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Lec 103
Lec 103
Enero de 2008
Pastor Dr. Marcelo D’Emilio
Lección Nº 103 para grupos celulares
Tema: “Reacción frente al resultado”
Evangelio de Marcos 5:1-20
cruz del Calvario, tiene que salir huyendo, como huyeron los cerdos llenos de
demonios.
Quizá las consideraciones son necesarias, quizá hay que decir que los hebreos
creen algunas cosas interesantes y esa cultura estaba muy arraigada en la mente
de las personas, y la tradición decía que el mundo está lleno de demonios y que
hay a derecha e izquierda de cualquier ser humano miles de legiones, millones de
demonios, que son como la tierra a la par del surco cuando la pala del arado está
surcando los campos. Y usted encuentra esa creencia en muchas partes de la
Biblia, los judíos no sólo creen que los demonios están en todos lados, creen que
los espíritus y los ángeles habitan en las aguas y en los árboles, tal es así que
recordará usted aquel pasaje donde el hombre que llevaba treinta y ocho años
enfermo postrado en un lecho le dijo a Jesús: “Cuando el ángel mueve las aguas
no hay quién me meta en el pozo...” pues ningún ángel movía las aguas, se
descubrió a través de la ciencia que son las corrientes subterráneas las que
sacuden las aguas del pozo, pero ellos creían que era un ángel. Así que ahí está
Jesús frente a la creencia de éstas cosas y un interesante detalle es que Jesús
pregunta “¿Cómo te llamas?” Escuche, ¿dónde ve usted que el dueño del nombre,
del que tiene nombre sobre todo nombre, en el cual se doblarán todas las rodillas
de los que están en el cielo y en la tierra, Jesús, el Señor, el portador del nombre
auténtico, ahora está preguntándole a un demonio por su identidad, ¿cómo te
llamas? Dentro de la cultura judía, se decía que si una persona descubría el nombre
del demonio, significaba que ya le había ganado. Si sabes el nombre, entonces le
ganaste. Bueno, no es una idea tan descabellada porque el nombre define las
cosas. Recordará usted a Moisés en la zarza, el Señor le dijo “Ve a Faraón” y él
dijo: ¿cómo te llamas? Moisés está queriendo saber el nombre de Dios y el Señor
sabe lo que Moisés piensa en su mente, piensa que si alguien sabe el nombre de
una persona, define cuando
empieza y cuando termina. Yo me llamo Marcelo desde mis cabellos hasta la punta
de mis pies, estoy definido por un nombre, es por eso que el Señor le dijo: “Yo soy
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durante seis meses, fue una lucha, cada vez que bostezaba me buscaba después
del culto: “¿No será que habrá dormido mal anoche?”, “No, no”, me decía. “¡Es el
demonio!”. A mí se me quemaron los papeles de liberador, y recordé lo que me
recomendó un psiquiatra y apliqué algunas técnicas de psiquiatría, y le dije: “Venga
conmigo, ¡En el nombre de Jesús sal fuera!” Y cuando reprendí dije: “¡Ahí va, ahí
va, ahí se está yendo, ahí, por la ventana!” Y la persona me preguntó “¿En serio?”
“¡Lo acabo de ver! ¡El demonio se fue por la ventana!” “Así que si ahora bosteza,
quédese tranquilo que es sueño, porque yo lo vi que se fue por la ventana”. Y la
persona se echó a llorar mientras decía: “Le agradezco”. Y nunca más apareció
endemoniado. Bendito santo de Israel, hoy, pasan los años y yo tengo ese cuadro
vívido en mi mente preguntándome: ¿Demonio, o una mente enferma? Necesitaba
que le dijera que yo había visto que se había ido por la ventana.
Pero cuando entro en el texto bíblico, veo a Jesús haciendo lo mismo, veo al Rey
de Reyes que no necesita hablar con un demonio, que no necesita preguntar un
nombre, y veo a Jesús ordenando a los demonios que vayan a los cerdos. ¿Sabe
qué me hace pensar? que es muy posible que el hombre no estuviera
endemoniado, por el proceso que
sigue Jesús con él. Pasa tiempo tratando de liberarlo del demonio que no se va, se
pone a hablar preguntando nombres a los demonios, y luego les permite ir a los
cerdos para que ese hombre vea que los demonios ya se fueron y están en los
cerdos. Yo creo que Jesús es un liberador por excelencia, es el libertador de las
cadenas de opresiones, es el que pone punto final a las oscuridades, es el que
reprende al devorador, a los demonios y hace libres a las mentes endemoniadas,
pero también creo que él es el psiquiatra por excelencia, el que produce sanidad y
equilibrio en una mente enferma. ¿Sabe que me maravilla del relato? que Jesús se
movió según el hombre podía entender, se movió al compás de la mente del ser
humano, le dijo: “¿Tú crees que si yo se el nombre quedarás libre? bueno, ¿Cómo
te llamas demonio?... Muchacho, tu crees que si lo ves salir y entrar en otra cosa,
creerás que ya no tienes nada, ¡pues vayan a los cerdos!. No hay otra parte en la
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Biblia donde Jesús pregunte por los demonios, donde hable con los demonios y les
permita entrar en los cerdos. El gadareno creía en eso, y Jesús se ajusta a la mente
de un hombre enfermo. Cualquiera que hubiera visto ese cuadro de sanidad, la
reacción sería obvia, hubieran ido a buscar a todos los lunáticos, endemoniados,
enfermos, desquiciados, maltratrechos de su familias y los hubieran puesto a los
pies del Nazareno y le hubieran dicho: ¡Tal cuál sanaste al loco, ahora sana a
nuestros hijos, sana a nuestros parientes, sana a nuestras esposas, a nuestros
maridos... pero no fue así, la reacción fue increíblemente perversa: “Y le rogaban
diciendo: Jesús, vete de aquí”...
Yo creo que el gadareno estaba loco, pero los que tenían una guerra mental eran
los otros, porque se les produce un conflicto en la mente cuando ven que dos mil
cerdos se perdieron. Esa gente pensaba: “Jesús, por favor, no perturbes mi orden;
está muy bien lo que hiciste, pero no cambies nada porque estamos acostumbrados
así”. Y ¿a cuántas personas usted les dice: ¿Por qué no lo denuncias?... ¿Por qué
no te vas?... ¿Por qué no renuncias?... ¿Por qué no hablas?... Frente a injusticias a
violencias la persona prefiere dejar las cosas como están, aún cuando eso
signifique un caos. Hay personas que se sienten más seguras en el desorden, en el
caos, en la crisis que conocen, que en la paz desconocida. Hay personas que
prefieren vivir bajo el golpe que quedarse sin techo o sin pan en la mesa; prefieren
la seguridad de vivir bajo un techo violento que la libertad de una vida sin comida o
sin casa. Hay muchos que prefieren la violencia de una compañía, sea de silencio,
de indiferencia, de sometimiento, a quedarse solos. Prefieren el maltrato a vivir
libres pero solos... No nos cambies nada Jesús, vete de aquí... Y también creo que
la batalla que tenían en la mente también era una batalla de posesiones, porque
preferían tener un loco en el cementerio que perder los cerdos, y ¿cuántas personas
prefieren vivir enfermos en guerra, en pleitos, en enfrentamientos por sucesiones,
por la casa, por la plata, que perder sus cerdos? ¿Prefieren la locura antes que las
manos vacías?. El gadareno estaba loco pero los que tenían el problema mental
eran los otros. ¡Que reacción la del gadareno!, el llegó a los pies de Jesús y dijo:
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“Déjame quedarme contigo”... porque solo una persona, cuando ha perdido la salud,
la familia, los hijos, la esperanza, la felicidad, y el amor, se da cuenta que nada de
lo demás vale la pena. El gadareno dijo: “ Jesús, déjame quedarme contigo, prefiero
tener las manos vacías pero el corazón lleno”... pero vinieron los otros y dijeron:
¡No, no! ¡Nosotros preferimos tener el corazón vacío pero las manos llenas!. Son
diferentes reacciones. No todas las personas aceptan a Jesús, porque prefieren
seguir conservando sus cerdos. A mi en particular, me encanta el gadareno, y me
identifico con él, porque prefiero tener las manos vacías de bienes pero el corazón
lleno de esperanza, de alegría, de vida, de ilusiones, de amor, de paz, y de familia.