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Una vez más, la industria electoral vuelve a exhibir su obscenidad manipuladora. Una
vez más, empuña un grosero disimulo de las causas orgánicas que han patentado las
dolencias y desventuras populares. Ningún exponente de la ya rancia política tradicional
apelará a la verdad histórica, todo lo contrario, la encapuchará bajo una semi sonrisa
teñida de cinismo y falsedad. Se intentará ocultar lo inocultable: la persistencia de un
dilatado período de crisis –global y crónica-, iniciado con el terror dictatorial, afianzado
con la ofensiva neoliberal de los ‘90 y agudizado por la hecatombe financiera de hace mas
de una década.
En documentos anteriores hemos señalado que el concepto mas apropiado para una
caracterización de la realidad santafesina es el de “territorio de emergencias”. Un colapso
integral se expande sobre las áreas básicas de nuestra vida material: salud, educación,
trabajo, medio ambiente, alimentación, género, seguridad, vivienda, sistema hídrico,
justicia, cárceles.
Una cotidianeidad de penurias, de descarte social, de violencia exacerbada y muerte
revelan – patéticamente- la continuidad del proceso regresivo instalado por el
neoliberalismo, primero en clave dictatorial y luego bajo el formato de los sucesivos
gobiernos civiles que se sucedieron. La fórmula ensayada por los elencos estatales desde
el ’83 hasta nuestros días ha sido la de la indiferencia ante los dramas estructurales de
nuestro pueblo, el control social y la criminalización ante las rebeliones y las urgentes
demandas, la impunidad. Como contrapartida, han sostenido una planificada política
estatal para favorecer la fluidez y la dinámica concentradora, para conferir privilegios de
todo tipo en favor de los “vencedores del modelo” y diversidad de reaseguros para su tasa
de ganancia.
En medio de esta pornográfica emergencia, el esmero vital de las clases dominantes y sus
representaciones políticas se asienta nuevamente en el modelo de democracia reinante.
Verdadera ingeniería mercantil, fraudulenta, promotora de la desideologización, de la
privatización y el elitismo. El variopinto carrusel de “ofertas” se servirá de la
manipulación mediática y de “consultoras” colonizantes suscitando debates tan falsos
como sus encuestas. Circulan una variedad de operaciones multicolores y la “dictadura
de la imagen” machaca hasta el hartazgo. Allí, bajo ese formato propagandístico, el
establishment renovará todos sus intentos de hallar un escape político a sus laberintos
de crisis. Procurará así, encubrir y distorsionar los debates estructurales, venderá humo
con sus spots de mercado para captar consenso pasivo y auxiliará a la gobernabilidad
burguesa.
Desde el 2015, el mapa comicial de la provincia reconoce la consolidación de una
Trinidad Conservadora y Manodurista. Progresistas, Pejotistas y Macristas para nada
ocultan su apologética defensa sobre el modo de producción imperante: primarización
biorentista, concentración y extranjerización económica, imperio de la especulación
inmobiliaria, renta financiera indemne, flexibilidad, precariedad e inseguridad laboral,
desempleo, pobreza e indigencia creciente. También, muestran similitud de enfoques
dentro de la creciente derechización en el terreno de las concepciones para las políticas
de seguridad pública.
Pretendemos no pecar de pereza intelectual y afirmar que “son lo mismo”. Pero al mismo
tiempo, nos resistimos a cierta analítica oportunista que presenta a los matices de
gestión o estilo estatal como si se trataran de rupturas antagónicas. En otras palabras,
nuestra caracterización sobre la “trinidad santafesina” la proyectamos desde la certeza de
que estamos en presencia de una tríada de fuerzas políticas cómplices y emparentadas
con la continuidad del plan maestro extractivista, especulativo y criminalizador vigente
desde hace tiempo.
Vayamos al grano analítico.
“Hay una frase que me marcó en algún momento, que fue muy fuerte. Cuando Obeid me
convocó para ser vice-gobernadora me dijo: no es tiempo para tibios…. Y esa frase a mi me
resuena” (video publicado en su facebook personal).
Resultaría una obviedad afirmar que esta infanta angelical del pejotismo es producto e
impronta del discurso obeidista. A confesión de parte….. Pero ocurre que la pulcra y
refinada arquitecta representa algo más que una incondicional recolectora de frases del
ex gobernador.
Invirtamos un poco de tiempo en repasar su itinerario político.
Funcionaria municipal en tiempos del mutante-menemista Héctor “Tigre” Caballero (el
que se ufanaba de usar calzoncillos rojos para ver partidos de fútbol con Carlos Menem),
y funcionaria provincial en la administración de Reutemann entre 1999 y 2003.
Resulta casi una faena arqueológica rescatar alguna pieza mediática que refleje un
enérgico cuestionamiento de la infanta hacia las masacres del neoliberalismo menemista.
Nada. Y no resultó para tibios esa etapa!!!!
¿Alguien la vio portando una pancarta por Pocho Lepratti y los asesinados del 2001?
¿Alguien percibió algún gesto político con los inundados por la riada del Salado? ¿Se
supo alguna vez cual era su opinión sobre la ofensiva privatizadora contra el Banco
Provincial? ¿Conocía el macabro ranking de la policía provincial sobre torturas y muertes
por el gatillo fácil? ¿Despotricó contra el emporio agroexportador y sus nefastas
consecuencias? ¿Cuestionó el discurso anti-obrero y chantajista contra los maestros
provinciales de la Ministra de Educación de su gobierno Carola Nin? (si, la que encabeza
la lista de precandidatos a Concejales en Rosario) ¿Ante la renuncia de Nin, se opuso a la
designación de Adriana Cantero como titular de esa cartera, una de las persona mas
comprometidas con los nefastos propósitos de Ley de Educación Federal?.
¿Conoció que el ex suboficial del Destacamento de Inteligencia Militar 122 de Santa Fe,
Nicolás Correa, fue el número dos de la Subsecretaría de Seguridad Pública de la
provincia durante los cuatro años del primer gobierno de su “maestro” Obeid?
"Sinceramente desconocía estos antecedentes” respondió el “turco” ante las preguntas de
la prensa.
¿Advirtió como vicegobernadora que el ex subsecretario de Seguridad Pública del primer
gobierno de su “mecenas” Obeid, el teniente coronel (r) José Bernhardt, fue confirmado
en su gobierno como subsecretario de Emergencias provincial?. Bernhardt fue jefe del
Destacamento de Inteligencia Militar 122 y los sobrevivientes lo señalan como el oficial
que durante el terrorismo de Estado trasladaba a los detenidos ilegales de Santa Fe hasta
el centro clandestino que funcionaba en Granadero Baigorria, “La Calamita”. Ambos
represores, fueron denunciados por querellantes en las causa de lesa humanidad.
"Siempre tuvieron protección política", recordó el sobreviviente Canteli.
La directora de Asuntos Internos del gobierno Obeid-Bielsa, Leyla Perazzo, dijo: "No sé de
dónde Canteli saca esos datos, no son las referencias que yo tengo". Un molesto ministro
de gobierno, Roberto Rosúa, amenazó con querellar a Canteli y defendió a tan meritorios
funcionarios: "A mí no me consta que Bernhardt y Correa hayan sido represores. Y no creo
que esa imputación afecte al Ministerio de Gobierno, en todo caso en el plano personal el
propio subsecretario ya me ha pedido que haga una investigación".
La “doctora” Perazzo, que estuvo a cargo de la policía de menores de Rosario durante los
sanguinarios tiempos de Feced y se la señala como una “operadora” que tramitó “el
destino” de casi cien niños nacidos en cautiverio, fue premiada con la titularidad de la
Policía provincial.
El 27 de octubre de 2006, cuatro querellantes y denunciantes de delitos de lesa
humanidad: Daniel García, Alba Sánchez, Amalia Ricotti y Jorge Pedraza, presentaron a
Rosúa más pruebas sobre el paso de Bernhardt por el Batallón de Inteligencia 601 y la
Escuela de Inteligencia, donde se graduó "con calificaciones cercanas a los 100 puntos en
Actividades sicológicas (84 puntos), Información político social (87) e Información sobre
ideologías totalitarias (91 puntos)". En medio del escándalo el “tutor” Obeid salió a
respaldar a su amigo Bernhardt: "Es un hombre de mi total confianza".
Exaspera el silencio de la arquitecta. Y no le pedimos peras al olmo: cualquier
“progresista” -que se precie de tal- podría ejercer cierta patraña discursiva, hacer gala
demagógica y ensayar una falsa “autocrítica” (como ciertos políticos profesionales
acostumbran). Ni siquiera esa habilidad de políticos burgueses.
La conclusión inevitable sobre semejante mudez radica en que la refinada arquitecta
avaló integralmente la continuidad post-reutemanista del último gobierno de Obeid,
bregando por el retorno a la normalidad de las instituciones sacudidas por el “que se
vayan todos”, asegurando la continuidad del modelo biorentista delineado por las
agroexportadoras y la Bolsa de Comercio, ajustando y precarizando a los trabajadores
públicos, y procurando impunidad para Reutemann y su gobierno. En eso consiste su
único y verdadero recorrido.
Y su retorno electoral se produce bajo matrices recicladas. Su patente Obeidismo de Siglo
XXI alterna presencias tanto de garantistas (Bruera) como defensores de la Tolerancia
Cero (Giuliano-Daniele), defensores de De Vido (Frana) con burócratas enriquecidos
(Leoni), señorío feudal conservador (Capitani), un out sider mediático (Lewandosky) y la
inefable Carola Nin.