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Lección 103 1

Enero de 2008
Pastor Dr. Marcelo D’Emilio
Lección Nº 103 para grupos celulares
Tema: “Reacción frente al resultado”
Evangelio de Marcos 5:1-20

Quiero hablarles de la reacción que se produce frente a la sanidad. Algunas


consideraciones que valen la pena que usted contemple: uno nota en el pasaje, que
Jesús está reprendiendo al endemoniado, mejor dicho, al demonio; los eruditos
bíblicos y los comentaristas, exégetas brillantes de la palabra del Señor, reparan en
el hecho de que Jesús lleva tiempo reprendiendo al demonio. La frase en cuestión
que dice: “no nos atormentes...” nos da a entender en el original que Jesús ya lleva
tiempo, media hora, una hora, tres horas... tratando de sacar al demonio de la
persona, es por eso que pensadores bíblicos dicen que el hombre no estaba
endemoniado, aunque sociedades bíblicas hayan puesto “El endemoniado
gadareno”. Para muchos teólogos el gadareno no está endemoniado, si fuera cierto
que lo estuviera, ¿cómo Jesús necesita pasar tanto tiempo para que un demonio se
sujete? los que creemos en fe en Cristo Jesús entendemos que los principados y
las potestades se sujetan al sólo nombre de Jesús de Nazaret; y cuando no hay
una respuesta al invocar su nombre, la conclusión es que se trata de un problema
que no es espiritual, porque todo lo espiritual se sujeta a Cristo. Entonces, es difícil
entender, mucho más difícil de comprender que el hombre, corre y se pone de
rodillas a los pies de Jesús. El relato nos dice que Jesús pregunta: “¿Cómo te
llamas?” y que el demonio le contestó: “Me llamo legión”, y una legión son seis mil
personas, una legión son seis mil soldados, en este caso seis mil demonios; es muy
difícil, no es doctrina pero la práctica de los que trabajan en demoniología, dicen
que es muy difícil que una persona investida de seis mil demonios se pueda postrar
a los pies de Cristo, antes bien, cuando ven la figura del Cristo, del que venció en la
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cruz del Calvario, tiene que salir huyendo, como huyeron los cerdos llenos de
demonios.

Quizá las consideraciones son necesarias, quizá hay que decir que los hebreos
creen algunas cosas interesantes y esa cultura estaba muy arraigada en la mente
de las personas, y la tradición decía que el mundo está lleno de demonios y que
hay a derecha e izquierda de cualquier ser humano miles de legiones, millones de
demonios, que son como la tierra a la par del surco cuando la pala del arado está
surcando los campos. Y usted encuentra esa creencia en muchas partes de la
Biblia, los judíos no sólo creen que los demonios están en todos lados, creen que
los espíritus y los ángeles habitan en las aguas y en los árboles, tal es así que
recordará usted aquel pasaje donde el hombre que llevaba treinta y ocho años
enfermo postrado en un lecho le dijo a Jesús: “Cuando el ángel mueve las aguas
no hay quién me meta en el pozo...” pues ningún ángel movía las aguas, se
descubrió a través de la ciencia que son las corrientes subterráneas las que
sacuden las aguas del pozo, pero ellos creían que era un ángel. Así que ahí está
Jesús frente a la creencia de éstas cosas y un interesante detalle es que Jesús
pregunta “¿Cómo te llamas?” Escuche, ¿dónde ve usted que el dueño del nombre,
del que tiene nombre sobre todo nombre, en el cual se doblarán todas las rodillas
de los que están en el cielo y en la tierra, Jesús, el Señor, el portador del nombre
auténtico, ahora está preguntándole a un demonio por su identidad, ¿cómo te
llamas? Dentro de la cultura judía, se decía que si una persona descubría el nombre
del demonio, significaba que ya le había ganado. Si sabes el nombre, entonces le
ganaste. Bueno, no es una idea tan descabellada porque el nombre define las
cosas. Recordará usted a Moisés en la zarza, el Señor le dijo “Ve a Faraón” y él
dijo: ¿cómo te llamas? Moisés está queriendo saber el nombre de Dios y el Señor
sabe lo que Moisés piensa en su mente, piensa que si alguien sabe el nombre de
una persona, define cuando

empieza y cuando termina. Yo me llamo Marcelo desde mis cabellos hasta la punta
de mis pies, estoy definido por un nombre, es por eso que el Señor le dijo: “Yo soy
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el que soy” no le dio nombre. ¿Recuerda a Jacob peleándose con el Ángel de


Jehová, el mismo Dios y donde Jacob le dijo: “Declárame tu nombre” y el Ángel le
respondió “¿Por qué preguntas por mi nombre?” y no se lo dijo. Simplemente
porque el nombre define y ellos sabían que si alguien sabe el nombre de un espíritu
ya lo tiene controlado.
Ahora mire el cuadro de Jesús, donde éste está renegando con un demonio, le está
preguntando como se llama, entonces, ¿será que el hombre está endemoniado? ¿o
simplemente pudiéramos decir que está prisionero de su propia mente? tantas
veces le dijeron que el hombre que cae y se equivoca en la vida, legiones de
demonios lo dominan. Yo no tengo problemas con creer y aceptar que son
demonios, yo creo en eso, no estoy dudando de la presencia espiritual demoníaca,
solamente estoy mirando el cuadro como lo vio Jesús. ¿Será entonces que el
hombre está prisionero de una psicosis, de un estado de confusión que ha llevado
una vida desprolija, que ha llevado una vida increíblemente descuidada, y ahora
aquellas verdades de la cultura que miles de demonios lo están esperando para
tomar su mente? Él mismo está creyendo eso y al golpearse con piedras trata de
sacarse los espíritus, ¡qué poder hay en la mente! El proverbista dice que tal es el
pensamiento en el corazón, tal es él. Déjeme ilustrarle. Hace muchos años cuando
yo me inicié en tareas de liberación, inexperto, ya que todo es producto de la
práctica, y los libros que hay también son producto de la práctica, entonces un
bautista ortodoxo como yo, aprendiendo a liberar, me tocó una persona, y yo
descubrí que mi maestro de liberación lo hacía: ¡en el nombre de Jesús espíritu
inmundo, sal por bostezo! entonces yo pensé que sólo salían por bostezo, así que
cuando yo estaba liberando decía por bostezo. Claro, tuve un conflicto, la persona
vino a la semana y me dijo: “El demonio volvió” y yo le dije “¿Cómo lo sabe?” “Volví
a bostezar” y yo le dije: “A ver, siéntese conmigo diga renuncio, renuncio al espíritu
inmundo tal”, y yo le dije: ¡Te ordeno que salgas! y la persona bostezó. A las dos
semanas volvió a verme y me dijo “El demonio me volvió a buscar”, y yo le dije:
“¿Como sabe usted? Y me dijo: “Es que volví a bostezar”. Esto es un conflicto, cada
vez que esta persona bosteza está creyendo que el demonio está dentro suyo. Y así
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durante seis meses, fue una lucha, cada vez que bostezaba me buscaba después
del culto: “¿No será que habrá dormido mal anoche?”, “No, no”, me decía. “¡Es el
demonio!”. A mí se me quemaron los papeles de liberador, y recordé lo que me
recomendó un psiquiatra y apliqué algunas técnicas de psiquiatría, y le dije: “Venga
conmigo, ¡En el nombre de Jesús sal fuera!” Y cuando reprendí dije: “¡Ahí va, ahí
va, ahí se está yendo, ahí, por la ventana!” Y la persona me preguntó “¿En serio?”
“¡Lo acabo de ver! ¡El demonio se fue por la ventana!” “Así que si ahora bosteza,
quédese tranquilo que es sueño, porque yo lo vi que se fue por la ventana”. Y la
persona se echó a llorar mientras decía: “Le agradezco”. Y nunca más apareció
endemoniado. Bendito santo de Israel, hoy, pasan los años y yo tengo ese cuadro
vívido en mi mente preguntándome: ¿Demonio, o una mente enferma? Necesitaba
que le dijera que yo había visto que se había ido por la ventana.

Pero cuando entro en el texto bíblico, veo a Jesús haciendo lo mismo, veo al Rey
de Reyes que no necesita hablar con un demonio, que no necesita preguntar un
nombre, y veo a Jesús ordenando a los demonios que vayan a los cerdos. ¿Sabe
qué me hace pensar? que es muy posible que el hombre no estuviera
endemoniado, por el proceso que

sigue Jesús con él. Pasa tiempo tratando de liberarlo del demonio que no se va, se
pone a hablar preguntando nombres a los demonios, y luego les permite ir a los
cerdos para que ese hombre vea que los demonios ya se fueron y están en los
cerdos. Yo creo que Jesús es un liberador por excelencia, es el libertador de las
cadenas de opresiones, es el que pone punto final a las oscuridades, es el que
reprende al devorador, a los demonios y hace libres a las mentes endemoniadas,
pero también creo que él es el psiquiatra por excelencia, el que produce sanidad y
equilibrio en una mente enferma. ¿Sabe que me maravilla del relato? que Jesús se
movió según el hombre podía entender, se movió al compás de la mente del ser
humano, le dijo: “¿Tú crees que si yo se el nombre quedarás libre? bueno, ¿Cómo
te llamas demonio?... Muchacho, tu crees que si lo ves salir y entrar en otra cosa,
creerás que ya no tienes nada, ¡pues vayan a los cerdos!. No hay otra parte en la
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Biblia donde Jesús pregunte por los demonios, donde hable con los demonios y les
permita entrar en los cerdos. El gadareno creía en eso, y Jesús se ajusta a la mente
de un hombre enfermo. Cualquiera que hubiera visto ese cuadro de sanidad, la
reacción sería obvia, hubieran ido a buscar a todos los lunáticos, endemoniados,
enfermos, desquiciados, maltratrechos de su familias y los hubieran puesto a los
pies del Nazareno y le hubieran dicho: ¡Tal cuál sanaste al loco, ahora sana a
nuestros hijos, sana a nuestros parientes, sana a nuestras esposas, a nuestros
maridos... pero no fue así, la reacción fue increíblemente perversa: “Y le rogaban
diciendo: Jesús, vete de aquí”...

Yo creo que el gadareno estaba loco, pero los que tenían una guerra mental eran
los otros, porque se les produce un conflicto en la mente cuando ven que dos mil
cerdos se perdieron. Esa gente pensaba: “Jesús, por favor, no perturbes mi orden;
está muy bien lo que hiciste, pero no cambies nada porque estamos acostumbrados
así”. Y ¿a cuántas personas usted les dice: ¿Por qué no lo denuncias?... ¿Por qué
no te vas?... ¿Por qué no renuncias?... ¿Por qué no hablas?... Frente a injusticias a
violencias la persona prefiere dejar las cosas como están, aún cuando eso
signifique un caos. Hay personas que se sienten más seguras en el desorden, en el
caos, en la crisis que conocen, que en la paz desconocida. Hay personas que
prefieren vivir bajo el golpe que quedarse sin techo o sin pan en la mesa; prefieren
la seguridad de vivir bajo un techo violento que la libertad de una vida sin comida o
sin casa. Hay muchos que prefieren la violencia de una compañía, sea de silencio,
de indiferencia, de sometimiento, a quedarse solos. Prefieren el maltrato a vivir
libres pero solos... No nos cambies nada Jesús, vete de aquí... Y también creo que
la batalla que tenían en la mente también era una batalla de posesiones, porque
preferían tener un loco en el cementerio que perder los cerdos, y ¿cuántas personas
prefieren vivir enfermos en guerra, en pleitos, en enfrentamientos por sucesiones,
por la casa, por la plata, que perder sus cerdos? ¿Prefieren la locura antes que las
manos vacías?. El gadareno estaba loco pero los que tenían el problema mental
eran los otros. ¡Que reacción la del gadareno!, el llegó a los pies de Jesús y dijo:
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“Déjame quedarme contigo”... porque solo una persona, cuando ha perdido la salud,
la familia, los hijos, la esperanza, la felicidad, y el amor, se da cuenta que nada de
lo demás vale la pena. El gadareno dijo: “ Jesús, déjame quedarme contigo, prefiero
tener las manos vacías pero el corazón lleno”... pero vinieron los otros y dijeron:
¡No, no! ¡Nosotros preferimos tener el corazón vacío pero las manos llenas!. Son
diferentes reacciones. No todas las personas aceptan a Jesús, porque prefieren
seguir conservando sus cerdos. A mi en particular, me encanta el gadareno, y me
identifico con él, porque prefiero tener las manos vacías de bienes pero el corazón
lleno de esperanza, de alegría, de vida, de ilusiones, de amor, de paz, y de familia.

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