Está en la página 1de 4

Pontificia Universidad Javeriana

Pensamiento Sociológico Latinoamericano


Luis Felipe Hernández

La identidad, un eterno proceso latinoamericano

¿Cómo fue pensada e incorporada la tradición sociocultural de américa latina en el


pensamiento de la región del final del siglo XIX y comienzo XX?; al desglosar esta
pregunta se encuentra un punto muy controversial en el pensamiento sociológico
latinoamericano y es la tradición, si la entendemos como las costumbres de un
pueblo, encontraremos en esta pregunta una carga enorme de identidad, tanto de
raza como conjunto de naciones. Pero, si hablamos de sociología necesariamente
tenemos que hablar en términos de procesos, más exactamente de proceso
sociales. En estos procesos, hay etapas, y la tradición sociocultural latinoamericana
ha sido interpretada y reinterpretada durante dichas etapas, siempre cargada de
nuevos sentidos. Por ende para responder a esta pregunta, se hablará sobre el
proceso de identidad latinoamericana, en cual poco a poco se pasó de negar
nuestra tradición tanto indígena como española a pesar en ella como parte esencial
para el progreso de la región.

Entrando en materia, es necesario antes de hablar de identidad, poner sobre la


mesa un concepto muy ligado al proceso de identidad latino: el progreso. Y es que
no es para menos, bajo mi opinión nos encontramos ante el gran leitmotiv del
pensamiento latinoamericano; pensemos a éste como una gran obra literaria,
veremos que constantemente trata el tema del progreso, claro está no siempre de
igual manera, éste resulta ser un tema tan concurrido que termina haciendo parte de
la poética latina. Procederé a explicar mejor este punto, es necesario por más
evidente que parezca que entendemos progreso como una mejora o avance que
experimenta una sociedad o una persona para llevarla a un mejor estado. Basta
resaltar los procesos de independencia y revolución que las naciones latinas ha
vivido para evidenciar la necesidad buscar un mejor estado.

El problema en esta cuestión es ver siempre hacía los demás, nunca hacia
nosotros, américa latina ha estado viviendo bajo aquella sombra llamada tercer
mundo, constantemente subdesarrollados a comparación de los europeos y los
norteamericanos. La razón por la que tomó como respuesta el proceso de identidad
radica en que hasta la fecha, considero que seguimos a pies de los padres del
progreso, latino américa sigue mirando continuamente hacia europa, culturalmente
miramos con buenos ojos al latino que sale de casa hacia europa. Si bien
actualmente contamos con una identidad mucho más consistente, es recurrente en
los latinos el amor e interés hacia la cultura sajona en vez de mirar lo propio, sigue
dominando el primer mundo ante el tercero. Lo que me hace pensar, que
efectivamente aún seguimos construyendo nuestra identidad. Es un proceso de
larga duración. En el presente ensayo se plasmará las diversas concepciones que
se ha tenido sobre la identidad latinoamericana, enfatizando en los factores de la
tradición sociocultural latina.

“[...] ¡los árboles han de ponerse en fila, para que no pase el gigante de las siete
leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro
apretado, como la plata en las raíces de los Andes.” (Martí,1971,p. 26)

La presente cita de Martí en su texto “Nuestra América” expresa un punto muy


interesante en el pensamiento sociológico latinoamericano, y está relacionado
justamente con el gigante de las siete leguas, es decir Estados Unidos. La relación
entre éste y américa latina ha generado la necesidad de una reestructura latina,
donde hablamos ya en términos de una amenaza y la necesidad de unión entre
países hermanos defendernos del espíritu expansivo de aquel gigante, quien ya ha
conquistado no solo el territorio norte de México, sino que, en palabras de Martí, no
dudaría poner su bota sobre nuestras tierras para sacar provecho de ellas. Pero sin
quedarnos en una visión netamente fatalista, Estados Unidos representa a Europa
en América, la europa que los latinos añoraban ser. El positivismo es justamente
entra en juego en este contexto, Comte, es claro en decir que el principio del
progreso (y claramente estamos hablando de un progreso en términos industriales)
es necesario por medio de una reestructuración social, hay que ordenar para
progresar.

Teniendo esto en claro, vemos presente en los planteamientos de algunos


pensadores latinoamericanos la necesidad de hacer a latinoamérica los Estados
Unidos del sur, era necesario educar al pueblo, pero bajo la lógica europea y
estadounidense, llegando incluso al planteamiento de un “blanqueamiento” de raza,
la herencia española e indígena terminaria siendo en cierto punto la maldicion de
estas tierras. Y es que esta tesis se sustenta en que prácticamente los latinos,
sufren las consecuencias de ser la combinación de dos razas prácticamente
erradas. Resulta evidente, y no es extraño pensar que la identidad latina debía ser
erradicada, habrá que ser como los sajones. Bajo mi perspectiva es importante
poner sobre la mesa la cuestión de lo extranjero en el continente americano, y es
más, más específicamente en centro y sudamérica. Si hacemos un recuento
histórico, latinoamérica ha pasado por cambios de identidad muy drásticos,
Mariátegui bien expresa situación exponiendo la situación del imperio inca.

Nótese la importancia de la palabra imperio, hablamos de una civilización


sumamente poderosa, con posturas religiosas y lógicas de trabajo ya impuestas,
estamos hablando de un pueblo con un sistema económico muy similar al
comunismo, pues la tierra se trabajaba en términos comunales, no existe la
propiedad privada e incluso la ésta misma es parte fundamental en su identidad, es
la madre colectiva, de la cual nace no solo el hombre sino también lo necesario para
que éste sobreviva. Tras la colonia, se implanta una metodología de trabajo
completamente extraña para el pueblo inca, un sistema feudal, que si se piensa más
allá de la evidente explotación y esclavitud del indígena, encontramos una despojo
de la identidad del pueblo, pues su madre ha sido arrebatada, explotada apropiada
por extranjeros, lo que terminó en un proceso de desplazamiento de labores
completamente forzado, se pasa del agro a la mineria, trabajo el inca no
acostumbraba hacer, que generó la muerte de miles de indios, causa directa que la
exportación de esclavos (primero negros y luego chinos) al Perú. Tras esto, se
genera una independencia, pero no una independencia indígena, sino mestiza, que
termina estando muy ligada al modo de visión español.

Es evidente (y dejando de un lado una visión basada en el relativismo cultural) que


los términos tradición y progreso resultan ser completamente opuestos, mientras el
primero alude a las raíces, lo ya establecido y estático; luego encontramos en la
segunda una noción de cambio, ruptura, avance y movimiento; empecemos dando
por sentado que tradición está relacionado con todo lo acontecido previamente a la
independencia, es decir las tradiciones indígenas y las españolas, esto cobra
sentido si lo relacionamos con su contraparte (progreso) representado básicamente
por Europa y Estados Unidos. En este momento hemos fijado ya una idea de
jerárquica, entre naciones evolucionadas e involucionadas lo que para mucho
termina desembocando en un problema de razas, de educación y falta de
organización estatal. La doctrina positivista basa sus planteamientos en alcanzar
aquel progreso utópico, pero negando lo latino y pretendiendo ser europeo.

“Yo os ruego que os defendáis, en la milicia de la vida, contra la mutilación de


vuestro espíritu por la tiranía de un objetivo único e interesando. No entreguéis
nunca a la utilidad o a la pasión, sino una parte de vosotros. Aún dentro de la
esclavitud material hay la posibilidad de salvar la libertad interior: la de la razón y el
sentimiento. No tratéis, pues, justificar, por la absorción el trabajo o el combate, la
esclavitud de vuestro espíritu.” (Rodo, 1948, p. 52)

José Enrique Rodó, en su texto “Ariel” nos invita a reflexionar acerca del
conocimiento, más específicamente en un rasgo tan industrial del mismo como es lo
es especializarse en una sola tarea. Y es que, como lo indica la cita, la
especialización en una sola tarea es la negación de la misma esencia del ser
humano. Claro está Rodó se refiere a hecho de cultivar toda cualidad del ser
humano de igual manera, pero si analizamos la última frase, resulta evidente que la
enorme necesidad de copiar modelos extranjeros con el fin de jugar bajo las mismas
lógicas lo único que ocasiona es conflictuar más nuestra nuestra formación de
identidad. Pero a su vez, Rodó nos invita a recuperar lo nuestro bajo toda costa, lo
que lleva a la reflexión de que quizás el problema no radica justamente en la raza,
sino en las cuestiones políticas y económicas del entorno. Mariátegui, hace
justamente en esta reflexión, al hablar del problema del indio. Comienza este
justificando que el inca no es perezoso, pues es evidente que formaron un imperio,
ha fomentado un sistema económico bastante justo y de hecho efectivo de acuerdo
a sus necesidades. El problema del indio viene con la llegada de la colonia.
Aquí entramos en punto bastante interesante y de hecho, señala Mariátegui es la
diferencia entre los latinos y Estado Unidos, esto es el modo la mentalidad del
colonizador, pues mientras los sajones escapaban de un sistema con el que no
estaban de acuerdo, con el fin de seguir su modo de vida, los latinos tenían el
objetivo de explotar riquezas para la la corona. Mientras los sajones estudiaban el
nuevo terreno y sus habitantes, los latinos llegaron a imponer su modo de vida.
Anteriormente se habló de los estragos causando al pueblo inca, el problema del
pueblo, no era étnico, era de tierras, división de las mismas, pues el sistema feudal
impedía que éstos progresan, los mestizos y españoles tenían el control tanto
político como económico.

Vemos en Mariátegui una clara postura que intenta recuperar la tradición


sociocultural del inca, pretendiendo que se tome medidas frente al abuso cometido.
Esto también se evidencia en Martí “la vida debe ser diaria, movible, útil; y el primer
deber de un hombre de estos días, es ser un hombre de su tiempo. No aplicar
teorías ajenas, sino descubrir las propias.” (Martí,1971,p. 26) Resulta fácil de
interpretar y entender que en este punto el latino ha recobrado la importancia
necesaria en el pensamiento latinoamericano, si se busca un progreso se debe ver
desde la misma raza, en el entorno latino, en el día a día y sus mismas
necesidades.

Tras el recuento realizado, resulta evidente ver como la identidad latinoamericana y


en sí su tradición sociocultural se ha visto afectada por la necesidad del progreso,
desde un completo rechazo de la misma hasta llegar a planteamientos como los de
Mariátegui, Martí o Vasconcelos (con su concepto de raza cósmica, en la cual,
plantea que latinoamérica tiene las condiciones de ser la cuna de una quinta raza,
pues tiene la posibilidad de contar con representantes de las cuatro razas que le
preceden, con lo mejor de cada una de ellas.) La manera de ser incluida dentro del
pensamiento latinoamericano, es debido a la formación de identidad, pues todo
radica en el hecho de pensar nuestra realidad, no viendo en los estados ajenos, sino
dentro de nuestras mismas naciones, los problemas de cada nación son distintos,
por eso, Martí evidencia que la creación de códigos legales (base fundamental para
la creación de un estado, pues son sus leyes) deben ser diseñadas bajo las
necesidades del mismo pueblo. La tradición es parte de nuestra esencial latina y
negar esto resulta ser un error fatal, el camino al progreso proviene de solucionar
los problemas que se enfrenten en el presente y pasado.

Bibliografía

Rodó, José Enrique, (1948). Ariel. ESPASA-CALPE


Martí, José (1971). Nuestra América. Biblioteca Ayacucho

También podría gustarte