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Beneficios del uso de sistemas robóticos en la medicina en el siglo XXI

¿Cómo pueden los robots mejorar las capacidades de un ser humano? ¿Qué tipos de ayuda
proporcionan al usarlos constantemente? Los robots son máquinas electrónicas capaces de
ejecutar actividades propias del ser humano consiguiendo resultados similares a los que un
hombre obtendría. Por esa razón, la robótica ha incursionado en ramas donde pueda ampliar
las capacidades y destrezas humanas. Una de esas ramas específicas es la medicina, la cual no
busca que el médico sea reemplazado por un robot, sino que este minimice las limitaciones
que el doctor posee. De ese modo, se podrán obtener grandes beneficios para los médicos y,
también, para los pacientes. En el siguiente texto, se abarcará de una forma más profunda los
beneficios del uso de los sistemas robóticos en la medicina, en el siglo XXI, ya sea en el
apoyo en las cirugías o en la asistencia a los pacientes.

Uno de los beneficios del uso de sistemas robóticos en la medicina, en el siglo XXI, es el
apoyo que ofrece en las operaciones quirúrgicas. En primer lugar, esto se da a través de la
asistencia de los brazos robóticos. Por un lado, se debe a que proporcionan una mayor
maniobrabilidad dentro del organismo, pues los brazos robóticos brindan los siete grados
articulatorios que las manos y muñecas humanas poseen. Esta libertad se había perdido, pues
el rudimentario instrumental quirúrgico solo proporcionaba cuatro grados de articulación, lo
que aumentaba el riesgo de realizar movimientos no deseados durante la operación. Por otro
lado, no se presentan problemas fisiológicos tales como el temblor o la sudoración de las
manos. A comparación de los humanos, los brazos robóticos no sufren de cansancio, poseen
una mayor precisión en sus movimientos, y son capaces de realizar su trabajo en la décima o
centésima operación con la misma efectividad de la primera. Un ejemplo es el sistema
robótico Da Vinci : “consta de tres brazos robóticos, uno de los cuales sujeta los instrumentos
quirúrgicos Endo Wrist que dotan al médico de siete grados de libertad articulatoria; además,
el sistema elimina el temblor del cirujano gracias a los filtros informáticos” (Villavicencio,
2006:3,4). En segundo lugar, el apoyo a las cirugías se da a través de la telecirugía, la cual se
define como el proceso de operar con el médico ubicado en un lugar remoto, ya sea en la
habitación contigua o a cientos de kilómetros del lugar de la operación, por medio de sistemas
robóticos o una interface hombre-computadora. Por ello, la telecirugía posibilita la realización
de operaciones en situaciones riesgosas donde el cirujano no esté a la disposición inmediata
del paciente, tales como un campo de guerra, bajo el mar o en un desierto. Además, gracias a
las conexiones satelitales se ampliará el poder de control del sistema, y la rapidez de
transmisión de imágenes e información. Existen casos reales que evidencian la efectividad de
la telecirugía, uno de ellos se realizó en septiembre de 2001 y se llamó “Cirugía Lindbergh”:
“el cirujano (JM) localizado en Nueva York-USA, realizó una colecistectomía laparoscópica a
una paciente de 68 años hospitalizada en Estrasburgo-Francia, con ayuda del sistema robótico
ZEUS” (Rodríguez, 2001).

Otro beneficio del uso de sistemas robóticos es la mejor asistencia médica que se ofrece a los
pacientes. Por un lado, se puede realizar a través de los robots de rehabilitación. Estos
inventos no solo ofrecen mejoras en las terapias físicas, sino, también, apoyan al paciente en
su rehabilitación emocional. Un ejemplo es el sistema robótico THERAPIST. Este asistente
robótico con capacidades sociales tiene como finalidad motivar al paciente durante la
realización de los ejercicios terapéuticos, ya sea indicándole la forma correcta de realizarlos o
incentivándolo a que lo haga mejor. Las ventajas de este robot, como todos los demás robots,
es que no padece de cansancio, ofrece formas naturales de interacción tales como gestos o
diálogos, y permite ofrecer al paciente una sesión terapéutica personalizada. Por otro lado, la
asistencia médica se efectúa por medio de las prótesis robóticas. En comparación con las
clásicas prótesis, estas nuevas versiones robóticas no solo ayudan a sustituir la parte del
cuerpo humano que ha sido dañada, sino también a mejorar sus funciones permitiendo una
mejor adaptabilidad del usuario a ellas. Poseen sensores que son colocados en el tejido
muscular y cuando el cerebro envía un impulso a estos músculos, los sensores captan la señal
y la envían de manera inalámbrica al sistema prostético y así este puede realizar la acción; por
ello, se dice que son controladas por la mente. A partir de estas actualizaciones, se puede
recuperar el control sobre el músculo y de ese modo evitar que se atrofie; además, puede
corregir el movimiento realizado para evitar la aparición de futuras lesiones por el uso de la
prótesis (Peralta, 2015).

En conclusión, el uso de sistemas robóticos, en el siglo XXI, apoya a la medicina en dos


ámbitos específicos. En la primera área, son las operaciones quirúrgicas las que reciben
apoyo, ya sea a través de la asistencia de los brazos robóticos o a través de la telecirugía. Los
pacientes son la segunda área asistida. En este ámbito, intervienen los sistemas de
rehabilitación y las prótesis robóticas como medios de apoyo. Finalmente, es necesario
considerar la importancia del uso de la robótica en la medicina, pues los robots son una parte
del contexto actual y, por ello, necesitan ser aceptados como algo común y cotidiano de la
realidad. Aceptando su importancia, se podrá ejercer una mejor administración sobre ellos y
no se perderá el control de su uso, evitando así que reemplacen completamente al médico.
Pero ¿Podrá el médico controlar al robot sin problemas? ¿Sera económicamente factible usar
robots? ¿Estará preparado emocionalmente el paciente para aceptar a un robot en vez de a un
médico?

Referencias bibliográficas

Registro bibliográfico Tipo de fuente


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