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ENSAYO SOBRE EL MATRIMONIO EN EL PUEBLO DE LA ALIANZA

POR:

JAVIER DELGADO

2014
INTRODUCCION

El sacramento del matrimonio es una de las manifestaciones más maravillosas de Dios en la vida del ser
humano, es el encuentro de la fragilidad con la divinidad, ya que por medio de la bendición de Dios, la
pareja realiza una promesa de fidelidad, que va a vivir desde la realidad de cada ser que se dona en el
amor y el servicio, a semejanza de la santísima trinidad, que es verdadera unidad.

¿Es el matrimonio la verdadera felicidad del ser humano o como le llaman algunos un suicidio?

El hombre imagen de Dios, tiene como finalidad ser feliz; pero esta felicidad la consigue de maneras
diferentes, de acuerdo a la vocación que exista en su corazón; para los que hemos sido llamados al
sacramento del matrimonio, el tener un complemento en nuestra realidad, lo que suele llamarse la media
naranja, es un regalo del cielo, es un don de Dios, que llega a nuestra vida para darle un sabor diferente,
para iniciar la construcción de una familia, de donde broten los hermosos frutos del amor: los hijos…

Es un bonito discurso, pero ¿en realidad se cumple?, ¿el hombre busca ser feliz?, si eres casado ¿tu te
casaste para ser feliz?, pues si te casaste para ser feliz eres un completo egoísta, solamente lo hiciste
para satisfacer tus propios deseos y nunca pensaste en realidad en el ser especial que Dios puso a tu
lado.

El matrimonio como don de Dios me exige donarme a mi pareja para hacerla feliz, y no hablo solamente
de la parte sexual, sino de la vida misma. Comprender a mi pareja tal y como es, con sus cualidades y
defectos, virtudes y valores, siendo consciente de que no quiero a mi lado a otro yo, sino que a través de
nuestras diferencias encontremos el verdadero camino para una plena entrega.

Dios manifiesta en la Sagrada Escritura: “no es bueno que el hombre esté solo” 1, pero no lo hace en
función solamente del hombre, sino en torno a esa complementariedad que debe existir en la relación,
basada en la escucha y la comprensión. Nadie ha dicho que es fácil, pero de la mano de Dios todo es
llevadero.

Muchos ven el matrimonio como un suicidio, por eso afirman muchas veces: yo nunca me casaré, pero
sencillamente es que no se han preparado para salir de su egoísmo, claro está que deben primero
reconocer cual es la verdadera vocación a la que han sido llamados, y si después de examinarse sienten
el llamado a la vida matrimonial, entonces deben comenzar a prepararse. Así como la preparación para
el sacerdocio dura muchos años, para recibir el sacramento matrimonio, la pareja debería prepararse
muy bien durante el noviazgo; debe salir de las mentes y los corazones que el matrimonio es una simple
unión, y debe quedarnos grabado en el alma que es “para toda la vida”

En la antigüedad el novio hacia la petición de la mano de su pretendida al padre de esta, y cuando era
aceptado como el esposo, ellos no comenzaban a vivir juntos2, sino que esperaban hasta la boda. Hoy
en día las parejas primero tienen unión sexual y si les funciona de pronto se animan a casarse, o sinó
cada uno coja por donde vino y borrón y cuenta nueva; olvidándose de que el matrimonio le da la
verdadera dignidad a la relación, le da el sentido divino, ya que Dios comienza a vivir en la relación, que
desde el momento de hacer los votos de fidelidad el uno al otro ante él y recibir su bendición, comienzan
a ser tres (esposos y Dios).

Realmente es complejo hacer comprender al mundo que nos rodea, el verdadero sentido del matrimonio,
pero solamente si llevamos una vida unida a Cristo, le daremos a esa relación de pareja la verdadera
dignidad que se merece.

Conclusiones

 Con el sacramento del matrimonio Dios le da dignidad a la unión de la pareja.


 El matrimonio es un don, donde yo me dono a mi pareja en el amor de Dios.
 Cuando me salgo de los parámetros que rigen un matrimonio estoy siendo infiel al voto de fidelidad que
hice ante Dios, y me vuelvo egoísta.

1
Gen 2, 18
2
Lo que se conocía como los esponsales.

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