deportes con más espectadores de la región. La historia de esta actividad física en el país se remonta desde principios del siglo XX. Ya que fue en aquel entonces cuando fue traída desde el extranjero para volverse la pasión de muchos guatemaltecos. Origen Todo comenzó en el colegio Saint George’s en Surrey, Inglaterra. Cuatro guatemaltecos jugaron fútbol contra el equipo The Georgian’s, de Londres, durante 1896 a 1901. Estos guatemaltecos fueron Delfino Sánchez Latour, Eusebio Murgalos y los hermanos Jorge y Carlos Aguirre Matheu. Se sabe que al primer partido, celebrado un 14 de septiembre de 1902, en el campo de lo que hoy es el Hipódromo del Norte, al que llegó un gran público. Muchos eran amigos y parientes, pero otros eran curiosos de conocer el nuevo deporte. Uno de los primeros partidos de fútbol celebrados en Guatemala en 1902. (Foto: Guatemala de antaño) Según una teoría, se tiene conocimiento de que los hermanos Sánchez Latour se reunieron el 23 de agosto del mismo año en casa de Juan Francisco Aguirre y Asturias en la Ciudad de Guatemala. Luego, en dicha reunión quedó fundado el primer equipo de fútbol con el nombre Guatemala Foot Ball Club. Posteriormente, el domingo 15 de noviembre de 1903, espectadores se reunieron a observar el encuentro deportivoen donde sobresalieron los jugadores por llevar los distintivos blanco y azul, en honor a la bandera. De hecho, esta fue la primera vez que se vinculó el fútbol con el país. La siguiente ciudad a la cual llegó el fútbol fue en Quetzaltenango. Se estableció el Quetzaltenango Foot Ball Club en mayo de 1906 y el domingo 27 de mayo ya se realizaba el primer partido del departamento. Datos curiosos El 6 de septiembre de 1903 se formó la primera directiva que manejaría una verdadera organización de fútbol. Los asistentes se reunieron en uno de los salones del Gran Hotel, a donde asistieron todos los jugadores del Guatemala F. C. Existen referencias a la práctica del fútbol que se remontan a un partido efectuado el 18 de octubre de 1903 en los llanos frente a Villa Linda. Finalmente, la vinculación entre el deporte y el nacionalismo se comenzó a dar en Quetzaltenango con la noticia de que la municipalidad mandó a elaborar medallas en 1906. Estas estaban destinadas a premiar los partidos de fútbol que se realizaron en la celebración del 15 de septiembre, la Independencia de Guatemala. Cuidados Maternos Los cuidados maternales influyen en el desarrollo del cerebro de los descendientes, pero, ¿de qué manera? Científicos del Instituto Max Planck de Investigación Médica de Alemania han demostrado que la atención materna puede potenciar, en el cerebro de crías de ratón, los efectos de un neurotransmisor implicado en procesos fisiológicos y del comportamiento. Como resultado, crías bien atendidas durante las primeras semanas de vida, resultaron ser menos ansiosas y seguras que crías que no recibieron atención materna intensiva. Los cambios cerebrales propiciados por el cuidado de las madres fueron permanentes. os cuidados maternales influyen en el desarrollo del cerebro de los descendientes pero, ¿de qué manera? Científicos del Instituto Max Planck de Investigación Médica de Alemania han conseguido constatar que la atención materna provoca, en los cerebros de crías de ratón, un mecanismo químico específico, y que este mecanismo afectaría al cerebro incluso en la edad adulta.
Según publica el Instituto Max Planck en un comunicado, la clave de este proceso
está en un neurotransmisor concreto: el llamado neuropéptido Y (NPY).
Este neurotransmisor ha sido asociado a varios procesos fisiológicos cerebrales,
como la memoria o el aprendizaje. Además, El NPY, que es la hormona peptídica más abundante del sistema nervioso central, está implicado en otros procesos, como la gestión del estrés, el desarrollo del comportamiento ansioso o la regulación del peso corporal. Por tanto, este neuropéptido juega un importante papel en una serie de enfermedades mentales, como el trastorno por estrés postraumático (TEPT) o el trastorno de ansiedad. Efecto cerebral perdurable En el cerebro, el NPY se une a diferentes puntos de las neuronas conocidos como “receptores NPY”. Estas uniones activan cascadas de señales relacionadas con el control de diversas funciones físicas. Pero el efecto del NPY en el cerebro de crías de ratón no es siempre el mismo: en un experimento realizado con ratones por el grupo de Rolf Sprengel del Instituto Max Planck, los científicos demostraron que dicho efecto depende de cómo las crías hayan sido atendidas por sus madres en las primeras tres semanas de vida. Los investigadores constataron, más concretamente, que los cuidados maternos influyen en la formación de receptores NPY en el sistema límbico, que está constituido por varias estructuras cerebrales y que gestiona respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. El sistema límbico está relacionado con la memoria, la atención, los instintos sexuales, las emociones (por ejemplo placer, miedo, agresividad), la personalidad y la conducta. A nivel del comportamiento, los ratones que habían recibido pocos cuidados de sus madres al inicio de sus vidas resultaron ser adultos más ansiosos y delgados que otros ratones que sí que habían recibido una atención materna intensiva al nacer y durante sus primeras semanas de existencia. Según explica el propio Rolf Sprengel: “Fuimos capaces de demostrar que los cuidados maternos aumentan la expresión del receptor del neuropéptido NPY en el sistema límbico de los animales jóvenes. Este mecanismo asegura su desarrollo saludable a largo plazo”. Impacto sostenido Los efectos positivos del cuidado y de las atenciones maternas fueron evidenciados por el hecho de que las crías de ratón estudiadas ganaron peso más rápidamente y mostraron mayor valor en experimentos posteriores sobre su comportamiento, que los roedores que habían recibido menos calor y atenciones después de nacer. Para el estudio, los científicos utilizaron ratones recién nacidos a los que se les habían desactivados los receptores neuronales del NPY de manera selectiva. Estos ratones fueron criados por madres que presentaban distintos comportamientos hacia las crías. Uno de los grupos de madres pertenecía a una variedad que cuida de manera ejemplar a sus descendientes. Estas hembras pasan mucho tiempo con sus crías, las alimentan con frecuencia y, además, les proporcionan un contacto físico intensivo. En el sistema límbico de los ratones que crecieron con estas madres, se formaron nuevos receptores neuronales para el NPY. Otro grupo de hembras fue programado para darle menos atención a las crías. En este caso, el número de receptores neuronales para el NPY en los jóvenes ratones no se incrementó, señalan los investigadores. Este hallazgo ayuda a comprender mejor cómo las experiencias vividas al nacer pueden afectar a cualquier organismo posteriormente, en su edad adulta. Según Sprengel: “Los resultados de este estudio demuestran cómo el cuidado maternal y la atención tienen un impacto sostenido en la química del sistema límbico”. En consecuencia, el comportamiento maternal puede influir en las emociones y en la constitución física de los descendientes para siempre.