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– Flecha: Altura del arco desde su línea de arranque hasta su clave. En un arco de
medio punto coincide el arranque con la línea de imposta. La posición de arranque varía
en función de la del centro.
– Luz o cuerda: Distancia o anchura máxima de un arco entre salmer y salmer o entre
imposta e imposta.
– Dovelas. Ya las hemos definido, pero nos queda distinguir sus tipos: salmeres
(primeras dovelas que apoyan directamente sobre la línea de imposta); clave (dovela
central del arco) y contradovelas (las que se disponen a los lados de la clave.
– Trasdós: Plano superior, externo y convexo del arco, es decir, la línea superior que
forman las dovelas. También se llama extradós.
– Riñón: parte entre el primer y el segundo tercio de la flecha que ejerce mayor presión
sobre la línea de imposta.
En cuanto a tipologías del arco, son diversas en función del criterio elegido:
SEGÚN LA FORMA. La forma varía según el número de centros o el arranque del arco.
Un solo centro.
Dos centros.
Apuntado. Consta de dos porciones de curva que forman ángulo en la clave y cuyo
intradós es cóncavo. Su luz depende del lugar donde se disponga el centro de cada
porción de curva. Los arcos apuntados tienen, a su vez, una división:
– A todo punto. Los centros coinciden con cada uno de los salmeres.
– Lancetado o lanceolado. Cada uno de los centros está fuera del dovelaje y la luz del
arco se hace menor.
En cortina. Es el arco de dos porciones de curva con centros exteriores que forman
ángulo en el vértice. Los lados quedan convexos.
– Deprimido o rectilíneo. Formado por dos cuadrantes unidos por una recta. Los
cuadrantes son prolongaciones de las jambas con dovelas en horizontal.
– Rampante o tranquil. Los dos arranques del arco están a distinta altura, igual que los
centros.
Múltiples centros
Carpanel. Puede tener tres o cinco centros, aunque son más frecuentes los de cinco
porque la rosca queda más circular. Uno de ellos queda por debajo de la línea de
imposta y con él se traza el segmento central. Con los dos centros que quedan
propiamente en la línea de imposta se trazan los segmentos de los bordes. La rosca del
arco es más lineal por la intersección de los tres segmentos.
Si tiene cinco centros, tres de ellos son iguales a los anteriores y los otros dos se sitúan
bajo la línea de imposta. Con ellos se forma el sector intermedio.
Puede haber, incluso, arcos conopiales de siete centros. Cuanto mayor es el número de
centros, más se parece este arco al rebajado. Presenta poca flecha.
Conopial. Tiene forma de llama o quilla invertida. Tiene cuatro centros: dos en la línea
de imposta para las ramas bajas y dos fuera del arco para las altas.
En gola. Tiene cuatro centros: dos sobre la línea de imposta, coincidiendo con los
salmeres en una línea imaginaria, y los otros dos exteriores. Tiene sus ramas formadas
por golas. Es poco utilizado, y tiene un carácter más decorativo que funcional.
Tudor. El más común de los arcos tudores tiene cuatro centros interiores, pero pueden
tener hasta 16. Sus ramas rematan en ángulo y tiene poca flecha.
Enviajados. Tiene los apoyos oblicuos respecto de su planta y las dovelas dispuestas
en oblicuo desde los salmeres.
Doblado. Es un arco al que se le sobrepone otro de mayor rosca. Puede tener función
estructural (aportar resistencia) o decorativa. El intradós y las dimensiones son
mayores.
Angrelado. El intradós está ornamentado a base de pequeños lóbulos que realizan una
labor de encaje, con elementos decorativos.
Ciego. Tiene tapiada su luz y una doble función: ornamentar el muro e impedir la visión
del interior del edificio. También descargan el muro de peso.
Torales. Cada uno de los cuatro arcos que sostienen los cimborrios en los cruceros de
las iglesias, formados por la unión de dos arcos formeros y dos fajones.
De entibo. Sirven para sostener o apuntalar una estructura y evitar desplomes. Todos
los arcos fajones entiban.
A monta caballo. Las dovelas que los forman configuran un cuerpo con las hiladas de la
arquitectura, como si fueran sillares.
BÓVEDAS
Turno de las bóvedas. Podemos definirlas como el espacio exterior que se crea cuando
se da una sucesión de arcos. Su ventaja sobre las cubiertas adinteladas es que cubren
grandes espacios con material de pequeño formato. Las clasificamos:
De cañón o media cañón. Se forma por la sucesión de arcos de medio punto. Pueden
ser de distinto tipo según el arco que se utilice: peraltada, rebajada… También las hay
apuntadas, resultantes de la sucesión de arcos de ese tipo. Las bóvedas pueden ser,
además, continuas o dividirse en tramos. En este último caso, los arcos fajones pueden
ejercer refuerzo en puntos concretos para aportar mayor consistencia, si la bóveda se
divide en tramos.
Otro tipo es la octopartita, que a la sexpartita añade otros dos nervios transversales.
La bóveda baída o vaída es una bóveda esférica sobre un tramo cuadrado cortada por
cuatro planos verticales y perpendiculares entre sí. Es semejante a un casquete
superior semiesférico, pero los lados se adaptan al tramo cuadrado y por eso están
cortados. Es muy empleada en obras públicas.
Las trompas son bovedillas semicónicas con el vértice en el ángulo de dos muros y la
parte ancha en saledizo. Transforma una planta cuadrada en poligonal, ya que añade
cuatro lados en chaflán por el interior del recinto.
Ilustraciones: Cátedra.