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Lejos de permanecer inmóviles y rígidos, los conceptos y las categorías de la lógica son flexibles, movedizos, son
reflejos adecuados de los procesos que se desenvuelven en el mundo objetivo. La lógica dialéctica exige que los
conceptos y las categorías estén ligados entre sí, estén en acción recíproca como los fenómenos objetivos que
reflejan. Lenin subraya que la dialéctica de los conceptos es la conexión e interdependencia de todos los
conceptos sin excepción y las transiciones mutuas entre ellos.
El carácter distintivo capital de la lógica dialéctica marxista, en relación con todas las teorías lógicas idealistas y
metafísicas, es la integración de la práctica en la lógica. Los conceptos y las categorías lógicas no pueden surgir
sino en el terreno de la actividad práctica que los engendra, y sólo la práctica establece su validez. Lenin indica
que “la actividad práctica del hombre tuvo que llevar a la conciencia humana a repetir millares de veces las
diferentes figuras lógicas para que estas últimas pudieran convenirse en axiomas” (Cuadernos filosóficos, Ed.
rusa). La lógica dialéctica es irrefutable, porque ella expresa la lógica objetiva del desarrollo de la vida misma. La
filosofía burguesa actual se alza contra la lógica científica, se ingenia en desfigurar esta lógica objetiva de la vida
porque ésta desemboca necesariamente en la substitución revolucionaria del capitalismo por el socialismo. Lo que
caracteriza a las tendencias y a las escuelas de la filosofía burguesa reaccionaria, es la defensa del alogismo, del
irracionalismo, del intuicionismo, la substitución del pensamiento lógico por el caos de las impresiones y de las
pasiones subjetivas, el culto de la espontaneidad, &c. La filosofía marxista denuncia como enemigos del
conocimiento humano a todos esos bravucones de última hora que pretenden liquidar la lógica científica.
Es indispensable para el legislador, que hace o fomenta la ley, Juez, Notario, registrador público, fedatario,
como los del S.R.I. y para el abogado, como profesional del Derecho.
Para el legislador: Al establecer la norma jurídica, deben inspirarse en los principios y leyes lógicas, tanto
para valorar y exponer la razón con motivo de ley, como también al articular, redactar y escribir.
Para el juez: También la norma debe ser lógica, el juez no puede actuar sin lógica en sus decisiones y fallos,
peor aún, contradictoriamente.
El 16 de noviembre en el Salón Azul tuvo lugar la exposición de Eugenio Bulygin, en el marco de una
actividad organizada por la Maestría en Filosofía del Derecho.
Tras la introducción por parte de Ricardo Guibourg, Eugenio Bulygin hizo alusión a la lógica deóntica o
la lógica de normas. “La lógica deóntica es una lógica del deber, por lo tanto, se ocupa de conceptos
normativos tales como prohibición, obligación, permiso, etc.”, añadió. De esta manera, señaló que esta
rama de la lógica tiene la peculiaridad de que casi desde el comienzo resultó un tanto extraña. “La
extrañez proviene del hecho de que la lógica, desde la época de Aristóteles, siempre se ha ocupado de
descubrir reglas o leyes que permitan de una proposición verdadera obtener otras proposiciones
verdaderas”, remarcó.
Bulygin añadió que Georg Henrik von Wright, en su primer trabajo, publicado en 1951, tranquilamente
acepta que las expresiones normativas tienen valores de verdad, es decir, son verdaderas o falsas, decir
que una conducta es obligatoria, permitida o prohibida es verdadero o falso. “Entonces él mismo dice en
un trabajo posterior que nunca le pareció problemática la posibilidad de crear una lógica de normas”,
subrayó. Dogmáticamente, sin cuestionar y sin formularse este problema, aceptó que las expresiones
como permitido p, obligatorio p, donde p es cualquier acción, tienen valor de verdad. “Con esto él creó una
lógica por analogía con las expresiones modales de verdad, necesario, posible, contingente, etc. Nunca se
formuló, por lo menos en aquel momento, el problema de cómo justificar las relaciones lógicas o las leyes
lógicas cuando se trata de expresiones que no son verdaderas ni falsas”, desarrolló Bulygin.
Efectivamente, él dice en un artículo posterior que esto es muy extraño porque siempre tuvo la idea de que
las normas no son ni verdaderas ni falsas y siguió con esta idea hasta su fallecimiento. Pocos años
después de publicar su artículo, Von Wright advierte que había pasado por alto un problema: el problema
de cómo justificar que entre las expresiones que denotan normas no hay verdad o falsedad, cómo justificar
las relaciones lógicas. “Una vez advertido el problema, él adopta varias soluciones. La primera, que
aparece en su primer trabajo Lógica deóntica, simplemente pasa por alto el problema. Declara que las
expresiones normativas son verdaderas o falsas y por lo tanto no ve problema alguno en justificar que
haya una lógica de normas”, resaltó.
Von Wright da un segundo paso, ya en el año 1963, al publicar el libro Norma y acción. “Es un libro muy
importante y que produjo gran impacto”, describió. Pero la solución en Norma y acción no parece viable, él
mismo reconoce que filosóficamente es insostenible. La idea era que las normas son una posible
interpretación de expresiones normativas. “Decir está prohibido fumar puede interpretarse de dos
maneras: descriptivamente o prescriptivamente. Interpretado prescriptivamente la expresión significa una
norma, una prohibición de fumar. Interpretada descriptivamente es una afirmación acerca de la existencia
de la norma que prohíbe fumar, son dos cosas distintas”, resaltó. La afirmación de que existe una norma
puede ser verdadera o falsa, pero la norma que prohíbe fumar no es ni verdadera ni falsa, como mera
prescripción no describe nada y no surge el problema de la verdad. “En consecuencia, Von Wright en este
libro elabora dos lógicas. Una lógica interpretada prescriptivamente, como normas; y una lógica
interpretada descriptivamente como un conjunto de proposiciones normativas”, adicionó. Al mismo tiempo,
en el libro advierte que la lógica de normas interpretada descriptivamente refleja ciertas propiedades
importantes de las normas mismas, sin explicar cómo es este reflejo, “cosa que también le pareció
filosóficamente insatisfactoria”. Bulygin comentó también queNorma y acción produjo fuerte impresión,
sobre todo en esta Facultad.
Posteriormente, el expositor hizo referencia a la distinción entre proposiciones normativas y normas. “La
negación de la proposición tal conducta está prohibida en la lógica de proposiciones normativas es
ambigua. Puede significar que hay una norma que no prohíbe esta conducta, esto quiere decir que esta
norma la permite, pero puede significar simplemente que no hay ninguna norma que prohíbe esta
conducta, y esto es muy distinto. Si no hay ninguna norma que prohíbe no se pudo concluir todavía que
está permitida, precisamente porque permitido es ambiguo. Permitidopuede querer decir que no hay
ninguna norma que prohíbe o puede querer decir que hay una norma que permite, y estas son dos
situaciones claramente distintas”, resaltó. De ahí la idea de los juristas que sostienen que el derecho
siempre es completo y que no hay lagunas en el derecho es claramente errónea. “Consiste simplemente
en no distinguir entre normas y proposiciones normativas. (…) La negación de la proposición está
prohibido fumar puede significar que no hay norma que prohíbe fumar o que hay una norma que permite
fumar, son dos supuestos diferentes”, finalizó.