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Una hermosa Huaca, llamada Cavillaca, todavía era doncella, y todos los Huacas

querían acostarse con ella, siendo constantemente rechazados. Un maléfico ser,


mitad dios mitad demonio, llamado Kon Iraya, ardía en amores por Cavillaca,
quien a su vez sentía temor de este siniestro pretendiente, quien para satisfacer
su pasión apeló a la magia: se convirtió en pájaro y subió a la copa de un lúcumo,
introduciendo su semen en un fruto que dejó caer, tentando a la bella doncella.

Ella sin imaginar nada comió la lúcuma, saliendo preñada sin haber sido tocada
por nadie. Nueve meses después dió a luz, siendo doncella todavía, a un bello
niño, criándolo sin enterarse quién podía ser el padre.
Transcurrido un año convocó a todos los Huacas para averiguar sobre la
paternidad de su hijo. Llegado el día asistieron todos los Huacas con sus
mejores trajes, incluyendo a Kon Iraya. Reunidos todos, se hizo la pregunta:
¿Quién es el padre de este mi niño?, pero ninguno respondió a la misma. Al ver
que nadie se animaba, dejó que su hijo reconozca a su padre.
El niño observó a todos los Huacas, dirigiéndose hacia Kon Iraya y trepándose
rápidamente encima de él. La bella Cavillaca, desesperada al ver que su hijo
había reconocido al siniestro personaje como su padre, huye con el niño hacia
el mar. Al saber que era perseguida por Kon Iraya decide meterse al mar con el
pequeño, transformándose en isla y su hijo en el pequeño islote a su costado

eran transportados en embarcaciones que no reunían las


condiciones adecuadas de higiene; además de
encontrarse hacinados, muchos morían o se suicidaban.

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