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La noche del lienzo

Todo el tiempo esperé este momento, cuando integraron mi cuerpo, bien tensada
la tela, y después alisada con fuerza para recibir la imaginación y creatividad de mi
destino para siempre.
Esta noche recibiré el color de mi nuevo creador, no, no es el que junto la tela, la
madera y cubrió mi superficie para estar de un blanco puro. Mi creador será aquel
que plasme en mí sus pensamientos, su creatividad. Algunos de mis hermanos no
han corrido con mucha suerte pues los adquirieron para una academia, con
aprendices de pintura. Tristemente quedaron para siempre con trazos sin ton ni
son; verdaderos engendros para la vista. Yo espero que tenga mejor suerte…
aunque no albergo demasiadas ilusiones, me ha comprado un pintor pobre, medio
lunático al que el dueño de la tienda maltrató pues siempre le debe dinero por
lienzos y oleos.
Todos somo franceses pero mi nuevo dueño y quizá mi creador es holandés, otro
punto en contra, ¡ay de mí! Cada vez me encuentro más y más desconsolado.
Ahora mismo veo por la ventana el sol pero parece un manicomio, empiezo a
sospechar que terminaré en el basurero.
Todas las fibras de mi ser ahora mismo están vibrando de emoción y a la
expectativa, mi dueño ha empezado conmigo, pero es de noche ¿no se supone
que la pintura es una actividad al aire libre y a pleno sol? Deseaba sentirlos en mi
cuerpo.
A lo largo de esta noche veo la luna y las constelaciones y siento en mí las
pinceladas, éstas parecen trazos magistrales, me emociona.
Mi creador ha estado entregado a su obra, desde las primeras horas de la tarde
hasta el aura durante toda una noche de insomnio, lanzándose a su sueño en el
cielo, perdiendo el sueño. No hizo esbozos, sólo se ha dejado llevar por su instito
y creatividad, ya lo siento en mí y ha creado una obra maestra.
Los críticos no me han valorado pero siento en mí parte de su genio, me llamo “La
noche estrellada”.

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