Contenido
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................... 2
APROXIMACIÓN CONCEPTUAL............................................................................................................ 4
TIPOLOGÍAS DE LA LIBERTAD ............................................................................................................ 11
ENEMIGOS DE LA LIBERTAD .............................................................................................................. 16
PARA CERRAR .................................................................................................................................... 37
Bibliografía ........................................................................................................................................ 41
INTRODUCCIÓN
Libertad es una expresión densa y fatigosa por la riqueza
y complejidad de elementos que involucra. De un lado, expresa
insatisfacción, descuerdo, desaprobación por cosas que se
oponen a la realización del individuo. De otro, revela los
empeños de la gente por romper las leyes, usos y costumbres
que coartan los deseos de ser como se quisiera ser. Tales
cualidades hacen su estudio interesante a la vez que escurridizo.
2
derecho, el derecho de hacer lo que las leyes permiten. Luego,
en consecuencia, pretender hacer lo que la ley no permite es
abrir la puerta a la anarquía y al dominio de los más fuertes, esto
es, de los que sean capaces de imponerse a los demás. Para
subsanar tal posibilidad, los individuos delegan en los órganos
legislativos la facultad de expedir las disposiciones jurídicas que
consagren la libertad, y en los gobiernos la obligación de
asegurar el cumplimiento de dichas disposiciones. Tal
separación es indispensable, porque cuando quien emite las
leyes es el mismo que las aplica y valora los hechos, puede
caerse en el despotismo y la dictadura.
1 (Sáchica, 2002, pág. 127) expresa dicha idea en estos términos: “Libertad y autoridad son
los términos de un recurrente antagonismo histórico. La libertad representa en ese reiterado
conflicto el impulso, la iniciativa creadora; la autoridad significa la fuerza moderadora,
restrictiva, enervante. Su equilibrio es logrado por el derecho, norma reguladora de uno y
otro términos de esa oposición, con capacidad de hacer el reparto justo y válido de poderes
entre gobernados y gobernantes.” Por su parte (Sandifer V. & Sheman, 1967, págs. 55-56) lo
expresan así: “Por igual motivo, sin embargo, la democracia no puede funcionar a menos que
sus ciudadanos se sientan seguros en su vida y en su libertad. Los hombres temerosos no
pueden obrar por sí o en interés común. No son solamente las palabras que aparecen en la
Constitución, sino la atmósfera verdadera de una democracia, las que deben crear la
confianza en la seguridad personal. Por lo tanto, la ecuación es ésta: la vida sin libertad, sea
cual sea la definición de esa libertad, no tiene sentido. Sin seguridad, la libertad es una ficción
y la seguridad recubre todos niveles y todas las fases de la existencia humana. Sin seguridad
para obrar libremente no se puede esperar que el hombre obre y vote, en la mayoría de los
casos, de acuerdo con sus mejores intereses propios o el interés de la mayoría de la sociedad.
Pero a menos que el hombre lo haga así, la democracia será un fantasma. Por eso, el respeto
a la vida, a la libertad y la seguridad, sin la exclusión ni la derogación de cualquiera de esos
elementos, es fundamental para la existencia humana y un requisito previo al ejercicio
efectivo de la democracia representativa.”
3
APROXIMACIÓN CONCEPTUAL
Todo mundo pide libertad. Una porción importante del
discurso cívico-político, aquí y allá, consigna demandas de
libertad. Libertad con y sin adjetivos. Así ha sido a lo largo de la
historia. En todas partes. “Tierra y Libertad”, decía el lema
zapatista. “Igualdad, Libertad, Fraternidad” fue la consigna
durante la Francia revolucionaria de fines del XVIII. Libertad
sexual se pide hoy en todas partes.
2 En palabras de (North G., págs. 10-11): “A menudo se dice que uno tiene derechos (y las
libertades que surgen de estos) únicamente debido a que uno acepta obligaciones. Desde
este punto de vista, es la actitud recíproca de derechos y obligaciones lo que hace que la
sociedad funcione. Yo me vería abatido si no tuviera mi propio espacio social, y aun así sólo
mi entendimiento del derecho de otros y de sus espacios sociales me limita y les permite a
los demás sus medios de operación. Normalmente, los buenos modales y una sociabilidad
común significan que entendemos estas cosas —vivimos juntos de manera cordial. Pero en
las buenas sociedades hay un marco legal y un mecanismo para imponerlo. Si no actuamos
de buena manera juntos, la policía y los tribunales ya saben cómo tratar con nosotros.”
3 (Sáchica, 2002, pág. 146): “La libertad es poder, mas no absoluto, incondicional, voluntad
25) hace al respecto reflexiones que sin duda tienen validez general: “sobre el concepto de
libertad no existe unanimidad de criterio. Según la época y la sociedad en que se viva, se
define la libertad. Desde un punto de vista genérico se permiten todo tipo de posiciones
políticas, partidistas, religiosas, filosóficas o personales; lo que para alguien significa libertad
para otra persona puede ser libertinaje o un concepto reducido de ella. Cada sociedad tiene
una noción de lo que debe entenderse por libertad. La sociedad en la que vivimos tiene su
propio concepto, quizás un criterio evolucionado y en continua aproximación a lo que en un
futuro se entenderá sobre ella. Por ello, aunque estemos ubicados en un contexto histórico
y en un medio social determinado, no encontraremos uniformidad y consenso acerca de lo
que entendemos por libertad. Dicha noción se encuentra representada en lo cotidiano, en
las vivencias de los grupos sociales y de los individuos, así como en las múltiples relaciones
entre estos; también en las expresiones artísticas y culturales, en el sistema social y político,
en la economía y en la producción. El concepto de libertad también lo encontramos en las
instituciones jurídicas, en su afán de buscar una definición que de por sí está determinada
por los intereses de los creadores de las normas y no por los de los destinatarios de ellas.
Desde el punto de vista legal, la libertad es definida en cada sociedad por normas que
imponen determinado comportamiento o reglas de juego. Todo lo que transgreda esa
normatividad se contrapone a lo que, bien o mal, ha sido establecido como libertad en
sentido individual y colectivo.” (Zanotti, 1985, pág. 9) lo expresa brevemente así: “una sana
5
un tiempo, por ejemplo, cuando había hombres que eran libres
de tener esclavos. Hoy esa libertad ha desaparecido en la
mayoría de las naciones del mundo. Durante muchos años y en
muchas sociedades las mujeres no eran libres de decidir su
matrimonio; hoy lo son de manera creciente y generalizada.
prácticas, mis derechos consagran mis libertades. Gracias a que tengo derechos, sé cuáles
son mis libertades y que soy libre para ejercerlas. La distinción parece ser esta: los derechos
anteceden a las libertades. Gracias a que tengo el derecho a abandonar mi país (y el Estado
no tiene el derecho a detenerme), estoy en libertad de viajar por el mundo. Gracias a que
tengo el derecho a protestar, estoy en libertad de ir a algún lugar y mostrar una pancarta.”
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libertad es confirmar la naturaleza humana. Actuar con base en
el instinto acerca a la animalidad. Cuando el hombre actúa en
uso de sus libertades se confirma en su humanidad. Se confirma
como persona. Defender la libertad propia es hacer uso de los
derechos que la ley confiere así mismo y frente a los demás.
7 Dice (Bueno, 1996, pág. 243) al respecto: “Los diversos conceptos o acepciones del término
libertad que hemos considerado, así como otros muchos análogos que pudieran añadirse,
constituyen una constelación muy oscura, una nebulosa, sin perjuicio de que en ella haya, de
vez en cuando, puntos más o menos brillantes. La Idea de libertad, podría decirse, está
repartida y como refractada en el conjunto de estos conceptos particulares, acepciones o
determinaciones. También es verdad, suponemos, que sólo por la mediación de estas
determinaciones y a través de la confrontación crítica de las mismas, puede intentarse una
reconstrucción sistemática. Esta reconstrucción de una Idea de Libertad es la tarea de la
filosofía: porque, tal como entendemos la filosofía en general, y la filosofía de la libertad en
particular, no le asignaremos «fuentes propias», situadas en un terreno distinto de aquel en
el que se dibujan o se conquistan los «conceptos particulares» de libertad. La Idea de libertad
sólo se manifiesta, porque sólo se desarrolla, también, abriéndose camino a través de los
fenómenos, de los diferentes conceptos de libertad que, a su vez, están determinados en el
curso de los procesos históricos, culturales y sociales. Por tanto, la Idea de libertad sólo
puede analizarse a través de esas concreciones suyas por cuya mediación, además, seguirá
determinándose en lo sucesivo. Sería absurdo pensar que la Idea de libertad que la filosofía
pueda dibujar se manifieste en una revelación inaudita, es decir, no contenida en la nebulosa
constituida de sus determinaciones. La Idea de libertad, si es que puede ser establecida,
deberá extraerse de esa nebulosa; y no necesariamente como un «común denominador» a
todas sus partes, o como una «integración armónica» de todas ellas, sino acaso como una
reconstrucción de algunas partes a partir de otras, o de todas a partir de terceros
componentes que puedan demostrarse que actúan en aquellas partes. Lo que implicaría,
eventualmente, antes la «desintegración» o trituración que la «integración» de las partes de
esa constelación de la libertad en la Idea de libertad.” Otro tanto leemos en (Sáchica, 2002,
págs. 135-136): “La libertad está constituida por un haz, variable en el contexto
histórico, de libertades concretas y reales. Aunque aparezca como una repetición, debe
decirse que la libertad no puede definirse simplemente como no dependencia, o ausencia
de obligaciones, o no existencia de coerción y compulsiones, porque ésa es una noción
7
La libertad que hoy se pide aquí, tal vez la demandó otro, y quizá
la obtuvo, hace tiempo, en un lugar distinto. O aún quizá en
algún lugar aun no se demanda. Hay, asimismo, libertades que,
en una sociedad dada, no perturban a todos por igual. Son
propias de grupos formados por individuos a quienes unen
intereses y necesidades muy propias o particulares. Las hay de
vocación estrictamente personal como las de pensamiento y
conciencia, y otras que atañen a la totalidad como las de reunión
y manifestación.
9
de votar conseguida por las mujeres siguió su libertad de
conseguir ser votadas.
10
bien absoluto o es relativo? ¿Se es igualmente libre en cualquier
lugar o en unos lugares más que en otros?
TIPOLOGÍAS DE LA LIBERTAD
Ha quedado dicho que la libertad en abstracto es un mero
concepto, una idealización, y que se comprende mejor el
constructo cuando se desciende de nivel y se habla de libertades
específicas. Para comprender mejor este tipo de libertades se
acude al uso de diversas tipologías.
9 Comparte con otros conceptos esa cualidad. Como el odio, el rencor, la bondad, la felicidad
o el amor. Se les puede identificar sin dificultad, pero no definir tan fácilmente. No resulta
empresa sencilla definir la felicidad, por ejemplo, pero es relativamente fácil saber si una
persona es feliz.
11
nadie lo coacciona a uno. Lo es positivamente si dispone de los
medios para conseguir lo fines que se propone.10
10
(Wikipedia) proporciona estas definiciones: “Se entiende por libertad
positiva la capacidad de cualquier individuo de ser dueño de su voluntad, y de controlar y
determinar sus propias acciones, y su destino. Es la noción de libertad como autorrealización.
Se complementa con el concepto de libertad negativa, que considera que un individuo es
libre en la medida en que nada o nadie restringe su acción, sea cual sea el carácter de esa
acción. Mientras la libertad negativa de un individuo se refiere a que "le permiten" ejercer
su voluntad, pues nadie se lo impide, la libertad positiva se refiere a que "puede" ejercerla,
al contar con el necesario entendimiento de sí mismo, y la capacidad personal para
ejercerla.” (Fermandois, 2000, págs. 26, 27, 33) se refiere al tema en estos términos: “La idea
de libertad “negativa”: Normalmente se dice que yo soy libre en la medida en que ningún
hombre ni ningún grupo de hombres interfieren en mi actividad. En este sentido, la libertad
política es, simplemente, el ámbito en el que un hombre puede actuar sin ser obstaculizado
por otros. Yo no soy libre en la medida en que otros me impiden hacer lo que yo podría hacer
si no me lo impidieran; y si, a consecuencia de lo que me hagan otros hombres, este ámbito
de mi actividad se contrae hasta un cierto límite mínimo, puede decirse que estoy
coaccionado o, quizá, oprimido. (…) Ser libre en este sentido quiere decir para mí que otros
no se interpongan en mi actividad. Cuanto más extenso sea el ámbito de esta ausencia de
interposición, más amplia es mi libertad. La idea de libertad “positiva”: El sentido “positivo”
de la palabra “libertad” se deriva del deseo por parte del individuo de ser su propio dueño.
Quiero que mi vida y mis decisiones dependan de mí mismo, y no de fuerzas exteriores, sean
éstas del tipo que sean. Quiero ser el instrumento de mí mismo y no de los actos de voluntad
de otros hombres. Quiero ser sujeto y no objeto, ser movido por razones y por propósitos
conscientes que son míos, y no por causas que me afectan, por así decirlo, desde fuera.
Quiero ser alguien, no nadie; quiero actuar, decidir, no que decidan por mí; dirigirme a mí
mismo y no ser movido por la naturaleza exterior o por otros hombres como si fuera una
cosa, un animal o un esclavo incapaz de representar un papel humano; es decir, concebir
fines y medios propios y realizarlos.”
12
respectivos, o de no moverse, si ése es su deseo, pero a
sabiendas de que posee la libertad de hacer uso de tal derecho.
11 Dice (Bueno, 1996, pág. 256): “Tiene poco sentido «pedir la libertad», reivindicarla o
exigirla en abstracto (¡libertad!, ¡libertad!), salvo que se sobrentienda qué especie de libertad
se reclama (libertad de prensa, libertad de asociación, libertad para los presos políticos). En
general, las peticiones de libertad que unas personas hacen a otras personas se refieren a
libertades-de, es decir, a la eliminación de las trabas o prohibiciones que impiden el
desarrollo de una supuesta capacidad o libertad-para; la libertad-de exigida está siempre en
función de esa libertad o poder para hacer algo, y se da por supuesto que una vez conseguida
la libertad-de, la libertad-para, o potencia, se manifestará por sí misma (conseguida la
libertad de asociación, las asociaciones se constituirán de inmediato). Un supuesto acaso
excesivamente optimista cuando se toma en la universalidad de sus propios términos.” Y en
palabras de (Pérez Herranz, 2007, pág. 12): “La libertad de ha de dejar paso a la libertad para,
la libertad definida extensionalmente por las materias en las que se ha de ejercer esa
libertad… La libertad para realizar esto o lo otro depende de las materias que constituyen su
telos: Libertad para lo excelso o para lo ínfimo; para lo maravilloso o para lo estúpido; para
hacer el bien o para hacer el mal...”
13
pregunta, aparentemente mal interpretada, formulada por
Lenin. “Libertad, ¿para qué?”12
13En palabras de (Bobbio, Matteucci, & Pasquino, 1998, pág. 894): “ El liberalismo luchó
esencialmente por las libertades de (o sea de religión, de palabra, de prensa, de reunión, de
asociación, de participación en el poder político, de iniciativa económica de los individuos),
y por esto reivindicó un no impedimento por parte del estado y una garantía de estos
15
ENEMIGOS DE LA LIBERTAD
La humanidad avecindada en los países occidentales goza
de un muy variado y rico repertorio de libertades, fruto de las
luchas emprendidas por hombres y mujeres de los más diversos
orígenes y motivaciones comprometidos con la creación de
medios propicios para la realización plena del hombre.
17
respuestas a fuerzas naturales impulsoras ajenas al individuo, y
un determinismo social de acuerdo con el cual la libertad está
sumamente acotada por factores sociales, como los prejuicios,
las normas morales, la educación, los usos y costumbres, el qué
dirán y cosas de semejante naturaleza; aquí, de nueva cuenta,
las decisiones autónomas se verían restringidas toda vez que
más que conforme a la racionalidad íntima, el hombre actuaría
de acuerdo con lo que halagara las convenciones colectivas del
medio donde viviere.
14 Leemos en (Pérez Herranz, 2007, pág. 7): “Parece entonces que si, por un lado, todo está
determinado, que los hechos, sucesos o acontecimientos se desarrollan de acuerdo a leyes
de la naturaleza que los prescriben; y que si, por otro, somos protagonistas y responsables
de nuestros propios actos, entonces se enfrentan dos clases de conceptos incompatibles:
«Las leyes de la física» y «la acción intencional». De manera que si se defiende la Libertad
habrá de hacerse como una acción negadora del determinismo, de las leyes de la naturaleza.
Mas ¿qué fuerza, qué potencia habría que suponer en los hombres para que tengan
posibilidades de triunfar en este combate? Frente a las dependencias, las inercias o las
imposiciones del exterior, la libertad es potencia de hacer del sujeto y lo que se nos presenta
como estructura polar de opuestos, habría que entenderlo ahora en un contexto dialéctico,
que incorpora una acción que niega, que destruye, que desconecta las líneas de la causalidad.
Una negación que procede de un sujeto capaz de dominar toda determinación y que asume
absolutamente la libertad de hacer esto o lo otro frente a cualquier dependencia exterior.”
(García López, págs. F-67) se refiere al tema en estos términos: “La existencia de la libertad
es negada de una manera general por el determinismo y fatalismo en sus diversas formas.
Hay un determinismo físico de la libertad, que es el simple resultado de aplicar a la causalidad
libre la misma rigurosa determinación de la causalidad natural: Hay un determinismo
biológico o fisiológico, que apenas difiere del anterior. Un determinismo social, que rara vez
es tan extremo que destruya en absoluto la libertad humana, a la que, sin embargo, restringe
y bloquea por el medio social, las ideas dominantes, la educación, etc. Hay un determinismo
estrictamente psicológico, que más que una negación de la libertad es una falsa concepción
de ella, pues no anula la espontaneidad del acto libre y su fundamento en la razón, aunque
afirma que la voluntad queda rigurosamente determinada por el motivo más poderoso.
Finalmente hay un determinismo metafísico y teológico, al que algunos prefieren llamar
18
Un doloroso enemigo de la libertad es el acoso de que son
objeto las mujeres. Se les falta al respeto de muchísimas
maneras, en todas partes y por los más variados sujetos, aun de
la familia a que pertenece. Tocamientos, miradas lascivas,
discriminación laboral, frases punzantes y aun vulgares,
desconsideraciones, discriminación, agresiones físicas, hasta
extremos como la violación y el asesinato. Impunemente. Ante
la indiferencia social y aun de las autoridades.15 Sufren las
mujeres la violación de varias de sus libertades, como las de
movilización, trabajo, sexual, vestido, educación y concurrencia
a lugares públicos. La prensa diaria de México y de otros países
presenta a diario información puntual que ilustra esta
afirmación.
fatalismo, que llega a la negación de la libertad humana, y aun a veces de toda libertad,
descendiendo de ciertos principios metafísicos o teológicos con los que se la cree
incompatible.”
15 (Homs, 2019) narra el caso de una mujer de nombre Nayelli que tras ser violada en un
20
diciendo que los demás no son libres de gozar el derecho de
libre tránsito y que su papel se reduce a apechugar.16
intención de decir algo, pero sabe que al decirlo implicaría ser sancionado por parte de su
gobernante. Sabe que lo que desea expresar es algo que puede beneficiar a sus iguales, pero
también que puede perjudicar a los que gobiernan y sabe que, de forma indirecta, su libertad
está limitada, pues se considera que tuvo total acceso a las fuentes de información, tanto
públicas como privadas, que trabajó en su idea, la analizó, la debatió, llegó a una conclusión
y ahora su pensamiento está completo, ha llegado el momento de expresarlo y hacer que
todos lo sepan pero puede detenerse porque piensa que habrá consecuencias.” El informe
anual de (Reporteros sin fronteras, 2019) expone las difíciles condiciones en que los
profesionales de la información realizan su trabajo en la mayor parte del mundo. Este párrafo
resume dicho estado de cosas: “La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, que evalúa
cada año la situación del periodismo en 180 países y territorios, revela la instauración de una
mecánica del miedo muy perjudicial para el ejercicio del periodismo. La hostilidad hacia los
periodistas, e incluso el odio trasmitido por dirigentes políticos en numerosos países, ha dado
lugar a actos violentos cada vez más graves y frecuentes, lo que incrementa los peligros que
afronta la prensa y causa unos niveles de temor inéditos en algunos lugares. (…) El país más
peligroso del continente para la prensa sigue siendo México;”
24
autoridades, cualquiera que sea la razón que la explique, las
vuelve enemigas de esas libertades.
23No se está diciendo que el Estado y la sociedad deban desentenderse de los desvalidos; es
una forma de llamar la atención sobre el uso responsable que debe hacerse de las libertades,
como se asienta en el texto. Hay, sin embargo, algo cierto: mucha gente en México cree tener
el derecho de que el gobierno les resuelva todos sus problemas y les proporcione
gratuitamente y sin obligaciones diversos bienes y servicios, y que sus demandas se
antepongan a las de los demás. (North G., págs. 17-18) hace esta reflexión: “Es importante
decir que todas estas demandas parecen ser muy democráticas, pero frecuentemente no
son más que populistas. Parecería melodramático afirmar que amenazan a la democracia, y
es cierto que los gobiernos democráticos siempre han enfrentado las presiones de grupos
de interés de una forma u otra. Lo difícil está en que las presiones populistas a menudo
resultan irresistibles: hay un elemento de súplica especial en los casos que se presentan. Sus
argumentos son difíciles de refutar, no porque sean muy fuertes, sino porque rebatirlos
constituye una opción muy difícil —y muy poco atractiva políticamente— para los
gobiernos.”
25
entes que nos vigilan, los cuales registran, sistematizan y usan
en formas que no podemos controlar, y ni siquiera conocer. El
Estado responde que hace tales cosas por razones de seguridad,
es decir, para diseñar medidas que le permitan combatir las
amenazas a la tranquilidad social. En general, dicha explicación
es bien recibida, por una razón: la gente parece privilegiar el
orden sobre la libertad; otro tanto sucede cuando se pone la
libertad económica frente a la igualdad. La gente se inclina por
esta: acepta de mejor grado la igualdad, incluso en la pobreza,
que la libertad.
24 Dice (Harari, 2018, pág. 13): “El terrorismo opera pulsando a fondo el botón del miedo en
nuestra mente y secuestrando la imaginación individual de millones de personas.” En otra
página (181), agrega: “Los terroristas son maestros en el control de las mentes. Matan a muy
pocas personas, pero aun así consiguen aterrorizar a miles de millones y sacudir enormes
estructuras políticas como la Unión Europea o Estados Unidos.” Y en las páginas 182-183,
continúa: “Entonces ¿cómo es que los terroristas esperan lograr algo? Después de un acto
de terrorismo, el enemigo continúa teniendo el mismo número de soldados, tanques y
buques que antes. La red de comunicación, las carreteras y los ferrocarriles del enemigo
están en gran parte intactos. Sus fábricas, puertos y bases apenas han sido tocados. Sin
embargo, los terroristas esperan que aunque apenas pueden hacer mella en el poder
material del enemigo, el miedo y la confusión provoquen que haga un uso incorrecto de su
fuerza intacta y reaccione de manera desproporcionada. Los terroristas calculan que cuando
el enemigo enfurecido use su enorme poder contra ellos, generará una tormenta militar y
política mucho más violenta que la que los propios terroristas podían haber provocado. En
cada tormenta ocurren muchas cosas no previstas: se cometen errores y atrocidades, la
opinión pública titubea, los neutrales cambian de postura y el equilibrio de poder se
desplaza. De ahí que los terroristas se parezcan a una mosca que intenta destruir una
cristalería. La mosca es tan débil que ni siquiera es capaz de mover una simple taza de té. Así
pues, ¿cómo destruye una cristalería? Encuentra un toro, se introduce en la oreja y empieza
26
consecuencia es que la gente ve constreñida su libertad de
movimientos. Toda vez que los terroristas suelen escoger
puntos de reunión la gente trata de evitar, hasta lo posible, su
asistencia a ese tipo de lugares. Hablamos de templos de todo
tipo, de parques y jardines, plazas públicas, bancos, escuelas,
centros deportivos, lugares de veraneo, como playas, cafés,
restaurantes, y lugares que tengan como característica común
propiciar la reunión de gentes. Otros efectos colaterales se
relacionan con las pérdidas económicas por destrucción y
merma de actividades que sufren los prestadores de servicios,
como pueden ser los dueños de restaurantes y cafés. Ven
afectadas y de diferentes maneras, pues, sus libertades
económicas.
a zumbar. El toro enloquece de miedo e ira, y destruye la cristalería. Eso ocurrió después del
11-S, cuando los fundamentalistas islámicos incitaron al toro norteamericano a destruir la
cristalería de Oriente Próximo. Ahora medran entre los escombros. Y en el mundo no
escasean los toros con malas pulgas.” Véase también (Meschoulam, 2019).
25 ¿Qué hacer ante el terrorismo? (North G., pág. 22) da esta respuesta: “Las sociedades
deben juzgar el grado en que reducir los derechos civiles de los supuestos terroristas vale la
pena en la lucha contra éstos, y equilibrar eso contra el aumento en el terrorismo que podría
resultar de cualquier abuso. Lo pongo de esta forma porque podría ser que la conveniencia
27
La privación ilegal de la libertad constituye un enemigo
frecuente de la libertad, sobre todo en países caracterizados por
su arbitrariedad y la presencia de grupos criminales poderosos.
A veces, con el pretexto de realizar investigaciones ligadas con
ciertos delitos reales o supuestos, se detiene a personas sin
mediación de disposición judicial alguna. Este hecho más el
carácter clandestino de la detención tipifican el delito, que
afecta libertades muy sentidas como la libertad corporal y la
movilización. Otras veces dicha privación es operada por
organizaciones criminales que buscan obtener un beneficio
económico mediante el pago de un rescate por personas
cercanas al detenido. Adicionalmente al daño económico, se
afecta la libertad de movilización. Otras veces la afectación de la
libertad de movilización la hacen organizaciones políticas a las
que puede motivar tanto objetivos económicos como políticos.
de las medidas antiterroristas sea un mejor freno contra los excesos que las consideraciones
morales por sí mismas. Y por el momento, también vale la pena enfatizar que los gobiernos
democráticos podrían enfrentar una reacción muy violenta —e incluso moralmente
justificada— si sus escrúpulos sobre los derechos civiles de hecho facilitan ataques
terroristas. En resumen, los terroristas tienen un gran poder de pisotear las libertades de las
sociedades a las que atacan, y tal vez valdría la pena sacrificar algo de nuestra libertad —y
de los supuestos o verdaderos terroristas— con el fin de reducir dicho riesgo.”
28
públicos adoptando conductas del gusto de los oficiantes, se
adjudican las mejores posiciones y crean mecanismos para
pasar de un puesto a otro, lo que los eterniza en los puestos,
deciden los montos presupuestales y su asignación lo que
aumenta su poder, a tal grado que se vuelven inamovibles.
29
control policíaco. Depende de quien use la información
recopilada: empresas comerciales, organismos políticos,
oficinas fiscales, agencias de espionaje y seguridad.
30
creatividad? ¿Está la IA remodelando los tradicionales principios
éticos? ¿Nuestro sentido de la justicia?26
26 En un reciente número de El Correo de la Unesco, (Ang & Feinholz, 2018) nos ofrecen estas
reflexiones: “Cuanto más complejo se vuelve el desarrollo tecnológico, más se complican las
preguntas éticas que suscita. Y si los principios éticos permanecen inmutables, nuestra
manera de abordarlos podría cambiar de manera radical, con riesgo, seamos conscientes o
no, de ponerlos gravemente en cuestión. Por ejemplo, nuestros conceptos de vida privada,
de confidencialidad y de autonomía podrían cambiar por completo. A través de aplicaciones
o dispositivos llamados smart (inteligentes, astutos), convertidos en instrumentos de
comunicación de redes sociales como Facebook o Twitter, divulgamos “libre”
y voluntariamente nuestros datos personales, sin comprender por completo quién usará
esos datos y para qué. Esta información se transmite más tarde a sistemas de IA,
desarrollados principalmente por el sector privado. Estos datos permanecen vinculados a
nosotros. De esta manera, la información relativa a nuestras preferencias y hábitos puede
utilizarse para crear modelos de comportamiento. Dichos modelos permiten que la IA nos
mande, por ejemplo, mensajes de carácter político, nos venda aplicaciones comerciales o,
incluso, almacene información relativa a nuestros cuidados médicos. ¿Será el fin de nuestra
vida privada? ¿Qué hay de la seguridad y de la vulnerabilidad de datos frente a las acciones
de los piratas informáticos? ¿No podría el Estado adueñarse de estas para controlar a la
población, en detrimento probablemente de los derechos humanos individuales? En un
entorno en donde la IA vigile nuestras preferencias constantemente y las utilice para
proponernos diferentes opciones, ¿no se corre el riesgo de limitar nuestra libertad de
elección y nuestra creatividad? Otra pregunta importante: ¿los datos usados por la IA para
aprender no corren el riesgo de estar moldeados por ideas y prejuicios recibidos? ¿No
llevarían estos datos a la IA a tomar decisiones que discriminen o estigmaticen? Esto haría
vulnerables a los sistemas de IA encargados principalmente de las relaciones con el público
o de la distribución de servicios sociales. Debemos ser conscientes de que ciertos datos,
como los producidos en Internet, contienen información que refleja lo mejor y lo peor de la
humanidad. Por ello, no podemos fiarnos solo de la IA para sacar conclusiones a partir de
esos datos sin correr riesgos a nivel ético. Una intervención humana directa es, entonces,
imprescindible.”
31
cuerpo humano.27 Significa utilizar el crecido poder de
procesamiento de la información para manipular los
descubrimientos que la psicología y las ciencias del cuerpo
humano están logrando sobre el funcionamiento del cuerpo y
sus emociones. Tal combinación científica permitirá obtener un
conocimiento tan profundo del organismo y la mente que será
posible detectar el funcionamiento de cualquier parte del
cuerpo y escanear el complicado mundo de los sentimientos y
las emociones.
28 (Piacenza, 2016) ofrece una excelente síntesis de los sistemas iliberales: “En un país
“iliberalista” puede haber democracia, al menos nominalmente y sobre todo para las
elecciones; se llega al poder por medio de ella pero una vez en el poder se manipula aún más
el apoyo de sectores de la población, se divide a la población, se obtiene el apoyo
incondicional de fuerzas del estado y se merman las libertades civiles puesto que se gobierna
superando las instrucciones explícitas de separación de poderes, libertad de expresión y
demás derechos civiles contenidos en la mayoría de las constituciones. El “iliberalismo” se
refiere más específicamente a un abuso del liberalismo constitucional que es una tradición
que trata de salvaguardar principios y valores tales como la libertad y el derecho de los
individuos. Mientras que la democracia es una vía para elegir líderes políticos, el liberalismo
constitucional es el respeto a los ciudadanos basándose en la constitución y sus principios.
33
circunstancias, adopta la forma de un nacional-liberalismo, por
lo que oscila entre el proteccionismo y el libre mercado.
29 En palabras de (Martinez Montoya, 2011, pág. 11): “En el caso del nativismo, estamos ante
una ideología que sostiene que la nación debe ser habitada exclusivamente por miembros
del propio grupo. El autoritarismo y el populismo defienden la pureza del pueblo frente a las
élites corruptas.” En términos parecidos escribe (Shabot, 2019): “En política exterior,
Netanyahu ya mostró cuáles son sus preferencias. Los gobiernos populistas de derecha que
tanto se han extendido, constituyen sus mejores colegas y colaboradores. Trump, Putin,
Bolsonaro, Matteo Salvini, Viktor Orbán e, incluso, el excéntrico y sanguinario Duterte, de
Filipinas, se hallan entre los mandatarios amigos del israelí, con filias y fobias de patrimonio
común. Comparten visiones ultranacionalistas y xenófobas, lo mismo que posiciones poco o
nada respetuosas de la separación de poderes que debe regir en las democracias. También,
sostienen un cierto menosprecio de los derechos humanos como pilar de la salud pública,
con acusaciones constantes a la prensa libre de “conspirar” contra los poderes establecidos.
Las minorías y los migrantes son en este contexto, malqueridos y satanizados, calificados
como elementos disruptivos de la nación pura y buena.”
30 Con respecto del rechazo observado actualmente en círculos europeos al otrora celebrado
muticulturalismo, (Martinez Montoya, 2011, pág. 13) ofrece esta reflexión: “El miedo a la
presencia masiva de inmigrantes está produciendo una crisis en el modelo de integración
que había empezado a adquirir carta de ciudadanía en algunos países de la sociedad
europea: el multiculturalismo. Entendido como un hecho sociológico (vivimos en sociedades
social y culturalmente híbridas) y como un proyecto político (el respeto y el reconocimiento
de la diversidad étnica, cultural y religiosa se valora y se fomenta superando el viejo esquema
asimilacionista), a partir del 11.09.01, de los atentados de Madrid (2004), de Londres (2005)
y de la consecuente guerra contra el ‘mal’, el multiculturalismo empieza a ser cuestionado.
La creencia en una cohabitación pacífica entre poblaciones de orígenes raciales y étnicos
diferentes en el mismo territorio se pone en cuestión por parte de algunos analistas, por no
hablar de políticos y de líderes religiosos.” Este fenómeno no es exclusivo de Europa: se lo
ve en otras partes del mundo.
31
(Bonilla Saus, 2009) ofrece al respecto estas reflexiones: “Ni en Uruguay ni en la región es
posible eludir por mucho más tiempo un análisis cuidadoso y sistemático de la relación
fuertemente contradictoria existente entre las prácticas políticas de los gobiernos y el
carácter pretendidamente democrático de esos gobiernos. Curiosamente, en estas
“democracias latinoamericanas” profusa y entusiastamente adjetivadas -(como
“progresistas”, “de izquierda”, “populistas”, “plebiscitarias”, “social-demócratas”,
“bolivarianas”, “indigenistas” o “socialistas”), nunca se recurre a la expresión “democracia
liberal”. Casi insensiblemente, la política de un gran número de países latinoamericanos
parece estar acomodándose a una convivencia supuestamente “natural” entre democracia
y limitación o ausencia de libertad de prensa, inexistencia de autonomía del poder judicial,
delegación de competencias legislativas en el Ejecutivo, intromisión sistemática de las
grandes burocracias corporativas sindicales en las decisiones políticas, persecución política
(cuando no asesinato) de individuos y grupos opositores, corrupción, patotas “piqueteras”,
35
El iliberalismo se exacerba por la conjunción de diversos
factores que se alinean en la misma dirección, que no es otra
que el rechazo al liberalismo. Forman en esa lista la migración
de empleos hacia países y regiones de bajos salarios, debilidad
sindical y gobiernos autoritarios, la competencia de productos
baratos procedentes de esos países, la ralentización salarial, la
expansión debocada del neoliberalismo, todo lo cual ha
sembrado frustración, desesperanza y enojo en amplias capas
de la población, sobre todo de las clases medias y de
trabajadores. Sentimientos y actitudes que se exacerban con las
crisis económicas. Constituyen esos segmentos poblacionales
instrumentos favorables para la conquista del poder por fuerzas
políticas lo mismo de izquierda que de derecha. Porque son
fácilmente manipulables.
PARA CERRAR
La libertad, como facultad humana, es un acto racional.
Libertad es pensamiento. Es actitud. Es conocimiento. Es
potencia. Es conciencia. Es un sentimiento. Quien es libre, tiene
conciencia de que lo es, se sabe libre, se siente tal, adopta
actitudes propias de quien se reconoce dueño de sus actos. Lo
sabe porque lo piensa. Lo piensa poca razona. Aunque esto
último parezca tautológico. Quién es libre se sabe dueño de una
fuerza interna que le permite alcanzar propósitos inmediatos y
de largo plazo. Esto significa que quien es libre puede enfrentar
32
¿Está México en esa situación? (Zamora , 2019) escribe lo siguiente: “La captura de las
instituciones del Estado por parte del titular del Poder Ejecutivo federal es el primer paso
para instaurar un régimen autoritario y representa una seria amenaza política y económica
que crea incertidumbre sobre la vigencia de la democracia constitucional, el Estado de
derecho y el desarrollo del país. (…) Esta concentración de poder en el Ejecutivo conduce,
inevitablemente, a una autocracia y a la restricción del régimen de libertades y derechos.”
37
las cosas del diario acontecer y prever cosas que podrá hacer en
el futuro.
Hemos dicho que la libertad para es capacidad de hacer.
Sin embargo, eso no basta. Se requiere también estar dispuesto
a hacer valer esa libertad. Hablamos de asertividad. No basta
con tener libertad de y libertad para. Es necesario el acto volitivo
que convierte una posibilidad en una realidad. La mayoría de la
gente sabe cuáles son sus libertades, pero no siempre es capaz
de hacer uso de ellas. De hacerlas valer. A veces, porque no
tiene los medios para conseguirlo. Otras veces, porque aun
disponiendo de ellos, no tiene el valor para darles cuerpo. Unas
veces por miedo, otras por temor a ofender, y unas más por
indiferencia.
Esto significa que hay que aprender no sólo que se tienen
libertades, sino a usarlas con decisión, inteligencia y
oportunidad. Con valor también. No hablamos de cosas que son
fáciles. Hacer uso de la libertad es una tarea ardua. Lo saben
quiénes han hecho de las luchas por la libertad una experiencia
de vida. Lo saben porque en esas luchas han debido enfrentar
resistencias, algunas verdaderamente fuertes. Sobre todo,
cuando han debido hacer frente a las fuerzas del Estado o de
organizaciones poderosas.
Los luchadores sociales han pagado sus pretensiones con
represiones diversas, incluidas la prisión, y a veces la muerte.
Muchos de ellos han debido sufrir estigmas dolorosos: se los ha
acusado de locura, de falta de juicio, de traidores, sobre todo,
cuando sus objetivos han parecido desproporcionados. Han sido
siempre los luchadores sociales los ilusos de la historia. Sin
embargo, esos ilusos, esos locos, esos cruzados por las
libertades han sabido ser perseverantes. Algunos han podido
ver en vida el fruto de sus esfuerzos. Otros han debido dejar las
antorchas en manos de sus discípulos, de sus seguidores,
idealistas como aquellos que han perseverado en la brega por
hacer realidad aquellos ideales. Y al triunfo de las causas han
recibido los reconocimientos post mortem. Aunque a veces
tardíamente.
38
Las luchas por las libertades han sido tejidas por
generaciones de hombres y mujeres que han creído que es
posible vivir mejor y que para eso hay que romper con los
valladares que se oponen al bienestar humano. El patrón se ha
repetido. En las luchas por jornadas de trabajo humanas, por
abolir el trabajo infantil, por la seguridad social, por el voto
femenino, por la igualdad de género en la política, por la
igualdad de ingresos para hombres y mujeres en el trabajo, por
el matrimonio igualitario, por la adopción de niños por parejas
de personas del mismo sexo, por la libertad de expresión, por el
derecho a la información, por la transparencia de la función
pública, entre otras muchas, han participado hombres y mujeres
portadores de poderosas convicciones íntimas y sociales.
Hombres y mujeres procedentes de distintas capas sociales,
diferentes niveles de ingreso, distintos niveles educativos, del
campo y de la ciudad, dotados de distintos instrumentos de
lucha, pero animados por el mismo espíritu: servir a los demás.
A lo largo de la historia y en todos los países encontramos
ejemplos que comprueban estas palabras. Gracias a ellos, los
hombres y mujeres que en los inicios del tercer milenio
habitamos el planeta podemos disfrutar de un muy amplio
arcoíris de libertades.
A nuestra generación le competen dos cosas: honrar
dichas libertades, usándolas amplia y responsablemente,
defendiéndolas también, es decir, cuidando que no sean
conculcadas, y ampliarlas, incorporando aquellas que los
tiempos que nos han tocado vivir hagan necesarias. Éstas no son
tareas menores. Nos competen sobre todo a los mayores. Es
nuestro deber inculcar profundos sentimientos de respeto y
amor por las libertades en los niños y en los jóvenes, tarea que
deberá tener lugar constantemente en los hogares, en las
escuelas, en la plaza pública, en los centros de trabajo. Y como
vehículos, el ejemplo en primer lugar, la enseñanza, el discurso
político, la crítica sana, la buena gobernanza.
Nuestras libertades, herencia de nuestros antepasados,
son un patrimonio colectivo, que vale mucho, y porque vale
39
mucho hay que preservarlo. Hay que preservarlo de los embates
de sus muchos enemigos, tanto de dentro como de fuera. No
tenemos derecho de renunciar a dicha tarea. No tenemos
derecho a entregar a la generación que nos suceda un
patrimonio mutilado. Sería el caso si por cobardía o por interés
malsano permitimos que nuestras libertades sean conculcadas.
No importa por quien. Sabemos quiénes podrían ser. Están
identificados: son los gobiernos iliberales, los demagogos de
todos los signos, las grandes empresas del entretenimiento, los
grandes monopolios de la información, el Estado, los grupos
criminales.
Debemos saber cómo enfrentarlos. Tenemos los medios
para hacerlo: las instituciones sociales, los partidos políticos, las
organizaciones gremiales, los organismos no gubernamentales,
los comunicadores honestos, las escuelas de todos los niveles.
Informar, orientar, concienciar, vigilar; he ahí los verbos.
El compromiso es indispensable.
No es tarea de los demás, algo que los demás deban
hacer; es de nosotros, es de todos. Porque a todos nos afecta.
Hay muchas trincheras. Cada uno tiene la suya. Identifícala.
Conócela. Trabaja en ella. Haz tu tarea. Ninguna es pequeña.
Todas son importantes.
La faena no es sólo la tuya; es la de todos.
Porque las luchas por las libertades son nuestras luchas.
Porque somos nuestras libertades.
Sin ellas no somos. Somos los que nuestras libertades son.
Entendámoslo. Y seamos congruentes. Que nadie nos hurte la
libertad de expresión. Ni la de reunión. Ni la de movilización. Ni
la de trabajar en lo que queramos. Ni de disfrutar de lo que nos
hace felices. Ni la de amistar con quien nos plazca. Ni la de elegir
a nuestros representantes. Ser libres es nuestro derecho. Que
nadie lo conculque. México es un país de libertades. Las
libertades de que disfrutamos constituyen un patrimonio
inmenso. Que se mantenga vivo es nuestro deber. gmg
Dos encinos, 21 de abril de 2019.
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