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‘ouisyd WHOLOIA yoaLonsais ONIGNV OLNAIANVSNad Ta TAAOS SANOIXa Waa SAL Sue] PIAIIO. NOTA DEL EDITOR imo de nuestra época grave BIBLIOTECA VICTORIA CASTRO Quizé, los hombres siempre han sentido su época como un tiempo indigente, calamitoso o crucial, pues la vanidad humana es tan insondable como su propia fugacidad. Ello, pues, disculpe el narcisismo de sos- pechar que nuestra época no sdlo es grave sino que - después de varios mi- lenios - nos encontramos, otra vez, en un momento axial : en el comienzo de otra andadura civilizatoria. { Qué tarea le esté reservada al pensar - se preguntaba Heidegger -al final de |a filosofia ? ¢ A un pensar que ya no podré ser ni metafisica ni ea é que ya : ‘A.un pensar que tenga que dejar atrds, como la iinicamedida de la estancia del hombre en este mundo, una configuracién signada por la técnica, la ciencia y la industria ? ; A un pensar asfixiado por la subjeti- vidad y una rara guisa de tempo - centralidad ? ; A un pensar, ay, cuya til- sima ratio es la posibilidad de la total destruccién? espacio, donde al hombre le " morar poéticamente sobre la tierra ". Y si es cierto que la hombre es el lenguaje, es obvio gos, djerentes Combinatorias, para guarecer donde crece el,

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