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Este artículo ha sido verificado y aprobado por Sergio De Dios González el 13 agosto, 2017
Edith Sánchez · 13 agosto, 2017
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Hay una sutil, pero importante diferencia entre la fuerza y el coraje. La fuerza se puede definir como
la capacidad física o subjetiva para hacer algo. El coraje, por su parte, se refiere al valor y la decisión
de hacerlo. La fuerza es poder hacer. El coraje, querer hacer. Hay toda una constelación
emocional de diferencia entre un concepto y el otro. Mientras que el querer lleva a poder, no
necesariamente ocurre lo contrario.
4. El deseo y la frustración
Los orientales son muy enfáticos en su rechazo al deseo. Lo consideran la fuente de
muchos sufrimientos. Su filosofía se enfoca más a la capacidad de renunciar a lo que se tiene,
antes que a buscar aquello que se desea. Fiel a esa filosofía, Lao-Tse hace esta reflexión al
respecto:
“Quien no desea no se frustra. Y quien no se frustra no se envilece. Así, el verdadero sabio
espera en la quietud, mientras todo ocurre y no mandan los deseos. Así la paz y la armonía tienen
lugar y el mundo sigue su curso natural”.
Para los occidentales este pensamiento puede resultar casi absurdo. En estas sociedades la
ambición es fuente de crecimiento y de progreso. Sin embargo, la realidad actual muestra que el
deseo puede ser un pozo sin fondo, que no se satisface jamás.
5. Combatir o retroceder
Oriente es la cuna de las artes marciales. Pero, paradójicamente, la mayoría de las artes marciales
llaman a evitar el combate como principio máximo. La mayor sabiduría que aporta la guerra es
precisamente la de empeñarse en evitarla. Eso es lo que afirma el filósofo cuando señala: “El libro
del estratega dice: No provoques la lucha, acéptala; es mejor retroceder un metro que avanzar
un centímetro”.
El pensamiento de Lao-Tse es sin duda un gran regalo de sabiduría. No solo ofrece una guía para
las artes del buen vivir, sino que además acude al lenguaje de la poesía para impartir sus
enseñanzas. Mucho tenemos que aprender de ese milenario personaje que pareciera hoy más
vivo que nunca.