teologizar es, pues, esencialmente articular: es
ligar un articulus con otro articulus, para construir un todo hermenéutico». p. 270.
29. Juan A. Mackay, Realidad e idolatría en el Cristianismo contemporáneo, Buenos Aires: La
Aurora, 1970, p. 34. En este contexto Mackay cita a Miguel de Unamuno: «El alma que vive
de categorías se queda enana».
30. Ibíd.,p. 37.
52 ¿Para qué sirve la teología?
Para que quede bien claro: es legítimo y hasta necesario que sis-
tematicemos nuestra fe, pero debemos ser conscientes de dos hechos:
las influencias filosóficas, sociológicas y culturales en tales sistemati-
zaciones y lo revisable de la tarea. De lo contrario, en una especie de
reductio ad absurdum diríamos que la teología sería un hecho acabado,
sólo se trataría de adquirir y estudiar determinado tratado teológico.
El problema estaría, en tal caso, en establecer cuál sería el tratado
teológico definitivo e irrevisable. Como evangélicos, tenemos un pos-
tulado de fe básico e insustituible: la Biblia como Palabra de Dios es la
única autoridad en materia de fe y doctrina, por ende, toda reflexión
teológica debe estar abierta a ser criticada por esa única Palabra de
Dios. Una pregunta para pensar es ésta: ¿qué debemos hacer cuando
un texto bíblico amenaza al sistema teológico adoptado? Es obvio que
hay dos alternativas: cambiar el texto o cambiar el sistema. Cada uno
de nosotros tendrá que hacer su propia opción.
TEOLOGÍA BÍBLICA:
T E O L O G Í A SISTEMÁTICA
TEOLOGÍA BÍBLICA
EXÉGESIS D E L T E X T O
34. Geerhardus Vos, Biblical Theology, Oíd and New Testament, Londres: The Banner of the
Truth Trust, 1975, p. 5.
35. George E. Ladd, A Theology of the New Testament, Grand Rapids: Eerdmans, 1974, p.
25.
54 ¿Para qué sirve la teología?
4. El cuerpo de la teología.
36. C. Spicq, cit. por Rudolf Schnackenburg, La Teología del Nuevo Testamento. Estado de la
cuestión, Bilbao: Descleé de Brouwer, 1966, p. 15.
37. Seward Hiltner en Simposio de Psicología Pastoral, Daniel Tinao (compilador), Buenos
Aires: La Aurora, 1976, p. 91.
7
El cuerpo de la teología
La organización del conocimiento
y estudios teológicos
38. José Míguez Bonino, La fe en busca de eficacia, Salamanca: Sigúeme, 1977, p. 117.
Capítulo 2: ¿Cómo se hace la teología? 57
6. La hermenéutica.
CONTEXTO CONTEXTO
BÍBLICO ACTUAL
TEOLOGÍA
COMO RESPUESTA
39. Juan Alfaro, Revelación Cristiana, Fe y Teología, Salamanca: Sigúeme, 1985, p. 149.
40. Paul Ricoeur, El lenguaje de la fe, trad. Mario Yutzis, Buenos Aires: La Aurora, 1978,
p. 34.
41. Ricoeur, op. cit, p. 42.
42. Ibíd., p. 43. Para un análisis del método de Ricoeur en perspectiva latinoamericana
recomendamos Beatriz Melano Couch, Hermenéutica metódica, Buenos Aires: Editorial
Docencia, 1983. Un estudio profundo del lenguaje y la lógica de la teología se encuentra
en John Macquarrie, God-Talk, trad. Miguel Bermejo Garrido, Salamanca: Sigúeme, 1976.
Capítulo 2: ¿Cómo se hace la teología? 55
43. Evangelista Vilanova, Para comprenderla teología, Estella: Editorial Verbo Divino, 1992,
p. 54.
44. Luis Alonso Schókel y José María Bravo, Apuntes de Hermenéutica, Madrid: Editorial
Trotta, 1994, p. 33. Para profundizar sobre las relaciones entre hermenéutica y teología
véase Claude Geffre, El cristianismo ante el riesgo de la interpretación, trad. J. Fernández
Zulaica, Madrid: Cristiandad, 1984.
60 ¿Para qué sirve la teología?
48. Juan Luis Segundo, Liberación de la teología, Buenos Aires: Carlos Lohlé, 1975, p. 12.
Segundo también admite la influencia de Bultmann en esta cuestión del círculo hermenéutico:
«se ha usado en un sentido estricto para designar el método usado por Bultmann para la
interpretación de la Escritura y, en particular, del Nuevo Testamento». Ibíd. Algunos textos
clave de Bultmann es castellano son: Teología del Nuevo Testamento, Salamanca: Sigúeme,
1981 y Nuevo Testamento y mitología, Buenos Aires: Almagesto, 1998. En esta última obra,
Bultmann suscribe al concepto de una «caída total» al punto de afirmar que la descripción
que el existencialísmo hace del ser humano es correcta, aunque no tan radical como lo
hace el Nuevo Testamento y concluye: «la única actitud razonable que puede adoptar el
hombre aparte de Cristo es la desesperación, desesperar de la posibilidad de lograr nunca el
auténtico ser». Ibíd., p. 49. Para un análisis crítico del planteo hermenéutico de Bultmann,
véase Ricoeur, «Prefacio a Bultmann» en El conflicto de las interpretaciones, Buenos Aires:
Fondo de Cultura Económica, 2003, pp. 343-360. Para un análisis del prejuicio como
precomprension y el círculo hermenéutico en la teología reformada véanse: Alberto F.
Roldan, «La reivindicación del prejuicio como precomprension en la teoría hermenéutica de
Gadamer», Primer Congreso Internacional de Filosofía Hermenéutica, A cincuenta años de
Verdad y Método, Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, San Miguel de Tucumán,
20-22 de mayo de 2010 (en prensa) y Alberto F. Roldan, «El círculo hermenéutico en las
teologías de Juan Calvino y Karl Barth», Buenos Aires, 2010 (en prensa).
49. Véase su Teología délo político, trad. Alfonso Ortíz, Salamanca: Sigúeme, 1978.
50. Clodovis Boff, Teoría do Método Teológico. Versáo didática, Sao Paulo: Vozes, 1998,p.41.
62 ¿Para qué sirve la teología?
siado en serio. Sin embargo, aún admitiendo que esas críticas no nece-
sariamente son mal intencionadas y que en algunas ocasiones pueden
ser válidas, entendemos que la teología es una tarea de todos los cris-
tianos. Que la teología, en vez de ser un mero entretenimiento, es una
de las tareas primordiales de todo creyente. En todo caso, procuremos
responder la pregunta básica: ¿para qué sirve la teología?1
1. Sirve a la misión.
1. La misma pregunta que planteamos con referencia a la teología, se formula también con
respecto a la filosofía. En efecto, al interrogante «¿Para qué sirve la filosofía?», el profesor
Ricardo Etchegaray responde: «Cuando esta pregunta se plantea a los filósofos, la respuesta
suele ser agresiva (incluso hay quien sostiene que debe ser agresiva), y suele también
evidenciar cierto desprecio hacia el que la pregunta». Filosofía, teoría/praxis y Trabajo Social,
La Plata: Ediciones Al Margen, 1996, p. 29. Luego, Etchegaray hace referencia a Heidegger,
quien cuenta cierta anécdota de Platón, a partir de la cual, con fina ironía, establece un
paralelo entre quienes «pasan la vida sirviendo a otros (las criadas) y el saber utilitario,
que no tiene valor en sí mismo, sino sólo cuando sirve a otros fines...» p. 29. Finalmente,
Etchegaray cita a Max Horkheimer: «la función de la filosofía es la crítica [...] por 'crítica'
hay que entender el esfuerzo intelectual, y en definitiva práctico, de no aceptar sin reflexión
y por simple hábito las ideas, los modos de actuar y las relaciones sociales dominantes...»
Ibíd. Pensamos que, mutatts mutandi, esta perspectiva es aplicable al modo de hacer teología
hoy, como esperamos quedará mejor expuesto en los capítulos 6 y 7 de la presente obra.
2. Sólo por citar algunas obras latinoamericanas, véase C. Rene Padilla, Misión Integral,
Buenos Aires: Nueva Creación, 1986; Samuel Escobar, et al., Historia y Misión, Lima:
Presencia, 1994; C. Rene Padilla (editor), Bases bíblicas de la misión, Buenos Aires: Nueva
Creación, 1998 y los documentos finales de los Clade II y III.
3. John R. W. Stott y Basil Meeking, Diálogos sobre la misión, trad. C. Rene Padilla, Buenos
Aires: Nueva Creación, 1998, p. 28.
Capítulo 3: ¿Qué servicio presta la teología? 65
5. Charles H. Spurgeon, Un ministerio ideal, Londres: The Banner of Truth Trust, 1964,
p. 63.
Capítulo 3: ¿Qué servicio presta la teología? 67
2. Sirve a la apologética.
8. José Míguez Bonino, Rostros del protestantismo latinoamericano, Buenos Aires: Isedet/
Nueva Creación, 1995, p. 109.
9. F. F. Bruce, La defensa apostólica del Evangelio, trad. Daniel Hall, Buenos Aires: Certeza,
1961, p. 15.
70 ¿Para qué sirve la teología?
10. Paul Tillich, Teología Sistemática, vol. I, trad. Damián Sánchez-Bustamante Páez,
Barcelona: Libros del Nopal, 1972, p. 18.
11. Ibíd., p. 20.
12. Ibíd., p. 21.
13. David Jenkins, Guíapara el debate sobre Dios, trad. Ignacio Aizpurúa, Madrid: Ediciones
Marova, 1966, p. 115.
14. Ibíd.,w- 115-116.
Capítulo 3: ¿Qué servicio presta la teología? 71
3. Sirve a la pastoral.
15. Para una breve biografía de Tillich y su obra teológica, véase Alfonso Garrido Sanz,
La Iglesia en el pensamiento de Paul Tillich, Salamanca: Sigúeme, 1979, pp. 15-51.
72 ¿Para qué sirve la teología?
16. Anders Ruuth, «Hacia una teología de la predicación» en Emilio Castro, compilador,
Pastores del pueblo de Dios en América Latina, Buenos Aires: La Aurora, 1973.
Capítulo 3: ¿Qué servicio presta la teología? 73
Karl Barth, un gran teólogo de nuestro siglo que nunca dejó de ser
pastor:
. 4. Sirve a la ética.
17. Karl Barth, Introducción a la teología evangélica, trad. Elizabeth Linderberg de Delmonte,
Buenos Aires: La Aurora, 1986, p. 63.
18. Md., p. 129.
19. Paul Tillich, Moralidad y algo más, trad. Marcelo Pérez Rivas, Buenos Aires: La
Aurora, 1974, p. 5. Tillich argumenta que el estudio de la ética se hace aparte, debido a la
gran cantidad de material que abarca.
20. Véase mi obra La ética cristiana en un mundo en cambio, Buenos Aires: FIET, 1997, pp.
25-28 y 69-131.
74 ¿Para qué sirve la teología?
lógico», constituyen los pilares teológicos sobre los que se erige nues-
tra ética cristiana. Ellos son determinantes para tener una concepción
coherente y comprehensiva del mandamiento de Dios.
Entendemos que la ética es un terreno donde no hay respuestas
fáciles. Pero la teología es la única herramienta que nos puede pro-
veer respuestas, aun en el caso de que fueran provisorias. Y esto es
algo ineludible porque, como afirma Rene Padilla,
5. Sirve a la teología.
Prima facie, esta afirmación puede resultar un tanto extraño. ¿De qué
manera la teología puede servir a la teología? ¿Se trata de que la teolo-
gía se sirve a sí misma? Expliquemos. Tal vez uno de los mejores ins-
trumentos analíticos que son idóneos para entender esta cuestión, lo
encontramos en el planteamiento que Gustavo Gutiérrez hiciera de la
teología. Gutiérrez postula que la teología es un pensamiento crítico
y, lo es, en tres direcciones: un pensamiento crítico de sí misma, una
actitud lúcida y crítica de los condicionamientos económicos y socio-
culturales de la vida y reflexión de la comunidad cristiana y, finalmen-
te, una crítica de la sociedad y de la Iglesia. Es muy significativo que
la primera crítica es dirigida a la teología misma. Explica Gutiérrez:
21. C. Rene Padilla, prólogo a Justo L. González, Jesucristo es el Señor, San José, Costa
Rica: Caribe, 1971, p. 10.
22. Gustavo Gutiérrez, Teología de la liberación. Perspectivas, 4a edición, 1973, p. 34.
Capítulo 3: ¿Qué servicio presta la teología? 75