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Perú: Diseñan viviendas bioclimáticas

contra heladas en Puno


Las viviendas bioclimáticas utilizan los recursos del clima y un diseño
adecuado para obtener confort térmico necesario para la vida cotidiana
de las familias.
Este modelo propone el uso de materiales locales para atemperar las
viviendas y hacerlas sismoresistentes.

En el Perú hay poblaciones andinas que viven en zonas de gran altitud, entre 3,800 y
5,000 msnm. Allí, los cambios de temperatura entre el día y la noche suelen ser radicales.
La diferencia puede llegar a ser de hasta 30 grados en solo doce horas (-20°C / +10°C).
También son comunes los vientos gélidos provenientes de los glaciares, y fenómenos
como granizadas, heladas y extrema radiación solar. Los pobladores asentados en zonas
altoandinas, como Puno, deben soportar —además de un clima inclemente y una
geografía agreste, con pocos recursos naturales y escasa vegetación— la escasez de agua
y la imposibilidad de realizar labores agrícolas en los meses secos.

El cambio climático es un factor de riesgo que se añade a las otras


vulnerabilidades porque influye en las estaciones provocando temperaturas más
extremas, sequías y más. De otro lado, la lejanía de centros poblados y servicios
básicos, la falta de infraestructura vial y de comunicaciones, añaden riesgos
relacionados con la salud. Por eso nos pareció que era urgente actuar en el rubro
de la vivienda en zonas de heladas y encontrar soluciones aplicables y replicables
por los propios pobladores, con materias primas que tengan a manoSofía Rodríguez
Larraín
Líder del Proyecto

El confort térmico se define como un grado de bienestar que permite a las personas
desarrollar actividades cotidianas, como dormir, estudiar, reunirse, etc. sin la interferencia
que causan el frío o el calor excesivos. Es una condición óptima de temperatura y
humedad para la vida saludable. El confort térmico evita contraer enfermedades dentro
de la vivienda, y en caso de enfermedad, propicia un espacio saludable para la
recuperación de la salud. Esto puede lograrse con artefactos que generan calor (pero
ocasionan un costo permanente) o mediante un diseño bioclimático pasivo (que implica
una única inversión).

En este caso estamos trabajando con poblaciones en estado de pobreza y extrema


pobreza, por eso nos propusimos plantear una solución sin artefactos. Es decir,
nuestro proyecto se basa en aislar la vivienda del frío exterior y evitar la pérdida
de calor interior, mediante un buen diseño de la misma y usando materiales de la
zona que ayuden también a capturar calor por acumulación de la radiación
solarSofía Rodríguez Larraín

Líder del Proyecto

Una de las primeras tareas del equipo de especialistas fue estudiar cómo construyen sus
viviendas las personas de la zona e identificar por qué llegaron a esas soluciones, en gran
parte heredadas y, en menor parte, modificadas. Encontraron que las “cabañas”, como los
pobladores llaman a sus casas, son de piedra, con poco barro en las juntas, y que
originalmente los techos eran de ichu, un tipo de pasto que crece en la altiplanicie andina.
En los últimos años los techos han ido siendo reemplazados por calaminas y eso
es lo que hace a las viviendas tan poco adaptadas al lugar y poco confortables.
Con ese tipo de techo se genera más frío (o más calor) que afuera. Registramos
que incluso se llega a temperaturas bajo cero dentro de la vivienda. Agrava la
situación, la lluvia y el granizo, tan frecuentes en esas alturasSofía Rodríguez Larraín
Líder del Proyecto

En el curso de la investigación se estudiaron viviendas de toda la zona de Puno, el lago


Titicaca y las montañas del altiplano por encima de los 3800 y hasta los 5000 msnm. El
equipo también visitó los sitios arqueológicos y coloniales para estudiar las soluciones
constructivas y su relación con el territorio. “Hemos entrevistado y conocido a muchas
personas que nos han aportado lo que no encontrábamos en libro alguno. Y es que el
hábitat altoandino no ha sido investigado por arquitectos e ingenieros. Existen muchos
estudios sociales sobre comunidades alpaqueras o sobre la alpaca en sí desde las ciencias
agropecuarias, pero no desde la arquitectura”, sostiene la arquitecta Rodríguez Larraín.

Uno de los hallazgos en campo más valiosos fue la recuperación del uso de la totora para
las viviendas. Verificaron que la totora (Schoenoplectus californicus), un junco que crece
desde el nivel del mar hasta los 4000 metros de altitud, tiene altísimas propiedades
aislantes, “muchísimo más que el adobe, que es de uso común en las viviendas actuales”,
señala la arquitecta. “Encontramos también que la totora se utilizaba en Puno,
antiguamente, para forrar las paredes y los cielos rasos de las casas en la ciudad”, apunta
Rodríguez Larraín.

Los pobladores de los Andes utilizan colchones de totora, llamados q'esanas,


justamente porque los aísla del frio y de la humedad del suelo. Y eso es lo que
propusimos recuperar para las viviendas. No hemos inventado nada. La novedad
es el cambio de uso que le hemos dado. Con la ventaja adicional de que se trata
de un elemento común en la zona, fácil de transportar por su poco peso, y por ende
accesible a la economía familiarSofía Rodríguez Larraín

Líder del Proyecto

En agosto de 2016, miembros del equipo de investigación pasaron la noche en la vivienda


piloto construida en Orduña, Puno, realizando mediciones en la tarde, noche y
madrugada. “Los resultados fueron muy alentadores: la temperatura interior no bajó de 7
grados durante la noche, aún cuando la temperatura exterior era de menos 10 grados
centígrados. Comparamos esas mediciones con las realizadas esa misma noche en
viviendas del caserío, donde registramos menos 3 grados al interior de la misma”, explica
la arquitecta. Añade que seguirán haciendo más mediciones de temperatura, radiación
solar, vientos y humedad en el exterior de la vivienda modelo, usando una estación
meteorológica. Las mediciones internas se harán con un dataloggers, que es un artefacto
electrónico cuyo sensor registra datos en un lapso de tiempo y/o locación.

Este proyecto, además de proponer mejores soluciones para el confort térmico de las
viviendas, busca establecer una metodología para la transferencia de tecnologías a los
pobladores y autoridades del gobierno local, regional y nacional. Rodríguez Larraín
afirma que incluso el Programa Nacional de Vivienda Rural del Ministerio de Vivienda
(PNVR), ha cometido errores en las viviendas que intervinieron en esas zonas.
Térmicamente no funcionan. Hace más frío en los cuartos nuevos que en la casa
antigua. Y es porque se ha colocado un techo con aislamiento de tecnopor que no
permite ganancias de calor por radiación solar. Además, el uso de materiales no
locales implica un gran costo en transporte para los usuarios. El uso de concreto
en los cimientos de esas habitaciones y del tecnopor hace que la solución del
PNVR no sea replicable por los pobladores. Otro error es que esas viviendas se
han hecho con un timpano de adobe muy pesado, suelto, sin amarre a la
estructura, que en caso de sismo es un peligro para las personasSofía Rodríguez
Larraín
Líder del Proyecto

En la propuesta que lidera la arquitecta se ha considerado la seguridad antisísmica. Bajo


el mismo principio de usar materiales accesibles y fáciles de poner en obra en cualquiera
de estas zonas del país, durante dos años el equipo desarrolló una tecnología que asocia
materiales, insumos y técnicas locales de construcción con las últimas investigaciones de
sismoresistencia en ingeniería de la PUCP.

Los refuerzos ensayados a través del amarre de las estructuras de adobe con
mallas de soguilla de nylon (driza), han demostrado su capacidad de sostener los
muros y techos en los ensayos del laboratorio de simulación sísmica. La soguilla
cumplió con las condiciones requeridas por la replicabilidad del proyectoSofía
Rodríguez Larraín
Líder del Proyecto

Esta solución de reforzamiento de sismorresistencia se basó en la tecnología investigada


en las tesis de la cátedra Fisuras 4: “Reparación de grietas y reforzamiento de muros de
adobe con materiales compatibles”, de la facultad de Ingeniería Civil de la PUCP, en
particular la tesis de maestría de los ingenieros Carlos Sosa y Jonathan Soto, en 2013,
asesorados por los ingenieros Julio Vargas Neumann y Marcial Blondet.

Procedimos a reforzar una vivienda (local comunal) de la zona de Orduña y a


construir un prototipo de vivienda nueva. Las obras se realizaron en base a la
modalidad de obra-taller con implementación de talleres participativos teóricos y
prácticos en los que fueron capacitados 24 comuneros (mujeres y hombres). Cada
uno recibió un certificado de Promotor Técnico para la Construcción de Viviendas
Seguras y Saludables, otorgado por el Centro de Investigación de la Arquitectura
y la Ciudad (CIAC), del Departamento de Arquitectura de la PUCPSofía Rodríguez
Larraín
Líder del Proyecto

La estrategia es generar educación para la prevención capacitando a pobladores como


constructores y autoconstructores en técnicas mejoradas, reparación y construcción
nueva. El impacto ambiental de la propuesta dependerá de cuánto se masifique la réplica
de la tecnología propuesta, asegura la arquitecta. “La totora actualmente es subutilizada,
de hecho se queman totorales cada año generando un daño ambiental considerable. Solo
en lo que va de este año se ha quemado 2000 hectáreas de totorales según fuentes de la
Reserva Natural del Titicaca”, enfatiza.

Este proyecto va a generar diversos impactos. El uso de totora para la construcción de


casas térmicas en las comunidades del Lago tendrá indudables efectos económicos y
sociales. Los comuneros capacitados pueden replicar la tecnología en obras de
construcción privadas o públicas y ya han empezado a formalizarse. En cuanto a los
impactos tecnológicos, se ha producido un modelo de tecnología para la construcción de
edificaciones térmicas y sismoresistentes, con un plan de transferencia tecnológica.

Así es como en el Perú hacemos ciencia e innovación tecnológica para el desarrollo del
país.

http://cienciactiva.gob.pe/ciencia-al-dia/cientificos-utilizan-tecnicas-naturales-para-mejorar-
la-produccion-del-frijol-peruano-3
‘Casitas calientes’ para las familias que viven en zonas altoandinas
Son más de 3 mil viviendas térmicas que protegen la salud y la vida de las familias
que viven en las zonas altoandinas de nuestro país, especialmente a niños y ancianos
que son los más vulnerables a las bajas temperaturas.

09 de enero del 2019 - 6:28 PM

Redacción

Ya son más de 3 mil 199 viviendas térmicas que protegen la vida de las familias que viven en zonas
altoandinas. | Fuente: Andina

Son muchos los niños y ancianos que sufren día a día debido a las bajas temperaturas. Con el
objetivo de proteger la salud y la vida de las familias que viven en los poblados de la sierra,
el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social(Midis), a través del proyecto Mi abrigo de Foncodes,
crearon las “casitas calientes” o viviendas térmicas, que aprovechan la energía solar.
Se trata de casas térmicas que utilizan la tecnología del muro “trombe” que permite acumular calor
por energía solar. | Fuente: Andina

Se trata de casas térmicas que utilizan la tecnología del muro “trombe” que permite acumular calor
por energía solar, elevando la temperatura de los dormitorios de los hogares rurales,
especialmente en las noches y madrugadas. Este sistema expulsa el aire fío del interior mientras
ingresa aire caliente, elevando la temperatura entre 10 a 15 grados centígrados al interior del
hogar.

Asimismo, la habitación es mejorada con la instalación de piso de madera, doble puerta y ventana,
y un techo tipo cielo raso de tela arpillera revestida con yeso. De esta manera, se evita la fuga del
calor por 8 a 10 horas.

Las ‘casitas calientes’ son acondicionadas respetando los factores culturales y de edificación
original. Sobre las mismas paredes de piedra o adobe que tienen las familias se coloca paneles de
policarbonato, y a través de unos tubos en la pared se filtra el calor hacia el interior de la vivienda.
Las ‘casitas calientes’ son acondicionadas respetando los factores culturales y de edificación
original. | Fuente: Andina

Un proyecto accesible que beneficia a miles de familias

Ya son más de 3 mil 199 viviendas térmicas que protegen la vida de las familias que viven en zonas
altoandinas, especialmente a niños y ancianos, que son los más vulnerables a las bajas
temperaturas.

Estas casas son de bajo presupuesto y accesibles para muchas familias, pues el objetivo principal es
brindar calidad de vida a las familias más vulnerables de la sierra.
Este sistema expulsa el aire fío del interior mientras ingresa aire caliente, elevando la temperatura
entre 10 a 15 grados centígrados al interior del hogar. | Fuente: Andina

Los usuarios de estas viviendas han sido capacitados y entrenados para manejar y dar
mantenimiento al muro “trombe” durante el día y la noche, para el buen funcionamiento del
sistema.

En una primera instancia, se instalaron las casas en centros pobladores rurales de las regiones
Apurímac, Cusco y Puno, luego se expandió a Tacna, Moquegua, Arequipa y Huancavelica, y ahora,
su cobertura llegó hasta las comunidades de Áncash, Ayacucho, Huánuco, Junín y Pasco.

https://www.archdaily.pe/pe/800044/primer-lugar-concurso-internacional-refugios-contra-el-
friaje-en-zonas-alto-andinas-roberto-luna-raul-fernandez-y-alejandro-zamudio

https://www.archdaily.pe/pe/02-332732/nave-tierra-la-casa-autosustentable-de-michael-
reynolds-en-argentina

https://www.paginasiete.bo/gente/2014/4/12/primera-vivienda-ecologica-construye-
18656.html

https://innovateperu.gob.pe/investigacion-y-desarrollo/item/1606-viviendas-economicas-
capturan-el-calor-y-protegen-del-friaje

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