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Bio (Ciencia+Tecnología)
Biología molecular y celular. Bioquímica. Biomedicina
A mi juicio Gattaca (1997) es, de lejos, la película que trata con mayor
elegancia los asuntos de la privacidad de los datos genéticos, el determinismo
genético, la discriminación por motivos genéticos, la eugenesia y los hijos a la
carta. Esta ficción del neozelandés Andrew_Niccol (dirección y guión),
también responsable de El show de Truman (1998), está cargada de
simbología plástica y guiños al espectador. A mí al menos se me hizo
cortísima para la cantidad de sucesos que tienen lugar en los diferentes
niveles de lectura que comprende.
Sólo le veo dos defectillos a Gattaca, que me dejo para el final. Ahora paso a
analizar algunos aspectos de la obra (aviso: hay muchos espóilers).
Gattaca 1997
Vincent nace con los defectos de cualquier niño. Podría haber sido más alto,
más bajo, más o menos guapo, más fuerte, o menos, más listo… y, maldita
sea, tiene una deficiencia cardiaca que le da una esperanza de vida de unos
treinta años. Es un no válido (o inválido). Pertenece al escalafón inferior en
una sociedad que ya no discrimina por motivos de raza, sexo, religión,
nobleza de sangre o capacidad adquisitiva, sino que atiende principalmente a
motivos de perfección genética (ausencia de enfermedades hereditarias,
optimización corporal y mental, etc.). El mundo en el que nace Vincent
Freeman es lo que se podría denominar como distopía transhumanista.
Aunque en la película se alude a la prohibición legal de discriminar por
motivos genéticos (genoísmo lo llaman), en la práctica no cesan de
practicarlo.
Los padres de Vincent (sobre todo el padre, que quería ponerle su propio
nombre, Anton, a su primogénito y se lo niega nada más ser alumbrado éste)
deciden, pues, tener un segundo hijo. Uno fetén, pata negra, que vaya a estar
en la élite o al menos tenga posibilidades de acceder a ella. En comparación,
la máxima aspiración de Vincent será conseguir un puesto de trabajador
manual (currito). Maticemos: no es que en sí sea reprobable un trabajo de
este tipo, pero sí lo es, a mi juicio, y al de la UNESCO, que la sociedad lo
imponga por motivos discriminatorios de nacimiento. Los padres, para
engendrar a su hermano Anton, esta vez siguen el método “tradicional” de esa
época (es decir, in vitro y a la carta). Mantienen una entrevista que se
produce en una escena determinada, para mí clave, en la que el empleado de
la empresa de fertilización in vitro les da la opción de seleccionar el sexo, los
rasgos físicos (hasta el mínimo detalle) e incluso algunos psicológicos. Lo que
no se les ocurre a los padres se toma la libertad de elegirlo él: erradicar
defectos, como calvicie, miopía, tendencia agresiva, obesidad, etc. Temerosos
de que todo sea demasiado “artificial”, Mr. and Mrs. Freeman dudan y le
preguntan si no sería conveniente dejar algo al azar. El otro les mira de forma
Determinismo genético
Vincent tiene un sueño desde niño: quiere ser astronauta. Quiere pilotar una
misión espacial. En el mundo ficticio de Gattaca esto es impensable para un
no válido.
porque al llegar encuentra allí sentado al verdadero Eugene, cuando creía que
el que le recibiría sería un farsante, su hermano Vincent. Y con ello Vincent
también gana, pues puede cumplir su sueño.
Gattaca 1977
Y el tecnólogo sella así una suerte de rebeldía contra ese sistema genoísta que
él, mejor que nadie, sabe que tiene fallos.
Las escenas finales me decepcionaron un poco. Cabría esperar que una vez
logrado su sueño Vincent abandonase, orgulloso, la misión a Titán y se
quedara con su particular Cassini (la metáfora perfecta para llegar a Titán),
pero no lo hace. Esto le resta rebeldía al personaje, que lo único que
demuestra es que se pone al servicio del sistema genoísta. Lo acepta. No lucha
más. Y de paso deja chafada a Irene.
Federico G. Witt
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