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El Noviazgo
El Noviazgo
El noviazgo es una relación transitoria entre un hombre y una mujer, la cual brinda la oportunidad de
conocerse más afondo para decidir en un determinado momento pasar a la siguiente fase que es el
matrimonio o la convivencia en común
Durante la adolescencia por lo tanto no puede hablarse propiamente de noviazgo al no existir las bases
maduracionales para el establecimiento de una relación de pareja formal y de compromiso, tal como
se entiende en el caso de los adultos.
Las relaciones de pareja en la adolescencia suelen ser muy intensas y hasta pasionales. Como
consecuencia de la transformación física y psicológica que están sufriendo, las emociones se
exacerban y el sentido idealista que los caracteriza provoca tanto la sensación de estar viviendo el
gran amor de su vida, como las decepciones más tormentosas.
Sin embargo, la experiencia de relaciones de pareja en esta edad ayuda a los jóvenes en sus primeros
ensayos en esta nueva modalidad de relación que además es una experiencia de crecimiento propia y
necesaria de la edad. Todo esto siempre y cuando se cuente con la guía y orientación adecuadas por
parte de los padres principalmente.
Ventajas de un noviazgo
Desventajas de un noviazgo
En el noviazgo no solo hay cosas buenas también suceden cosas negativas, es decir que cuando un
joven mantiene una relación de noviazgo puede obtener una conducta negativa que a la larga le traerá
consecuencias a su vida y por lo tanto es necesario que el o la joven se evalúe a sí mismo y evalúe a
su relación que mantiene y que acepte cuando su noviazgo le está causando daño. Debe de tomar
decisiones con mucha responsabilidad y madurez ya que esta decisión influirá en su vida y si se
equivoca se lamentara para siempre.
Es importante saber en qué momento se está preparado para empezar un noviazgo y para ello se
podría tomar en cuenta los siguientes aspectos:
1. La persona puede tener novio/a pero también pueda seguir manteniendo relaciones de
amistad con amigos y amigas.
2. Cuando tenga la capacidad de aceptar errores de los demás, y por consiguiente que puede
aceptar las virtudes y defectos de la persona a la que ama.
3. Cuando sepa manejar sus emociones y mantener un equilibrio emocional, que no sea
dominado por sus impulsos.
4. Cuando puede establecer reglas, propósitos, metas y demostrar confianza.
5. Cuando ame a la persona que está detrás de ese cuerpo bonito y la apariencia hermosa.
Cuando tú aceptas a alguien como tu novio o novia, en realidad estás aceptando a esa persona. Debes
conocer algo de esa persona—su reputación y su trasfondo—antes de salir con él o ella. Cada señorita
y joven debe saber que es mejor quedarse en casa que salir con la persona equivocada.
Debes tener como novio o novia a una persona que cree las mismas cosas que tú crees. Hay mucho
peligro al tener como novio a alguien cuyas creencias religiosas son muy diferentes a las tuyas.
El amor
Ahora bien ya vimos una pequeña información del noviazgo, se sabe que es cuando dos personas se
atraen mutuamente, que su objetivo es que los jóvenes que se atraen se conozcan y saber o conocer
si están preparados para unirse en matrimonio, algunas requisitos que la persona debe poseer para
empezar una relación, que tiene cosas buenas y cosas malas. Ahora bien ay que saber que para que
dos jóvenes decidan empezar una relación de noviazgo es necesario que los dos sientan amor
mutuamente, y ¿qué es el amor? el amor es un sentimiento desinteresado que hace que la persona
desee el bien y la compañía del otro. El amor es un afecto que hace que la persona que ama haga
hasta lo imposible para cuidar, respetar, ayudar, proteger y sobre todo hacer feliz a la persona amada.
¿Cómo se sabe cuándo el amor es verdadero?
El enamorarse puede ser sin duda una sensación hermosa y una experiencia muy bonita pero hay que
saber si ese amor es verdadero. Muchas veces los jóvenes se enamoran de lo físico, del cuerpo bonito,
de la cara hermosa pero no aceptan a la persona interior, ese no es
verdadero amor.
El verdadero amor es aquel sentimiento puro que va más allá de la atracción física, es aquel
sentimiento que busca el bien de esa persona especial y la acepta tal y como es, sus virtudes y sabe
comprender sus defectos y en lugar de juzgarla la ayuda a mejorar. Además hay que
tomar en cuenta que las apariencias engañan, de nada sirve un físico bonito si los sentimientos son
falsos y apartados de la razón.
EL AMOR EL ENCAPRICHAMIENTO
El efecto en uno es que lo hace mejor persona. Tiene efecto destructivo y desorganizador.
Después de ser novios por un tiempo, es posible que te des cuenta que tu pareja no es la persona
indicada para ti y desees terminar la relación. Pero, ¿cómo puedes terminar sin lastimar mucho a la
otra persona?
Terminar un noviazgo siempre va a producir dolor, pero algunas cosas ayudarán a sanar las heridas.
No optes por simplemente desaparecer de la vida de la otra persona sin una explicación. Cuando
llegue el momento de terminar, no lo hagas por teléfono ni por carta. Asegúrate de decírselo
personalmente.
Sé honesto, pero sé amable. Sé breve y no digas cosas que lastiman. Si en verdad no son el uno para
el otro, algún día ambos se darán cuenta que terminar era lo mejor.
La palabra más importante para cualquier adolescente es aprender a decir la pequeña palabra de dos
letras: "No". Aprende a decir esta palabra firmemente y con decisión. Dile: "No" al grupo que está
haciendo cosas malas. Dile: "No" al muchacho o a la muchacha con falta de moralidad que quiere
arrastrarte a ti. Dile: "No" a tus propios deseos y lujuria.
Es peligroso en más de una forma. El lugar más seguro para conversar con tu novia es en la sala de la
casa de ella, siempre y cuando sus padres estén en casa.
Las caricias son como la marihuana—cada vez hace falta más. La muchacha que entrega cualquier
parte de su cuerpo a cambio de un noviazgo sale perdiendo.
4. No coquetees.
Es un pecado prender los deseos sexuales de otra persona si no puedes satisfacerlos legítimamente.
5. Cuida tu mente.
Evita las revistas sucias y la música, las películas y los programas de televisión malos. Una mente limpia
es invaluable, pero no puedes tener una mente limpia si la llenas de basura.
No salgas con un muchacho antes de presentárselo a tus padres. No salgas con un muchacho si tu
padre o uno de tus hermanos lo desaprueba fuertemente. Los hombres conocen mejor a otros
hombres. Lo mismo es cierto en cuanto a las mujeres, pues pueden percibir el carácter de otras
mujeres más fácilmente que los hombres.
Dios requiere las mismas normas de pureza en los jóvenes que en las señoritas. Dios también espera
que los hombres asuman el liderazgo en asuntos espirituales. ¿Por qué no empezar ahora durante el
noviazgo?
Antes que nada, pregúntale a Dios si tu vocación es el matrimonio. Consulta un director espiritual.
Cuando creas haber conocido a la persona indicada, oren juntos, vayan juntos a Misa, encomiéndense
a Dios y a María. Antes de casarse, acudan a un retiro para novios. Y después no se atengan a sus solas
míseras fuerzas para amarse: no se vayan a vivir juntos ni se unan sólo por lo civil, sino mediante el
sacramento del matrimonio, para recibir de Dios la gracia sobrenatural de ser fieles y amarse
mutuamente como Dios los ama.
2. NO engañar
Esto abarca dos aspectos. Primero: no finjas lo que no eres. No digas que te gusta lo que no te gusta,
que haces lo que nunca haces, etc. sólo para ser como crees que tu novia o novio espera que seas.
Descubrirá tu engaño al casarse, y puede ser motivo para separarse. Sé tú mismo, tú misma. Si no es
compatible contigo, ni modo, no fuerces las cosas, ya encontrarás a quien lo sea. Recuerda que
“siempre hay un roto para un descosido”. Y, segundo: no seas infiel. La infidelidad en el noviazgo es
motivo para terminar la relación, porque los novios infieles, suelen ser cónyuges infieles.
Hay quien piensa: “mi pareja tiene esta forma de ser, o este hábito, o este vicio que no me agrada,
pero yo la voy a cambiar”. Es una falsa expectativa. La gente no suele cambiar. El introvertido nunca
se volverá extrovertido; la parlanchina no sabrá quedarse callada; el novio que nunca se acomide a
ayudar será un marido haragán; la novia desaliñada será una esposa de bata y pantuflas. Y las
características que te molestan en el noviazgo, en el matrimonio pueden aumentar y resultarte
intolerables. O le aceptas como es, o no te cases.
4. NO justificar lo injustificable
Si en el noviazgo, cuando se supone que están enamorados y desea complacerte, tiene desatenciones,
te deja esperándole y no se disculpa; se la pasa viendo el celular, llega tarde, no te pregunta cómo
estás, te calla, te critica, en el matrimonio será peor. No busques pretextos para justificar sus malas
actitudes, busca mejor otra pareja.
5. NO violencia
Si en el noviazgo ya hay gritos, malos modos, insultos y hasta golpes, ¡hay que salir huyendo! Un novio
que te levanta la voz, será un esposo que te levantará la mano; una novia que te humilla ante tus
amigos, será una esposa que te humillará ante tus hijos. ¿A qué arriesgarse a casarse con alguien que
puede poner en riesgo tu integridad y la de tu familia?
6. NO relaciones sexuales
El sexo es fabuloso. Decir esto parecería razón para practicarlo en el noviazgo, pero es justo lo
contrario: puede hacer que una pareja crea que son compatibles, cuando en realidad sólo lo son en la
cama. Un amante habilidoso no necesariamente es un buen esposo. Y hay muchos momentos en el
matrimonio en que no será posible tener relaciones sexuales, así que si el sexo es lo único que los une,
su relación irá a pique.
Una amiga me contó que su hija fue a confesarse de haber tenido relaciones sexuales con su novio, y
el padre le dijo: “si se aman, no es pecado”. Sorprende semejante respuesta, porque Jesús menciona,
en la lista de maldades que manchan al hombre, la fornicación, es decir, la relación sexual fuera del
matrimonio (ver Mc 7, 14-23). La relación sexual está pensada para ser una donación total entre
esposos que prometen, con la gracia de Dios, amarse toda la vida. No hay que banalizarla
adelantándola, ni arriesgarse a un embarazo no deseado. Y, sobre todo, no hay que olvidar que para
unos novios católicos tener relaciones sexuales pre-matrimoniales no es algo que alguien pueda
autorizar por encima de la Palabra de Dios y de la Iglesia, que enseñan que es pecado (ver Catecismo
de la Iglesia Católica #1755; 1852; 2353).
Por tener una visión desde fuera, puede suceder que tus familiares y amigos capten actitudes de tu
pareja que tú no has percibido. “ay, mijita, tu novio toma demasiado”, “ay, hijo, ella trata muy feo a
su mamá”, “oye, amiga, como que tu novio es ojo alegre, lo he visto coqueteando…”; “híjole carnal,
me late que esa chava sólo te busca por tu dinero, se la pasa haciéndote gastar…”; “uy, le vi fumando
mariguana”. Presta atención, no cierres los oídos. En los procesos de declaración de nulidad
matrimonial, suelen preguntar cuál era la opinión de quienes rodeaban a los novios. Y es casi seguro
que hubo muchas críticas que fueron desoídas…
El noviazgo es un tiempo para conocerse, para hablar, hablar y hablar de todos los temas habidos y
por haber, para preguntar. Muchos matrimonios se rompen porque no descubrieron a tiempo que
pensaban muy distinto: “¡creí que sí querías tener hijos!”; “¡no pensé que te molestara que trabaje!”;
“¡no sabía que tu mamá vendría a vivir con nosotros!”. Más vale dialogar que lamentar.
No sólo hay que fijarse en la pareja, sino en su familia. ¿Cómo es?, ¿cómo se llevan sus miembros
entre sí?, ¿cuáles son sus valores? Recuerda que muy probablemente tendrás que convivir con ellos
en Navidad, año nuevo, cumpleaños, aniversarios, algunos fines de semana, etc. Sus papás serán
abuelos de tus hijos, y tus cuñados, sus tíos; querrán pasar tiempo con ellos, ¿qué clase de ejemplo
les darán? ¿Es ésta la familia a la que quieres pertenecer?, ¿o vas a discutir y a pelearte cada vez que
tu cónyuge la quiera ver?
Muchos se casan pensando: “ésta me hará feliz” (porque es bonita y puede lucirla en las fiestas de la
oficina, o porque cocina rico, o es hacendosa), o éste me hará feliz, (porque es tan guapo que sus
amigas la envidiarán; o porque gana tanto que podrá darle una vida de lujos). Buscan la pareja que los
haga felices. Pero si la bonita se pone fea o se enferma, al guapo le sale panza, o pierde la chamba, ya
no “hace feliz”, es hora de descartarlo. La motivación para casarse no debe ser “que me haga feliz”,
sino “quiero hacerle feliz”. Y qué mayor felicidad que santificarse mutuamente para llegar al cielo. Si
tanto él como ella dicen: “le amo tanto que quiero dedicarme a que sea feliz aquí y por toda la
eternidad”, eso sí que con la ayuda de Dios, se puede lograr pase lo que pase, en la salud y en la
enfermedad, en lo próspero y en lo adverso, hasta que la muerte los separe en este mundo y puedan
reencontrarse en la vida eterna para siempre.