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EP DE LA NUEVA ERA

1
Los ciudadanos corrían buscando refugio, una neblina espesa se dirigía a la
ciudad, desde dentro de la nube se podían ver destellos de color verde,

2
Los tornillos del brazo de mercer estaban oxidados; las muescas en forma
cuadrada se habían gastado hasta formar un círculo hundido e irregular. Le
dolía la mano derecha de tanto fregar el desoxidante en su codo, el smog,
que contenía un 5% de toxicidad hacía que rápidamente los trasplantes
robóticos de mercer tomaran un color anaranjado.-El ultimo desoxidante que
me queda para este mes- exclamó en su cabeza.
Arrojando el trapo sobre la mesa, mercer se dirigió a un callejón que estaba
lleno de mendigos y vagabundos, en el fondo del lugar se podía escuchar
claramente a un señor agonizando, pidiendo ayuda a gritos. Mercer se dirigió
corriendo hacia el señor que estaba pidiendo ayuda, el hombre estaba tirado
en el suelo húmedo, con el abrigo abierto dejando ver su torso desnudo; no
llevaba nada debajo de ese abrigo.
-¡Auxilio! ¡Ayuda!- su cuerpo estaba lleno de granos de colores verdosos y
morados, al instante en los ojos de mercer se prendió una pequeña pantalla,
dándole información acerca de lo que le sucedía a este hombre-
“contaminación: 80%/ causa: inhalación e ingesta de sustancias toxicas/
final: mU3rt” su pantalla se había estropeado, ya nada se podía hacer por el
pobre hombre; cerró los ojos y dejó de respirar.
Salió del grupo de personas que lo rodeaban y tomó rumbo a otro callejón
cercano, buscando a Aixa, la única mecánica que se encontraba en el barrio
“toxico”. Muchos de los letreros que se encontraban iluminados en el lugar
pertenecían a bares, una chispa de electricidad salía de uno pero mercer no
le prestaba atención, estaba demasiado concentrado pensando en la nueva
pierna que tendría.
-sal de aquí maldito hijo de la gran toxica- el oído de mercer se había activado
dejándolo escuchar la voz de Aixa maldiciendo a algún señor. Ella estaba
afuera de la tienda con un guante en la mano y con la otra agarrando al
sujeto de su ropa- vuelves a poner un pie en este callejón y te corto la
garganta- lo soltó y el hombre salió corriendo, comenzó a arreglarse los
mechones azulados que le colgaban en la frente echándolos hacia un lado, su
cara de tono pálido estaba manchada con aceite de motor y polvo, su
camiseta de color verde,

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