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«Hace una década compuse a la coral Valparaíso una obra sobre un poema de
Francisco Pino 'Esta tierra'. En aquella ocasión me dieron más poemas para elegir
y los guardé. Ahora les he escrito un tema sobre el poema de Jorge Guillén
'Meseta'. El verso de Pino era muy cuadrado, de carácter muy rural, sencillo,
bonito, y este Guillén es más complejo y la música también lo es».
La riña de Maruchi
Busto había sido adolescente con banda de rock y había compuesto canciones
«para guitarra y voz. Todos hacíamos el hippy, escribíamos canciones con letras
de Cristo, la paz, el no a la guerra se llevaban entonces y ahora también porque
siempre tuve inquietud por escribir». Luego lo intentó con la música coral. «Pero
no tenía formación, iba a mi bola. Escribía una canción y la llevaba al ensayo del
Coro Universitario. Había gente que solfeaba, entre ellos mi mujer, Maruchi, y
me decían lo malo que era. No sabía lo que hacía, tuve que ir aprendiendo,
haciendo oficio poco a poco, y le fui pillando el tranquillo», dice Javier Busto
quien atribuye a su «intuición, al gran repertorio que había cantado y escuchado»
su 'máster' en composición.
No sabe la razón del éxito de su música coral, «te vas haciendo más conocido
porque a la gente le gusta, aunque tampoco hago cosas complicadas. Tienen
cierta dificultad, pero para un coro que trabaje con un poco de sentido común son
cosas salvables que se pueden dominar con estudio. Ese es el objetivo».
Para editar su obra y distribuirla creó su propia editorial, Bustovega, con su
mujer al frente de la maquetación. «En España tenemos mentalidad de fotocopia,
es complicado vender partituras porque todo el mundo fotocopia. Personalmente
no he dado importancia a los derechos de autor porque no lo he necesitado para
vivir, pero sí he luchado por los profesionales. Hay compositores consagrados
que conozco que no componen para coros por esto. '¿Para qué perder el tiempo si
me lo fotocopian?', dicen. Eso molesta a los creadores».
Compone casi siempre a partir de un texto. «La inspiración no llega mientras vas
paseando por la playa, la musa no funciona así. Tienes que estar trabajando y
tengo tres o cuatro textos en la cabeza. Estoy sobre uno y me salen cosas que con
él no van pero sí con otro. No podría hacer una música y luego adecuar una letra,
como trabajaban los grandes compositores y los libretistas en paralelo».
Reconoce que hay poetas que lee cantando, el caso de Neruda, «es tan carnal, tan
vivo, tiene un ritmo interno fantástico. Sin embargo Lorca, que fue un gran
músico, me ha costado años poder musicarlo».
El Busto cantor fundó coros como Eskifaia, con premios en España y Alemania,
y el femenino Kanta Cantemus Korua, galardonado en Francia. Su labor como
compositor ha sido reconocida con varios premios, el último por la Universidad
del País Vasco y dos de sus trabajos están en el disco 'Spotless Rose', ganador de
un Grammy en 2008. Vuelve a la ciudad de sus «amistades más profundas. Aquí
(por Guipúzcoa) no tuve cuadrilla ni la echo de menos, los seis años de
Valladolid fueron de una intensidad arrolladora. Nos dio tiempo a todo, creo que
desde entonces he sabido repartir bien mi tiempo. Tengo muchos amigos allí».