La exposición al ruido no sólo puede llegar a producir una disminución de la
capacidad auditiva de las personas expuestas, sino que además puede provocar alteraciones fisiológicas e incluso psicológicas en órganos y sistemas diferentes al de la audición. Aunque a veces no se conozca con exactitud su relación causa- efecto, conviene que sean considerados como origen de problemas para la salud y el rendimiento en el trabajo y, por lo tanto, deben ser estudiados y regulados a fin de ser eliminados o al menos minimizarlos.
El ruido es un aspecto del entorno ambiental muy estudiado y reconocido como
fuente de insatisfacción e impedimento en la realización de la tarea.
La batalla contra el ruido
Un texto antiguo en Dirección de Oficinas apuntaba que las máquinas ruidosas
creaban “una alcantarilla constante sobre la conducta nerviosa” (Galloway, 1919). Las sugerencias para minimizar el ruido incluían la colocación de almohadillas o similares, bajo las máquinas y bajo las cubiertas del suelo.
Sobre los años 30, muchas compañías iniciaron medidas experimentales
con el fin de controlar el ruido. Los directivos comenzaron a publicar documentos del incremento de la producción y descenso de errores, absentismo, etc., como consecuencia de la reducción del ruido. Por ejemplo, Aetna Life Insurance Company en 1928 instaló materiales absorbentes de sonido en las oficinas, lo que conllevó un notable descenso del ruido en las mismas, y la eficiencia, un año después, se había visto incrementada en un 98%.
El desarrollo de los planes de la oficina abierta en los sesenta y setenta trajo
consigo viejos problemas con el ruido en cuanto al alivio en las formas y la descongestión, lo que provocó un avance en la acústica de la oficina. En muchas oficinas, los generadores de sonidos electrónicos emitían una protesta constante o sonido para camuflar otros sonidos. Lo mismo se llevó a cabo con los sistemas de calefacción cuando éstos estaban en funcionamiento. Los fabricantes de mobiliario de oficina desarrollaron tejidos que los recubrieran, y crearon paneles absorbentes separadores de departamento.
Estudiando el impacto del ruido
Como propósito de investigación, el ruido generalmente se define como un
sonido no deseado y/o que afecta a la salud. El ruido crea problemas porque, por un lado, la perturbación o irritación quizá se origina en la naturaleza peculiar del ruido, tal como el chirriante, rechinamiento, chillidos de la fricción de metal con metal, de un soporte no engrasado, etc. (Leffingwell, 1925).
Sonidos no esencialmente irritantes pueden llegar a constituir ruido:
Un sonido coherente es probable que involuntariamente llame nuestra atención cuando estamos concentrados, precisamente por tener un sentido y que inconscientemente intentamos seguir y que no conseguimos, lo que todo en conjunto nos llega a incomodar. (Copley, 1920).
Aunque el ruido generalmente ha sido estimado como una fuente de molestia y
estrés ambiental, lo que lo hace estresante es asunto de discusión. Sin embargo, la mayoría de las investigaciones se han centrado en las características físicas del ruido, particularmente en su sonoridad y regularidad.
La investigación sobre los efectos del ruido data de los comienzos de la
psicología experimental. En 1874, el psicólogo alemán Wilhelm Wundt exploró la influencia del ruido en el tiempo de reacción en su laboratorio de Leipzig. Diversos estudios han evaluado reacciones al ruido en puestos de trabajo, principalmente en oficinas.
En un estudio se expuso a voluntarios a ruidos de intensidad variable;
preguntados por la calificación de la molestia, se concluyó que la gente más sensible al ruido mostró mayor enojo que aquellos que lo eran menos y habían sido expuestos al mismo ruido. En resumen, el ruido ha sido visto como una fuente de molestias y estrés, y se ha estudiado en el laboratorio y en los propios puestos de trabajo . Los descubrimientos hechos por las investigaciones realizadas son complicados por la amplia variación de la respuesta individual.
Ruido e insatisfacción
Hay abundante literatura sobre las reacciones al ruido en la oficina.
Influencia de la molestia provocada por el ruido.
Una encuesta realizada sobre los oficinistas norteamericanos por Lou Harris y Asociados (1978) incluyó una pregunta en la que los participantes elegían entre una lista de diecisiete características de su entorno físico las dos o tres más importantes a la hora de desempeñar sus correspondientes tareas. La más escogida era “la habilidad para concentrarse sin ruido u otras distracciones”. El ruido emergió como un problema crítico, y las oficinas de los EEUU fueron consideradas por muchos como muy ruidosas. Análogamente, en una segunda encuesta (Louis Harris y Asociados, 1980) el 84% de los participantes, trabajadores de oficina, dijeron tener ambientes sonoros más o menos “calmados” y disponer de una “buena relación” con la misma, pero sin embargo, el 49% argumentó lo contrario. Un estudio anterior en oficinas inglesas encontró un resultado similar: de diversos aspectos del entorno físico calificados por más de 2.000 oficinistas, el ruido fue la queja más frecuente, con más del 20% comentando que el ruido “era definitivamente inconfortable”. En otra encuesta británica, el ruido recibió más baja calificación de “aceptabilidad” que ninguna otra característica del entorno físico. Las oficinas parecen estar inundadas de ruido, pero aquellas que son abiertas son realmente desoladoras. El ruido ha representado un auténtico problema en las encuestas que se han realizado sobre estas últimas. De nueve estudios que evaluaron el cambio de oficinas convencionales a las open, cuatro encontraron el ruido como un gran problema después del cambio, otras cuatro no notaron dicho cambio, y tan sólo una concluyó mejoría. Un estudio más importante de Keighley (1970) incluía múltiples mediciones del nivel sonoro del ambiente, junto con las mediciones de los “picos de nivel” sobre los fondos, en más de cuarenta oficinas.
Un estudio de Langdon en 1966 sobre oficinas inglesas señaló idéntico
resultado, y también que las quejas aumentaban a medida que la cantidad de gente que compartía la sala era mayor. Como vemos en la figura 5.1, casi la mitad de los ocupantes en las habitaciones que contienen a más de ocho personas mantienen quejas sobre el ruido existente.
Correlación del ruido e insatisfacción.
La investigación en oficinas sugiere que el ruido representa una importante
fuente de insatisfacción con el entorno físico, y quizá incluso con el trabajo. Nemeck y Grandjean (1973) evaluaron correlaciones de cualidades del entorno físico con las preferencias generales para trabajar en una oficina abierta, las cuales deben ser tomadas como medidas de satisfacción con el entorno físico. Estos investigadores informaron de una significativa correlación inversa entre perturbación por el ruido y preferencia (r = – 0,59), indicando una fuerte asociación entre ruido e insatisfacción con la oficina. Un estudio relacionó el ruido de los compañeros de trabajo con la insatisfacción con entorno y trabajo. Ello incluía evaluaciones de ocho tipos de ruido, y de satisfacción con el entorno y satisfacción con el trabajo, en más de 2.000 trabajadores.
En resumen, el ruido de las conversaciones cercanas, teléfonos y mecanógrafos
ha sido directamente relacionado con la insatisfacción del entorno físico en una oficina.
Ruido y rendimiento
La relación entre ruido y rendimiento representa uno de los campos más
estudiados con respecto al entorno físico y psicológico. Sin embargo, la mayoría de los estudios se realizaron en laboratorios .